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La guerra informativa.



Ciudad Mito & Bienestar.

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Steven Forti es historiador y analista político. Profesor asociado en Historia contemporánea en la Universitat Autònoma de Barcelona e investigador del Instituto de Historia Contemporánea de la Universidade Nova de Lisboa. Miembro del consejo editorial de CTXT, Política & prosa e Il Mulino. Co-autor de "Patriotas indignados. Sobre la nueva ultraderecha en la Posguerra Fría" (ALIANZA, 2019) y autor de "Extrema derecha 2.0. Qué es y cómo combatirla" (SIGLO XXI DE ESPAÑA, 2021). En el artículo "Posverdad, fake news y extrema derecha contra la democracia" (NUSO Nº298, 2022) parte de la definición de posverdad del Diccionario de Oxford, que la eligió como la palabra del año 2016: "circunstancias en que los hechos objetivos influyen menos en la formación de la opinión pública que las referencias a emociones o creencias personales". Según Lee McIntyre, "la posverdad no es tanto la afirmación de que la verdad no existe, sino la de que los hechos están subordinados a nuestro punto de vista político". McIntyre considera que, a diferencia de las mentiras y los bulos del pasado, "ahora el campo de batalla abarca toda la realidad factual". Forti lo interpreta como un salto de calidad de la "sofisticación de las viejas reglas de la propaganda, basadas en la exageración y la simplificación, la ridiculización del adversario, la mentira, la desinformación, la difusión de bulos y la propagación de teorías conspirativas". Cita al filósofo Maurizio Ferraris, para quien la posverdad nace del encuentro entre una corriente filosófica (el posmodernismo), una época histórica (la documedialidad) y una innovación tecnológica (Internet). Para Forti "la verdad alternativa se presenta como la crítica (en nombre de la libertad) hacia algún tipo de autoridad dotada de un valor veritativo y, en concreto, de la ciencia o de los expertos en general. Bajo ésa categoría entrarían los grupos excluidos del proyecto de modernidad ilustrada que rechazan los universales del "hombre blanco judeocristiano heteropatriarcal de Occidente". Las epistemologías subjetivistas, relativistas y pluralistas de la academia progresista no son banderas de la extrema derecha 2.0. El feminismo, la diversidad, el LGBT y el antirracismo cuestionan los universales de la ciencia occidental y la Nueva Derecha cuestiona el relativismo de la academia posmoderna y la ciencia progre. Ellen Meiksins Wood en "De ciudadanos a señores feudales. Historia social del pensamiento político desde la Antigüedad a la Edad Media" (PAIDÓS, 2011), ubica que en las obras de Esquilo y Sófocles se ponen de manifiesto el auge de la comunidad cívica, de la ciudadanía y del principio del derecho. En sus obras se refleja la evolución de la democracia con sus nuevas concepciones de la ley, la igualdad y la justicia. Pero en sus tragedias se manifiestan las tensiones de la polis democrática y la naturaleza y el origen de las normas políticas, los valores morales y las concepciones del bien y del mal. Aristófanes y Platón criticaban a los sofistas por convertirse en la expresión intelectual de la decadencia moral, los representantes del abandono de los valores tradicionales. Una polis democrática en la que todos los criterios de lo que está bien y está mal habían sido dejados de lado. Las estrategias retóricas que los sofistas habían perfeccionado, el principio de confrontación adoptado por los abogados, según el cual en cualquier cuestión siempre había dos bandos, fueron interpretadas por los críticos como un modo de "hacer que la peor de las causas pareciera la mejor". Los sofistas estaban de acuerdo en que hay una diferencia esencial entre las cosas que existen por naturaleza (fusis) y las cosas que existen según la costumbre, la convención o la ley (nomos). Los sofistas fueron los inventores de la teoría política. Podían poner en juego sus argumentos para defender la democracia o para atacarla. Los defensores de la oligarquía argumentaban que había una división natural entre gobernantes y gobernados, y que la jerarquía natural debía reflejarse en las disposiciones políticas. Los defensores de la democracia podían argumentar que no había tal división según la naturaleza, que los hombres son iguales por naturaleza y que no era conveniente crear una jerarquía según la ley. Los demócratas podían argumentar que la igualdad política creada por la ley tenía la ventaja de moderar las desigualdades naturales y hacer posible que los hombres vivieran en armonía. O podían argumentar que, por muy similares que los hombres fueran por naturaleza, la vida en sociedad requería diferenciación, una división del trabajo, y un cierto tipo de desigualdad según la ley. Los sofistas estaban representados en la oligarquía y en la democracia, pero se distinguían por el relativismo epistemológico y el pluralismo moral, nunca iban más allá de la realidad empírica. No les interesaba el verdadero conocimiento, son los exponentes griegos de la posverdad: "Más allá del bien y del mal". Demócratas o antidemócratas, los sofistas eran expresiones de la democracia en la que una opinión de un hombre era tan buena como la de cualquier otro. Por un lado, son comunes los noticieros y programas de "expertos en general" que tratan de persuadir a las audiencias con sus sesgos ideológicos en lugar de cuestionar sus narrativas. Y, por otro lado, se censura a quienes cuestionan los sesgos ideológicos de ésos noticieros y programas. Para unas cosas las democracias modernas son relativistas y pluralistas, y para otras no, a pesar de que no son objetivas ni universales. El sofista Protágoras pensaba que más allá del juicio humano, no hay un árbitro sincero para la verdad, es imposible que existan criterios absolutos sobre lo que es verdad y lo que es falso, lo que está bien y lo que está mal. Cada individuo debe ser el juez último, idea resumida en el más conocido de sus aforismos: "El hombre es la medida de todas las cosas, de las cosas que son lo que son y de las cosas que no son lo que no son". Platón utilizó la figura de Calicles, el "Nietzsche griego", para representar la idea radical sofista de que la justicia es el "derecho del más fuerte". A diferencia de los sofistas, que tendían hacia el relativismo o el pluralismo moral y nunca se aventuraban más allá de la realidad empírica. Sócrates y Platón estaban preocupados por un tipo diferente de "naturaleza", una realidad más profunda o superior que era el objeto del verdadero conocimiento. Para ellos el mundo empírico era un mundo de meras apariencias, el objeto del saber convencional imperfecto, en el mejor de los casos, una opinión recta, pero no un conocimiento real. Los filósofos establecieron una distinción entre aprendizaje y persuasión, sugiriendo que los sofistas, como los abogados, en realidad no estaban interesados en conocer la verdad, sino en defender una causa y persuadir a otros: "El argumento de Protágoras resulta, así, una defensa de la práctica democrática ateniense, en la que insiste en la capacidad de los ciudadanos vulgares y trabajadores para hacer juicios políticos, más que una defensa de sus afirmaciones como maestro de arte política. Si bien encontramos una breve defensa de la democracia en Heródoto (III.80), el discurso de Protágoras es el único argumento sustancial y sistemático en defensa de la democracia de la antigua Grecia que ha sobrevivido… Desde el principio, la alegoría de Protágoras comporta una concepción del propósito del estado que es bastante diferente de la que Sócrates tenía. La polis no existe para lograr algún propósito moral superior, sino para servir a los intereses humanos ordinarios y facilitar las condiciones en la que los seres humanos puedan llevar vidas razonablemente pacíficas y cómodas. La alegoría está destinada a demostrar que la sociedad política, sin la cual la humanidad no puede beneficiarse de las artes y habilidades, que son únicas dotes distintivas, no es posible que sobreviva a menos que la virtud cívica que capacita a la gente para la ciudadanía sea una cualidad universal… Aquellos que viven en una comunidad civilizada, en concreto en una polis, desde que nacen se hallan expuestos al proceso de aprendizaje que la virtud cívica da a conocer en casa, en la escuela, a través de la prevención y el castigo, y sobre todo a través de las leyes y las costumbres de la ciudad, sus nomoi… Platón responde a éste desafío político oponiéndose al relativismo de Protágoras con un nuevo tipo de universalismo. En la democracia, en el clima de deliberación y el debate públicos, no puede haber ideas imperantes, ningún grupo social o individuo cuyo dominio indiscutido le permita reclamar para sus propios valores la universalidad e imponerlos a los demás. El único modo efectivo de poner en tela de juicio el saber convencional de zapateros y herreros, y su capacidad para participar en el discurso y la deliberación públicos, era derrotar el saber convencional en su conjunto con alguna forma superior de conocimiento, un conocimiento de verdades objetivas y universales, no de realidades empíricas mundanas" (Wood, pp. 85, 86, 87, 89). El universalismo platónico es un tipo de universalismo muy especial, y tal vez las ideas de Protágoras sólo pueden ser tildadas de relativistas morales con respecto a éste universalismo filosófico. El sofista, ciertamente rechaza que existan verdades morales de orden superior que sólo son accesibles al conocimiento filosófico, pero en su lugar pone lo que podríamos llamar un universalismo práctico, enraizado en una concepción de la naturaleza humana y las condiciones del bienestar humano. Su argumento presupone no sólo la convicción de que los hombres, en general, son capaces de emitir de juicios políticos y que su bienestar depende de la participación en un orden cívico, sino también el hecho de que tienen derecho a los beneficios que procura la vida cívica. El bienestar de la humanidad proporciona una suerte de criterio moral universal con el cual juzgar las disposiciones sociales y políticas o evaluar el valor relativo de las opiniones contrapuestas, no sobre la base de que algunas sean más ciertas que otras, sino de que sean mejores, tal como se le hace formular a Protágoras en el diálogo Teetos de Platón. Los filósofos estaban preocupados por la naturaleza humana, la sociedad, el conocimiento y la moralidad. La democracia desde sus orígenes está desligada de la verdad y de todo conocimiento más allá de lo empírico. La democracia en sí misma es una posverdad al servicio de los intereses humanos ordinarios: libertad, igualdad, fraternidad, sororidad. A diferencia de la opinión de los posmodernos, que creen que todos los valores humanos son construcciones culturales y rechazan el concepto de naturaleza humana, hay algunos valores que sí reflejan unas necesidades humanas universales. Para Protágoras el fin de la democracia no es la verdad, ni siquiera la veracidad de las opiniones democráticas, sino el bienestar humano como criterio moral universal, fincado en los valores, las costumbres y las leyes de la comunidad cívica. Platón antepone la incapacidad política de quienes practican y ejercen los oficios ordinarios y necesarios, por su esclavitud respecto al mundo del trabajo y las necesidades materiales para liberarse del mundo de las apariencias. Protágoras defiende que la virtud es una cualidad universal que puede ser enseñada, el equivalente de la "educación en la ciudadanía". Los mitos los valoramos acorde a su utilidad política, no en cuanto a criterios de veracidad o falsedad: mentiras verdaderas o posverdades políticas. ¿Por qué Steven Forti combate la extrema derecha y no la extrema izquierda, las verdades alternativas de la academia progre o la misma democracia liberal si todas se basan en posverdades utilitarias? La defensa de la democracia en la antigua Grecia se reduce al bienestar de la comunidad y el derecho a los beneficios que procura la vida cívica. En la posmodernidad al bienestar de las banderas identitarias. Platón nos advierte que ningún grupo puede reclamar la universalidad para sus propios valores e imponerlos a los demás. Es contradictorio que desde el subjetivismo y el relativismo epistemológico las banderas posmodernas apelen a la objetividad y la universalidad de sus postulados en los gobiernos. Leo Strauss no estaría de acuerdo con el análisis de Steven Forti, el liberalismo significaba la afirmación de la libertad sobre la virtud, una doctrina moderna de los derechos naturales que convierte la política en un conflicto de voluntades en que cualquier cosa es igual de buena que las demás si alguien la quiere. La consecuencia final del liberalismo acaba por socavar el propio liberalismo: el nihilismo. El relativismo epistemológico y el pluralismo moral sofista abren la puerta a los monstruos de la democracia: las dictaduras populistas y el poder de los más fuertes. Por otro lado, cuando la democracia liberal no es capaz de garantizar unos niveles mínimos de vida tolerable para la mayoría de la población, los regímenes democráticos liberales pueden ser rechazados. Acorde a la tesis de Protágoras, cuando las democracias liberales no garantizan el bienestar de la población como criterio moral universal, las instituciones democráticas pierden su valor utilitario. El relato de la posverdad 2.0 no se reduce a la fabricación de contenido engañoso, mientras la gente no alcance la liberación social del mundo de la necesidad material y la liberación epistemológica del mundo material de las apariencias, todo contenido será engañoso: la Caverna de Platón. Por la izquierda a Inna Afinogenova (Russia Today, Ahí les va, La Base, Macondo), Pablo Iglesias Turrión (Diario Gara, Diario Ara, RACC1, Cadena Ser, CTXT, Hispan TV, Fort Apache, La Tuerka, La Sexta Columna, La Base, Canal Red), Julio Astillero (Diario La Jornada, Televisa, Imagen Televisión). Por la derecha a Steve Bannon (Breitbart News), Glenn Beck (Fox News, The Glenn Beck Program), Bill O´Reilly (The O´Reilly Factor, Fox News), Tucker Carlson (CNN, MSNBC, Fox and Friends Weekend, y Tucker Carlson Tonight en Fox News). La centro y centro izquierda representada por The New York Times, The Huffintong Post, MSNBC. ¿Cuál es el estado de los medios de comunicación en Estados Unidos? En un mundo diferente, donde muchos medios de comunicación han renunciado a la imparcialidad. Para los conservadores nunca ha existido tal imparcialidad. En los albores de la industria televisiva, tres cadenas, ABC, CBS y NBC, destacaban sobre las demás. Los informativos de ABC, CBS y NBC han perdido audiencia de forma vertiginosa en las últimas cuatro décadas. En 1980, la audiencia total rondaba los 50 millones de espectadores. En 2011, los tres programas juntos apenas rozaban los 22 millones, y el espectador medio era sexagenario. El 11 de noviembre de 2024 CNN sorprendía con su audiencia más baja después de la segunda victoria de Trump: 61.000 espectadores del grupo demográfico crítico de adultos de 25-54 años. Con el triunfo de Trump en 2018, sintonizar CNN, MSNBC, NBC, CBS o ABC suponía encontrar la palabra Tump junto a un comentario negativo, raramente veraz. Los principales canales han visto desaparecer su audiencia en grado proporcional a su animadversión hacia Trump. CNN perdió el 67% de sus espectadores durante el horario prime time y el 65% del total. En el extenso e influyente grupo demográfico que comprende a los ciudadanos de 25 a 54 años, la cadena perdió el 71% de sus televidentes tanto durante el día como en horario nocturno. Tras la emisora radicada en Atlanta, MSNBC registró el segundo descenso más significativo. En concreto, de un 49% de su audiencia total. Entre los espectadores de 25 a 54 años, perdió el 63%. Durante las horas de máxima audiencia, la caída supuso un 42% de sus espectadores totales y el 58% de los comprendidos entre los 25 y los 54 años. Fox News es el medio de referencia entre los votantes republicanos que ha sufrido el menor descenso: 12% de sus espectadores totales y de un 15% de aquellos entre los 25 y 54 años. Para sorpresa de nadie, salvo para ésos medios con sesgo ideológico, Trump en 2024 obtuvo el voto de los hombres (54%), blancos (55%), 25-29 años (49%), 50-64 años (52%), 65+ (51%). La audiencia desaparecida de CNN, MSNBC, NBC, CBS y ABC votó por Trump. La presencia de Elon Musk (Tesla, SpaceX, X), Mark Zuckerberg (Meta), Jeff Bezos (Amazon), Sundair Pichai (Google), Tim Cook (Apple), Sam Altman (Open IA), Shou Zi Chew (TikTok), o más en concreto la Mafia PayPal (Elon Musk, Peter Thiel, David Sacks) es la que ha brindado un apoyo abierto a Trump. Es cómico que los medios satanicen a Musk, Zuckerberg, Bezos y Pichai, como si el tecnofeudalismo fuera nuevo: la agenda woke. La novedad es que Trump tuvo la base social, con la ayuda de la Mafia Paypal, para domesticar a Wall Street (finanzas), Silicon Valley (tecnología) y Hollywood (ideología), los paladines de la globalización neoliberal. En México ocurrió un fenómeno semejante con las verdades alternativas de la 4T. La derrota de los medios hegemónicos (Televisa, TV Azteca), la victoria de los medios alternativos, el oficialismo de los medios de izquierda (La Jornada, El Chamuco) y el periodismo militante (Jesús Ramírez Cuevas, Álvaro Delgado Gómez, Alejandro Páez Varela, Fabrizzio Mejía Madrid, Federico Arreola, El Fisgón, Monero Hernández). Pero también el triunfo del infoentretenimiento y los populismos de derecha e izquierda, representados por Trump y Obrador: Trump afirma luchar contra el "estado profundo", Obrador afirmaba luchar contra la "mafia del poder". Obrador insistía en relacionarse con Cuba, Venezuela, Brasil, Colombia y Bolivia, pero su estilo de gobernar era trumpista. Todas las estrategias mediáticas que Steven Forti achaca a la extrema derecha, eran practicadas por Obrador con éxito y por Sheinbaum sin éxito en Las Mañaneras, el foro de las verdades alternativas y los vociferos de la 4T: El Chamuco TV, Sin censura Media, El Cahpucero, El Chapucero Today, 24 Noticias-Juca, Sin censura TV, Charro Político, Benditas redes sociales, Conexión Mx, México informa, Lord Molécula, Mau Rodríguez, Chapucero Network. El hecho de que Trump en 2025 deje entrar a los youtubers a la Casa Blanca puede considerarse una imitación de Las Mañaneras: "Para Baudrillard, la era de la simulación, que corresponde al momento hiperrealista del capitalismo, se caracteriza por una suplantación de la realidad por sus signos: como consecuencia, la realidad se agota en sus dobles. Baudrillard establece una diferencia entre disimular y simular. Disimular: fingir no tener lo que se tiene. Simular: fingir tener lo que no se tiene. Los simulacros de primer y segundo orden corresponden a la etapa de la disimulación: tanto la falsificación como la producción serial remiten a un referente o realidad consolidada, al menos en apariencia. En cambio, los simulacros de tercer orden pertenecen a la era de la simulación: ni siquiera podría decirse que fingen, puesto que en verdad ellos mismos anulan la posibilidad de la falsificación, borrando toda diferencia entre el original y la copia, entre la realidad concreta y su abstracción, entre la imagen y su imaginación, entre, en suma, la presentación y su repetición, es decir, la representación. La simulación abre el ingreso a la época hiperrealista, en la cual se liquida el principio de realidad y, con ello, todos los referentes que la modernidad pudo concebir a partir de la existencia de éste principio: verdad, bien, progreso, significado, sexualidad, poder, etc. Ésto es lo único claro: la simulación hiperrealista no opera como falsa representación, sino más bien como eliminación de la posibilidad de la representación. Así pues, según Baudrillard, los simulacros preceden a los hechos, logran fundarlos. Los avances de los últimos cien años en comunicación y transmisión de información han desmantelado más de tres siglos de modernidad… En el orden de los signos-imágenes se produce la siguiente escala de transición: 1. La imagen es el reflejo de una realidad profunda; 2. La imagen enmascara y desnaturaliza una realidad profunda; 3. La imagen enmascara la ausencia de realidad profunda; 4. La imagen no tiene que ver ya con ningún tipo de realidad… Por su parte, el arte hiperrealista es la manifestación en el dominio de la estética de la desaparición de lo real por saturación, por exceso… El momento hiperrealista de lo social implica que la lógica de la simulación se opone a la lógica de los hechos. Ésto quiere decir: el modelo precede a los hechos, el simulacro precede a los acontecimientos. Por tanto, los hechos se confunden con su modelo, lo que vuelve irrisoria cualquier pretensión de verdad o de distancia… El Pop Art y el Dadaísmo serán los precursores del Arte Hiperrealista, momento trans-estético por excelencia del hipercapitalismo. Con el Arte Hiperrealista se confirma la hipótesis de Baudrillard según la cual la realidad desaparece por su propio exceso. Así pues: trans-política, trans-estética, trans-cultura. Obscena, la sociedad sin secreto celebra la transparencia del mal" (Oittana, pp. 259, 260, 261, 262, 263).


El dualismo teórico.

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Ellen Meiksins Wood plantea la igualdad moral y la desigualdad política desde una perspectiva histórica más amplia. La teoría política occidental no inventó la noción de igualdad humana. La antigua filosofía china, por ejemplo, cuenta con sus propias formas de igualitarismo. La teoría política occidental, en cambio, al menos en algunos momentos fundamentales de su historia, se enfrentó al problema muy específico de hallar una manera de expresar y justificar el dominio sobre la base de una igualdad natural. O, dicho con otras palabras, dado el supuesto de la igualdad, el pensamiento político de Occidente tuvo que hallar las formas de explicar y justificar la dominación como tal. La noción de una igualdad natural pasó a ser una cuestión problemática cuando, y precisamente por ello, se emparejó con un cuestionamiento de la idea misma de autoridad y dominación. Siempre y cuando el principio de dominación no fuera cuestionado en sus propios términos -ya fuese como mandato del cielo o incluso, sencillamente, basándose en la tradición- era perfectamente compatible con la igualdad humana. Pero cuando el propio principio de dominación era seriamente cuestionado, la cosa cambiaba totalmente. El peso de la justificación pasó a recaer mucho más sobre la desigualdad humana como base natural para la dominación y la desigualdad social. En ésas circunstancias, una noción de igualdad natural podía suponer una grave amenaza para las élites dominantes. Cuando la plebe cuestionó la autoridad apelando a la igualdad natural, fue preciso idear estrategias teóricas y políticas que permitieran superar la amenaza y hacer que las ideas democráticas acabaran volviéndose en contra de ellas mismas. La historia de ésta estrategia empieza en la antigua Grecia. El principio de dominación fue puesto en tela de juicio, en la teoría y en la práctica, de maneras particulares que distinguieron a Grecia de otras grandes civilizaciones antiguas. En la comunidad de ciudadanos que constituía la antigua polis griega, la principal relación política no era la que se daba entre gobernantes y súbditos, sino la relación entre ciudadanos. Pero ésto no significaba que los ciudadanos fueran iguales en términos sociales o económicos, sino que los señores de las tierras y los campesinos pertenecían al mismo cuerpo de ciudadanos, y compartían una igualdad cívica. Ésto dio lugar a una nueva esfera política, en la que las divisiones sociales profundas, y los conflictos de clase en particular, se desplegaron en términos no sólo de luchas abiertas por el poder, sino en las deliberaciones y los debates cotidianos de las asambleas y los tribunales. Asimismo, significó que, quizá por primera vez en la historia, hubo una importante tensión entre la igualdad económica y la igualdad política. Éste es el contexto en que las nociones de igualdad plantearon nuevos problemas a aquellos que querían justificar la dominación. Hasta aquel momento, siempre había sido evidente que el estado representaba la dominación, concretamente allí donde se suponía que los hombres eran iguales por naturaleza. Pero ahora, el propio estado -de hecho, sobre todo el estado- representaba la igualdad. Pese a las desigualdades sociales, todos los ciudadanos, en su nueva identidad política, eran iguales. Ésto significa que había nuevas maneras de disimular las relaciones de dominación, con tal que fueran amparadas bajo la capa de la ciudadanía y la igualdad cívica. No era, por supuesto, una cuestión sencilla. Pero, como vimos, Alejandro Magno y sus sucesores adoptaron algo parecido a ésta estrategia cuando, en la defensa de la nueva cosmopolis imperial, se reclamaron los valores de la polis, e incluso de la democracia. Las élites hacendadas de la Roma republicana a algunos de los mismos problemas de sus homólogos griegos. En ésto también estuvieron obligados a alcanzar acuerdos y acomodos políticos con las clases inferiores con el objeto de preservar el orden social y salvaguardar sus propiedades. Aquí, los dueños de las tierras y los campesinos compartían también una identidad política como ciudadanos de Roma. Pero había diferencias importantes entre la República romana y la democracia ateniense, diferencias que dieron ocasión, o requirieron, estrategias ideológicas diferentes. La república estaba, a todas luces, dominada por la aristocracia senatorial, cuya dominación también era aceptada en la esfera de lo cívico. Los romanos nunca desarrollaron la noción de "un ciudadano, un voto", sino que sólo contaban con los votos de grupo; la identidad de la ciudad no disolvía ni eclipsaba la división entre patricios y plebeyos, clientes y patronos, el Senado y el pueblo romano. El cristianismo se desarrolló de manera paralela al estado imperial. El desarrollo de la doctrina cristiana, su concepción de la divinidad y la relación de la humanidad con Dios se hallan inextricablemente unidos a la idea imperial romana, que tuvo cambios importantes durante los primeros siglos de la era cristiana. A medida que el estado imperial desplazó a la vieja república y se desarrolló según su propia lógica, el mito del princeps que gobernaba conjuntamente con el Senado de las primeras décadas imperiales dio paso, inevitablemente, al emperador concebido como un dominus absoluto. Al mismo tiempo, la noción republicana de imperio como el fruto de las conquistas legítimas llevadas a cabo por la ciudad-estado de Roma sería sustituida por una idea más cosmopolita de un "imperio mundial de carácter supranacional", en el que todos los pueblos eran igualmente gobernados por un solo líder absoluto y del que Roma ya no era su único centro. No es descabellado considerar la cristianización del imperio como la consumación cultural de ésta transformación. Tanto la consolidación del estado imperial como la aristocracia ascendente, sobre todo en Occidente, moldearon la evolución de la teología cristiana. El "cesaropapismo" bizantino surgió en Oriente, como una unión de religión y estado en la que el cristianismo reconocía y aceptaba su subordinación a la autoridad política, dejando el residuo espiritual del misticismo fuera del estado. Occidente, en cambio, con el tiempo produjo su propia noción característica de dos poderes iguales, uno temporal y otro espiritual, cada uno de ellos con sus instituciones y jerarquías terrenales. Era una forma de pensar la propiedad y las esferas de la autoridad lo que hacía posible insistir en un logos cósmico universal, en una ley natural universal y común a todos, en la igualdad de todos los seres humanos y en la exclusiva preminencia de un Dios omnipotente. Al tiempo que seguía proclamándose el carácter sagrado de la propiedad privada, la legitimidad de la desigualdad social y la autoridad absoluta de los gobiernos terrenales: entre ellos los que, desde cualquier punto de vista razonable, cuestionaban, de algún modo los principios éticos de la ley divina o de la ley natural. Se trataba de una manera de pensar que reflejaba las realidades históricas de un imperio cosmopolita, que apelaba a principios universalistas para sustentar su legitimidad, al mismo tiempo que coexistía con un tipo de régimen de propiedad privada, al que también sostenía, sin precedentes: la unión característica de un estado poderoso y una fuerte propiedad privada. Gran parte de la filosofía estoica romana, por no hablar del derecho romano, se dedicó a mantener éste equilibrio peculiar defendiendo las aspiraciones del imperium del estado al tiempo que consolidaba el carácter sagrado del dominium privado. Tan sólo se requirieron ajustes conceptuales de orden menor para traducir ésta lógica dualista, con su característica división entre dos esferas de autoridad, a la división particularmente cristiana occidental en un reino espiritual y un reino secular. El Nuevo Testamento atribuye a las palabras de Jesús el principio de que debe "darse al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios". El imperium cósmico de Dios coexiste con el dominium terrenal del César, de igual manera que el imperium temporal del César coexiste con el dominium privado de los ciudadanos hacendados del imperio: "Pablo, el fundador del cristianismo tal como lo conocemos, fue quien, el defender la obediencia absoluta a los poderes terrenales, empezó el proceso de traducción, a una teología cristiana sistemática, de la doctrina de la divinidad universal y de la igualdad espiritual de todos los seres humanos ante Dios, combinada con las desigualdades terrenales de propiedad, jerarquía social y autoridad política absoluta. Estableció sus principios universales desvinculando el cristianismo de la ley hebrea y sustituyendo el particularismo de lo que era una religión esencialmente tribal por una doctrina moral trascendente, que extendía la igualdad a todos los seres humanos, griegos o romanos en igual medida que a los judíos y a los esclavos no menos que a sus amos… La esclavitud era también compatible con la doctrina paulina de la igualdad universal… Los principios paulinos obligan al señor, al amo, a reconocer y a aceptar la igualdad moral del siervo tratándolo bien, pero no representan ninguna recusación de la institución de la esclavitud. Los principios teológicos más básicos de Pablo debieron de resultar mucho más gratos a las autoridades del estado romano que el judaísmo o el cristianismo judío de la Iglesia de Jerusalén. En una época en que la rebelión judía se oponía a la hegemonía romana y rehusaba aceptar la divinidad del emperador, en tanto que, por su parte, los cristianos judíos negaban de manera significativa la divinidad del César reafirmando la divinidad de Cristo, el ataque universalista que Pablo lanzó contra el particularismo judaico, y la sustitución que llevó a cabo del monoteísmo judío por un cosmopolitismo que al mismo tiempo daba al César lo que era del César, hizo perder fuerza a aquellos intentos de recusar la autoridad imperial y brindó un nuevo apoyo al universalismo secular del Imperio romano, sustituyendo, entre otras cosas, las aspiraciones temporales de la ley judaica por un monoteísmo universalista que, a diferencia de la versión hebrea, dejaba intacta la autoridad del César. El cristianismo paulino, dicho de otro modo, llevó a cabo una adaptación del universalismo análoga a los cambios que habían tenido lugar en la doctrina estoica, una adaptación que atemperó las consecuencias igualitarias y su potencial recusación de las autoridades existentes haciendo que la doctrina fuera más agradable a las autoridades de Roma… una suerte de dualismo que permitía una separación entre, de un lado, la esfera moral o espiritual y, del otro, el mundo material en el que las desigualdades sociales e inclusive la esclavitud prevalecían y la autoridad política estaba facultada para imponer una obediencia absoluta y universal, al igual que los amos podían obligar a sus esclavos" (Wood, pp. 193, 195, 196). En tiempos en que la bandera progresista insiste en decidir quién tiene derecho de hablar y quién no, y en el que las instituciones impiden el acceso y la participación de las personas que no comparten las ideologías hegemónicas, es vital recordar las diferencias entre la democracia moderna y la democracia griega. Para los demócratas atenienses uno de los principios fundamentales de la democracia era la capacidad y el derecho de los trabajadores de hacer juicios políticos y hablar sobre ellos en las asambleas públicas. Los atenienses incluso se servían de un término concreto para designarlo, la isegoria, que no sólo significa libertad de expresión en el sentido en que entendemos éste derecho en las democracias modernas, sino igualdad en el hablar en público. Puede que ésta, de hecho, sea la idea más característica que haya salido de la democracia ateniense y cuyo paralelo en nuestro vocabulario político no existe. La libertad de expresión, tal como la entendemos, tiene que ver con la ausencia de interferencia en nuestro derecho a hablar. La igualdad de expresión, tal como los atenienses la entendían, tenía que ver con el ideal de la participación política activa de los pobres y los trabajadores. La igualdad de expresión, tal como la entienden los populismos radicales de izquierda y derecha, es amplificar las opiniones de los partidos. En algunos sentidos, la democracia griega superaba a la democracia actual. Ésto es cierto en el caso de procedimientos como el sorteo o la democracia directa, en la que los ciudadanos ordinarios, y no sólo los representantes, tomaban las decisiones en asambleas y jurados. En México, la 4T en teoría retoma la práctica ateniense (y florentina de la "democracia de Dios" de Girolamo Savonarola) del sorteo y la democracia directa para reformar el Poder Judicial, el problema es que la 4T sólo entiende como "ciudadanos ordinarios" a sus incondicionales, pervirtiendo un ejercicio de la democracia popular. La democracia moderna, al igual que la antigua, es un sistema en el que los individuos son ciudadanos con independencia de cuál sea su condición o clase social. Pero si la clase no supone ninguna diferencia legal para el ejercicio de la ciudadanía en un caso o en el otro, en la democracia moderna lo inverso es cierto: la ciudadanía afecta muy poco a la clase. En cambio, no era así en la Grecia antigua ni podía serlo, pues los derechos políticos tenían efecto de gran calado en las relaciones entre ricos y pobres. Aquí radica la gran diferencia entre la democracia antigua y la moderna. En la actualidad, hay un sistema de apropiación que no depende de las desigualdades jurídicas o de la desigualdad de derechos políticos. Se trata del sistema que denominamos capitalismo, un sistema en el que las clases apropiadoras y productoras son libres e iguales ante la ley, en el que la relación entre ellas, es, se supone, un acuerdo contractual entre individuos libres e iguales, y en el que incluso es posible el sufragio universal sin que afecte, de manera fundamental, a los poderes económicos del capital. El poder de explotación del capitalismo coexiste con la democracia liberal, algo que hubiera sido imposible en cualquier sistema en el que la explotación dependiera de un monopolio de los derechos políticos. La razón de que sea posible es que el capitalismo ha creado nuevas constricciones puramente económicas: la carencia de propiedad de los trabajadores –o, más en concreto, su falta de propiedad de los medios de producción, los medios de trabajo- que los obliga a vender su fuerza de trabajo a cambio de un salario para simplemente acceder a los medios laborales y obtener los medios de subsistencia, y, asimismo, las exigencias del mercado, que regulan la economía y hacen cumplir ciertos imperativos de competencia y maximización de los beneficios. En resumen, el dualismo de la comunidad cívica de la antigua Grecia: las ideas fundacionales de ciudadanía e igualdad adaptadas para que sirvieran a la causa de la desigualdad y la dominación. El dualismo alejandrino cosmopolita: la idea de igualdad y hermandad humana para despojar de la ciudadanía activa por la pertenencia pasiva a una comunidad cósmica imaginada. El dualismo imperial romano: la idea de ciudadanía como un instrumento hegemónico de oligarquía e imperio. El dualismo occidental cristiano: un logos cósmico universal, una ley natural universal y común a todos, la igualdad de todos los seres humanos ante Dios, al mismo tiempo que el carácter sagrado de la propiedad privada, la legitimidad de la desigualdad social y la autoridad absoluta de los gobiernos terrenales. El dualismo de la política moderna: la declaración de que los seres humanos o los hombres eran libres e iguales en el estado de la naturaleza, y luego el argumento de la monarquía absoluta (Hobbes) o el dominio de las clases hacendadas (Locke). El dualismo de la democracia moderna: la igualdad ante la ley entre las clases apropiadoras y productoras, tanto el capital como el trabajo tienen derechos democráticos en la esfera de lo político, sin que ello suponga una transformación completa de la relación que existe entre ellos en una esfera económica separada. De hecho, únicamente en el capitalismo existe una esfera económica separada, con sus propios imperativos y, por tanto, sólo en el capitalismo la democracia puede ser confinada a una esfera política separada. La política es un ejercicio de dialéctica, juegos de palabras y dobles y triples lenguajes. Alejo Schapire en "La traición progresista" (PENÍNSULA ATALAYA, 2021) menciona que cuando un gobierno se estrena, suele impulsar rápidamente medidas que dejen en claro sus ambiciones y marquen el norte ideológico de su incipiente gestión, como quien hiza una bandera en un territorio apenas conquistado. Es un período excepcional en el que los simpatizantes de la nueva dirigencia esperan señales fuertes que confirmen el cambio que apoyaron, mientras la oposición, aún grogui por la derrota, contempla resignada el giro político del país. En el caso de España, el regreso del Partido Socialista Obrero Español (PSOE) en 2018 al palacio de la Moncloa no fue una excepción. La vicepresidenta del Gobierno y ministra de la Presidencia, Relaciones con las Cortes e Igualdad, Carmen Calvo, anunció a poco de asumir que el Congreso pediría a la Real Academia Española (RAE) un informe para adaptar el texto de la Constitución al llamado "lenguaje inclusivo". La Carta Magna "sólo tiene un lenguaje masculino, y éso no se corresponde con una democracia desarrollada. Las mujeres no tenemos por qué reconocernos en el masculino, que además es absoluto en la Constitución", sostuvo. La izquierda española ya había dado muestras de su intención de reformar la lengua. Por ésos días, el presidente del Gobierno Pedro Sánchez ya hablaba de "miembras" (retomando una expresión de la ministra de Igualdad, Bibiana Aído, para dirigirse a las diputadas) y la portavoz de Podemos, Irene Montero, de "portavozas". En todo caso, la decisión del flamante Poder Ejecutivo español de retocar un texto fundamental con la intención declarada de combatir el sexismo no era original ni aislada. Otros gobiernos progresistas en otros países ya habían allanado el camino. El 31 de enero de 2018, el Senado de Canadá, gobernado por Justin Trudeau, campeón internacional del postureo progresista, aprobó una ley habilitando la modificación del himno con la misma intención. En la nueva versión inglesa de la letra, los sons (hijos) fueron reemplazados por us (un nosotros neutro). "Hemos dado otro paso hacia la igualdad de género", se congratuló Justin Trudeau en Twitter. Seis años antes, Viena había tomado la misma senda. En nombre de la lucha contra el androcentrismo, en el himno austriaco la nación pasaba de ser un "hogar de grandes hijos" a un "hogar de grandes hijos e hijas". La coalición gobernante en Alemania no se conformaría con menos. En 2018, la ministra federal de Asuntos de Familia Kristin Rose-Möhring, del ala socialdemócrata de la alianza con los conservadores en el poder, propuso el 8 de marzo, Día Mundial de la Mujer, enmendar el himno alemán. Para referirse a la patria, habría que enterrar el patriarcal Vaterland (váter, "padre"; land, "país") y cambiarlo por un menos connotado Heimatland (tierra natal). Otra de sus propuestas consistió en permutar el viril término "hermandad" por "valiente". Finalmente, Angela Merkel, mujer a la cabeza de la primera economía de Europa, descartó la iniciativa. Éstos cambios en textos fundamentales –constitución, himno- de las democracias occidentales refleja el éxito de la avanzada del movimiento del llamado "lenguaje inclusivo". Se trata de la parte más visible y simbólica –afecta los pilares de la identidad nacional- de un fenómeno que tomó forma primero en grupos feministas, la militancia LGBT y en el ámbito académico, bastiones del progresismo. En realidad, no existe actualmente un único "lenguaje inclusivo", sino distintas variantes que coexisten para tratar de desmontar o "deconstruir" los instrumentos de la opresión. Decir "los trabajadores" cuando se habla de hombres y mujeres que trabajan, por ejemplo, "invisibilizaría" a las mujeres, por lo que en los últimos años empezaron a aparecer grafías alternativas: "lxs trabajadorxs", "l@s trabajador@s", así como "les trabajadores", usando la "e" como un tercer género gramatical. Otra estrategia es el desdoblamiento léxico; referirse, por ejemplo, a "los trabajadores y las trabajadoras" y preferir la utilización de "persona" en vez de "hombre", "la ciudadanía" a "los ciudadanos", así como evitar los artículos masculinos. El lenguaje inclusivo, en la práctica, es el opio de las mujeres, ya que, aunque su intención es visibilizar su existencia como sujeto político, a menudo invisibiliza las desigualdades de la democracia liberal y se queda en la representación semiótica o falsa conciencia. Un buen ejemplo es la expropiación de la categoría mujer, ya que la semiótica no depende de la biología.


La nueva derecha.

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Natascha Strobl en "La nueva derecha: un análisis del conservadurismo radicalizado" (KATZ EDITORES, 2022) parte de la tesis de que el conservadurismo es una de las tres grandes ideologías políticas que surgieron con el advenimiento de los Estados-nación modernos y con el nacionalismo en los siglos XVIII y XIX respectivamente. Tiene su base social en la burguesía. Su exigencia más importante es la conservación de las condiciones existentes, tanto en el sentido material como en el ideal. Por tanto, se dirige contra el liberalismo ilustrado, tal como surgió en el curso de la Revolución Francesa, y al mismo tiempo contra el socialismo (revolucionario), que cuestionaba las relaciones de propiedad y riqueza. El conservadurismo no es sólo una ideología defensiva o una contraideología, sino que tiene su propio inventario ideológico, en el cual resulta fundamental la idea de que la desigualdad es constitutiva del funcionamiento de una sociedad. Las jerarquías claras aseguran el orden social. Si éste se desequilibra, surgen las crisis. El antiigualitarismo conservador está también en desacuerdo con las nociones ideales y materiales del liberalismo y el socialismo: ni todas las personas son iguales, ni existe una unidad inseparable entre los valores de "libertad, igualdad y fraternidad". La jerarquía desde el nacimiento es, pues, parte integrante de la ideología conservadora. Ésto se pone de manifiesto a más tardar en la vida laboral, donde los distintos grupos sociales, o sea, el capital y el trabajo, tienen cada uno su papel específico: son complementarios y no se enfrentan entre sí. A ésta idea de armonía de clases se suma, como en el liberalismo, el énfasis en la importancia de la propiedad privada y su protección, así como, en el plano ideológico –de nuevo a diferencia del liberalismo y el socialismo –un antirracionalismo programático: la fe religiosa es al menos igual a la razón humana, si no superior a ella. En resumen, entonces, por conservadurismo entendemos una actitud antiigualitaria, antirrevolucionaria y fundada en la armonía de clases cuyos valores más altos son el orden y la propiedad. Mucho más jóvenes que el conservadurismo, el liberalismo y el socialismo son el fascismo y el nacionalsocialismo. Éste conjunto de términos se refiere a las corrientes políticas que se desarrollaron después de la Primera Guerra Mundial. En ellas subyace una ideología antidemocrática, antisocialista y antiliberal, pero no antirrevolucionaria, que se manifiesta en la unión del movimiento, el partido y el Estado. En el fascismo y en el nacionalsocialismo es central una visión del mundo bélica y soldadesca: todos los ámbitos de la vida se consideran el escenario de una lucha permanente. La historia se desarrolla como un proceso dinámico en el que un grupo –un pueblo o una nación- debe imponerse ante fuerzas hostiles. Para ello, debe organizarse en consecuencia. El fascismo y el nacionalsocialismo se diferencian del conservadurismo por su carácter decididamente transformador de la sociedad, en algunos aspectos revolucionario. A diferencia del conservadurismo, no quieren (simplemente) preservar o restablecer (reaccionariamente) un antiguo régimen, sino avanzar hacia un futuro que, sin embargo, se concibe sobre la base de un pasado (ficticio) mistificado.  Éste mito es a la vez un punto de referencia central y una imagen de sí mismo. Alimenta la idea de una utopía fascista que debe realizarse a través de una reconstrucción de la sociedad, según determinantes populares, nacionalistas, culturales y biológicos. Existen amplios y acalorados debates sobre la definición correcta del fascismo y su relación con el nacionalsocialismo. A menudo se destacan las similitudes; desde ésta perspectiva, el nacionalsocialismo aparece como una forma extrema de fascismo. Según los representantes de una definición muy restringida del fascismo, el término sólo es aplicable al gobierno estatal del fascismo italiano (1922-1945). Sin embargo, ésto lo convierte en un mero nombre propio de éste fenómeno histórico concreto –la dictadura del "Duce" Benito Mussolini- y no puede aplicarse a fenómenos similares y contemporáneos, ni a los movimientos, partidos y organizaciones actuales. A la inversa, es importante no intentar una definición demasiado amplia en la que se incluyan todos los fenómenos de la (extrema) derecha política, ya que entonces el "fascismo" se convierte en un término que denota puramente el horror, sin permitir ya ninguna precisión significativa. La agudeza en la definición también es necesaria cuando se utiliza el término "nacionalsocialismo" para captar la diferencia y los reajustes estratégicos de la extrema derecha. Etiquetar todo con los llamativos rótulos de "fascista" o "nacional socialista" no es más que un obstáculo. Las diferencias del nazismo con el fascismo que se citan con más frecuencia en las investigaciones son un antisemitismo rabioso y eliminatorio, el papel destacado del racismo pseudocientífico y la singular ruptura con la civilización provocada por el Holocausto o la Shoah. También hay argumentos convincentes contra la opinión de que el nacionalsocialismo puede entenderse (simplemente) como una forma (extrema) de fascismo. En éste caso, la atención se centra menos en las diferencias ideológicas que en las divergencias resultantes en la práctica de las condiciones materiales (la altamente tecnificada Alemania tenía diferentes posibilidades que, por ejemplo, la mucho menos industrializada Rumanía) y el equilibrio de poder dentro de los partidos y movimientos fascistas o nacionalsocialistas. El rabioso antisemitismo del nacionalsocialismo destaca entre toda una serie de características que se derivan de una ideología de desigualdad radical y de la disparidad de valores que se deriva de ella. El antisemitismo desempeña un papel más o menos radical en casi todas las manifestaciones del fascismo y deriva de siglos de antijudaísmo y antisemitismo en Europa. Sin embargo, más allá de ésto, hay otros ideologemas compartidos de desigualdad e inequidad basados en ideas populares de raza, como el antiziganismo o el racismo antieslavo. Además, existen criterios de desigualdad social como la discapacidad, la enfermedad y la privación social (como el alcoholismo). Ésto da a lugar a conceptos biopolíticos que pretenden regular la reproducción con la ayuda de la esterilización, métodos de eugenesia o leyes racionales, y en casos extremos mediante la eutanasia, para garantizar la "salud pública". Inherente a todas las manifestaciones del fascismo es, además, una dicotomía de género radical: a las mujeres se les asigna principalmente la tarea de asegurar la reproducción del pueblo, que sólo puede crecer mediante el nacimiento de niños "racialmente deseables". La amenaza constante al pueblo, a la nación, a la raza conduce a lo que se piensa que es un estado de sitio permanente, al que hay que resistir mediante la guerra y la conquista. La ampliación del "espacio vital" para el propio "pueblo" se convierte así, para el pensamiento fascista, en un acto de defensa y prevención. La base social del fascismo está constituida por una pequeña burguesía y unos funcionarios descontentos que, en una época de crisis, se vuelven contra el bloque de poder gobernante en la cúspide y contra un proletariado (revolucionario) en la base por miedo al declive social y a la pérdida de influencia cultural y de valores tradicionales. El fascismo se convierte, con el tiempo, en una coalición interclasista que incluye a sectores del proletariado y facciones decisivas de la alta burguesía y la aristocracia, que se unen bajo la promesa de una reestructuración popular-nacionalista de la sociedad con la correspondiente exclusión de los grupos definidos como no pertenecientes a ella. La relación entre el conservadurismo y el fascismo es precaria: no son transversales entre sí, ni se sitúan en la misma línea. Ambos se orientan hacia órdenes y jerarquías claras (entre los sexos, en la vida laboral, etc.), son antiigualitarios y antisocialistas. Pero además de ésas coincidencias, hay diferencias significativas. El conservadurismo es una ideología de dominación para asegurar las relaciones (de propiedad) existentes. El fascismo es una ideología que –mediante una cierta modificación de las élites de poder- quiere superar el orden político existente. El fascismo rechaza los movimientos de emancipación de la modernidad, lo que lo relacionado con el conservadurismo, pero a diferencia de éste tiene una fuerte afinidad con el progreso tecnológico, sobre todo en el uso de las técnicas modernas de propaganda. La religión tiene un estatus muy diferente en los distintos movimientos fascistas, ya sea por convicción o por cálculo. Para el conservadurismo, sin embargo, éste elemento es innegociable: aquí, el afecto antirracional se alimenta directamente de una cosmovisión religiosa. En el fascismo, en cambio, se desprende de una exaltación metafísica de la idea de pueblo, que va acompañada de la promesa de una inmortalidad (supraindividual). Peter Berghoff lo ha llamado "trascendencia profana". En la práctica histórica, los fenómenos políticos rara vez pueden considerarse de forma pura. Los individuos, las organizaciones y los momentos históricos están condicionados por una serie de influencias: ideologías, circunstancias materiales de la época (crisis económicas, colapsos monetarios, hambrunas, pandemias, guerras), dinámicas de masas o intereses de los actores particulares. Observar los momentos o procesos históricos a través de una sola lente –por muy enfocada que esté- siempre produce una imagen distorsionada. La realidad es compleja y desordenada. No se ajusta a modelos teóricos, descripciones ni definiciones. En consecuencia, además de los espectros, que se agrupan en torno a elementos centrales del núcleo ideológico, existe en la realidad toda una serie de espectros medios o mixtos. Éstos incluyen, por ejemplo, partidos liberales-conservadores o movimientos social-liberales. En muchos países, la historia de la socialdemocracia se caracteriza por la absorción y el abandono de diversos elementos: "La evolución de los "verdes" también obedece al intento de combinar varias ideologías bajo un mismo soporte, la ecología. La situación no es diferente dentro del espectro conservador y de extrema derecha. Además del fascismo en el poder, hubo y hay un gran número de corrientes y organizaciones fascistas, algunas de las cuales estaban y están enfrentadas entre sí. Algunas están influenciadas por ideas liberales o neoliberales, otras son reaccionarias o monárquicas, y otras surgieron del conservadurismo. La cuestión de cómo se diferencian unas de otras es a menudo difícil de responder, incluso para los estudiosos. A menudo, éste interés por el conocimiento está fuertemente imbricado por las sensibilidades políticas. En lugar de intentar separar analíticamente las distintas corrientes de los fenómenos relacionados para construir un cortafuegos entre ellas, es importante examinar más de cerca éstas transiciones fluidas y nombrarlas con precisión. Como ya se ha mencionado, se pueden mostrar éstas transiciones entre todas las corrientes posibles. Ésto no significa que cada una de ellas tenga la misma relevancia en los respectivos ámbitos de transición. Por ejemplo, los intentos de los revolucionarios nacionales de combinar el socialismo y el nacionalismo entre sí –también teóricamente- fueron interesantes pero manejables y se llevaron a cabo principalmente por parte de la extrema derecha. El espectro mixto entre el fascismo y el conservadurismo, por el contrario, requiere un examen más detallado. Las imágenes de la extrema derecha difundidas por los medios de comunicación suelen estar muy distorsionadas. Ésto incluye imágenes cliché de jóvenes con la cabeza afeitada, con chaquetas de bombardero y botas Springer, que todavía se utilizan de forma irónica en las ilustraciones de los telediarios, por ejemplo. Además, la atención se centra a menudo en organizaciones individuales o en los protagonistas de la escena. Pero por muy importante que sea descubrir las redes y examinar más de cerca a las personas y organizaciones individuales, no hay que olvidar que el extremismo de derecha es una ideología. Ésto significa que las personas pueden difundir la lógica de la extrema derecha –por ejemplo, a través de determinadas imágenes (lingüísticas)- sin ser ellas mismas extremistas de derecha. En consecuencia, es importante investigar las tendencias de extrema derecha en una sociedad, por ejemplo, cómo se discute algo en público o quién opera con qué marcos y términos. Es precisamente la parte de la extrema derecha que no se ajusta a éstos clichés anticuados la que sabe utilizar el lenguaje como arma" (Strobl, pp. 19, 20, 21). A finales de los años sesenta, se desarrolló en Francia un círculo dentro de la extrema derecha que aportó tres innovaciones fundamentales. En primer lugar, la Nouvelle Droite, o Nueva Derecha, tiró por la borda la referencia directa al nacionalsocialismo: en la Francia de la posguerra, que se veía a sí misma como una nación victoriosa, la nostalgia nazi no llegó lejos. En su lugar, los actores encontraron un nuevo modelo: la "Revolución Conservadora" del período de entreguerras. Con ella, incluso era posible inscribirse en una especie de historia de resistencia de la derecha sin tener que renunciar a una actitud antidemocrática, autoritaria y fascista. En segundo lugar, la Nouvelle Droite eligió un nuevo escenario en el que luchar. En lugar de hacerlo en el campo de la política en sentido estricto, donde es necesario fundar partidos, ganar elecciones y entrar en los parlamentos, querían alcanzar el éxito en el "espacio prepolítico". Para ésta estrategia, la Nouvelle Droite se basó en el teórico marxista italiano Antonio Gramsci y su teoría de la hegemonía. Gramsci escribió sus reflexiones en la cárcel del fascismo italiano. Según él, en una sociedad industrial compleja no basta con golpear para llegar al poder. Para poder aplicar los propios planes e ideas, primero hay que conseguir una amplia aceptación social. Sólo entonces el cambio en la cúpula del Estado podría tener éxito a largo plazo. Para Gramsci, el poder formal era sólo el último paso de una profunda convulsión social. Consideraba que la tarea democrática de un partido progresista era hacer visible y tangible la cultura de la clase obrera. Para ellos, los intelectuales que también provienen de la clase obrera y pueden hablar desde ésta posición (Gramsci los llamaba "intelectuales orgánicos") tendrían que forjar una amplia alianza: con los intelectuales tradicionales (artistas, escritores, que se ven a sí mismos como una clase en sí misma, fuera de la sociedad, pero que desempeñan un papel importante en ella), así como con todas las demás fuerzas sociales, para llegar finalmente al poder como "bloque histórico". Pero ésto requiere una hegemonía cultural: en el plano del discurso público o en el ámbito de la educación, debe haber un acuerdo para que las propias ideas, las propias prácticas, el propio lenguaje respondan a la sensibilidad de una mayoría. Los actores de la extrema derecha han adoptado la teoría de la hegemonía de Gramsci. Al hacerlo, rechazaron todo lo que tenía de democrática o marxista. Su objetivo no era mejorar las circunstancias de la mayoría de la gente (superando el sistema capitalista), sino lograr la hegemonía para llegar al poder ellos mismos. Éste gramscianismo de derecha (que es injusto con Gramsci) es la directriz teórica según la cual opera la Nueva Derecha. Y la estrategia adaptada se muestra sobre todo en el campo del lenguaje. Mientras que para Gramsci la hegemonía implica mucho más que el mero dominio del discurso, la Nueva Derecha se centra en el lenguaje y lo utiliza como arma. No para persuadir, sino para destruir el discurso democrático. Para ello, se ha dotado de todo un arsenal de medios apropiados, desde el establecimiento de determinados marcos hasta el desarrollo de narrativas y técnicas de argumentación. Ésto incluye también una apariencia adecuada: para no asustar a los círculos conservadores, la Nueva Derecha se presenta como enfáticamente conformista y civilizada. Los protagonistas de la Nouvelle Droite eran todos hombres de instituciones académicas de élite. Procedentes de un supuesto centro de la sociedad, se veían a sí mismos como intelectuales orgánicos (en el sentido de Gramsci) y se esforzaban por ganarse a los miembros de la élite culta como "multiplicadores". Debido a sus orígenes, al escenario elegido por el discurso público y a la estrategia adoptada, pretendían –y ahí radica la tercera de las innovaciones mencionadas- establecer un vínculo entre los círculos conservadores y los fascistas. La Nueva Derecha nació como un espectro mixto o superpuesto entre la extrema derecha tradicional (racial, neonazi) y el conservadurismo burgués partidario del Estado. Ésta concepción de la ideología se extendió de Francia a Alemania primero, y más tarde a Austria y al mundo anglosajón. A principios del siglo XXI, surgió una nueva generación de la Nueva Derecha. Una fuente de inspiración fue, y sigue siendo, CasaPound Italia, una organización que surgió en Roma en 2003 y que sigue abiertamente la tradición del fascismo italiano, tratando de unir el activismo político, la cultura pop, la lucha cultural y las relaciones públicas. En Alemania, la Nueva Derecha se agrupa en torno al Instituto de Política Estatal, fundado en 2000, la editorial Antaios en Schnellroda, lanzada el mismo año, y la revista Sezession, publicada desde 2003. Las figuras centrales son el matrimonio Götz Kubitschek y Ellen Kositza. En Francia, la Génération Identitaire surgió finalmente en otoño de 2012, y ha encontrado muchos imitadores en toda Europa como "Movimiento Identitario". Abrió nuevos espacios, especialmente en la esfera digital, y también se apoyó cada vez más en las imágenes, los memes y los vídeos: "Ésto, a su vez, es lo que los identitarios tienen en común con el movimiento Alt-Right que se desarrolló paralelamente en los Estados Unidos. Así que ahora, al comienzo de la tercera década del siglo XXI, nos enfrentamos a una Nueva Derecha que se reproduce principalmente a través de los espacios digitales y utiliza éste campo para librar su batalla cultural por las mentes de la gente. Por supuesto, no opera en el vacío. Muchos actores han tenido carreras políticas previas y a veces incluso provienen del neonazismo organizado. También hay repetidos puntos de contacto con otros ámbitos de la extrema derecha. La gente se conoció y sigue conociéndose, por ejemplo, en las manifestaciones de Patriotas Europeos contra la Islamización de Occidente (Pegida, por sus siglas en alemán), en las protestas contra las medidas tomadas por la pandemia de coronavirus, en grandes eventos como el congreso "Defensores de Europa"; pertenecen a la misma fraternidad estudiantil nacionalista alemana o escriben en las mismas revistas. Éste carácter fluido y las influencias cruzadas de unos y otros son importantes para entender lo que está ocurriendo en éstos momentos. Los años 2015 y 2016 marcan un punto de inflexión, provocado por los grandes movimientos de refugiados en Europa (y las movilizaciones racistas contra ellos), así como por el referéndum del Brexit, y en los Estados Unidos por la campaña electoral y la victoria de Donald Trump. Su éxito no habría sido concebible sin el ejército de guerreros culturales del movimiento Alt-Right o la derecha alternativa. Desde principios del siglo XXI, una animada red de actores se ha reunido bajo ésta etiqueta en los Estados Unidos. Entre ellos figuran predicadores evangélicos como Paula White, presentadores de radio y televisión como Rush Limbaugh, fallecido en febrero de 2021, y pundits que llevan el contenido de la extrema derecha a audiencias masivas en programas políticos de televisión. Una de las figuras centrales es Ben Shapiro, quien atrae principalmente a un público de derecha más joven. Shapiro, nacido en 1984, escribió su primer libro a los 20 años y ya tenía una columna a los 17. De 2012 a 2016, trabajó como editor de Breitbart News, el principal medio de comunicación online del movimiento Alt-Right. Con The Ben Shapiro Show, que también se distribuye como una emisión de radio en directo, es uno de los podcasters más exitosos de los Estados Unidos. Otra figura intelectual es el psicólogo canadiense Jordan Peterson. Desde la cómoda y elitista posición de profesor universitario, Peterson se presenta como un renegado en la lucha contra una fatal corrección política, el comunismo, la "Antifa" y una vaga amenaza izquierdista que supuestamente limita la libertad de expresión" (Strobl, pp. 25, 26, 27).


La burguesía cruda.

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Precisamente con éste modelo de negocio de la comunicación se ha desarrollado una escena mediática de extrema derecha que no carece de recursos ni de invitados y cuyos protagonistas llegan a sus seguidores a través de YouTube, Facebook o Twitter. Cada uno de ellos tiene un enfoque diferente, que va desde las fantasías evangélicas revivalistas y el racismo descarado hasta el antifeminismo y la misoginia. Establecen los temas de conversación, las imágenes del lenguaje y los memes que se copian millones de veces en foros como 4chan, 8chan, en comunidades de jugadores o en Reddit. Con Donald Trump, el puzzle se ha completado. Alguien que piensa igual que ellos, se convirtió en presidente de los Estados Unidos. Los medios conservadores clásicos no son meros receptores pasivos de la agitación de la extrema derecha. Al mismo tiempo, existe una radicalización desde el interior de las clases medias conservadoras hacia el abierto extremismo de derecha, y en la Nueva Derecha éstos dos movimientos se encuentran. Ésto se basa en el pensamiento autoritario, que también se expresa en un fenómeno sociológicamente relacionado: la burguesía cruda. En una sociedad capitalista, la burguesía cruda no es un fenómeno excepcional, sino un ideal francamente deseable. El sociólogo Wilhelm Heitmeyer fue el primero en describirlo. Como señala, el foco de atención "no está en la clase económica, sino en el hecho de que bajo una fina capa de modales civilizados y gentiles ("burgueses") se esconden actitudes autoritarias que se hacen cada vez más visibles, sobre todo en forma de una retórica cada vez más gamberra. Lo que Heitmayer está viendo aquí es la tendencia de ciertos estratos burgueses a abandonar la solidaridad social y sustituirla por una ideología de la dureza". Se articula en un fetiche de la responsabilidad personal, la eficiencia y la maximización del rendimiento: "Éstas actitudes se combinan a menudo por el desprecio por los grupos débiles, por ejemplo en el marco de una lógica economicista o de la reivindicación de las prerrogativas del establishment, a menudo presentadas con un gesto de la propia superioridad. Allí donde predomina ésa burguesía cruda, suele faltar el sentido de la justicia, la solidaridad y la equidad que precisamente no están vinculadas a la eficacia, la utilidad y la usabilidad ni pueden medirse con ésos criterios". La crudeza y la violencia se encuentran en todos los estratos sociales: basta pensar en los todavía numerosos asesinatos de mujeres en todas las sociedades, que no se limitan a un determinado medio. La diferencia –dice Heitmeyer- es que la crudeza específica del medio burgués se expresa a menudo de forma encubierta (debido a la fachada de modales civilizados), pero cuando se hace evidente puede tomar la forma de un autoritarismo muy seguro de sí mismo y consciente del poder y, por tanto, a través de las instituciones, los clubes sociales y los medios de comunicación, tienen una gran influencia en el clima social. La burguesía cruda es especialmente peligrosa porque es ampliamente aceptada, es decir, se convierte en hegemónica. Se expresa, por ejemplo, en numerosos think tanks que trabajan para abolir el Estado de bienestar o prohibir el voto a los desempleados. También existen movimientos del siglo XX en ésa dirección: las vanguardias y el arte. En éste contexto, se inscriben también los bestsellers de Thilo Sarrazin, como Deutschland schaff sich ab (Alemania se está deshaciendo de sí misma, 2010) o Feindliche Übernahme. Wie der Islam den Fortschritt behindert und die Gessellschaft bedroth (Adquisición hostil. Cómo el Islam impide el progreso y amenaza la sociedad, 2018), en los que difunde ideas del darwinismo social. En tiempos de pandemia, tales tendencias se han puesto de manifiesto en las discusiones sobre el contagio y el dejar morir a los "enfermos y débiles", que partieron de la "Declaración del Great Barrington" y del Instituto Americano de Investigación Económica y fueron transmitidas también por muchos periódicos burgueses, como el NZZ, como una contribución normal y racional. Los miembros de otras clases no tienen el (dudoso) privilegio de que su crudeza vertida en palabras se considere socialmente aceptable y discutible. Ahora, los partidos de extrema derecha existen en muchos sistemas políticos. Algunos existen desde hace mucho tiempo, como el Partido de la Libertad (FPÖ, por sus siglas en alemán) en Austria, cuyo partido predecesor, la Federación de Independientes (VdU, por sus siglas en alemán), se fundó cuatro años después del final de la Segunda Guerra Mundial; otros han entrado recientemente en la escena política y la han cambiado, como la Alternativa para Alemania (AfD, por sus siglas en alemán). Se trata de los clásicos partidos de oposición; si participan en el gobierno, significa romper tabúes y marcar una cesura en el respectivo sistema político. A diferencia del conservadurismo clásico, los partidos de extrema derecha aspiran a una transformación rápida y completa de la sociedad. Los partidos conservadores, en cambio, quieren mantener el status quo o cambiarlo sólo con cautela. Cuando dan un paso a la extrema derecha, impulsados por la dinámica de la burguesía cruda, surge el conservadurismo radicalizado. Por conservadurismo radicalizado, Strobl entiende una transformación de los principales partidos conservadores existentes. Se trata de partidos con una larga tradición y una historia accidentada que no se centran en grupos sociales particulares, sino que encuentran apoyo en diversas facciones de la burguesía y/o empresariado, así como entre el campesinado, los trabajadores de cuello blanco, los académicos o los sectores obreros: partidos comodín que pretender atraer al mayor número posible de personas diferentes, de forma similar a lo que la socialdemocracia intenta hacer algo más a la izquierda del espectro político. Ambos bandos –centro-izquierda y centro-derecha- habían acordado un consenso de posguerra, que, por supuesto, tuvo que ser renegociado una y otra vez, pero que se basaba en un acuerdo de principio: los conservadores y los empresarios, por un lado, y la socialdemocracia y los trabajadores, así como los sindicatos, por otro, reconocían el equilibrio de poder existente entre ellos y no intentaban con todas sus fuerzas imponer sus respectivos objetivos e intereses frente a los del otro bando. En Austria, éste consenso se manifestó en la colaboración social, como se denomina a la cooperación entre las asociaciones de empresarios y trabajadores; los conflictos debían resolverse y arreglarse mediante una conciliación de intereses. En Alemania, el concepto de economía social de mercado, en particular, representa ésa búsqueda de equilibrio. Éste consenso siempre ha sido frágil y se ha roto una y otra vez, por ejemplo durante la época de Margaret Thatcher como primera ministra en Gran Bretaña o durante los gobiernos reformistas del canciller socialdemócrata Bruno Kreisky en Austria. Ambos aplicaron sus planes sin tener en cuenta a los respectivos partidos de la oposición. En el caso de Thatcher, ésto significó el aplastamiento sangriento de los poderosos sindicatos británicos y la desolación duradera de las ciudades y comunidades obreras; en el de Kreisky, una modernización fundamental del sistema educativo y la integración duradera de trabajadores ascendentes y prósperos. Sin embargo, en general, el consenso de posguerra se mantuvo. En Austria incluso se manifestó en forma de una gran coalición que gobernó de manera ininterrumpida hasta 1966 y luego de nuevo a partir de 1987. Sin embargo, en 2000, se rompió por segunda vez cuando el ÖVP formó gobierno con el FPÖ de Jörg Haider. Después de que el Partido Socialdemócrata de Austria (SPÖ, por sus siglas en alemán) y el ÖVP volvieran a unirse en 2007, la gran coalición perdió cada vez más apoyo entre la población hasta que Sebastian Kurz puso fin a ésta forma de asociación. En el sistema bipartidista de los Estados Unidos, la evolución fue algo diferente, el desplazamiento de la clase política o casta. En principio, sin embargo, había consenso en que los presidentes estadounidenses procedían del sistema político establecido. Los presidentes habían sido antes gobernadores, senadores o vicepresidentes. Los que estaban fuera del sistema político, como el exactor Ronald Reagan, por ejemplo, lo hizo como gobernador de California. A pesar de todos los puntos de inflexión políticos e ideológicos, éste vínculo común no se rompió. Hubo muchos de ellos: Reagan con su reaganomics neoliberal, que actuó al compás del thatcherismo en Gran Bretaña; o la campaña de Afganistán, las medidas antiterroristas domésticas y la tercera Guerra del Golfo de George W. Bush. Sin embargo, siempre se invocó el bipartidismo, es decir, la disposición de ambos partidos a dejar de lado ciertas diferencias por el bien del país, a comprometerse y compartir las decisiones importantes. Así, incluso muchos congresistas demócratas (como el actual presidente Joe Biden) votaron a favor de las guerras y las restricciones de derechos fundamentales en nombre de la lucha contra el terrorismo. La primera ruptura real y claramente visible –de forma habitual, en el entendimiento y en la práctica política- fue Donald Trump, aunque ésto ya se había hecho evidente en los años de Obama con la aparición del Tea Party como movimiento de base ultraconservador. El conservadurismo radicalizado es la vez una ruptura y una continuidad de los desarrollos que lo precedieron. El partido conservador cancela unilateralmente el –precario- consenso con el partido más izquierdista que apoya al Estado y con el movimiento obrero (históricamente) organizado. Sin embargo, el conservadurismo radicalizado no cae del cielo. Los partidos conservadores no son tomados desde afuera, sino que las tendencias dentro de ellos se refuerzan. Pueden humear dentro del partido durante años y luego hacerse visibles con dureza, audacia y por falta de resistencia interna. Ni Trump ni Kurz aparecieron de la nada: "El año 2008 es una cesura cuya enorme importancia no ha sido realmente comprendida hasta el día de hoy. En un año, casi toda la economía mundial se derrumbó y en muchos ámbitos todavía no se ha recuperado. Las seguridades de millones de personas en todo el mundo desaparecieron, sus vidas se pusieron patas arriba y los responsables no recibieron ningún castigo. El resultado –también y especialmente en los Estados Unidos- fue el desempleo y el aumento de los trabajos precarios. El trabajo fijo, predecible y regular fue sustituido por trabajos ocasionales y de disponibilidad constante. A su vez, la presión exterior sancionó el desempleo cada vez con mayor intensidad, tanto financiera como social y moralmente. Desde entonces, las personas que no tienen bienes y dependen de su trabajo han sido trituradas entre éstas piedras de molino. Paralelamente, se produjo una polarización cada vez más fuerte de la derecha a nivel social. "Lo políticamente correcto" se convirtió en un término odiado que combinaba todo lo "malo" del mundo: feminismo, antirracismo, visibilidad LGBTQI+, etc. En ésta división tanto económica como social, la extrema derecha experimentó un auge dentro y fuera de los parlamentos. Con cierto retrato, éste giro político hacia la derecha llegó también a los partidos conservadores. En Hungría, Viktor Orbán volvió a ser el primer ministro en 2010, y durante los diez años siguientes reestructuró completamente el país siguiendo líneas autocráticas. Un año antes, el movimiento Tea Party en los Estados Unidos ya había creado un centro de poder tanto dentro como fuera del partido. El éxito de Trump habría sido inconcebible sin los caminos que éste abrió en el Partido Republicano y en el discurso político mediático. Hasta la noche electoral del 8 de noviembre de 2016, muchos pensaban que era imposible que Trump pudiera desempeñar un papel en la alta política. Otras voces, como la de Michael Moore o Sarah Kendizor, lo advertían, sin embargo, porque el juego de las carencias económicas, la guerra cultural de la extrema derecha y la crisis de confianza en el Estado habían preparado el terreno para un candidato que simplemente no era como los de antes. Éste alejamiento demostrativo y performativo de la "política normal" lo ha logrado en Austria Sebastian Kurz. En 2011, con tan solo 24 años, Kurz pasó de ser miembro del Ayuntamiento de Viena y presidente de la organización juvenil del ÖVP, el Partido Popular de los Jóvenes (JVP, por sus siglas en alemán), a miembro del gobierno federal. Hasta 2013, fue secretario de Estado de Integración, y, posteriormente, ministro de Asuntos Exteriores. Al principio se le consideraba la esperanza del ÖVP para el futuro y un posible candidato a canciller, que además gozaba de altos índices de popularidad entre la población" (Strobl, pp. 34, 35). Tras la dimisión del líder del ÖVP, Reinhold Mitterlehner, en 2017, Kurz fue elegido como su sucesor. En su libro Haltung, de 2019, Mitterlehner habla de las intrigas, el acoso y las historias sensacionalistas inventadas que Kurz y sus confidentes lanzaron para deshacerse de él después de que se negara a actuar como maestro de ceremonias de la Gran Coalición. El plan filtrado para tomar el poder en el partido y en la cancillería, "Proyecto Balhausplatz", muestra claramente el inmenso nivel de detalle que se preparó para el cambio. En éste documento ya se aprecian claramente patrones autocráticos y antidemocráticos, como la opinión de que había que "pasar por alto la estructura del partido" y que se necesitaban "jóvenes" para Kurz "en la primera fila". El contenido del documento también estaba ya claro: "Cuestiones del FPÖ, pero con la vista puesta en el futuro". Por grandes que sean las diferencias entre Kurz y Trump, ambos han reconocido claramente que en la política del siglo XXI lo importante son sobre todo la narrativa, la historia y los sentimientos asociados a ella. Ya no se trata de elaborar un programa detallado y defenderlo de la forma más convincente posible. Se trata de transmitir una nueva sensación de seguridad. En tiempos de dislocación social y económica, no se trata de un sentimiento defensivo y estático, sino agresivo y dinámico. La promesa de afirmar la necesidad subyacente es el núcleo ideológico del conservadurismo radicalizado. El conservadurismo radicalizado pretende ocupar una posición por fuera del sistema político. Se trata de una paradoja, ya que los partidos en cuestión son antiguos y estatistas. La atención otorgada a la figura del líder va acompañada de una transformación de gran alcance de todo el partido. Éste último funciona ahora sólo como un vehículo para la figura del líder. El conservadurismo radicalizado adopta las estrategias y el lenguaje del populismo de derecha o del extremismo de derecha moderno basado en los partidos y extraparlamentario. Se basa en la polarización más que en el consenso y busca remodelar el sistema político existente a su favor. Su relación con el público de los medios de comunicación se caracteriza por la tensión, el favoritismo y la dureza. Las reglas se rompen repetidamente de forma estratégica y calculada. Los representantes de la oposición dejan de ser meros competidores o adversarios políticos y se convierten en enemigos a los que hay que eliminar. En el proceso se mezclan con oponentes políticos extraparlamentarios para librar una guerra cultural. La lógica de la guerra cultural atraviesa todos los ámbitos. Ya no se trata sólo de los asuntos políticos cotidianos, sino de crear una versión fundamentalmente diferente de la realidad y llevar allí al mayor número posible de personas. Hay reglas en el mundo de la política. Algunas son de carácter formal. Entre ellas, se encuentran las normas de procedimiento o los planes de proyectos, pero sobre todo las leyes y la Constitución. Proporcionan el marco externo en el que se desarrolla la política. Las reglas informales son menos fáciles de entender. Están a medio camino entre la decencia y la moral, la etiqueta y las costumbres, y suelen ser consuetudinarias. Conocer y respetar las reglas informales es una señal de pertenencia; comienza con la cortesía y las buenas maneras y se extiende al conocimiento de los procedimientos o los rituales ensayados y a la idea de que, a pesar de todo el antagonismo, detrás de la escena la gente se trata de forma amistosa. Ésto esconde el reconocimiento de que la política siempre tiene un aspecto de "como si", Es decir, la idea de que las disputas y la adopción de puntos de vista opuestos se deben, entre otras cosas, a los diferentes papeles de la oposición y el gobierno, y que en la puesta de escena cada una de las partes se hace cargo de su respectivo papel. Ésto sólo funciona mientras el consenso se considere deseable. Los actores del conservadurismo radicalizado, sin embargo, quieren una ruptura, en última instancia también con la historia de su propio partido. Con la acelerada velocidad del quiebre de las reglas, se borran las certezas que se creían seguras, de modo que, en definitiva, no parece posible distinguir entre lo correcto y lo incorrecto, entre el comportamiento deseado y el no deseado. El incumpliendo deliberado de las normas tiene tres funciones. En primer lugar, da la apariencia de un nuevo comienzo, aunque el propio partido sea en realidad un símbolo del orden consensuado. La ruptura señala que uno no forma parte del sistema, que no pertenece al establishment de Washington o que ya no es un socio natural en una gran coalición paralizante. Uno se ha liberado de las viejas cargas; ahora ha amanecido una nueva era. En segundo lugar, la ruptura de las normas conlleva en sí misma ventajas, tanto directas como indirectas, porque uno se ve ayudado por la (calculada) indignación. En tercer lugar, algunas violaciones de las normas son buenas para la imagen. En la percepción pública, es mejor ser inconformista que burgués. Pero nada es más burgués que el conservadurismo. Romper las reglas confiere el nimbo de revolucionario, mientras que los críticos que insisten en el cumplimiento de las reglas y la decencia se quedan con el papel de burgueses. Incluso las infracciones flagrantes de la ley son celebradas por los seguidores como un signo de determinación: "¡Toda Europa quiere un cambio político!". Con éstas palabras Alice Weidel, líder del partido de extrema derecha alemán AfD (Alternativa para Alemania), felicitó al político antiislámico y antiinmigración Win Wilders por su victoria en las elecciones holandesas de noviembre de 2023 (Casert, 2023). Ésto ocurrió justo un año después de que Giorgia Meloni, la figura política más derechista de Italia desde 1945, se convirtió en primer ministro del país. El cambio hacia un gobierno de derecha nacionalista y racista también se produjo en las elecciones en Suecia, España (a nivel local y regional) y Eslovaquia. En Polonia y Eslovenia, las coaliciones electas están luchando con las consecuencias del desmantelamiento de las instituciones democráticas durante los mandatos anteriores de la derecha. Las encuestas de opinión muestran un fuerte apoyo a AfD en Alemania, y en Francia el éxito de Marine Le Pen no parece haber terminado todavía. El triunfo de la extrema derecha en las elecciones está cambiando el mapa político de Europa. Y no sólo en Europa. En la India, el nacionalismo hindú de derecha se está extendiendo y en Myanmar, el budismo ultranacionalista está instigando la limpieza étnica (Soutphommasane, 2019). En Argentina, la juramentación del populista de derecha Javier Milei reunió en diciembre de 2023 a representantes de la extrema derecha en todo el mundo, incluido el presidente húngaro Viktor Orbán, el ex presidente brasileño Jair Bolsonaro, el líder español de Vox, Santiago Abascal y el líder republicano chileno José Antonio Kast. "La derecha se está fortaleciendo, no sólo en Europa sino en todo el mundo", anunció Orbán en ésta ocasión en X, el antiguo Twitter… De hecho, el expresidente Trump y sus partidarios también están aumentando nuevamente en Estados Unidos. Después de cuestionar la victoria del Partido Demócrata en 2020, parecen apuntar a un cambio social importante, si no total… El antiliberalismo también parece ser un marco difícil de alcanzar, ya que no hay muchas explicaciones precisas de lo que significa ser "antiliberal". ¿Es realmente suficiente decir que los regímenes que ignoran los límites constitucionales de su poder y violan los derechos humanos y las libertades civiles de los ciudadanos y otros son simplemente democracias "defectuosas" en el sentido de la separación de poderes, las libertades políticas y el Estado de derecho? ¿Las elecciones (amañadas) califican a tal régimen como (antiliberal pero) democrático? Los problemas asociados con el término iliberalismo se vuelven particularmente claros cuando los regímenes son etiquetados como "democracias iliberales", lo que implica que aceptemos su (auto) etiquetado amplificado como democrático" (Jalušič & Heuer, pp. 21, 22, 29).


La desinformación rusa.

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David Alandete en "Fake News: La nueva arma de destrucción masiva. Cómo se utilizan las noticias falsas y los hechos alternativos para desestabilizar la democracia" (DEUSTO, 2019), ubica una convocatoria que llevaba por título "Diálogo de naciones y derecho de los pueblos a la autodeterminación y construcción de un mundo multipolar". Era la tercera edición del encuentro, cuya finalidad era llevar a Moscú a representantes de movimientos independentistas de todo el mundo. Lo había organizado al detalle el líder del Movimiento Antiglobalización de Rusia, el joven y carismático abogado Alexander Ionov, un patriota de más de dos metros de altura y con oficina en uno de los barrios más caros y exclusivos de Moscú. Unos treinta políticos y activistas de todo el mundo habían sido convocados en septiembre de 2016 a uno de los hoteles más lujosos –y más intervenidos por los servicios secretos- de la capital rusa. Según las invitaciones cursadas por Ionov, en el congreso se analizaría el conflicto entre dos principios fundamentales de la legislación internacional: la inviolabilidad de las fronteras nacionales y el derecho de autodeterminación de los pueblos del mundo. El objetivo final era crear una comisión de trabajo para coordinar la acción de grupos separatistas en todos los continentes, bajo la supervisión de Rusia. No se les podía escapar a los asistentes la contradicción de que fuera precisamente en Rusia donde iban a debatir sobre la independencia: en 2014, el gobierno ruso había aprobado una ley por la cual se pena con cinco años de prisión a quien promueva el separatismo dentro de su territorio nacional, lo que explica que estuvieran ausentes del simposio defensores de movimientos independentistas dentro de la propia Federación, como el norte del Cáucaso, tibetanos, tártaros, kurdos o comunidades de la extinta federación yugoslava. Rusia no será el único país en promover banderas prohibidas en su territorio: Irán. Ionov había anunciado el encuentro en las redes sociales como "una conferencia que reunirá a más de dos docenas de activistas políticos de diversos Estados cuyas regiones trabajan a favor de la independencia y la autodeterminación y en contra de la ideología de la dominación mundial y explotación económica". Para organizar el evento, por tercer año consecutivo, obtuvo fondos del gobierno ruso, en éste caso 3,5 millones de rublos (unos 45.000 euros al cambio de entonces) a través del Fondo Nacional de Caridad, creado por el presidente Vladímir Putin en 1999 para promover proyectos patrióticos y militares. En la edición previa, en 2015, la conferencia había tenido lugar en el hotel President, una mole funcional de ladrillo rojo y titularidad pública a un kilómetro del Kremlin y a orillas del río Moscova, en el que suelen alojarse altos funcionarios extranjeros de visita oficial en Rusia. En ésta ocasión, los asistentes gozaron de una mejora: el Ritz-Carlton, donde se han alojado dignatarios de todo el mundo, entre ellos Donald Trump durante su célebre visita a Rusia para la gala de Miss Universo en 2013, de la que surgió un polémico dossier sobre un supuesto chantaje de las autoridades rusas al actual presidente estadounidense, incluidos rumores sobre un encuentro con prostitutas que orinaron sobre una cama en la suite presidencial. Tras las reuniones, los asistentes, con los gastos pagados a cargo del gobierno ruso, se hospedaron en otro hotel, el Alfa. Ésta tercera cumbre independentista tuvo lugar los días 24 y 25 de septiembre, apenas seis meses después de la victoria del "sí" en el referéndum sobre la salida del Reino Unido de la Unión Europea. Los asistentes estaban lógicamente eufóricos: si el brexit había triunfado en las urnas, ¿no les podía separar a ellos de la independencia un simple referéndum? "Quiero darle la enhorabuena a la ciudadanía británica. Su éxito es una inspiración para todos nosotros", proclamo uno de los asistentes, Nate Smith, líder del movimiento nacionalista de Tejas. Smith forma parte de una red de activistas que mantiene que la anexión de Tejas por parte de Estados Unidos en 1845 fue ilegal y que Washington se comporta como una potencia colonial. El grupo tiene su propio gobierno, su senado y su sistema de juzgados, algo que en 2015 había propiciado un registro por parte del FBI, aunque nadie fue detenido. En la conferencia independentista de Moscú se trataba a Smith y otros compañeros de viaje como representantes de un sentir legítimo con objetivos viables. Cada delegación expuso su camino a la independencia y prácticamente todos hicieron referencia al brexit. Uno de los primeros en llegar fue un hombre uniformado que llevaba la bandera de Nueva Rusia, de fondo rojo y una cruz azul ladeada reminiscente de la que ondeaban los confederados del sur en la guerra civil estadounidense. Nueva Rusia es una confederación, no reconocida internacionalmente integrada por las autodenominadas repúblicas populares de Donetsk y Lugansk, ambas en Ucrania. "Para Ucrania ya no somos sujetos, sino objetos", dijo aquel uniformado a su llegada al hotel. "Es culpa del nuevo gobierno de Kiev, que es a su vez la marioneta de Estados Unidos. Hoy en día, todos los países deben vivir de una forma que le convenga a Estados Unidos". Aquel antiamericanismo sería el tono general del simposio. Fueron tomando la palabra los delegados de los futuros Estados independientes de la Padania (norte de Italia); Borinken (Puerto Rico); Nagorno Karajab y Talish (Azerbaiyán), y Lugansk y Donetsk (Ucrania). Hasta intervino por videoconferencia el rey de Hawái, Edmund Keli´i Silva Jr. Frente a todos presidía Ionov, que se colocó a sus espaldas una gran pantalla con una imagen del globo terráqueo visto desde el polo norte, similar al escudo de Naciones Unidas, y el lema "Todas las naciones tienen el derecho a la autodeterminación". Preguntado posteriormente por el periodista Xavier Colás si ésa afirmación afectaba también a Rusia, Ionov diría que "Rusia no tiene movimientos separatistas, podemos ir a cualquier parte de Rusia y preguntar por separatistas; no encontrará usted". Fue invitado a la conferencia el legislador ultranacionalista ruso Mijail Degtiarev, que no se anduvo con rodeos. "Los fenómenos más repugnantes que vemos hoy en el mundo, el racismo, el nazismo, el tráfico de esclavos, nacieron, todos, en la sociedad europea, ésa misma que dice ser desarrollada. Lo que se llama democracia estadounidense no es más que porrazos y gas lacrimógeno. Mirad Ferguson, es una dictadura que quiere ser todopoderosa", dijo, en referencia a los recientes disturbios raciales en una localidad del estado de Mississippi, en Estados Unidos. Degtiarev es célebre por su homofobia, que ha intentado convertir en política de Estado en un país ya de por sí hostil a los derechos de los gais, proponiendo terapias de conversión a través de psicoterapia y la prohibición a los gais de donar sangre u órganos. Si, como parece, a los asistentes en aquella conferencia se les consideraba legítimos representantes de movimientos socialmente mayoritarios con posibilidades reales de cumplir sus planes, pronto el mundo tendría una treintena de países más en casi todos los continentes y, lo que era mejor para Ionov y sus patronos: todos en excelente sintonía con Moscú. Algunos, directamente escindidos de Estados Unidos y por lo tanto nada críticos con arengas como la de Degtiarev. Tampoco es que Ionov engañara a nadie. En un momento del simposio, el propio abogado dijo: "Si Muamar el Gadafi estuviera aún vivo en Libia, no habría Estado Islámico, crisis migratoria ni Maidán", en referencia al movimiento proeuropeo de Ucrania. Su organización había sido registrada en 2012 y se financia sobre todo de fondos públicos y algunas donaciones. Antes, Ionov había presidido el Comité para la Solidaridad con los Pueblos de Siria y Libia. En 2013 organizó una visita a Damasco, donde le propuso en persona a Bachar el Asad ser miembro de honor del Movimiento Antiglobalización, algo que ya había ofrecido previamente al expresidente iraní Mahmud Ahmadineyab. Con los años, el interés de Ionov y su Movimiento Antiglobalización fue virando de la defensa de regímenes afines a Moscú en Oriente Próximo y el norte de África a la instigación del independentismo, pero no de cualquier tipo: sólo el de carácter marcadamente antioccidental. En especial, si procedía de Estados Unidos. Por ejemplo, el que abandera el líder del movimiento independentista californiano: Yes California!, Louis Marinelli. Éste intervino en aquel congreso para anunciar la inminente apertura de un consulado de su futuro país en la ciudad rusa de Ekaterimburgo, a 1.800 kilómetros de Moscú y en plenos Urales. Según declararía el mismo Marinelli posteriormente, el supuesto consulado funcionaría como un centro cultural a fin de presentar a los rusos la historia de California y también se dedicaría a establecer relaciones de negocios y turismo con los rusos. "Es importante para nosotros demostrar a Washington que su principal enemigo geopolítico (Rusia) apoya la autodeterminación de California y está dispuesto a cooperar en todos los sentidos, a diferencia de Washington", diría. El falso consulado abrió en diciembre de 2016 y desde entonces poco se ha sabido de sus actividades. Marinelli vive con su mujer en Ekaterimburgo, donde da clases de inglés. También tomó la palabra en el congreso el presidente del partido Uhuru, un movimiento africanista de ideas socialistas. Omali Yeshitela pidió que se condenase al gobierno de Estados Unidos por "el genocidio de los afroamericanos" y que quedasen libres absolutamente todas las personas de raza negra en cárceles estadounidenses. "La elección de Barack Obama como presidente de Estados Unidos es una muestra del poder neocolonialista escondido tras una cara negra", dijo. En la conferencia independentista había, por segundo año, representación catalana. Era, de hecho, uno de los platos fuertes, anunciado por Ionov y su Movimiento Antiglobalización a través de Sputnik, uno de los principales medios de la agitación propagandística rusa: "Los organizadores cuentan con invitados de Cataluña, Irlanda del Norte, el Sáhara Occidental, Escocia e incluso Estados Unidos, con estados y territorios como Hawái, Puerto Rico, California y Tejas", anunció el diario. Y aunque en el caso de Cataluña el apoyo social a la independencia es proporcionalmente mucho mayor que en California o Hawái, el abogado Ionov sólo pudo dar con un invitado desconocido en las esferas políticas catalanas. Se trataba de Enric Folch, y conviene recordar su nombre, porque sus palabras serán utilizadas repetidamente en ésta crisis de desinformación. A los asistentes se presentó como secretario internacional del partido Solidaritat Catalana per la Independència, que a los oídos de los independentistas de Tejas o Hawái debió de sonar muy bien, ya que el propio enviado lo definió como "una coalición de seis partidos políticos que se formó en 2010 para participar en las elecciones parlamentarias en Cataluña, cuyo fin es la consecución de la independencia de Cataluña y su constitución como Estado soberano en el seno de la UE". Lo cierto es que ésa coalición no logró un solo diputado autonómico en las últimas elecciones que se presentó. En las anteriores, en 2010, había obtenido cuatro escaños y ninguno de ellos lo ocupó el propio Folch. Éste tiene lazos con Rusia desde 1991, año en que se trasladó a aquel país, inmerso en el trance de salida del comunismo, para asesorar a empresas españolas y europeas que quisieran hacer negocios allí. Hoy está afincado, de nuevo, en Barcelona, tras vivir en Londres. En la reunión, Folch presentó imágenes de las recientes manifestaciones multitudinarias en Barcelona del 11 de septiembre, un día simbólico para el nacionalismo catalán en el que se conmemora la derrota de 1714 en la guerra de Sucesión, cuando Cataluña, con un ejército defensor del archiduque Carlos de Austria, capituló ante las tropas de Felipe V de Bourbon. Desde hacía tres años, aquellas marchas habían crecido sustancialmente por la invalidación de varias provisiones del estatuto de autonomía. El argumento de Folch era claro, y así lo demostraban aquellas fotografías plagadas de manifestantes y de banderas: la población de Cataluña estaba mayoritariamente a favor de la independencia, ante la asfixia cultural y económica de España. A aquella reunión de independentistas había acudido un centenar de periodistas, incluidos empleados de los portales públicos del Kremlin" (Alandete, pp. 24, 25). A varios de ellos les atendió Folch, quien no ocultó que le gustaría que una Cataluña independiente tuviera buenas relaciones con Rusia, un país con poder de veto en el Consejo de Seguridad de la ONU. "Desde el punto de vista de Cataluña, desde hace mucho tiempo tenemos relaciones muy amistosas con Rusia, hay muchos rusos que viven en Cataluña felizmente y sin ningún problema. Consideramos que los rusos son nuestros amigos. Y, por supuesto, Rusia es una gran potencia y no debemos olvidarnos de Rusia de ninguna manera. Ésto significa que, en cualquier caso, una Cataluña independiente hará lo mejor que pueda para tener una buena relación con Rusia en el ámbito económico, cultural y social. Estoy seguro de que rusos y catalanes podemos llegar a acuerdos importantes", dijo. Según recuerda Folch, que accedió a hablar conmigo en septiembre de 2018 sobre aquel congreso, el intercambio con los periodistas que le entrevistaban continuó de la siguiente forma: PREGUNTA: En caso de que España utilizase la fuerza contra Cataluña, ¿aceptaría ésta la ayuda militar de Rusia? RESPUESTA: Ésta pregunta no tiene lugar. El pueblo catalán es pacífico, democrático, ni nos planteamos ésta situación. PREGUNTA: ¿Una Cataluña independiente reconocería a Crimea? RESPUESTA: No sé lo que reconocerá el Parlamento de Cataluña si es independiente, pero en cualquier caso estoy seguro de que Cataluña, aunque ésto ya es opinión personal, reconocerá a cualquier país que efectivamente haya accedido a la independencia por vías democráticas, pacíficas y normales. En 2014, Putin en persona había anunciado la entrada de Crimea en la Federación de Rusia después de que las fuerzas armadas de éste país tomaran el puerto de Sebastopol, en el mar Negro. Era la primera anexión por parte de un Estado del territorio soberano de otro en la Europa continental desde que acabara la Segunda Guerra Mundial. Aquellas acciones provocarían una apabullante condena internacional y una serie de sanciones económicas, a las que España se sumó. En aquel momento, en aquella sala del hotel Ritz-Carlton de Moscú, nació la primera noticia falsa sobre Cataluña procedente de la gran maquinaria de injerencias rusa. El titular que publicó primero Izvestia en ruso, y que pronto replicó Sputnik en inglés fue: "Una Cataluña independiente reconocerá que Crimea es rusa". Es imposible afirmar que el gobierno ruso organizara de forma directa o indirecta una conferencia de independentistas sólo para buscar informaciones que apuntaran a una posible legitimación de sus aspiraciones anexionistas de Crimea. Folch defiende que nadie le dijo qué decir a la prensa y no hay razones para dudar de su palabra. Pero ahí estaba: la posibilidad de recordarle a Occidente que tiene sus propios problemas y que Moscú no dudará en aprovecharlos en beneficio propio. Ésa es la razón de ser de ésos medios en apariencia minoritarios creados y alimentados para presentar un mundo alternativo donde Hawái tiene un rey, Tejas cuenta con un presidente y a Folch se le atribuye la capacidad de reconocer en nombre de toda Cataluña que Crimea es y será siempre rusa. Izvestia citó a Folch en mayor detalle: "¿Y por qué no reconocer a Crimea? En la península se realizó un referéndum, en el que la gente optó por unirse a Rusia. Debemos respetar los resultados de éste plebiscito. Y aunque una Cataluña independiente seguirá en la UE, ésto no afectará a sus decisiones. Lo mismo ocurre con las sanciones contra Rusia. Las restricciones económicas nunca han ayudado a resolver problemas". Hoy, Folch defiende que ésas palabras son en realidad una interpretación libre del periodista, que empleó un traductor y mezcló el enunciado de sus preguntas con las respuestas del entrevistado. Inmediatamente tras Izvestia, Sputnik publicó una nota similar en inglés: "Una Cataluña independiente reconocerá que Crimea es rusa". Aquella noticia, ya muchas veces modificada sin fe de errores o reconocimiento alguno, es un ejemplo de libro de desinformación, desde su primera hasta su última letra. De una fuente no oficial, que expresa algo que no es más que una opinión, extrae un titular contundente y de unas implicaciones enormes sobre la vida política de todo un continente y sus aliados y, sobre todo, en línea con lo que le interesa a Moscú: más independentismo en Europa y la legitimación de la anexión de territorios de mayoría rusa en el continente. En los días siguientes se hicieron eco de la información, en diversos idiomas, todo tipo de diarios en la misma órbita, incluidos el canal iraní en español Hispan TV y el portal griego Elkratos. El titular, compartido en plataformas como Facebook o Twitter, logró decenas de miles de interacciones en diversos idiomas. Aquella noticia fundacional de la desinformación en la crisis catalana era un modelo de cómo la gran maquinaria de injerencias rusa funcionaría en los meses siguientes: personajes de segunda o tercera fila dando titulares rotundos y alarmistas, como que la OTAN podría bombardear Madrid, que los tanques estaban en las calles de Barcelona o que Europa contaría con medio centenar más de países. Su efecto fue amplificado por una gran parte de la población catalana que ya albergaba el ansia de romper con España con argumentos a veces racionales pero que en la mayoría de los casos apelaban más a las emociones que a la razón, en la primera gran crisis de la posverdad en España. Cuando Folch vio lo que Sputnik había publicado, llamó a los organizadores del evento y se quejó del titular: "Éste cambió poco después por "Un grupo dice que una Cataluña independiente reconocerá que Crimea es rusa", sin fe de errores por parte de sus autores. Hoy, el político admite que ésos medios "hacen las preguntas para que después el redactor pueda dar con ellas una sensación de la opinión que quieren dar". Por su parte, el abogado Ionov, promotor de éste congreso, tiene otros lazos con Cataluña. Meses después asumió la defensa de dos hackers rusos a los que buscaba Estados Unidos y que serían detenidos precisamente en Barcelona. El 9 de enero de 2017, la Guardia Civil detuvo en el aeropuerto de El Prat a Stanislav Lisov, un programador informático al que buscaban el FBI y la Interpol por desarrollar un programa, conocido como NeverQuest, para cometer un supuesto fraude bancario por valor estimado de 800.000 euros. La Audiencia Nacional falló a favor de su extradición a Estados Unidos, que se ejecutó el 9 de enero de 2018. Más llamativo es el caso de Piotr Levashov, otro hacker ruso al que detuvo la policía en un hotel de Barcelona el 7 de abril de 2017, también por petición de Estados Unidos. La Audiencia Nacional aprobó su extradición, y fue entregado al FBI el 2 de febrero de 2018. Según explicó el Cuerpo Nacional de Policía, los motivos por los que le requería la justicia estadounidense tenían que ver con la creación de una red de bots u ordenadores automatizados, denominada Kelihos, con la que controlaba a sus víctimas de forma remota para el envío de spam o correo basura y programas maliciosos que bloqueaban el acceso a información personal, lo que le permitía pedir un rescate económico para su liberación. Cuando ambos hackers fueron detenidos, Ionov se presentó a los medios internacionales como su abogado, en calidad, además, de vicepresidente de la oficina rusa del Comité Internacional para la Protección de los Derechos Humanos, otro cargo que añadir a su lista. Tras el arresto de Levashov, Ionov se quejó en la versión de RT en ruso de que se hubiera requisado el material informático del programador "sin ningún tipo de testigo presente", porque la policía podría, desde entonces, "tener libre acceso a su información, incluso añadir documentos con software malicioso". En una hábil estrategia, Rusia pidió paralelamente a España la extradición de Levashov por el supuesto hackeo de un hospital en San Petersburgo, algo que la Audiencia Nacional rechazó" (Alandete, pp. 28, 29).


La realidad alternativa.

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Las primeras noticias publicadas sobre el arresto de Levashov apuntaron a su participación en las injerencias en la campaña electoral que ganó Trump en 2016, en concreto el robo de información a Clinton, su jefe de campaña y el Partido Demócrata. Ésa información venía en realidad de su propia mujer, que dijo en declaraciones a RT que los agentes le enseñaron "unos papeles en español sin sellos, con una foto de mala calidad de él" y le informaron de algo "que tenía que ver con un virus relacionado con que Trump ganara las elecciones". El programador informático alegó en su vista de extradición ante la justicia española que su caso obedecía a motivaciones políticas y no criminales, porque había trabajado para Rusia Unida, el partido que apoya a Putin, y era una analista militar con acceso a información clasificada. Previamente, cuando aún estaba en Rusia, había usado el pseudónimo Peter Severa para conectarse a un chat de hackers en el que había revelado que trabajaba para el gobierno de su país reclutando a programadores aficionados y profesionales para campañas de ofensiva digital. En aquel intercambio llegó a insinuar que entonces trabajaba en un "batallón informativo" del FSB, el servicio de seguridad ruso que en la época soviética funcionaba con el nombre de KGB. Si hay algo de verdad en la intervención de Levashov en ésas campañas de injerencias políticas, Estados Unidos no lo ha revelado, porque en el anuncio de los cargos presentados en su contra el Departamento de Justicia sólo se refiere a ocho delitos de fraude informático genérico relacionado con la red Kelihos, por los que se ha declarado culpable. Sí que dice explícitamente el auto de acusación que controló "programas informáticos diseñados a interferir en operaciones informáticas, recabar información sensible, acceder a ordenadores o iniciar otras acciones ilícitas en los mismos", pero no hay una sola mención a las elecciones de 2016 o a la campaña de Clinton. Una noticia falsa no tiene por qué ser una completa mentira. La desinformación contiene muchos elementos de verdad: existió una cumbre independentista en Moscú en 2016 y al político catalán Enric Folch, que acudió a ella, le preguntaron si una Cataluña independiente reconocería que Crimea es rusa. Los desinformadores utilizan hechos como ésos para torcer las reglas del periodismo, con una técnica tan necesaria para ellos como perniciosa para la sociedad: la manipulación de las fuentes. De ésa práctica surge un espacio a medio caballo entre la verdad y la mentira que algún avezado profesional de los medios de propaganda rusa ha descrito como "realidad alternativa". Hay un ejemplo que en el estallido de la crisis independentista catalana logró cierta prominencia y que sirve para una definición anatómica de una noticia falsa. Es el caso de la nota del portal RT "Tanques en las calles de Barcelona": España y Cataluña al borde de un desenlace violento", publicada el 28 de octubre de 2017. El titular es, desde luego, contundente. Es un ejercicio de mal periodismo, se deja una cita al principio, sin atribuir, y luego el periodista insinúa que una guerra está a punto de estallar, poniendo en el mismo plano a España y Cataluña, como si la independencia fuera ya una realidad. La crónica comienza con la opinión, de nuevo, de Folch, quien asegura que "el gobierno de España no podrá solucionar la crisis únicamente invocando la ley, "porque a los catalanes no les importa la anulación de su autonomía". Folch, sin embargo, no da nota a su explosivo titular. Lo hace otro habitual de las entrevistas de RT. El texto prosigue: "Por su parte, el analista John Wight opina que los líderes del movimiento separatista catalán están siguiendo un camino peligroso en ésta última instancia, ya que Madrid ha demostrado su determinación de "desatar la violencia contra civiles desarmados". Aunque Wight resalta la importancia de la Constitución en éste caso, se opone a su uso como "justificación" para atacar a la población. El analista asegura que España y Cataluña claramente se dirigen hacia un conflicto. Para evitar "tanques en las calles de Barcelona", ambas partes deben dar un paso atrás, subraya". ¿Quién es John Wight? Se le presenta simplemente como analista. Es un autor prolífico que ha publicado con especial frecuencia en RT y Sputnik, medio éste último donde tiene un programa de radio semanal. Es autor de varios libros y se define en sus redes sociales como un novelista que ganó experiencia como extra y doble de cine en Hollywood, además de portero de discoteca. Y poco más. En lo que no suele fallar es en expresar siempre puntos de vista afines a los intereses rusos: ha puesto en duda la existencia de ataques químicos del régimen de El Asad en Siria, ha denunciado la supuesta rusofobia de la clase política británica y ha alabado a Putin abundantemente. El problema de la nota sobre los tanques en Barcelona no es únicamente que Wight carezca de cualquier conocimiento en profundidad sobre España que le permita predecir un estallido de violencia en Cataluña. Es que ni siquiera él mismo se atreve a ir tan lejos. Sus declaraciones apuntan a cómo podría evitarse que los tanques del ejército salieran a la calle de Barcelona, una opción que por otro lado ni siquiera estaba en la mesa del gobierno español. Sin embargo, al autor de la nota de RT las palabras de Wight le bastan para afirmar: "Tanques en las calles de Barcelona". De ése modo, la opinión con matices de un analista de tercera fila, que nunca sería citado en ningún medio serio, logra un tratamiento estelar, junto a noticias con declaraciones del presidente del gobierno español o los líderes políticos de la independencia. Las fuentes son el pilar central del periodismo. El profesional de la información cimenta todo su trabajo en ellas: porque le cuentan lo que han visto o porque le transmiten un conocimiento para él y los demás oculto. Son esenciales, desde el vecino que ha presenciado un atropello y le cuenta al periodista los detalles del accidente, hasta los filtradores de las grandes exclusivas de la historia del periodismo, como el escándalo del Watergate o los cables diplomáticos de WikiLeaks. Lo que no debería ser una fuente es la validación de un punto de vista u opinión existentes antes de la elaboración de la noticia. Y éso es precisamente lo que la gran maquinaria de desinformación rusa ha convertido en un método de desinformación. Ni Folch en el caso de Crimea ni Wight en el de los tanques son fuentes válidas porque sólo expresan opiniones personales. Destacar sus afirmaciones en titulares es, llanamente, manipular. Es cierto que el uso interesado de las fuentes ha existido siempre en el periodismo. Un reportero puede acudir a una manifestación en contra de la guerra o del aborto y puede seleccionar exquisitamente las declaraciones en su crónica para retratar a los entrevistados bien como una caricatura de la realidad o bien como un grupo de personas cabales. Por ello, uno de los mayores esfuerzos en el oficio periodístico es cultivar, seleccionar y equilibrar las fuentes y sus declaraciones, tratando a todo entrevistado con respeto. La correcta valoración de las fuentes es incluso más importante en el llamado periodismo de declaraciones, las notas informativas que se arman sobre la base de las afirmaciones de un político o gobernante. Son el tipo de noticia más común en las secciones de política de todos los diarios del mundo. Alguien con poder dice algo que puede tener unas consecuencias claras para la sociedad y así se explica en el medio. Es un tipo de periodismo muy endogámico, que se alimenta sobre todo de ruedas de prensa, comunicados y entrevistas. Tradicionalmente, los jefes de comunicación de los políticos son quienes controlan ése flujo de información y quienes tratan de que un mensaje que a éstos les interesa difundir tenga un espacio destacado en los medios. La importancia de lo que se dice y quién lo dice condiciona posteriormente elementos como el tamaño, la posición o la distribución de la noticia. Si el presidente de Estados Unidos anuncia que dimite, lógicamente logrará un espacio dominante en todo tipo de diarios en papel y digitales, y hoy en día un eco comparable en las grandes plataformas sociales: "Si el concejal de un pueblo de mil habitantes anuncia que abrirá un nuevo centro deportivo, la noticia, si se publica, tendrá un tratamiento menor y una distribución acorde con sus consecuencias reales. En ése sentido, el tamaño, la posición y la distribución son elementos de valoración de una información. También en la era de la ubicuidad de los teléfonos móviles: sólo las noticias relevantes son enviadas a través de alertas informativas, para mantener al lector informado. La línea editorial de un diario o las simpatías de editores y periodistas tienen también una influencia indudable sobre la información, aunque éstos lo nieguen. Un buen periodista, sin embargo, siempre coloca los hechos por encima de ésas afinidades. Por ejemplo, la diferencia entre buena y mala praxis se puede ver claramente entre éstos dos titulares sobre la cumbre de Trump y Putin en julio de 2018: "Trump le ofrece a Putin un triunfo diplomático al poner en entredicho a las agencias de inteligencia de Estados Unidos" (The Washington Post) y "Putin y Trump consideran su cumbre un "éxito" y rechazan las alegaciones de "conspiración" (Sputnik). El auge del populismo ha convertido la labor de comprobación de hechos del periodismo en una práctica esencial para la buena salud de la democracia. Desde 2016 se sabe que el presidente de Estados Unidos miente por sistema, y la labor de los medios es distinguir sus falsedades de la realidad. Por otro lado, ésa labor informativa diferencia a los Estados democráticos de los regímenes autoritarios, en los que la prensa no cumple su función y se limita a repetir consignas que llueven desde el poder, con una falta completa de visión crítica. Nunca se encontrará en medios estatales rusos como RT o Sputnik una crónica crítica con su gobierno o sus decisiones. La tónica son noticias engañosas en su asepsia, cargadas de vaguedades, como "Putin felicita a los rusos en su día y asegura que "todo estará bien", un titular real publicado por RT en 2018. La nota sobre los "tanques en las calles de Barcelona" contiene otro elemento importante en la gran mayoría de las publicaciones de sitios como RT y Sputnik: la ausencia de una firma. En circunstancias normales, el nombre del periodista es un aval, que refuerza la credibilidad de un medio, en especial cuando se publican informaciones comprometidas o polémicas. En éstos casos el informador tiene el deber de responsabilizarse de lo escrito, porque es su obligación rendir cuentas por posibles errores o engaños" (Alandete, pp. 35, 36, 37). Muchos son los escándalos de noticias inventadas que han propiciado medidas disciplinarias. En 1981, la periodista estadounidense Janet Cooke ganó un premio Pulitzer por un reportaje titulado "El mundo de Jimmy", publicado en The Washington Post y en el que contaba el caso de un niño de ocho años adicto a la heroína. Cooke, quien describía en el texto "las marcas de las agujas en la suave piel de sus brazos delgados y oscuros", se había inventado la historia. Ante las dudas que planteó la policía local de Washington, sus jefes abrieron una investigación y llegaron a la conclusión de que la información era falsa. Cooke fue obligada a dimitir de su puesto de trabajo y devolver el premio. En casos tan extremos como éste, al medio le beneficia la existencia de una firma: sirve para obligarle al periodista a proteger su nombre, su imagen y su puesto de trabajo. En los medios de agitación rusos prácticamente no existe la firma. La mayoría de las informaciones, excepto las tribunas de opinión, omiten el nombre y apellido de quien las ha elaborado, ocultando cualquier mala praxis tras la cabecera del medio. De ése modo se puede publicar mentiras como que en unos años Europa tendrá medio centenar de países más, y no pasa nada. Si una falsedad provoca un incendio en las redes, se cambia el titular, se modifica el texto y listo. Al no ofrecer firmas, éstos medios no publican fe de errores, otra obligación ética no sólo en el periodismo impreso, sino también digital. Cuando una información se modifica en partes esenciales como afirmaciones, datos o declaraciones, debería añadirse al texto, como hacen medios como El País, The New York Times o The Guardian, una explicación sobre qué ha cambiado el autor y por qué. El entorno digital, mediatizado por algoritmos protegidos por las leyes intelectuales, es el hábitat natural de la desinformación. Una nota como la de "Tanques en las calles de Barcelona" no lograría nunca un lugar prominente en un diario de papel o digital serio, porque lo lógico es que un editor con criterio la paralizara. Pero en el caso de RT éste tipo de informaciones, tan osadas, suelen ser catapultadas a través de plataformas sociales como Facebook o Twitter. De hecho, el ejemplo mencionado logró en cuestión de horas 11.800 interacciones en Facebook, un impacto tres veces superior a la media de informaciones de RT en ésa plataforma. En Twitter, el perfil principal de RT en español la compartió en tres ocasiones. Y como suele suceder en ésos casos, en ésas redes sociales se publicó únicamente el titular, sin más. El resultado, al menos unas 12.000 personas reaccionaron, compartiendo o comentando, una entrada que simplemente decía: "Tanques en las calles de Barcelona": España y Cataluña al borde de un desenlace violento", sin más. Está claro que una lectura pormenorizada de la noticia despejaría cualquier duda: no hubo ni habría tanques en las calles de Barcelona. Pero es que ése es el punto central del problema. La desinformación se extiende principalmente con titulares. Diversos estudios recientes reflejan que una gran mayoría de los lectores en Internet comparte enlaces en las plataformas sociales sin haber leído el texto de la noticia previamente. En total, un 59 por ciento ni siquiera llega a abrir el vínculo adjunto en el mensaje, según un informe de un grupo de ingenieros de la universidad estadounidense en Columbia y el Instituto Nacional Francés, que analizaron durante un mes 59.088 enlaces a informaciones que fueron compartidos 2,8 millones de veces en Twitter. Por éso, los titulares son el instrumento principal con el que ésa maquinaria de injerencias difunde sus argumentos, y es en ellos donde quedan claras sus intenciones y prioridades. Un mundo de titulares exagerados, tendenciosos y opinativos abre la puerta a una representación alternativa de la realidad, donde, como se ha visto, en España estaba a punto de estallar una guerra civil, algo a lo que apuntaba la información mencionada y otras de corte similar. Es el modus operandi de medio como RT y Sputnik, cuya ética de trabajo la definió su directora, Margarita Simonián, en una entrevista de enero de 2018: "informamos sobre el mundo, sobre aquello que le interesa al mundo, intentando mostrarle al mundo voces alternativas, enfoques alternativos, noticias alternativas". Tan alternativas que, como se verá, muchas de ellas eran completamente falsas. En agosto de 2017, Cataluña sufrió uno de los peores atentados yihadistas en la historia reciente de Europa. Ocho terroristas sembraron el caso con un atropello masivo en Barcelona y un tiroteo con la policía en Cambrils en el que murieron ocho personas, además de los autores. Horas antes del ataque, una explosión fortuita en un chalé de Alcanar había frustrado los planes de la célula de hacer estallar un monumento céntrico en la capital catalana, algo que seguramente hubiera provocado numerosas víctimas. Lo lógico entonces parecía que, ante el primer atentado islamista en España desde 2004, los gobernantes catalanes pusieran entre paréntesis su pulso por la independencia. Sin embargo, en el plazo de unos días la investigación, que debía resolver lo que a todas luces parecían fallos muy graves de prevención por parte de las fuerzas policiales autonómicas, pasó a un discreto segundo plano, eclipsada por informaciones de corte político. El referéndum se mantenía en pie. La tragedia tenía que esperar. El 7 de septiembre el Parlamento catalán, controlado por los partidos separatistas, aprobó una ley titulada de "transitoriedad jurídica y fundacional de la República Catalana", que pretendía garantizar la sucesión ordenada de las administraciones y la continuidad de los servicios públicos durante el proceso de transición de Cataluña de comunidad autónoma ha Estado independiente. No podía haber una demostración más clara de que el referéndum no iba a ser más que un trámite: la ley inaugural de la república ya estaba aprobada de antemano. Eran los intensos días previos al referéndum ilegalizado del 1 de octubre, que se celebraría entre protestas y boicot de los partidos constitucionalistas y enfrentamientos entre grupos organizados y las fuerzas de seguridad españolas, movilizadas por el gobierno a petición de los jueces. El 17 de agosto, El País había publicado un editorial en el que decía: "Es hora de acabar con los sinsentidos democráticos, la violación fragrante de las leyes, los juegos de engaños, los tacticismos y los oportunismos políticos. Es hora de que nuestros gobernantes, todos nuestros gobernantes, trabajen en beneficio de los verdaderos y principales intereses de los ciudadanos". Era una petición cabal, ante un golpe terrorista terrible. La única respuesta del gobierno catalán fue la descalificación. En una entrevista en la cadena de radio Onda Cero, el presidente autonómico, Puigdemont, describió a quienes le pedíamos que actuara con racionalidad como "miserables". A las 17:27 horas del 9 de septiembre, Julian Assange, el fundador de WikiLeaks, desde su asilo en la embajada de Ecuador en el Reino Unido, publicó el siguiente mensaje en Twitter: "España, ésto no funcionará en Cataluña. La ciudadanía catalana tiene derecho a la autodeterminación. Las detenciones sólo les unirán y harán más fuertes". A ésas frases adjuntó la célebre foto de un hombre solo en pie frente a una columna de tanques durante las protestas de la plaza de Tiananmén de 1989 en la República Popular de China, en las que murieron miles de personas: "Antes, Assange no había dicho una sola palabra sobre la crisis o la situación política de Cataluña y España en Twitter, su medio de comunicación preferido. El impacto de aquel mensaje: 13.500 retuits y 17.400 likes en cuestión de minutos, una velocidad inusual en las redes sociales pero comprensible en un perfil con casi 800.000 seguidores. Mientras, los independentistas preparaban el referéndum y las autoridades españolas intentaban impedir su logística, tratando de invalidar el recuento de votos por medios técnicos. Un grupo de agentes de la Guardia Civil entró en el Centro de Telecomunicaciones y Tecnología de la Información y el Centro de Seguridad de la Información de la Generalitat de Cataluña, donde se debía oficializar el recuento de votos del referéndum. Durante cuarenta y ocho horas ininterrumpidas tuvieron que hacer caer en cientos de ocasiones el programa que permitía contrastar quién había votado y quién no, según un informe interno del Ministerio del Interior. "Éstas actuaciones permitieron neutralizar el centro de llamadas en el que estaba previsto recibir la información de las supuestas mesas electorales para poder mecanizar ésos datos y así llevar a cabo el recuento de los votos del referéndum suspendido por el Tribunal Constitucional", decía ése documento. Ante éste tira y afloja, Assange proclamó en Twitter el 29 de septiembre: "Ha comenzado la primera guerra mundial en Internet, en Cataluña, mientras la ciudadanía y el gobierno lo utilizan para organizar un referéndum de independencia el domingo y la inteligencia española ataca, congelando conexiones de comunicación, ocupando edificios de telecomunicaciones y censurando centenares de sitios web y protocolos". La crisis quedaba descrita así en términos bélicos, toda una guerra mundial. Los medios de agitación rusos se lanzaron inmediatamente a recoger las palabras de Assange, repetidas luego hasta la extenuación. "La situación en Cataluña es la primera guerra de Internet, según Assange", publicó Sputnik en español. "Assange acusa a España de conducir la primera guerra mundial en Internet para impedir el referéndum", diría RT. Pronto la información tuvo eco en todo tipo de portales en la misma órbita, como Hispan TV… La inteligencia estadounidense siempre ha sospechado de un nexo de Assange con Moscú. No en vano, en 2012, cuando otro conocido filtrador de documentos, Edward Snowden, tuvo que abandonar Hong Kong tras la publicación de miles de documentos clasificados de la Agencia de Seguridad Nacional a través del diario The Guardian, fue Assange quien le instó a recalar en Moscú en su periplo con destino a Ecuador. Para pedir asilo, Snowden había esgrimido razones idénticas a las que motivaron a Assange a pedir la protección de Quito. Cuando Snowden aterrizó en Moscú, WikiLeaks envió a uno de sus abogados a asistirle y al final consiguió asilo político en Moscú" (Alandete, pp. 51, 52, 53, 54).


Russia Today & Sputnik.

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Como se ha visto, ésos medios, en especial RT y Sputnik, entrevistaban y daban un espacio prominente a expertos que ratificaban los argumentos independentistas, cuando no eran ellos mismos activistas del independentismo. Lo cierto es que RT y Sputnik habían dado ya en el pasado un espacio destacado en sus informaciones a nacionalistas escoceses durante el referéndum de independencia de ésa nación respecto al Reino Unidos en 2014; se habían convertido en una plataforma esencial para la difusión del mensaje antieuropeo del partido UKIP y de los demás promotores del brexit, y habían interferido en la campaña presidencial francesa amplificando el mensaje del Frente Nacional y Marine Le Pen. Un año después, a finales de 2018, serían un altavoz prioritario para las protestas de los chalecos amarillos en Francia. De puertas afuera, Rusia no admite injerencias de ningún tipo. Sin embargo, en varios discursos, altos funcionarios han ubicado la propaganda dentro de su estrategia militar. El 21 de febrero de 2017, el ministro de Defensa, Sergei Shoigu, compareció ante la Cámara Baja del Parlamento para detallar una serie de medidas de refuerzo que suponían un considerable incremento del gasto militar. Además de la adquisición de 41 misiles balísticos intercontinentales, 10 lanzaderas, 170 aviones militares, 905 tanques y 17 buques de guerra, el ministro admitió por primera vez la creación de una división encargada de acometer acciones informativas. Según dijo Shoigu, citado por la agencia Interfax, "la propaganda debe ser inteligente, lista y eficiente". No dio más detalles de la composición y objetivos de ésa unidad. El general retirado Vladímir Shamanov, que preside el Comité de Defensa en la Cámara Baja, admitió también en aquella sesión la existencia de ésa división, refiriéndose sólo a ella por sus objetivos: "proteger los intereses de defensa nacional y acometer operaciones de guerra informativa", incluidos los ciberataques. La agencia RIA Novosti citó al coronel retirado Leonid Ivashov, que había estado al frente del Departamento de Cooperación Internacional del Ministerio de Defensa: "Debemos dejar de ofrecer excusas y obligar a Occidente a ponerse a la defensiva con operaciones que nos permitan dejar al descubierto sus mentiras". La semilla política de ésas campañas, mucho más meditadas y trabajadas de lo que se piensa, hay que buscarlas en 2011. En diciembre de aquel año hubo en Rusia unas elecciones legislativas que ganó el partido de Putin, Rusia Unida, con un 49 por ciento de los votos y un descenso de 13 puntos respecto a los anteriores comicios. Diversos observadores y opositores denunciaron un fraude masivo, con abundantes pruebas audiovisuales en las redes sociales. Una serie de vídeos que mostraban a votantes depositando decenas de papeletas en urnas de todo el país fueron misteriosamente distribuidos en las redes sociales y provocaron unas protestas masivas hasta entonces poco habituales en aquel país. El gobierno reaccionó arrestando a cientos de personas e interrogando a activistas y opositores. En marzo de 2012 había convocadas unas elecciones presidenciales que podían marcar el regreso de Putin a la presidencia del país, después de cuatro años en el cargo de primer ministro por la limitación de mandatos. No podía haber peor augurio para el candidato que una campaña con protestas en las calles de Moscú, San Petersburgo y decenas de ciudades más, que es lo que hubo, organizadas todas ellas a través de las redes sociales. Como había demostrado la elección de Obama en 2008 y el auge del movimiento del Tea Party después, Internet era el nuevo medio natural de la organización política y, desde el punto de vista de Putin, no haberse preparado frente a ello pudo haberle provocado serios problemas. Finalmente ganó de nuevo la presidencia, pero sólo con 46 millones de votos, 6 millones por debajo de su antecesor en el cargo, Dmitri Medvedev. A partir de entonces, el gobierno ruso tomó las medidas necesarias para protegerse también por vías digitales. En un año, Putin nombró subjefe de gabinete al abogado e ingeniero Viasjelav Volodin, hasta entonces uno de sus principales asesores en materia de política nacional, para que coordinara la estrategia de su gobierno en Internet. Inmediatamente, Volodin contrató los servicios de una empresa de seguimiento de conversaciones y emociones en las redes sociales, Prism, que consultaba frecuentemente para saber cuál era la percepción que Rusia y el resto del mundo tenían del presidente Putin y su gobierno. Éste tomó otras medidas para poder ejercer un mayor control de Internet dentro del país: decenas de sitios bloqueados por contenido supuestamente ilícito, leyes para que los blogueros se registraran ante el gobierno de forma obligatoria y presión política sobre plataformas hasta entonces libres como Yandex. Sin embargo, el cerco digital que Putin había planeado no era sólo político. En febrero de 2013, una revista minoritaria rusa, El Correo Militar-Industrial, imprimió un discurso pronunciado previamente por el general Valeri Gerasimov, jefe del Estado Mayor, en el que abogaba por que Rusia adoptara sus estrategias militares al entorno digital. Su razonamiento partía de la importancia de las redes sociales en el éxito de la llamada primavera árabe y de las revoluciones contra regímenes aliados con Moscú en Europa del Este. En ése discurso, Gerasimov afirmó: "Las normas de la guerra han cambiado. El papel de los medios no militares para lograr fines políticos y estratégicos ha crecido y, en muchos casos, ha demostrado ser mucho más efectivo que el uso de la fuerza con armas". El general advertía de la necesidad de debilitar al enemigo alimentando "la oposición interna para abrir un frente permanente en todo el territorio del Estado enemigo, además de operaciones informativas". Sobre éstas medidas informativas, Gerasimov afirmaba que "los nuevos espacios informativos –Internet y las redes sociales- abren posibilidades asimétricas para reducir la capacidad de lucha del enemigo. En el norte de África ya vimos el uso de ésas tecnologías para influir sobre las estructuras del Estado y la población con la ayuda de redes informativas". En julio de 2014, el académico Mark Galeotti, investigador en el Instituto de Relaciones Internacionales de Praga, bautizó el discurso como la "doctrina Gerasimov", interpretándolo como una nueva política militar por la que Rusia atacaría también a sus adversarios por métodos híbridos, propaganda junto con acciones bélicas convencionales. Posteriormente, el propio Galeotti puso en duda en un artículo publicado en marzo de 2018 en Foreign Policy que aquel texto fuera en realidad una doctrina, porque "Gerasimov hablaba en realidad de cómo el Kremlin interpreta lo que sucedió en las revueltas de la primavera árabe, las revoluciones de colores contra los regímenes afines a Moscú en la zona de influencia rusa y, posteriormente, en la revuelta de Maidán en Ucrania". Eran, por así decirlo, lecciones aprendidas. Sin embargo, como el propio Galeotti afirma, "no se puede negar que Occidente se enfrenta a una campaña con múltiples vectores y agentes de subversión, división y medidas activas encubiertas de Rusia, no importa cómo se la llame". El refuerzo digital por vías militares del Estado ruso no comenzó ni mucho menos en aquel momento. La inteligencia de aquel país ha demostrado en repetidas ocasiones que es capaz de ataques digitales muy complejos y exitosos. En 2007 sumió a Estonia en un verdadero caos. El gobierno de ésa pequeña República báltica decidió aquel año el traslado de una estatua de un soldado soviético, forjada en bronce y de dos metros de altura, del centro de la capital, Tallin, a un cementerio militar en las afueras de la ciudad. El monumento llevaba allí desde 1947, después de que el ejército soviético liberara al país de la ocupación nazi. El gobierno ruso argumentaba que, dado el papel del Ejército Rojo en la derrota de Hitler, la retirada significaba glorificar el nazismo. Estonia había sido absorbida por la URSS durante la Segunda Guerra Mundial y recobró su independencia en 1991. Más allá de simbolismos, había otras razones para la inquietud rusa. En el momento de ésta crisis, Estados Unidos había anunciado su intención de colocar misiles defensivos en Polonia y en la República Checa, algo que causó una profunda inquietud en el Kremlin, molesto por el viraje de los países de la antigua órbita soviética hacia posiciones occidentales. La noche antes de la retirada de la estatua en Tallin hubo protestas, con decenas de heridos y cientos de detenidos, sobre todo estonios de ascendencia rusa. La madrugada del 27 de abril de 2007, el monumento fue retirado. Escasas horas después, los servidores online de prácticamente todas las instituciones y servicios del país fueron sometidos a un ataque orquestado de denegación de servicio. Una enorme red de computadoras automatizadas pidió simultáneamente conectarse a las páginas web de los diarios, bancos, empresas y gobierno de Estonia, saturando sus canales y colapsando la red. El resultado: los estonios quedaron completamente aislados en Internet. Las consecuencias no fueron sólo virtuales: el ciberataque inutilizó los cajeros automáticos del país. Según quien era presidente de Estonia entonces, Toomas Hebdrik IIves, éstos ataques "son una técnica de subversión y, en última instancia, de una guerra contra las democracias liberales. La pregunta sigue siendo la misma, ¿cuál es la motivación de éstos ataques contra la democracia? No existe un motivo ideológico para atacar a los gobiernos centristas en Europa y en otros lugares. Aún más desconcertante debería ser la promiscuidad ideológica en el apoyo a los partidos extremistas: Rusia apoya tanto a los partidos de extrema derecha como a los de extrema izquierda, en algunos casos, como en Alemania y Grecia, simultáneamente. Lo que comparten es una antipatía hacia la democracia liberal y, lo que es más importante, las instituciones que han sostenido la democracia liberal en Europa: la OTAN, la UE, así como, por supuesto, Estados Unidos". En otras palabras: Rusia defiende sus intereses en su zona de influencia: "El temor a campañas de desestabilización dentro del propio país había llevado al Kremlin a crear una enorme red de medios informativos digitales a su disposición, con dos vertientes, la informativa y la tecnológica, es decir: el contenido y las vías para distribuirlo de forma masiva. La red informativa no sólo la componen RT y Sputnik, pero sí son sus dos pilares de carga, alrededor de las cuales orbitan cientos de medios minoritarios en decenas de idiomas, a través de páginas, grupos y perfiles falsos en las redes sociales. La razón para crearla, como se apuntó antes, era la defensa, pero pronto se emplearía también para el ataque. En 2005, Putin había ordenado fundar Russia Today, un canal de televisión en inglés, con la misión de cambiar la percepción de su país en el extranjero, después de que una encuesta encargada por su gobierno dos años antes revelara que los cuatro conceptos más asociados en Estados Unidos con éste eran el comunismo, el KGB, la nieve y la mafia. Al ampliar la consulta a más países, el resultado fue todavía peor. Los términos más relacionados con Rusia eran los cócteles Molotov y los rifles Kaláshnikov. No hay duda de que la imagen del país podía mejorar, y si Estados Unidos había contado con Voice of America y Radio Free Europe durante la Guerra Fría, ¿por qué no dotar al Kremlin de sus propios medios de propaganda? A lo largo de los años, Russia Today logró colarse en la lista de canales de proveedores de televisión por cable de todo el mundo, con emisiones en inglés, alemán, árabe, francés y español, pero en ellos su audiencia ha llegado a ser en el mejor de los casos insignificante. Su fuerza real la cobraría por otros medios. Al frente de la cadena lleva desde su fundación Margarita Simonián, una periodista que tenía veinticinco años cuando fue elegida para el puesto, tras unos años como reportera política en Moscú, con experiencia en el Kremlin y contactos en las altas esferas de éste. Simonián mantiene hoy una estrecha relación con el entorno de Putin, en especial con Alexei Gromov, subjefe de gabinete del presidente y coordinador de la cobertura televisiva pública en Rusia. Según un informe de la inteligencia estadounidense de enero de 2017, "el Kremlin elige al personal de RT y supervisa de forma muy estrecha la cobertura de RT, contratando a profesionales que pueden transmitir los mensajes estratégicos rusos por sus creencias ideológicas"(Alandete, 103, 104). En sus inicios al frente de RT, Simonián decidió centrar la cadena en información sobre Rusia, tratando de proyectar una imagen más amable del país en el extranjero, pero a partir de 2008 amplió el foco a la actualidad internacional, cambiando integralmente la imagen corporativa y el tono de la cadena, que pasó a llamarse simplemente RT. Simonián ha sido bastante franca a la hora de describir la naturaleza y la finalidad de sus operaciones. En una entrevista concedida en 2012 al diario ruso Kommersant, titulada "No existe la objetividad", se expresó en términos abiertamente militares: PREGUNTA: ¿Por qué necesita ésto el país? ¿Por qué debería el contribuyente apoyarlo? RESPUESTA: Bueno, por la misma razón por la que el país necesita un Ministerio de Defensa. ¿Por qué usted, como contribuyente, lo necesita? PREGUNTA: ¿De verdad? ¿Estamos en guerra con alguien en éste momento? RESPUESTA: En éste momento no estamos en guerra con nadie. Pero en 2008 estábamos en guerra. El Ministerio de Defensa estaba en guerra con Georgia, y estábamos llevando a cabo una guerra informativa, y, lo que es más, contra todo el mundo occidental. ¡Es imposible comenzar a fabricar a armas sólo cuando la guerra ya comenzó! Es por éso que el Ministerio de Defensa no está en guerra con nadie en éste momento, pero está listo para defenderse. Ahí entramos nosotros. A pesar de sus logros militares en la guerra con Georgia, queda patente que Rusia sentía que había perdido la parte informativa y propagandística, ante el clamor internacional en su contra. En otra entrevista concedida al diario Lenta en 2013, Simonián volvió a hablar de información en términos bélicos y destacó su uso en momentos críticos: "El arma informativa, por supuesto, se usa en momentos críticos, y la guerra siempre es un momento crítico. Se trata de guerra. Es un arma como cualquier otra. Y ¿por qué lo necesitamos? Es casi lo mismo que decir: ¿por qué necesitamos al Ministerio de Defensa si no hay guerra". Éste punto de vista no es, ni mucho menos, atípico o nuevo en Rusia. El KGB empleó abundantemente la desinformación en la Guerra Fría para debilitar a los países de la Alianza Atlántica, promoviendo todo tipo de teorías conspirativas a través de libros y cartas falsificadas, como que tras el asesinato de John F. Kennedy se encontraba en realidad el Estado profundo estadounidense con la CIA al frente. Llegó a publicar en los años setenta octavillas en las que buscaba provocar un conflicto violento entre los Panteras Negras y la Liga de Defensa Judía y puso en circulación la idea de que el virus que provoca el sida había sido empleado como arma biológica por Estados Unidos. Los medios pueden ser nuevos pero la técnica es bastante antigua: crear sospechas entre la población, ahondar en divisiones entre grupos enfrentados y tratar de influir sobre los medios de comunicación. Exactamente el mismo patrón se aplicaría en las elecciones presidenciales de Estados Unidos en 2016. Actualizando los medios a su alcance, hoy RT y todos sus sucedáneos son armas, para defenderse y para atacar, con el fin de mantener el statu quo en Rusia y debilitar al adversario. No hay crisis lo suficientemente grande o pequeña en la que éste entramado no pueda entrar si así lo desea. En las emisiones de RT en inglés, por ejemplo, han logrado un espacio prominente todo tipo de teorías conspirativas, como que los ataques contra Washington y Nueva York de 2001 habían sido ideados por el propio gobierno estadounidense o que la caza y muerte de Osama Bin Laden había sido en realidad un montaje. En las elecciones presidenciales de 2012, la cadena dedicó numerosas horas a informar de un supuesto fraude en el voto, poniendo en duda los resultados y la segunda victoria de Obama. Aquel mismo año, RT otorgó un tratamiento estelar al movimiento Occupy Wall Street, retratándolo como la oposición a una clase política corrupta y dominada por las grandes empresas, y llegó a crear una aplicación en Facebook para que los manifestantes pudieran mantenerse en contacto. En octubre de 2015, el canal emitió en su servicio en inglés un segmento sobre Hillary Clinton titulado "Obvi-Illuminati", en el que la presentadora Lori Harfenist afirmaba que la candidata pertenecía a la secta satánica Illuminati, que según diversas teorías de la conspiración aspira a la dominación mundial con ritos que incluyen todo tipo de barbaridades, desde pedofilia hasta sacrificios rituales. Los argumentos: que el logotipo de una compañía de tecnología que trabajaba en la campaña de Clinton se asemejaba vagamente al símbolo de la secta: un triángulo con un ojo en su interior. "No sólo tienen un logotipo similar al de los Illuminati –decía la presentadora-, sino también patrocinadores que hablan hebreo". A la paranoia se le añadía el antisemitismo. La fuerza real de RT está, sin embargo, en Internet. Con gran dominio del entorno digital, Simonián y sus superiores en el Kremlin supieron convertir la cadena en una gran plataforma de distribución de contenido liberada de la etiqueta de televisión minoritaria, con más de 300 millones de euros de presupuesto anual. Sus contenidos, sobre todo vídeos breves e informaciones escritas, se distribuyen en las grandes plataformas sociales y en los buscadores, y logran audiencias masivas. Sólo en Facebook, su canal en árabe tiene 14 millones de seguidores; el español 6,5 millones, y el inglés 5,2 millones. La audiencia combinada de sus canales de YouTube en ésos idiomas es de más de 6 millones de suscriptores. Desde su fundación, sus vídeos han sido vistos 800 millones de veces en Internet, una de las mayores cifras de medios en la misma categoría. Son audiencias masivas, que explican por qué sus informaciones tienen un impacto mucho mayor del que se le suele atribuir a la cadena. Ésto lo ha facilitado el cambio de paradigma en la distribución de noticias. Hasta el auge de las redes sociales y la generalización del uso de los teléfonos inteligentes, los medios tradicionales controlaban todo el proceso de creación y suministro de información. Un diario se escribía, se diseñaba, se imprimía y se repartía en una cadena controlada y cerrada. La televisión y la radio producían y emitían sus espacios para audiencias multitudinarias, con responsabilidad sobre el producto final. Era el modelo tradicional de la comunicación de masas, en el que los medios gestionaban un derecho que no les pertenecía: el de una sociedad a estar informada para tomar decisiones. Ahora, sin embargo, cualquiera puede generar información en el formato que desee y distribuirla en las plataformas de Internet. No hay más filtros de calidad que los que quiera aplicar el autor. Los algoritmos de Google, Facebook o Twitter son los encargados de canalizar y discriminar ésa información, que tiene una vida propia después de haber sido publicada. La clave es la viralidad, la capacidad de hacer reaccionar a los lectores, que comparten o comentan éstas noticias y ayudan en su difusión, muchas veces atendiendo, como se ha visto, sólo a un titular o una imagen. Por éso tienen semejante impacto y tan larga vida los titulares de RT sobre Cataluña vistos antes. Ante el éxito inicial cosechado en ésta estrategia, y cuando se aseguró la presidencia de nuevo en 2012, Putin decidió organizar y fortalecer la política de medios del Kremlin, convencido como estaba de que tras las protestas que clamaban por más democracia en su país había una mano negra extranjera, con toda probabilidad estadounidense. Fusionó la agencia RIA Novosti y la radio Voice of Russia bajo una nueva organización, Rosia Segodnia, o Rusia Hoy. Como presidente, Putin eligió a un controvertido presentador, célebre por su homofobia y radicalismo: Dmitri Kiseliov: "Desde su ascenso a ése puesto, el polémico Kiseliov ha afirmado en diversas ocasiones que la objetividad no existe, que su trabajo es defender a Rusia y que ésta es la única potencia que hoy en día preserva la libertad de expresión. En una entrevista de 2014 definió su labor, como Simonián, en términos militares: "Está claro que Rusia quiere ser un jugador competitivo en el espacio mediático internacional, porque las guerras informativas, hoy en día, se han convertido en una práctica habitual y predominante. Los bombarderos se envían sólo al conseguir una victoria mediática. En el caso de Siria, por ejemplo, los estadounidenses perdieron la guerra de la información. En el caso de Crimea también. Antes se lanzaba un ataque masivo de artillería previo al combate. Ahora, un ataque mediático". Tres semanas después de llegar al puesto, Kiseliov designó a la propia Simonián como directora editorial de Rosia Segodnia, cargo que sumaba al de RT, y en 2014 rediseñó el servicio de información internacional de RIA Novosti, cambiándole el nombre por Sputnik. De agencia, Sputnik mantuvo sólo el nombre, porque a día de hoy es un espacio de opinión e información controvertida y provocadora, dado a recoger todo tipo de teorías conspirativas y extremas, siempre desde un punto de vista antiglobalista y prorruso. Opera ya en treinta idiomas y produce cientos de horas de radio cada día, descargable en formato podcast. El mismo día de su lanzamiento en inglés, el 10 de noviembre de 2014, Sputnik publicó una nota que parecía toda una declaración de intenciones, o al menos el avance de una agenda propia, con las miras ya puestas en Cataluña. Se titulaba "2014: el año de la independencia –Venecia, Escocia, Crimea, Cataluña y… ¿Miami?"… Tras mencionar el caso escocés, donde ganó el "no" en el referéndum de independencia, el autor pasaba… a Crimea. La redacción de la nota en ése apartado es todo un ejercicio de propaganda: "En marzo, la zona que antes pertenecía a Ucrania y que se conoce como Crimea tuvo su propio plebiscito y se declaró Estado soberano, para luego unirse a la Federación Rusa. A diferencia de las votaciones anteriormente mencionadas, los votantes de Crimea actuaron tras un golpe de Estado y un cambio de administración en la capital ucraniana, Kiev, forzando a la mayoría rusa de Crimea a organizar el referéndum". Ni una mención a la intervención del ejército ruso ni a lo que en realidad había sido ésa operación: la anexión por parte de Moscú de un territorio extranjero" (Alandete, pp. 108, 109, 110).


TeleSUR & Hispan TV.

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Armando Carballal Cano en "TeleSUR ante la crisis del ciclo progresista latinoamericano" (DE RAÍZ DIVERSA, 2018) ubica que la coyuntura política regional que permitió la puesta en marcha de la Nueva Televisión del Sur (TeleSUR) como medio noticioso desde y para América Latina tiene signos de ralentizarse. El giro político en Argentina y Brasil ha provocado la discusión sobre el posible fin del llamado ciclo progresista que vio el ascenso de gobiernos nacionales identificados con la centro-izquierda. Así como la crisis política y económica que enfrenta aún Venezuela; el debilitamiento relativo del Movimiento al Socialismo (MAS) en Bolivia; y los conflictos internos de Alianza País en Ecuador, más los retos de Cuba. Ésta época fue marcada por las victorias electorales de Hugo Chávez en Venezuela (1998), Néstor Kirchner en Argentina (2003), Luiz Inácio Lula da Silva en Brasil (2002), José Mujica (2009) y Tabaré Vázquez (20014 y 2014) y José Mujica (2009) en Uruguay, Evo Morales en Bolivia (2005), Michelle Bachelet en Chile (2005), Daniel Ortega en Nicaragua (2006) y Rafael Correa en Ecuador (2006); y cierta continuidad con otras victorias, como la de Álvaro Cólom en Guatemala (2007), Mauricio Funes y Salvador Sánchez Cerén en El Salvador (2009 y 2014, respectivamente), Ollanta Humana el Perú (2011), y la reelección de algunos mandatarios como Hugo Chávez, Lula da Silva, Daniel Ortega, Rafael Correa, Cristina Fernández y Evo Morales. El desgaste en el poder, escándalos de corrupción, problemas económicos y conflictos políticos han ido debilitando el singular bloque progresista constituido en los últimos 15 años que abogaba por acelerar y profundizar la integración regional, tras un período caracterizado por esfuerzos para la integración latinoamericana a través de proyectos institucionales como la Alternativa Bolivariana para Nuestra América (ALBA), PetroCaribe, la Unión de Naciones (Unasur) y la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC). Una de las facetas conformadas durante éstos años es la puesta en marcha del proyecto mediático-político de un canal de noticias desde y para América Latina: TeleSUR, que ha acompañado informativamente éste período histórico o "cambio de época". Aunque los proyectos mediáticos alternativos han tenido presencia en América Latina desde el siglo XX (particularmente en radiodifusión comunitaria), el salto a la comunicación masiva audiovisual estuvo limitado por la imposibilidad de garantizar recursos suficientes para sostener económicamente: en el mediano y largo plazo, un proyecto informativo audiovisual latinoamericanista. Sin embargo, con el respaldo económico de la República Bolivariana de Venezuela y el impulso político del presidente Hugo Chávez, el interés por la integración se revolucionó durante los primeros años del siglo XXI latinoamericano. A la par, el acoso mediático al que estuvo y ha estado sometido el chavismo y la revolución bolivariana (teniendo como punto máximo el golpe de estado de abril de 2002, durante el cual los medios televisivos locales jugaron a favor del golpe), convenció a Caracas de la necesidad de contar con medios masivos afines, tanto locales como internacionales, más allá del canal estatal Venezolana de Televisión (VTV, canal 8). El chavismo reforzó el sistema nacional de medios públicos, y paralelamente impulsó un canal de noticias con proyección internacional. El resultado al exterior sería TeleSUR, desde el latinoamericanismo. La gestión del proyecto se remonta incluso antes del golpismo de 2002. Entre el 8 y el 11 de octubre de 2001, durante el Congreso de Periodistas Latinoamericanos y Caribeños, en La Habana, organizado por la Unión de Periodistas de Cuba y la Federación Latinoamericana de Periodistas (Felap), se discutieron, entre otros temas, las posibilidades de los medios alternativos de pensamiento contra-hegemónico en la región latinoamericana, particularmente audiovisuales (televisión). Para febrero de 2004, los mandatarios brasileño y venezolano: Luiz Inácio Lula da Silva y Hugo Chávez Frías, respectivamente, abordaron la necesidad de conformar un canal de televisión, posiblemente de nombre "TeleSUR", para que sirviera de alternativa a los contenidos de CNN en el sur del continente. Meses más tarde, durante el Encuentro Mundial de Intelectuales y Artistas en Defensa de la Humanidad (2004), se discutió la pertinencia de fundar una "televisora del Sur", con el fin de difundir "una visión emancipatoria y diversa en la lucha por un mundo multipolar, justo y antagónico a la información globalizadora neoliberal". La principal propuesta la encabezaba Aram Aharonian y Miguel Bonasso, un proyecto con una estrategia comunicacional televisiva hemisférica de alcance mundial, acorde con los procesos alternativos a la globalización neoliberal y a favor de las luchas populares continentales. Andrés Izarra, ministro del Poder Popular para la Comunicación de Venezuela, anunció finalmente en enero de 2005 la conformación de la Nueva Televisión del Sur, TeleSUR. Para el 24 de julio, que coincidió con el onomástico de El Libertador Simón Bolívar) de 2005, inició la transmisión regular con una barra de noticias permanente. "Desalambrar los latifundios mediáticos latinoamericanos". En el nivel internacional, TeleSUR pretende situarse a la par de otros canales globales de información y noticias, como Al Jazeera (Qatar), France 24 (Francia), BBC World (Reino Unido), Euronews (TV Pública europea), y por supuesto, CNN (Estados Unidos). Al mismo tiempo, crítica la perspectiva de la información del Sur que se emite desde los canales del Norte, particularmente aquellos que generan sus contenidos para la audiencia hispana desde Estados Unidos, como CNN en español, Univisión o Telemundo. Debido a que el proyecto contaba con el apoyo total del gobierno bolivariano de Venezuela y de Hugo Chávez, ha sido fuertemente cuestionado en el nivel internacional y periodístico por su parcialidad informativa y su compromiso político. El hecho de que el primer director del canal, Andrés Izarra, fungiera también como ministro de Comunicación e Información del gobierno bolivariano, aumentó las críticas. TeleSUR fue cimentado bajo la idea de ser el primer proyecto televisivo masivo y contra-hegemónico para la integración latinoamericana, un proyecto multiestatal, sin participación privada, financiado por los gobiernos de Venezuela, Cuba, Argentina, Uruguay, Bolivia, Nicaragua y Ecuador. Su primer eslogan, "Nuestro Norte es el Sur", reforzaba su ideal de integración latinoamericana. El mismo Aharonian expondría a La Jornada (2005, 27 de febrero) directamente que TeleSUR buscaba la exposición de los conflictos, movimientos populares y procesos políticos subcontinentales, que son ignorados por las cadenas informativas del pensamiento único. TeleSUR no oculta su visión del mundo: a favor de la integración latinoamericana; en contra de la globalización neoliberal; y por una agenda informativa regional propia. Ésta visión informativa significa focalizar su atención en acontecimientos y las coberturas que no necesariamente tienen lugar a través de las tradicionales agencias de noticias o grandes medios noticiosos. Se privilegia así los movimientos sociales, las marchas, las protestas de sectores populares, los avances electorales de partidos de izquierda, los progresistas o nacionalistas, los derechos humanos, los pueblos indígenas, los levantamientos, las rebeliones, las identidades, la cultura popular, etc. A diferencia del manejo informativo de otros canales internacionales de noticias, TeleSUR no ha ocultado jamás su pertenencia a un campo ideológico y de disputa de lo político, en una época en que los medios suelen suscribir generalidades sobre sus decálogos y líneas editoriales. Ante un panorama noticioso, en el que han surgido otras opciones informativas basadas en el modelo CNN, TeleSUR ha cumplido 20 años al aire. La primera cobertura que le dio visibilidad internacional fue el golpe de Estado en Honduras de 2009, a tal grado que una de las consecuencias fue que la cadena televisiva fue hostigada por sus reportes, que sostenían que la salida presidencial no fue un traspaso constitucional sino un golpe de nueva factura. En el caso de México dio una amplia cobertura sobre la rebelión oaxaqueña de la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca (APPO, 2006), también de la fraudulenta elección de 2006 y de la "guerra contra el narcotráfico". Hacia el sur del continente centró su atención en los piqueteros y las Madres de Plaza de Mayo en Argentina, en la defensa de la tierra de los mapuches de Chile, en las luchas de indígenas en Bolivia y Ecuador, en el proceso de paz entre las FARC y el Gobierno en Colombia, en las nacionalizaciones en Bolivia, en los procesos constituyentes de Ecuador y Bolivia, en las constantes citas electorales en Venezuela, en las gestiones para la conformación de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) y en la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC). En el ámbito de las elecciones, como ya se refirió, ha seguido de cerca prácticamente todas las elecciones presidenciales de América Latina desde 2005. Y, por supuesto, ha seguido puntualmente los más recientes sucesos que han puesto en entredicho la continuidad del ciclo progresista: la muerte del presidente Hugo Chávez en 2013 y la posterior derrota legislativa del chavismo en 2013, la derrota del peronismo ante Mauricio Macri en Argentina en 2015, el "No" del referéndum constitucional en Bolivia en 2016, la destitución de la brasileña Dilma Rousseff en 2016, e incluso, simbólicamente, el deceso del líder de la revolución cubana Fidel Castro en 2016. En el contexto de la lucha política e ideológica de los últimos lustros en América Latina, TeleSUR ha comenzado a experimentar dificultades relacionadas con su difusión o financiamiento. El primero de ellos es la relación con Argentina, uno de los Estados nacionales fundadores del proyecto en 2005. Tras el fin del mandato de la presidente Cristina Fernández y de la derrota presidencial del Frente para la Victoria, el nuevo mandatario Mauricio Macri inició una reestructuración mediática que incluyó la exclusión del canal del sistema de Televisión Digital Abierta (TDA) en todo el país y la salida de Argentina como miembro de TeleSUR. Por otro lado, la caída de los precios internacionales del petróleo y la subsecuente crisis económica y política al interior de Venezuela, desde 2013, parece haberse afectado incluso la viabilidad del proyecto. Desde mediados de 2016, la televisora lanzó una campaña permanente recaudación de fondos en su sitio web y en redes sociodigitales, donde pedían a los televidentes donar para el sustento del canal: "TeleSUR nació desde un proyecto político, la revolución bolivariana de Venezuela, para disputar mediáticamente el discurso noticioso. En ésto estriba su principal papel no exento de retos. En el pasado reciente, con gobiernos proclives a la integración y a su financiación, el proyecto carecía de incertidumbre. Ante las actuales dificultades políticas y económicas de la República Bolivariana de Venezuela, el financiamiento y apoyo político son los principales riesgos para el futuro del canal… A ésto hay que agregar la crisis generalizada entre los medios de comunicación tradicionales: la irrupción de nuevos medios puramente digitales que han venido a disputar el discurso noticioso a los otrora poderosos (por ser únicos) medios análogos… Es claro que la vastedad de la oferta mediática, análoga o digital, hace imposible que TeleSUR juegue el papel que en su momento tuvieron la radio y la televisión en el siglo XX latinoamericano; sin embargo es, al menos, una ventana regionalista que no existía hace 15 años. Dentro de la diversidad de canales de noticias de varios lugares de emisión, son evidentes los posicionamientos diferentes. Empresas de noticias televisivas como CNN, a pesar de su discurso de libertad respecto del poder, se plegó informativamente a la visión de Washington durante las intervenciones en Afganistán e Irak, en la llamada "guerra contra el terrorismo". Por su parte, Al Jazeera genera noticias desde una óptica islámica. La televisora del Estado galo, France24 comunica los sucesos desde una óptica francesa y sus intereses; Euronews desde el servicio público audiovisual de la Unión Europea; HispanTV desde el punto de vista de la República Islámica de Irán; Russia Today desde los intereses de Moscú… El reto es aprender a consumir el contenido mediático con plena conciencia, para saber qué esperar de CNN en Español, qué esperar de BBC World, qué esperar de Al Jazeera, y, para América Latina, qué esperar de TeleSUR" (Carballal Cano, pp. 241, 242, 243). Don Tapscott & Anthony D. Williams en "Macrowikinomics. Nuevas fórmulas para impulsar la economía mundial" (PAIDÓS, 2011), ubican que cuando millones de iraníes, indignados y desilusionados, tomaron las calles de Teherán en junio de 2009 para protestar por los resultados electorales que volvían a otorgar la victoria a Mahmud Ahmadineyad, el mundo vislumbró por primera vez la posibilidad de un Irán reformista. Ya no formaba parte únicamente del llamado Eje del Mal, con ambiciones nucleares poco claras y un presidente provocador. Gracias a las tecnologías modernas y a su capacidad de burlar la falta de libertad de expresión, el mundo entrevió el nacimiento de un nuevo Irán. Ésta nueva visión de Irán se perfiló en gran parte gracias a millones de tuits enviados durante las protestas postelectorales, a un ritmo que alcanzó los 221.744 tuits por hora (3.695 por minuto) durante las manifestaciones. Éstos mensajes ofrecieron al mundo una perspectiva en tiempo real sobre lo que ocurría en las calles de Teherán. A medida que cientos de miles de iraníes se echaban a las calles, con la consecuente represión sangrienta, se iban subiendo a Twitter y a otras redes testimonios gráficos de la violencia. Una tormenta de inquietud y solidaridad se apoderó de Internet. Y como había pocos corresponsales extranjeros desplazados en Teherán, las novedades publicada en los medios sociales constituían la principal fuente de información para los reporteros. La BBC, por ejemplo, se vio obligada a advertir en sus informativos que resultaba muy difícil investigar los datos, y citaba a los periodistas de su departamento persa, con sede en Londres, en lugar de recurrir a los enviados especiales en la zona. Otros medios de comunicación occidentales se toparon con restricciones similares. Con su control de los medios de comunicación, la oligarquía clerical iraní se jacta de ser una auténtica democracia islámica en la que los verdaderos intereses de todos los iraníes están supuestamente protegidos por un dirigente que goza de inspiración divina. Sergio Castaño Riaño en "El poder blando de Irán en América Latina: HispanTV" (Konrad-Adenauer-Stiftung, 2024) ubica que la estrategia de la política exterior iraní se ha centrado en tres pilares: diplomacia, difusión de su narrativa y construcción de alianzas comerciales. La alianza establecida entre Hugo Chávez y Mahmud Ahmadineyad se concretó en la elaboración de un relato conjunto. Para ello se potenció el carácter revolucionario de los gobiernos de Irán y de Venezuela, y se destacaron los elementos que permitían vincular a la Revolución bolivariana, impulsada por Hugo Chávez en 1998, con la Revolución iraní. En realidad, poco o nada tenían en común, más allá de un mutuo sentimiento contrario al imperialismo de Occidente. No obstante, ése objetivo común permitió reforzar su discurso e invitar a otros países a sumarse a la lucha por avanzar hacia la consecución de un orden mundial alternativo. De éste modo, los países latinoamericanos situados en una línea ideológica próxima a la de Venezuela como Nicaragua, Bolivia y Cuba, con la complicidad del Ecuador, presidido en aquel tiempo por Rafael Correa, no tardaron en sumarse al proyecto e iniciar conversaciones con el presidente iraní. En éstos años, Cuba y Venezuela impulsaban el proyecto de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA), que pretendía consolidar las bases para que América Latina avanzara hacia el socialismo del siglo XXI. La alianza de las naciones bolivarianas con Irán trató de ser revestida de un tinte ideológico que, en realidad, no contaba con una base sólida, ya que muchas de las cuestiones defendidas por la mayoría de los grupos de izquierda en América Latina como el aborto, la igualdad de sexos, los matrimonios homosexuales, los "cambios de sexo" o la eutanasia son condenadas en Irán, y algunas de ellas, incluso, con la pena de muerte, mientras que en países como en Cuba están totalmente normalizadas. Por tanto, resulta contradictorio que un país conservador, que se rige por férreos valores religiosos, apoye a gobiernos y a grupos de izquierda con principios opuestos a los que definen a la República Islámica de Irán. A pesar de ello, el objetivo de Irán en los últimos años se ha centrado en defender a los gobiernos bolivarianos y en apoyar a las opciones de izquierda en aquellos países en los que éstas actúan desde la oposición. Así, más allá del componente ideológico, la verdadera causa que motivó las relaciones entre iraníes y bolivarianos no respondió más que a intereses estratégicos y pragmáticos. Buscando su consolidación en América Latina, Irán comenzó en 2007 un intenso proceso de apertura en embajadas en Nicaragua, Chile, Colombia y Bolivia. Dos años más tarde abrió la embajada en Ecuador. De ésta forma, contando con misiones diplomáticas ya activas en Brasil, Argentina, Uruguay, México y Venezuela, Irán conseguía tener una importante representación oficial en América Latina. De forma paralela, Irán estableció acuerdos comerciales con varios países. Logró resultados importantes en Brasil y en Argentina que, en la actualidad, se han convertido en los principales socios comerciales en la región. Por último, el gobierno de Teherán potenció su estrategia de comunicación, que fue planteada como un instrumento vital para ganar influencia, conseguir reconocimiento y apoyar las propuestas políticas que podían contribuir a reforzar sus intereses en Latinoamérica. En éste sentido la clave se situó en intentar conectar las acciones del gobierno iraní con la opinión pública. Para alcanzar ésta meta, Irán potenció su presencia en las redes sociales, algo que contrasta con el tratamiento que se da al uso de Internet dentro de sus fronteras. Irán también creó sus canales de noticias: PressTV, en inglés, en 2009, e HispanTV, en español, cuyas trasmisiones se iniciaron en 2012. La creación de ésta plataforma mediática suponía un impulso a la estrategia trazada desde Teherán para ganar presencia en Latinoamérica. El propio presidente Ahmadineyab inauguró las emisiones, el 31 de enero de 2012 con un discurso en el que presentaba el canal como una iniciativa para unir a Irán con los pueblos de habla hispana, y como un instrumento ideológico destinado a confrontar a aquellos que pretendían dominar el mundo. De ésta forma, HispanTV y su sitio web se convertían en la principal herramienta de poder blando de Irán en los países de América Latina. El canal está integrado al consorcio estatal de la Radiodifusión de la República Islámica de Irán (IRIB), un ente controlado por el Consejo de los Guardianes de la Constitución que se encarga del nombramiento de todos sus directivos y de marcar la línea editorial. El Consejo representa al poder religioso, es nombrado por el jefe del Estado, el ayatolá Jomeini, y supervisa las acciones del gobierno y las decisiones del Parlamento para que éstas cumplan con los principios constitucionales. Por tanto, los contenidos de HispanTV también corresponden a los criterios establecidos por el Consejo de los Guardianes y deben pasar el filtro ideológico establecido por las autoridades religiosas de Irán que, además, financian el canal en su totalidad. La puesta inicial del gobierno persa por HispanTV lo llevó a un importante desembolso económico. El canal estableció sus estudios centrales en Teherán, desde donde se emiten los informativos: "Sin embargo, entre 2012 y 2018, la mayor parte de los programas se realizaron desde los estudios en Madrid. El desarrollo de la actividad en España se llevó a cabo a través de productoras independientes constituidas en Madrid: 360 Global Media Producciones Audiovisuales HispanTV y Producciones Audiovisuales PressTV, a cuyo frente se situó el empresario iraní Mahmoud Alizadeh Azimi, quien actuó como enlace con Teherán. La presencia en la capital de España permitió contar con rostros conocidos para sus programas y facilitó así la conexión con el público. De éste modo, el canal buscaba ofrecer una mayor credibilidad, como la que podía aportar el periodista español David Tejera, después de años como rostro de los informativos de los canales Antena 3 y CNN+, o Ana Peralta, con experiencia en la radio Cadena Ser y que trabajó en los estudios centrales en Teherán: Para la producción de algunos de los programas que se emitían desde Madrid contaron con el antiguo director del diario Ya, Gustavo Morales, quien produjo el programa de tertulia política Enfoque y dirigió Orientan con un formato similar de debate. La comunicación entre los estudios centrales y Madrid era permanente, si bien éstos contactos estuvieron presididos por la opacidad mostrada desde Teherán que impedía a los trabajadores en España participar en la toma de decisiones. La opacidad del gobierno iraní impide contar con cifras oficiales que permitan conocer la inversión realizada por Irán para poner en funcionamiento HispanTV. En cualquier caso, fue una inversión importante, destinada a lograr una destacada presencia mediática. Con el paso del tiempo se fue reduciendo el presupuesto, la presencia en Madrid empezó a ser menor y la actividad del canal se concentró en la capital iraní. Aunque Irán también buscaba interferir en los asuntos españoles, el gran objetivo se situaba en América Latina. Con éste propósito, también incorporaron a periodistas contratados en diferentes países latinoamericanos, como el mexicano Roberto de la Madrid o el colombiano Luis Javier González, quienes se trasladaron a Teherán para convertirse en los referentes de los espacios informativos… Muchos de los corresponsales de HispanTV en Latinoamérica han permanecido años vinculados a la cadena. Entre ellos, cabe destacar a Sara Morales, corresponsal en Panamá, o quien fuera la voz de HispanTV en Chile, Leonel Retamal. El caso de Retamal comprueba la excelente sintonía que mantiene HispanTV con sus canales amigos, el venezolano TeleSUR y el ruso RT. Los tres canales ofrecen un enfoque muy similar de las noticias y, por lo general, comparten reporteros y analistas. Por ello, tras trabajar para el canal iraní, Leonel Retamal continuó su carrera profesional prestando sus servicios como periodista en TeleSUR. Sebastián Salgado, el actual corresponsal de HispanTV en Argentina, llegó al canal desde su apertura, después de trabajar como reportero para TeleSUR" (Castaño Riaño, pp. 13, 14).


La secta de Somosaguas.

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Los cimientos de Podemos comenzaron en Somosaguas. La Facultad de Ciencias Políticas y Sociología de la Universidad Complutense de Madrid (UCM) vivió en primera persona cómo poco a poco Podemos iba fraguándose como partido político hasta su irrupción a partir de mayo con las elecciones europeas del 25 de mayo de 2014 con un partido de izquierda que se había inscrito en el Registro Nacional de Partidos Políticos del Ministerio del Interior tan sólo unos meses antes de la convocatoria en el BOE del proceso electoral. La relación entre Podemos y la Facultad de Ciencias Políticas y Sociología de la Universidad Complutense de Madrid tiene su peso en los órganos de dirección del partido: de las 62 personas que forman el Consejo Ciudadano de Podemos, 19 presentan vínculos con la UCM o la facultad. Además de Pablo Manuel Iglesias Turrión, que fue profesor de la UCM y no pertenece al mencionado Consejo Ciudadano dado que era secretario general, personas como Íñigo Errejón Galván (doctor en Ciencias Políticas por la UCM), Juan Carlos Monedero Fernández-Gala (profesor de Ciencias Políticas), Carolina Bescansa Hernández (profesora de Metodología de la Investigación en la UCM), Luis Alegre Zahonero (profesor de Filosofía en la UCM), Tania González (licenciada en Ciencias Políticas), y un largo etc. En total, más de un 30% de los miembros que engrosan ésa lista de gobierno han pasado por las aulas de Somosaguas. ¿Endogamia ideológica? ¿Red clientelar? ¿Secuestro de Somosaguas? En la facultad destaca "una ideología republicana de defensa de los derechos civiles y la lucha obrera" y predomina porque "está establecida en los diferentes órganos de la facultad". Muy ilustrativo para éste caso puede ser el informe Universidad Opina publicado en 2014, que informaba que el 41,2% de los profesores universitarios ejercen en el mismo centro en el que estudiaron, lo que revela una tasa de endogamia superior a los de otros países. Ésta tasa es mayor en los centros públicos (44,2%) y muy reducida en las privadas (13,9%), que generan muy poca plantilla. Elaborado a partir de 10.159 cuestionarios a miembros del personal docente e investigador de universidades españolas, el informe subrayaba la relación entre endogamia y juventud del profesorado: a menor edad, más posibilidades de permanecer en la universidad de origen y viceversa. La Facultad de Ciencias Políticas y Sociología ha acogido el regreso a la docencia del que fuera secretario general de Podemos y vicepresidente del Gobierno. Pablo Iglesias da los jueves y viernes la asignatura Gobernanza global, del cuarto curso de Relaciones Internacionales. Juan Carlos Monedero decidió solicitar la baja laboral tras el estallido del escándalo de acoso sexual, hasta que la Complutense emitió el siguiente comunicado: "Ante la lógica preocupación existente entre el alumnado de nuestra Facultad, expresada formalmente por la Delegación de Estudiantes a éste Decanato, y trasladada por nuestra parte al Rectorado de la UCM, informamos de lo siguiente: El profesor Juan Carlos Monedero no impartirá las clases de Teoría Política Contemporánea en el Doble Grado de Derecho y Ciencias Políticas y Teoría y Práctica de las Democracias en el Grado de Relaciones Internaciones hasta nuevo aviso". En la universidad de Monedero, Verstrynge, Iglesias, Errejón y Rita Maestre existen siete capillas. Los oratorios de la Universidad Complutense surgieron por un "Acuerdo sobre Asistencia Religiosa Católica" firmado el 20 de diciembre de 1993, por el entonces arzobispo Ángel Suquía y el rector Gustavo Villapalos: el de Geografía e Historia, Derecho, Químicas, Educación, Ciencias de la Información y Filosofía, en el campus de la Moncloa. Más el de la Facultad de Psicología en el campus de Somosaguas. En la Universidad Complutense el príncipe Juan Carlos Bourbon realizó estudios de Derecho Político e Internacional, Economía y Hacienda Pública, recibiendo clases de Historia en la Facultad de Filosofía y Letras. VANITY FAIR España ha cubierto otras estancias. La infanta Cristina de Bourbon y Grecia fue compañera de aula de Juan Carlos Monedero Fernández-Gala en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociología, cuando la facultad se encontraba en las instalaciones que se ubican en la carretera de La Coruña y cuyo decano era Luis Rodríguez Zúñiga. Juan Carlos Monedero, dos años mayor que la infanta Cristina, coincidió con ella, no porque fuera repetidor, sino porque cambió de parecer. Estudió dos cursos de Económicas y luego se cambió a Políticas. La hija de Juan Carlos I y el alumno Monedero, que ya en aquel momento reivindicaba la República, compartieron profesores y exámenes orales, como los que realizaba Torregrosa, profesor de Psicología Social, que siempre utilizó ése tipo de evaluación con los alumnos. También intercambiaron apuntes de clases que daba Raúl Morodo, Enrique Curiel, Salustiano del Campo y Carmen Iglesias, quien, además de profesora, fue su tutora y quien vigilaba ciertas arbitrariedades que tuvo que padecer la hija del Jefe del Estado. La infanta tuvo que pagar un peaje por haber elegido una carrera universitaria compleja en el ámbito de las manifestaciones y desagravios sociales. Más de una vez tuvo que entrar a la Facultad al grito de "¡abajo y muerte a la monarquía". Por su parte, Monedero, alumno aventajado y ayudante del profesor en algunos de los equipos de trabajo que se organizaban, alguna vez tuvo que ayudar a la infanta Cristina. Quienes coincidieron en aquella época con ambos recuerdan que la infanta Cristina se relacionaba lo justo. Bajaba de vez en cuando al bar, donde el joven Monedero hacía proselitismo republicano entre los estudiantes de otras facultades. No había animosidad, los más republicanos se consolaban con la idea de que "al menos habrá una licenciada", refiriéndose a la formación de Ciencias Políticas y Sociología en la casa Bourbon. La infanta tuvo que dejar de compartir ése tiempo con Monedero cuando hubo una amenaza de secuestro por parte de un comando Euskadi Ta Askatasuna (ETA). La Facultad de Ciencias Políticas y Sociología de la Universidad Complutense es un mundo de pintadas, carteles, eslóganes de ultraizquierda, suciedad, abandono, tomas, piquetes y barricadas que la asemejan a la Facultad de Arquitectura de la Universidad Politécnica Nacional de Atenas (PNM), la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales (FCPyS), la Facultad de Filosofía y Letras (FFyL) y los Colegios de Ciencias y Humanidades (CCH) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). El 16 de febrero de 2023 arrancó la campaña electoral por la rectoría de la Universidad Complutense con ocho candidaturas: el rector Joaquín Goyache, catedrático de la Facultad de Veterinaria que se presentaba a la reelección; Javier Arias Díaz, catedrático de Cirugía en la Facultad de Medicina; Esther del Campo García, de Ciencia Política y de la Administración en la Facultad de Ciencias Políticas; Matilde Carlón Ruiz, de Derecho Administrativo en la Facultad de Ciencias Económicas; María Castro Morera, catedrática de la Facultad de Educación, Josefa Isasi Marín, de Química Inorgánica en la Facultad de Ciencias Químicas; Iñaki López Sánchez, de Organización de Empresas en la facultad de Ciencias Económicas y Empresariales; y Jesús Pérez Gil, catedrático de Bioquímica en la Facultad de Ciencias Biológicas. La campaña electoral estuvo marcada por actos de violencia. El 25 de enero Isabel Díaz Ayuso sufrió una virulenta protesta organizada por el Sindicato de Estudiantes cuando fue a la Facultad de Ciencias de la Información a ser reconocida como "alumna ilustre". Lo peor estaba por venir, desde la Facultad de Ciencias Políticas se calentó la visita de la embajadora de Israel permitiendo carteles amenazantes contra ella donde se avisaba que allí no era bienvenida. La decana y candidata Esther del Campo los permitió, Rodica Radian-Gordon cumplió con su compromiso y tan sólo la intervención tanto de la seguridad privada de la UCM como de la decana Isabel Durán, que permitió la entrada de los antidisturbios para desalojar a los violentos, evitó un enfrentamiento. El día previo, su homólogo palestino también había acudido a las jornadas organizadas para conmemorar los Acuerdos de Oslo de 1993 y no hubo problema alguno. La afinidad entre Esther del Campo García y Podemos ha sido estrecha. No en vano, ya era decana cuando Pablo Iglesias, Juan Carlos Monedero, Carolina Bescansa y Jorge Verstrynge eran profesores en su facultad y crearon el partido, el cual le ayudó a formar parte de la Junta Electoral Central (JEC) en el verano de 2020. Ése mismo año, la decana invitó al entonces vicepresidente Pablo Iglesias a una charla en su edificio junto al exvicepresidente de Bolivia Álvaro García Linera presentándolo como la vuelta del "hijo pródigo". En la Facultad donde eran bien recibidos Hugo Chávez, Rafael Correa, Evo Morales, Husni Abdel Wahed y Arnaldo Otegi, eran boicoteados Josep Piqué, Rosa Díez González, Isabel Díaz Ayuso, Iván Espinosa de los Monteros, Yunior García, Leopoldo López, Santiago Urbina, Rodica Radian-Gordon y Marcela Lagarde. Las pintas y carteles son testimonio del "soviet" de la Complutense: "La Complu es antifascista y antisionista", "Viva Chávez", "muerte a la policía", "patriarcado y capital", "el eje del mal es heteropatriarcal", "facultad sumisa y combativa", "si vienes a rezar a mi escuela iremos a pensar a tu iglesia", "estás en nuestra lista", "al gulag", etc. Aunque el ministro de Universidades, Joan Subirats, defiende que los centros "reflejen la diversidad ideológica de la sociedad", la Complutense no se distingue por el debate, la discusión ni el libre contraste de ideas. Por el contrario, son los mismos profesores los que participan con los alumnos en los boicots. El profesor titular Heriberto Cairo Carou (posterior Decano de la Facultad, desde junio de 2010), fue el director de las tesis doctorales de Pablo Iglesias e Íñigo Errejón, además de ser el director de la tesis en curso de un doctorando becado que intervino en la acción contra la libertad de culto de la capilla. Íñigo Errejón Galván se distinguía por acudir a la Facultad de Ciencias Políticas y Sociología, a cumplir sus obligaciones como doctorado del Profesor Cairo, ayudándole con la asignatura de Geografía Política de la Licenciatura en Ciencias Políticas y de la Administración con labores como vigilar exámenes en el curso 2006-2007, vestido con una camiseta que reivindicaba el movimiento de apoyo filoetarra de constitución de un Estado que agrupase las Provincias Vascongadas (Álava, Guipúzcoa, Vizcaya), la Comunidad Autónoma Foral de Navarra y el País Vasco Francés. Juan Carlos Monedero y Heriberto Cairo fueron profesores de Pablo Iglesias e Íñigo Errejón, Pablo Iglesias fue profesor de Rita Maestre. Iglesias y Errejón fundaron la Asociación Universitaria CONTRAPODER en mayo de 2006, cuya portavoz era Rita Maestre; el Grupo de Teatro ANTÍGONA y La Tuerka en 2010, cuyo director y conductor era Pablo Iglesias. El grupo era tolerado por el rector Carlos Berzosa. En 2009 el blog de CONTRAPODER informaba de la visita del presidente del Estado plurinacional de Bolivia Evo Morales en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociología el lunes 14 de septiembre. El motivo era la inauguración de un mural estudiantil en honor a Tupac Katari y a las luchas anticoloniales y para impartir una conferencia en el salón polivalente de la Facultad: "Las transformaciones políticas de Bolivia". El programa contemplaba como presentador a Íñigo Errejón Galván, director del seminario de la Complutense "Bolivia: Historia, Política y Revolución" y miembro de la Fundación CEPS. El acto presidido por Francisco Aldecoa Luzárraga, decano de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociología. D. Carlos Berzosa Alonso Martínez, rector de la Universidad Complutense de Madrid. Con la intervención de Alberto Montero Soler, vicepresidente de la Fundación CEPS; Pablo Iglesias Turrión, miembro de la red de profesores La Promotora y de la Fundación CEPS; Rita Maestre, portavoz de la Asociación Universitaria CONTRAPODER. El acto organizado por la Fundación CEPS, AU CONTRAPODER, Red de profesores La Promotora y la Universidad Complutense de Madrid: "El análisis de las experiencias acontecidas en América Latina nos había provisto de nuevos instrumentos teóricos para interpretar la realidad de la crisis española, enmarcada en el contexto del sur de Europa, área que desde 2011 comenzamos a creer que se hallaba en un proceso de latinoamericanización, entendido como la apertura de una estructura de oportunidad política. La teorización más precisa de aquella posibilidad populista la llevó a cabo Íñigo Errejón a partir del pensamiento de Ernesto Laclau. El segundo elemento que sirvió para definir la hipótesis fue La Tuerka. Desde el principio, y aun asumiendo la modestia de nuestro medio, entendimos La Tuerka como "partido". La gente no milita en los partidos, decíamos, sino en los medios de comunicación. La Tuerka primero, y después el programa Fort Apache, fueron los "partidos" desde los que practicamos la lucha política en el terreno de producción ideológica fundamental: la televisión. La Tuerka se convirtió en la escuela que nos preparó para intervenir después, con una enorme eficacia, en las tertulias de las grandes televisiones. Y también nos formó para el trabajo de asesoramiento en comunicación política que desarrollamos paralelamente en España y América Latina, que a su vez nos dio experiencia en el diseño de campañas electorales y en la formación de portavoces y líderes políticos. Gracias a la Tuerka y a la formación en comunicación audiovisual aprendimos a hacer slots y a pensar políticamente en clave televisiva. Los amantes de las teorías conspirativas han querido ver en éste itinerario un plan premeditado de asalto al poder político en España. Jamás pensamos que podríamos llegar tan lejos; nuestros objetivos eran mucho más modestos. Sin embargo, cumpliendo ésos objetivos menores (escribir artículos académicos, impulsar iniciativas modestas, dirigir y presentar un programa de televisión, estudiar comunicación audiovisual, asesorar a fuerzas políticas en técnicas de comunicación) conseguimos estar muy bien preparados cuando apareció el ingrediente imprescindible de la hipótesis Podemos: la posibilidad de liderazgo de una figura mediática que disfrutaba de un altísimo nivel de notoriedad en España. Nada aseguraba que pudiéramos llegar algún día a las televisiones y nada garantizaba que, de llegar, nuestra presencia fuera eficaz y tuviera continuidad. Fue a partir de mayo de 2013 cuando mi presencia en los medios de masas se hizo constante. En el verano de aquel año empezamos a reflexionar sobre la posibilidad de usar mi protagonismo mediático para intervenir políticamente en nuestro país" (Iglesias Turrión, pp. 21, 22). En 2010, formaban parte del Consejo Ejecutivo de la Fundación Centro de Estudios Políticos y Sociales (CEPS) nombres de futuros dirigentes y diputados de Podemos: Rubén Martínez Dalmau (presidente), Alberto Montero Soler (vicepresidente), Luis Alegre Zahonero (responsable del área de organización), Antonio de Cabo de la Vega (responsable del área de publicaciones), Pablo Iglesias (responsable del área de grupos de trabajo e investigación), Fabiola Meco Tebar (responsable del área de gestión y recursos), Antonio Montiel Márquez (responsable del área de cooperación para la democracia local). Y en diciembre de 2013 (antes de la fundación de Podemos), el patronato de la Fundación CEPS lo constituyen Alberto Montero (presidente), Íñigo Errejón (secretario), Fabiola Meco (vicepresidenta y tesorera) y Roberto Viciano, José Manuel de Pablos Coello, Antonio de Cabo, Pablo Iglesias, Isabel Luján, Adoración Guamán y Rubén Martínez como vocales. La Fundación CEPS en marzo de 2016 cesa su actividad y hasta desactiva su sitio de Internet. Antes de "desaparecer", se describía como una organización comprometida con la izquierda, que entiende que el sistema capitalista ha demostrado ser "incapaz de asegurar una vida digna a la mayor parte de la población del planeta y hoy pone en riesgo la propia supervivencia del género humano". Según indica, durante más de una década, su experiencia política ha estado concentrada en América Latina "proveyendo consultoría política, jurídica y económica a fuerzas y gobiernos progresistas en la región". Han cooperado como técnicos "en el diseño de políticas públicas (procesos constituyentes, así como en materia legislativa, planes de desarrollo y gestión pública) en Venezuela, Ecuador, Bolivia, El Salvador y Paraguay" y también en programas de formación académica en Venezuela, Ecuador, Bolivia y Cuba, y de formación de cuadros políticos en Venezuela, Bolivia, Ecuador y Guatemala. También explica que ha asesorado a fuerzas políticas de izquierdas en procesos electorales en Venezuela, Bolivia, Ecuador, El Salvador, Paraguay, Colombia y Perú, y han participado como observadores internacionales acreditados en procesos electorales de Venezuela, Ecuador, Bolivia, Paraguay, Colombia, Brasil, Perú, El Salvador, México y Nicaragua. El Centro Estratégico Latinoamericano de Geopolítica (CELAG) es una organización de consultoría política creada a principios de 2014, integrada por miembros de Podemos. El CELAG trabaja para los gobiernos de Venezuela, Bolivia y Argentina y ha contado con la colaboración de Íñigo Errejón y Juan Carlos Monedero cuando ya habían puesto en marcha Podemos. CELAG, que tiene su sede en Quito, es una escisión de CEPS, la fundación en la que participó toda la cúpula de Podemos antes de la creación del partido. En 2015 Juan Carlos Monedero e Íñigo Errejón figuraban en la página del CELAG como miembros del Consejo Consultivo. Sergio Pascual y Auxiliadora Honorato, destacados dirigentes del Consejo Ciudadano de Podemos, la Ejecutiva del partido, también forman parte del Consejo Consultivo del CELAG. Por su parte, el otro integrante de CEPS presente en CELAG, Alfredo Serrano Mancilla, es el máximo dirigente de la organización con sede en Quito. Bajo el manto de Antonio Elorza Domínguez, Catedrático de Ciencia Política y de la Administración y Director de Departamento de Ciencia Política y de la Administración III (Teorías y Formas Políticas y Geografía Política), una escisión del Departamento de Historia del Pensamiento y de los Movimientos Sociales y Políticos de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociología de la UCM, que él mismo creó y sostuvo, crecieron y prosperaron éstos personajes, mientras que se dedicaban a ejecutar "acciones reivindicativas", según su propia denominación. Elorza fue autor de "Pablo Iglesias: videocracia y populismo" (El Correo) y "La Ola" y "La irresistible ascensión de P.I." (El País). Fragmentos destacados de los artículos: "Y en ésto llegó Pablo Iglesias, y se acabó la diversión. Desde unos supuestos ideológicos enfrentados a los de Berlusconi, y en un período muy breve de tiempo, siempre a partir de la videocracia, el joven profesor interino de Políticas en la UCM ha conseguido forjar la imagen de líder de una izquierda renovadora. Supo prepararlo, como aquel, desde una televisión de barrio, TeleVallekas, donde el contenido era lógicamente radical, con una inclinación acusada hacia la izquierda latinoamericana made in Chavea, e Iglesias montó y dirigió un programa de debate político, "La Tuerka". Iglesias maneja con soltura la falsa evidencia –por ejemplo, en relación al euro-, el sarcasmo –para descalificar al oponente- y las técnicas de marketing para captar adherentes entre los insatisfechos del sistema. Es un hábil líder populista. Aunque inició su carrera profesional en el departamento de Ciencia Política que yo dirigía, tuve pocos contactos con Pablo Iglesias. Más importa su temprana relación con otros estudiantes radicales que ahora le acompañan, caso de Íñigo Errejón, quien guio su campaña con mano maestra después de haber trabajado en Venezuela para lo mismo, al parecer, con Chávez, del cual fue entusiasta sostenedor. El fondo de música rapera nos lleva desde La ola a ocuparnos de CONTRAPODER. En la Facultad de Políticas de la Complutense existe una larga tradición de izquierdas, vigente desde la lucha democrática antifranquista, con lógicos altibajos. Será en 2008 cuando los grupos de estudiantes izquierdistas cobren mayor cohesión y, como en La ola, por presencia activa de docentes. Diciembre 2008: primer boicot, a una conferencia de Josep Piqué, con unos estudiantes disfrazados de presos de Guantánamo. Empezaban el espectáculo y el uso de signos identitarios para forjar la cohesión grupal. Antes, en febrero, fracasó un intento de boicot a gritos de una conferencia de Rosa Díez. Para atraer votos, hará falta diluir la propia mentalidad chavista, según hace el interminable programa electoral de Podemos, dando prioridad a necesidades bien reales (desahucios, pensiones, corrupción). Ahí cabe todo, sin estimación de costes; por éso es justa la calificación de populismo. El proyecto de Podemos no es como el de Alexis Tsipras, revolucionario, de cambio radical en la Europa realmente existente, sino antisistémico. La crisis económica ha sido la estructura de oportunidad en cuyo marco han surgido los nuevos movimientos sociopolíticos. En un caso (Syriza de Tsipras en Grecia), por agrupamiento de una izquierda antes fragmentada: en los otros dos (Movimiento 5 Estrellas del italiano Beppe Grillo, y Podemos, liderado por Pablo Iglesias), desde una radical novedad en medios y mensaje. La estructura de oportunidad puede compararse a un vacío en la vida política, en circunstancias como las actuales de creciente malestar económico y descrédito de los actores políticos tradicionales, que alcanza al propio régimen constitucional. Hay una diferencia sustancial entre 5 Estrellas y Podemos. Basado en el blog y en las explosiones retóricas de Beppe Grillo, con su discurso de descalificación frente a "las dos castas", a Europa y a lo que se le ponga por delante, 5 Estrellas eligió una estrategia de ataque frontal, visible en todo momento. En la vertiente opuesta, sin renunciar a una actitud de enfrentamiento con "la casta", ni a la visibilidad, Podemos intenta conquistar áreas sucesivas del mercado político, y para ello el radicalismo verbal se encuentra acompañado de la simulación. Sucedió ya con el programa electoral. A Pablo Iglesias le repugna la democracia como procedimiento; contra ella, lancemos tuercas (título de su espacio en Tele K). Sin embargo, el programa rebosa de la palabra "democracia" como seña de identidad; sus propuestas serían la verdadera democracia. No conviene asustar. Al ocuparse luego del tema, habla de "reformar la Constitución", sólo que al explicarlo su contenido es el proceso constituyente, de raíz chavista. Del mismo modo que su soflama contra la prensa de los millonarios, de apariencia ultrademocrática, invoca bajo cuerda una "regulación" del Gobierno, realmente existente bajo Maduro y Correa y contraria a la libertad. Sin duda Iglesias y Errejón lograrán lo que una socióloga italiana llama el "centralismo cibercrático", colocando el uso masivo de la Red, una ilusión de democracia directa, bajo dirección leninista. Sólo falta que el PSOE permanezca anquilosado para que Iglesias prosiga su ascenso" (García, pp. 110, 111, 112).


Inquisidores & Catequistas.

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Luis Suárez en la "Expulsión de los judíos. Un problema europeo" (ARIEL, 2012), explica que la inquisición medieval, a diferencia de la que establecerían los Reyes Católicos después de 1480, no era una Institución, con tribunales, cárceles o edificios, sino un procedimiento a seguir, como lo son entre nosotros el civil y el criminal; a él tenían que someterse todas las denuncias que se presentasen de "herética pravedad". A los inquisidores, "averiguadores", correspondía primero la tarea de descubrir si había delito, luego si el acusado confesaba su culto pidiendo perdón o penitencia o si se mostraba recalcitrante. Sólo en éste último caso podía ser entregado a las autoridades temporales para que ejecutasen la sentencia que las leyes tenían prevista. Aquí entraba en juego la "lesa majestad". El procedimiento era mucho más suave que el que empleaban los tribunales laicos, de modo que es forzoso admitir que los reos hubieran salido peor parados en el caso de que su delito fuese juzgado por tribunales temporales. Cuando los inquisidores lograban el arrepentimiento de los acusados o comprobaban su inocencia, cerraban el caso proponiendo penas exclusivamente canónicas, que podían ser rigurosas. Tan sólo en aquellos casos en que el reo se cerraba a todo arrepentimiento o, después de juzgado, reincidía, se procedía a "relajarlo al brazo secular". La Constitutio Criminalis Carolina, el códice legal por el que se regía el emperador Carlos V desde el año 1532, contemplaba el quebrantamiento de los miembros en la rueda a los asesinos varones. A los falsificadores, los enemigos capturados, los blasfemos, las brujas, los herejes y los sodomitas les esperaba la hoguera. El códice de Carlos V comparte muchos elementos con los coutumiers franceses del siglo XVI, basados a su vez en algunas tradiciones del siglo XIII. Todo era poco para colaborar a la política de disuasión del delito, incluso una vez muerto el ofensor. Los cadáveres de los criminales se dejaban públicamente expuestos mucho después de que se hubiera ejecutado la sentencia a fin de frenar a otros patibularios en potencia. Poco favor hace el feminismo en defender que las brujas son sus parientes, ya que éstas eran criminales en el contexto legal. El enterramiento en vida estaba destinado a las mujeres halladas culpables de infanticidio. Se obligaba a la mujer culpable a tumbarse en una tumba poco profunda y se la cubría de espinos; después se cerraba el sepulcro, empezando por los pies. En un momento determinado, como remedo de lo que hacía Vlad Drácula el Empalador, se clavaba una estaca en el corazón de la mujer. En el caso de los asesinos varones, una vez con los miembros quebrantados, se cercenaba la cabeza al reo y se hincaba en lo alto de un palo, mientras el tronco decapitado se tendía sobre una rueda de carro que después se elevaba para pudrirse a la vista de todos. Lo peor que te podía pasar como criminal en la Edad Media y Moderna era ser relajado al brazo secular. Los defensores del laicismo ignoran que la Inquisición Española era una institución moderna, y como tal, estaba en manos del Estado. El primer auto de fe tiene lugar en Sevilla el 6 de febrero de 1481. Dos años más tarde, Isabel de Castilla estructura la institución inquisitorial creando el "Consejo de la Suprema y General Inquisición", compuesto por cuatro miembros y presidido por el inquisidor general. El primero en ocupar éste cargo fue el dominico Tomás de Torquemada, judío que se había convertido en un católico fanático. Es interesante ver hasta qué punto la Inquisición se integra al dispositivo del gobierno de la Corona. Los Consejos son, en efecto, los órganos consultivos del rey; en ésa época existían dos clases: unos eran territoriales (hay un Consejo de Castilla, un Consejo de Aragón, un Consejo de Flandes –actualmente Bélgica-), los otros eran temáticos (Consejo de Estado, Consejo de guerra, Consejo de finanzas, Consejo de órdenes militares). Que la Inquisición se estructure como un Consejo indica que los asuntos religiosos pertenecen, de ahora en adelante, a la esfera del Estado y se derivan del poder del rey, que nombra y revoca a los consejeros a su gusto. Actualmente no existe la Inquisición española ni el Index librorum prohibitorum que compilaba y actualizaba la lista de los libros prohibidos. La Congregación para la Doctrina de la Fe (la Sagrada Congregación de la Romana y Universal Inquisición) sólo se limita a reprobar libros peligrosos, Felipe VI Bourbon es un rey decorativo y Pedro Sánchez del Partido Socialista Obrero Español (PSOE) es el presidente de España. Pero no es diferente, la censura es una actividad universal que adquiere distintos discursos. El feminismo parte de un problema real: la violencia contra las mujeres. El origen de las Unidades de Atención, Fiscalías Especializadas, Institutos y las Secretarías de la Mujer, que han degenerado en Institutos y Ministerios de la Igualdad y la Diversidad que diluyen el concepto mujer. El problema del feminismo no es el feminismo, una teoría social como cualquier otra, sino que las feministas radicales han convertido el feminismo en un dogma, el único marco interpretativo de la realidad, adquiriendo un carácter sectario y marginal en el sentido de que se autoexcluyen de los grandes debates. El feminismo se ha convertido en la religión de las mujeres pobres, hasta que dejan de ser pobres: las ideologías tienen una variable económica. Pablo Iglesias no pensaba lo mismo cuando no llegaba a los mil euros como profesor interino en el soviet de la Complutense que como vicepresidente de España con chalet en Galapagar. O Rita Maestre, cuando alega que son simples funcionarios públicos de clase media, omitiendo que sus ingresos son incomparables con la media laboral española. Su concepción de la propiedad privada y el sistema capitalista que la protege ha cambiado, cuando éso ocurre, inician los malabarismos para justificar lo que antes se condenaba en un estado de pureza. Al menos en México, ése es el significado de chairo. A éste carácter sectario, se suma una variable interseccional que agrupa los sectarismos de extrema izquierda: anticapitalistas, comunistas, anarquistas, republicanos, ecologistas, libertarios. En éstos espacios cerrados, iniciáticos y herméticos hicieron carrera Juan Carlos Monedero e Íñigo Errejón Galván, los catequistas e inquisidores de Podemos, Más Madrid y Sumar que negaban la presunción de inocencia y las denuncias falsas hasta que les tocó esgrimir ambos discursos en defensa propia. El 12 de septiembre de 2023, una denunciante mandó un correo electrónico a la Secretaría de Feminismos de Podemos, entonces a cargo de Ángela Rodríguez "Pam". El correo decía lo siguiente sobre el cofundador de Podemos: "Buenas tardes, me pongo en contacto con vosotras porque tengo conocimiento directo desde hace años y es vox pópuli que el señor Juan Carlos Monedero se dedica a incomodar y manosear mujeres jóvenes en entornos del partido en los que tiene acceso a ellas". Los comportamientos de los que hablaba la denunciante incluían "agarrar por detrás rodeando con los brazos, realizar tocamientos en cintura y trasero y comentarios inapropiados sobre mujeres muy jóvenes". Además, el señor Monedero tenía éstas conductas con mujeres que "acababa de conocer o con las que no tenía confianza". La denunciante también aseguró en éste correo que el fundador de Podemos "intentó besar a una compañera estando ebrio" y que, además, ya habían ocurrido episodios similares cuando Monedero se encontraba "en estado de embriaguez". La denunciante confirmó en el mail que intentó buscar ayuda dentro de Podemos, ya que ella pertenecía a dicha agrupación, pero tenía conocimiento de que éstos comportamientos se consideraban "un chiste dentro del partido" y que incluso se había "bromeado del tema delante de las personas que estaban al frente de Podemos y éstos ni se habían inmutado". En la misma línea, la denunciante reveló que algunas chicas "habían pedido directamente a personas que intervinieran", pero que les contestaban que lo hicieran público, aunque no se podía ir en contra de un "amigo". Además, en el correo, la denunciante pide "hacer algo de forma interna", puesto que si se hiciera público "sería peor hablar de las veces que ésto se ha puesto en conocimiento del partido en general y de personas del partido en particular y se ha ignorado". La persona que envió éste mensaje a la Secretaría de Feminismos era una de las afectadas, que hacía de portavoz de otras mujeres que habían sufrido lo mismo. Con toda ésta información, no parece una coincidencia que la tercera fecha de ésta cronología sea el 14 de septiembre –sólo dos días después de que la Secretaría de Feminismos conociese el caso del acoso sexual de Monedero-, el fundador de Podemos anunciara su dimisión de la Fundación República y Democracia, el único cargo que mantenía a Juan Carlos Monedero vinculado oficialmente a Podemos. El mismo día que Monedero se despidió, Ione Belarra, ministra de Asuntos Sociales, le comentó en X: "Muchas gracias por tu incansable trabajo en Podemos pero, sobre todo, por haberte desvivido siempre por su magnífica militancia. Lo fácil, con todos los ataques que has recibido, era haber abandonado. Seguimos juntos". Una despedida que, en principio, podría resultar normal. Sin embargo, en ése momento ya era de conocimiento en la dirección del partido la denuncia de acoso sexual contra Monedero. Asimismo, por éstas fechas, llegó otra denuncia contra Monedero a Podemos, ésta vez de forma verbal. Volviendo a la primera denuncia, tras ignorar el correo durante 10 días –aunque ya se había apartado a Monedero de Podemos-, supuestamente el 22 de septiembre "Pam" respondió con otro mail a la denunciante. Podemos afirma que no obtuvo respuesta a dicho correo, lo que provocó que tuvieran que archivar el caso. Sin embargo, la denunciante ha asegurado que ésto es falso, puesto que ella no recibió ningún correo. Ayme Román, conductora del canal Furor TV de YouTube, había relatado cómo un "ex dirigente" de un partido de izquierdas la habría contactado de madrugada con insistencia y posteriormente la habría sometido a tocamientos y abrazos no deseados, asegurándole que "había surgido magia" entre ambos. Además, señaló la existencia de una red de "complicidad" y "encubrimiento" dentro de la izquierda en relación con casos de acoso sexual, alegando que éstas conductas eran conocidas desde hace años y que varias víctimas ya habían denunciado episodios similares: "¿Por qué me dejaron cerca de ésta persona?". También la Complutense tiene abierta una investigación a Juan Carlos Monedero tras recibir una denuncia por acoso sexual de una alumna en septiembre de 2023. La Complutense cuenta con un protocolo específico para abordar casos de acosos sexual y sexista, enmarcado en su plan de igualdad. La Unidad de Igualdad, dependiente de la Delegación del Rector para Igualdad, es el órgano encargado de gestionar éstos casos. Su función es atender a la persona denunciante, realizar un seguimiento individualizado y ofrecer asesoramiento, independientemente de si la presunta víctima decide acudir a la Policía Nacional. El protocolo establece que, para que la Unidad de Igualdad pueda intervenir o se imponga una sanción, los hechos deben haber ocurrido dentro del campus universitario o en el marco de una actividad vinculada con la UCM. Ésto incluye tanto las instalaciones universitarias, como los Colegios Mayores, así como cualquier evento organizado por la institución o relacionado con su actividad académica o laboral. Éste caso se ha expuesto meses después de que Íñigo Errejón, cofundador de Podemos y número dos, exportavoz parlamentario de Sumar, tuviera que dimitir el 24 de octubre de 2024 por reconocer "comportamientos inadecuados con las mujeres". La ironía quiso que Ayme Román entrevistara a Errejón en Furor TV antes de la noticia. El escandalo se hizo público gracias a una denuncia anónima compartida en la cuenta de Instagram de la periodista Cristina Fallarás, afín a Podemos. Aunque la denuncia no mencionaba directamente a Íñigo Errejón, sí describía a un diputado en Madrid como maltratador psicológico, implicado en prácticas sexuales humillantes. Las redes no tardaron en especular, y el martes 22 de octubre, las primeras sospechas apuntaban directamente a Errejón. La gravedad de las acusaciones, unida al silencio inicial del portavoz de Sumar, marcó el inicio de su derrumbe. Ése mismo martes, mientras Íñigo Errejón pasaba el día en el Congreso negociando una ley con el PP, la dirección de su partido iniciaba una investigación interna. En privado, Más Madrid, el partido que cofundó, también se movilizaba para verificar la veracidad de la denuncia. Sin embargo, las sospechas eran tan claras que no hizo falta mucho tiempo para que la situación se precipitara. Lo que comenzó como un rumor en redes pronto se convirtió en una bola de nieve que Errejón ya no podía detener. El miércoles 23 de octubre, Más Madrid dio el primer paso oficial. Tras una reunión de urgencia, la dirección del partido pidió a Sumar que exigiera a Errejón su dimisión. A lo largo de la jornada, las conversaciones entre los equipos de ambos partidos fueron tensas. Ya no se trataba sólo de proteger a las víctimas de la denuncia, sino también de salvaguardar la imagen pública de dos formaciones que se habían presentado como defensoras del feminismo. Cualquier atisbo de protección a un acusado de violencia machista habría sido letal para ambas formaciones. Mientras tanto, las declaraciones en privado se intensificaban. Fuentes cercanas a Sumar admitían que Errejón había sido advertido en varias ocasiones sobre su vida personal. Incluso se mencionaba un incidente anterior, en el que una joven había denunciado tocamientos no consentidos por parte del diputado en un concierto en junio de 2023. Aunque éste episodio no llegó a los tribunales, la alarma estaba encendida. El machismo de Errejón no era algo nuevo para quienes le rodeaban, pero las advertencias se quedaron en éso: advertencias. Hasta ahora. El jueves 24 de octubre, la situación llegó a su punto crítico. Por la mañana, Sumar convocó a su ejecutiva para tomar una decisión final, mientras que Más Madrid no dejaba lugar a dudas: Errejón debía dejar su cargo. Las presiones internas, sumadas a la condena pública en las redes sociales, sellaron el destino del portavoz parlamentario. La decisión no podía retrasarse más. Mientras tanto, el propio Errejón, consciente de que su tiempo había terminado, optó por adelantarse a la sentencia oficial. A las dos y media de la tarde, el ya exdiputado de Sumar publicaba un comunicado anunciando su renuncia a la política. En el reconocía errores y admitía la contradicción entre su vida personal y los valores que defendía en público. El "desgaste emocional" y la "subjetividad tóxica" que mencionaba en su carta no hacían más que confirmar lo que muchas mujeres ya intuían: Errejón había cruzado los límites que, "en una sociedad comprometida con el feminismo", no podían tolerarse. El comunicado, sin embargo, no fue suficiente para acallar las críticas. Durante las horas siguientes, varias figuras del entorno político y cultural se pronunciaron en contra del antiguo líder de Podemos. La actriz Elisa Mouliáa utilizó las redes sociales para denunciar que ella también había sido víctima de acoso sexual por parte de Errejón, sumando otra pieza más al rompecabezas de comportamientos machistas que rodeaban al diputado. La rápida caída de Errejón no pasó desapercibida en las altas esferas del Gobierno. Pedro Sánchez, presidente del Ejecutivo, fue uno de los primeros en reaccionar públicamente, expresando su apoyo a Yolanda Díaz y condenando cualquier acto que atentara contra el "proyecto de igualdad". Las palabras de Sánchez, sin embargo, no podían maquillar una verdad incómoda para el espacio progresista: la izquierda había tardado demasiado en reaccionar a un problema que lleva años creciendo dentro de sus filas. Yolanda Díaz, que se encontraba en Colombia en una visita oficial, también se pronunció. Su mensaje fue claro: tolerancia cero con cualquier forma de violencia machista. Pero la base electoral de la izquierda no podía evitar preguntarse: ¿Por qué se había permitido que Errejón llegara tan lejos sin que se le exigieran responsabilidades antes? La respuesta, aunque dolorosa, es sencilla: el machismo ha estado tan incrustado en la izquierda como en cualquier otro espacio de poder. El caso de Íñigo Errejón Galván no es sólo la historia de un político que cae en la desgracia por sus acciones. Es el reflejo de una cultura que sigue encontrando refugio en los lugares más insospechados, incluso en aquellos que se presentan como bastiones del feminismo. En medio de la polémica y con los cadáveres ocultos de Monedero, Irene Montero sacó a relucir el feminismo de su partido que ahora queda en entredicho: responsabilizó a Sumar y se desmarcó del caso Errejón: "Hay víctimas que han dado su testimonio y tienen derecho a ser protegidas, independientemente de que denuncien o no, e independientemente de que ésas denuncias terminen en una condena o no", expresó Montero en TVE. Asimismo, la exministra de Igualdad pidió a la población no guardar silencio ante éstos casos: "Pagando un alto precio, se está rompiendo el silencio y es algo que hace mucho bien a las mujeres. Quiero mandar mi apoyo a todas las mujeres que rompen el silencio y les quiero decir que no están solas", aseguró Montero en la televisión pública. Un discurso que a día de hoy queda como un ejemplo de hipocresía, ya que, según lo sabe ahora de Monedero, Podemos guardó silencio ante los casos de presunto acoso del fundador de su propio partido. Irene Montero destacó además lo que se hacía en Podemos ante agresiones machistas, a diferencia de lo que ocurría en Sumar. "Nosotras siempre que hemos sabido algo hemos actuado. Los agresores sexuales son hombres completamente normales que están integrados en la vida, son el fontanero, el abogado o el político", aseguró Montero en TVE. Sobre Errejón, Montero se desvinculó por completo del caso alegando que llevaba "muchos años más fuera de Podemos que dentro", por lo tanto quien debía responder a las acusaciones era "quien le había acompañado desde hace un año", es decir, Yolanda Díaz. Carta de Rita Maestre Fernández, publicada en sus redes sociales el domingo 27 de octubre de 2024 sobre las denuncias contra Errejón, la portavoz de Más Madrid en el Ayuntamiento: "Resulta complicado encontrar palabras después de días tan intensos y difíciles. Una vez he podido leer con detenimiento (y apenas empezar a digerir) los testimonios de varias mujeres que han dado el paso de contar distintos episodios de agresiones y vejaciones, lo primero es hacerle llegar mi respeto y todo mi apoyo. Y es extraño hablar en público de mi vida personal, pero desde hace días una parte de mi vida está ahí expuesta, así que tengo la necesidad de contarme yo. Como todo el mundo sabe, Íñigo Errejón y yo fuimos pareja durante varios años y, aunque llevábamos mucho tiempo distanciados, todo lo que ha ido trascendiendo ésta semana me abruma y conmociona especialmente. Porque estoy descubriendo ahora que algunos de los episodios de comportamientos y violencia misógina denunciados por las víctimas sucedieron cuando el agresor era aún mi pareja. Una persona de apariencia normal, un "buen novio", era a la vez un misógino que volvía a casa con normalidad después de agredir a una mujer de 20 años en un hotel. Y no es una novedad, porque el feminismo nos ha enseñado hace mucho tiempo que los agresores que se suelen presentar como seres monstruosos excepcionales son un padre, un hermano, un compañero de trabajo o tu expareja. Pero es sobrecogedor, porque ahora no es una teoría ni un lema; es mi vida, y me resulta imposible no hablar desde ahí. También desde ahí necesito contestar a quienes hoy especulan alegremente con el grado de conocimiento de sus acciones o complicidad en los espacios de convivencia personal o política de los que formaba parte. Evidentemente, es imposible que cada una de las personas que hemos compartido con él parcelas de nuestra vida (en el ámbito que sea) no pensemos cómo no pudimos ver que estábamos ante alguien con ésas múltiples caras, cómo pudimos cegarnos ante ese nivel de manipulación. Porque éso es lo que es quien sostiene en su día a día una red de agresiones y vejaciones de ésta magnitud: un manipulador. Ahora puede resultar muy fácil y tentador poner las diferentes informaciones que han trascendido bajo un foco de obviedad que, sencillamente, no es tal. Ni he sido parte ni tengo constancia de ningún encubrimiento de ninguna agresión ni acción violenta, porque no lo ha habido. Más bien me siento profundamente engañada, y ése engaño resulta devastador. Ahora lo importante es el dolor de las víctimas, que tienen que sentirse respetadas y acompañadas. Lo importante es erradicar las conductas y agresiones machistas de la política y la sociedad. Cueste lo que cueste y caiga quien caiga. Sea quien sea el agresor, y sea quien sea la víctima. Lo importante es terminar con cada espacio de impunidad, con cada detalle que minimiza los comentarios, las actitudes y las agresiones que no deben tener cabida. Las mujeres estamos hartas de eufemismos, de evasivas, de que el foco se ponga sobre nosotras, de que la conversación pública gire en torno a la excepción de lo escabroso y no a la normalidad que sostiene tantas violencias cotidianas. Estamos hartas de sentirnos juzgadas cuando hemos formado parte del entorno personal del agresor. Estamos hartas de que no se nos crea y se nos cuestione cuando somos agredidas. De no saber adónde acudir cuando nos ocurre algo como cualquiera de las cosas que están ocupando portadas y titulares, en toda su escala de gravedad. Quiero agradecer especialmente a todas las redes de mujeres, que ponen las herramientas, pero sobre todo el apoyo, la escucha y el cuidado para hacer que juntas tengamos la fuerza y la dignidad que intentan arrebatarnos. Animo también a cualquier mujer que haya sufrido una situación de agresión o acoso a que se valga de las redes de apoyo feminista para seguir adelante, y reflexiono con sinceridad: quede que no haya tarea política feminista más importante que ponerse a disposición de ello. Nada va a poder amordazar ésta ola de dignidad. Es otra de las lecciones de la fuerza del feminismo. Yo, desde luego, me voy a dejar la piel en que así sea. Mucho ánimo, compañeras, y un abrazo enorme. Sin todas no hay nosotras".


El experimento Podemos.

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Ekaitz Cancela & Pedro M. Rey-Araújo en "Lecciones del experimento Podemos" (New Left Review, 2023), detentan que el experimento de Podemos ha recorrido su parábola. Las divisiones entre los fundadores no tardaron en hacerse evidentes; uno de ellos, Íñigo Errejón, abandonó la organización a principios de 2019 para lanzar un nuevo partido, Más País. El propio Iglesias dimitió súbitamente como vicepresidente del gobierno en 2021. Después de presentarse y perder las elecciones autonómicas en la Comunidad Autónoma de Madrid frente a la líder neoliberal Isabel Díaz Ayuso, inició una carrera posparlamentaria al frente de un proyecto comunicativo, La Base. A quien designara como sucesora, Yolanda Díaz, está intentado poner en marcha Sumar, una nueva startup política que probablemente remplace a Podemos en las elecciones de 2023. Hace una década, la ira de los indignados, el precario estado de la economía española y la corrupción descarada de las élites políticas del país ofrecieron a Podemos la oportunidad para acabar con el bipartidismo del PP y PSOE. No obstante, a pesar de la retórica del nuevo partido de izquierda, el duopolio gobernante ha conseguido conservar su papel central, mientras que el actor más novedoso y dinámico en la contienda electoral de 2019 fue la extrema derecha representada por Vox. Desde un punto de vista teórico, argumentamos, no se ha cuestionado la "hipótesis populista" que definió la estrategia de Podemos, la cual sigue determinado buena parte de su práctica actual. Aunque Gramsci nunca especificó cuánto podría durar el interregno, los autoproclamados herederos españoles de éste pensador parecen haberlo calculado erróneamente. España fue uno de los países más golpeados por la crisis de la Eurozona. Ello se debió a que el modelo de crecimiento se había basado en la expansión desbocada del sector de la construcción, impulsada por el endeudamiento de los hogares, lo cual hizo que los crecientes precios de la vivienda animaran el consumo privado siguiendo el modelo clásico del "keynesianismo del precio de los activos". Una vez desencadenada la crisis financiera de 2008, éstas dinámicas se invirtieron. El PIB español se contrajo el 7,7 por 100, la construcción y el consumo cayeron en picado, mientras el desempleo se disparó por encima del 20 por 100, alcanzando cotas superiores al 40 por 100 entre los menores de 25 años. La recesión se hizo aún más profunda debido a las políticas de austeridad impuestas en la Eurozona. En 2010, sometido a las presiones de Bruselas, el gobierno socialista de José Luis Rodríguez Zapatero redujo drásticamente el gasto público y recortó los salarios del sector público el 5 por 100. Los hogares endeudados, incapaces de pagar sus hipotecas, sufrieron una ola de desahucios. En la primavera de 2011, con las elecciones autonómicas y municipales a la vista, el PSOE estaba 16 puntos por detrás del PP. El 15 de mayo de 2011 las noticias sobre una carga policial contra una pequeña manifestación antiausteridad celebrada en Madrid desencadenaron una oleada de revueltas por todo el país. Los manifestantes ocuparon las plazas en innumerables ciudades del país, uniéndose así a un movimiento global de "ocupación" que había empezado en enero en la plaza de Tahrir en El Cairo y que se extendió por todo el mundo hasta llegar a Estados Unidos en octubre de ése mismo año. Las demandas de los manifestantes del 15M –contra la corrupción, a favor de los servicios públicos y de una "democracia real ya"- fueron novedosas en tanto que apuntaban hacia las complicidades existentes entre las élites políticas y económicas del país, que se habían puesto de manifiesto contra la crisis financiera y las políticas de austeridad impuestas justo después. "No somos mercancías en manos de políticos y banqueros", gritaban las manifestantes en respuesta a los desalojos y a los recortes en los servicios públicos. "Lo llaman democracia y no lo es", clamaban en respuesta a un proceso electoral que solamente permitía la elección entre "PPSOE" o "PPSOE", las dos caras políticas de la misma "casta" gobernante. Si bien las consecuencias políticas inmediatas del 15M fueron mínimas –los conservadores, con Mariano Rajoy a la cabeza, ganaron las elecciones de 2011 por goleada y continuaron con afán vengativo la misma agenda de austeridad que había iniciado el PSOE- su impacto político fue desproporcionado en comparación con su modesta traducción política, haciendo añicos la narrativa aún dominante sobre la modernización capitalista de España. La década de 2010 no puede entenderse sin tener en cuenta las duraderas repercusiones del movimiento de los indignados. Después de que las plazas se vaciaran, las movilizaciones continuaron a través de campañas de acción directa contra los desahucios, coordinadas en distintas localidades por la Plataforma de Afectadas por la Hipoteca (PAH), y las sucesivas mareas de movilizaciones de trabajadoras del sector público contra los recortes: la marea blanca de trabajadores sanitarios, la marea verde de la educación, etcétera. Ésas luchas popularizaron las asambleas locales, construyeron núcleos de resistencia en los barrios e impulsaron formar de lucha novedosas, como la ocupación de los bancos que estaban detrás de los desahucios de los hogares endeudados, los bloqueos de carreteras o la organización de redes de asistencia sanitaria a escala local. Sin embargo, el movimiento reconocía ciertas limitaciones propias: a pesar de las denuncias de los indignados, el gobierno de Rajoy tenía pocos impedimentos para implementar el programa de austeridad diseñado por la Unión Europea. La politización de la vivienda, la asistencia sanitaria o la educación –ámbitos directamente implicados en la reproducción social- no iba acompañada por una dinámica similar en la esfera de la producción; los activistas, quienes en buena medida contaban con formación universitaria, no eran capaces de conectar con la población migrante (en gran parte latinoamericana) o con los jóvenes de clase obrera. El modo de abordar éstos problemas políticos, que siguen sin solucionase, por parte de los teóricos de Podemos resultaría decisivo para la suerte de la organización. "No es posible explicar Podemos si se concibe como la traducción electoral del 15M", llegó a decir Errejón. "Sin embargo, sin el 15 M no habría Podemos". El grupo de jóvenes intelectuales radicales surgido de la Universidad Complutense de Madrid que concibió el proyecto, la mayoría de ellos con antecedentes familiares en la izquierda, se habían radicalizado en el contexto de las protestas alterglobalización de principios de la década de 2000, así como a través de su participación en los embriagadores inicios de los gobiernos de Chávez, Morales y Correa en América Latina. Aunque las experiencias políticas rara vez se ajustan a un plan predeterminado, la constitución inicial de Podemos, su modelo organizativo y su estrategia programática siguieron al pie de la letra las prescripciones de la "hipótesis populista" establecida por Errejón, su primer secretario político y principal teórico del partido. Realizados desde las lentes teóricas de Ernesto Laclau, su mentor intelectual "posmarxista", los primeros análisis políticos de Errejón ofrecían una lectura innovadora sobre el estado de la coyuntura española posterior a 2008. Basándose en la obra tardía de Laclau, La razón populista (2005), Errejón conceptualizó la enorme agitación social de las plazas como un "momento populista": la erupción en la esfera pública de múltiples demandas heterogéneas y aisladas, sin relaciones preestablecidas entre sí, sentaba las condiciones de posibilidad para articular un nuevo discurso contra hegemónico en virtud de su rechazo común a las élites políticas y económicas. A diferencia de la aparición espontanea de un sujeto no mediado, como lo teorizaran Hardt y Negri en Multitud (2004), Errejón observó un terreno dislocado, a la espera de una intervención política que cimentara la tenue labor de desidentificación emprendida en las plazas. Las demandas insatisfechas del 15-M preconizaron sin quererlo una operación hegemónica de mayor escala: al dividir el terreno de lucha entre dos bloques enfrentados, prepararon el terreno para que un nuevo actor, capaz de capitalizar ése descontento social, hegemonizara la lógica dicotomizadora surgida en las plazas y enfrentara a la gente, el pueblo, contra la casta, el desacreditado bloque gobernante. La adopción por parte de Errejón de las demandas del 15M como la unidad primaria de análisis en lugar de optar por la cartografía socioeconómica de sus participantes, junto a su énfasis en la dicotomización del campo social como una operación eminentemente política en vez de como consecuencia de las dinámicas político-económicas estructurales, llevaba un marcado sello lauclasiano. A ésta teorización posmarxista, los fundadores de Podemos añadieron dos ingredientes novedosos. El primero de ellos fue la "ventana de oportunidad", un concepto familiar para los lectores anglosajones debido a su identificación con la jerga empresarial estadounidense, pero que Iglesias y Errejón conceptualizaron en 2007 como un "momento leninista excepcional" -"una herramienta, una palanca, un catalizador para la posibilidad de una nueva mayoría popular"- y como un escenario populista que "no es permanente", que "no está siempre abierto" y que por ello es preciso aprovechar. El éxito político de cualquier movimiento social vendría determinado por la fuerza e inteligencia con la que pudiera aferrarse a semejante "ventana". El corolario de la ventana de oportunidad constituía una segunda innovación: la construcción de una "máquina de guerra electoral" que pudiera aprovechar el momento. Ésta máquina debía asentarse sobre una organización política altamente vertical donde la dirección disfrutara de plenas prerrogativas. Como lo expresó Errejón: "En términos de Gramsci, se trataba de construir un instrumento político, ligero, cohesionado y rápido, que pudiera librar una "guerra de movimientos" vertiginosa –casi una "guerra relámpago"- y aprovechar la ventada de oportunidad abierta y el desconcierto de los viejos actores": "Más tarde, Errejón complementaría la idea de una Blitzkrieg política proponiendo la existencia de "dos carriles": uno corto, asimilable a la "guerra de movimientos" de Gramsci, consistente en la conquista inmediata de las instituciones del Estado mediante el éxito electoral; y un segundo carril más largo, de lógica más cultural y parecido a la "guerra de posiciones" gramsciana, que supondría "la tarea más lenta de construcción de una red asociativa, de espacios de ocio y socialización y apoyo mutuo, a una mística compartida, a una comunidad política y un acervo cultural e intelectual que, más allá de los avatares electorales, funde una forma nueva de ser en común, un proyecto de patria". Paradojamente, aunque puede argumentarse que la lectura efectuada por Laclau de Gramsci acaba con la "guerra de movimientos" a través de la generalización de interminables articulaciones simbólicas de sentido, Errejón no sólo rehabilita la distinción, sino que altera significativamente su secuencia habitual. En lugar de presentar la "guerra de posiciones" como una preparación gradual y necesaria para el éxito de la "guerra de movimientos", Errejón entendía la toma del poder del Estado como una condición necesaria para construir hegemonía cultural. El acceso a las instituciones del Estado facilitaría la realización de las múltiples y laboriosas tareas necesarias para construir un movimiento popular capaz de impulsar los procesos de democratización. Obtener el poder era la condición táctica para acelerar éste proceso: "Se pueden ganar las elecciones si avanzamos antes de que llegue el invierno y nuestros adversarios nos entiendan y reaccionen. El objetivo es gobernar España para cambiarla, porque el país está mal herido de desigualdad social, caciquismo y corrupción". Mientras Errejón teorizaba sobre el impacto de los indignados, Iglesias teorizaba las nuevas formas que podrían tomar los proyectos culturales contra-hegemónicos. "La gente cree que milita en los partidos políticos, pero éso no es cierto", sostenía. "La gente milita en los medios, porque ahí es donde se realizan los discursos". La izquierda necesitaba entrar en la esfera de los medios porque "si no estás ahí, no existes". Sin embargo, Iglesias subrayaba la importancia de la televisión, más que de los medios digitales o sociales. Actualizando a Althusser para el siglo XXI, sostenía que la televisión ayuda a fabricar los marcos a través de los cuales la gente piensa -"las estructuras mentales y sus valores asociados"- con mayor intensidad que los lugares tradicionales de producción ideológica: la familia, la escuela, la religión" (Cancela & Rey-Araújo, pp. 146, 147). La práctica televisiva de Iglesias despegó en 2010, cuando comenzó un programa de entrevistas de izquierda, La Tuerka, en una televisión local de Madrid. El formato le permitió confeccionar un estilo comunicativo relajado y una forma concisa de comentario político que más tarde se viralizaría en las redes sociales. A partir de 2011 se dio a conocer como simpatizante de los indignados y emergió como una voz para la juventud rebelde. Pronto fue fichado por un programa de entrevistas en horario de máxima audiencia en La Sexta, la cadena televisiva liberal de izquierda de alcance nacional. A partir de ése momento, la figura del "profesor de ciencias políticas con coleta" sirvió para cristalizar el descontento social, hasta entonces amorfo, que dominaba la política española. En 2014, cuando Podemos entró en la arena electoral, Iglesias era conocido por el 50 por 100 de la población, mientras que solamente el 5 por 100 había oído hablar del nuevo partido. Podemos nació en enero de 2014 aprovechando la "ventana de oportunidad" que brindaban las elecciones al Parlamento Europeo convocadas para mayo de ése año, las cuales ofrecían un punto de entrada favorable en la arena electoral. Dado que los votantes otorgaban a las elecciones al Parlamento Europeo una importancia secundaria, era más probable que infligieran un "voto de castigo" a los partidos tradicionales, mientras que el sistema de circunscripción única permitiría que el nuevo partido pudiera maximizar su cuota de escaños. Además, las elecciones europeas de mayo de 2014 marcaban el inicio de un ciclo electoral de dos años en España, con elecciones autonómicas y municipales en mayo de 2015 seguidas por elecciones generales en diciembre de ése mismo año. Un partido hasta entonces ajeno al sistema político podía aspirar a utilizar cada una de las sucesivas rondas electorales como trampolín para la siguiente. Al mismo tiempo, las movilizaciones posteriores al 15M estaban decayendo, mientras que la confluencia de factores favorables para una intervención contra-hegemónica –las políticas de austeridad del bipartidismo, el aumento de las desigualdades sociales- podrían no prolongarse demasiado. Para los fundadores de Podemos se trataba de "ahora o nunca". Había llegado el momento de intervenir. La estructura jerárquica y vertical de Podemos fue concebida para intervenir en las dos áreas que sus fundadores consideraban fundamentales: la esfera de los medios de comunicación y el terreno electoral. Ésto también reflejaba una concepción de la actividad política qua intervenciones mediáticas, reduciendo a los votantes a meros receptores atomizados de mensajes y eslóganes. La "máquina de guerra electoral", una organización firmemente dirigida que primaba la velocidad y la eficiencia a expensas de la participación de las bases, y que concentraba el control en manos de quienes elaboraban las intervenciones discursivas, parecía ideal para ésa batalla. Lo que se puso en marcha en enero de 2014, por lo tanto, fue un proyecto electoral y mediático, no un partido de masas. Dirigido por el grupo de la Universidad Complutense y una red de militantes del 15M, estudiantes y trabajadores culturales, Podemos centró su actividad en apariciones televisivas, redes sociales y actos públicos. Iglesias se había acercado a otros partidos de izquierda, en particular al pequeño, pero venerable Partido Comunista de España (PCE) y a su coalición Izquierda Unida (IU), con la idea de celebrar primarias conjuntas para las elecciones europeas, pero ésta idea fue rechazada. Un grupo trotskista más pequeño, Izquierda Anticapitalista, sí participó en el proceso, proporcionando los militantes de base que contribuyeron a establecer los "Círculos de Podemos" en sus respectivas localidades. Podemos también fue pionero en poner en marcha plataformas participativas digitales, como Participa y Plaza Podemos, y ensayó nuevas formas de comunicación con los afiliados. Podemos cosechó algunos éxitos electorales notables en sus dos primeros años de vida. Del 8 por 100 –y cinco diputados- en las elecciones europeas de mayo de 2014, su voto subió un impresionante 22 por 100 en las elecciones locales de mayo de 2015, casi seis puntos por delante del PSOE. En las elecciones generales de diciembre de 2015, rozó el 21 por 100, un punto menos que el PSOE, obteniendo 69 diputados en las Cortes (de un total de 350). Sin embargo, a partir de ése momento quedó claro que, aunque el sistema político posfranquista se había visto sacudido de arriba abajo por la crisis financiera –la abdicación del antiguo Rey (14 de junio de 2014), la declaración unilateral de independencia de Cataluña (27 de septiembre de 2017) y la fragmentación del sistema de partidos eran síntomas de ello –la ambición de Podemos de superar al PSOE no se había materializado. En el mejor de los casos, había conseguido provocar una profunda división entre el ala menos conservadora del PSOE, liderada por Pedro Sánchez, y su derecha neoliberal, liderada por Susana Díaz con el apoyo de un encanecido Felipe González. La facción de Sánchez era favorable a una coalición con Podemos; el grupo de Díaz quería un gobierno del PP en minoría. Las elecciones de 2015 condujeron a meses de infructuosas negociaciones, pues ningún partido había alcanzado los 176 escaños necesarios para formar gobierno; tampoco pudieron alcanzar un acuerdo interpartidista estable, que permitiera el funcionamiento de un gobierno en minoría. El nuevo Rey, cuyo prestigio se había visto fortalecido por el estancamiento parlamentario, convocó nuevas elecciones para junio de 2016. En ésta ocasión, Podemos se presentó a las elecciones en coalición con Izquierda Unida bajo la marca de Unidos Podemos, decisión que contó con la vehemente oposición de Errejón. Parecía que la "hipótesis populista" había fracasado en su intento de dicotomizar y hegemonizar el campo político de acuerdo a una lógica de posizquierda. Al mismo tiempo, la lógica tradicional de una izquierda electoralmente unida tuvo un resultado decepcionante. Unidos Podemos obtuvo un millón de votos menos de los que Izquierda Unida y Podemos habían obtenido por separado en 2015 y, con 71 escaños, se quedó lejos de los 85 diputados del PSOE. El intento de Podemos de "asaltar los cielos" mediante su estrategia mediática sirvió de poco en la construcción de una organización con implantación territorial. Si la "marca" de Iglesias fue su principal activo en 2014, sus apariciones en televisión pronto se convirtieron en su única herramienta real para profundizar en la confrontación ideológica. El think tank de Podemos, el Instituto 25M, fundado en 2015, se había dedicado principalmente a propagar el enfoque lauclasiano en vez de abordar nuevos problemas en la teoría inicial y desarrollar planteamientos complementarios para desafiar a las élites del país. Al carecer de un partido real, con sólidos vínculos en cada rincón del territorio y una organización seria, Podemos dependía de eslóganes simplificados para convertir lo que Iglesias denomina "la nación televisiva" en un "pueblo". Al mismo tiempo, priorizar la televisión y obviar la creación de una relación no mediatizada con sus bases le impidió construir contrapoderes eficaces, enraizados en la sociedad civil y los movimientos sociales, espacios de base desde donde los ataques de los medios de comunicación se pudieran afrontar y resistir con más éxito: "Primero, el avance electoral de Podemos se estancó y después de diciembre de 2015 empezó a retroceder electoralmente, lo que coincidió con un fuerte contraataque de los principales medios de comunicación liberales, quienes publicaron un torrente de escándalos falsos y titulares incendiarios contra la formación. Llegados a éste punto, el partido fue incapaz de encontrar una salida y seguir manteniendo abierta la tensión contra el poder. Gracias a los microcréditos de sus bases, Podemos pensó que invertir más de 1,2 millones de euros en publicidad personalizada en Facebook, más que el PSOE, PP y Ciudadanos juntos, podría solucionar sus problemas. Sin embargo, los esfuerzos invertidos en la esfera mediática acabaron absorbiendo la mayor parte de la energía creativa del partido y así terminó habiendo más camaradas trabajando en comunicación que realizando trabajo organizativo o estratégico. Además, dado que la actividad política de Podemos quedó restringida a la televisión, las redes sociales y las urnas, las técnicas publicitarias tendieron inevitablemente a predominar sobre las consideraciones conscientes relacionadas con la agencia política. En lugar de sostenerse sobre las redes vecinales creadas por los indignados para impugnar los recortes del gasto público y los desahucios para escalar sus luchas de manera coordinada, éstas se dejaron marchitar por los líderes del partido. Las relaciones de Podemos con su base pasaron a parecerse a un diseño de mercado protohayekiano, articulado por medio de likes, retweets y demás instrumentos de coordinación social diseñados por los monopolios digitales, lo cual terminó reproduciendo la división de los partidos gobernantes entre una dirección que no rinde cuentas a sus afiliados y una ciudadanía pasiva, cuyo papel es depositar una papeleta electoral cada pocos años. Las ideas innovadoras respecto a la comunicación interna del partido –las plataformas digitales Participa y Plaza Podemos, por ejemplo- tuvieron un impacto modesto en la deliberación democrática del mismo. La dirección del partido continuó ejerciendo un férreo control sobre los temas que se discutían, así como sobre los marcos y la duración de las discusiones. El espacio para las intervenciones de los militantes de base o para las comunicaciones horizontales entre ellos se redujo cada vez más, mientras que la participación de los activistas jóvenes se vio en buena medida limitada a producir contenidos en las redes sociales, siempre dentro del marco discursivo establecido. Los Círculos de Podemos pronto fueron víctimas de éste proceso, careciendo de cualquier medio para exigir responsabilidades a la dirección. Con la excepción del Instituto 25M, la vida digital interna del partido se vio reducida a la de unos dirigentes que pedían a los afiliados el apoyo plebiscitario para legitimar su autoridad y sus objetivos" (Cancela & Rey-Araújo, pp. 156, 157).


La izquierda burguesa.

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Luca Costantini en "Aquí mando yo. Historia íntima de Podemos" (La esfera de los libros, 2019) analiza el aburguesamiento de Podemos. Corre el año 2010. La ciudad italiana de Bolonia está a punto de entrar en la primavera. El invierno, como siempre, ha sido duro lluvioso. De ahí sus 38 kilómetros de soportales construidos en la época medieval. Debajo de uno de ellos, en pleno centro, se encuentra la Facultad de Ciencias Políticas. Las paredes son rojas anaranjadas, como todas las del centro. Pero hay pintadas. Muchas de ellas hablan de okupación y de las políticas de gobierno de Silvio Berlusconi. Son las que quedan del movimiento estudiantil de la Onda (ola) contra los recortes. Un joven y muy radicalizado Íñigo Errejón se desplaza a la ciudad italiana. Lo hace casi diez años después de que Pablo Iglesias también pasara por sus calles. Aunque a diferencia de su amigo de la Complu, que vino de Erasmus, él llega para terminar su tesis doctoral. Quiere aclarar algunos asuntos sobre la teoría de Antonio Gramsci, el fundador del Partido Comunista Italiano y muy conocido por el concepto de hegemonía. La ciudad es activa cultural y políticamente. Pero en primavera es sobre todo un lugar de encuentros, amistades y amores. En las calles son miles los estudiantes que pasean y llenan los bares hasta entrada la noche. La mezcla entre italianos y extranjeros es marca de la ciudad. Errejón saborea ése ambiente, pero no se puede dedicar de pleno a ello. El tiempo corre y debe entregar su trabajo. El futuro número dos de Podemos se instala en una pequeña vivienda en el centro de la ciudad, donde se quedará hasta el comienzo del verano. Vive cerca del antiguo Mercato di Mezzo, incrustado entre las pequeñas vías más medievales de la urbe. Está muy próximo a la plaza Mayor, donde los tanques americanos dejaron una huella indeleble de su entrada en 1945, y la pequeña Osteria del Sole, fundada antes del descubrimiento de América (1465) y alcoba de juristas, con grandes mesas de madera compartida y olor a mosto y vino. La leyenda narra que los españoles del Real Colegio de España –también conocidos como bolonios- que durante siglos desplazaban a la ciudad trasnochaban con frecuencia en ésa bodega. Errejón se quedará seis meses en los que trabaja duro. "Largas horas de trabajo febril, desesperación y entusiasmo", así lo recuerda él mismo. Se dedica de manera compulsiva a la lectura de Gramsci. Aprovecha la edición crítica de Valentino Gerratana de los Cuadernos de la cárcel, realizada por el Instituto Gramsci, el gran centro de promoción cultural del PCI. Su contacto académico es Sandro Mezzadra, experto en estudios poscoloniales y articulista de Il Manifesto, el diario fundado en 1969 por Lucio Magri y muy crítico con la corriente mayoritaria del PCI. Es el mismo profesor que antes había conocido a Pablo Iglesias y Rita Maestre, pareja sentimental de Errejón durante su estancia Erasmus en Bolonia. Con ése profesor Errejón habla de la teoría del comunista. Son pocos los encuentros, pero le sirven para encuadrar mejor al intelectual italiano y sacar oro de algunas de sus reflexiones. Sobre todo aquellas que a posteriori refuerzan su argumento del aburguesamiento de la izquierda. Bolonia es conocida en Italia como la ciudad roja. Los comunistas la gobiernan desde los años cincuenta, cuando Estados Unidos vivía una profunda crisis política y económica, los americanos instalaron allí incluso una sede de la prestigiosa John Hopkins University para estudiar el "caso de Bolonia". Su objetivo es desvelar el secreto de la ciudad roja del lado occidental del telón de acero en la que crecía la prosperidad y no la pobreza. Contrariamente a lo que se puede imaginar, la Facultad de Ciencias Políticas en Bolonia, sin embargo, no es roja, sino blanca. Sus fundadores fueron en mayoría democratacristianos y la crearon como contrapoder a los comunistas. Pero el grueso de sus estudiantes lo ignora. Posiblemente también Errejón. Aunque joven, Errejón no es un novato. En su mochila lleva experiencias que muchos coetáneos habrían envidiado. Pudo ver en primera fila el trabajo de la Asamblea Constituyente en Bolivia de 2006 con Evo Morales. Lo hizo gracias a la Fundación CEPS (Centro de Estudios Políticos y Sociales), el centro de estudio de ideología anticapitalista en el que trabajan también Iglesias y Juan Carlos Monedero. Un lugar de actividad intelectual y política, pero que desaparecerá del mapa poco después de que se descubra que Monedero facturaba a través de una sociedad (Caja de Resistencia Motiva 2) al menos 425.000 euros en lugar de declararlos mediante IRPF. Un escándalo mayúsculo que obligará al fundador e inspirador de Podemos a dar un paso al lado, y que según algunos es la prueba de la financiación oculta del partido, alimentado por gobiernos de la izquierda populista latinoamericana con el fin de desestabilizar al sistema político español. Sus dirigentes siempre han negado tajantemente éstas vinculaciones, mientras que hoy en día es imposible buscar información sobre la CEPS en Internet, puesto que su web ya no existe. Un hecho que no deja de ser anómalo y sospechoso. Forjado en los estudios latinoamericanos, el futuro secretario de Análisis Estratégico de Podemos domina las teorías de Ernesto Laclau y Chantal Mouffe. Pero en Italia busca a pensadores sagrados de la cultura política occidental. Es de buena familia. Su padre es un alto cargo administrativo afiliado al PSOE, pero él está obsesionado con la idea de superar el espacio político de las izquierdas tradicionales. Pertenece a un grupo que llevará años criticando la institucionalización de Izquierda Unida, así que se deja conquistar por las reflexiones de Gramsci que en los años veinte del siglo pasado ponía en tela de juicio la ortodoxia del comunismo ruso y marxista. Sus frases le sirven (en otros momentos utilizará otras) para argumentar la necesidad de superar el espacio tradicional de la izquierda alternativa al PSOE. De Gramsci también le atrae la relación que establece entre la construcción del relato y la conquista del poder. Para Errejón, Gramsci, el intelectual y periodista turinés, plantea una vía de conquista del poder alternativa a la toma del Palacio de Invierno pues fue consciente de que Occidente no era Rusia, y que Turín, en particular, era una ciudad rica, con alma aristocrática, pero también un músculo industrial y obrero. Errejón admira la intención de revertir la relación de la estructura económica marxiana con la superestructura cultural y semántica, así como la voluntad del pensador italiano de "re-pensar el comunismo desde la perspectiva de Occidente, que no es aquí un término geográfico sino político cultural". "Para Gramsci la hegemonía es una operación fundamentalmente cultural que va más allá de la unificación de fuerzas decretada por dirigentes políticos", escribe Errejón para diferenciar la figura del italiano de la de Lenin, a quien admira. Se trata en definitiva de llegar al poder a través de la construcción de un imaginario colectivo que determina una hegemonía cultural y no con el revólver. Una vía que Errejón convertirá en el primer mandamiento de Podemos: haz que crean tu relato. En ambas estancias, la italiana y la suramericana. Errejón aprende dos conceptos fundamentales para su futuro político. El primero es que para crear un relato alternativo es esencial pensar de manera alternativa. Es Heriberto Cairo, profesor de estudios latinoamericanos de la Complutense quien le empuja hacia ésta reflexión, según reconoce el propio Errejón. Cairo es una de las figuras emblemáticas en la formación tanto de Iglesias como de Errejón. Fue director de sus dos tesis doctorales, y si bien políticamente se desmarca de ellos en el momento del nacimiento de Podemos, ambos le reconocen una influencia determinante en su forma de pensar. El segundo elemento lo halla en Italia. Sobre todo en el arte italiano de la construcción del relato y de la penetración de la política en la esfera de la cultura. Una arena en la que importa más la palabra que la fuerza. Y donde Errejón se siente cómodo. Es el terreno en el que finalmente encuentra una plena convergencia con Iglesias, al que Errejón apoda "compañero de mente incisiva y voluntad bolchevique", que concibe la política como una "guerra". Iglesias debe haberle hablado bien de Bolonia. En la ciudad universitaria ligar es fácil, y ambos tienen fama de tener interés en las mujeres. Quizás más que en los libros y las series. Los dos se habían conocido unos años antes en la cafetería de la Complutense. Había sido un flechazo. Rápidamente se habían hecho amigos y compañeros de debates. El reconocimiento intelectual era mutuo. Iglesias llegó a escribir de Errejón: "Tuve la suerte de darle una clase (una sola) que me permitirá, en el futuro, presumir de haber sido profesor nada menos que de Íñigo Errejón". En ésa misma introducción, Iglesias también elogia a Manolo Monereo, politólogo y uno de los futuros diputados de Podemos y pieza clave de la formación: "He compartido muchas conversaciones que han tenido su peso durante la redacción de la tesis. Quizá lo más importante que me enseñó Manolo es que la militancia es una posición moral que después se llena de ciencia". Errejón le respondió años después: "Él (Iglesias) me enseñó que el arte de la guerra se practica con método y tesón, haciendo más que diciendo, cómo me quiere". Dos figuras clave, la de Monereo y Errejón, con las que Iglesias llegará a una ruptura humana e intelectual al sustituirse la alegría de la academia por la lucha por el poder. Iglesias había desembarcado en la ciudad roja casi diez años antes que Errejón. Veinteañero imberbe pero ya con pelo largo, en la cartera tenía el carné de las Juventudes Comunistas, y como otros coetáneos italianos de la izquierda antiglobalización condenaba la condescendencia de la socialdemocracia con el capitalismo. El manta de la casta comenzaba aquí, con el resurgir de los movimientos posmarxistas que habían esperado décadas para torcerle por fin el brazo a la maquinaria del PCI y que en ése 1999 dirigían sus ataques contra el muy poco habitual gobierno de izquierdas de Italia. Concretamente contra Massino D´Aleman, ex enfant prodige de las juventudes del PCI, que había llegado a la presidencia del gobierno después de que Romani Prodi cayera por tan sólo un voto, tras la traición de la facción de Rifondazione Comunista de Fausto Bertinotti, escisionista de los escisionistas del PCI: "Errejón, de hecho, no es como Iglesias. Detrás de su fogosidad rebelde se esconde un calculador, una persona atenta a no desvelar lo que piensa, un corredor de fondo que choca con el esprínter que es Iglesias. Los dos provienen de familias diferentes. La de Iglesias, de militantes de izquierdas, y la de Errejón de altos cargos proclives al cambio de chaqueta. El padre del futuro número dos de Podemos, José Antonio Errejón, por ejemplo, estuvo en los verdes en los ochenta; luego se pasó a militar en IU, tras el acuerdo entre ambos partidos, hasta acabar a partir de 1993 en la corriente de Nueva Izquierda, que luego se convertirá en partido y confluirá con el PSOE. En todos éstos años, fue alto cargo del gobierno de Felipe González. Ésa diferencia de fondo entre Errejón e Iglesias surgirá pronto. Mientras, como militante de base en IU, Iglesias destacará por sus habilidades oratorias… Como Iglesias, también Montero es de las Juventudes Comunistas, aunque el tertuliano comulga con más facilidad con algunos sectores del activismo académico a los que los jóvenes comunistas miran de reojo. Son, como los que ya señalamos, los de Juventud sin Futuro, en los que participa Errejón, entonces con cresta y más radicalizado que Iglesias. Algunos miembros de las Juventudes Comunistas consideran que el activismo se tiene que desarrollar en las calles y no en los platós de televisión. Ésta reflexión enfrenta al núcleo tradicional con los más modernos. Iglesias pertenece al segundo grupo. Se siente un comunicador y sabe que la televisión es el vehículo para alcanzar la fama, dinero y poder. El ejemplo italiano descansa siempre en su mesa de noche. Así que encuentra en Mayoral, Tania Sánchez y luego en Montero a personas dispuestas a concebir el medio televisivo como un instrumento desligado de connotaciones morales. También lo piensa Errejón, con quien, sin embargo, persiste latente una diferencia estratégica de fondo. Todos consideran al PSOE como una izquierda traidora por socialdemócrata, pero en cuanto a IU el juicio es diferente. Para el grupo proveniente de las Juventudes Comunistas es posible reformar IU, después de tomar el control de la organización. Para Errejón, en cambio, IU es un contenedor caduco, al que hay que aplastar y sustituir con un amanecer nuevo y dorado: un proyecto nacionalpopulista que busque la "transversalidad" y que renuncie, si hace falta, a conceptos como izquierda y derecha. Un partido líquido y moldeable a partir de las necesidades y esperanzas populares. En definitiva, un simple concepto de marketing, que Errejón ve claro antes incluso de que nazca Podemos y al que no renunciará nunca" (Costantini, pp. 35, 37, 42). "¿Me estás llamando errejonista? ¿Me consideras un traidor?", le preguntó enfadado Ramón Espinar a Pablo Iglesias antes de levantarse y marcharse cerrando la puerta de la nueva residencia del líder de Podemos, en el verde y acomodado municipio de Galapagar, provincia de Madrid. Era un día frío de enero. Más aún en las afueras de la capital, donde el aire era limpio y fresco. Dos agentes de seguridad aguardaban a pocos metros de la entrada de la residencia de Iglesias y su pareja, Irene Montero, número dos de la formación. Ya avanzado el día, llegó al chalet una pequeña delegación de dirigentes del partido. La encabezaba Espinar, hombre de confianza del secretario general, además de compañero de mil batallas y protegido por el propio Iglesias, incluso durante la polémica de especulación sobre un piso social que en su día quitó una pátina de pureza a aquel proyecto que decía poder cambiar por completo España. El grupo liderado por Espinar se dirigía a una reunión muy delicada. En la residencia se encontraban Iglesias, Montero, sus dos mellizos y la niñera. El encuentro era reservado y se celebraba en lo que irónicamente varios dirigentes de Podemos llamaban el búnker. Éste era y es la residencia de la pareja que lidera el partido: un chalet de piedra, protegido por bajos muros y alejado de la jauría madrileña. El encuentro versaba sobre la estrategia a adoptar ante la mayor traición hasta aquel momento conocida en Podemos. Uno de los fundadores, Íñigo Errejón, acababa de anunciar a través de las redes sociales su desafío máximo: entraba en la plataforma creada por Manuela Carmena, la alcaldesa de Madrid, y concurría a las elecciones regionales fuera del partido. Errejón se había limitado a enviar en aquella mañana del 17 de enero una breve llamada al móvil de Iglesias. Le informaba de su decisión. Sin más. Minutos después había aparecido al lado de Carmena, ella de 75 años, él de 35, para sellar la alianza que suponía el comienzo de la semana más trágica de Podemos. La efeméride era dramática: el partido estaba a punto de cumplir su quinto aniversario. En la cocina del chalet de Iglesias, durante la reunión con Espinar, pronto se delinearon dos posturas. La frentista y la aperturista. La primera, cómo no, representada por Iglesias, ya ciego de venganza. La segunda, conciliadora, defendida por Espinar, quien, como su interlocutor, acababa de ser padre. "Ésta claro que Íñigo es un traidor, pero hoy por hoy no nos conviene hacerle la guerra", era el argumento defendido por el hombre de mayor peso de Podemos en Madrid. En una guerra siempre hay vencedores y vencidos, mientras que en la guerrilla ésa dicotomía se difumina. Y resistir significa ganar tiempo. La guerra de guerrilla era el enfoque defendido por Espinar. Una táctica destinada a salvar los muebles, incluso si hacía falta apostando por un preacuerdo electoral con Más Madrid, formación a la que todos ya apodaban "el partido de Errejón". Iglesias llevaba pocas semanas de su baja de paternidad autoimpuesta. Los meses anteriores habían sido duros. Un parto prematuro y de alto riesgo le habían hecho reflexionar sobre el sentido de su trayectoria, y en definitiva de su futuro. Errejón, el antiguo compañero y amigo del activismo universitario y de las primeras tertulias en el programa La Tuerka, llevaba meses sin visitarle. Si algo de amistad quedaba, aquel anuncio lanzado en Facebook lo había quemado todo. "No podemos esperar. Tenemos que decir que Íñigo ha creado un nuevo partido y dejarle al margen de Podemos por la vía de los hechos", apostaba Iglesias, azuzado por Montero, siempre escéptica sobre la lealtad de Errejón. Espinar resistía. Sobre todo en lo tocante a la dura confrontación electoral. "Hay compañeros que se irán con él, tenemos que impedirlo". No todo estaba perdido a su juicio. El concepto de “traición" había calado en las crónicas de los medios de comunicación y también entre los inscritos al partido. La fidelidad es una cualidad muy apreciada en los ambientes políticos, así como en el ejército y en los clanes de la malavida. Pero para Espinar había márgenes de negociación. Sobre todo hacía falta evitar que en la periferia el partido se rompiera tal y como estaba ocurriendo en la capital. Quería ganar tiempo y aislar a Errejón, para demostrar el escaso recorrido de su plataforma, y relanzar un proyecto de convergencia en el que podían caber todas las sensibilidades, sin que por ello se perdiera el "espíritu fundacional" de Podemos. La conversación subió de intensidad. Hasta niveles jamás imaginados por el entonces vicario madrileño de Podemos. Iglesias empezó a dudar de él. Espinar era el encargado de coordinar a los barones territoriales del partido; éso le otorgaba un poder considerable, aunque el secretario de la Organización fuera Pablo Echenique, un pablista de pura cepa. Hasta que la sangre llegó al río. Iglesias acusó a Espinar de ser él también un errejonista, o sea, un conspirador que trabaja en la sombra para desbancarle del trono de Podemos. Una ofensa a la cara. Algo así como tildar en los años treinta a un comunista de trotskista. Y el anticipo de una rápida condena del líder. "¿Me consideras un errejonista, un traidor?", le preguntó enfadado Espinar. Se levantó y se marchó cerrando la puerta del búnker. Aquella reunión selló la segunda grave desavenencia en tan sólo cuatro días. Un punto de inflexión, con Iglesias bloqueado en su vivienda e Irene Montero en el Congreso de los Diputados, echando gasolina al fuego de la polémica. Hubo acusaciones a Errejón de oportunismo y arribismo. Se le pidió que evitara acudir a las reuniones (encuentros, por cierto, a los que llevaba un año sin ir). Hasta se le reprochó no renunciar a su escaño, "porque hasta mayo (fecha de las elecciones autonómicas y municipales) de algo tendrá que vivir", dijo Echenique. El búnker, o fortaleza, adquirido por Iglesias para buscar un nicho de relax, se estaba convirtiendo en casi una cárcel. Los dirigentes del partido le acusaron de cerrarse a todo tipo de crítica y estar alejado de la realidad. Todo éso tan sólo seis meses después de la feroz polémica sobre su compra. Fue a mediados de 2018 cuando se filtró la información de que los Iglesias-Montero se habían hipotecado a treinta años para comprar una vivienda en las afueras de la capital, por un total de 660.000 euros. Una cifra ingente que chirriaba con las acusaciones de especuladores que lanzaban contra sus contrincantes políticos. Y una contradicción con sus promesas de cercanía a los "de abajo", que zanjaron con un referéndum interno y a la búlgara que les otorgó la legitimidad de seguir al mando del partido. El chalet dispone de jardín, tiene 268 metros cuadrados, cuatro habitaciones y tres baños, además de una piscina que en realidad es pequeña y poco profunda para poder nadar en ella. Un defecto originario que alimentó el enfado de Montero, quien se quejó en privado por el revuelo mediático generado por algo que en su opinión es menor de lo que aparenta. Aun así, sobre el precio a pagar desde el sector inmobiliario aseguran que la operación es un chollo. Que el valor del chalet es de al menos un millón de euros. Mientras que sobre el antiguo propietario sobrevuela un velo de misterio. Nadie sabe quién es. Algo peculiar para una ciudad como Madrid, cuyo círculo de élites es reducido y muy cotilla. Sectores influyentes de la izquierda madrileña van más allá. Aseguran que detrás de la compra se encuentra el emprendedor y amigo de Iglesias, Jaume Roures. El magnate catalán de la televisión fue quien en los días más duros del golpe a la democracia en Cataluña, ofreció en su vivienda en Barcelona para celebrar un encuentro entre Iglesias y Oriol Junqueras, líder de ERC. Él se define "amigo" tanto de Iglesias, como de Juan Carlos Monedero y Ariel Jerez, fundadores de Podemos" (Costantini, pp. 15, 16).


El fracaso de la izquierda.

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En algunas fotos del portal Idealista, que retratan el interior de la vivienda antes de la compraventa, se pueden apreciar en las paredes fotografías de los rostros de históricos líderes del comunismo soviético y chino. Entre ellos, Mao. Rostros del panteón comunista sin duda poco habituales para una residencia ubicada en la sierra, a pocos kilómetros de las villas de la burguesía madrileña que sale de la ciudad el fin de semana. Sobre aquella compra sobrevuela una tercera versión, que apunta a los fondos recibidos desde países de América Latina y con los que Podemos supuestamente había pagado las primeras campañas electorales. Pero ésa tesis, que circula en los ambientes de la izquierda de la capital, carece de pruebas y los responsables de Podemos siempre han negado tener vínculos financieros con los gobiernos populistas de América Latina (Bolivia, Venezuela y Argentina, entre otros). Sea como fuere, el chalet de Galapagar es importante no sólo por la incongruencia ideológica, sino también por la iconografía. Ésa residencia para adinerados está en las antípodas del barrio rojo de Vallecas, zona popular de la que Iglesias juró no alejarse nunca. Su mudanza fue leída como el símbolo de la hipocresía de los dirigentes crecidos como activistas en la lucha por la vivienda digna y social. Como en las antiguas dachas de los secretarios comunistas soviéticos, Iglesias asume la costumbre de invitar a su residencia a varios dirigentes para hablar de manera confidencial sobre todo tipo de asuntos. Antes que Espinar, también Carmena le había visitado para intentar cerrar la candidatura conjunta para el Ayuntamiento, que finalmente fracasó. El chalet de Galapagar también se ha convertido en el símbolo de la deriva personalista de Podemos. En una palabra: hiperliderazgo. Con ése término se explica la degeneración de un instrumento político pensado como colectivo, pero que ha acabado bajo el mando de un solo hombre, o de una sola pareja. Una formación cuyo símbolo es el círculo y que se ha reducido a entidad vertical, en la que el líder hace y deshace a su antojo. Ejemplos de éste tipo de formaciones se pueden encontrar en varios partidos o movimientos de la época de la pos Guerra Fría. En Italia, por ejemplo, con los partidos de Berlusconi y el Movimiento 5 Estrellas de Beppe Grillo y la familia Casaleggio, o en Francia, con Marine Le Pen y Emmanuel Macron. También Ciudadanos, el otro actor de la nueva política española, parece inclinado a ése tipo de dinámica. El personalismo exasperado del líder político suele conducir a su aislamiento. La obsesión por el poder y el temor a las traiciones le empujan a eliminar a todos los versos sueltos. Se rodea de personas de extrema confianza, pero también de lacayos y de dirigentes intelectualmente modestos. Iglesias comienza a tomar ésa deriva en enero de 2016, cuando estalla el escándalo de la Operación Jaque Pastor. El Pastor es una jugada del ajedrez pensada para ganar un partido en tan sólo cuatro movimientos. Si el adversario no lo neutraliza de inmediato, quien lo practique conseguirá un jaque mate en pocos minutos. En aquella época el partido estaba dividido sobre apoyar o no al PSOE de Pedro Sánchez y su gobierno de coalición con Ciudadanos. Iglesias rechazaba ésa postura. Quería dar el sorpasso al PSOE. Todo se precipita con el hallazgo de un ordenador abierto en la sede del partido, y boom: se descubre un chat liderado por Errejón en el canal encriptado Telegram con directrices para crear lo que los pablistas llamaron el "partido dentro del partido". Ven que Errejón va buscando apoyos en los territorios, concretamente en el País Vasco, Cataluña, Andalucía y Madrid, para plantar cara al líder de Podemos. En el chat participan una decena de personas. Entre ellas hay dirigentes muy destacados: Rita Maestre, Sergio Pascual, José Manuel López y Emilio Delgado, entre otros. Éste grupo fija como primer objetivo tomar el control de la federación madrileña. Y de ahí lanzar un ataque global a Iglesias. Empieza el baile de acusaciones e Iglesias reacciona de inmediato. Cesa al secretario de Organización, Sergio Pascual, amigo íntimo suyo y de Errejón. Llevaban años juntos en el activismo de izquierda, pero el juego había acabado. Ahora la cuestión va de política y poder. "Aquí ya no hay amigos", sentenció el líder. De aquel episodio a la reunión entre Iglesias y Espinar en Galapagar han pasado tres años y el partido es irreconocible. El líder aparece cansado, exhausto, desmotivado. El golpe asestado por Errejón y Carmena es demoledor. Algunos empiezan a hablar de un Iglesias "paranoico". "Cuando uno le va a visitar, tiene miedo a preguntarle dónde se encuentra el baño", ironizan. Desde su época de activismo en la Universidad Complutense de Madrid, Iglesias ha crecido con la idea de que la política es como al arte de la guerra. En Sun Tzu vallecano practica un deporte en el que es esencial adelantarse a su enemigo. Errejón, más hábil con la palabra, aprende de él. Y aplica ésa táctica sin remordimientos para crearse un espacio político propio fuera de Podemos, y contra él. Iglesias se siente sobrepasado. Ésta vez no ha visto llegar la jugada. Cerrado en el búnker ha desoído a los que le habían alertado. "Hay un video de hace meses en el que está Errejón abrazando a la masa como si fuera John Kennedy, y empieza a versa la M", comentaban ésos dirigentes. Son miembros de Podemos. Pero los más atentos son los de IU, a menudo ninguneados por Iglesias y su círculo. "Decíamos que ojo, éste (Errejón) es capaz de hacer cualquier cosa, pero nos decían que no, que no… hasta el día antes del anuncio. Pero los de Madrid lo que estábamos percibiendo era ésto", añaden a posteriori. El fuego amigo es, además, cruzado. En ésos mismos días, Carmena sale y ataca a Iglesias. Asegura que no contará en la lista para el Ayuntamiento con ningún dirigente de Podemos. El tercer partido a nivel nacional se acerca al abismo. Puede quedar fuera del Consistorio y también de la Comunidad, donde hace falta recoger al menos un 5 por ciento de votos para tener representación. Las decenas y decenas de trabajadores del partido, acostumbrados en éstos años a vivir con sueldos que llegan hasta los 50.000 euros brutos al año, se echan las manos a la cabeza. La conjura de Carmena y Errejón, también llamada de las empanadillas, fue un movimiento cocinado y servido en primera persona por la alcaldesa de la capital. Ella llevaba meses alejada de Iglesias y las relaciones eran ya irreconciliables. Se habían reunido tres meses antes, de forma confidencial. Debían debatir sobre los equilibrios de la candidatura mixta, con políticos elegidos por la regidora y miembros de Podemos. Carmena había alertado a Iglesias de que no quería celebrar primarias; que la lista tenía que ser redactada por ella sola, para evitar desbandadas internas. Pero Iglesias le había recordado que las primarias eran obligatorias, que así lo dictaminaban los reglamentos del partido. Rápidamente se rompieron todos los puentes. Tras intuir el nivel de la conspiración, Iglesias decide que necesita reflexionar y ganar tiempo. Ahora si lo ve claro. La decisión de Errejón de sumarse a la plataforma de Carmena fue todo menos extemporánea. Y en la operación colaboran tanto la todopoderosa alcaldesa de Madrid, como Tania Sánchez, su excompañera, que había sido relegada a una posición subalterna en el partido y en el Congreso por su enfrentamiento con Montero. "Tania está en el ajo desde el principio", le aseguran los dirigentes más veteranos. Y el secretario de Organización de Podemos, Echenique, así como Monedero, cargan la tinta de sus mensajes en Internet contra el exnúmero dos. En la cabeza de Iglesias y de sus dirigentes más afines rebota una idea: que Errejón movió ficha esperando a que Montero volviera de su baja de maternidad, el 9 de enero, e Iglesias se cerrara en el chalet. Prisionero de su decisión de alejarse de la política para dar "ejemplo", deja que Montero ataque: "Los puentes se han dinamitado", afirma en los pasillos del Congreso. En el partido crece el malestar. Hasta que también Espinar tira la toalla. Nadie se lo esperaba. El madrileño no ve amago de acercamiento a Errejón y renuncia a todos sus cargos: el interno y los sillones de senador y diputado de la Asamblea de Madrid. Es un tsunami. Las paredes de la casa morada empiezan a tambalearse. Iglesias convoca un Consejo Ciudadano extraordinario. Es una reunión en la que la dirección se mide con los dirigentes territoriales. Todos juntos en los poco más de cuarenta metros cuadrados de la sala principal de la sede de Podemos en la calle princesa de Madrid, a los pies de la Gran Vía y a la sombra del Edificio España. Fuera empieza a llover. Los dirigentes locales llegan uno tras otro driblando a los periodistas y las cámaras. Por la mañana se filtra un documento firmado por los barones de Podemos en el que se pide acercarse a Errejón y la distensión. Quieren seguir la vía de Espinar de apaciguamiento. Entre ellos hay pablistas como José García Molina, de Castilla La Mancha, el único que desempeña un cargo de gobierno. Pero la cumbre se cierra en falso. No hay destitución de Errejón ni una hoja de ruta clara a favor de la creación de una plataforma conjunta con Más Madrid. Casi después de siete horas, errejonistas (los pocos que quedan) y pablistas se cruzan en los bares debajo de la sede del partido. No hablan entre ellos. "Ésto se ha atascado, no hemos votado nada", comentan los errejonistas. Creen que todavía hay margen para hablar. Pero se equivocan. Iglesias, que había intervenido por Skype al finalizar el encuentro, ha decidido su estrategia. Contratacará. Habrá guerra y el conflicto será sin cuartel. Su plan no es nuevo y es conocido en los ambientes del comunismo español. Consiste en evitar que Errejón se presente como víctima, para que no se convierta en el ganador moral de la contienda. Es lo mismo que le ocurrió a Santiago Carrillo, histórico líder del PCE, en los ochenta. "A Carrillo nunca se le expulsó, ni hubo acta de la comisión de garantía en ése sentido: "Hubo una resolución política del Comité Central que consideraba que las posiciones de Carrillo le colocaban fuera de la disciplina y que quedaba autoexcluido del PCE. Ésto es lo que ha hecho Íñigo y ésta es la respuesta que le ha dado la dirección", recordaba en ésos convulsos días de enero uno de los dirigentes más veteranos de Podemos. Mientras, a pocos metros de la calle Princesa, en la calle Ferraz, sede del PSOE, una dirigente socialista comentaba: "Íñigo no sabe la mierda que le va a caer encima". Ione Belarra, miembro del entourage del secretario general, da una ligera pista de lo que ocurrirá en los días siguientes: "El movimiento secreto de Íñigo ha sido un error y nos ha hecho mucho daño. Pero ahora que se ha ido y ha montado otro partido, toca pasar pantalla y habrá que ponerse de acuerdo con su partido y otro más". La idea del "nuevo partido" será repetida hasta la extenuación por los dirigentes de Podemos. Es la expulsión de Errejón por la vía de los hechos. Podemos ya no es su casa. Se activa la purga pablista. Todos los asesores errejonistas vienen fulminados en pocas horas. Lo mismo le pasa a los de Espinar. Incluso dirigentes de primera fila sospechosos de comulgar con Errejón o Espinar son alejados. Personas involucradas en Podemos desde el comienzo, que habían comido y hablado con Iglesias hasta hace apenas pocas semanas, están apartadas. Algunos logran salvaguardar un pequeño espacio interno. Pero la noche de los cuchillos largos ha comenzado. Hábilmente Iglesias y Montero no han descubierto sus cartas hasta terminada la reunión con los barones territoriales. Y sólo entonces han dado el primer paso de lo que pronto se conocerá como la "respuesta testosterónica" de Iglesias a Errejón. Es decir, una declaración de guerra que si por un lado llama al ostracismo contra el traidor, por el otro se convierte en la frase que Iglesias empleará a partir de entonces para acallar todo tipo de críticas o debates internos: "Aquí mando yo" (Costantini, pp. 24, 25). El análisis de Roger Bartra en "El regreso a la jaula. El fracaso de López Obrador" (DEBATE, 2021) revela una reedición del gobierno de Claudia Sheinbaum. La nueva policía militarizada ha sido ineficaz para frenar la ola de violencia interior, pero ha sido usada como instrumento de la política exterior con el objeto de complacer las exigencias de Donald Trump y poner un muro a la inmigración de centroamericanos hacia Estados Unidos. La política mexicana sobre temas migratorios ha sido dictada por Washington. El problema migratorio se agudizó cuando la demagogia política de López Obrador lo hizo caer en su propia trampa. Cuando era todavía presidente electo proclamó imprudentemente que los migrantes centroamericanos serían bienvenidos. Es increíble que López Obrador no viese lo evidente: que la migración era un tema muy relevante para Trump, quien estaba obsesionado por construir un muro en la frontera. No tardaron en organizarse grandes marchas de hondureños, salvadoreños y guatemaltecos que invadieron México para dirigirse a la frontera con Estados Unidos. El gobierno de Trump reaccionó agresivamente, amenazó con aplicar aranceles, y López Obrador fue obligado a usar la mitad de los efectivos de la Guardia Nacional para frenar la oleada de migrantes. Miles de guardias fueron apostados en la frontera sur y norte para reprimir a los inmigrantes extranjeros. La policía militarizada se convirtió en el gran complemento del anhelado muro que Trump construía en la frontera. Hacía mucho que México no tenía un gobierno tan complaciente ante la política imperial de Washington. Como siempre, el presidente mexicano proclamó que había triunfado, cuando evidentemente había sido aplastado. Para celebrarlo, convocó a un mitin en Tijuana el 8 de junio de 2019, que fue una movilización del más puro estilo priísta. El desenlace fue tragicómico. El gobierno mexicano había aceptado dejar de insistir en que se modificaran las peores y agresivas aristas de las leyes y normas migratorias de Estados Unidos. Supuestamente ahora se atacaba el problema en su raíz, bloqueando las causas de la migración mediante la nueva política económica que pretende construir un Estado de bienestar. Se impulsa la misma idea en los países centroamericanos. Pero como el dichoso Estado de bienestar no llega, las causas que impulsan la migración siguen operando. La solución: reprimir y detener con la fuerza militar los flujos migratorios extranjeros. Éste fue el resultado de la consigna que proclama que la mejor política exterior es la interior. Y si la política interior es mala, tendremos la peor política exterior. Ésta confusión entre la política interior y la exterior fue evidente cuando el presidente encargó al secretario de Relaciones Exteriores el manejo y el control de las fuerzas militares que debían atajar a los inmigrantes. El resultado fue que Marcelo Ebrard tuvo que resignarse a aplicar la política de Trump en el interior de México. Trump tal vez pensó que su mejor política exterior hacia México había sido la continuación de su descabellada política interior. Acaso el presidente mexicano quiso compensar su sumisión a la gran potencia del norte con un acto simbólico de anticolonialismo. Con ello no hizo más que el ridículo. El 1 de marzo de 2019 tuvo la ocurrencia de enviarle una carta al rey de España, Felipe VI, pidiéndole que en nombre del Estado admitiese la responsabilidad histórica y ofreciese una disculpa o resarcimiento por las ofensas cometidas durante la Conquista y el proceso de colonización. Las ofensas y violaciones que denuncia la carta de López Obrador fueron la violación del quinto real, la imposición de la fe cristiana, la construcción de templos católicos sobre las antiguas pirámides, la instauración de la esclavitud y las encomiendas, la usurpación de tierras propiedad de los nativos, el saqueo de riquezas naturales, la imposición de la lengua castellana y la destrucción sistemática de las culturas mesoamericanas. La carta asentaba que "en suma", durante la Colonia se vulneraron derechos individuales y colectivos que con una mirada contemporánea deben asumirse como atentados a los principios que rigen ambas naciones". Se reconocía que, si bien "en los años inmediatamente posteriores a la Conquista los abusos fueron atribuibles a adelantados que actuaron por cuenta propia", en contraste "los actos de autoridad durante el largo período colonial fueron consecuencia de la aplicación de políticas de Estado". En ésta lógica absurda, los actos agresivos de Hernán Cortés durante la Conquista sólo eran atribuibles a él, mientras que el Estado español debía responder por las atrocidades cometidas durante los siglos coloniales. El propio presidente, según dijo en su carta, se disponía a pedir perdón por las atrocidades y agravios cometidos por los mexicanos después de la Independencia, como por ejemplo las políticas genocidas contra los yaquis o mayas o la persecución de chinos. El gobierno pretendía una "reconciliación histórica" con el pasado de México, un gran acto de confesión y contrición por las antiguas culpas. Y pretendía que ésa especie de inmolación simbólica participase el Estado español en un acto el día 21 de septiembre de 2021, al cumplirse 200 años de vida independiente y 500 años de la caída de Tenochtitlán. De ésta actitud de López Obrador emana un olor a sacristía poco apto para entender la historia y poco digno de un político laico. Ningún español o mexicano de hoy tiene que sentirse culpable de lo que ocurrió hace varios siglos. La disculpa, por lo tanto, no tiene sentido más que, acaso, en términos religiosos. Por ello, cuando López Obrador le pidió al papa lo mismo que al rey español, el pontífice católico le contestó que ya se había disculpado, lo mismo que varios papas anteriores. La carta al rey no se hizo pública de inmediato, pero alguien en el gobierno mexicano la filtró, tal vez por instrucciones del presidente, que seguramente estaba molesto porque el rey no le contestó: "Cuando se divulgó la carta, el gobierno español rechazó con toda firmeza el contenido de la carta, y el ministro de Asuntos Exteriores de España, Josep Borrell, declaró que no iban a pedir perdón a México por los abusos durante la Conquista de México y la Colonia "del mismo modo que no vamos a pedir a la República francesa que presente disculpas por lo que hicieron los soldados de Napoleón cuando invadieron España; o los franceses van a pedir disculpas a los italianos por la conquista de las Galias de Julio César". El presidente de México quedó en ridículo; fracasó en su intento de montar un gran espectáculo de nacionalismo anacrónico con la participación del rey español. Al parecer está peleado con el pasado mexicano y necesita las bendiciones eclesiásticas y monárquicas para reconciliare. Los zapatistas del EZLN se burlaron de la petición de disculpas al rey de España en un comunicado del 5 de octubre de 2020. Al anunciar un viaje por Europa, que llegará a Madrid en agosto de 2021, los zapatistas proclamaron que "ya basta de jugar con el pasado lejano para justificar, con demagogia e hipocresía, los crímenes actuales y en curso (…) NO queremos volver a ése pasado, ni solos, ni mucho menos de la mano de quien quiere sembrar el rencor racial y pretender alimentar su nacionalismo trasnochado con el supuesto esplendor de un imperio, el azteca, que creció a costa de la sangre de sus semejantes, y que nos quiere convencer de que, con la caída de ése imperio, los pueblos originarios de éstas tierras fuimos derrotados". Los zapatistas le estropearán a López Obrador la fiesta nacionalista desde Madrid. El gobierno de la 4T hace muy poca política exterior. Es evidente que el presidente no se mueve bien en la escena internacional y que no la entiende. Por ello no le gusta salir del país. Otro episodio curioso fue el asilo que le dio a Evo Morales, ex presidente de Bolivia, cuando fue obligado a dimitir en noviembre de 2019. México incluso envió un avión militar para rescatar a Evo Morales y sacarlo de su país. Fue muy bien recibido, pero después de casi un mes de una aparente incómoda estancia en México, Morales sorpresivamente y sin previo aviso tomó un avión que lo llevó a La Habana. De allí el expresidente boliviano voló a Argentina. Su breve exilio en México entusiasmó al ala supuestamente radical del partido oficial, Morena, pero no hubo consecuencia notable de su paso por el país. Si acaso, dejó un poco de olor a pólvora bolivariana, lo que alarmó a quienes temen una deriva radical al estilo chavista del gobierno de López Obrador" (Bartra, pp. 81, 82).


¿El pueblo contra la casta?

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En lugar de desplazar al PSOE, repolarizando el campo político para enfrentar al "pueblo" contra la "casta" condensada en PSOE-PP-banqueros, como postulaba la hipótesis populista inicial de Errejón, Unidas Podemos formó gobierno con los socialistas. ¿Qué balance general puede extraerse del proyecto original de Podemos? ¿Cómo debe evaluarse su praxis posposmarxista en el gobierno? Sobre la primera cuestión, nuestra opinión es que, habiendo interpretado la coyuntura a través de las lentes lauclasianas, los puntos ciegos del edificio teórico de Laclau se convirtieron también en los de Podemos. Junto a Chantal Mouffe, ambos pensadores habían avanzado un "posmarxismo sin complejos" en su libro Hegemonía y estrategia socialista (1985) en el que se reelaboraba la tradición socialista de un modo decididamente posestructuralista: en vez de partir de la idea de que las relaciones materiales conforman las respectivas concepciones del mundo, ésta posición teórica afirma que el discurso –ideas y demandas sin vinculación necesaria con prácticas socioeconómicas- produce las distintas posiciones-sujeto. En La razón populista, Laclau explicaba que la intervención de un líder carismático podría contribuir a un pueblo insurgente y a movilizarlo contra el sistema institucional dominante. Como han señalado numerosos críticos, ésta exageración del aspecto significante de la práctica social no otorga el debido peso a las relaciones sociales históricas ni a los procesos económicos. En su "miedo excesivo a la reificación de las estructuras institucionales", Laclau y Mouffe "se colocan en el extremo opuesto y analizan las prácticas en un vacío institucional", escribió uno de ellos. El resultado era una ontología plana, que rechazaba cualquier análisis de la diferente profundidad histórica de procesos coevolutivos –las especificidades de las dinámicas capitalistas, que imprimen su tempo sobre la existencia social o la efectividad causal de las diferentes relaciones sociales- alegando que semejante investigación sería una tarea inherentemente "esencialista". Éste alejamiento era lo opuesto a la detallada descripción efectuada por Gramsci de las clases dominantes y sus modos de funcionamiento, así como de sus precisas delineaciones de las relaciones económicas y culturales. Para éstos posestructuralistas, el lenguaje del discurso populista era explícitamente "impreciso y fluctuante", como señalaba Laclau, no siendo necesario efectuar intento alguno de examinar el carácter del adversario de clase ni cartografiar el paisaje socioeconómico circundante. Los fundadores de Podemos nunca prestaron atención a éstas críticas ni al más concreto e intransigentemente revolucionario trabajo que publicó Laclau antes de su giro "posmarxista". En la medida en que adoptaron acríticamente el pensamiento de Laclau, también incorporaron éstos problemas teóricos en su práctica política. El diagnóstico de Errejón de la coyuntura del 15M se redujo a un relato de cariz impresionista, que no intentó de modo alguno diseccionar el diferente peso causal de los elementos constitutivos de la crisis, ni valorar sus respectivas temporalidades internas. Errejón interpretó la revuelta de 2011 en términos discursivos como una crisis de legitimación del "régimen de 1978", cuando lo que había entrado en crisis en 2008 eran, en realidad, los propios mecanismos a través de los cuales se había sostenido la reproducción social a lo largo de los últimos veinticinco años entre los que destacaban la explosión del endeudamiento privado y la creación de una enorme burbuja inmobiliaria, que entonces había llegado a su fin. Adoptar éste último marco analítico hubiera implicado reconocer que el horizonte de la crisis sería duradero, dominando los años enormemente duros que se avecinaban. Aunque incluía la deslegitimación de las élites españolas como uno de sus elementos, la crisis no podía reducirse solamente a éste hecho. El estado del capitalismo español apenas se mencionaba en los documentos teóricos de Podemos, de lo cual se derivó una errónea comprensión de la verdadera duración de la crisis –de la propia "ventana de oportunidad" a la que se enfrentaba Podemos- y de las estructuras institucionales que el partido intentaba derribar. Las condiciones sociales del país permanecieron esencialmente inalteradas: la inserción periférica en el seno del capitalismo europeo, la existencia de una amplia brecha generacional caracterizada por una endémica precariedad laboral entre los jóvenes y la persistencia de unas élites que ejercían una apabullante influencia gracias a su monopolio sobre sectores clave, siendo la banca, la energía y las telecomunicaciones paradigmáticas en éste aspecto. Las decisiones organizativas resultan claves para entender por qué, en unos pocos años, ésta fuerza política pasó de ser uno de los experimentos políticos más atrevidos e innovadores que surgieron de la Gran Recesión europea a encontrarse al borde de la disolución. ¿De qué sirve el éxito electoral si después de las elecciones el partido se disuelve? A éste respecto, las secuelas de la "hipótesis populista" han perseguido a Podemos hasta nuestros días, incapacitando orgánicamente al partido a la hora de confrontar a sus enemigos políticos y, sobre todo, económicos. Se suponía que Errejón iba a ser el candidato del partido en las elecciones autonómicas a la Comunidad de Madrid en 2019, pero el mínimo grado de autonomía que le concedieron a la hora de diseñar su campaña le llevó a lanzar una nueva iniciativa, ésta vez con Carolina Bescansa y Manuela Carmena, la alcaldesa de Madrid aupada a la alcaldía por los movimientos sociales madrileños y Podemos en 2015 que terminó vendiendo la ciudad a los fondos de inversión, para crear su propia plataforma regional, Más Madrid, y competir con Podemos en los siguientes comicios electorales. El acuerdo de Errejón con Carmena no consiguió ganar la presidencia de la Comunidad y además perdió el ayuntamiento de la ciudad después de cuatro años de mandato en las elecciones municipales de 2019. El abandono oficial de Podemos por parte de Errejón en enero de 2019, apenas cinco años después de su fundación, puso de manifiesto la total pérdida de fe en el partido que él mismo había diseñado. Al mismo tiempo, la táctica de Iglesias de alinear la "hipótesis populista" con una unidad más tradicional de la izquierda de la mano de su alianza con IU se vio parcialmente obstaculizada por la desconfianza del electorado de izquierda tradicional hacia el modelo hipermediatizado de Podemos, un factor importante en la pérdida del millón de votos de la nueva coalición entre las elecciones de diciembre de 2015 y las celebradas en junio de 2016. No obstante, Podemos seguía siendo, con diferencia, la fuerza más importante de la izquierda radical española. Los votos emitidos en mayo de 2016 durante la consulta interna sobre la formación de la alianza Unidos Podemos fueron una muestra de ello: votaron 144.540 miembros de Podemos, comparados con los 23.109 de Izquierda Unida y los 933 de Equo, un partido ecologista español. En España la actividad política local y regional es importante y valiosa, y los muchos afiliados regionales de Unidas Podemos han desarrollado sus propias formas de práctica política. Con la marcha de Iglesias en marzo de 2021 tras abandonar la vicepresidencia del gobierno de coalición, el partido emprendió una nueva reestructuración. En junio, su cuarta Asamblea Ciudadana aprobó una forma de "partido-movimiento" con una estructura bicéfala. El triunvirato formado por Ione Belarra, Irene Montero y Lilith Verstrynge encabezaría la organización nacional de Podemos. Al mismo tiempo, Yolanda Díaz, la actual ministra del Trabajo, representaría a Unidas Podemos en el Congreso. Díaz, una abogada laborista nacida en Galicia en 1971, es miembro del PCE, no de Podemos, y mantiene buenas relaciones con el PSOE. Sin embargo, su nueva plataforma, Sumar, no es un proyecto de partido, sino un proyecto declaradamente "tecnopopulista" en el que la propia Díaz "escucha" al país con la ayuda de su círculo de colaboradores más estrechos. Sin embargo, en última instancia, un proyecto político se juzga por lo que hace, no por lo que dice. Unidas Podemos ha sido parte del gobierno de Sánchez durante casi tres años. El acuerdo de coalición entre Sánchez e Iglesias dejó al PSOE con los cinco grandes Ministerios –Economía, Interior, Justicia, Asuntos Exteriores y Defensa- mientras que Unidas Podemos recibía las carteras de Derechos Sociales (primero en manos de Iglesias y después de Belarra), Trabajo (Díaz), Consumo (Alberto Garzón, líder de IU), Igualdad (Montero) y Universidades (primero en manos del sociólogo catalán Manuel Castells y después al politólogo Joan Subirats). Desde su formación en enero de 2020, el gobierno PSOEUP ha tenido que enfrentarse a la pandemia de la Covid-19, al plan de recuperación pospandémico de la Unión Europea (NGEU, por sus siglas en inglés), a la invasión rusa de Ucrania y al ascenso de la inflación. ¿Cuál ha sido su trayectoria y su comportamiento al respecto? … Más allá de éste intento de gestión keynesiana ocurrido durante el primer año de pandemia, caracterizada por la aplicación de medidas similares a las tomadas en 2020 por el gobierno conservador en Gran Bretaña, el gobierno del M5S y la Lega en Italia y la Gran Coalición en Alemania, la etapa de Unidos Podemos en el Gobierno de coalición produjo logros modestos. Entre sus principales triunfos se incluye el ataque a la reforma de la legislación laboral de 2012 aprobada por el gobierno de Rajoy bajo la presión de la Unión Europea. La nueva legislación fortalece la regulación de la negociación colectiva y pretende que los contratos indefinidos sean la opción por defecto, contrarrestando así el generalizado uso (y abuso) de la temporalidad en el mercado laboral español. La aprobación de un impuesto sobre los beneficios extraordinarios obtenidos por los bancos y grandes compañías eléctricas pretende recaudar 3 millardos de euros durante los próximos dos años. Aunque la medida se halla muy lejos de las políticas fiscales redistributivas que había prometido Unidas Podemos, incluso Sánchez se pavoneó diciendo, con un tono similar al empleado por Iglesias en sus inicios, que "si la señora Botín (Banco de Santander) y el señor Galán (Iberdrola) protestan, éso significa que vamos por buen camino". Podemos no consiguió el respaldo del PSOE para aprobar una nueva ley de vivienda que promueva la vivienda pública, introduzca controles sobre el precio de los alquileres y amplíe las protecciones para quienes se encuentran en peligro de desahucio. Tomando partido por las fracciones rentistas del capital español, José Luis Ábalos, exministro de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana del PSOE, puso fin a éste debate argumentando que "la vivienda es un bien de mercado". Uno de los principales puntos de disputa entre Podemos y el PSOE surgió alrededor del intento del Ministerio de Igualdad de aprobar la llamada "Ley Trans" (Ley para la igualdad real y efectiva de las personas trans y para la garantía de los derechos de las personas LGTBI), que permite a la gente cambiar el sexo especificado en su documento nacional de identidad sin necesidad de aprobación médica, disputa que desencadenó una batalla en la que el PSOE finalmente cedió, a expensas de promover una guerra cultural que dio a la retórica transexcluyente una amplia audiencia. La ley Orgánica 10/2022, de 6 de septiembre, de Garantía Integral de la Libertad Sexual -"ley del sólo sí es sí"-, propuesta por el Ministerio de Igualdad, sobre el consentimiento sexual también provocó la revuelta de los conservadores. Finalmente, a exigencia del PSOE, ésta deberá ser modificada para acentuar el carácter punitivista de la medida. La popular política de los ERTE implementada por el gobierno de coalición dependía de la permisividad fiscal sin precedentes, característica del primer año de la pandemia, tras la relajación de los criterios presupuestarios y de endeudamiento decidida por la Comisión Europea: "Durante un breve instante, la perspectiva económica parecía favorable al "Estado emprendedor", digital y verde, que propugnaban indistintamente Díaz, Errejón e Iglesias. Quizá ésta fuera una de las razones por las que Unidas Podemos dio la bienvenida a los Fondos Next Generation en 2021 sin cuestionar los acuerdos públicos-privados que se encontraban en el centro del programa, el cual iba acompañado de las habituales "reformas" neoliberales en las que insistía la Comisión Europea como condición para su desembolso. La aceptación del mercado como única solución a los problemas sociales y políticos ha sido asumida por Unidas Podemos para garantizar la estabilidad y la legitimidad del actual gobierno de coalición, hecho que por sí sólo demuestra el desenlace natural de la hipótesis populista. Más allá de la retórica ecológica y digital de los Next Generation European Funds, el plan de "recuperación" está diseñado como una inyección de energía para las grandes empresas. Las multinacionales españolas ya se habían beneficiado de la generosidad del BCE en 2020, y a una escala muy superior a la de los ERTE, mientras que el sector financiero se le permitía la cancelación de decenas de miles de millones que todavía debía del rescate de 2012. Lejos de que el Estado interviniera en los sectores de energía, las telecomunicaciones, la construcción y el turismo, las empresas privadas se subieron al carro de los Next Generation Funds impulsando planes para llevar a cabo cientos de proyectos sin consideración alguna por la rendición de cuentas democrática. Además, el gobierno PSOE-UP, con el Ministerio de Economía a la cabeza, ha recurrido a las cuatro grandes firmas de consultoría –Deloitte, PWC, KPMG y Ernst & Young- para que canalicen los miles de millones procedentes de los Next Generation Funds, las cuales asumen, pues, el papel de la Administración pública del Estado y sustituyen a la burocracia estatal mientras prestan sus servicios a sus clientes habituales, es decir, a las multinacionales españolas presentes en el núcleo de los acuerdos público-privados… Las actuales tensiones en el seno del ejecutivo reflejan hasta qué punto Podemos ha interiorizado las contradicciones del "modelo español": dependencia del crecimiento del mercado financiero e inmobiliario para fabricar consenso en una economía basada en los bajos salarios y la precariedad endémica, y una cultura reaccionaria en la que cualquier avance feminista reactiva los posos franquistas. Ésto coloca al partido en un callejón sin salida, siendo incapaz de revertir las relaciones contra las que supuestamente pelea" (Cancela & Rey-Araújo, pp. 162, 163, 164). Desde el surgimiento de Podemos como un partido antiausteridad, impulsado por las protestas masivas contra la crisis de la Eurozona, se ha puesto en marcha una suerte de revolución pasiva: cambiar todo para que nada cambie. ¿Comienza a parecerse el experimento populista –y su incapacidad para desafiar al mercado como elemento central de la vida española- a la Tercera Vía o a los partidos eurocomunistas y verdes, cuyo fracaso a la hora de contrarrestar los efectos de las políticas neoliberales durante las últimas cuatro décadas sirvió simplemente para legitimar las soluciones de la derecha populista? Extracto de la entrevista de María Castro a Rosa Cobo Bedía sobre el Ministerio de Igualdad de Irene Montero el 7 de diciembre de 2022, asesora en la Unidad de Mujeres y Ciencia (del Ministerio de Educación y Ciencia) y del Ministerio de Igualdad durante el gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero: Ésto es muy complicado en muchísimos sentidos. Yo creo que éste Ministerio y la ministra se han equivocado en algunas cosas. La pregunta es si las cuestiones en las que se ha equivocado justifican tanta virulencia; éso sería otra cuestión distinta. En el feminismo español (no solamente en el español) ha habido dos almas: Un alma mayoritaria, que era un alma fuertemente vindicativa, y otra alma que era mucho más minoritaria, ligada a partidos de izquierda (y aquí no meto a IU) que es la que está apoyando actualmente al Ministerio de Igualdad. El alma que tiene una posición crítica con el Ministerio de Igualdad ahora ha estado formada por dos sectores: uno en el que había muchas feministas vinculadas al Partido Socialista Obrero Español (PSOE) y otro en el que había grupos feministas, como era mi caso, que no estábamos vinculadas al PSOE. Compartíamos en buena medida la misma agenda. Tal vez donde las del PSOE veían unas políticas públicas potentes, otras veíamos unas políticas públicas débiles y no suficientemente transformadoras. Pero era una agenda en la que compartíamos muchas vindicaciones. Estábamos de acuerdo en la abolición de la prostitución, estábamos de acuerdo en la paridad, en la necesidad de políticas públicas de igualdad… Estábamos de acuerdo en muchas cosas. Había algunas, como en mi caso, que hacíamos mucho énfasis en la explotación económica capitalista sobre las mujeres. Pero en términos generales compartíamos una buena parte de la agenda. Éste era el alma mayoritaria. La segunda alma, minoritaria, tenía una agenda que era diferente. Era regulacionista de la prostitución, era anti-punitiva con los agresores sexuales y se pronunciaron críticamente contra la ley contra la violencia de género. Éstos dos sectores del feminismo también bebíamos de fuentes teóricas diferentes. En el alma minoritaria primaba la lucha contra el capitalismo neoliberal y el alma mayoritaria hacía más énfasis en la lucha contra el sistema patriarcal. Éste es uno de los motivos de fondo que nos separan. Lo que ha ocurrido es que éste Ministerio de Igualdad ha asumido, de una forma visible, la agenda de ése sector minoritario del feminismo. Éstos partidos se identifican fuertemente con la agenda de sectores de Podemos y de ése movimiento que ahora se ha medio transformando en otras siglas, Sumar. Las que militábamos en el sector mayoritario del feminismo éramos, fundamentalmente gente autónoma, gente del PSOE y gente de Izquierda Unida. Entonces, claro, desde el Ministerio de Igualdad se produce un desequilibrio porque asume una agenda que no es la nuestra. ¿Un Ministerio de Igualdad tiene que dar la batalla por la ley trans hasta convertirla casi en su emblema? La ley trans es una ley dirigida a un colectivo de la población cuyas reivindicaciones no son las del movimiento feminista. Éso no quiere decir que no sean reivindicaciones civilizatorias, muchas de ellas lo son, pero no son feministas. Ésto no quiere decir que no tenga que haber leyes que protejan al colectivo trans, lo que quiero decir es que el movimiento feminista y el movimiento LGBT no son lo mismo, no tienen las mismas agendas y el Ministerio de Igualdad fue concebido para defender la agenda feminista. El problema no es si las mujeres trans son mujeres o son mujeres trans. El problema es que nuestra agenda es diferente. El Ministerio de Igualdad se ha separado enormemente del feminismo cuando intenta hacer de la deconstrucción de la masculinidad un objetivo político para así asentar el anti-punitivismo con los varones agresores e implantar fórmulas de justicia restaurativa y reparadora. Y sabemos que la tasa de agresores sexuales que reinciden es mayoritaria. Imagino que razones electorales de no indisponerse con su base social masculina está en el origen de ésta posición. Creo que la mejor fórmula para desmontar la masculinidad hegemónica es empoderando a las chicas. Espero de un Ministerio de Igualdad que trabaje por empoderar a las chicas con campamentos, talleres culturales y otro tipo de actividades que deberían culminar en la coeducación. Y con otras muchas medidas como prohibir la pornografía. ¿Qué es lo que ha ocurrido en todo éste proceso político? Que se ha producido una ruptura. Lo que no sé es hasta dónde va a llegar éste destrozo. Quiero pensar que no va a llegar muy lejos. De todas formas, soy partidaria de bajar el tono de la discusión. Y, por supuesto, desterrar de nuestro movimiento lo insultos y las descalificaciones. Creo que Bibiana Aído tuvo dos grandes adversarios o críticos. Por una parte, la derecha, que vio en ella el mejor flanco por el que atacar a un Gobierno que no creían legítimo. A la derecha le pareció que podía golpear con más facilidad a una mujer joven y con poca experiencia política. Por otra parte, la ministra encontró oposición en algunas de sus propias compañeras, que no aceptaban que ellas, que se creían las depositarias de las esencias feministas, no fuesen escogidas para el puesto y se lo diesen a una mujer que venía de fuera. Hay similitudes, por tanto, en el procedimiento, pero aquí hay algo que es comparable: entonces no se discutía sobre la agenda, hoy la principal discusión es sobre la agenda política. No la compartimos. Dentro de algún tiempo podremos hacen un balance más sosegado porque éste debate ahora está muy contaminado por cuestiones que son ajenas al movimiento feminista. En mi opinión, el Ministerio de Igualdad ha tomado medidas correctas en diversos aspectos, pero otras acciones oscurecen lo bueno que ha hecho. Voy a poner un ejemplo: la ley del Sólo sí es sí era una ley necesaria, pero el error que supuso la rebaja de penas y la puesta en la calle de algunos agresores no fue aceptada por quienes habían hecho la ley. No entraron a negociar ni a discutir sobre cómo corregir éso. El movimiento feminista le advirtió de que ésa ley iba a tener ése efecto y no les pareció que había que escuchar. El resultado ha sido que Irene Montero está fuera del Parlamento. De la misma ley, otro ejemplo: el sector mayoritario del feminismo reclamó que la ley incluyese la penalización del proxenetismo. Y no hubo manera. Lo decía antes, el problema no son las mujeres trans. Algunas de ellas han militado en el feminismo durante décadas. Es el caso de Mar Cambrollé. El problema es que el colectivo LGBT tiene una agenda diferente, e incluso contrapuesta a veces, a la del feminismo. Los vientres de alquiler, la pornografía y la prostitución nos aleja mucho. Nadie que sea progresista puede impugnar la legitimidad de ciertas reivindicaciones del colectivo LGBT. Lo que sostenemos muchas feministas es que la igualdad entre hombres y mujeres es una cuestión diferente a la de la diversidad. Igual que la cuestión de la clase y de la raza tienen su propia especificidad, aunque después interseccionan en grupos de mujeres. De hecho, exigimos que haya organismos políticos exclusivamente de igualdad y otros de diversidad. No se niega la legitimidad de la diversidad sino el intento de fusión de ambos movimientos. Y que las instituciones de igualdad sean compartidas con la diversidad. Las feministas siempre hemos luchado por tener organismos de igualdad para las mujeres, no queremos estar colgadas de familia ni de asuntos sociales. Y resulta que ahora tenemos que compartir los recursos y la política con diversidad".


Autor del texto: Armando Ossorio ©

XPOFERENS


"Antonio Gramsci utiliza el concepto de hegemonía ideológica para comprender la unidad existente en toda formación social concreta. Ésta considera que la ideología dominante en una situación histórica y social puede llegar a organizar las rutinas del llamado "sentido común". Lo que quiere decir que ésa ideología impone a sus seguidores unos significados y posibilidades de acción de manera sutil, de tal modo que incluso formas de organización y de actuación de una sociedad que contribuyen a mantener situaciones de injusticia, llegan a ser percibidas como inevitables, naturales, sin posibilidad de modificación. La dominación de una clase sobre otra se produce de una manera más eficaz cuando se lleva a cabo a través de un proceso de hegemonía ideológica, mediante la creación de ésta conciencia y de un sometimiento espontáneo en los miembros de la clase social sometida, sirviéndose para ello del apoyo que le brinda su control del Estado. La misión de ésta hegemonía es la de reproducir en el plano ideológico las condiciones para la dominación de clase y la perpetuación de las relaciones sociales de producción y distribución. Antonio Gramsci llega a distinguir tres momentos en el desarrollo de la hegemonía ideológica. El primero es la fase estrictamente económica, en la que los intelectuales orgánicos exponen los intereses de su clase. En el segundo momento, el político-económico, más o menos la totalidad de las clases apoya las exigencias de la economía. Y el tercero, la etapa hegemónica que implica que los objetivos económicos, políticos y morales de una clase concreta son asumidos por todas las restantes clases y grupos sociales y se utilizan por parte del Estado para determinar modelos de actuación y de relaciones de producción y distribución acordes con tales objetivos (Gramsci, A., 1981)".



"Es analíticamente posible distinguir diferentes niveles de legitimación. Un primer nivel es el de la legitimación incipiente que aparece tan pronto como se transmite un sistema de objetivaciones lingüísticas de la experiencia humana. Por ejemplo, la transmisión de un vocabulario de parentesco deja constancia ya de una estructura de parentesco. Éste es un nivel todavía "pre-teórico", basado más en evidencias automáticas que fruto de un esfuerzo de reflexión. Las "explicaciones" legitimadoras fundamentales entran, por así decir, a formar parte del vocabulario que se posee y pueden tener asimismo repercusiones en los comportamientos de ésas personas que lo utilizan. A éste primer nivel corresponden todas las sencillas afirmaciones tradicionales referentes al "así se hacen las cosas". El segundo nivel de legitimación contiene proposiciones teóricas en forma rudimentaria. Acostumbran a ser esquemas explicativos sumamente pragmáticos y se relacionan directamente con acciones concretas. En éste nivel son comunes los proverbios, las sentencias, las máximas morales, refranes, y también aquí podemos incluir las leyendas, los cuentos populares y fábulas, que suelen transmitirse en forma poética. El tercer nivel de legitimación corresponde a las teorías explícitas, en forma de un corpus de conocimiento diferenciado y que viene a ser el fundamento en el que cada grupo institucional se apoya para poder justificarse. Éstas legitimaciones proporcionan marcos de referencia bastante amplios para los comportamientos de los miembros que integran tales grupos. En razón de su complejidad y diferenciación, la transmisión y utilización de ésos conocimientos y destrezas suele encomendarse a personal especializado y con dedicación exclusiva que utiliza para ello procedimientos formalizados de iniciación".



"De ésta manera la legitimación comienza a trascender la aplicación pragmática y a convertirse en "teoría pura". El cuarto nivel de legitimación lo constituyen los universos simbólicos. Son modelos teóricos que integran zonas de significado diferentes y abarcan todos los procesos que se desenvuelven en cada una de las instituciones existentes en una sociedad. De ésta forma, la sociedad entera adquiere sentido. Los procesos simbólicos son procesos de significación que se refieren a realidades que trascienden las de la de la experiencia cotidiana; nos permiten ordenar la historia y ubicar todos los acontecimientos colectivos dentro de una unidad coherente que incluye el pasado, el presente y el futuro. El universo simbólico se concibe como la matriz de todos los significados social y subjetivamente reales; toda la sociedad histórica y la biografía de cada ser individual se ven como hechos que ocurren dentro de ése universo (Berger y Luckman, TH., 1984, pp. 122-125). En todo éste proceso de legitimación un papel crucial lo desempeñan el cuerpo de especialistas; es decir, aquellas personas poseedoras de conocimientos y destrezas especializadas y que todo el mundo reconoce como tales. Ésta matización acerca del reconocimiento público es importante, pues es a éstos especialistas a quienes es normal recurrir para solicitar ayuda y consejo, y a los que se les erige como fuente de legitimación pública para imponer o sancionar opciones concretas. Cada sociedad a su vez no dudará en reforzar la autoridad de éstas personas especialistas, si su trabajo puede ser rentabilizado por los grupos económicos, culturales y políticos dominantes".

 

Jurjo Torres. 

El curriculum oculto.

MORATA, 2005.

 

"Non nobis Domine, non nobis, sed nomini tuo da gloriam".

 

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