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Ciudad Mito &
Bienestar.
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Steven Forti es historiador y analista político.
Profesor asociado en Historia contemporánea en la Universitat Autònoma de
Barcelona e investigador del Instituto de Historia Contemporánea de la
Universidade Nova de Lisboa. Miembro del consejo editorial de CTXT, Política
& prosa e Il Mulino. Co-autor de "Patriotas indignados. Sobre la nueva
ultraderecha en la Posguerra Fría" (ALIANZA, 2019) y autor de
"Extrema derecha 2.0. Qué es y cómo combatirla" (SIGLO XXI DE ESPAÑA,
2021). En el artículo
"Posverdad, fake news y extrema derecha contra la democracia" (NUSO
Nº298, 2022) parte de la definición de posverdad del Diccionario de Oxford, que
la eligió como la palabra del año 2016: "circunstancias en que los hechos objetivos
influyen menos en la formación de la opinión pública que las referencias a
emociones o creencias personales". Según Lee McIntyre, "la posverdad
no es tanto la afirmación de que la verdad no existe, sino la de que los hechos
están subordinados a nuestro punto de vista político". McIntyre considera
que, a diferencia de las mentiras y los bulos del pasado, "ahora el campo
de batalla abarca toda la realidad factual". Forti lo interpreta como un
salto de calidad de la "sofisticación de las viejas reglas de la propaganda,
basadas en la exageración y la simplificación, la ridiculización del
adversario, la mentira, la desinformación, la difusión de bulos y la
propagación de teorías conspirativas". Cita al filósofo Maurizio Ferraris,
para quien la posverdad nace del encuentro entre una corriente filosófica (el
posmodernismo), una época histórica (la documedialidad) y una innovación
tecnológica (Internet). Para Forti "la verdad alternativa se presenta como
la crítica (en nombre de la libertad) hacia algún tipo de autoridad dotada de
un valor veritativo y, en concreto, de la ciencia o de los expertos en general.
Bajo ésa categoría entrarían los grupos excluidos del proyecto de modernidad
ilustrada que rechazan los universales del "hombre blanco judeocristiano
heteropatriarcal de Occidente". Las epistemologías subjetivistas,
relativistas y pluralistas de la academia progresista no son banderas de la
extrema derecha 2.0. El feminismo, la diversidad, el LGBT y el antirracismo
cuestionan los universales de la ciencia occidental y la Nueva Derecha
cuestiona el relativismo de la academia posmoderna y la ciencia progre. Ellen Meiksins Wood en "De ciudadanos a señores feudales. Historia social del pensamiento
político desde la Antigüedad a la Edad Media" (PAIDÓS, 2011), ubica
que en las obras de Esquilo y Sófocles se ponen de manifiesto el auge de la
comunidad cívica, de la ciudadanía y del principio del derecho. En sus obras se
refleja la evolución de la democracia con sus nuevas concepciones de la ley, la
igualdad y la justicia. Pero en sus tragedias se manifiestan las tensiones de
la polis democrática y la naturaleza
y el origen de las normas políticas, los valores morales y las concepciones del
bien y del mal. Aristófanes y
Platón criticaban a los sofistas por convertirse en la expresión intelectual de
la decadencia moral, los representantes del abandono de los valores
tradicionales. Una polis democrática en la que todos los criterios de lo que está bien
y está mal habían sido dejados de lado. Las estrategias retóricas que los
sofistas habían perfeccionado, el principio de confrontación adoptado por los
abogados, según el cual en cualquier cuestión siempre había dos bandos, fueron
interpretadas por los críticos como un modo de "hacer que la peor de las
causas pareciera la mejor". Los sofistas estaban de acuerdo en que hay una
diferencia esencial entre las cosas que existen por naturaleza (fusis) y las cosas que existen según la
costumbre, la convención o la ley (nomos).
Los sofistas fueron los inventores de la teoría política. Podían poner
en juego sus argumentos para defender la democracia o para atacarla. Los
defensores de la oligarquía argumentaban que había una división natural entre
gobernantes y gobernados, y que la jerarquía natural debía reflejarse en las
disposiciones políticas. Los defensores de la democracia podían argumentar que
no había tal división según la naturaleza, que los hombres son iguales por
naturaleza y que no era conveniente crear una jerarquía según la ley. Los demócratas podían argumentar que la igualdad
política creada por la ley tenía la ventaja de moderar las desigualdades
naturales y hacer posible que los hombres vivieran en armonía. O podían
argumentar que, por muy similares que los hombres fueran por naturaleza, la
vida en sociedad requería diferenciación, una división del trabajo, y un cierto
tipo de desigualdad según la ley. Los sofistas estaban representados en la
oligarquía y en la democracia, pero se distinguían por el relativismo
epistemológico y el pluralismo moral, nunca iban más allá de la realidad
empírica. No les interesaba
el verdadero conocimiento, son los exponentes griegos de la posverdad:
"Más allá del bien y del mal". Demócratas o antidemócratas, los
sofistas eran expresiones de la democracia en la que una opinión de un hombre
era tan buena como la de cualquier otro. Por un lado, son comunes los
noticieros y programas de "expertos
en general" que tratan de
persuadir a las audiencias con sus sesgos ideológicos en lugar de cuestionar
sus narrativas. Y, por otro lado, se censura a quienes cuestionan los sesgos
ideológicos de ésos noticieros y programas. Para unas cosas las
democracias modernas son relativistas y pluralistas, y para otras no, a pesar
de que no son objetivas ni universales. El sofista Protágoras pensaba que más
allá del juicio humano, no hay un árbitro sincero para la verdad, es imposible
que existan criterios absolutos sobre lo que es verdad y lo que es falso, lo
que está bien y lo que está mal. Cada individuo debe ser el juez último, idea
resumida en el más conocido de sus aforismos: "El hombre es la medida de
todas las cosas, de las cosas que son lo que son y de las cosas que no son lo
que no son". Platón utilizó la figura de Calicles, el "Nietzsche
griego", para representar la idea radical sofista de que la justicia es el
"derecho del más fuerte". A
diferencia de los sofistas, que tendían hacia el relativismo o el pluralismo
moral y nunca se aventuraban más allá de la realidad empírica. Sócrates y Platón estaban preocupados
por un tipo diferente de "naturaleza", una realidad más profunda o
superior que era el objeto del verdadero conocimiento. Para ellos el mundo
empírico era un mundo de meras apariencias, el objeto del saber convencional
imperfecto, en el mejor de los casos, una opinión recta, pero no un
conocimiento real. Los filósofos establecieron una distinción entre aprendizaje
y persuasión, sugiriendo que los sofistas, como los abogados, en realidad no
estaban interesados en conocer la verdad, sino en defender una causa y persuadir
a otros: "El argumento
de Protágoras resulta, así, una defensa de la práctica democrática ateniense,
en la que insiste en la capacidad de los ciudadanos vulgares y trabajadores
para hacer juicios políticos, más que una defensa de sus afirmaciones como
maestro de arte política. Si bien encontramos una breve defensa de la
democracia en Heródoto (III.80), el discurso de Protágoras es el único
argumento sustancial y sistemático en defensa de la democracia de la antigua
Grecia que ha sobrevivido… Desde el principio, la alegoría de Protágoras
comporta una concepción del propósito del estado que es bastante diferente de
la que Sócrates tenía. La polis no existe para lograr algún propósito
moral superior, sino para servir a los intereses humanos ordinarios y facilitar
las condiciones en la que los seres humanos puedan llevar vidas razonablemente
pacíficas y cómodas. La alegoría está destinada a demostrar que la sociedad
política, sin la cual la humanidad no puede beneficiarse de las artes y
habilidades, que son únicas dotes distintivas, no es posible que sobreviva a
menos que la virtud cívica que capacita a la gente para la ciudadanía sea una cualidad universal… Aquellos que
viven en una comunidad civilizada, en concreto en una polis, desde que
nacen se hallan expuestos al proceso de aprendizaje que la virtud cívica da a
conocer en casa, en la escuela, a través de la prevención y el castigo, y sobre
todo a través de las leyes y las costumbres de la ciudad, sus nomoi…
Platón responde a éste desafío político oponiéndose al relativismo de
Protágoras con un nuevo tipo de universalismo. En la democracia,
en el clima de deliberación y el debate públicos, no puede haber ideas
imperantes, ningún grupo social o individuo cuyo dominio indiscutido le permita
reclamar para sus propios valores la universalidad e imponerlos a los demás. El
único modo efectivo de poner en tela de juicio el saber convencional de
zapateros y herreros, y su capacidad para participar en el discurso y la
deliberación públicos, era derrotar el saber convencional en su conjunto con
alguna forma superior de conocimiento, un conocimiento de verdades objetivas y
universales, no de realidades empíricas mundanas" (Wood, pp. 85, 86, 87, 89). El universalismo platónico es un tipo de
universalismo muy especial, y tal vez las ideas de Protágoras sólo pueden ser
tildadas de relativistas morales con respecto a éste universalismo filosófico.
El sofista, ciertamente rechaza que existan verdades morales de orden superior
que sólo son accesibles al conocimiento filosófico, pero en su lugar pone lo
que podríamos llamar un universalismo práctico, enraizado en una concepción de
la naturaleza humana y las condiciones del bienestar humano. Su argumento
presupone no sólo la convicción de que los hombres, en general, son capaces de
emitir de juicios políticos y que su bienestar depende de la participación en
un orden cívico, sino también el hecho de que tienen derecho a los beneficios
que procura la vida cívica. El bienestar de la humanidad proporciona una suerte
de criterio moral universal con el cual juzgar las disposiciones sociales y
políticas o evaluar el valor relativo de las opiniones contrapuestas, no sobre
la base de que algunas sean más ciertas que otras, sino de que sean mejores,
tal como se le hace formular a Protágoras en el diálogo Teetos de Platón. Los
filósofos estaban preocupados por la naturaleza humana, la sociedad, el
conocimiento y la moralidad. La democracia desde sus orígenes está
desligada de la verdad y de todo conocimiento más allá de lo empírico. La
democracia en sí misma es una posverdad al servicio de los intereses humanos
ordinarios: libertad, igualdad, fraternidad, sororidad. A diferencia de la
opinión de los posmodernos, que creen que todos los valores humanos son
construcciones culturales y rechazan el concepto de naturaleza humana, hay
algunos valores que sí reflejan unas necesidades humanas universales. Para Protágoras el fin de la democracia
no es la verdad, ni siquiera la veracidad de las opiniones democráticas, sino
el bienestar humano como criterio moral universal, fincado en los valores, las
costumbres y las leyes de la comunidad cívica. Platón antepone la incapacidad
política de quienes practican y ejercen los oficios ordinarios y necesarios,
por su esclavitud respecto al mundo del trabajo y las necesidades materiales
para liberarse del mundo de las apariencias. Protágoras defiende que la virtud
es una cualidad universal que puede ser enseñada, el equivalente de la
"educación en la ciudadanía". Los mitos los valoramos acorde a su
utilidad política, no en cuanto a criterios de veracidad o falsedad: mentiras
verdaderas o posverdades políticas. ¿Por qué Steven Forti combate la extrema
derecha y no la extrema izquierda, las verdades alternativas de la academia
progre o la misma democracia liberal si todas se basan en posverdades
utilitarias? La defensa de la democracia en la antigua Grecia se reduce al
bienestar de la comunidad y el derecho a los beneficios que procura la vida
cívica. En la posmodernidad al bienestar de las banderas identitarias. Platón
nos advierte que ningún grupo puede reclamar la universalidad para sus propios
valores e imponerlos a los demás. Es contradictorio que desde el subjetivismo y
el relativismo epistemológico las banderas posmodernas apelen a la objetividad
y la universalidad de sus postulados en los gobiernos. Leo Strauss no estaría de acuerdo con el
análisis de Steven Forti, el liberalismo significaba la afirmación de la
libertad sobre la virtud, una doctrina moderna de los derechos naturales que
convierte la política en un conflicto de voluntades en que cualquier cosa es
igual de buena que las demás si alguien la quiere. La consecuencia final del
liberalismo acaba por socavar el propio liberalismo: el nihilismo. El
relativismo epistemológico y el pluralismo moral sofista abren la puerta a los
monstruos de la democracia: las dictaduras populistas y el poder de los más
fuertes. Por otro lado, cuando la democracia liberal no es capaz de garantizar
unos niveles mínimos de vida tolerable para la mayoría de la población, los
regímenes democráticos liberales pueden ser rechazados. Acorde a la tesis de Protágoras, cuando
las democracias liberales no garantizan el bienestar de la población como
criterio moral universal, las instituciones democráticas pierden su valor
utilitario. El relato de la posverdad 2.0 no se reduce a la fabricación de
contenido engañoso, mientras la gente no alcance la liberación social del mundo
de la necesidad material y la liberación epistemológica del mundo material de
las apariencias, todo contenido será engañoso: la Caverna de Platón. Por la
izquierda a Inna Afinogenova (Russia Today, Ahí les va, La Base, Macondo),
Pablo Iglesias Turrión (Diario Gara, Diario Ara, RACC1, Cadena Ser, CTXT,
Hispan TV, Fort Apache, La Tuerka, La Sexta Columna, La Base, Canal Red), Julio
Astillero (Diario La Jornada, Televisa, Imagen Televisión). Por la derecha a
Steve Bannon (Breitbart News), Glenn Beck (Fox News, The Glenn Beck Program),
Bill O´Reilly (The O´Reilly Factor, Fox News), Tucker Carlson (CNN, MSNBC, Fox
and Friends Weekend, y Tucker Carlson Tonight en Fox News). La centro y centro izquierda
representada por The New York Times, The Huffintong Post, MSNBC. ¿Cuál es el
estado de los medios de comunicación en Estados Unidos? En un mundo diferente, donde muchos medios de comunicación
han renunciado a la imparcialidad. Para los conservadores nunca ha existido tal
imparcialidad. En los albores de la industria televisiva, tres cadenas, ABC,
CBS y NBC, destacaban sobre las demás. Los informativos de ABC, CBS y NBC han
perdido audiencia de forma vertiginosa en las últimas cuatro décadas. En 1980,
la audiencia total rondaba los 50 millones de espectadores. En 2011, los tres
programas juntos apenas rozaban los 22 millones, y el espectador medio era
sexagenario. El 11 de noviembre
de 2024 CNN sorprendía con su audiencia más baja después de la segunda victoria
de Trump: 61.000 espectadores del grupo demográfico crítico de adultos de 25-54
años. Con el triunfo de Trump en 2018, sintonizar CNN, MSNBC, NBC, CBS o ABC
suponía encontrar la palabra Tump junto a un comentario negativo, raramente
veraz. Los principales canales han visto desaparecer su audiencia en grado
proporcional a su animadversión hacia Trump. CNN perdió el 67% de sus
espectadores durante el horario prime
time y el 65% del total. En el extenso e influyente grupo demográfico que
comprende a los ciudadanos de 25 a 54 años, la cadena perdió el 71% de sus
televidentes tanto durante el día como en horario nocturno. Tras la emisora
radicada en Atlanta, MSNBC registró el segundo descenso más significativo. En
concreto, de un 49% de su audiencia total. Entre los espectadores de 25 a 54
años, perdió el 63%. Durante las horas de máxima audiencia, la caída supuso un
42% de sus espectadores totales y el 58% de los comprendidos entre los 25 y los
54 años. Fox News es el medio de referencia entre los votantes republicanos que
ha sufrido el menor descenso: 12% de sus espectadores totales y de un 15% de
aquellos entre los 25 y 54 años. Para sorpresa de nadie, salvo para ésos medios
con sesgo ideológico, Trump en 2024 obtuvo el voto de los hombres (54%),
blancos (55%), 25-29 años (49%), 50-64 años (52%), 65+ (51%). La audiencia
desaparecida de CNN, MSNBC, NBC, CBS y ABC votó por Trump. La presencia de Elon Musk (Tesla, SpaceX, X), Mark
Zuckerberg (Meta), Jeff Bezos (Amazon), Sundair Pichai (Google), Tim Cook
(Apple), Sam Altman (Open IA), Shou Zi Chew (TikTok), o más en concreto la
Mafia PayPal (Elon Musk, Peter Thiel, David Sacks) es la que ha brindado un
apoyo abierto a Trump. Es cómico que los medios satanicen a Musk, Zuckerberg,
Bezos y Pichai, como si el tecnofeudalismo fuera nuevo: la agenda woke. La novedad es que Trump tuvo la
base social, con la ayuda de la Mafia Paypal, para domesticar a Wall Street (finanzas),
Silicon Valley (tecnología) y Hollywood (ideología), los paladines de la
globalización neoliberal. En México
ocurrió un fenómeno semejante con las verdades alternativas de la 4T. La
derrota de los medios hegemónicos (Televisa, TV Azteca), la victoria de los
medios alternativos, el oficialismo de los medios de izquierda (La Jornada, El
Chamuco) y el periodismo militante (Jesús Ramírez Cuevas, Álvaro Delgado Gómez,
Alejandro Páez Varela, Fabrizzio Mejía Madrid, Federico Arreola, El Fisgón,
Monero Hernández). Pero también el triunfo del infoentretenimiento y los
populismos de derecha e izquierda, representados por Trump y Obrador: Trump
afirma luchar contra el "estado profundo", Obrador afirmaba luchar
contra la "mafia del poder". Obrador insistía en relacionarse con
Cuba, Venezuela, Brasil, Colombia y Bolivia, pero su estilo de gobernar era
trumpista. Todas las estrategias mediáticas que Steven Forti achaca a la
extrema derecha, eran practicadas por Obrador con éxito y por Sheinbaum sin
éxito en Las Mañaneras, el foro de las verdades alternativas y los vociferos de
la 4T: El Chamuco TV, Sin censura Media, El Cahpucero, El Chapucero Today, 24
Noticias-Juca, Sin censura TV, Charro Político, Benditas redes sociales,
Conexión Mx, México informa, Lord Molécula, Mau Rodríguez, Chapucero Network.
El hecho de que Trump en 2025 deje entrar a los youtubers a la Casa Blanca
puede considerarse una imitación de Las Mañaneras: "Para Baudrillard, la era de la simulación,
que corresponde al momento hiperrealista del capitalismo, se caracteriza por
una suplantación de la realidad por sus signos: como consecuencia, la realidad
se agota en sus dobles. Baudrillard establece una diferencia entre disimular y
simular. Disimular: fingir no tener lo que se tiene. Simular: fingir tener lo
que no se tiene. Los simulacros de primer y segundo orden corresponden a la
etapa de la disimulación: tanto la falsificación como la producción serial
remiten a un referente o realidad consolidada, al menos en apariencia. En cambio, los simulacros de tercer orden pertenecen a
la era de la simulación: ni siquiera podría decirse que fingen, puesto que en
verdad ellos mismos anulan la posibilidad de la falsificación, borrando toda
diferencia entre el original y la copia, entre la realidad concreta y su
abstracción, entre la imagen y su imaginación, entre, en suma, la presentación
y su repetición, es decir, la representación. La simulación abre el ingreso a
la época hiperrealista, en la cual se liquida el principio de realidad y, con
ello, todos los referentes que la modernidad pudo concebir a partir de la
existencia de éste principio: verdad, bien, progreso, significado, sexualidad,
poder, etc. Ésto es lo único claro: la simulación hiperrealista no opera como
falsa representación, sino más bien como eliminación de la posibilidad de la
representación. Así pues, según Baudrillard, los simulacros preceden a los
hechos, logran fundarlos. Los avances de los últimos cien años en comunicación
y transmisión de información han desmantelado más de tres siglos de modernidad…
En el orden de los signos-imágenes se produce la siguiente escala de
transición: 1. La imagen es el reflejo de una realidad profunda; 2. La imagen
enmascara y desnaturaliza una realidad profunda; 3. La imagen enmascara la
ausencia de realidad profunda; 4. La imagen no tiene que ver ya con ningún tipo
de realidad… Por su parte, el arte hiperrealista es la manifestación en el
dominio de la estética de la desaparición de lo real por saturación, por
exceso… El momento hiperrealista
de lo social implica que la lógica de la simulación se opone a la lógica de los
hechos. Ésto quiere decir: el modelo precede a los hechos, el simulacro precede
a los acontecimientos. Por tanto, los hechos se confunden con su modelo, lo que
vuelve irrisoria cualquier pretensión de verdad o de distancia… El Pop Art y el
Dadaísmo serán los precursores del Arte Hiperrealista, momento trans-estético
por excelencia del hipercapitalismo. Con el Arte Hiperrealista se confirma la
hipótesis de Baudrillard según la cual la realidad desaparece por su propio
exceso. Así pues: trans-política, trans-estética, trans-cultura. Obscena, la
sociedad sin secreto celebra la transparencia del mal" (Oittana, pp. 259, 260, 261, 262, 263).
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El dualismo
teórico.
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Ellen Meiksins Wood plantea la igualdad moral y la
desigualdad política desde una perspectiva histórica más amplia. La teoría
política occidental no inventó la noción de igualdad humana. La antigua
filosofía china, por ejemplo, cuenta con sus propias formas de igualitarismo.
La teoría política occidental, en cambio, al menos en algunos momentos
fundamentales de su historia, se enfrentó al problema muy específico de hallar
una manera de expresar y justificar el dominio sobre la base de una igualdad
natural. O, dicho con otras palabras, dado el supuesto de la igualdad, el
pensamiento político de Occidente tuvo que hallar las formas de explicar y
justificar la dominación como tal. La noción de una igualdad natural pasó a ser una
cuestión problemática cuando, y precisamente por ello, se emparejó con un
cuestionamiento de la idea misma de autoridad y dominación. Siempre y cuando el
principio de dominación no fuera cuestionado en sus propios términos -ya fuese
como mandato del cielo o incluso, sencillamente, basándose en la tradición- era
perfectamente compatible con la igualdad humana. Pero cuando el propio
principio de dominación era seriamente cuestionado, la cosa cambiaba
totalmente. El peso de la justificación pasó a recaer mucho más sobre la
desigualdad humana como base natural para la dominación y la desigualdad
social. En ésas circunstancias, una noción de igualdad natural podía suponer
una grave amenaza para las élites dominantes. Cuando la plebe cuestionó la
autoridad apelando a la igualdad natural, fue preciso idear estrategias
teóricas y políticas que permitieran superar la amenaza y hacer que las ideas
democráticas acabaran volviéndose en contra de ellas mismas. La historia de
ésta estrategia empieza en la antigua Grecia. El principio de dominación fue
puesto en tela de juicio, en la teoría y en la práctica, de maneras
particulares que distinguieron a Grecia de otras grandes civilizaciones
antiguas. En la comunidad de ciudadanos que constituía la antigua polis griega, la principal relación
política no era la que se daba entre gobernantes y súbditos, sino la relación
entre ciudadanos. Pero ésto no significaba que los
ciudadanos fueran iguales en términos sociales o económicos, sino que los
señores de las tierras y los campesinos pertenecían al mismo cuerpo de ciudadanos,
y compartían una igualdad cívica. Ésto dio lugar a una nueva esfera política,
en la que las divisiones sociales profundas, y los conflictos de clase en
particular, se desplegaron en términos no sólo de luchas abiertas por el poder,
sino en las deliberaciones y los debates cotidianos de las asambleas y los
tribunales. Asimismo, significó
que, quizá por primera vez en la historia, hubo una importante tensión entre la
igualdad económica y la igualdad política. Éste es el contexto en que las nociones de igualdad plantearon nuevos
problemas a aquellos que querían justificar la dominación. Hasta aquel momento,
siempre había sido evidente que el estado representaba la dominación,
concretamente allí donde se suponía que los hombres eran iguales por naturaleza.
Pero ahora, el propio estado -de hecho, sobre todo el estado- representaba la
igualdad. Pese a las desigualdades sociales, todos los ciudadanos, en su nueva
identidad política, eran iguales. Ésto significa que había nuevas maneras de
disimular las relaciones de dominación, con tal que fueran amparadas bajo la
capa de la ciudadanía y la igualdad cívica. No era, por supuesto, una cuestión
sencilla. Pero, como vimos, Alejandro Magno y sus sucesores adoptaron
algo parecido a ésta estrategia cuando, en la defensa de la nueva cosmopolis
imperial, se reclamaron los valores de la polis,
e incluso de la democracia. Las élites hacendadas de la Roma republicana a
algunos de los mismos problemas de sus homólogos griegos. En ésto también
estuvieron obligados a alcanzar acuerdos y acomodos políticos con las clases
inferiores con el objeto de preservar el orden social y salvaguardar sus
propiedades. Aquí, los dueños de las tierras y los campesinos compartían
también una identidad política como ciudadanos de Roma. Pero había diferencias importantes entre la República
romana y la democracia ateniense, diferencias que dieron ocasión, o
requirieron, estrategias ideológicas diferentes. La república estaba, a todas
luces, dominada por la aristocracia senatorial, cuya dominación también era
aceptada en la esfera de lo cívico. Los romanos nunca desarrollaron la noción
de "un ciudadano, un voto", sino que sólo contaban con los votos de
grupo; la identidad de la ciudad no disolvía ni eclipsaba la división entre
patricios y plebeyos, clientes y patronos, el Senado y el pueblo romano. El cristianismo se desarrolló de manera
paralela al estado imperial. El desarrollo de la doctrina cristiana, su
concepción de la divinidad y la relación de la humanidad con Dios se hallan
inextricablemente unidos a la idea imperial romana, que tuvo cambios
importantes durante los primeros siglos de la era cristiana. A medida que el
estado imperial desplazó a la vieja república y se desarrolló según su propia
lógica, el mito del princeps que gobernaba conjuntamente con el Senado de las
primeras décadas imperiales dio paso, inevitablemente, al emperador concebido
como un dominus absoluto. Al mismo
tiempo, la noción republicana de imperio como el fruto de las conquistas
legítimas llevadas a cabo por la ciudad-estado de Roma sería sustituida por una
idea más cosmopolita de un "imperio
mundial de carácter supranacional",
en el que todos los pueblos eran igualmente gobernados por un solo líder
absoluto y del que Roma ya no era su único centro. No es descabellado considerar
la cristianización del imperio como la consumación cultural de ésta
transformación. Tanto la consolidación del estado imperial como la aristocracia
ascendente, sobre todo en Occidente, moldearon la evolución de la teología
cristiana. El "cesaropapismo"
bizantino surgió en Oriente, como una unión de religión y estado en la que el
cristianismo reconocía y aceptaba su subordinación a la autoridad política,
dejando el residuo espiritual del misticismo fuera del estado. Occidente, en cambio, con el tiempo
produjo su propia noción característica de dos poderes iguales, uno temporal y
otro espiritual, cada uno de ellos con sus instituciones y jerarquías
terrenales. Era una forma de pensar la propiedad y las esferas de la autoridad
lo que hacía posible insistir en un logos cósmico universal, en una ley natural
universal y común a todos, en la igualdad de todos los seres humanos y en la
exclusiva preminencia de un Dios omnipotente. Al tiempo que seguía
proclamándose el carácter sagrado de la propiedad privada, la legitimidad de la
desigualdad social y la autoridad absoluta de los gobiernos terrenales: entre ellos
los que, desde cualquier punto de vista razonable, cuestionaban, de algún modo
los principios éticos de la ley divina o de la ley natural. Se trataba de una manera de pensar que
reflejaba las realidades históricas de un imperio cosmopolita, que apelaba a
principios universalistas para sustentar su legitimidad, al mismo tiempo que
coexistía con un tipo de régimen de propiedad privada, al que también sostenía,
sin precedentes: la unión característica de un estado poderoso y una fuerte
propiedad privada. Gran parte de la filosofía estoica romana, por no hablar del
derecho romano, se dedicó a mantener éste equilibrio peculiar defendiendo las
aspiraciones del imperium del estado
al tiempo que consolidaba el carácter sagrado del dominium privado. Tan sólo se requirieron ajustes conceptuales de
orden menor para traducir ésta lógica dualista, con su característica división
entre dos esferas de autoridad, a la división particularmente cristiana
occidental en un reino espiritual y un reino secular. El Nuevo Testamento
atribuye a las palabras de Jesús el principio de que debe "darse al César lo que es del
César y a Dios lo que es de Dios".
El imperium cósmico de Dios coexiste
con el dominium terrenal del César,
de igual manera que el imperium temporal
del César coexiste con el dominium
privado de los ciudadanos hacendados del imperio: "Pablo, el fundador
del cristianismo tal como lo conocemos, fue quien, el defender la obediencia
absoluta a los poderes terrenales, empezó el proceso de traducción, a una
teología cristiana sistemática, de la doctrina de la divinidad universal y de
la igualdad espiritual de todos los seres humanos ante Dios, combinada con las
desigualdades terrenales de propiedad, jerarquía social y autoridad política
absoluta. Estableció sus principios universales desvinculando el cristianismo
de la ley hebrea y sustituyendo el particularismo de lo que era una religión
esencialmente tribal por una doctrina moral trascendente, que extendía la igualdad a todos los
seres humanos, griegos o romanos en igual medida que a los judíos y a los
esclavos no menos que a sus amos… La esclavitud era también compatible con la
doctrina paulina de la igualdad universal… Los principios paulinos obligan al señor, al amo, a reconocer y a
aceptar la igualdad moral del siervo tratándolo bien, pero no representan
ninguna recusación de la institución de la esclavitud. Los principios
teológicos más básicos de Pablo debieron de resultar mucho más gratos a las
autoridades del estado romano que el judaísmo o el cristianismo judío de la
Iglesia de Jerusalén. En una época en que la rebelión judía se oponía a la
hegemonía romana y rehusaba aceptar la divinidad del emperador, en tanto que,
por su parte, los cristianos judíos negaban de manera significativa la divinidad
del César reafirmando la divinidad de Cristo, el ataque universalista que Pablo
lanzó contra el particularismo judaico, y la sustitución que llevó a cabo del
monoteísmo judío por un cosmopolitismo que al mismo tiempo daba al César lo que
era del César, hizo perder fuerza a aquellos intentos de recusar la autoridad
imperial y brindó un nuevo apoyo al universalismo secular del Imperio romano,
sustituyendo, entre otras cosas, las aspiraciones temporales de la ley judaica
por un monoteísmo universalista que, a diferencia de la versión hebrea, dejaba
intacta la autoridad del César. El cristianismo paulino, dicho de otro
modo, llevó a cabo una adaptación del universalismo análoga a los cambios que
habían tenido lugar en la doctrina estoica, una adaptación que atemperó las
consecuencias igualitarias y su potencial recusación de las autoridades
existentes haciendo que la doctrina fuera más agradable a las autoridades de
Roma… una suerte de dualismo que permitía una
separación entre, de un lado, la esfera moral o espiritual y, del otro, el
mundo material en el que las desigualdades sociales e inclusive la esclavitud
prevalecían y la autoridad política estaba facultada para imponer una
obediencia absoluta y universal, al igual que los amos podían obligar a sus
esclavos" (Wood, pp.
193, 195, 196). En tiempos en que
la bandera progresista insiste en decidir quién tiene derecho de hablar y quién
no, y en el que las instituciones impiden el acceso y la participación de las
personas que no comparten las ideologías hegemónicas, es vital recordar las
diferencias entre la democracia moderna y la democracia griega. Para los
demócratas atenienses uno de los principios fundamentales de la democracia era
la capacidad y el derecho de los trabajadores de hacer juicios políticos y hablar
sobre ellos en las asambleas públicas. Los atenienses incluso se servían de un
término concreto para designarlo, la isegoria,
que no sólo significa libertad de expresión en el sentido en que entendemos
éste derecho en las democracias modernas, sino igualdad en el hablar en público. Puede que ésta, de hecho, sea la
idea más característica que haya salido de la democracia ateniense y cuyo
paralelo en nuestro vocabulario político no existe. La libertad de expresión,
tal como la entendemos, tiene que ver con la ausencia de interferencia en
nuestro derecho a hablar. La igualdad de expresión, tal como los atenienses la
entendían, tenía que ver con el ideal de la participación política activa de
los pobres y los trabajadores. La igualdad de expresión, tal como la entienden
los populismos radicales de izquierda y derecha, es amplificar las opiniones de
los partidos. En algunos sentidos, la democracia
griega superaba a la democracia actual. Ésto es cierto en el caso de
procedimientos como el sorteo o la democracia directa, en la que los ciudadanos
ordinarios, y no sólo los representantes, tomaban las decisiones en asambleas y
jurados. En México, la 4T en teoría retoma la práctica ateniense (y florentina
de la "democracia de Dios" de Girolamo Savonarola) del
sorteo y la democracia directa para reformar el Poder Judicial, el problema es
que la 4T sólo entiende como "ciudadanos
ordinarios" a sus
incondicionales, pervirtiendo un ejercicio de la democracia popular. La democracia moderna, al igual que la
antigua, es un sistema en el que los individuos son ciudadanos con
independencia de cuál sea su condición o clase social. Pero si la clase no
supone ninguna diferencia legal para el ejercicio de la ciudadanía en un caso o
en el otro, en la democracia moderna lo inverso es cierto: la ciudadanía afecta
muy poco a la clase. En cambio, no era así en la Grecia antigua ni podía serlo,
pues los derechos políticos tenían efecto de gran calado en las relaciones
entre ricos y pobres. Aquí radica la gran diferencia entre la democracia
antigua y la moderna. En la actualidad, hay un sistema de apropiación que no
depende de las desigualdades jurídicas o de la desigualdad de derechos
políticos. Se trata del sistema que denominamos capitalismo, un sistema en el
que las clases apropiadoras y productoras son libres e iguales ante la ley, en
el que la relación entre ellas, es, se supone, un acuerdo contractual entre
individuos libres e iguales, y en el que incluso es posible el sufragio
universal sin que afecte, de manera fundamental, a los poderes económicos del
capital. El poder de explotación del capitalismo coexiste con la democracia
liberal, algo que hubiera sido imposible en cualquier sistema en el que la
explotación dependiera de un monopolio de los derechos políticos. La razón de que sea posible es que el capitalismo ha
creado nuevas constricciones puramente económicas: la carencia de propiedad de
los trabajadores –o, más en concreto, su falta de propiedad de los medios de
producción, los medios de trabajo- que los obliga a vender su fuerza de trabajo
a cambio de un salario para simplemente acceder a los medios laborales y
obtener los medios de subsistencia, y, asimismo, las exigencias del mercado,
que regulan la economía y hacen cumplir ciertos imperativos de competencia y
maximización de los beneficios. En resumen, el dualismo de la comunidad cívica de la
antigua Grecia: las ideas fundacionales de ciudadanía e igualdad adaptadas para
que sirvieran a la causa de la desigualdad y la dominación. El dualismo
alejandrino cosmopolita: la idea de igualdad y hermandad humana para despojar
de la ciudadanía activa por la pertenencia pasiva a una comunidad cósmica
imaginada. El dualismo imperial romano: la idea de ciudadanía como un
instrumento hegemónico de oligarquía e imperio. El dualismo occidental
cristiano: un logos cósmico universal, una ley natural universal y común a
todos, la igualdad de todos los seres humanos ante Dios, al mismo tiempo que el
carácter sagrado de la propiedad privada, la legitimidad de la desigualdad social
y la autoridad absoluta de los gobiernos terrenales. El dualismo de la política
moderna: la declaración de que los seres humanos o los hombres eran libres e
iguales en el estado de la naturaleza, y luego el argumento de la monarquía
absoluta (Hobbes) o el dominio de las clases hacendadas (Locke). El dualismo de
la democracia moderna: la igualdad ante la ley entre las clases apropiadoras y
productoras, tanto el capital como el trabajo tienen derechos democráticos en
la esfera de lo político, sin que ello suponga una transformación completa de
la relación que existe entre ellos en una esfera económica separada. De hecho,
únicamente en el capitalismo existe una esfera económica separada, con sus
propios imperativos y, por tanto, sólo en el capitalismo la democracia puede
ser confinada a una esfera política separada. La política es un ejercicio de
dialéctica, juegos de palabras y dobles y triples lenguajes. Alejo Schapire en "La traición progresista" (PENÍNSULA
ATALAYA, 2021) menciona que cuando
un gobierno se estrena, suele impulsar rápidamente medidas que dejen en claro
sus ambiciones y marquen el norte ideológico de su incipiente gestión, como
quien hiza una bandera en un territorio apenas conquistado. Es un período
excepcional en el que los simpatizantes de la nueva dirigencia esperan señales
fuertes que confirmen el cambio que apoyaron, mientras la oposición, aún grogui
por la derrota, contempla resignada el giro político del país. En el caso de
España, el regreso del Partido Socialista Obrero Español (PSOE) en 2018 al
palacio de la Moncloa no fue una excepción. La vicepresidenta del Gobierno y
ministra de la Presidencia, Relaciones con las Cortes e Igualdad, Carmen Calvo,
anunció a poco de asumir que el Congreso pediría a la Real Academia Española
(RAE) un informe para adaptar el texto de la Constitución al llamado
"lenguaje inclusivo". La Carta Magna "sólo tiene un lenguaje
masculino, y éso no se corresponde con una democracia desarrollada. Las mujeres
no tenemos por qué reconocernos en el masculino, que además es absoluto en la
Constitución", sostuvo. La izquierda española ya había dado muestras de su
intención de reformar la lengua. Por ésos días, el presidente del Gobierno
Pedro Sánchez ya hablaba de "miembras" (retomando una expresión de la
ministra de Igualdad, Bibiana Aído, para dirigirse a las diputadas) y la
portavoz de Podemos, Irene Montero, de "portavozas". En todo caso, la
decisión del flamante Poder Ejecutivo español de retocar un texto fundamental
con la intención declarada de combatir el sexismo no era original ni aislada.
Otros gobiernos progresistas en otros países ya habían allanado el camino. El
31 de enero de 2018, el Senado de Canadá, gobernado por Justin Trudeau, campeón
internacional del postureo progresista, aprobó una ley habilitando la
modificación del himno con la misma intención. En la nueva versión inglesa de la letra,
los sons (hijos) fueron reemplazados
por us (un nosotros neutro).
"Hemos dado otro paso hacia la igualdad de género", se congratuló
Justin Trudeau en Twitter. Seis años antes, Viena había tomado la misma senda.
En nombre de la lucha contra el androcentrismo, en el himno austriaco la nación
pasaba de ser un "hogar de grandes hijos" a un "hogar de grandes
hijos e hijas". La coalición gobernante en Alemania no se conformaría con
menos. En 2018, la ministra federal de Asuntos de Familia Kristin Rose-Möhring,
del ala socialdemócrata de la alianza con los conservadores en el poder,
propuso el 8 de marzo, Día Mundial de la Mujer, enmendar el himno alemán. Para
referirse a la patria, habría que enterrar el patriarcal Vaterland (váter, "padre"; land, "país") y cambiarlo por
un menos connotado Heimatland (tierra
natal). Otra de sus propuestas consistió en permutar el viril término
"hermandad" por "valiente". Finalmente, Angela Merkel,
mujer a la cabeza de la primera economía de Europa, descartó la iniciativa.
Éstos cambios en textos fundamentales –constitución, himno- de las democracias
occidentales refleja el éxito de la avanzada del movimiento del llamado
"lenguaje inclusivo". Se trata de la parte más visible y simbólica
–afecta los pilares de la identidad nacional- de un fenómeno que tomó forma
primero en grupos feministas, la militancia LGBT y en el ámbito académico,
bastiones del progresismo. En realidad, no existe actualmente un único
"lenguaje inclusivo", sino distintas variantes que coexisten para
tratar de desmontar o "deconstruir" los instrumentos de la opresión.
Decir "los trabajadores" cuando se habla de hombres y mujeres que
trabajan, por ejemplo, "invisibilizaría" a las mujeres, por lo que en
los últimos años empezaron a aparecer grafías alternativas: "lxs
trabajadorxs", "l@s trabajador@s", así como "les
trabajadores", usando la "e" como un tercer género gramatical. Otra estrategia es el desdoblamiento
léxico; referirse, por ejemplo, a "los trabajadores y las
trabajadoras" y preferir la utilización de "persona" en vez de
"hombre", "la ciudadanía" a "los ciudadanos", así
como evitar los artículos masculinos. El lenguaje inclusivo, en la práctica, es
el opio de las mujeres, ya que, aunque su intención es visibilizar su
existencia como sujeto político, a menudo invisibiliza las desigualdades de la
democracia liberal y se queda en la representación semiótica o falsa
conciencia. Un buen ejemplo es la expropiación de la categoría mujer, ya que la
semiótica no depende de la biología.
La nueva derecha.
¸¸¸¸¸
Natascha Strobl en
"La nueva derecha: un análisis del conservadurismo radicalizado" (KATZ
EDITORES, 2022) parte de la tesis de que el conservadurismo es una de las tres
grandes ideologías políticas que surgieron con el advenimiento de los
Estados-nación modernos y con el nacionalismo en los siglos XVIII y XIX
respectivamente. Tiene su base social en la burguesía. Su exigencia más
importante es la conservación de las condiciones existentes, tanto en el
sentido material como en el ideal. Por tanto, se dirige contra
el liberalismo ilustrado, tal como surgió en el curso de la Revolución
Francesa, y al mismo tiempo contra el socialismo (revolucionario), que
cuestionaba las relaciones de propiedad y riqueza. El conservadurismo no es
sólo una ideología defensiva o una contraideología, sino que tiene su propio
inventario ideológico, en el cual resulta fundamental la idea de que la
desigualdad es constitutiva del funcionamiento de una sociedad. Las jerarquías
claras aseguran el orden social. Si éste se desequilibra, surgen las crisis. El
antiigualitarismo conservador está también en desacuerdo con las nociones ideales
y materiales del liberalismo y el socialismo: ni todas las personas son
iguales, ni existe una unidad inseparable entre los valores de "libertad,
igualdad y fraternidad". La jerarquía desde el nacimiento es, pues, parte
integrante de la ideología conservadora. Ésto se pone de manifiesto a más
tardar en la vida laboral, donde los distintos grupos sociales, o sea, el
capital y el trabajo, tienen cada uno su papel específico: son complementarios
y no se enfrentan entre sí. A ésta idea de armonía de clases se suma, como en
el liberalismo, el énfasis en la importancia de la propiedad privada y su
protección, así como, en el plano ideológico –de nuevo a diferencia del
liberalismo y el socialismo –un antirracionalismo programático: la fe religiosa
es al menos igual a la razón humana, si no superior a ella. En resumen,
entonces, por conservadurismo entendemos una actitud antiigualitaria,
antirrevolucionaria y fundada en la armonía de clases cuyos valores más altos
son el orden y la propiedad. Mucho más jóvenes que el conservadurismo, el
liberalismo y el socialismo son el fascismo y el nacionalsocialismo. Éste
conjunto de términos se refiere a las corrientes políticas que se desarrollaron
después de la Primera Guerra Mundial. En ellas subyace una ideología antidemocrática,
antisocialista y antiliberal, pero no antirrevolucionaria, que se manifiesta en
la unión del movimiento, el partido y el Estado. En el fascismo y en el
nacionalsocialismo es central una visión del mundo bélica y soldadesca: todos
los ámbitos de la vida se consideran el escenario de una lucha permanente. La historia
se desarrolla como un proceso dinámico en el que un grupo –un pueblo o una
nación- debe imponerse ante fuerzas hostiles. Para ello, debe organizarse en
consecuencia. El fascismo y el nacionalsocialismo se diferencian del
conservadurismo por su carácter decididamente transformador de la sociedad, en
algunos aspectos revolucionario. A diferencia del conservadurismo, no quieren
(simplemente) preservar o restablecer (reaccionariamente) un antiguo régimen,
sino avanzar hacia un futuro que, sin embargo, se concibe sobre la base de un
pasado (ficticio) mistificado. Éste mito
es a la vez un punto de referencia central y una imagen de sí mismo. Alimenta
la idea de una utopía fascista que debe realizarse a través de una
reconstrucción de la sociedad, según determinantes populares, nacionalistas,
culturales y biológicos. Existen amplios y acalorados debates sobre la
definición correcta del fascismo y su relación con el nacionalsocialismo. A
menudo se destacan las similitudes; desde ésta perspectiva, el
nacionalsocialismo aparece como una forma extrema de fascismo. Según los
representantes de una definición muy restringida del fascismo, el término sólo
es aplicable al gobierno estatal del fascismo italiano (1922-1945). Sin
embargo, ésto lo convierte en un mero nombre propio de éste fenómeno histórico
concreto –la dictadura del "Duce" Benito Mussolini- y no puede
aplicarse a fenómenos similares y contemporáneos, ni a los movimientos, partidos
y organizaciones actuales. A la inversa, es importante no intentar una definición
demasiado amplia en la que se incluyan todos los fenómenos de la (extrema)
derecha política, ya que entonces el "fascismo" se convierte en un
término que denota puramente el horror, sin permitir ya ninguna precisión
significativa. La agudeza en la definición también es necesaria cuando se
utiliza el término "nacionalsocialismo" para captar la diferencia y
los reajustes estratégicos de la extrema derecha. Etiquetar todo con los
llamativos rótulos de "fascista" o "nacional socialista" no
es más que un obstáculo. Las diferencias del nazismo con el fascismo que se
citan con más frecuencia en las investigaciones son un antisemitismo rabioso y
eliminatorio, el papel destacado del racismo pseudocientífico y la singular
ruptura con la civilización provocada por el Holocausto o la Shoah. También hay
argumentos convincentes contra la opinión de que el nacionalsocialismo puede
entenderse (simplemente) como una forma (extrema) de fascismo. En éste caso, la
atención se centra menos en las diferencias ideológicas que en las divergencias
resultantes en la práctica de las condiciones materiales (la altamente
tecnificada Alemania tenía diferentes posibilidades que, por ejemplo, la mucho
menos industrializada Rumanía) y el equilibrio de poder dentro de los partidos
y movimientos fascistas o nacionalsocialistas. El rabioso antisemitismo del
nacionalsocialismo destaca entre toda una serie de características que se
derivan de una ideología de desigualdad radical y de la disparidad de valores
que se deriva de ella. El antisemitismo desempeña un papel más o menos radical
en casi todas las manifestaciones del fascismo y deriva de siglos de
antijudaísmo y antisemitismo en Europa. Sin embargo, más allá de ésto, hay otros
ideologemas compartidos de desigualdad e inequidad basados en ideas populares
de raza, como el antiziganismo o el racismo antieslavo. Además, existen criterios de desigualdad
social como la discapacidad, la enfermedad y la privación social (como el alcoholismo).
Ésto da a lugar a conceptos biopolíticos que pretenden regular la reproducción
con la ayuda de la esterilización, métodos de eugenesia o leyes racionales, y
en casos extremos mediante la eutanasia, para garantizar la "salud pública".
Inherente a todas las manifestaciones del fascismo es, además, una dicotomía de
género radical: a las mujeres se les asigna principalmente la tarea de asegurar
la reproducción del pueblo, que sólo puede crecer mediante el nacimiento de
niños "racialmente deseables". La amenaza constante al
pueblo, a la nación, a la raza conduce a lo que se piensa que es un estado de
sitio permanente, al que hay que resistir mediante la guerra y la conquista. La
ampliación del "espacio vital" para el propio "pueblo" se
convierte así, para el pensamiento fascista, en un acto de defensa y
prevención. La base social del fascismo está constituida por una pequeña
burguesía y unos funcionarios descontentos que, en una época de crisis, se
vuelven contra el bloque de poder gobernante en la cúspide y contra un
proletariado (revolucionario) en la base por miedo al declive social y a la
pérdida de influencia cultural y de valores tradicionales. El fascismo se
convierte, con el tiempo, en una coalición interclasista que incluye a sectores
del proletariado y facciones decisivas de la alta burguesía y la aristocracia,
que se unen bajo la promesa de una reestructuración popular-nacionalista de la
sociedad con la correspondiente exclusión de los grupos definidos como no
pertenecientes a ella. La relación entre el conservadurismo y el fascismo es
precaria: no son transversales entre sí, ni se sitúan en la misma línea. Ambos
se orientan hacia órdenes y jerarquías claras (entre los sexos, en la vida
laboral, etc.), son antiigualitarios y antisocialistas. Pero además de ésas
coincidencias, hay diferencias significativas. El conservadurismo es una
ideología de dominación para asegurar las relaciones (de propiedad) existentes.
El fascismo es una
ideología que –mediante una cierta modificación de las élites de poder- quiere
superar el orden político existente. El fascismo rechaza los movimientos de
emancipación de la modernidad, lo que lo relacionado con el conservadurismo,
pero a diferencia de éste tiene una fuerte afinidad con el progreso
tecnológico, sobre todo en el uso de las técnicas modernas de propaganda. La
religión tiene un estatus muy diferente en los distintos movimientos fascistas,
ya sea por convicción o por cálculo. Para el conservadurismo,
sin embargo, éste elemento es innegociable: aquí, el afecto antirracional se
alimenta directamente de una cosmovisión religiosa. En el fascismo, en cambio,
se desprende de una exaltación metafísica de la idea de pueblo, que va
acompañada de la promesa de una inmortalidad (supraindividual). Peter Berghoff
lo ha llamado "trascendencia profana". En la práctica histórica, los
fenómenos políticos rara vez pueden considerarse de forma pura. Los individuos,
las organizaciones y los momentos históricos están condicionados por una serie
de influencias: ideologías, circunstancias materiales de la época (crisis
económicas, colapsos monetarios, hambrunas, pandemias, guerras), dinámicas de
masas o intereses de los actores particulares. Observar los momentos o procesos
históricos a través de una sola lente –por muy enfocada que esté- siempre
produce una imagen distorsionada. La realidad es compleja y desordenada. No se
ajusta a modelos teóricos, descripciones ni definiciones. En consecuencia,
además de los espectros, que se agrupan en torno a elementos centrales del
núcleo ideológico, existe en la realidad toda una serie de espectros medios o
mixtos. Éstos incluyen, por ejemplo, partidos liberales-conservadores o
movimientos social-liberales. En muchos países, la historia de la
socialdemocracia se caracteriza por la absorción y el abandono de diversos
elementos: "La evolución
de los "verdes" también obedece al intento de combinar varias
ideologías bajo un mismo soporte, la ecología. La situación no es diferente
dentro del espectro conservador y de extrema derecha. Además del fascismo en el
poder, hubo y hay un gran número de corrientes y organizaciones fascistas,
algunas de las cuales estaban y están enfrentadas entre sí. Algunas están
influenciadas por ideas liberales o neoliberales, otras son reaccionarias o
monárquicas, y otras surgieron del conservadurismo. La cuestión de
cómo se diferencian unas de otras es a menudo difícil de responder, incluso
para los estudiosos. A menudo, éste interés por el conocimiento está
fuertemente imbricado por las sensibilidades políticas. En lugar de intentar
separar analíticamente las distintas corrientes de los fenómenos relacionados
para construir un cortafuegos entre ellas, es importante examinar más de cerca
éstas transiciones fluidas y nombrarlas con precisión. Como ya se ha
mencionado, se pueden mostrar éstas transiciones entre todas las corrientes
posibles. Ésto no significa que cada una de ellas tenga la misma relevancia en
los respectivos ámbitos de transición. Por ejemplo, los intentos de los
revolucionarios nacionales de combinar el socialismo y el nacionalismo entre sí
–también teóricamente- fueron interesantes pero manejables y se llevaron a cabo
principalmente por parte de la extrema derecha. El espectro mixto entre el
fascismo y el conservadurismo, por el contrario, requiere un examen más
detallado. Las imágenes de la extrema derecha difundidas por los medios de
comunicación suelen estar muy distorsionadas. Ésto incluye imágenes cliché de
jóvenes con la cabeza afeitada, con chaquetas de bombardero y botas Springer,
que todavía se utilizan de forma irónica en las ilustraciones de los
telediarios, por ejemplo. Además, la atención se centra a menudo en
organizaciones individuales o en los protagonistas de la escena. Pero por muy
importante que sea descubrir las redes y examinar más de cerca a las personas y
organizaciones individuales, no hay que olvidar que el extremismo de derecha es
una ideología. Ésto significa que
las personas pueden difundir la lógica de la extrema derecha –por ejemplo, a
través de determinadas imágenes (lingüísticas)- sin ser ellas mismas
extremistas de derecha. En consecuencia, es importante investigar las
tendencias de extrema derecha en una sociedad, por ejemplo, cómo se discute
algo en público o quién opera con qué marcos y términos. Es precisamente la
parte de la extrema derecha que no se ajusta a éstos clichés anticuados la que
sabe utilizar el lenguaje como arma" (Strobl, pp. 19, 20, 21). A
finales de los años sesenta, se desarrolló en Francia un círculo dentro de la
extrema derecha que aportó tres innovaciones fundamentales. En primer lugar, la
Nouvelle Droite, o Nueva Derecha, tiró por la borda la referencia directa al
nacionalsocialismo: en la Francia de la posguerra, que se veía a sí misma como
una nación victoriosa, la nostalgia nazi no llegó lejos. En su lugar, los
actores encontraron un nuevo modelo: la "Revolución Conservadora" del
período de entreguerras. Con ella, incluso era posible inscribirse en una
especie de historia de resistencia de la derecha sin tener que renunciar a una
actitud antidemocrática, autoritaria y fascista. En segundo lugar, la Nouvelle
Droite eligió un nuevo escenario en el que luchar. En lugar de hacerlo en el
campo de la política en sentido estricto, donde es necesario fundar partidos,
ganar elecciones y entrar en los parlamentos, querían alcanzar el éxito en el
"espacio prepolítico". Para ésta estrategia, la Nouvelle Droite se
basó en el teórico marxista italiano Antonio Gramsci y su teoría de la
hegemonía. Gramsci escribió sus reflexiones en la cárcel del fascismo italiano.
Según él, en una sociedad industrial compleja no basta con golpear para llegar
al poder. Para poder aplicar los propios planes e ideas, primero hay que
conseguir una amplia aceptación social. Sólo entonces el cambio en la cúpula
del Estado podría tener éxito a largo plazo. Para Gramsci, el poder formal era sólo el último paso
de una profunda convulsión social. Consideraba que la tarea democrática de un
partido progresista era hacer visible y tangible la cultura de la clase obrera.
Para ellos, los intelectuales que también provienen de la clase obrera y pueden
hablar desde ésta posición (Gramsci los llamaba "intelectuales
orgánicos") tendrían que forjar una amplia alianza: con los intelectuales
tradicionales (artistas, escritores, que se ven a sí mismos como una clase en
sí misma, fuera de la sociedad, pero que desempeñan un papel importante en
ella), así como con todas las demás fuerzas sociales, para llegar finalmente al
poder como "bloque histórico". Pero ésto requiere una hegemonía
cultural: en el plano del discurso público o en el ámbito de la educación, debe
haber un acuerdo para que las propias ideas, las propias prácticas, el propio
lenguaje respondan a la sensibilidad de una mayoría. Los actores de la extrema
derecha han adoptado la teoría de la hegemonía de Gramsci. Al hacerlo,
rechazaron todo lo que tenía de democrática o marxista. Su objetivo no era
mejorar las circunstancias de la mayoría de la gente (superando el sistema
capitalista), sino lograr la hegemonía para llegar al poder ellos mismos. Éste
gramscianismo de derecha (que es injusto con Gramsci) es la directriz teórica
según la cual opera la Nueva Derecha. Y la estrategia adaptada se muestra sobre
todo en el campo del lenguaje. Mientras que para Gramsci la hegemonía implica
mucho más que el mero dominio del discurso, la Nueva Derecha se centra en el
lenguaje y lo utiliza como arma. No para persuadir, sino para destruir el
discurso democrático. Para ello, se ha dotado de todo un arsenal de medios
apropiados, desde el establecimiento de determinados marcos hasta el desarrollo
de narrativas y técnicas de argumentación. Ésto incluye también una apariencia
adecuada: para no asustar a los círculos conservadores, la Nueva Derecha se
presenta como enfáticamente conformista y civilizada. Los protagonistas de la Nouvelle Droite
eran todos hombres de instituciones académicas de élite. Procedentes de un
supuesto centro de la sociedad, se veían a sí mismos como intelectuales
orgánicos (en el sentido de Gramsci) y se esforzaban por ganarse a los miembros
de la élite culta como "multiplicadores". Debido a sus orígenes, al
escenario elegido por el discurso público y a la estrategia adoptada,
pretendían –y ahí radica la tercera de las innovaciones mencionadas- establecer
un vínculo entre los círculos conservadores y los fascistas. La Nueva
Derecha nació como un espectro mixto o superpuesto entre la extrema derecha
tradicional (racial, neonazi) y el conservadurismo burgués partidario del
Estado. Ésta concepción de la ideología se extendió de Francia a Alemania
primero, y más tarde a Austria y al mundo anglosajón. A principios del siglo
XXI, surgió una nueva generación de la Nueva Derecha. Una fuente de inspiración
fue, y sigue siendo, CasaPound Italia, una organización que surgió en Roma en
2003 y que sigue abiertamente la tradición del fascismo italiano, tratando de
unir el activismo político, la cultura pop, la lucha cultural y las relaciones
públicas. En Alemania, la Nueva Derecha se agrupa en torno al Instituto de
Política Estatal, fundado en 2000, la editorial Antaios en Schnellroda, lanzada
el mismo año, y la revista Sezession, publicada desde 2003. Las figuras
centrales son el matrimonio Götz Kubitschek y Ellen Kositza. En Francia, la
Génération Identitaire surgió finalmente en otoño de 2012, y ha encontrado
muchos imitadores en toda Europa como "Movimiento Identitario". Abrió
nuevos espacios, especialmente en la esfera digital, y también se apoyó cada
vez más en las imágenes, los memes y los vídeos: "Ésto, a su vez, es lo que los
identitarios tienen en común con el movimiento Alt-Right que se desarrolló
paralelamente en los Estados Unidos. Así que ahora, al comienzo de la tercera
década del siglo XXI, nos enfrentamos a una Nueva Derecha que se reproduce
principalmente a través de los espacios digitales y utiliza éste campo para
librar su batalla cultural por las mentes de la gente. Por supuesto, no opera
en el vacío. Muchos actores han tenido carreras políticas previas y a veces
incluso provienen del neonazismo organizado. También hay repetidos puntos
de contacto con otros ámbitos de la extrema derecha. La gente se conoció y
sigue conociéndose, por ejemplo, en las manifestaciones de Patriotas Europeos
contra la Islamización de Occidente (Pegida, por sus siglas en alemán), en las
protestas contra las medidas tomadas por la pandemia de coronavirus, en grandes
eventos como el congreso "Defensores de Europa"; pertenecen a la
misma fraternidad estudiantil nacionalista alemana o escriben en las mismas
revistas. Éste carácter fluido y las influencias cruzadas de unos y otros son
importantes para entender lo que está ocurriendo en éstos momentos. Los años
2015 y 2016 marcan un punto de inflexión, provocado por los grandes movimientos
de refugiados en Europa (y las movilizaciones racistas contra ellos), así como
por el referéndum del Brexit, y en los Estados Unidos por la campaña electoral
y la victoria de Donald Trump. Su éxito no habría sido concebible sin el
ejército de guerreros culturales del movimiento Alt-Right o la derecha
alternativa. Desde principios del siglo XXI, una animada red de actores se ha
reunido bajo ésta etiqueta en los Estados Unidos. Entre ellos figuran
predicadores evangélicos como Paula White, presentadores de radio y televisión
como Rush Limbaugh, fallecido en febrero de 2021, y pundits que llevan el contenido de la extrema derecha a audiencias
masivas en programas políticos de televisión. Una de las figuras centrales es
Ben Shapiro, quien atrae principalmente a un público de derecha más joven.
Shapiro, nacido en 1984, escribió su primer libro a los 20 años y ya tenía una
columna a los 17. De 2012 a 2016,
trabajó como editor de Breitbart News, el principal medio de comunicación
online del movimiento Alt-Right. Con The Ben Shapiro Show, que también se
distribuye como una emisión de radio en directo, es uno de los podcasters más
exitosos de los Estados Unidos. Otra figura intelectual es el psicólogo
canadiense Jordan Peterson. Desde la cómoda y elitista posición de profesor
universitario, Peterson se presenta como un renegado en la lucha contra una
fatal corrección política, el comunismo, la "Antifa" y una vaga
amenaza izquierdista que supuestamente limita la libertad de expresión" (Strobl, pp.
25, 26, 27).
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La burguesía cruda.
¸¸¸¸¸
Precisamente con éste modelo de negocio de la
comunicación se ha desarrollado una escena mediática de extrema derecha que no
carece de recursos ni de invitados y cuyos protagonistas llegan a sus
seguidores a través de YouTube, Facebook o Twitter. Cada uno de ellos tiene un
enfoque diferente, que va desde las fantasías evangélicas revivalistas y el
racismo descarado hasta el antifeminismo y la misoginia. Establecen los temas
de conversación, las imágenes del lenguaje y los memes que se copian millones
de veces en foros como 4chan, 8chan, en comunidades de jugadores o en Reddit. Con Donald
Trump, el puzzle se ha completado. Alguien que piensa igual que ellos, se
convirtió en presidente de los Estados Unidos. Los medios conservadores
clásicos no son meros receptores pasivos de la agitación de la extrema derecha.
Al mismo tiempo, existe una radicalización desde el interior de las clases
medias conservadoras hacia el abierto extremismo de derecha, y en la Nueva Derecha
éstos dos movimientos se encuentran. Ésto se basa en el pensamiento
autoritario, que también se expresa en un fenómeno sociológicamente
relacionado: la burguesía cruda. En una sociedad capitalista, la burguesía
cruda no es un fenómeno excepcional, sino un ideal francamente deseable. El
sociólogo Wilhelm Heitmeyer fue el primero en describirlo. Como señala, el foco
de atención "no está en la clase económica, sino en el hecho de que bajo
una fina capa de modales civilizados y gentiles ("burgueses") se esconden
actitudes autoritarias que se hacen cada vez más visibles, sobre todo en forma
de una retórica cada vez más gamberra. Lo que Heitmayer está viendo aquí es la
tendencia de ciertos estratos burgueses a abandonar la solidaridad social y
sustituirla por una ideología de la dureza". Se articula en un fetiche de
la responsabilidad personal, la eficiencia y la maximización del rendimiento:
"Éstas actitudes se combinan a menudo por el desprecio por los grupos
débiles, por ejemplo en el marco de una lógica economicista o de la
reivindicación de las prerrogativas del establishment, a menudo presentadas con
un gesto de la propia superioridad. Allí donde predomina ésa burguesía cruda, suele faltar
el sentido de la justicia, la solidaridad y la equidad que precisamente no
están vinculadas a la eficacia, la utilidad y la usabilidad ni pueden medirse
con ésos criterios". La crudeza y la violencia se encuentran en todos los
estratos sociales: basta pensar en los todavía numerosos asesinatos de mujeres
en todas las sociedades, que no se limitan a un determinado medio. La
diferencia –dice Heitmeyer- es que la crudeza específica del medio burgués se
expresa a menudo de forma encubierta (debido a la fachada de
modales civilizados), pero cuando se hace evidente puede tomar la forma de un
autoritarismo muy seguro de sí mismo y consciente del poder y, por tanto, a
través de las instituciones, los clubes sociales y los medios de comunicación,
tienen una gran influencia en el clima social. La burguesía cruda es
especialmente peligrosa porque es ampliamente aceptada, es decir, se convierte
en hegemónica. Se expresa, por ejemplo, en numerosos think tanks que trabajan para abolir el Estado de bienestar o
prohibir el voto a los desempleados. También existen movimientos del siglo XX
en ésa dirección: las vanguardias y el arte. En éste contexto, se inscriben
también los bestsellers de Thilo
Sarrazin, como Deutschland schaff sich ab
(Alemania se está deshaciendo de sí misma, 2010) o Feindliche Übernahme. Wie der Islam den Fortschritt behindert und die Gessellschaft bedroth (Adquisición hostil. Cómo el Islam impide el progreso y amenaza la
sociedad, 2018), en los que difunde ideas del darwinismo social. En tiempos de
pandemia, tales tendencias se han puesto de manifiesto en las discusiones sobre
el contagio y el dejar morir a los "enfermos y débiles", que
partieron de la "Declaración del Great Barrington" y del Instituto
Americano de Investigación Económica y fueron transmitidas también por muchos
periódicos burgueses, como el NZZ,
como una contribución normal y racional. Los miembros de otras clases no tienen el (dudoso)
privilegio de que su crudeza vertida en palabras se considere socialmente
aceptable y discutible. Ahora, los partidos de extrema derecha existen en
muchos sistemas políticos. Algunos existen desde hace mucho tiempo, como el
Partido de la Libertad (FPÖ, por sus siglas en alemán) en Austria, cuyo partido
predecesor, la Federación de Independientes (VdU, por sus siglas en alemán), se
fundó cuatro años después del final de la Segunda Guerra Mundial; otros han
entrado recientemente en la escena política y la han cambiado, como la
Alternativa para Alemania (AfD, por sus siglas en alemán). Se trata de
los clásicos partidos de oposición; si participan en el gobierno, significa
romper tabúes y marcar una cesura en el respectivo sistema político. A
diferencia del conservadurismo clásico, los partidos de extrema derecha aspiran
a una transformación rápida y completa de la sociedad. Los partidos
conservadores, en cambio, quieren mantener el status quo o cambiarlo sólo con cautela. Cuando dan un paso a la
extrema derecha, impulsados por la dinámica de la burguesía cruda, surge el
conservadurismo radicalizado. Por conservadurismo radicalizado, Strobl entiende
una transformación de los principales partidos conservadores existentes. Se
trata de partidos con una larga tradición y una historia accidentada que no se
centran en grupos sociales particulares, sino que encuentran apoyo en diversas
facciones de la burguesía y/o empresariado, así como entre el campesinado, los
trabajadores de cuello blanco, los académicos o los sectores obreros: partidos
comodín que pretender atraer al mayor número posible de personas diferentes, de
forma similar a lo que la socialdemocracia intenta hacer algo más a la
izquierda del espectro político. Ambos bandos –centro-izquierda y
centro-derecha- habían acordado un consenso de posguerra, que, por supuesto,
tuvo que ser renegociado una y otra vez, pero que se basaba en un acuerdo de
principio: los conservadores y
los empresarios, por un lado, y la socialdemocracia y los trabajadores, así
como los sindicatos, por otro, reconocían el equilibrio de poder existente
entre ellos y no intentaban con todas sus fuerzas imponer sus respectivos
objetivos e intereses frente a los del otro bando. En Austria, éste consenso se
manifestó en la colaboración social, como se denomina a la cooperación entre
las asociaciones de empresarios y trabajadores; los conflictos debían
resolverse y arreglarse mediante una conciliación de intereses. En Alemania,
el concepto de economía social de mercado, en particular, representa ésa
búsqueda de equilibrio. Éste consenso siempre ha sido frágil y se ha roto una y
otra vez, por ejemplo durante la época de Margaret Thatcher como primera
ministra en Gran Bretaña o durante los gobiernos reformistas del canciller socialdemócrata
Bruno Kreisky en Austria. Ambos aplicaron sus planes sin tener en cuenta a los
respectivos partidos de la oposición. En el caso de Thatcher, ésto significó el
aplastamiento sangriento de los poderosos sindicatos británicos y la desolación
duradera de las ciudades y comunidades obreras; en el de Kreisky, una
modernización fundamental del sistema educativo y la integración duradera de
trabajadores ascendentes y prósperos. Sin embargo, en general, el consenso de
posguerra se mantuvo. En Austria incluso se manifestó en forma de una gran
coalición que gobernó de manera ininterrumpida hasta 1966 y luego de nuevo a
partir de 1987. Sin embargo, en 2000, se rompió por segunda vez cuando el ÖVP
formó gobierno con el FPÖ de Jörg Haider. Después de que el Partido
Socialdemócrata de Austria (SPÖ, por sus siglas en alemán) y el ÖVP volvieran a
unirse en 2007, la gran coalición perdió cada vez más apoyo entre la población
hasta que Sebastian Kurz puso fin a ésta forma de asociación. En el sistema
bipartidista de los Estados Unidos, la evolución fue algo diferente, el
desplazamiento de la clase política o casta. En principio, sin embargo, había consenso en que los
presidentes estadounidenses procedían del sistema político establecido. Los
presidentes habían sido antes gobernadores, senadores o vicepresidentes. Los
que estaban fuera del sistema político, como el exactor Ronald Reagan, por
ejemplo, lo hizo como gobernador de California. A pesar de todos los puntos de
inflexión políticos e ideológicos, éste vínculo común no se rompió. Hubo muchos de ellos: Reagan con su reaganomics neoliberal, que actuó al
compás del thatcherismo en Gran Bretaña; o la campaña de Afganistán, las
medidas antiterroristas domésticas y la tercera Guerra del Golfo de George W.
Bush. Sin embargo, siempre se invocó el bipartidismo, es decir, la disposición
de ambos partidos a dejar de lado ciertas diferencias por el bien del país, a
comprometerse y compartir las decisiones importantes. Así, incluso muchos
congresistas demócratas (como el actual presidente Joe Biden) votaron a favor
de las guerras y las restricciones de derechos fundamentales en nombre de la
lucha contra el terrorismo. La primera ruptura real y claramente visible –de
forma habitual, en el entendimiento y en la práctica política- fue Donald
Trump, aunque ésto ya se había hecho evidente en los años de Obama con la
aparición del Tea Party como movimiento de base ultraconservador. El
conservadurismo radicalizado es la vez una ruptura y una continuidad de los
desarrollos que lo precedieron. El partido conservador cancela unilateralmente
el –precario- consenso con el partido más izquierdista que apoya al Estado y
con el movimiento obrero (históricamente) organizado. Sin embargo, el
conservadurismo radicalizado no cae del cielo. Los partidos conservadores no
son tomados desde afuera, sino que las tendencias dentro de ellos se refuerzan.
Pueden humear dentro del partido durante años y luego hacerse visibles con
dureza, audacia y por falta de resistencia interna. Ni Trump ni Kurz aparecieron
de la nada: "El año 2008
es una cesura cuya enorme importancia no ha sido realmente comprendida hasta el
día de hoy. En un año, casi toda la economía mundial se derrumbó y en muchos
ámbitos todavía no se ha recuperado. Las seguridades de millones de personas en
todo el mundo desaparecieron, sus vidas se pusieron patas arriba y los
responsables no recibieron ningún castigo. El resultado –también y
especialmente en los Estados Unidos- fue el desempleo y el aumento de los
trabajos precarios. El trabajo fijo, predecible y regular fue sustituido por
trabajos ocasionales y de disponibilidad constante. A su vez, la
presión exterior sancionó el desempleo cada vez con mayor intensidad, tanto
financiera como social y moralmente. Desde entonces, las personas que no tienen
bienes y dependen de su trabajo han sido trituradas entre éstas piedras de
molino. Paralelamente, se produjo una polarización cada vez más fuerte de la
derecha a nivel social. "Lo políticamente correcto" se convirtió en
un término odiado que combinaba todo lo "malo" del mundo: feminismo,
antirracismo, visibilidad LGBTQI+, etc. En ésta división tanto económica como
social, la extrema derecha experimentó un auge dentro y fuera de los
parlamentos. Con cierto retrato, éste giro político hacia la derecha llegó
también a los partidos conservadores. En Hungría, Viktor Orbán volvió a ser el
primer ministro en 2010, y durante los diez años siguientes reestructuró
completamente el país siguiendo líneas autocráticas. Un año antes, el
movimiento Tea Party en los Estados Unidos ya había creado un centro de poder
tanto dentro como fuera del partido. El éxito de Trump habría sido inconcebible
sin los caminos que éste abrió en el Partido Republicano y en el discurso
político mediático. Hasta la noche electoral del 8 de noviembre de 2016, muchos
pensaban que era imposible que Trump pudiera desempeñar un papel en la alta
política. Otras voces, como la de Michael Moore o Sarah Kendizor, lo advertían,
sin embargo, porque el juego de las carencias económicas, la guerra cultural de
la extrema derecha y la crisis de confianza en el Estado habían preparado el
terreno para un candidato que simplemente no era como los de antes. Éste alejamiento demostrativo y
performativo de la "política normal" lo ha logrado en Austria
Sebastian Kurz. En 2011, con tan solo 24 años, Kurz pasó de ser miembro del
Ayuntamiento de Viena y presidente de la organización juvenil del ÖVP, el
Partido Popular de los Jóvenes (JVP, por sus siglas en alemán), a miembro del
gobierno federal. Hasta 2013, fue secretario de Estado de Integración, y,
posteriormente, ministro de Asuntos Exteriores. Al principio se le consideraba
la esperanza del ÖVP para el futuro y un posible candidato a canciller, que
además gozaba de altos índices de popularidad entre la población" (Strobl, pp.
34, 35). Tras la dimisión del líder del ÖVP, Reinhold Mitterlehner, en 2017,
Kurz fue elegido como su sucesor. En su libro Haltung, de 2019, Mitterlehner habla de las intrigas, el acoso y
las historias sensacionalistas inventadas que Kurz y sus confidentes lanzaron
para deshacerse de él después de que se negara a actuar como maestro de
ceremonias de la Gran Coalición. El plan filtrado para tomar el poder en el
partido y en la cancillería, "Proyecto Balhausplatz", muestra
claramente el inmenso nivel de detalle que se preparó para el cambio. En éste
documento ya se aprecian claramente patrones autocráticos y antidemocráticos,
como la opinión de que había que "pasar por alto la estructura del
partido" y que se necesitaban "jóvenes" para Kurz "en la
primera fila". El contenido del documento también estaba ya claro:
"Cuestiones del FPÖ, pero con la vista puesta en el futuro". Por
grandes que sean las diferencias entre Kurz y Trump, ambos han reconocido
claramente que en la política del siglo XXI lo importante son sobre todo la
narrativa, la historia y los sentimientos asociados a ella. Ya no se trata de
elaborar un programa detallado y defenderlo de la forma más convincente
posible. Se trata de transmitir una nueva sensación de seguridad. En tiempos de
dislocación social y económica, no se trata de un sentimiento defensivo y
estático, sino agresivo y dinámico. La promesa de afirmar la necesidad subyacente es el
núcleo ideológico del conservadurismo radicalizado. El conservadurismo
radicalizado pretende ocupar una posición por fuera del sistema político. Se
trata de una paradoja, ya que los partidos en cuestión son antiguos y
estatistas. La atención otorgada a la figura del líder va acompañada de una
transformación de gran alcance de todo el partido. Éste último funciona ahora
sólo como un vehículo para la figura del líder. El
conservadurismo radicalizado adopta las estrategias y el lenguaje del populismo
de derecha o del extremismo de derecha moderno basado en los partidos y
extraparlamentario. Se basa en la polarización más que en el consenso y busca
remodelar el sistema político existente a su favor. Su relación con el público
de los medios de comunicación se caracteriza por la tensión, el favoritismo y
la dureza. Las reglas se rompen repetidamente de forma estratégica y calculada.
Los representantes de la oposición dejan de ser meros competidores o adversarios
políticos y se convierten en enemigos a los que hay que eliminar. En el proceso
se mezclan con oponentes políticos extraparlamentarios para librar una guerra
cultural. La lógica de la guerra cultural atraviesa todos los ámbitos. Ya no se
trata sólo de los asuntos políticos cotidianos, sino de crear una versión
fundamentalmente diferente de la realidad y llevar allí al mayor número posible
de personas. Hay reglas en el mundo de la política. Algunas son de carácter
formal. Entre ellas, se encuentran las normas de procedimiento o los planes de
proyectos, pero sobre todo las leyes y la Constitución. Proporcionan el marco
externo en el que se desarrolla la política. Las reglas informales son menos
fáciles de entender. Están a medio camino entre la decencia y la moral, la
etiqueta y las costumbres, y suelen ser consuetudinarias. Conocer y respetar
las reglas informales es una señal de pertenencia; comienza con la cortesía y
las buenas maneras y se extiende al conocimiento de los procedimientos o los
rituales ensayados y a la idea de que, a pesar de todo el antagonismo, detrás
de la escena la gente se trata de forma amistosa. Ésto esconde el reconocimiento de que la
política siempre tiene un aspecto de "como si", Es decir, la idea de
que las disputas y la adopción de puntos de vista opuestos se deben, entre
otras cosas, a los diferentes papeles de la oposición y el gobierno, y que en
la puesta de escena cada una de las partes se hace cargo de su respectivo
papel. Ésto sólo funciona
mientras el consenso se considere deseable. Los actores del conservadurismo
radicalizado, sin embargo, quieren una ruptura, en última instancia también con
la historia de su propio partido. Con la acelerada velocidad
del quiebre de las reglas, se borran las certezas que se creían seguras, de
modo que, en definitiva, no parece posible distinguir entre lo correcto y lo
incorrecto, entre el comportamiento deseado y el no deseado. El incumpliendo
deliberado de las normas tiene tres funciones. En primer lugar, da la
apariencia de un nuevo comienzo, aunque el propio partido sea en realidad un
símbolo del orden consensuado. La ruptura señala que uno no forma parte del
sistema, que no pertenece al establishment de Washington o que ya no es un
socio natural en una gran coalición paralizante. Uno se ha liberado de las
viejas cargas; ahora ha amanecido una nueva era. En segundo lugar, la ruptura
de las normas conlleva en sí misma ventajas, tanto directas como indirectas,
porque uno se ve ayudado por la (calculada) indignación. En tercer lugar,
algunas violaciones de las normas son buenas para la imagen. En la percepción
pública, es mejor ser inconformista que burgués. Pero nada es más burgués que
el conservadurismo. Romper las reglas confiere el nimbo de revolucionario,
mientras que los críticos que insisten en el cumplimiento de las reglas y la
decencia se quedan con el papel de burgueses. Incluso las infracciones
flagrantes de la ley son celebradas por los seguidores como un signo de
determinación: "¡Toda Europa
quiere un cambio político!". Con éstas palabras Alice Weidel, líder del
partido de extrema derecha alemán AfD (Alternativa para Alemania), felicitó al
político antiislámico y antiinmigración Win Wilders por su victoria en las
elecciones holandesas de noviembre de 2023 (Casert, 2023). Ésto ocurrió justo
un año después de que Giorgia Meloni, la figura política más derechista de
Italia desde 1945, se convirtió en primer ministro del país. El cambio hacia un
gobierno de derecha nacionalista y racista también se produjo en las elecciones
en Suecia, España (a nivel local y regional) y Eslovaquia. En Polonia y
Eslovenia, las coaliciones electas están luchando con las consecuencias del
desmantelamiento de las instituciones democráticas durante los mandatos
anteriores de la derecha. Las encuestas de opinión muestran un fuerte apoyo a
AfD en Alemania, y en Francia el éxito de Marine Le Pen no parece haber
terminado todavía. El triunfo de la extrema derecha en las elecciones está
cambiando el mapa político de Europa. Y no sólo en Europa. En la India, el
nacionalismo hindú de derecha se está extendiendo y en Myanmar, el budismo
ultranacionalista está instigando la limpieza étnica (Soutphommasane, 2019). En
Argentina, la juramentación del populista de derecha Javier Milei reunió en
diciembre de 2023 a representantes de la extrema derecha en todo el mundo,
incluido el presidente húngaro Viktor Orbán, el ex presidente brasileño Jair
Bolsonaro, el líder español de Vox, Santiago Abascal y el líder republicano
chileno José Antonio Kast. "La derecha se está fortaleciendo, no sólo en
Europa sino en todo el mundo", anunció Orbán en ésta ocasión en X, el
antiguo Twitter… De hecho, el expresidente Trump y sus partidarios también
están aumentando nuevamente en Estados Unidos. Después de cuestionar la
victoria del Partido Demócrata en 2020, parecen apuntar a un cambio social
importante, si no total… El antiliberalismo también parece ser un marco difícil
de alcanzar, ya que no hay muchas explicaciones precisas de lo que significa
ser "antiliberal". ¿Es realmente suficiente decir que los regímenes que
ignoran los límites constitucionales de su poder y violan los derechos humanos
y las libertades civiles de los ciudadanos y otros son simplemente democracias
"defectuosas" en el sentido de la separación de poderes, las libertades
políticas y el Estado de derecho? ¿Las elecciones (amañadas) califican a tal
régimen como (antiliberal pero) democrático? Los problemas asociados con el
término iliberalismo se vuelven particularmente claros cuando los regímenes son
etiquetados como "democracias iliberales", lo que implica que
aceptemos su (auto) etiquetado amplificado como democrático" (Jalušič & Heuer, pp. 21, 22, 29).
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La desinformación
rusa.
¸¸¸¸¸
David Alandete en "Fake News: La nueva arma de
destrucción masiva. Cómo se utilizan las noticias falsas y los hechos
alternativos para desestabilizar la democracia" (DEUSTO, 2019), ubica una convocatoria que llevaba por
título "Diálogo de naciones y derecho de los
pueblos a la autodeterminación y construcción de un mundo multipolar". Era la tercera edición del encuentro, cuya finalidad
era llevar a Moscú a representantes de movimientos independentistas de todo el
mundo. Lo había organizado
al detalle el líder del Movimiento Antiglobalización de Rusia, el joven y
carismático abogado Alexander Ionov, un patriota de más de dos metros de altura
y con oficina en uno de los barrios más caros y exclusivos de Moscú. Unos
treinta políticos y activistas de todo el mundo habían sido convocados en
septiembre de 2016 a uno de los hoteles más lujosos –y más intervenidos por los
servicios secretos- de la capital rusa. Según las invitaciones cursadas por
Ionov, en el congreso se analizaría el conflicto entre dos principios
fundamentales de la legislación internacional: la inviolabilidad de las
fronteras nacionales y el derecho de autodeterminación de los pueblos del
mundo. El objetivo final era crear una comisión de trabajo para coordinar la
acción de grupos separatistas en todos los continentes, bajo la supervisión de
Rusia. No se les podía escapar a los asistentes la contradicción de que fuera
precisamente en Rusia donde iban a debatir sobre la independencia: en 2014, el
gobierno ruso había aprobado una ley por la cual se pena con cinco años de
prisión a quien promueva el separatismo dentro de su territorio nacional, lo
que explica que estuvieran ausentes del simposio defensores de movimientos
independentistas dentro de la propia Federación, como el norte del Cáucaso,
tibetanos, tártaros, kurdos o comunidades de la extinta federación yugoslava.
Rusia no será el único país en promover banderas prohibidas en su territorio:
Irán. Ionov había anunciado el encuentro en las redes
sociales como "una
conferencia que reunirá a más de dos docenas de activistas políticos de
diversos Estados cuyas regiones trabajan a favor de la independencia y la
autodeterminación y en contra de la ideología de la dominación mundial y
explotación económica". Para
organizar el evento, por tercer año consecutivo, obtuvo fondos del gobierno
ruso, en éste caso 3,5 millones de rublos (unos 45.000 euros al cambio de
entonces) a través del Fondo Nacional de Caridad, creado por el presidente
Vladímir Putin en 1999 para promover proyectos patrióticos y militares. En la edición
previa, en 2015, la conferencia había tenido lugar en el hotel President, una
mole funcional de ladrillo rojo y titularidad pública a un kilómetro del
Kremlin y a orillas del río Moscova, en el que suelen alojarse altos
funcionarios extranjeros de visita oficial en Rusia. En ésta ocasión, los
asistentes gozaron de una mejora: el Ritz-Carlton, donde se han alojado
dignatarios de todo el mundo, entre ellos Donald Trump durante su célebre
visita a Rusia para la gala de Miss Universo en 2013, de la que surgió un
polémico dossier sobre un supuesto chantaje de las autoridades rusas al actual
presidente estadounidense, incluidos rumores sobre un encuentro con prostitutas
que orinaron sobre una cama en la suite presidencial. Tras las reuniones, los
asistentes, con los gastos pagados a cargo del gobierno ruso, se hospedaron en
otro hotel, el Alfa. Ésta tercera cumbre independentista tuvo lugar los días 24
y 25 de septiembre, apenas seis meses después de la victoria del "sí"
en el referéndum sobre la salida del Reino Unido de la Unión Europea. Los
asistentes estaban lógicamente eufóricos: si el brexit había triunfado en las urnas, ¿no les podía separar a ellos
de la independencia un simple referéndum? "Quiero darle la enhorabuena a
la ciudadanía británica. Su éxito es una inspiración para todos nosotros",
proclamo uno de los asistentes, Nate Smith, líder del movimiento nacionalista
de Tejas. Smith forma parte
de una red de activistas que mantiene que la anexión de Tejas por parte de
Estados Unidos en 1845 fue ilegal y que Washington se comporta como una
potencia colonial. El grupo tiene su propio gobierno, su senado y su sistema de
juzgados, algo que en 2015 había propiciado un registro por parte del FBI,
aunque nadie fue detenido. En la conferencia independentista de Moscú se
trataba a Smith y otros compañeros de viaje como representantes de un sentir
legítimo con objetivos viables. Cada delegación expuso su camino a la
independencia y prácticamente todos hicieron referencia al brexit. Uno de los primeros en llegar fue un hombre uniformado que llevaba la
bandera de Nueva Rusia, de fondo rojo y una cruz azul ladeada reminiscente de
la que ondeaban los confederados del sur en la guerra civil estadounidense.
Nueva Rusia es una confederación, no reconocida internacionalmente integrada
por las autodenominadas repúblicas populares de Donetsk y Lugansk, ambas en
Ucrania. "Para Ucrania ya no somos sujetos, sino objetos", dijo aquel
uniformado a su llegada al hotel. "Es culpa del nuevo gobierno de Kiev,
que es a su vez la marioneta de Estados Unidos. Hoy en día, todos los países
deben vivir de una forma que le convenga a Estados Unidos". Aquel
antiamericanismo sería el tono general del simposio. Fueron tomando la palabra
los delegados de los futuros Estados independientes de la Padania (norte de
Italia); Borinken (Puerto Rico); Nagorno Karajab y Talish (Azerbaiyán), y
Lugansk y Donetsk (Ucrania). Hasta intervino por videoconferencia el rey de
Hawái, Edmund Keli´i Silva Jr. Frente a todos presidía Ionov, que se colocó a
sus espaldas una gran pantalla con una imagen del globo terráqueo visto desde
el polo norte, similar al escudo de Naciones Unidas, y el lema "Todas las
naciones tienen el derecho a la autodeterminación". Preguntado
posteriormente por el periodista Xavier Colás si ésa afirmación afectaba
también a Rusia, Ionov diría que
"Rusia no tiene movimientos separatistas, podemos ir a cualquier parte de
Rusia y preguntar por separatistas; no encontrará usted". Fue invitado a
la conferencia el legislador ultranacionalista ruso Mijail Degtiarev, que no se
anduvo con rodeos. "Los fenómenos más repugnantes que vemos hoy en el
mundo, el racismo, el nazismo, el tráfico de esclavos, nacieron, todos, en la
sociedad europea, ésa misma que dice ser desarrollada. Lo que se llama
democracia estadounidense no es más que porrazos y gas lacrimógeno. Mirad Ferguson, es una dictadura que
quiere ser todopoderosa", dijo, en referencia a los
recientes disturbios raciales en una localidad del estado de Mississippi, en
Estados Unidos. Degtiarev es célebre por su homofobia, que ha intentado
convertir en política de Estado en un país ya de por sí hostil a los derechos
de los gais, proponiendo terapias de conversión a través de psicoterapia y la
prohibición a los gais de donar sangre u órganos. Si, como parece, a los
asistentes en aquella conferencia se les consideraba legítimos representantes
de movimientos socialmente mayoritarios con posibilidades reales de cumplir sus
planes, pronto el mundo tendría una treintena de países más en casi todos los
continentes y, lo que era mejor para Ionov y sus patronos: todos en excelente
sintonía con Moscú. Algunos, directamente escindidos de Estados Unidos y por lo
tanto nada críticos con arengas como la de Degtiarev. Tampoco es que Ionov
engañara a nadie. En un momento del simposio, el propio abogado dijo: "Si
Muamar el Gadafi estuviera aún vivo en Libia, no habría Estado Islámico, crisis
migratoria ni Maidán", en referencia al movimiento proeuropeo de Ucrania.
Su organización había sido registrada en 2012 y se financia sobre todo de
fondos públicos y algunas donaciones. Antes, Ionov había presidido el Comité
para la Solidaridad con los Pueblos de Siria y Libia. En 2013 organizó una
visita a Damasco, donde le propuso en persona a Bachar el Asad ser miembro de
honor del Movimiento Antiglobalización, algo que ya había ofrecido previamente
al expresidente iraní Mahmud Ahmadineyab. Con los años, el interés de Ionov y su Movimiento
Antiglobalización fue virando de la defensa de regímenes afines a Moscú en
Oriente Próximo y el norte de África a la instigación del independentismo, pero
no de cualquier tipo: sólo el de carácter marcadamente antioccidental. En
especial, si procedía de Estados Unidos. Por ejemplo, el que abandera el líder
del movimiento independentista californiano: Yes California!, Louis Marinelli.
Éste intervino en aquel congreso para anunciar la inminente apertura de un
consulado de su futuro país en la ciudad rusa de Ekaterimburgo, a 1.800
kilómetros de Moscú y en plenos Urales. Según declararía el mismo
Marinelli posteriormente, el supuesto consulado funcionaría como un centro
cultural a fin de presentar a los rusos la historia de California y también se
dedicaría a establecer relaciones de negocios y turismo con los rusos. "Es
importante para nosotros demostrar a Washington que su principal enemigo
geopolítico (Rusia) apoya la autodeterminación de California y está dispuesto a
cooperar en todos los sentidos, a diferencia de Washington", diría. El
falso consulado abrió en diciembre de 2016 y desde entonces poco se ha sabido
de sus actividades. Marinelli vive con su mujer en Ekaterimburgo, donde da
clases de inglés. También tomó la palabra en el congreso el presidente del
partido Uhuru, un movimiento africanista de ideas socialistas. Omali Yeshitela
pidió que se condenase al gobierno de Estados Unidos por "el genocidio de
los afroamericanos" y que quedasen libres absolutamente todas las personas
de raza negra en cárceles estadounidenses. "La elección de Barack Obama
como presidente de Estados Unidos es una muestra del poder neocolonialista
escondido tras una cara negra", dijo. En la conferencia independentista
había, por segundo año, representación catalana. Era, de hecho, uno de los
platos fuertes, anunciado por Ionov y su Movimiento Antiglobalización a través
de Sputnik, uno de los principales medios de la agitación propagandística rusa:
"Los organizadores
cuentan con invitados de Cataluña, Irlanda del Norte, el Sáhara Occidental,
Escocia e incluso Estados Unidos, con estados y territorios como Hawái, Puerto
Rico, California y Tejas", anunció el diario. Y aunque en el caso de
Cataluña el apoyo social a la independencia es proporcionalmente mucho mayor
que en California o Hawái, el abogado Ionov sólo pudo dar con un invitado
desconocido en las esferas políticas catalanas. Se trataba de Enric Folch, y
conviene recordar su nombre, porque sus palabras serán utilizadas repetidamente
en ésta crisis de desinformación. A los asistentes se
presentó como secretario internacional del partido Solidaritat Catalana per la
Independència, que a los oídos de los independentistas de Tejas o Hawái debió
de sonar muy bien, ya que el propio enviado lo definió como "una coalición
de seis partidos políticos que se formó en 2010 para participar en las
elecciones parlamentarias en Cataluña, cuyo fin es la consecución de la
independencia de Cataluña y su constitución como Estado soberano en el seno de
la UE". Lo cierto es que ésa coalición no logró un solo diputado
autonómico en las últimas elecciones que se presentó. En las anteriores, en
2010, había obtenido cuatro escaños y ninguno de ellos lo ocupó el propio
Folch. Éste tiene lazos con Rusia desde 1991, año en que se trasladó a aquel
país, inmerso en el trance de salida del comunismo, para asesorar a empresas
españolas y europeas que quisieran hacer negocios allí. Hoy está afincado, de
nuevo, en Barcelona, tras vivir en Londres. En la reunión, Folch presentó
imágenes de las recientes manifestaciones multitudinarias en Barcelona del 11
de septiembre, un día simbólico para el nacionalismo catalán en el que se
conmemora la derrota de 1714 en la guerra de Sucesión, cuando Cataluña, con un
ejército defensor del archiduque Carlos de Austria, capituló ante las tropas de
Felipe V de Bourbon. Desde hacía tres
años, aquellas marchas habían crecido sustancialmente por la invalidación de
varias provisiones del estatuto de autonomía. El argumento de Folch era claro,
y así lo demostraban aquellas fotografías plagadas de manifestantes y de
banderas: la población de Cataluña estaba mayoritariamente a favor de la
independencia, ante la asfixia cultural y económica de España. A aquella
reunión de independentistas había acudido un centenar de periodistas, incluidos
empleados de los portales públicos del Kremlin"
(Alandete, pp. 24, 25). A varios de ellos les atendió Folch, quien no ocultó
que le gustaría que una Cataluña independiente tuviera buenas relaciones con
Rusia, un país con poder de veto en el Consejo de Seguridad de la ONU.
"Desde el punto de vista de Cataluña, desde hace mucho tiempo tenemos
relaciones muy amistosas con Rusia, hay muchos rusos que viven en Cataluña
felizmente y sin ningún problema. Consideramos que los rusos son nuestros
amigos. Y, por supuesto, Rusia es una gran potencia y no debemos olvidarnos de
Rusia de ninguna manera. Ésto significa que, en cualquier caso, una Cataluña
independiente hará lo mejor que pueda para tener una buena relación con Rusia
en el ámbito económico, cultural y social. Estoy seguro de que rusos y
catalanes podemos llegar a acuerdos importantes", dijo. Según recuerda
Folch, que accedió a hablar conmigo en septiembre de 2018 sobre aquel congreso,
el intercambio con los periodistas que le entrevistaban continuó de la
siguiente forma: PREGUNTA: En caso de que España utilizase la fuerza contra Cataluña, ¿aceptaría
ésta la ayuda militar de Rusia? RESPUESTA: Ésta
pregunta no tiene lugar. El pueblo catalán es pacífico, democrático, ni nos
planteamos ésta situación. PREGUNTA: ¿Una Cataluña
independiente reconocería a Crimea? RESPUESTA: No sé lo que
reconocerá el Parlamento de Cataluña si es independiente, pero en cualquier
caso estoy seguro de que Cataluña, aunque ésto ya es opinión personal,
reconocerá a cualquier país que efectivamente haya accedido a la independencia
por vías democráticas, pacíficas y normales. En 2014, Putin en persona había anunciado la entrada
de Crimea en la Federación de Rusia después de que las fuerzas armadas de éste
país tomaran el puerto de Sebastopol, en el mar Negro. Era la primera anexión
por parte de un Estado del territorio soberano de otro en la Europa continental
desde que acabara la Segunda Guerra Mundial. Aquellas acciones provocarían una
apabullante condena internacional y una serie de sanciones económicas, a las
que España se sumó. En aquel momento, en aquella sala del hotel Ritz-Carlton de Moscú, nació la
primera noticia falsa sobre Cataluña procedente de la gran maquinaria de
injerencias rusa. El titular que publicó primero Izvestia en ruso, y que pronto replicó Sputnik en inglés fue:
"Una Cataluña independiente reconocerá que Crimea es rusa". Es imposible
afirmar que el gobierno ruso organizara de forma directa o indirecta una
conferencia de independentistas sólo para buscar informaciones que apuntaran a
una posible legitimación de sus aspiraciones anexionistas de Crimea. Folch
defiende que nadie le dijo qué decir a la prensa y no hay razones para dudar de
su palabra. Pero ahí estaba: la posibilidad de recordarle a Occidente que tiene
sus propios problemas y que Moscú no dudará en aprovecharlos en beneficio
propio. Ésa es la razón de ser de ésos medios en apariencia minoritarios
creados y alimentados para presentar un mundo alternativo donde Hawái tiene un
rey, Tejas cuenta con un presidente y a Folch se le atribuye la capacidad de
reconocer en nombre de toda Cataluña que Crimea es y será siempre rusa. Izvestia citó a Folch en mayor detalle:
"¿Y por qué no reconocer a Crimea? En la península se realizó un
referéndum, en el que la gente optó por unirse a Rusia. Debemos respetar los
resultados de éste plebiscito. Y aunque una Cataluña independiente seguirá en
la UE, ésto no afectará a sus decisiones. Lo mismo ocurre con las sanciones
contra Rusia. Las restricciones económicas nunca han ayudado a resolver
problemas". Hoy, Folch defiende
que ésas palabras son en realidad una interpretación libre del periodista, que
empleó un traductor y mezcló el enunciado de sus preguntas con las respuestas
del entrevistado. Inmediatamente tras Izvestia,
Sputnik publicó una nota similar en inglés: "Una Cataluña independiente
reconocerá que Crimea es rusa". Aquella noticia, ya muchas veces
modificada sin fe de errores o reconocimiento alguno, es un ejemplo de libro de
desinformación, desde su primera hasta su última letra. De una fuente
no oficial, que expresa algo que no es más que una opinión, extrae un titular
contundente y de unas implicaciones enormes sobre la vida política de todo un
continente y sus aliados y, sobre todo, en línea con lo que le interesa a
Moscú: más independentismo en Europa y la legitimación de la anexión de
territorios de mayoría rusa en el continente. En los días siguientes se
hicieron eco de la información, en diversos idiomas, todo tipo de diarios en la
misma órbita, incluidos el canal iraní en español Hispan TV y el portal griego
Elkratos. El titular, compartido en plataformas como Facebook o Twitter, logró
decenas de miles de interacciones en diversos idiomas. Aquella noticia
fundacional de la desinformación en la crisis catalana era un modelo de cómo la
gran maquinaria de injerencias rusa funcionaría en los meses siguientes:
personajes de segunda o tercera fila dando titulares rotundos y alarmistas,
como que la OTAN podría bombardear Madrid, que los tanques estaban en las
calles de Barcelona o que Europa contaría con medio centenar más de países. Su
efecto fue amplificado por una gran parte de la población catalana que ya
albergaba el ansia de romper con España con argumentos a veces racionales pero
que en la mayoría de los casos apelaban más a las emociones que a la razón, en
la primera gran crisis de la posverdad en España. Cuando Folch vio lo que Sputnik
había publicado, llamó a los organizadores del evento y se quejó del titular: "Éste cambió poco después por
"Un grupo dice que una Cataluña independiente reconocerá que Crimea es
rusa", sin fe de errores por parte de sus autores. Hoy, el político admite
que ésos medios "hacen las preguntas para que después el redactor pueda
dar con ellas una sensación de la opinión que quieren dar". Por su parte,
el abogado Ionov, promotor de éste congreso, tiene otros lazos con Cataluña.
Meses después asumió la defensa de dos hackers
rusos a los que buscaba Estados Unidos y que serían detenidos precisamente en
Barcelona. El 9 de enero de 2017, la Guardia Civil detuvo en el aeropuerto de El
Prat a Stanislav Lisov, un programador informático al que buscaban el FBI y la
Interpol por desarrollar un programa, conocido como NeverQuest, para cometer un
supuesto fraude bancario por valor estimado de 800.000 euros. La Audiencia
Nacional falló a favor de su extradición a Estados Unidos, que se ejecutó el 9
de enero de 2018. Más llamativo es el caso de Piotr Levashov, otro hacker ruso al que detuvo la policía en
un hotel de Barcelona el 7 de abril de 2017, también por petición de Estados
Unidos. La Audiencia Nacional aprobó su extradición, y fue entregado al FBI el
2 de febrero de 2018. Según explicó el Cuerpo Nacional de Policía, los motivos
por los que le requería la justicia estadounidense tenían que ver con la
creación de una red de bots u
ordenadores automatizados, denominada Kelihos, con la que controlaba a sus
víctimas de forma remota para el envío de spam
o correo basura y programas maliciosos que bloqueaban el acceso a información
personal, lo que le permitía pedir un rescate económico para su liberación.
Cuando ambos hackers fueron
detenidos, Ionov se presentó a los medios internacionales como su abogado, en
calidad, además, de vicepresidente de la oficina rusa del Comité Internacional
para la Protección de los Derechos Humanos, otro cargo que añadir a su lista. Tras el arresto de Levashov, Ionov se
quejó en la versión de RT en ruso de que se hubiera requisado el material
informático del programador "sin ningún tipo de testigo presente",
porque la policía podría, desde entonces, "tener libre acceso a su
información, incluso añadir documentos con software malicioso". En una
hábil estrategia, Rusia pidió paralelamente a España la extradición de Levashov
por el supuesto hackeo de un hospital
en San Petersburgo, algo que la Audiencia Nacional rechazó" (Alandete,
pp. 28, 29).
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La realidad
alternativa.
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Las primeras
noticias publicadas sobre el arresto de Levashov apuntaron a su participación
en las injerencias en la campaña electoral que ganó Trump en 2016, en concreto
el robo de información a Clinton, su jefe de campaña y el Partido Demócrata.
Ésa información venía en realidad de su propia mujer, que dijo en declaraciones
a RT que los agentes le enseñaron "unos papeles en español sin sellos, con
una foto de mala calidad de él" y le informaron de algo "que tenía
que ver con un virus relacionado con que Trump ganara las elecciones". El
programador informático alegó en su vista de extradición ante la justicia
española que su caso obedecía a motivaciones políticas y no criminales, porque
había trabajado para Rusia Unida, el partido que apoya a Putin, y era una
analista militar con acceso a información clasificada. Previamente, cuando aún
estaba en Rusia, había usado el pseudónimo Peter Severa para conectarse a un
chat de hackers en el que había
revelado que trabajaba para el gobierno de su país reclutando a programadores
aficionados y profesionales para campañas de ofensiva digital. En aquel
intercambio llegó a insinuar que entonces trabajaba en un "batallón
informativo" del FSB, el servicio de seguridad ruso que en la época
soviética funcionaba con el nombre de KGB. Si hay algo de verdad en la
intervención de Levashov en ésas campañas de injerencias políticas, Estados
Unidos no lo ha revelado, porque en el anuncio de los cargos presentados en su
contra el Departamento de Justicia sólo se refiere a ocho delitos de fraude
informático genérico relacionado con la red Kelihos, por los que se ha
declarado culpable. Sí que dice explícitamente el auto de acusación que
controló "programas informáticos diseñados a interferir en operaciones
informáticas, recabar información sensible, acceder a ordenadores o iniciar
otras acciones ilícitas en los mismos", pero no hay una sola mención a las
elecciones de 2016 o a la campaña de Clinton. Una noticia falsa no tiene por
qué ser una completa mentira. La desinformación contiene muchos elementos de verdad:
existió una cumbre independentista en Moscú en 2016 y al político catalán Enric
Folch, que acudió a ella, le preguntaron si una Cataluña independiente
reconocería que Crimea es rusa. Los desinformadores utilizan hechos como ésos para
torcer las reglas del periodismo, con una técnica tan necesaria para ellos como
perniciosa para la sociedad: la manipulación de las fuentes. De ésa práctica
surge un espacio a medio caballo entre la verdad y la mentira que algún avezado
profesional de los medios de propaganda rusa ha descrito como "realidad
alternativa". Hay un ejemplo que en el estallido de la crisis independentista catalana
logró cierta prominencia y que sirve para una definición anatómica de una
noticia falsa. Es el caso de la nota del portal RT "Tanques en las calles
de Barcelona": España y Cataluña al borde de un desenlace violento",
publicada el 28 de octubre de 2017. El titular es, desde luego, contundente. Es
un ejercicio de mal periodismo, se deja una cita al principio, sin atribuir, y
luego el periodista insinúa que una guerra está a punto de estallar, poniendo
en el mismo plano a España y Cataluña, como si la independencia fuera ya una
realidad. La crónica comienza con la opinión, de nuevo, de Folch, quien asegura
que "el gobierno de España no podrá solucionar la crisis únicamente
invocando la ley, "porque a los catalanes no les importa la anulación de
su autonomía". Folch, sin embargo, no da nota a su explosivo titular. Lo
hace otro habitual de las entrevistas de RT. El texto prosigue: "Por su
parte, el analista John Wight opina que los líderes del movimiento separatista
catalán están siguiendo un camino peligroso en ésta última instancia, ya que
Madrid ha demostrado su determinación de "desatar la violencia contra
civiles desarmados". Aunque Wight resalta la importancia de la
Constitución en éste caso, se opone a su uso como "justificación"
para atacar a la población. El analista asegura que España y Cataluña
claramente se dirigen hacia un conflicto. Para evitar "tanques en las
calles de Barcelona", ambas partes deben dar un paso atrás, subraya". ¿Quién es John Wight? Se le
presenta simplemente como analista. Es un autor prolífico que ha publicado con
especial frecuencia en RT y Sputnik, medio éste último donde tiene un programa
de radio semanal. Es autor de varios libros y se define en sus redes sociales
como un novelista que ganó experiencia como extra y doble de cine en Hollywood,
además de portero de discoteca. Y poco más. En lo que no suele fallar es en
expresar siempre puntos de vista afines a los intereses rusos: ha puesto en
duda la existencia de ataques químicos del régimen de El Asad en Siria, ha
denunciado la supuesta rusofobia de la clase política británica y ha alabado a
Putin abundantemente. El problema de la nota sobre los tanques en Barcelona no
es únicamente que Wight carezca de cualquier conocimiento en profundidad sobre
España que le permita predecir un estallido de violencia en Cataluña. Es que ni
siquiera él mismo se atreve a ir tan lejos. Sus declaraciones apuntan a cómo
podría evitarse que los tanques del ejército salieran a la calle de Barcelona,
una opción que por otro lado ni siquiera estaba en la mesa del gobierno
español. Sin embargo, al autor de la nota de RT las palabras de Wight le bastan
para afirmar: "Tanques en las calles de Barcelona". De ése modo, la
opinión con matices de un analista de tercera fila, que nunca sería citado en
ningún medio serio, logra un tratamiento estelar, junto a noticias con
declaraciones del presidente del gobierno español o los líderes políticos de la
independencia. Las fuentes son el pilar central del periodismo. El profesional
de la información cimenta todo su trabajo en ellas: porque le cuentan lo que
han visto o porque le transmiten un conocimiento para él y los demás oculto.
Son esenciales, desde el vecino que ha presenciado un atropello y le cuenta al
periodista los detalles del accidente, hasta los filtradores de las grandes
exclusivas de la historia del periodismo, como el escándalo del Watergate o los
cables diplomáticos de WikiLeaks. Lo que no
debería ser una fuente es la validación de un punto de vista u opinión
existentes antes de la elaboración de la noticia. Y éso es precisamente lo que
la gran maquinaria de desinformación rusa ha convertido en un método de
desinformación. Ni Folch en el caso de Crimea ni Wight en el de los tanques son
fuentes válidas porque sólo expresan opiniones personales. Destacar sus
afirmaciones en titulares es, llanamente, manipular. Es cierto que el uso
interesado de las fuentes ha existido siempre en el periodismo. Un reportero
puede acudir a una manifestación en contra de la guerra o del aborto y puede
seleccionar exquisitamente las declaraciones en su crónica para retratar a los
entrevistados bien como una caricatura de la realidad o bien como un grupo de
personas cabales. Por ello, uno de los mayores esfuerzos en el oficio
periodístico es cultivar, seleccionar y equilibrar las fuentes y sus
declaraciones, tratando a todo entrevistado con respeto. La correcta valoración
de las fuentes es incluso más importante en el llamado periodismo de
declaraciones, las notas informativas que se arman sobre la base de las
afirmaciones de un político o gobernante. Son el tipo de noticia más común en
las secciones de política de todos los diarios del mundo. Alguien con poder
dice algo que puede tener unas consecuencias claras para la sociedad y así se
explica en el medio. Es un tipo de periodismo muy endogámico, que se alimenta
sobre todo de ruedas de prensa, comunicados y entrevistas. Tradicionalmente, los
jefes de comunicación de los políticos son quienes controlan ése flujo de
información y quienes tratan de que un mensaje que a éstos les interesa
difundir tenga un espacio destacado en los medios. La importancia de lo que se
dice y quién lo dice condiciona posteriormente elementos como el tamaño, la
posición o la distribución de la noticia. Si el presidente de Estados Unidos
anuncia que dimite, lógicamente logrará un espacio dominante en todo tipo de
diarios en papel y digitales, y hoy en día un eco comparable en las grandes
plataformas sociales: "Si el concejal de un pueblo
de mil habitantes anuncia que abrirá un nuevo centro deportivo, la noticia, si
se publica, tendrá un tratamiento menor y una distribución acorde con sus
consecuencias reales. En ése sentido, el tamaño, la posición y la distribución
son elementos de valoración de una información. También en la era de la
ubicuidad de los teléfonos móviles: sólo las noticias relevantes son enviadas a
través de alertas informativas, para mantener al lector informado. La línea editorial de un
diario o las simpatías de editores y periodistas tienen también una influencia
indudable sobre la información, aunque éstos lo nieguen. Un buen
periodista, sin embargo, siempre coloca los hechos por encima de ésas afinidades.
Por ejemplo, la diferencia entre buena y mala praxis se puede ver claramente
entre éstos dos titulares sobre la cumbre de Trump y Putin en julio de 2018: "Trump le
ofrece a Putin un triunfo diplomático al poner en entredicho a las agencias de
inteligencia de Estados Unidos" (The
Washington Post) y "Putin y Trump consideran su cumbre un
"éxito" y rechazan las alegaciones de "conspiración" (Sputnik). El auge del populismo ha
convertido la labor de comprobación de hechos del periodismo en una práctica
esencial para la buena salud de la democracia. Desde 2016 se sabe que el
presidente de Estados Unidos miente por sistema, y la labor de los medios es
distinguir sus falsedades de la realidad. Por otro lado, ésa labor informativa
diferencia a los Estados democráticos de los regímenes autoritarios, en los que
la prensa no cumple su función y se limita a repetir consignas que llueven
desde el poder, con una falta completa de visión crítica. Nunca se encontrará
en medios estatales rusos como RT o Sputnik una crónica crítica con su gobierno
o sus decisiones. La tónica son noticias engañosas en su asepsia, cargadas de
vaguedades, como "Putin felicita a los rusos en su día y asegura que
"todo estará bien", un titular real publicado por RT en 2018. La nota sobre los "tanques en las
calles de Barcelona" contiene otro elemento importante en la gran mayoría
de las publicaciones de sitios como RT y Sputnik: la ausencia de una firma. En
circunstancias normales, el nombre del periodista es un aval, que refuerza la
credibilidad de un medio, en especial cuando se publican informaciones
comprometidas o polémicas. En éstos casos el informador tiene el deber de
responsabilizarse de lo escrito, porque es su obligación rendir cuentas por
posibles errores o engaños" (Alandete, pp. 35, 36, 37). Muchos son los escándalos de
noticias inventadas que han propiciado medidas disciplinarias. En 1981, la
periodista estadounidense Janet Cooke ganó un premio Pulitzer por un reportaje
titulado "El mundo de Jimmy", publicado en The Washington Post y en el que contaba el caso de un niño de ocho
años adicto a la heroína. Cooke, quien describía en el texto "las marcas
de las agujas en la suave piel de sus brazos delgados y oscuros", se había
inventado la historia. Ante las dudas que planteó la policía local de
Washington, sus jefes abrieron una investigación y llegaron a la conclusión de
que la información era falsa. Cooke fue obligada a dimitir de su puesto de
trabajo y devolver el premio. En casos tan extremos como éste, al medio le
beneficia la existencia de una firma: sirve para obligarle al periodista a
proteger su nombre, su imagen y su puesto de trabajo. En los medios de
agitación rusos prácticamente no existe la firma. La mayoría de las
informaciones, excepto las tribunas de opinión, omiten el nombre y apellido de
quien las ha elaborado, ocultando cualquier mala praxis tras la cabecera del
medio. De ése modo se puede publicar mentiras como que en unos años Europa
tendrá medio centenar de países más, y no pasa nada. Si una falsedad provoca un
incendio en las redes, se cambia el titular, se modifica el texto y listo. Al
no ofrecer firmas, éstos medios no publican fe de errores, otra obligación
ética no sólo en el periodismo impreso, sino también digital. Cuando una información se modifica en
partes esenciales como afirmaciones, datos o declaraciones, debería añadirse al
texto, como hacen medios como El País,
The New York Times o The Guardian, una explicación sobre qué
ha cambiado el autor y por qué. El entorno digital, mediatizado por algoritmos
protegidos por las leyes intelectuales, es el hábitat natural de la
desinformación. Una nota como la de "Tanques en las calles de
Barcelona" no lograría nunca un lugar prominente en un diario de papel o
digital serio, porque lo lógico es que un editor con criterio la paralizara. Pero en el
caso de RT éste tipo de informaciones, tan osadas, suelen ser catapultadas a
través de plataformas sociales como Facebook o Twitter. De hecho, el ejemplo
mencionado logró en cuestión de horas 11.800 interacciones en Facebook, un
impacto tres veces superior a la media de informaciones de RT en ésa
plataforma. En Twitter, el perfil principal de RT en español la compartió en
tres ocasiones. Y como suele suceder en ésos casos, en ésas redes sociales se
publicó únicamente el titular, sin más. El resultado, al menos unas 12.000
personas reaccionaron, compartiendo o comentando, una entrada que simplemente
decía: "Tanques en las calles de Barcelona": España y Cataluña al
borde de un desenlace violento", sin más. Está claro que una lectura
pormenorizada de la noticia despejaría cualquier duda: no hubo ni habría
tanques en las calles de Barcelona. Pero es que ése es el punto central del
problema. La desinformación se extiende principalmente con titulares. Diversos
estudios recientes reflejan que una gran mayoría de los lectores en Internet
comparte enlaces en las plataformas sociales sin haber leído el texto de la
noticia previamente. En total, un 59 por ciento ni siquiera llega a abrir el
vínculo adjunto en el mensaje, según un informe de un grupo de ingenieros de la
universidad estadounidense en Columbia y el Instituto Nacional Francés, que
analizaron durante un mes 59.088 enlaces a informaciones que fueron compartidos
2,8 millones de veces en Twitter. Por éso, los titulares son el instrumento principal
con el que ésa maquinaria de injerencias difunde sus argumentos, y es en ellos
donde quedan claras sus intenciones y prioridades. Un mundo de titulares
exagerados, tendenciosos y opinativos abre la puerta a una representación
alternativa de la realidad, donde, como se ha visto, en España estaba a punto
de estallar una guerra civil, algo a lo que apuntaba la información mencionada
y otras de corte similar. Es el modus operandi de medio como RT y Sputnik, cuya
ética de trabajo la definió su directora, Margarita Simonián, en una entrevista
de enero de 2018:
"informamos sobre el mundo, sobre aquello que le interesa al mundo,
intentando mostrarle al mundo voces alternativas, enfoques alternativos,
noticias alternativas". Tan alternativas que, como se verá, muchas de
ellas eran completamente falsas. En agosto de 2017, Cataluña sufrió uno de los
peores atentados yihadistas en la historia reciente de Europa. Ocho terroristas
sembraron el caso con un atropello masivo en Barcelona y un tiroteo con la
policía en Cambrils en el que murieron ocho personas, además de los autores.
Horas antes del ataque, una explosión fortuita en un chalé de Alcanar había
frustrado los planes de la célula de hacer estallar un monumento céntrico en la
capital catalana, algo que seguramente hubiera provocado numerosas víctimas. Lo
lógico entonces parecía que, ante el primer atentado islamista en España desde
2004, los gobernantes catalanes pusieran entre paréntesis su pulso por la
independencia. Sin embargo, en el plazo de unos días la investigación, que
debía resolver lo que a todas luces parecían fallos muy graves de prevención
por parte de las fuerzas policiales autonómicas, pasó a un discreto segundo
plano, eclipsada por informaciones de corte político. El referéndum se mantenía
en pie. La tragedia tenía que esperar. El 7 de septiembre el Parlamento catalán, controlado
por los partidos separatistas, aprobó una ley titulada de "transitoriedad
jurídica y fundacional de la República Catalana", que pretendía garantizar
la sucesión ordenada de las administraciones y la continuidad de los servicios
públicos durante el proceso de transición de Cataluña de comunidad autónoma ha
Estado independiente. No podía haber una demostración más clara de que el
referéndum no iba a ser más que un trámite: la ley inaugural de la república ya
estaba aprobada de antemano. Eran los intensos días
previos al referéndum ilegalizado del 1 de octubre, que se celebraría entre
protestas y boicot de los partidos constitucionalistas y enfrentamientos entre
grupos organizados y las fuerzas de seguridad españolas, movilizadas por el
gobierno a petición de los jueces. El 17 de agosto, El País había publicado un editorial en el que decía: "Es hora
de acabar con los sinsentidos democráticos, la violación fragrante de las
leyes, los juegos de engaños, los tacticismos y los oportunismos políticos. Es
hora de que nuestros gobernantes, todos nuestros gobernantes, trabajen en
beneficio de los verdaderos y principales intereses de los ciudadanos". Era
una petición cabal, ante un golpe terrorista terrible. La única respuesta del
gobierno catalán fue la descalificación. En una entrevista en la cadena de
radio Onda Cero, el presidente autonómico, Puigdemont, describió a quienes le
pedíamos que actuara con racionalidad como "miserables". A las 17:27
horas del 9 de septiembre, Julian Assange, el fundador de WikiLeaks, desde su
asilo en la embajada de Ecuador en el Reino Unido, publicó el siguiente mensaje
en Twitter: "España, ésto no funcionará en Cataluña. La ciudadanía
catalana tiene derecho a la autodeterminación. Las detenciones sólo les unirán
y harán más fuertes". A ésas frases adjuntó la célebre foto de un hombre
solo en pie frente a una columna de tanques durante las protestas de la plaza
de Tiananmén de 1989 en la República Popular de China, en las que murieron
miles de personas: "Antes, Assange no había dicho una sola
palabra sobre la crisis o la situación política de Cataluña y España en
Twitter, su medio de comunicación preferido. El impacto de aquel mensaje:
13.500 retuits y 17.400 likes en
cuestión de minutos, una velocidad inusual en las redes sociales pero
comprensible en un perfil con casi 800.000 seguidores. Mientras, los
independentistas preparaban el referéndum y las autoridades españolas intentaban
impedir su logística, tratando de invalidar el recuento de votos por medios
técnicos. Un grupo de agentes de la Guardia Civil entró en el Centro de
Telecomunicaciones y Tecnología de la Información y el Centro de Seguridad de
la Información de la Generalitat de Cataluña, donde se debía oficializar el
recuento de votos del referéndum. Durante cuarenta y ocho horas ininterrumpidas
tuvieron que hacer caer en cientos de ocasiones el programa que permitía
contrastar quién había votado y quién no, según un informe interno del
Ministerio del Interior. "Éstas actuaciones permitieron neutralizar el centro de llamadas
en el que estaba previsto recibir la información de las supuestas mesas
electorales para poder mecanizar ésos datos y así llevar a cabo el recuento de
los votos del referéndum suspendido por el Tribunal Constitucional", decía
ése documento. Ante éste tira y afloja, Assange proclamó en Twitter el 29 de
septiembre: "Ha comenzado la primera guerra mundial en Internet, en
Cataluña, mientras la ciudadanía y el gobierno lo utilizan para organizar un
referéndum de independencia el domingo y la inteligencia española ataca,
congelando conexiones de comunicación, ocupando edificios de telecomunicaciones
y censurando centenares de sitios web y protocolos". La crisis quedaba
descrita así en términos bélicos, toda una guerra mundial. Los medios de agitación
rusos se lanzaron inmediatamente a recoger las palabras de Assange, repetidas
luego hasta la extenuación. "La situación en Cataluña es la primera guerra
de Internet, según Assange", publicó Sputnik en español. "Assange
acusa a España de conducir la primera guerra mundial en Internet para impedir
el referéndum", diría RT. Pronto la información tuvo eco en todo tipo de
portales en la misma órbita, como Hispan TV… La inteligencia estadounidense siempre ha sospechado de un nexo de
Assange con Moscú. No en vano, en 2012, cuando otro conocido filtrador de
documentos, Edward Snowden, tuvo que abandonar Hong Kong tras la publicación de
miles de documentos clasificados de la Agencia de Seguridad Nacional a través
del diario The Guardian, fue Assange quien le instó a recalar en Moscú
en su periplo con destino a Ecuador. Para pedir asilo, Snowden había esgrimido
razones idénticas a las que motivaron a Assange a pedir la protección de Quito.
Cuando Snowden aterrizó en Moscú, WikiLeaks envió a uno de sus abogados a asistirle
y al final consiguió asilo político en Moscú" (Alandete,
pp. 51, 52, 53, 54).
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Russia Today &
Sputnik.
¸¸¸¸¸
Como se ha
visto, ésos medios, en especial RT y Sputnik, entrevistaban y daban un espacio
prominente a expertos que ratificaban los argumentos independentistas, cuando
no eran ellos mismos activistas del independentismo. Lo cierto es que RT y
Sputnik habían dado ya en el pasado un espacio destacado en sus informaciones a
nacionalistas escoceses durante el referéndum de independencia de ésa nación
respecto al Reino Unidos en 2014; se habían convertido en una
plataforma esencial para la difusión del mensaje antieuropeo del partido UKIP y
de los demás promotores del brexit, y habían interferido en la campaña
presidencial francesa amplificando el mensaje del Frente Nacional y Marine Le
Pen. Un año después, a finales de 2018, serían un altavoz prioritario para las
protestas de los chalecos amarillos en Francia. De puertas afuera, Rusia no
admite injerencias de ningún tipo. Sin embargo, en varios discursos, altos
funcionarios han ubicado la propaganda dentro de su estrategia militar. El 21
de febrero de 2017, el ministro de Defensa, Sergei Shoigu, compareció ante la
Cámara Baja del Parlamento para detallar una serie de medidas de refuerzo que
suponían un considerable incremento del gasto militar. Además de la adquisición
de 41 misiles balísticos intercontinentales, 10 lanzaderas, 170 aviones
militares, 905 tanques y 17 buques de guerra, el ministro admitió por primera
vez la creación de una división encargada de acometer acciones informativas.
Según dijo Shoigu, citado por la agencia Interfax, "la
propaganda debe ser inteligente, lista y eficiente". No dio más detalles
de la composición y objetivos de ésa unidad. El general retirado Vladímir
Shamanov, que preside el Comité de Defensa en la Cámara Baja, admitió también
en aquella sesión la existencia de ésa división, refiriéndose sólo a ella por
sus objetivos: "proteger los intereses de defensa nacional y acometer
operaciones de guerra informativa", incluidos los ciberataques. La agencia
RIA Novosti citó al coronel retirado Leonid Ivashov, que había estado al frente
del Departamento de Cooperación Internacional del Ministerio de Defensa: "Debemos dejar de ofrecer excusas y
obligar a Occidente a ponerse a la defensiva con operaciones que nos permitan
dejar al descubierto sus mentiras". La semilla política de ésas campañas,
mucho más meditadas y trabajadas de lo que se piensa, hay que buscarlas en
2011. En diciembre de aquel año hubo en Rusia unas elecciones legislativas que
ganó el partido de Putin, Rusia Unida, con un 49 por ciento de los votos y un
descenso de 13 puntos respecto a los anteriores comicios. Diversos
observadores y opositores denunciaron un fraude masivo, con abundantes pruebas
audiovisuales en las redes sociales. Una serie de vídeos que mostraban a
votantes depositando decenas de papeletas en urnas de todo el país fueron
misteriosamente distribuidos en las redes sociales y provocaron unas protestas
masivas hasta entonces poco habituales en aquel país. El gobierno reaccionó
arrestando a cientos de personas e interrogando a activistas y opositores. En
marzo de 2012 había convocadas unas elecciones presidenciales que podían marcar
el regreso de Putin a la presidencia del país, después de cuatro años en el
cargo de primer ministro por la limitación de mandatos. No podía haber peor
augurio para el candidato que una campaña con protestas en las calles de Moscú,
San Petersburgo y decenas de ciudades más, que es lo que hubo, organizadas
todas ellas a través de las redes sociales. Como había demostrado la elección
de Obama en 2008 y el auge del movimiento del Tea Party después, Internet era
el nuevo medio natural de la organización política y, desde el punto de vista
de Putin, no haberse preparado frente a ello pudo haberle provocado serios
problemas. Finalmente ganó de nuevo la presidencia, pero sólo con 46 millones de
votos, 6 millones por debajo de su antecesor en el cargo, Dmitri Medvedev. A
partir de entonces, el gobierno ruso tomó las medidas necesarias para
protegerse también por vías digitales. En un año, Putin nombró subjefe de
gabinete al abogado e ingeniero Viasjelav Volodin, hasta entonces uno de sus
principales asesores en materia de política nacional, para que coordinara la
estrategia de su gobierno en Internet. Inmediatamente, Volodin contrató los servicios de una
empresa de seguimiento de conversaciones y emociones en las redes sociales,
Prism, que consultaba frecuentemente para saber cuál era la percepción que
Rusia y el resto del mundo tenían del presidente Putin y su gobierno. Éste tomó
otras medidas para poder ejercer un mayor control de Internet dentro del país:
decenas de sitios bloqueados por contenido supuestamente ilícito, leyes para
que los blogueros se registraran ante el gobierno de forma obligatoria y
presión política sobre plataformas hasta entonces libres como Yandex. Sin embargo,
el cerco digital que Putin había planeado no era sólo político. En febrero de
2013, una revista minoritaria rusa, El
Correo Militar-Industrial, imprimió un discurso pronunciado previamente por
el general Valeri Gerasimov, jefe del Estado Mayor, en el que abogaba por que
Rusia adoptara sus estrategias militares al entorno digital. Su razonamiento
partía de la importancia de las redes sociales en el éxito de la llamada
primavera árabe y de las revoluciones contra regímenes aliados con Moscú en
Europa del Este. En ése discurso, Gerasimov afirmó: "Las normas de la
guerra han cambiado. El papel de los medios no militares para lograr fines
políticos y estratégicos ha crecido y, en muchos casos, ha demostrado ser mucho
más efectivo que el uso de la fuerza con armas". El general advertía de la
necesidad de debilitar al enemigo alimentando "la oposición interna para
abrir un frente permanente en todo el territorio del Estado enemigo, además de
operaciones informativas". Sobre éstas medidas informativas, Gerasimov
afirmaba que "los nuevos espacios informativos –Internet y las redes
sociales- abren posibilidades asimétricas para reducir la capacidad de lucha
del enemigo. En el norte de África ya vimos el uso de ésas tecnologías para
influir sobre las estructuras del Estado y la población con la ayuda de redes
informativas". En julio de 2014,
el académico Mark Galeotti, investigador en el Instituto de Relaciones
Internacionales de Praga, bautizó el discurso como la "doctrina
Gerasimov", interpretándolo como una nueva política militar por la que
Rusia atacaría también a sus adversarios por métodos híbridos, propaganda junto
con acciones bélicas convencionales. Posteriormente, el propio Galeotti puso en
duda en un artículo publicado en marzo de 2018 en Foreign Policy que aquel texto fuera en realidad una doctrina, porque
"Gerasimov hablaba en realidad de cómo el Kremlin interpreta lo que
sucedió en las revueltas de la primavera árabe, las revoluciones de colores
contra los regímenes afines a Moscú en la zona de influencia rusa y,
posteriormente, en la revuelta de Maidán en Ucrania". Eran, por así
decirlo, lecciones aprendidas. Sin embargo, como el propio Galeotti afirma,
"no se puede negar que Occidente se enfrenta a una campaña con múltiples
vectores y agentes de subversión, división y medidas activas encubiertas de
Rusia, no importa cómo se la llame". El refuerzo digital por vías
militares del Estado ruso no comenzó ni mucho menos en aquel momento. La
inteligencia de aquel país ha demostrado en repetidas ocasiones que es capaz de
ataques digitales muy complejos y exitosos. En 2007 sumió a Estonia en un
verdadero caos. El gobierno de ésa pequeña República báltica decidió aquel año
el traslado de una estatua de un soldado soviético, forjada en bronce y de dos
metros de altura, del centro de la capital, Tallin, a un cementerio militar en
las afueras de la ciudad. El monumento llevaba allí desde 1947, después de que
el ejército soviético liberara al país de la ocupación nazi. El gobierno ruso
argumentaba que, dado el papel del Ejército Rojo en la derrota de Hitler, la
retirada significaba glorificar el nazismo. Estonia había sido absorbida por la
URSS durante la Segunda Guerra Mundial y recobró su independencia en 1991. Más allá de simbolismos, había otras
razones para la inquietud rusa. En el momento de ésta crisis, Estados Unidos
había anunciado su intención de colocar misiles defensivos en Polonia y en la
República Checa, algo que causó una profunda inquietud en el Kremlin, molesto
por el viraje de los países de la antigua órbita soviética hacia posiciones
occidentales. La noche antes de la retirada de la estatua en Tallin hubo
protestas, con decenas de heridos y cientos de detenidos, sobre todo estonios
de ascendencia rusa. La madrugada del 27 de abril de 2007, el monumento fue retirado. Escasas
horas después, los servidores online de prácticamente todas las instituciones y
servicios del país fueron sometidos a un ataque orquestado de denegación de
servicio. Una enorme red de computadoras automatizadas pidió simultáneamente
conectarse a las páginas web de los diarios, bancos, empresas y gobierno de
Estonia, saturando sus canales y colapsando la red. El resultado: los estonios
quedaron completamente aislados en Internet. Las consecuencias no fueron sólo
virtuales: el ciberataque inutilizó los cajeros automáticos del país. Según
quien era presidente de Estonia entonces, Toomas Hebdrik IIves, éstos ataques
"son una técnica de subversión y, en última instancia, de una guerra
contra las democracias liberales. La pregunta sigue siendo la misma, ¿cuál es
la motivación de éstos ataques contra la democracia? No existe un motivo
ideológico para atacar a los gobiernos centristas en Europa y en otros lugares. Aún más desconcertante
debería ser la promiscuidad ideológica en el apoyo a los partidos extremistas:
Rusia apoya tanto a los partidos de extrema derecha como a los de extrema
izquierda, en algunos casos, como en Alemania y Grecia, simultáneamente. Lo que
comparten es una antipatía hacia la democracia liberal y, lo que es más importante,
las instituciones que han sostenido la democracia liberal en Europa: la OTAN,
la UE, así como, por supuesto, Estados Unidos". En otras palabras: Rusia
defiende sus intereses en su zona de influencia: "El temor a campañas de
desestabilización dentro del propio país había llevado al Kremlin a crear una
enorme red de medios informativos digitales a su disposición, con dos
vertientes, la informativa y la tecnológica, es decir: el contenido y las vías
para distribuirlo de forma masiva. La red informativa no sólo la componen RT y
Sputnik, pero sí son sus dos pilares de carga, alrededor de las cuales orbitan
cientos de medios minoritarios en decenas de idiomas, a través de páginas,
grupos y perfiles falsos en las redes sociales. La razón para
crearla, como se apuntó antes, era la defensa, pero pronto se emplearía también
para el ataque. En 2005, Putin había ordenado fundar Russia Today, un canal de
televisión en inglés, con la misión de cambiar la percepción de su país en el
extranjero, después de que una encuesta encargada por su gobierno dos años
antes revelara que los cuatro conceptos más asociados en Estados Unidos con
éste eran el comunismo, el KGB, la nieve y la mafia. Al ampliar la consulta a
más países, el resultado fue todavía peor. Los términos más relacionados con
Rusia eran los cócteles Molotov y los rifles Kaláshnikov. No hay duda de que la
imagen del país podía mejorar, y si Estados Unidos había contado con Voice of
America y Radio Free Europe durante la Guerra Fría, ¿por qué no dotar al
Kremlin de sus propios medios de propaganda? A lo largo de los años, Russia
Today logró colarse en la lista de canales de proveedores de televisión por
cable de todo el mundo, con emisiones en inglés, alemán, árabe, francés y
español, pero en ellos su audiencia ha llegado a ser en el mejor de los casos
insignificante. Su fuerza real la cobraría por otros medios. Al frente de la
cadena lleva desde su fundación Margarita Simonián, una periodista que tenía
veinticinco años cuando fue elegida para el puesto, tras unos años como
reportera política en Moscú, con experiencia en el Kremlin y contactos en las
altas esferas de éste. Simonián
mantiene hoy una estrecha relación con el entorno de Putin, en especial con
Alexei Gromov, subjefe de gabinete del presidente y coordinador de la cobertura
televisiva pública en Rusia. Según un informe de la inteligencia estadounidense
de enero de 2017, "el Kremlin
elige al personal de RT y supervisa de forma muy estrecha la cobertura de RT,
contratando a profesionales que pueden transmitir los mensajes estratégicos
rusos por sus creencias ideológicas"(Alandete, 103, 104). En sus inicios al frente de
RT, Simonián decidió centrar la cadena en información sobre Rusia, tratando de
proyectar una imagen más amable del país en el extranjero, pero a partir de
2008 amplió el foco a la actualidad internacional, cambiando integralmente la
imagen corporativa y el tono de la cadena, que pasó a llamarse simplemente RT.
Simonián ha sido bastante franca a la hora de describir la naturaleza y la
finalidad de sus operaciones. En una entrevista concedida en 2012 al diario
ruso Kommersant, titulada "No
existe la objetividad", se expresó en términos abiertamente militares: PREGUNTA: ¿Por qué
necesita ésto el país? ¿Por qué debería el contribuyente apoyarlo? RESPUESTA: Bueno, por
la misma razón por la que el país necesita un Ministerio de Defensa. ¿Por qué
usted, como contribuyente, lo necesita? PREGUNTA: ¿De verdad?
¿Estamos en guerra con alguien en éste momento? RESPUESTA: En éste
momento no estamos en guerra con nadie. Pero en 2008 estábamos en guerra. El
Ministerio de Defensa estaba en guerra con Georgia, y estábamos llevando a cabo
una guerra informativa, y, lo que es más, contra todo el mundo occidental. ¡Es
imposible comenzar a fabricar a armas sólo cuando la guerra ya comenzó! Es por
éso que el Ministerio de Defensa no está en guerra con nadie en éste momento,
pero está listo para defenderse. Ahí entramos nosotros. A pesar de sus logros
militares en la guerra con Georgia, queda patente que Rusia sentía que había
perdido la parte informativa y propagandística, ante el clamor internacional en
su contra. En otra entrevista
concedida al diario Lenta en 2013,
Simonián volvió a hablar de información en términos bélicos y destacó su uso en
momentos críticos: "El arma informativa, por supuesto, se usa en momentos
críticos, y la guerra siempre es un momento crítico. Se trata de guerra. Es un
arma como cualquier otra. Y ¿por qué lo necesitamos? Es casi lo mismo que
decir: ¿por qué necesitamos al Ministerio de Defensa si no hay guerra".
Éste punto de vista no es, ni mucho menos, atípico o nuevo en Rusia. El KGB empleó
abundantemente la desinformación en la Guerra Fría para debilitar a los países
de la Alianza Atlántica, promoviendo todo tipo de teorías conspirativas a
través de libros y cartas falsificadas, como que tras el asesinato de John F.
Kennedy se encontraba en realidad el Estado profundo estadounidense con la CIA
al frente. Llegó a publicar en los años setenta octavillas en las que buscaba
provocar un conflicto violento entre los Panteras Negras y la Liga de Defensa
Judía y puso en circulación la idea de que el virus que provoca el sida había
sido empleado como arma biológica por Estados Unidos. Los medios pueden ser
nuevos pero la técnica es bastante antigua: crear sospechas entre la población,
ahondar en divisiones entre grupos enfrentados y tratar de influir sobre los
medios de comunicación. Exactamente el mismo patrón se aplicaría en las
elecciones presidenciales de Estados Unidos en 2016. Actualizando los medios a
su alcance, hoy RT y todos sus sucedáneos son armas, para defenderse y para
atacar, con el fin de mantener el statu
quo en Rusia y debilitar al adversario. No hay crisis lo suficientemente
grande o pequeña en la que éste entramado no pueda entrar si así lo desea. En
las emisiones de RT en inglés, por ejemplo, han logrado un espacio prominente
todo tipo de teorías conspirativas, como que los ataques contra Washington y
Nueva York de 2001 habían sido ideados por el propio gobierno estadounidense o
que la caza y muerte de Osama Bin Laden había sido en realidad un montaje. En las elecciones presidenciales de
2012, la cadena dedicó numerosas horas a informar de un supuesto fraude en el
voto, poniendo en duda los resultados y la segunda victoria de Obama. Aquel
mismo año, RT otorgó un tratamiento estelar al movimiento Occupy Wall Street,
retratándolo como la oposición a una clase política corrupta y dominada por las
grandes empresas, y llegó a crear una aplicación en Facebook para que los
manifestantes pudieran mantenerse en contacto. En octubre de
2015, el canal emitió en su servicio en inglés un segmento sobre Hillary
Clinton titulado "Obvi-Illuminati", en el que la presentadora Lori
Harfenist afirmaba que la candidata pertenecía a la secta satánica Illuminati,
que según diversas teorías de la conspiración aspira a la dominación mundial
con ritos que incluyen todo tipo de barbaridades, desde pedofilia hasta
sacrificios rituales. Los argumentos: que el logotipo de una compañía de
tecnología que trabajaba en la campaña de Clinton se asemejaba vagamente al
símbolo de la secta: un triángulo con un ojo en su interior. "No sólo
tienen un logotipo similar al de los Illuminati –decía la presentadora-, sino
también patrocinadores que hablan hebreo". A la paranoia se le añadía el
antisemitismo. La fuerza real de RT está, sin embargo, en Internet. Con gran
dominio del entorno digital, Simonián y sus superiores en el Kremlin supieron
convertir la cadena en una gran plataforma de distribución de contenido
liberada de la etiqueta de televisión minoritaria, con más de 300 millones de
euros de presupuesto anual. Sus contenidos, sobre todo vídeos breves e
informaciones escritas, se distribuyen en las grandes plataformas sociales y en
los buscadores, y logran audiencias masivas. Sólo en Facebook, su canal en
árabe tiene 14 millones de seguidores; el español 6,5 millones, y el inglés 5,2
millones. La audiencia combinada de sus canales de YouTube en ésos idiomas es
de más de 6 millones de suscriptores. Desde su fundación, sus vídeos han sido
vistos 800 millones de veces en Internet, una de las mayores cifras de medios
en la misma categoría. Son audiencias masivas, que explican por qué sus
informaciones tienen un impacto mucho mayor del que se le suele atribuir a la
cadena. Ésto lo ha facilitado el cambio de paradigma en la distribución de
noticias. Hasta el auge de las redes sociales y la generalización del uso de
los teléfonos inteligentes, los medios tradicionales controlaban todo el
proceso de creación y suministro de información. Un diario se escribía, se
diseñaba, se imprimía y se repartía en una cadena controlada y cerrada. La televisión
y la radio producían y emitían sus espacios para audiencias multitudinarias,
con responsabilidad sobre el producto final. Era el modelo tradicional de la
comunicación de masas, en el que los medios gestionaban un derecho que no les
pertenecía: el de una sociedad a estar informada para tomar decisiones. Ahora,
sin embargo, cualquiera puede generar información en el formato que desee y
distribuirla en las plataformas de Internet. No hay más filtros de calidad que
los que quiera aplicar el autor. Los algoritmos de Google, Facebook o Twitter
son los encargados de canalizar y discriminar ésa información, que tiene una
vida propia después de haber sido publicada. La clave es la viralidad, la
capacidad de hacer reaccionar a los lectores, que comparten o comentan éstas
noticias y ayudan en su difusión, muchas veces atendiendo, como se ha visto,
sólo a un titular o una imagen. Por éso tienen semejante impacto y tan larga
vida los titulares de RT sobre Cataluña vistos antes. Ante el éxito inicial
cosechado en ésta estrategia, y cuando se aseguró la presidencia de nuevo en
2012, Putin decidió organizar y fortalecer la política de medios del Kremlin,
convencido como estaba de que tras las protestas que clamaban por más
democracia en su país había una mano negra extranjera, con toda probabilidad
estadounidense. Fusionó la agencia RIA Novosti y la radio Voice of Russia bajo
una nueva organización, Rosia Segodnia, o Rusia Hoy. Como presidente, Putin
eligió a un controvertido presentador, célebre por su homofobia y radicalismo:
Dmitri Kiseliov: "Desde su
ascenso a ése puesto, el polémico Kiseliov ha afirmado en diversas ocasiones
que la objetividad no existe, que su trabajo es defender a Rusia y que ésta es
la única potencia que hoy en día preserva la libertad de expresión. En una
entrevista de 2014 definió su labor, como Simonián, en términos militares:
"Está claro que Rusia quiere ser un jugador competitivo en el espacio
mediático internacional, porque las guerras informativas, hoy en día, se han
convertido en una práctica habitual y predominante. Los bombarderos se envían
sólo al conseguir una victoria mediática. En el caso de Siria, por
ejemplo, los estadounidenses perdieron la guerra de la información. En el caso
de Crimea también. Antes se lanzaba un ataque masivo de artillería previo al
combate. Ahora, un ataque mediático". Tres semanas después de llegar al
puesto, Kiseliov designó a la propia Simonián como directora editorial de Rosia
Segodnia, cargo que sumaba al de RT, y en 2014 rediseñó el servicio de
información internacional de RIA Novosti, cambiándole el nombre por Sputnik. De
agencia, Sputnik mantuvo sólo el nombre, porque a día de hoy es un espacio de opinión
e información controvertida y provocadora, dado a recoger todo tipo de teorías
conspirativas y extremas, siempre desde un punto de vista antiglobalista y
prorruso. Opera ya en treinta idiomas y produce cientos de horas de radio cada
día, descargable en formato podcast. El mismo día de su lanzamiento en inglés,
el 10 de noviembre de 2014, Sputnik publicó una nota que parecía toda una
declaración de intenciones, o al menos el avance de una agenda propia, con las
miras ya puestas en Cataluña. Se titulaba "2014: el año de la
independencia –Venecia, Escocia, Crimea, Cataluña y… ¿Miami?"… Tras
mencionar el caso escocés, donde ganó el "no" en el referéndum de
independencia, el autor pasaba… a Crimea. La redacción de la nota en ése apartado
es todo un ejercicio de propaganda: "En marzo, la zona que antes pertenecía a Ucrania
y que se conoce como Crimea tuvo su propio plebiscito y se declaró Estado
soberano, para luego unirse a la Federación Rusa. A diferencia de las
votaciones anteriormente mencionadas, los votantes de Crimea actuaron tras un
golpe de Estado y un cambio de administración en la capital ucraniana, Kiev,
forzando a la mayoría rusa de Crimea a organizar el referéndum". Ni una
mención a la intervención del ejército ruso ni a lo que en realidad había sido
ésa operación: la anexión por parte de Moscú de un territorio extranjero" (Alandete,
pp. 108, 109, 110).
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TeleSUR &
Hispan TV.
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Armando Carballal Cano en "TeleSUR ante la crisis del ciclo
progresista latinoamericano"
(DE RAÍZ DIVERSA, 2018) ubica que la coyuntura política regional que permitió
la puesta en marcha de la Nueva Televisión del Sur (TeleSUR) como medio
noticioso desde y para América Latina tiene signos de ralentizarse. El giro
político en Argentina y Brasil ha provocado la discusión sobre el posible fin
del llamado ciclo progresista que vio el ascenso de gobiernos nacionales
identificados con la centro-izquierda. Así como la crisis política y económica que enfrenta
aún Venezuela; el debilitamiento relativo del Movimiento al Socialismo (MAS) en
Bolivia; y los conflictos internos de Alianza País en Ecuador, más los retos de
Cuba. Ésta época fue marcada por las victorias electorales de Hugo Chávez en
Venezuela (1998), Néstor Kirchner en Argentina (2003), Luiz Inácio Lula da
Silva en Brasil (2002), José Mujica (2009) y Tabaré Vázquez (20014 y 2014) y
José Mujica (2009) en Uruguay, Evo Morales en Bolivia (2005), Michelle Bachelet
en Chile (2005), Daniel Ortega en Nicaragua (2006) y Rafael Correa en Ecuador
(2006); y cierta continuidad con otras victorias, como la de Álvaro Cólom en
Guatemala (2007), Mauricio Funes y Salvador Sánchez Cerén en El Salvador (2009
y 2014, respectivamente), Ollanta Humana el Perú (2011), y la reelección de
algunos mandatarios como Hugo Chávez, Lula da Silva, Daniel Ortega, Rafael
Correa, Cristina Fernández y Evo Morales. El desgaste en el poder, escándalos
de corrupción, problemas económicos y conflictos políticos han ido debilitando
el singular bloque progresista constituido en los últimos 15 años que abogaba
por acelerar y profundizar la integración regional, tras un período caracterizado
por esfuerzos para la integración latinoamericana a través de proyectos
institucionales como la Alternativa Bolivariana para Nuestra América (ALBA),
PetroCaribe, la Unión de Naciones (Unasur) y la Comunidad de Estados
Latinoamericanos y Caribeños (CELAC). Una de las facetas
conformadas durante éstos años es la puesta en marcha del proyecto
mediático-político de un canal de noticias desde y para América Latina:
TeleSUR, que ha acompañado informativamente éste período histórico o "cambio de época". Aunque los proyectos
mediáticos alternativos han tenido presencia en América Latina desde el siglo
XX (particularmente en radiodifusión comunitaria), el salto a la comunicación
masiva audiovisual estuvo limitado por la imposibilidad de garantizar recursos
suficientes para sostener económicamente: en el mediano y largo plazo, un proyecto informativo
audiovisual latinoamericanista. Sin embargo, con el respaldo económico de la República
Bolivariana de Venezuela y el impulso político del presidente Hugo Chávez, el
interés por la integración se revolucionó durante los primeros años del siglo
XXI latinoamericano. A la par, el acoso mediático al que estuvo y ha estado
sometido el chavismo y la revolución bolivariana (teniendo como punto máximo el
golpe de estado de abril de 2002, durante el cual los medios televisivos
locales jugaron a favor del golpe), convenció a Caracas de la necesidad de
contar con medios masivos afines, tanto locales como internacionales, más allá
del canal estatal Venezolana de Televisión (VTV, canal 8). El chavismo reforzó
el sistema nacional de medios públicos, y paralelamente impulsó un canal de
noticias con proyección internacional. El resultado al exterior sería TeleSUR,
desde el latinoamericanismo. La gestión del proyecto se remonta incluso antes
del golpismo de 2002. Entre el 8 y el 11 de octubre de 2001, durante el
Congreso de Periodistas Latinoamericanos y Caribeños, en La Habana, organizado
por la Unión de Periodistas de Cuba y la Federación Latinoamericana de
Periodistas (Felap), se discutieron, entre otros temas, las posibilidades de
los medios alternativos de pensamiento contra-hegemónico en la región
latinoamericana, particularmente audiovisuales (televisión). Para febrero de
2004, los mandatarios brasileño y venezolano: Luiz Inácio Lula da
Silva y Hugo Chávez Frías, respectivamente, abordaron la necesidad de conformar
un canal de televisión, posiblemente de nombre "TeleSUR", para que sirviera de alternativa a los contenidos de
CNN en el sur del continente. Meses más tarde, durante el Encuentro Mundial de
Intelectuales y Artistas en Defensa de la Humanidad (2004), se discutió la
pertinencia de fundar una "televisora del Sur", con el fin de
difundir "una visión emancipatoria y diversa en la lucha por un mundo
multipolar, justo y antagónico a la información globalizadora neoliberal". La principal
propuesta la encabezaba Aram Aharonian y Miguel Bonasso, un proyecto con una
estrategia comunicacional televisiva hemisférica de alcance mundial, acorde con
los procesos alternativos a la globalización neoliberal y a favor de las luchas
populares continentales. Andrés Izarra, ministro del Poder Popular para la
Comunicación de Venezuela, anunció finalmente en enero de 2005 la conformación
de la Nueva Televisión del Sur, TeleSUR. Para el 24 de julio, que coincidió con
el onomástico de El Libertador Simón Bolívar) de 2005, inició la transmisión
regular con una barra de noticias permanente. "Desalambrar los latifundios
mediáticos latinoamericanos". En el nivel internacional, TeleSUR pretende
situarse a la par de otros canales globales de información y noticias, como Al
Jazeera (Qatar), France 24 (Francia), BBC World (Reino Unido), Euronews (TV
Pública europea), y por supuesto, CNN (Estados Unidos). Al mismo tiempo,
crítica la perspectiva de la información del Sur que se emite desde los canales
del Norte, particularmente aquellos que generan sus contenidos para la
audiencia hispana desde Estados Unidos, como CNN en español, Univisión o
Telemundo. Debido a que el proyecto contaba con el apoyo total del gobierno bolivariano
de Venezuela y de Hugo Chávez, ha sido fuertemente cuestionado en el nivel
internacional y periodístico por su parcialidad informativa y su compromiso
político. El hecho de que el
primer director del canal, Andrés Izarra, fungiera también como ministro de
Comunicación e Información del gobierno bolivariano, aumentó las críticas.
TeleSUR fue cimentado bajo la idea de ser el primer proyecto televisivo masivo
y contra-hegemónico para la integración latinoamericana, un proyecto
multiestatal, sin participación privada, financiado por los gobiernos de
Venezuela, Cuba, Argentina, Uruguay, Bolivia, Nicaragua y Ecuador. Su primer
eslogan, "Nuestro Norte es el Sur", reforzaba su ideal de integración
latinoamericana. El mismo Aharonian expondría a La Jornada (2005, 27 de febrero)
directamente que TeleSUR buscaba la exposición de los conflictos, movimientos
populares y procesos políticos subcontinentales, que son ignorados por las
cadenas informativas del pensamiento único. TeleSUR no oculta su visión del mundo:
a favor de la integración latinoamericana; en contra de la globalización
neoliberal; y por una agenda informativa regional propia. Ésta visión
informativa significa focalizar su atención en acontecimientos y las coberturas
que no necesariamente tienen lugar a través de las tradicionales agencias de
noticias o grandes medios noticiosos. Se privilegia así los movimientos
sociales, las marchas, las protestas de sectores populares, los avances
electorales de partidos de izquierda, los progresistas o nacionalistas, los
derechos humanos, los pueblos indígenas, los levantamientos, las rebeliones,
las identidades, la cultura popular, etc. A diferencia del manejo informativo
de otros canales internacionales de noticias, TeleSUR no ha ocultado jamás su
pertenencia a un campo ideológico y de disputa de lo político, en una época en
que los medios suelen suscribir generalidades sobre sus decálogos y líneas
editoriales. Ante un panorama noticioso, en el que han surgido otras opciones
informativas basadas en el modelo CNN, TeleSUR ha cumplido 20 años al aire. La
primera cobertura que le dio visibilidad internacional fue el golpe de Estado
en Honduras de 2009, a tal grado que una de las consecuencias fue que la cadena
televisiva fue hostigada por sus reportes, que sostenían que la salida
presidencial no fue un traspaso constitucional sino un golpe de nueva factura. En el caso de México dio una amplia
cobertura sobre la rebelión oaxaqueña de la Asamblea Popular de los Pueblos de
Oaxaca (APPO, 2006), también de la fraudulenta elección de 2006 y de la "guerra contra el
narcotráfico". Hacia el sur del continente
centró su atención en los piqueteros y las Madres de Plaza de Mayo en
Argentina, en la defensa de la tierra de los mapuches de Chile, en las luchas
de indígenas en Bolivia y Ecuador, en el proceso de paz entre las FARC y el
Gobierno en Colombia, en las nacionalizaciones en Bolivia, en los procesos constituyentes
de Ecuador y Bolivia, en las constantes citas electorales en Venezuela, en las
gestiones para la conformación de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) y
en la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC). En el ámbito
de las elecciones, como ya se refirió, ha seguido de cerca prácticamente todas
las elecciones presidenciales de América Latina desde 2005. Y, por supuesto, ha
seguido puntualmente los más recientes sucesos que han puesto en entredicho la
continuidad del ciclo progresista: la muerte del presidente Hugo Chávez en 2013
y la posterior derrota legislativa del chavismo en 2013, la derrota del
peronismo ante Mauricio Macri en Argentina en 2015, el "No" del
referéndum constitucional en Bolivia en 2016, la destitución de la brasileña
Dilma Rousseff en 2016, e incluso, simbólicamente, el deceso del líder de la
revolución cubana Fidel Castro en 2016. En el contexto de la lucha política e
ideológica de los últimos lustros en América Latina, TeleSUR ha comenzado a
experimentar dificultades relacionadas con su difusión o financiamiento. El
primero de ellos es la relación con Argentina, uno de los Estados nacionales
fundadores del proyecto en 2005. Tras el fin del mandato de la presidente
Cristina Fernández y de la derrota presidencial del Frente para la Victoria, el nuevo mandatario
Mauricio Macri inició una reestructuración mediática que incluyó la exclusión
del canal del sistema de Televisión Digital Abierta (TDA) en todo el país y la
salida de Argentina como miembro de TeleSUR. Por otro lado, la caída de los
precios internacionales del petróleo y la subsecuente crisis económica y
política al interior de Venezuela, desde 2013, parece haberse afectado incluso
la viabilidad del proyecto. Desde mediados de 2016, la televisora lanzó una
campaña permanente recaudación de fondos en su sitio web y en redes
sociodigitales, donde pedían a los televidentes donar para el sustento del
canal: "TeleSUR nació desde un proyecto político, la revolución
bolivariana de Venezuela, para disputar mediáticamente el discurso noticioso.
En ésto estriba su principal papel no exento de retos. En el pasado reciente,
con gobiernos proclives a la integración y a su financiación, el proyecto
carecía de incertidumbre. Ante las actuales dificultades políticas y económicas
de la República Bolivariana de Venezuela, el financiamiento y apoyo político
son los principales riesgos para el futuro del canal… A ésto hay que agregar la
crisis generalizada entre los medios de comunicación tradicionales: la
irrupción de nuevos medios puramente digitales que han venido a disputar el
discurso noticioso a los otrora poderosos (por ser únicos) medios análogos… Es
claro que la vastedad de la oferta mediática, análoga o digital, hace imposible
que TeleSUR juegue el papel que en su momento tuvieron la radio y la televisión
en el siglo XX latinoamericano; sin embargo es, al menos, una ventana regionalista
que no existía hace 15 años. Dentro de la diversidad de canales de noticias de
varios lugares de emisión, son evidentes los posicionamientos diferentes.
Empresas de noticias televisivas como CNN, a pesar de su discurso de libertad
respecto del poder, se plegó informativamente a la visión de Washington durante
las intervenciones en Afganistán e Irak, en la llamada "guerra
contra el terrorismo". Por su parte,
Al Jazeera genera noticias desde una óptica islámica. La televisora del Estado
galo, France24 comunica los sucesos desde una óptica francesa y sus intereses;
Euronews desde el servicio público audiovisual de la Unión Europea; HispanTV
desde el punto de vista de la República Islámica de Irán; Russia Today desde
los intereses de Moscú… El reto es aprender a consumir el contenido mediático
con plena conciencia, para saber qué esperar de CNN en Español, qué esperar de
BBC World, qué esperar de Al Jazeera, y, para América Latina, qué esperar de
TeleSUR" (Carballal Cano, pp. 241, 242, 243). Don Tapscott & Anthony D. Williams en "Macrowikinomics. Nuevas fórmulas para
impulsar la economía mundial" (PAIDÓS, 2011), ubican que cuando
millones de iraníes, indignados y desilusionados, tomaron las calles de Teherán
en junio de 2009 para protestar por los resultados electorales que volvían a
otorgar la victoria a Mahmud Ahmadineyad, el mundo vislumbró por primera vez la
posibilidad de un Irán reformista. Ya no formaba parte únicamente del llamado
Eje del Mal, con ambiciones nucleares poco claras y un presidente provocador.
Gracias a las tecnologías modernas y a su capacidad de burlar la falta de
libertad de expresión, el mundo entrevió el nacimiento de un nuevo Irán. Ésta
nueva visión de Irán se perfiló en gran parte gracias a millones de tuits
enviados durante las protestas postelectorales, a un ritmo que alcanzó los
221.744 tuits por hora (3.695 por minuto) durante las manifestaciones. Éstos
mensajes ofrecieron al mundo una perspectiva en tiempo real sobre lo que
ocurría en las calles de Teherán. A medida que cientos de miles de iraníes se
echaban a las calles, con la consecuente represión sangrienta, se iban subiendo
a Twitter y a otras redes testimonios gráficos de la violencia. Una tormenta de
inquietud y solidaridad se apoderó de Internet. Y como había pocos corresponsales
extranjeros desplazados en Teherán, las novedades publicada en los medios
sociales constituían la principal fuente de información para los reporteros. La BBC, por ejemplo, se vio obligada a advertir en sus
informativos que resultaba muy difícil investigar los datos, y citaba a los
periodistas de su departamento persa, con sede en Londres, en lugar de recurrir
a los enviados especiales en la zona. Otros medios de comunicación occidentales
se toparon con restricciones similares. Con su control de los medios de
comunicación, la oligarquía clerical iraní se jacta de ser una auténtica
democracia islámica en la que los verdaderos intereses de todos los iraníes
están supuestamente protegidos por un dirigente que goza de inspiración divina.
Sergio Castaño Riaño
en "El poder blando de Irán en
América Latina: HispanTV" (Konrad-Adenauer-Stiftung, 2024) ubica que la
estrategia de la política exterior iraní se ha centrado en tres pilares:
diplomacia, difusión de su narrativa y construcción de alianzas comerciales. La
alianza establecida entre Hugo Chávez y Mahmud Ahmadineyad se concretó en la
elaboración de un relato conjunto. Para ello se potenció el carácter
revolucionario de los gobiernos de Irán y de Venezuela, y se destacaron los
elementos que permitían vincular a la Revolución bolivariana, impulsada por
Hugo Chávez en 1998, con la Revolución iraní. En realidad, poco o nada tenían
en común, más allá de un mutuo sentimiento contrario al imperialismo de
Occidente. No obstante, ése objetivo común permitió reforzar su discurso e
invitar a otros países a sumarse a la lucha por avanzar hacia la consecución de
un orden mundial alternativo. De éste modo, los países latinoamericanos
situados en una línea ideológica próxima a la de Venezuela como Nicaragua,
Bolivia y Cuba, con la complicidad del Ecuador, presidido en aquel tiempo por
Rafael Correa, no tardaron en sumarse al proyecto e iniciar conversaciones con
el presidente iraní. En éstos años, Cuba y Venezuela impulsaban el proyecto de
la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA), que
pretendía consolidar las bases para que América Latina avanzara hacia el
socialismo del siglo XXI. La alianza de las naciones bolivarianas
con Irán trató de ser revestida de un tinte ideológico que, en realidad, no contaba
con una base sólida, ya que muchas de las cuestiones defendidas por la mayoría
de los grupos de izquierda en América Latina como el aborto, la igualdad de
sexos, los matrimonios homosexuales, los "cambios de sexo"
o la eutanasia son condenadas en Irán, y algunas de ellas, incluso, con la pena
de muerte, mientras que en países como en Cuba están totalmente normalizadas. Por tanto, resulta contradictorio que
un país conservador, que se rige por férreos valores religiosos, apoye a
gobiernos y a grupos de izquierda con principios opuestos a los que definen a
la República Islámica de Irán. A pesar de ello, el objetivo de Irán en los
últimos años se ha centrado en defender a los gobiernos bolivarianos y en
apoyar a las opciones de izquierda en aquellos países en los que éstas actúan
desde la oposición. Así, más allá del componente ideológico, la verdadera causa
que motivó las relaciones entre iraníes y bolivarianos no respondió más que a
intereses estratégicos y pragmáticos. Buscando su consolidación en América
Latina, Irán comenzó en 2007 un intenso proceso de apertura en embajadas en
Nicaragua, Chile, Colombia y Bolivia. Dos años más tarde abrió la embajada en
Ecuador. De ésta forma, contando con misiones diplomáticas ya activas en
Brasil, Argentina, Uruguay, México y Venezuela, Irán conseguía tener una
importante representación oficial en América Latina. De forma paralela, Irán
estableció acuerdos comerciales con varios países. Logró resultados importantes
en Brasil y en Argentina que, en la actualidad, se han convertido en los
principales socios comerciales en la región. Por último, el gobierno de Teherán
potenció su estrategia de comunicación, que fue planteada como un instrumento
vital para ganar influencia, conseguir reconocimiento y apoyar las propuestas políticas
que podían contribuir a reforzar sus intereses en Latinoamérica. En éste sentido la clave se situó en intentar conectar
las acciones del gobierno iraní con la opinión pública. Para alcanzar ésta
meta, Irán potenció su presencia en las redes sociales, algo que contrasta con
el tratamiento que se da al uso de Internet dentro de sus fronteras. Irán
también creó sus canales de noticias: PressTV, en inglés, en 2009, e HispanTV,
en español, cuyas trasmisiones se iniciaron en 2012. La creación de ésta plataforma
mediática suponía un impulso a la estrategia trazada desde Teherán para ganar
presencia en Latinoamérica. El
propio presidente Ahmadineyab inauguró las emisiones, el 31 de enero de 2012
con un discurso en el que presentaba el canal como una iniciativa para unir a
Irán con los pueblos de habla hispana, y como un instrumento ideológico
destinado a confrontar a aquellos que pretendían dominar el mundo. De ésta
forma, HispanTV y su sitio web se convertían en la principal herramienta de
poder blando de Irán en los países de América Latina. El canal está integrado
al consorcio estatal de la Radiodifusión de la República Islámica de Irán
(IRIB), un ente controlado por el Consejo de los Guardianes de la Constitución
que se encarga del nombramiento de todos sus directivos y de marcar la línea
editorial. El Consejo representa al poder religioso, es nombrado por el jefe
del Estado, el ayatolá Jomeini, y supervisa las acciones del gobierno y las
decisiones del Parlamento para que éstas cumplan con los principios
constitucionales. Por tanto, los contenidos de HispanTV también corresponden a
los criterios establecidos por el Consejo de los Guardianes y deben pasar el
filtro ideológico establecido por las autoridades religiosas de Irán que,
además, financian el canal en su totalidad. La puesta inicial del gobierno
persa por HispanTV lo llevó a un importante desembolso económico. El canal
estableció sus estudios centrales en Teherán, desde donde se emiten los
informativos: "Sin embargo, entre 2012 y 2018, la mayor parte de los
programas se realizaron desde los estudios en Madrid. El desarrollo de la
actividad en España se llevó a cabo a través de productoras independientes
constituidas en Madrid: 360 Global Media Producciones Audiovisuales HispanTV y
Producciones Audiovisuales PressTV, a cuyo frente se situó el empresario iraní
Mahmoud Alizadeh Azimi, quien actuó como enlace con Teherán. La presencia en la
capital de España permitió contar con rostros conocidos para sus programas y
facilitó así la conexión con el público. De éste modo, el canal buscaba ofrecer una mayor
credibilidad, como la que podía aportar el periodista español David Tejera,
después de años como rostro de los informativos de los canales Antena 3 y CNN+,
o Ana Peralta, con experiencia en la radio Cadena Ser y que trabajó en los
estudios centrales en Teherán: Para la producción de algunos de los programas
que se emitían desde Madrid contaron con el antiguo director del diario Ya,
Gustavo Morales, quien produjo el programa de tertulia política Enfoque y dirigió Orientan con un formato similar de debate. La comunicación entre
los estudios centrales y Madrid era permanente, si bien éstos contactos
estuvieron presididos por la opacidad mostrada desde Teherán que impedía a los
trabajadores en España participar en la toma de decisiones. La opacidad del
gobierno iraní impide contar con cifras oficiales que permitan conocer la
inversión realizada por Irán para poner en funcionamiento HispanTV. En
cualquier caso, fue una inversión importante, destinada a lograr una destacada
presencia mediática. Con el paso del tiempo se fue reduciendo el presupuesto,
la presencia en Madrid empezó a ser menor y la actividad del canal se concentró
en la capital iraní. Aunque Irán también buscaba interferir en los asuntos
españoles, el gran objetivo se situaba en América Latina. Con éste propósito,
también incorporaron a periodistas contratados en diferentes países
latinoamericanos, como el mexicano Roberto de la Madrid o el colombiano Luis
Javier González, quienes se trasladaron a Teherán para convertirse en los
referentes de los espacios informativos… Muchos de los corresponsales de
HispanTV en Latinoamérica han permanecido años vinculados a la cadena. Entre
ellos, cabe destacar a Sara Morales, corresponsal en Panamá, o quien fuera la
voz de HispanTV en Chile, Leonel Retamal. El caso de Retamal
comprueba la excelente sintonía que mantiene HispanTV con sus canales amigos,
el venezolano TeleSUR y el ruso RT. Los tres canales ofrecen un enfoque muy
similar de las noticias y, por lo general, comparten reporteros y analistas.
Por ello, tras trabajar para el canal iraní, Leonel Retamal continuó su carrera
profesional prestando sus servicios como periodista en TeleSUR. Sebastián
Salgado, el actual corresponsal de HispanTV en Argentina, llegó al canal desde
su apertura, después de trabajar como reportero para TeleSUR" (Castaño
Riaño, pp. 13, 14).
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La secta de
Somosaguas.
¸¸¸¸¸
Los cimientos de Podemos comenzaron en
Somosaguas. La Facultad de Ciencias Políticas y Sociología de la
Universidad Complutense de Madrid (UCM) vivió en primera persona cómo poco a
poco Podemos iba fraguándose como partido político hasta su irrupción a partir
de mayo con las elecciones europeas del 25 de mayo de 2014 con un partido de
izquierda que se había inscrito en el Registro Nacional de Partidos Políticos
del Ministerio del Interior tan sólo unos meses antes de la convocatoria en el
BOE del proceso electoral. La
relación entre Podemos y la Facultad de Ciencias Políticas y
Sociología de la Universidad Complutense de Madrid tiene su peso en los órganos
de dirección del partido: de las 62 personas que forman el Consejo Ciudadano de
Podemos, 19 presentan vínculos con la UCM o la facultad. Además de Pablo Manuel
Iglesias Turrión, que fue profesor de la UCM y no pertenece al mencionado
Consejo Ciudadano dado que era secretario general, personas como Íñigo Errejón
Galván (doctor en Ciencias Políticas por la UCM), Juan Carlos Monedero
Fernández-Gala (profesor de Ciencias Políticas), Carolina Bescansa Hernández
(profesora de Metodología de la Investigación en la UCM), Luis Alegre Zahonero
(profesor de Filosofía en la UCM), Tania González (licenciada en Ciencias
Políticas), y un largo etc. En total, más de un 30% de los miembros que
engrosan ésa lista de gobierno han pasado por las aulas de Somosaguas.
¿Endogamia ideológica? ¿Red clientelar? ¿Secuestro de Somosaguas? En la
facultad destaca "una
ideología republicana de defensa de los derechos civiles y la lucha obrera" y predomina
porque "está
establecida en los diferentes órganos de la facultad". Muy
ilustrativo para éste caso puede ser el informe Universidad Opina publicado en 2014, que informaba que el 41,2% de
los profesores universitarios ejercen en el mismo centro en el que estudiaron,
lo que revela una tasa de endogamia superior a los de otros países. Ésta tasa
es mayor en los centros públicos (44,2%) y muy reducida en las privadas
(13,9%), que generan muy poca plantilla. Elaborado a partir de 10.159
cuestionarios a miembros del personal docente e investigador de universidades
españolas, el informe subrayaba la relación entre endogamia y juventud del
profesorado: a menor edad, más posibilidades de permanecer en la universidad de
origen y viceversa. La Facultad de Ciencias Políticas y Sociología ha acogido
el regreso a la docencia del que fuera secretario general de Podemos y
vicepresidente del Gobierno. Pablo Iglesias da los jueves y viernes la
asignatura Gobernanza global, del cuarto curso de Relaciones Internacionales. Juan Carlos Monedero decidió solicitar la baja
laboral tras el estallido del escándalo de acoso sexual, hasta que la
Complutense emitió el siguiente comunicado: "Ante la lógica preocupación
existente entre el alumnado de nuestra Facultad, expresada formalmente por la
Delegación de Estudiantes a éste Decanato, y trasladada por nuestra parte al
Rectorado de la UCM, informamos de lo siguiente: El profesor Juan Carlos
Monedero no impartirá las clases de Teoría Política Contemporánea en el Doble
Grado de Derecho y Ciencias Políticas y Teoría y Práctica de las Democracias en
el Grado de Relaciones Internaciones hasta nuevo aviso". En la universidad
de Monedero, Verstrynge, Iglesias, Errejón y Rita Maestre existen siete
capillas. Los oratorios de la Universidad Complutense surgieron por un
"Acuerdo sobre Asistencia Religiosa Católica" firmado el 20 de
diciembre de 1993, por el entonces arzobispo Ángel Suquía y el rector Gustavo
Villapalos: el de Geografía e Historia, Derecho, Químicas, Educación, Ciencias
de la Información y Filosofía, en el campus de la Moncloa. Más el de la
Facultad de Psicología en el campus de Somosaguas. En la Universidad
Complutense el príncipe Juan Carlos Bourbon realizó estudios de Derecho
Político e Internacional, Economía y Hacienda Pública, recibiendo clases de Historia
en la Facultad de Filosofía y Letras. VANITY FAIR España ha
cubierto otras estancias. La infanta
Cristina de Bourbon y Grecia fue compañera de aula de Juan Carlos Monedero
Fernández-Gala en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociología, cuando la
facultad se encontraba en las instalaciones que se ubican en la carretera de La
Coruña y cuyo decano era Luis Rodríguez Zúñiga. Juan Carlos Monedero, dos años
mayor que la infanta Cristina, coincidió con ella, no porque fuera repetidor,
sino porque cambió de parecer. Estudió dos cursos de Económicas y luego se
cambió a Políticas. La hija de Juan
Carlos I y el alumno Monedero, que ya en aquel momento reivindicaba la
República, compartieron profesores y exámenes orales, como los que realizaba
Torregrosa, profesor de Psicología Social, que siempre utilizó ése tipo de
evaluación con los alumnos. También intercambiaron apuntes de clases que daba
Raúl Morodo, Enrique Curiel, Salustiano del Campo y Carmen Iglesias, quien,
además de profesora, fue su tutora y quien vigilaba ciertas arbitrariedades que
tuvo que padecer la hija del Jefe del Estado. La infanta tuvo que pagar un
peaje por haber elegido una carrera universitaria compleja en el ámbito de las
manifestaciones y desagravios sociales. Más de una vez tuvo que entrar a la
Facultad al grito de "¡abajo y muerte a la monarquía". Por su parte,
Monedero, alumno aventajado y ayudante del profesor en algunos de los equipos
de trabajo que se organizaban, alguna vez tuvo que ayudar a la infanta
Cristina. Quienes coincidieron en aquella época con ambos recuerdan que la
infanta Cristina se relacionaba lo justo. Bajaba de vez en cuando al bar, donde
el joven Monedero hacía proselitismo republicano entre los estudiantes de otras
facultades. No había animosidad, los más republicanos se consolaban con la idea
de que "al menos habrá una licenciada", refiriéndose a la formación
de Ciencias Políticas y Sociología en la casa Bourbon. La infanta tuvo que
dejar de compartir ése tiempo con Monedero cuando hubo una amenaza de secuestro
por parte de un comando Euskadi Ta Askatasuna (ETA). La
Facultad de Ciencias Políticas y Sociología de la Universidad Complutense es un
mundo de pintadas, carteles, eslóganes de ultraizquierda, suciedad, abandono,
tomas, piquetes y barricadas que la asemejan a la Facultad de Arquitectura de
la Universidad Politécnica Nacional de Atenas (PNM), la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales (FCPyS), la
Facultad de Filosofía y Letras (FFyL) y los Colegios de Ciencias y Humanidades
(CCH) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
El 16 de febrero
de 2023 arrancó la campaña electoral por la rectoría de la Universidad
Complutense con ocho candidaturas: el rector Joaquín Goyache, catedrático de la
Facultad de Veterinaria que se presentaba a la reelección; Javier Arias Díaz,
catedrático de Cirugía en la Facultad de Medicina; Esther del Campo García, de
Ciencia Política y de la Administración en la Facultad de Ciencias Políticas;
Matilde Carlón Ruiz, de Derecho Administrativo en la Facultad de Ciencias
Económicas; María Castro Morera, catedrática de la Facultad de Educación,
Josefa Isasi Marín, de Química Inorgánica en la Facultad de Ciencias Químicas;
Iñaki López Sánchez, de Organización de Empresas en la facultad de Ciencias
Económicas y Empresariales; y Jesús Pérez Gil, catedrático de Bioquímica en la
Facultad de Ciencias Biológicas. La campaña electoral estuvo marcada por actos
de violencia. El 25 de enero Isabel Díaz Ayuso sufrió una virulenta protesta
organizada por el Sindicato de Estudiantes cuando fue a la Facultad de Ciencias
de la Información a ser reconocida como "alumna ilustre". Lo peor
estaba por venir, desde la Facultad de Ciencias Políticas se calentó la visita
de la embajadora de Israel permitiendo carteles amenazantes contra ella donde
se avisaba que allí no era bienvenida. La decana y candidata Esther del Campo
los permitió, Rodica Radian-Gordon cumplió con su compromiso y tan sólo la
intervención tanto de la seguridad privada de la UCM como de la decana Isabel
Durán, que permitió la entrada de los antidisturbios para desalojar a los
violentos, evitó un enfrentamiento. El día previo, su homólogo palestino
también había acudido a las jornadas organizadas para conmemorar los Acuerdos
de Oslo de 1993 y no hubo problema alguno.
La afinidad entre Esther del Campo García y Podemos ha sido estrecha. No en
vano, ya era decana cuando Pablo Iglesias, Juan Carlos Monedero, Carolina
Bescansa y Jorge Verstrynge eran profesores en su facultad y crearon el
partido, el cual le ayudó a formar parte de la Junta Electoral Central (JEC) en
el verano de 2020. Ése mismo año, la decana invitó al entonces vicepresidente Pablo
Iglesias a una charla en su edificio junto al exvicepresidente de Bolivia
Álvaro García Linera presentándolo como la vuelta del "hijo pródigo". En la Facultad donde eran bien recibidos Hugo
Chávez, Rafael Correa, Evo Morales, Husni Abdel Wahed y Arnaldo Otegi, eran
boicoteados Josep Piqué, Rosa Díez González, Isabel Díaz Ayuso, Iván Espinosa
de los Monteros, Yunior García, Leopoldo López, Santiago Urbina, Rodica Radian-Gordon
y Marcela Lagarde. Las pintas y carteles son testimonio del "soviet" de la
Complutense: "La Complu es antifascista y antisionista", "Viva
Chávez", "muerte a la policía", "patriarcado y
capital", "el eje del mal es heteropatriarcal", "facultad
sumisa y combativa", "si vienes a rezar a mi escuela iremos a pensar
a tu iglesia", "estás en nuestra lista", "al gulag",
etc. Aunque el ministro de Universidades, Joan Subirats, defiende que los
centros "reflejen la diversidad ideológica de la sociedad", la Complutense
no se distingue por el debate, la discusión ni el libre contraste de ideas. Por
el contrario, son los mismos profesores los que participan con los alumnos en
los boicots. El profesor titular Heriberto Cairo Carou (posterior Decano de la
Facultad, desde junio de 2010), fue el director de las tesis doctorales de
Pablo Iglesias e Íñigo Errejón, además de ser el director de la tesis en curso
de un doctorando becado que intervino en la acción contra la libertad de culto
de la capilla. Íñigo Errejón Galván se distinguía por
acudir a la Facultad de Ciencias Políticas y Sociología, a cumplir sus
obligaciones como doctorado del Profesor Cairo, ayudándole con la asignatura de
Geografía Política de la Licenciatura en Ciencias Políticas y de la
Administración con labores como vigilar exámenes en el curso 2006-2007, vestido
con una camiseta que reivindicaba el movimiento de apoyo filoetarra de
constitución de un Estado que agrupase las Provincias Vascongadas (Álava,
Guipúzcoa, Vizcaya), la Comunidad Autónoma Foral de Navarra y el País Vasco
Francés. Juan Carlos Monedero
y Heriberto Cairo fueron profesores de Pablo Iglesias e Íñigo Errejón, Pablo Iglesias
fue profesor de Rita Maestre. Iglesias y Errejón fundaron la Asociación Universitaria
CONTRAPODER en mayo de 2006, cuya portavoz era Rita Maestre; el
Grupo de Teatro ANTÍGONA y La Tuerka en 2010, cuyo director y conductor era
Pablo Iglesias. El grupo era tolerado por el rector Carlos Berzosa.
En 2009 el
blog de CONTRAPODER
informaba de la visita del presidente del Estado plurinacional de Bolivia Evo
Morales en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociología el lunes 14 de
septiembre. El motivo era la inauguración de un mural estudiantil en honor a
Tupac Katari y a las luchas anticoloniales y para impartir una conferencia en
el salón polivalente de la Facultad: "Las transformaciones políticas de Bolivia". El
programa contemplaba como presentador a Íñigo Errejón Galván, director del
seminario de la Complutense "Bolivia:
Historia, Política y Revolución" y miembro de la Fundación CEPS. El acto
presidido por Francisco Aldecoa Luzárraga, decano de la Facultad de Ciencias
Políticas y Sociología. D. Carlos Berzosa Alonso Martínez, rector de la
Universidad Complutense de Madrid. Con la intervención de Alberto Montero
Soler, vicepresidente de la Fundación CEPS; Pablo Iglesias Turrión, miembro de
la red de profesores La Promotora y de la Fundación CEPS; Rita Maestre,
portavoz de la Asociación Universitaria CONTRAPODER. El acto
organizado por la Fundación CEPS, AU CONTRAPODER, Red de
profesores La Promotora y la Universidad Complutense de Madrid: "El análisis de las
experiencias acontecidas en América Latina nos había provisto de nuevos
instrumentos teóricos para interpretar la realidad de la crisis española,
enmarcada en el contexto del sur de Europa, área que desde 2011 comenzamos a
creer que se hallaba en un proceso de latinoamericanización, entendido como la
apertura de una estructura de oportunidad política. La teorización más precisa
de aquella posibilidad populista la llevó a cabo Íñigo Errejón a partir del
pensamiento de Ernesto Laclau. El segundo elemento que sirvió para definir la
hipótesis fue La Tuerka. Desde el principio, y aun asumiendo la modestia de
nuestro medio, entendimos La Tuerka como "partido". La gente no milita en los partidos, decíamos, sino
en los medios de comunicación. La Tuerka primero, y después el programa Fort
Apache, fueron los "partidos" desde los que practicamos la lucha
política en el terreno de producción ideológica fundamental: la televisión. La
Tuerka se convirtió en la escuela que nos preparó para intervenir después, con
una enorme eficacia, en las tertulias de las grandes televisiones. Y también
nos formó para el trabajo de asesoramiento en comunicación política que
desarrollamos paralelamente en España y América Latina, que a su vez nos dio
experiencia en el diseño de campañas electorales y en la formación de
portavoces y líderes políticos. Gracias a la Tuerka y a la formación en
comunicación audiovisual aprendimos a hacer slots y a pensar políticamente en
clave televisiva. Los amantes de las teorías conspirativas han querido ver en
éste itinerario un plan premeditado de asalto al poder político en España.
Jamás pensamos que podríamos llegar tan lejos; nuestros objetivos eran mucho
más modestos. Sin embargo, cumpliendo ésos objetivos menores (escribir
artículos académicos, impulsar iniciativas modestas, dirigir y presentar un programa
de televisión, estudiar comunicación audiovisual, asesorar a fuerzas políticas
en técnicas de comunicación) conseguimos estar muy bien preparados cuando
apareció el ingrediente imprescindible de la hipótesis Podemos: la posibilidad de liderazgo de una
figura mediática que disfrutaba de un altísimo nivel de notoriedad en España.
Nada aseguraba que pudiéramos llegar algún día a las televisiones y nada
garantizaba que, de llegar, nuestra presencia fuera eficaz y tuviera
continuidad. Fue a partir de mayo de 2013 cuando mi presencia en los medios de
masas se hizo constante. En el verano de aquel año empezamos a reflexionar
sobre la posibilidad de usar mi protagonismo mediático para intervenir
políticamente en nuestro país" (Iglesias Turrión, pp. 21,
22). En 2010,
formaban parte del Consejo Ejecutivo de la Fundación Centro de Estudios
Políticos y Sociales (CEPS) nombres de futuros dirigentes y diputados de
Podemos: Rubén Martínez Dalmau (presidente), Alberto Montero Soler
(vicepresidente), Luis Alegre Zahonero (responsable del área de organización),
Antonio de Cabo de la Vega (responsable del área de publicaciones), Pablo Iglesias
(responsable del área de grupos de trabajo e investigación), Fabiola Meco Tebar
(responsable del área de gestión y recursos), Antonio Montiel Márquez
(responsable del área de cooperación para la democracia local). Y en diciembre
de 2013 (antes de la fundación de Podemos), el patronato de la Fundación CEPS
lo constituyen Alberto Montero (presidente), Íñigo Errejón (secretario), Fabiola
Meco (vicepresidenta y tesorera) y Roberto Viciano, José Manuel de Pablos Coello,
Antonio de Cabo, Pablo Iglesias, Isabel Luján, Adoración Guamán y Rubén
Martínez como vocales. La Fundación CEPS en marzo de 2016 cesa su actividad y
hasta desactiva su sitio de Internet. Antes de "desaparecer", se describía como una
organización comprometida con la izquierda, que entiende que el sistema
capitalista ha demostrado ser "incapaz
de asegurar una vida digna a la mayor parte de la población del planeta y hoy
pone en riesgo la propia supervivencia del género humano". Según indica, durante más de una década, su experiencia política
ha estado concentrada en América Latina "proveyendo consultoría política,
jurídica y económica a fuerzas y gobiernos progresistas en la región". Han
cooperado como técnicos "en el diseño de políticas públicas (procesos
constituyentes, así como en materia legislativa, planes de desarrollo y gestión
pública) en Venezuela, Ecuador, Bolivia, El Salvador y Paraguay" y también
en programas de formación académica en Venezuela, Ecuador, Bolivia y Cuba, y de
formación de cuadros políticos en Venezuela, Bolivia, Ecuador y Guatemala. También explica que ha asesorado a fuerzas
políticas de izquierdas en procesos electorales en Venezuela, Bolivia, Ecuador,
El Salvador, Paraguay, Colombia y Perú, y han participado como observadores
internacionales acreditados en procesos electorales de Venezuela, Ecuador,
Bolivia, Paraguay, Colombia, Brasil, Perú, El Salvador, México y Nicaragua. El
Centro Estratégico Latinoamericano de Geopolítica (CELAG) es una organización
de consultoría política creada a principios de 2014, integrada por miembros de Podemos.
El CELAG trabaja para los gobiernos de Venezuela, Bolivia y Argentina y ha
contado con la colaboración de Íñigo Errejón y Juan Carlos Monedero cuando ya
habían puesto en marcha Podemos. CELAG, que tiene su sede en Quito, es una
escisión de CEPS, la fundación en la que participó toda la cúpula de Podemos
antes de la creación del partido. En 2015 Juan Carlos Monedero e Íñigo Errejón
figuraban en la página del CELAG como miembros del Consejo Consultivo. Sergio
Pascual y Auxiliadora Honorato, destacados dirigentes del Consejo Ciudadano de
Podemos, la Ejecutiva del partido, también forman parte del Consejo Consultivo
del CELAG. Por su parte, el otro integrante de CEPS presente en CELAG, Alfredo
Serrano Mancilla, es el máximo dirigente de la organización con sede en Quito. Bajo el manto de Antonio Elorza Domínguez, Catedrático de
Ciencia Política y de la Administración y Director de Departamento de Ciencia
Política y de la Administración III (Teorías y Formas Políticas y Geografía
Política), una escisión del Departamento de Historia del Pensamiento y de los
Movimientos Sociales y Políticos de la Facultad de Ciencias Políticas y
Sociología de la UCM, que él mismo creó y sostuvo, crecieron y prosperaron
éstos personajes, mientras que se dedicaban a ejecutar "acciones reivindicativas",
según su propia denominación. Elorza fue autor de "Pablo Iglesias: videocracia y populismo" (El Correo) y "La Ola" y
"La irresistible ascensión de P.I." (El País). Fragmentos destacados de los artículos: "Y en ésto
llegó Pablo Iglesias, y se acabó la diversión. Desde unos supuestos ideológicos
enfrentados a los de Berlusconi, y en un período muy breve de tiempo, siempre a
partir de la videocracia, el joven profesor interino de Políticas en la UCM ha
conseguido forjar la imagen de líder de una izquierda renovadora. Supo
prepararlo, como aquel, desde una televisión de barrio, TeleVallekas, donde el
contenido era lógicamente radical, con una inclinación acusada hacia la
izquierda latinoamericana made in Chavea,
e Iglesias montó y dirigió un programa de debate político, "La
Tuerka". Iglesias maneja con soltura la falsa evidencia –por ejemplo, en
relación al euro-, el sarcasmo –para descalificar al oponente- y las técnicas
de marketing para captar adherentes
entre los insatisfechos del sistema. Es un hábil líder populista. Aunque inició
su carrera profesional en el departamento de Ciencia Política que yo dirigía,
tuve pocos contactos con Pablo Iglesias. Más importa su temprana relación con
otros estudiantes radicales que ahora le acompañan, caso de Íñigo Errejón,
quien guio su campaña con mano maestra después de haber trabajado en Venezuela
para lo mismo, al parecer, con Chávez, del cual fue entusiasta sostenedor. El
fondo de música rapera nos lleva desde La
ola a ocuparnos de CONTRAPODER. En
la Facultad de Políticas de la Complutense existe una larga tradición de
izquierdas, vigente desde la lucha democrática antifranquista, con lógicos
altibajos. Será en 2008 cuando los grupos de estudiantes izquierdistas cobren
mayor cohesión y, como en La ola, por
presencia activa de docentes. Diciembre 2008: primer boicot, a una conferencia
de Josep Piqué, con unos estudiantes disfrazados de presos de Guantánamo.
Empezaban el espectáculo y el uso de signos identitarios para forjar la
cohesión grupal. Antes, en
febrero, fracasó un intento de boicot a gritos de una conferencia de Rosa Díez.
Para atraer votos, hará falta diluir la propia mentalidad chavista, según hace
el interminable programa electoral de Podemos, dando prioridad a necesidades
bien reales (desahucios, pensiones, corrupción). Ahí cabe todo, sin estimación
de costes; por éso es justa la calificación de populismo. El proyecto de
Podemos no es como el de Alexis Tsipras, revolucionario, de cambio radical en
la Europa realmente existente, sino antisistémico. La crisis económica ha sido
la estructura de oportunidad en cuyo marco han surgido los nuevos movimientos
sociopolíticos. En un caso (Syriza de Tsipras en Grecia), por agrupamiento de
una izquierda antes fragmentada: en los otros dos (Movimiento 5 Estrellas del
italiano Beppe Grillo, y Podemos, liderado por Pablo Iglesias), desde una
radical novedad en medios y mensaje. La estructura de oportunidad puede
compararse a un vacío en la vida política, en circunstancias como las actuales
de creciente malestar económico y descrédito de los actores políticos
tradicionales, que alcanza al propio régimen constitucional. Hay una diferencia
sustancial entre 5 Estrellas y Podemos. Basado en el blog y en las explosiones
retóricas de Beppe Grillo, con su discurso de descalificación frente a
"las dos castas", a Europa y a lo que se le ponga por delante, 5
Estrellas eligió una estrategia de ataque frontal, visible en todo momento. En
la vertiente opuesta, sin renunciar a una actitud de enfrentamiento con
"la casta", ni a la visibilidad, Podemos intenta conquistar áreas
sucesivas del mercado político, y para ello el radicalismo verbal se encuentra
acompañado de la simulación. Sucedió ya con el programa electoral. A Pablo
Iglesias le repugna la democracia como procedimiento; contra ella, lancemos
tuercas (título de su espacio en Tele K). Sin embargo, el programa rebosa de la
palabra "democracia" como seña de identidad; sus propuestas serían la
verdadera democracia. No conviene asustar. Al
ocuparse luego del tema, habla de "reformar la Constitución", sólo
que al explicarlo su contenido es el proceso constituyente, de raíz chavista.
Del mismo modo que su soflama contra la prensa de los millonarios, de
apariencia ultrademocrática, invoca bajo cuerda una "regulación" del
Gobierno, realmente existente bajo Maduro y Correa y contraria a la libertad.
Sin duda Iglesias y Errejón lograrán lo que una socióloga italiana llama el
"centralismo cibercrático", colocando el uso masivo de la Red, una
ilusión de democracia directa, bajo dirección leninista. Sólo falta que el PSOE
permanezca anquilosado para que Iglesias prosiga su ascenso" (García, pp. 110, 111, 112).
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Inquisidores &
Catequistas.
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Luis Suárez en la "Expulsión de los judíos. Un problema europeo" (ARIEL, 2012), explica que la inquisición medieval, a
diferencia de la que establecerían los Reyes Católicos después de 1480, no era
una Institución, con tribunales, cárceles o edificios, sino un procedimiento a
seguir, como lo son entre nosotros el civil y el criminal; a él tenían que
someterse todas las denuncias que se presentasen de "herética pravedad". A
los inquisidores, "averiguadores",
correspondía primero la tarea de descubrir si había delito, luego si el acusado
confesaba su culto pidiendo perdón o penitencia o si se mostraba recalcitrante. Sólo en éste
último caso podía ser entregado a las autoridades temporales para que ejecutasen la sentencia que las leyes
tenían prevista. Aquí entraba en juego la "lesa majestad". El procedimiento era mucho más suave que el que empleaban
los tribunales laicos, de modo que es forzoso admitir que los reos hubieran
salido peor parados en el caso de que su delito fuese juzgado por tribunales
temporales. Cuando los inquisidores lograban el arrepentimiento de los acusados
o comprobaban su inocencia, cerraban el caso proponiendo penas exclusivamente
canónicas, que podían ser rigurosas. Tan sólo en aquellos casos en que el reo
se cerraba a todo arrepentimiento o, después de juzgado, reincidía, se procedía
a "relajarlo al brazo secular". La Constitutio Criminalis Carolina, el
códice legal por el que se regía el emperador Carlos V desde el año 1532, contemplaba
el quebrantamiento de los miembros en la rueda a los asesinos varones. A los
falsificadores, los enemigos capturados, los blasfemos, las brujas, los herejes
y los sodomitas les esperaba la hoguera. El códice de Carlos V comparte muchos
elementos con los coutumiers franceses
del siglo XVI, basados a su vez en algunas tradiciones del siglo XIII. Todo era
poco para colaborar a la política de disuasión del delito, incluso una vez
muerto el ofensor. Los cadáveres de los criminales se dejaban públicamente expuestos
mucho después de que se hubiera ejecutado la sentencia a fin de frenar a otros
patibularios en potencia. Poco favor hace el feminismo en defender que las
brujas son sus parientes, ya que éstas eran criminales en el contexto legal. El
enterramiento en vida estaba destinado a las mujeres halladas culpables de
infanticidio. Se obligaba a la mujer culpable a tumbarse en una tumba poco
profunda y se la cubría de espinos; después se cerraba el sepulcro, empezando
por los pies. En un momento determinado, como remedo de lo que hacía Vlad
Drácula el Empalador, se clavaba una estaca en el corazón de la mujer. En el caso de
los asesinos varones, una vez con los miembros quebrantados, se cercenaba la
cabeza al reo y se hincaba en lo alto de un palo, mientras el tronco decapitado
se tendía sobre una rueda de carro que después se elevaba para pudrirse a la
vista de todos. Lo peor que te podía pasar como criminal en la Edad Media y Moderna
era ser relajado al brazo secular. Los defensores del laicismo ignoran que la
Inquisición Española era una institución moderna, y como tal, estaba en manos
del Estado. El primer auto de fe tiene lugar en Sevilla el 6 de febrero de
1481. Dos años más tarde, Isabel de Castilla estructura la institución
inquisitorial creando el "Consejo de la Suprema y General
Inquisición", compuesto por cuatro miembros y presidido por el inquisidor
general. El primero en ocupar éste cargo fue el dominico Tomás de Torquemada,
judío que se había convertido en un católico fanático. Es interesante ver hasta
qué punto la Inquisición se integra al dispositivo del gobierno de la Corona. Los
Consejos son, en efecto, los órganos consultivos del rey; en ésa época existían
dos clases: unos eran territoriales (hay un Consejo de Castilla, un Consejo de
Aragón, un Consejo de Flandes –actualmente Bélgica-), los otros eran temáticos
(Consejo de Estado, Consejo de guerra, Consejo de finanzas, Consejo de órdenes
militares). Que la Inquisición se estructure como un Consejo indica que los
asuntos religiosos pertenecen, de ahora en adelante, a la esfera del Estado y
se derivan del poder del rey, que nombra y revoca a los consejeros a su gusto. Actualmente no existe la Inquisición
española ni el Index librorum
prohibitorum que compilaba y actualizaba la lista de los libros prohibidos.
La Congregación para la Doctrina de la Fe (la Sagrada Congregación de la Romana
y Universal Inquisición) sólo se limita a reprobar libros peligrosos, Felipe VI
Bourbon es un rey decorativo y Pedro Sánchez del Partido Socialista Obrero
Español (PSOE) es el presidente de España. Pero no es diferente, la censura es una actividad
universal que adquiere distintos discursos. El feminismo
parte de un problema real: la violencia contra las mujeres. El origen de las
Unidades de Atención, Fiscalías Especializadas, Institutos y las Secretarías de
la Mujer, que han degenerado en Institutos y Ministerios de la Igualdad y la
Diversidad que diluyen el concepto mujer. El problema del feminismo no es el feminismo, una teoría social
como cualquier otra, sino que las feministas radicales han convertido el
feminismo en un dogma, el único marco interpretativo de la realidad,
adquiriendo un carácter sectario y marginal en el sentido de que se autoexcluyen
de los grandes debates. El feminismo se ha convertido en la religión de las
mujeres pobres, hasta que dejan de ser pobres: las ideologías tienen una
variable económica. Pablo Iglesias no pensaba lo mismo cuando no llegaba a los mil
euros como profesor interino en el soviet de la Complutense que como vicepresidente
de España con chalet en Galapagar. O Rita Maestre, cuando alega que son simples
funcionarios públicos de clase media, omitiendo que sus ingresos son incomparables
con la media laboral española. Su concepción de la propiedad privada y el
sistema capitalista que la protege ha cambiado, cuando éso ocurre, inician los
malabarismos para justificar lo que antes se condenaba en un estado de pureza. Al
menos en México, ése es el significado de chairo. A éste carácter sectario, se
suma una variable interseccional que agrupa los sectarismos de extrema izquierda:
anticapitalistas, comunistas, anarquistas, republicanos, ecologistas,
libertarios. En éstos
espacios cerrados, iniciáticos y herméticos hicieron carrera Juan Carlos
Monedero e Íñigo Errejón Galván, los catequistas e inquisidores de Podemos, Más
Madrid y Sumar que negaban la presunción de inocencia y las denuncias falsas
hasta que les tocó esgrimir ambos discursos en defensa propia. El 12 de septiembre de 2023, una denunciante mandó un correo
electrónico a la Secretaría de Feminismos de Podemos, entonces a cargo de
Ángela Rodríguez "Pam". El correo decía lo siguiente sobre el cofundador
de Podemos: "Buenas
tardes, me pongo en contacto con vosotras porque tengo conocimiento directo
desde hace años y es vox pópuli que
el señor Juan Carlos Monedero se dedica a incomodar y manosear mujeres jóvenes
en entornos del partido en los que tiene acceso a ellas". Los
comportamientos de los que hablaba la denunciante incluían "agarrar por
detrás rodeando con los brazos, realizar tocamientos en cintura y trasero y
comentarios inapropiados sobre mujeres muy jóvenes". Además, el señor
Monedero tenía éstas conductas con mujeres que "acababa de conocer o con
las que no tenía confianza". La denunciante también aseguró en éste correo
que el fundador de Podemos "intentó besar a una compañera estando ebrio"
y que, además, ya habían ocurrido episodios similares cuando Monedero se
encontraba "en estado de embriaguez". La denunciante confirmó en el
mail que intentó buscar ayuda dentro de Podemos, ya que ella pertenecía a dicha
agrupación, pero tenía conocimiento de que éstos comportamientos se
consideraban "un chiste dentro del partido" y que incluso se había
"bromeado del tema delante de las personas que estaban al frente de
Podemos y éstos ni se habían inmutado". En la misma línea, la denunciante
reveló que algunas chicas "habían pedido directamente a personas que
intervinieran", pero que les contestaban que lo hicieran público, aunque
no se podía ir en contra de un "amigo". Además, en el correo, la denunciante pide "hacer algo de
forma interna", puesto que si se hiciera público "sería peor hablar
de las veces que ésto se ha puesto en conocimiento del partido en general y de
personas del partido en particular y se ha ignorado". La persona que envió
éste mensaje a la Secretaría de Feminismos era una de las afectadas, que hacía
de portavoz de otras mujeres que habían sufrido lo mismo. Con toda ésta
información, no parece una coincidencia que la tercera fecha de ésta cronología
sea el 14 de septiembre
–sólo dos días después de que la Secretaría de Feminismos conociese el caso del
acoso sexual de Monedero-, el fundador de Podemos anunciara su dimisión de la
Fundación República y Democracia, el único cargo que mantenía a Juan Carlos
Monedero vinculado oficialmente a Podemos. El mismo día que Monedero se
despidió, Ione Belarra, ministra de Asuntos Sociales, le comentó en X:
"Muchas gracias por tu incansable trabajo en Podemos pero, sobre todo, por
haberte desvivido siempre por su magnífica militancia. Lo fácil, con todos los
ataques que has recibido, era haber abandonado. Seguimos juntos". Una
despedida que, en principio, podría resultar normal. Sin embargo, en ése
momento ya era de conocimiento en la dirección del partido la denuncia de acoso
sexual contra Monedero. Asimismo, por éstas fechas, llegó otra denuncia contra
Monedero a Podemos, ésta vez de forma verbal. Volviendo a la primera denuncia,
tras ignorar el correo durante 10 días –aunque ya se había apartado a Monedero
de Podemos-, supuestamente el 22 de septiembre "Pam" respondió con
otro mail a la denunciante. Podemos afirma que no obtuvo respuesta a dicho
correo, lo que provocó que tuvieran que archivar el caso. Sin embargo, la
denunciante ha asegurado que ésto es falso, puesto que ella no recibió ningún
correo. Ayme Román, conductora del canal Furor TV de YouTube, había relatado
cómo un "ex dirigente" de un partido de izquierdas la habría
contactado de madrugada con insistencia y posteriormente la habría sometido a
tocamientos y abrazos no deseados, asegurándole que "había surgido
magia" entre ambos. Además, señaló
la existencia de una red de "complicidad" y "encubrimiento"
dentro de la izquierda en relación con casos de acoso sexual, alegando que
éstas conductas eran conocidas desde hace años y que varias víctimas ya habían denunciado
episodios similares: "¿Por qué me dejaron cerca de ésta persona?". También
la Complutense tiene abierta una investigación a Juan Carlos Monedero tras
recibir una denuncia por acoso sexual de una alumna en septiembre de 2023. La Complutense
cuenta con un protocolo específico para abordar casos de acosos sexual y
sexista, enmarcado en su plan de igualdad. La Unidad de Igualdad, dependiente de la Delegación
del Rector para Igualdad, es el órgano encargado de gestionar éstos casos. Su
función es atender a la persona denunciante, realizar un seguimiento
individualizado y ofrecer asesoramiento, independientemente de si la presunta
víctima decide acudir a la Policía Nacional. El protocolo establece que, para
que la Unidad de Igualdad pueda intervenir o se imponga una sanción, los hechos
deben haber ocurrido dentro del campus universitario o en el marco de una
actividad vinculada con la UCM. Ésto incluye tanto las instalaciones
universitarias, como los Colegios Mayores, así como cualquier evento organizado
por la institución o relacionado con su actividad académica o laboral. Éste
caso se ha expuesto meses después de que Íñigo Errejón, cofundador de Podemos y
número dos, exportavoz parlamentario de Sumar, tuviera que dimitir el 24 de
octubre de 2024 por reconocer "comportamientos inadecuados con las
mujeres". La ironía quiso que Ayme Román entrevistara a Errejón en Furor
TV antes de la noticia. El escandalo se hizo público gracias a una denuncia
anónima compartida en la cuenta de Instagram de la periodista Cristina
Fallarás, afín a Podemos. Aunque la denuncia no mencionaba
directamente a Íñigo Errejón, sí describía a un diputado en Madrid como
maltratador psicológico, implicado en prácticas sexuales humillantes. Las redes
no tardaron en especular, y el martes 22 de octubre, las primeras sospechas
apuntaban directamente a Errejón. La gravedad de las acusaciones, unida al
silencio inicial del portavoz de Sumar, marcó el inicio de su derrumbe. Ése
mismo martes, mientras Íñigo Errejón pasaba el día en el Congreso negociando
una ley con el PP, la dirección de su partido iniciaba una investigación
interna. En privado, Más Madrid, el partido que cofundó,
también se movilizaba para verificar la veracidad de la denuncia. Sin embargo,
las sospechas eran tan claras que no hizo falta mucho tiempo para que la
situación se precipitara. Lo que comenzó como un rumor en redes pronto se
convirtió en una bola de nieve que Errejón ya no podía detener. El miércoles 23
de octubre, Más Madrid dio el primer paso oficial. Tras una reunión de
urgencia, la dirección del partido pidió a Sumar que exigiera a Errejón su
dimisión. A lo largo de la jornada, las conversaciones entre los equipos de ambos partidos fueron tensas. Ya no se
trataba sólo de proteger a las víctimas de la denuncia, sino también de
salvaguardar la imagen pública de dos formaciones que se habían presentado como
defensoras del feminismo. Cualquier atisbo de protección a un acusado de
violencia machista habría sido letal para ambas formaciones. Mientras tanto,
las declaraciones en privado se intensificaban. Fuentes cercanas a Sumar
admitían que Errejón había sido advertido en varias ocasiones sobre su vida
personal. Incluso se mencionaba un
incidente anterior, en el que una joven había denunciado tocamientos no
consentidos por parte del diputado en un concierto en junio de 2023. Aunque
éste episodio no llegó a los tribunales, la alarma estaba encendida. El
machismo de Errejón no era algo nuevo para quienes le rodeaban, pero las
advertencias se quedaron en éso: advertencias. Hasta ahora. El jueves 24 de octubre, la situación llegó a su
punto crítico. Por la mañana, Sumar convocó a su ejecutiva para tomar una
decisión final, mientras que Más Madrid no dejaba lugar a dudas: Errejón debía
dejar su cargo. Las presiones internas, sumadas a la condena pública en las
redes sociales, sellaron el destino del portavoz parlamentario. La decisión no
podía retrasarse más. Mientras tanto, el propio Errejón, consciente de que su
tiempo había terminado, optó por adelantarse a la sentencia oficial. A las dos y media de la tarde, el ya
exdiputado de Sumar publicaba un comunicado anunciando su renuncia a la
política. En el reconocía errores y admitía la contradicción entre su vida
personal y los valores que defendía en público. El "desgaste emocional" y la "subjetividad tóxica" que mencionaba en su carta no hacían más que confirmar lo que
muchas mujeres ya intuían: Errejón había cruzado los límites que, "en una
sociedad comprometida con el feminismo", no podían tolerarse. El
comunicado, sin embargo, no fue suficiente para acallar las críticas. Durante
las horas siguientes, varias figuras del entorno político y cultural se
pronunciaron en contra del antiguo líder de Podemos. La actriz Elisa Mouliáa utilizó
las redes sociales para denunciar que ella también había sido víctima de acoso
sexual por parte de Errejón, sumando otra pieza más al rompecabezas de
comportamientos machistas que rodeaban al diputado. La rápida caída de Errejón
no pasó desapercibida en las altas esferas del Gobierno. Pedro Sánchez,
presidente del Ejecutivo, fue uno de los primeros en reaccionar públicamente,
expresando su apoyo a Yolanda Díaz y condenando cualquier acto que atentara
contra el "proyecto de igualdad". Las palabras de Sánchez, sin
embargo, no podían maquillar una verdad incómoda para el espacio progresista:
la izquierda había tardado demasiado en reaccionar a un problema que lleva años
creciendo dentro de sus filas. Yolanda Díaz, que se encontraba en Colombia en
una visita oficial, también se pronunció. Su mensaje fue claro: tolerancia cero
con cualquier forma de violencia machista.
Pero la base electoral de la izquierda no podía evitar preguntarse: ¿Por qué se
había permitido que Errejón llegara tan lejos sin que se le exigieran
responsabilidades antes? La respuesta, aunque dolorosa, es sencilla: el
machismo ha estado tan incrustado en la izquierda como en cualquier otro
espacio de poder. El caso de Íñigo Errejón Galván no es sólo la historia de un
político que cae en la desgracia por sus acciones. Es el reflejo de una cultura
que sigue encontrando refugio en los lugares más insospechados, incluso en
aquellos que se presentan como bastiones del feminismo. En medio de la polémica y con los cadáveres ocultos
de Monedero, Irene Montero sacó a relucir el feminismo de su partido que ahora
queda en entredicho: responsabilizó a Sumar y se desmarcó del caso Errejón:
"Hay víctimas que han dado su testimonio y tienen derecho a ser
protegidas, independientemente de que denuncien o no, e independientemente de
que ésas denuncias terminen en una condena o no", expresó Montero en TVE.
Asimismo, la exministra de Igualdad pidió a la población no guardar silencio
ante éstos casos: "Pagando un alto precio, se está rompiendo el silencio y
es algo que hace mucho bien a las mujeres. Quiero mandar mi apoyo a todas las
mujeres que rompen el silencio y les quiero decir que no están solas",
aseguró Montero en la televisión pública. Un discurso que a día de hoy queda
como un ejemplo de hipocresía, ya que, según lo sabe ahora de Monedero, Podemos
guardó silencio ante los casos de presunto acoso del fundador de su propio
partido. Irene Montero destacó además lo que se hacía en Podemos ante
agresiones machistas, a diferencia de lo que ocurría en Sumar. "Nosotras
siempre que hemos sabido algo hemos actuado. Los agresores sexuales son hombres
completamente normales que están integrados en la vida, son el fontanero, el
abogado o el político", aseguró Montero en TVE.
Sobre Errejón, Montero se desvinculó por completo del caso alegando que llevaba
"muchos años más fuera de Podemos que dentro", por lo tanto quien debía
responder a las acusaciones era "quien le había acompañado desde hace un
año", es decir, Yolanda Díaz. Carta de Rita Maestre Fernández,
publicada en sus redes sociales el domingo 27 de octubre de 2024 sobre las
denuncias contra Errejón, la portavoz de Más Madrid en el Ayuntamiento:
"Resulta complicado encontrar palabras después de días tan intensos y
difíciles. Una vez he podido leer con detenimiento (y apenas empezar a digerir)
los testimonios de varias mujeres que han dado el paso de contar distintos
episodios de agresiones y vejaciones, lo primero es hacerle llegar mi respeto y
todo mi apoyo. Y es extraño hablar
en público de mi vida personal, pero desde hace días una parte de mi vida está
ahí expuesta, así que tengo la necesidad de contarme yo. Como todo el mundo
sabe, Íñigo Errejón y yo fuimos pareja durante varios años y, aunque llevábamos
mucho tiempo distanciados, todo lo que ha ido trascendiendo ésta semana me
abruma y conmociona especialmente. Porque estoy descubriendo ahora que algunos
de los episodios de comportamientos y violencia misógina denunciados por las
víctimas sucedieron cuando el agresor era aún mi pareja. Una persona de
apariencia normal, un "buen novio", era a la vez un misógino que
volvía a casa con normalidad después de agredir a una mujer de 20 años en un
hotel. Y no es una novedad, porque el feminismo nos ha enseñado hace mucho
tiempo que los agresores que se suelen presentar como seres monstruosos
excepcionales son un padre, un hermano, un compañero de trabajo o tu expareja.
Pero es sobrecogedor, porque ahora no es una teoría ni un lema; es mi vida, y
me resulta imposible no hablar desde ahí. También desde ahí necesito contestar
a quienes hoy especulan alegremente con el grado de conocimiento de sus
acciones o complicidad en los espacios de convivencia personal o política de
los que formaba parte. Evidentemente, es imposible que cada una
de las personas que hemos compartido con él parcelas de nuestra vida (en el
ámbito que sea) no pensemos cómo no pudimos ver que estábamos ante alguien con ésas
múltiples caras, cómo pudimos cegarnos ante ese nivel de manipulación. Porque
éso es lo que es quien sostiene en su día a día una red de agresiones y
vejaciones de ésta magnitud: un manipulador. Ahora puede resultar muy fácil y
tentador poner las diferentes informaciones que han trascendido bajo un foco de
obviedad que, sencillamente, no es tal. Ni he sido parte ni tengo constancia de ningún
encubrimiento de ninguna agresión ni acción violenta, porque no lo ha habido.
Más bien me siento profundamente engañada, y ése engaño resulta devastador.
Ahora lo importante es el dolor de las víctimas, que tienen que sentirse
respetadas y acompañadas. Lo importante es erradicar las conductas y agresiones
machistas de la política y la sociedad. Cueste lo que cueste y caiga quien
caiga. Sea quien sea el agresor, y sea quien sea la víctima. Lo importante es
terminar con cada espacio de impunidad, con cada detalle que minimiza los
comentarios, las actitudes y las agresiones que no deben tener cabida. Las
mujeres estamos hartas de eufemismos, de evasivas, de que el foco se ponga
sobre nosotras, de que la conversación pública gire en torno a la excepción de
lo escabroso y no a la normalidad que sostiene tantas violencias cotidianas.
Estamos hartas de sentirnos juzgadas cuando hemos formado parte del entorno
personal del agresor. Estamos hartas de que no se nos crea y se nos cuestione
cuando somos agredidas. De no saber adónde acudir cuando nos ocurre algo como
cualquiera de las cosas que están ocupando portadas y titulares, en toda su
escala de gravedad. Quiero agradecer especialmente a todas las redes de
mujeres, que ponen las herramientas, pero sobre todo el apoyo, la escucha y el
cuidado para hacer que juntas tengamos la fuerza y la dignidad que intentan
arrebatarnos. Animo también a cualquier mujer que haya
sufrido una situación de agresión o acoso a que se valga de las redes de apoyo
feminista para seguir adelante, y reflexiono con sinceridad: quede que no haya
tarea política feminista más importante que ponerse a disposición de ello. Nada
va a poder amordazar ésta ola de dignidad. Es otra de las lecciones de la
fuerza del feminismo. Yo, desde luego, me voy a dejar la piel en que así sea.
Mucho ánimo, compañeras, y un abrazo enorme. Sin todas no hay nosotras".
El experimento Podemos.
¸¸¸¸¸
Ekaitz Cancela & Pedro M. Rey-Araújo
en "Lecciones del
experimento Podemos" (New
Left Review, 2023), detentan que el experimento de Podemos ha recorrido su parábola. Las divisiones entre
los fundadores no tardaron en hacerse evidentes; uno de ellos, Íñigo Errejón,
abandonó la organización a principios de 2019 para lanzar un nuevo partido, Más
País. El propio Iglesias dimitió súbitamente como vicepresidente del gobierno
en 2021. Después de presentarse y perder las elecciones autonómicas en la
Comunidad Autónoma de Madrid frente a la líder neoliberal Isabel Díaz Ayuso, inició una
carrera posparlamentaria al frente de un proyecto comunicativo, La Base. A
quien designara como sucesora, Yolanda Díaz, está intentado poner en marcha
Sumar, una nueva startup política que probablemente remplace a Podemos en las
elecciones de 2023. Hace una década, la ira de los indignados, el precario
estado de la economía española y la corrupción descarada de las élites
políticas del país ofrecieron a Podemos la oportunidad para acabar con el
bipartidismo del PP y PSOE. No obstante, a pesar de la retórica del nuevo
partido de izquierda, el duopolio gobernante ha conseguido conservar su papel
central, mientras que el actor más novedoso y dinámico en la contienda
electoral de 2019 fue la extrema derecha representada por Vox. Desde un punto
de vista teórico, argumentamos, no se ha cuestionado la "hipótesis
populista" que definió la estrategia de Podemos, la cual sigue determinado
buena parte de su práctica actual. Aunque Gramsci nunca especificó cuánto
podría durar el interregno, los autoproclamados herederos españoles de éste
pensador parecen haberlo calculado erróneamente. España fue uno de los países
más golpeados por la crisis de la Eurozona. Ello se debió a que el modelo de
crecimiento se había basado en la expansión desbocada del sector de la
construcción, impulsada por el endeudamiento de los hogares, lo cual hizo que
los crecientes precios de la vivienda animaran el consumo privado siguiendo el
modelo clásico del "keynesianismo del precio de los activos". Una vez desencadenada la crisis
financiera de 2008, éstas dinámicas se invirtieron. El PIB español se contrajo
el 7,7 por 100, la construcción y el consumo cayeron en picado, mientras el
desempleo se disparó por encima del 20 por 100, alcanzando cotas superiores al
40 por 100 entre los menores de 25 años. La recesión se hizo aún más profunda
debido a las políticas de austeridad impuestas en la Eurozona. En 2010,
sometido a las presiones de Bruselas, el gobierno socialista de José Luis
Rodríguez Zapatero redujo drásticamente el gasto público y recortó los salarios
del sector público el 5 por 100. Los hogares endeudados,
incapaces de pagar sus hipotecas, sufrieron una ola de desahucios. En la
primavera de 2011, con las elecciones autonómicas y municipales a la vista, el
PSOE estaba 16 puntos por detrás del PP. El 15 de mayo de 2011 las noticias
sobre una carga policial contra una pequeña manifestación antiausteridad
celebrada en Madrid desencadenaron una oleada de revueltas por todo el país.
Los manifestantes ocuparon las plazas en innumerables ciudades del país,
uniéndose así a un movimiento global de "ocupación" que había
empezado en enero en la plaza de Tahrir en El Cairo y que se extendió por todo
el mundo hasta llegar a Estados Unidos en octubre de ése mismo año. Las
demandas de los manifestantes del 15M –contra la corrupción, a favor de los
servicios públicos y de una "democracia real ya"- fueron novedosas en
tanto que apuntaban hacia las complicidades existentes entre las élites
políticas y económicas del país, que se habían puesto de manifiesto contra la
crisis financiera y las políticas de austeridad impuestas justo después.
"No somos mercancías en manos de políticos y banqueros", gritaban las
manifestantes en respuesta a los desalojos y a los recortes en los servicios
públicos. "Lo llaman democracia y no lo es", clamaban en respuesta a
un proceso electoral que solamente permitía la elección entre "PPSOE"
o "PPSOE", las dos caras políticas de la misma "casta"
gobernante. Si bien las
consecuencias políticas inmediatas del 15M fueron mínimas –los conservadores,
con Mariano Rajoy a la cabeza, ganaron las elecciones de 2011 por goleada y
continuaron con afán vengativo la misma agenda de austeridad que había iniciado
el PSOE- su impacto político fue desproporcionado en comparación con su modesta
traducción política, haciendo añicos la narrativa aún dominante sobre la
modernización capitalista de España. La década de 2010 no puede
entenderse sin tener en cuenta las duraderas repercusiones del movimiento de
los indignados. Después de que las plazas se vaciaran, las movilizaciones
continuaron a través de campañas de acción directa contra los desahucios,
coordinadas en distintas localidades por la Plataforma de Afectadas por la
Hipoteca (PAH), y las sucesivas mareas de movilizaciones de trabajadoras del
sector público contra los recortes: la marea blanca de trabajadores sanitarios,
la marea verde de la educación, etcétera. Ésas luchas popularizaron las
asambleas locales, construyeron núcleos de resistencia en los barrios e
impulsaron formar de lucha novedosas, como la ocupación de los bancos que
estaban detrás de los desahucios de los hogares endeudados, los bloqueos de
carreteras o la organización de redes de asistencia sanitaria a escala local.
Sin embargo, el movimiento reconocía ciertas limitaciones propias: a pesar de
las denuncias de los indignados, el gobierno de Rajoy tenía pocos impedimentos
para implementar el programa de austeridad diseñado por la Unión Europea. La
politización de la vivienda, la asistencia sanitaria o la educación –ámbitos
directamente implicados en la reproducción social- no iba acompañada por una
dinámica similar en la esfera de la producción; los activistas, quienes en
buena medida contaban con formación universitaria, no eran capaces de conectar
con la población migrante (en gran parte latinoamericana) o con los jóvenes de
clase obrera. El modo de abordar éstos problemas políticos, que siguen sin
solucionase, por parte de los teóricos de Podemos resultaría decisivo para la
suerte de la organización. "No es posible
explicar Podemos si se concibe como la traducción electoral del 15M", llegó a decir Errejón. "Sin embargo, sin el 15 M no habría
Podemos". El grupo de jóvenes intelectuales radicales surgido de la
Universidad Complutense de Madrid que concibió el proyecto, la mayoría de ellos
con antecedentes familiares en la izquierda, se habían radicalizado en el
contexto de las protestas alterglobalización de principios de la década de 2000,
así como a través de su participación en los embriagadores inicios de los
gobiernos de Chávez, Morales y Correa en América Latina. Aunque las
experiencias políticas rara vez se ajustan a un plan predeterminado, la
constitución inicial de Podemos, su modelo organizativo y su estrategia
programática siguieron al pie de la letra las prescripciones de la
"hipótesis populista" establecida por Errejón, su primer secretario
político y principal teórico del partido. Realizados desde las lentes teóricas
de Ernesto Laclau, su mentor intelectual "posmarxista", los primeros
análisis políticos de Errejón ofrecían una lectura innovadora sobre el estado
de la coyuntura española posterior a 2008. Basándose en la obra tardía de Laclau, La razón populista (2005), Errejón conceptualizó
la enorme agitación social de las plazas como un "momento populista":
la erupción en la esfera pública de múltiples demandas heterogéneas y aisladas,
sin relaciones preestablecidas entre sí, sentaba las condiciones de posibilidad
para articular un nuevo discurso contra hegemónico en virtud de su rechazo
común a las élites políticas y económicas. A diferencia de la aparición
espontanea de un sujeto no mediado, como lo teorizaran Hardt y Negri en Multitud (2004), Errejón observó un
terreno dislocado, a la espera de una intervención política que cimentara la
tenue labor de desidentificación emprendida en las plazas. Las demandas insatisfechas del 15-M
preconizaron sin quererlo una operación hegemónica de mayor escala: al dividir
el terreno de lucha entre dos bloques enfrentados, prepararon el terreno para
que un nuevo actor, capaz de capitalizar ése descontento social, hegemonizara
la lógica dicotomizadora surgida en las plazas y enfrentara a la gente, el
pueblo, contra la casta, el desacreditado bloque gobernante. La adopción por
parte de Errejón de las demandas del 15M como la unidad primaria de análisis en
lugar de optar por la cartografía socioeconómica de sus participantes, junto a su
énfasis en la dicotomización del campo social como una operación eminentemente
política en vez de como consecuencia de las dinámicas político-económicas
estructurales, llevaba un marcado sello lauclasiano. A ésta teorización
posmarxista, los fundadores de Podemos añadieron dos ingredientes novedosos. El
primero de ellos fue la "ventana de oportunidad", un concepto
familiar para los lectores anglosajones debido a su identificación con la jerga
empresarial estadounidense, pero que Iglesias y Errejón conceptualizaron en
2007 como un "momento leninista excepcional" -"una herramienta,
una palanca, un catalizador para la posibilidad de una nueva mayoría
popular"- y como un escenario populista que "no es permanente",
que "no está siempre abierto" y que por ello es preciso aprovechar.
El éxito político de cualquier movimiento social vendría determinado por la
fuerza e inteligencia con la que pudiera aferrarse a semejante
"ventana". El corolario de la ventana de oportunidad constituía una
segunda innovación: la construcción de una "máquina de guerra electoral"
que pudiera aprovechar el momento. Ésta máquina debía asentarse sobre una
organización política altamente vertical donde la dirección disfrutara de
plenas prerrogativas. Como lo expresó Errejón: "En términos de Gramsci, se
trataba de construir un instrumento político, ligero, cohesionado y rápido, que
pudiera librar una "guerra de movimientos" vertiginosa –casi una
"guerra relámpago"- y aprovechar la ventada de oportunidad abierta y
el desconcierto de los viejos actores": "Más tarde, Errejón complementaría la idea de una
Blitzkrieg política proponiendo la existencia de "dos carriles": uno
corto, asimilable a la "guerra de movimientos" de Gramsci,
consistente en la conquista inmediata de las instituciones del Estado mediante
el éxito electoral; y un segundo carril más largo, de lógica más cultural y
parecido a la "guerra de posiciones" gramsciana, que supondría
"la tarea más lenta de construcción de una red asociativa, de espacios de
ocio y socialización y apoyo mutuo, a una mística compartida, a
una comunidad política y un acervo cultural e intelectual que, más allá de los
avatares electorales, funde una forma nueva de ser en común, un proyecto de
patria". Paradojamente, aunque puede argumentarse que la lectura efectuada
por Laclau de Gramsci acaba con la "guerra de movimientos" a través
de la generalización de interminables articulaciones simbólicas de sentido,
Errejón no sólo rehabilita la distinción, sino que altera significativamente su
secuencia habitual. En lugar de presentar la "guerra de posiciones"
como una preparación gradual y necesaria para el éxito de la "guerra de
movimientos", Errejón entendía la toma del poder del Estado como una
condición necesaria para construir hegemonía cultural. El acceso a las
instituciones del Estado facilitaría la realización de las múltiples y
laboriosas tareas necesarias para construir un movimiento popular capaz de
impulsar los procesos de democratización. Obtener el poder era la condición
táctica para acelerar éste proceso: "Se pueden ganar las elecciones si
avanzamos antes de que llegue el invierno y nuestros adversarios nos entiendan
y reaccionen. El objetivo es gobernar España para cambiarla, porque el país
está mal herido de desigualdad social, caciquismo y corrupción". Mientras
Errejón teorizaba sobre el impacto de los indignados, Iglesias teorizaba las
nuevas formas que podrían tomar los proyectos culturales contra-hegemónicos. "La gente cree que milita en los
partidos políticos, pero éso no es cierto", sostenía. "La gente
milita en los medios, porque ahí es donde se realizan los discursos". La
izquierda necesitaba entrar en la esfera de los medios porque "si no estás
ahí, no existes". Sin embargo, Iglesias subrayaba la importancia de la
televisión, más que de los medios digitales o sociales. Actualizando a
Althusser para el siglo XXI, sostenía que la televisión ayuda a fabricar los
marcos a través de los cuales la gente piensa -"las estructuras mentales y
sus valores asociados"- con mayor intensidad que los lugares tradicionales
de producción ideológica: la familia, la escuela, la religión" (Cancela
& Rey-Araújo, pp. 146, 147). La práctica televisiva de Iglesias despegó en
2010, cuando comenzó un programa de entrevistas de izquierda, La Tuerka, en una
televisión local de Madrid. El formato le permitió confeccionar un estilo
comunicativo relajado y una forma concisa de comentario político que más tarde
se viralizaría en las redes sociales. A partir de 2011 se dio a conocer como
simpatizante de los indignados y emergió como una voz para la juventud rebelde.
Pronto fue fichado por un programa de entrevistas en horario de máxima
audiencia en La Sexta, la cadena televisiva liberal de izquierda de alcance
nacional. A partir de ése momento, la figura del "profesor de ciencias
políticas con coleta" sirvió para cristalizar el descontento social, hasta
entonces amorfo, que dominaba la política española. En 2014, cuando Podemos
entró en la arena electoral, Iglesias era conocido por el 50 por 100 de la
población, mientras que solamente el 5 por 100 había oído hablar del nuevo
partido. Podemos nació en enero de 2014 aprovechando la "ventana de
oportunidad" que brindaban las elecciones al Parlamento Europeo convocadas
para mayo de ése año, las cuales ofrecían un punto de entrada favorable en la
arena electoral. Dado que los
votantes otorgaban a las elecciones al Parlamento Europeo una importancia
secundaria, era más probable que infligieran un "voto de castigo" a
los partidos tradicionales, mientras que el sistema de circunscripción única
permitiría que el nuevo partido pudiera maximizar su cuota de escaños. Además,
las elecciones europeas de mayo de 2014 marcaban el inicio de un ciclo
electoral de dos años en España, con elecciones autonómicas y municipales en
mayo de 2015 seguidas por elecciones generales en diciembre de ése mismo año. Un partido
hasta entonces ajeno al sistema político podía aspirar a utilizar cada una de
las sucesivas rondas electorales como trampolín para la siguiente. Al mismo
tiempo, las movilizaciones posteriores al 15M estaban decayendo, mientras que
la confluencia de factores favorables para una intervención contra-hegemónica
–las políticas de austeridad del bipartidismo, el aumento de las desigualdades
sociales- podrían no prolongarse demasiado. Para los fundadores de Podemos se
trataba de "ahora o nunca". Había llegado el momento de intervenir.
La estructura jerárquica y vertical de Podemos fue concebida para intervenir en
las dos áreas que sus fundadores consideraban fundamentales: la esfera de los
medios de comunicación y el terreno electoral. Ésto también reflejaba una concepción
de la actividad política qua
intervenciones mediáticas, reduciendo a los votantes a meros receptores
atomizados de mensajes y eslóganes. La "máquina de guerra electoral",
una organización firmemente dirigida que primaba la velocidad y la eficiencia a
expensas de la participación de las bases, y que concentraba el control en
manos de quienes elaboraban las intervenciones discursivas, parecía ideal para
ésa batalla. Lo que se puso en marcha en enero de 2014, por lo tanto, fue un
proyecto electoral y mediático, no un partido de masas. Dirigido por el grupo
de la Universidad Complutense y una red de militantes del 15M, estudiantes y
trabajadores culturales, Podemos centró su actividad en apariciones
televisivas, redes sociales y actos públicos. Iglesias se había acercado a otros partidos de
izquierda, en particular al pequeño, pero venerable Partido Comunista de España
(PCE) y a su coalición Izquierda Unida (IU), con la idea de celebrar primarias
conjuntas para las elecciones europeas, pero ésta idea fue rechazada. Un grupo
trotskista más pequeño, Izquierda Anticapitalista, sí participó en el proceso,
proporcionando los militantes de base que contribuyeron a establecer los
"Círculos de Podemos" en sus respectivas localidades. Podemos
también fue pionero en poner en marcha plataformas participativas digitales,
como Participa y Plaza Podemos, y ensayó nuevas formas de comunicación con los
afiliados. Podemos cosechó algunos éxitos electorales notables en sus dos
primeros años de vida. Del 8 por 100 –y cinco diputados- en las elecciones
europeas de mayo de 2014, su voto subió un impresionante 22 por 100 en las
elecciones locales de mayo de 2015, casi seis puntos por delante del PSOE. En
las elecciones generales de diciembre de 2015, rozó el 21 por 100, un punto
menos que el PSOE, obteniendo 69 diputados en las Cortes (de un total de 350).
Sin embargo, a partir de ése momento quedó claro que, aunque el sistema
político posfranquista se había visto sacudido de arriba abajo por la crisis
financiera –la abdicación del antiguo Rey (14 de junio de 2014), la declaración
unilateral de independencia de Cataluña (27 de septiembre de 2017) y la
fragmentación del sistema de partidos eran síntomas de ello –la ambición de
Podemos de superar al PSOE no se había materializado. En el mejor de los casos,
había conseguido provocar una profunda división entre el ala menos conservadora
del PSOE, liderada por Pedro Sánchez, y su derecha neoliberal, liderada por
Susana Díaz con el apoyo de un encanecido Felipe González. La facción de
Sánchez era favorable a una coalición con Podemos; el grupo de Díaz quería un
gobierno del PP en minoría. Las elecciones de 2015 condujeron a meses de
infructuosas negociaciones, pues ningún partido había alcanzado los 176 escaños
necesarios para formar gobierno; tampoco pudieron alcanzar un acuerdo
interpartidista estable, que permitiera el funcionamiento de un gobierno en
minoría. El nuevo Rey, cuyo prestigio se había visto fortalecido por el
estancamiento parlamentario, convocó nuevas elecciones para junio de 2016. En
ésta ocasión, Podemos se presentó a las elecciones en coalición con Izquierda
Unida bajo la marca de Unidos Podemos, decisión que contó con la vehemente
oposición de Errejón. Parecía que la "hipótesis populista" había fracasado en su
intento de dicotomizar y hegemonizar el campo político de acuerdo a una lógica
de posizquierda. Al mismo tiempo, la lógica tradicional de una izquierda
electoralmente unida tuvo un resultado decepcionante. Unidos Podemos obtuvo un
millón de votos menos de los que Izquierda Unida y Podemos habían obtenido por
separado en 2015 y, con 71 escaños, se quedó lejos de los 85 diputados del
PSOE. El intento de Podemos de "asaltar los cielos" mediante su
estrategia mediática sirvió de poco en la construcción de una organización con
implantación territorial. Si la "marca" de Iglesias fue su principal
activo en 2014, sus apariciones en televisión pronto se convirtieron en su
única herramienta real para profundizar en la confrontación ideológica. El think tank de Podemos, el Instituto 25M,
fundado en 2015, se había dedicado principalmente a propagar el enfoque
lauclasiano en vez de abordar nuevos problemas en la teoría inicial y
desarrollar planteamientos complementarios para desafiar a las élites del país.
Al carecer de un partido real, con sólidos vínculos en cada rincón del
territorio y una organización seria, Podemos dependía de eslóganes
simplificados para convertir lo que Iglesias denomina "la nación
televisiva" en un "pueblo". Al mismo tiempo, priorizar la
televisión y obviar la creación de una relación no mediatizada con sus bases le
impidió construir contrapoderes eficaces, enraizados en la sociedad civil y los
movimientos sociales, espacios de base desde donde los ataques de los medios de
comunicación se pudieran afrontar y resistir con más éxito: "Primero, el avance electoral de
Podemos se estancó y después de diciembre de 2015 empezó a retroceder
electoralmente, lo que coincidió con un fuerte contraataque de los principales
medios de comunicación liberales, quienes publicaron un torrente de escándalos
falsos y titulares incendiarios contra la formación. Llegados a éste punto, el
partido fue incapaz de encontrar una salida y seguir manteniendo abierta la
tensión contra el poder. Gracias a los microcréditos de sus bases, Podemos
pensó que invertir más de 1,2 millones de euros en publicidad personalizada en
Facebook, más que el PSOE, PP y Ciudadanos juntos, podría solucionar sus
problemas. Sin embargo, los esfuerzos invertidos en la esfera mediática acabaron
absorbiendo la mayor parte de la energía creativa del partido y así terminó
habiendo más camaradas trabajando en comunicación que realizando trabajo
organizativo o estratégico. Además, dado que la actividad política de Podemos
quedó restringida a la televisión, las redes sociales y las urnas, las técnicas
publicitarias tendieron inevitablemente a predominar sobre las consideraciones
conscientes relacionadas con la agencia política. En lugar de sostenerse sobre
las redes vecinales creadas por los indignados para impugnar los recortes del
gasto público y los desahucios para escalar sus luchas de manera coordinada,
éstas se dejaron marchitar por los líderes del partido. Las relaciones de
Podemos con su base pasaron a parecerse a un diseño de mercado protohayekiano,
articulado por medio de likes, retweets y demás instrumentos de coordinación
social diseñados por los monopolios digitales, lo cual terminó reproduciendo la
división de los partidos gobernantes entre una dirección que no rinde cuentas a
sus afiliados y una ciudadanía pasiva, cuyo papel es depositar una papeleta
electoral cada pocos años. Las ideas innovadoras respecto a la comunicación
interna del partido –las plataformas digitales Participa y Plaza Podemos,
por ejemplo- tuvieron un impacto modesto en la deliberación democrática del
mismo. La dirección del partido continuó ejerciendo un férreo control sobre los
temas que se discutían, así como sobre los marcos y la duración de las
discusiones. El espacio para
las intervenciones de los militantes de base o para las comunicaciones
horizontales entre ellos se redujo cada vez más, mientras que la participación
de los activistas jóvenes se vio en buena medida limitada a producir contenidos
en las redes sociales, siempre dentro del marco discursivo establecido. Los
Círculos de Podemos pronto fueron víctimas de éste proceso, careciendo de
cualquier medio para exigir responsabilidades a la dirección. Con la excepción
del Instituto 25M, la vida digital interna del partido se vio reducida a la de
unos dirigentes que pedían a los afiliados el apoyo plebiscitario para legitimar
su autoridad y sus objetivos" (Cancela & Rey-Araújo,
pp. 156, 157).
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La izquierda
burguesa.
¸¸¸¸¸
Luca Costantini en
"Aquí mando yo. Historia íntima de Podemos" (La esfera de los libros,
2019) analiza el aburguesamiento de Podemos. Corre el año 2010. La ciudad italiana de Bolonia está a punto de entrar en
la primavera. El invierno, como siempre, ha sido duro lluvioso. De ahí sus 38
kilómetros de soportales construidos en la época medieval. Debajo de uno de
ellos, en pleno centro, se encuentra la Facultad de Ciencias Políticas. Las
paredes son rojas anaranjadas, como todas las del centro. Pero hay pintadas. Muchas de ellas
hablan de okupación y de las políticas de gobierno de Silvio Berlusconi. Son
las que quedan del movimiento estudiantil de la Onda (ola) contra los recortes. Un joven y muy radicalizado Íñigo
Errejón se desplaza a la ciudad italiana. Lo hace casi diez años después de que
Pablo Iglesias también pasara por sus calles. Aunque a diferencia de su amigo
de la Complu, que vino de Erasmus, él llega para terminar su tesis doctoral.
Quiere aclarar algunos asuntos sobre la teoría de Antonio Gramsci, el fundador
del Partido Comunista Italiano y muy conocido por el concepto de hegemonía. La
ciudad es activa cultural y políticamente. Pero en primavera es sobre todo un
lugar de encuentros, amistades y amores. En las calles son miles los
estudiantes que pasean y llenan los bares hasta entrada la noche. La mezcla
entre italianos y extranjeros es marca de la ciudad. Errejón saborea ése
ambiente, pero no se puede dedicar de pleno a ello. El tiempo corre y debe
entregar su trabajo. El futuro número dos de Podemos se instala en una pequeña
vivienda en el centro de la ciudad, donde se quedará hasta el comienzo del
verano. Vive cerca del antiguo Mercato di Mezzo, incrustado entre las pequeñas
vías más medievales de la urbe. Está muy próximo a la plaza Mayor, donde los
tanques americanos dejaron una huella indeleble de su entrada en 1945, y la
pequeña Osteria del Sole, fundada antes del descubrimiento de América (1465) y
alcoba de juristas, con grandes mesas de madera compartida y olor a mosto y
vino. La leyenda narra que los
españoles del Real Colegio de España –también conocidos como bolonios- que
durante siglos desplazaban a la ciudad trasnochaban con frecuencia en ésa
bodega. Errejón se quedará seis meses en los que trabaja duro. "Largas horas de trabajo febril, desesperación y entusiasmo", así lo recuerda él mismo. Se dedica de manera compulsiva a la lectura de
Gramsci. Aprovecha la edición crítica de Valentino Gerratana de los Cuadernos de la cárcel, realizada por el
Instituto Gramsci, el gran centro de promoción cultural del PCI. Su contacto
académico es Sandro Mezzadra, experto en estudios poscoloniales y articulista
de Il Manifesto, el diario fundado en
1969 por Lucio Magri y muy crítico con la corriente mayoritaria del PCI. Es el
mismo profesor que antes había conocido a Pablo Iglesias y Rita Maestre, pareja
sentimental de Errejón durante su estancia Erasmus en Bolonia. Con ése profesor
Errejón habla de la teoría del comunista. Son pocos los encuentros, pero le
sirven para encuadrar mejor al intelectual italiano y sacar oro de algunas de
sus reflexiones. Sobre todo aquellas que a posteriori refuerzan su argumento
del aburguesamiento de la izquierda. Bolonia es conocida en Italia como la
ciudad roja. Los comunistas la gobiernan desde los años cincuenta, cuando
Estados Unidos vivía una profunda crisis política y económica, los americanos
instalaron allí incluso una sede de la prestigiosa John Hopkins University para
estudiar el "caso de Bolonia". Su objetivo es desvelar el secreto de la ciudad roja del lado occidental
del telón de acero en la que crecía la prosperidad y no la pobreza.
Contrariamente a lo que se puede imaginar, la Facultad de Ciencias Políticas en
Bolonia, sin embargo, no es roja, sino blanca.
Sus fundadores fueron en mayoría democratacristianos y la crearon como
contrapoder a los comunistas. Pero el grueso de sus estudiantes lo ignora.
Posiblemente también Errejón. Aunque joven, Errejón no es un novato. En su
mochila lleva experiencias que muchos coetáneos habrían envidiado. Pudo ver en primera fila el trabajo de la
Asamblea Constituyente en Bolivia de 2006 con Evo Morales. Lo hizo gracias a la
Fundación CEPS (Centro de Estudios Políticos y Sociales), el centro de estudio
de ideología anticapitalista en el que trabajan también Iglesias y Juan Carlos
Monedero. Un lugar de actividad intelectual y política, pero que desaparecerá
del mapa poco después de que se descubra que Monedero facturaba a través de una
sociedad (Caja de Resistencia Motiva 2) al menos 425.000 euros en lugar de
declararlos mediante IRPF. Un escándalo mayúsculo que obligará al fundador e
inspirador de Podemos a dar un paso al lado, y que según algunos es la prueba
de la financiación oculta del partido, alimentado por gobiernos de la izquierda
populista latinoamericana con el fin de desestabilizar al sistema político
español. Sus dirigentes siempre han negado tajantemente éstas vinculaciones,
mientras que hoy en día es imposible buscar información sobre la CEPS en
Internet, puesto que su web ya no existe. Un hecho que no deja de ser anómalo y
sospechoso. Forjado en los estudios latinoamericanos, el futuro secretario de
Análisis Estratégico de Podemos domina las teorías de Ernesto Laclau y Chantal
Mouffe. Pero en Italia busca a pensadores sagrados de la cultura política
occidental. Es de buena familia. Su padre es un alto cargo administrativo
afiliado al PSOE, pero él está obsesionado con la idea de superar el espacio
político de las izquierdas tradicionales. Pertenece a un grupo que llevará años
criticando la institucionalización de Izquierda Unida, así que se deja
conquistar por las reflexiones de Gramsci que en los años veinte del siglo
pasado ponía en tela de juicio la ortodoxia del comunismo ruso y marxista. Sus
frases le sirven (en otros momentos utilizará otras) para argumentar la
necesidad de superar el espacio tradicional de la izquierda alternativa al
PSOE. De Gramsci también le atrae la relación que establece entre la
construcción del relato y la conquista del poder. Para Errejón, Gramsci, el intelectual y periodista turinés, plantea una vía
de conquista del poder alternativa a la toma del Palacio de Invierno pues fue
consciente de que Occidente no era Rusia, y que Turín, en particular, era una
ciudad rica, con alma aristocrática, pero también un músculo industrial y
obrero. Errejón admira la intención de revertir la relación de la estructura
económica marxiana con la superestructura cultural y semántica, así como la
voluntad del pensador italiano de "re-pensar el
comunismo desde la perspectiva de Occidente, que no es aquí un término
geográfico sino político cultural". "Para Gramsci la
hegemonía es una operación fundamentalmente cultural que va más allá de la
unificación de fuerzas decretada por dirigentes políticos", escribe Errejón
para diferenciar la figura del italiano de la de Lenin, a quien admira. Se
trata en definitiva de llegar al poder a través de la construcción de un
imaginario colectivo que determina una hegemonía cultural y no con el revólver.
Una vía que Errejón convertirá en el primer mandamiento de Podemos: haz que
crean tu relato. En ambas estancias, la italiana y la suramericana. Errejón
aprende dos conceptos fundamentales para su futuro político. El primero es que
para crear un relato alternativo es esencial pensar de manera alternativa. Es
Heriberto Cairo, profesor de estudios latinoamericanos de la Complutense quien
le empuja hacia ésta reflexión, según reconoce el propio Errejón. Cairo es una
de las figuras emblemáticas en la formación tanto de Iglesias como de Errejón.
Fue director de sus dos tesis doctorales, y si bien políticamente se desmarca
de ellos en el momento del nacimiento de Podemos, ambos le reconocen una
influencia determinante en su forma de pensar. El segundo elemento lo halla en
Italia. Sobre todo en el arte italiano de la construcción del relato y de la
penetración de la política en la esfera de la cultura. Una arena en la que
importa más la palabra que la fuerza. Y donde Errejón se siente cómodo. Es el terreno en el que finalmente encuentra una
plena convergencia con Iglesias, al que Errejón apoda "compañero de mente incisiva y voluntad bolchevique", que concibe la política como una "guerra". Iglesias debe haberle hablado bien de Bolonia. En la ciudad universitaria
ligar es fácil, y ambos tienen fama de tener interés en las mujeres. Quizás más
que en los libros y las series. Los dos se habían conocido unos años antes en
la cafetería de la Complutense. Había sido un flechazo. Rápidamente se habían
hecho amigos y compañeros de debates. El reconocimiento intelectual era mutuo.
Iglesias llegó a escribir de Errejón: "Tuve la suerte de
darle una clase (una sola) que me permitirá, en el futuro, presumir de haber
sido profesor nada menos que de Íñigo Errejón". En ésa misma
introducción, Iglesias también elogia a Manolo Monereo, politólogo y uno de los
futuros diputados de Podemos y pieza clave de la formación: "He compartido
muchas conversaciones que han tenido su peso durante la redacción de la tesis.
Quizá lo más importante que me enseñó Manolo es que la militancia es una
posición moral que después se llena de ciencia". Errejón le
respondió años después: "Él (Iglesias) me enseñó que el arte de la guerra se practica con método y
tesón, haciendo más que diciendo, cómo me quiere". Dos figuras
clave, la de Monereo y Errejón, con las que Iglesias llegará a una ruptura
humana e intelectual al sustituirse la alegría de la academia por la lucha por
el poder. Iglesias había desembarcado en la ciudad roja casi diez años antes
que Errejón. Veinteañero imberbe pero ya con pelo largo, en la cartera tenía el
carné de las Juventudes Comunistas, y como otros coetáneos italianos de la
izquierda antiglobalización condenaba la condescendencia de la socialdemocracia
con el capitalismo. El manta de la casta comenzaba aquí, con el resurgir de los
movimientos posmarxistas que habían esperado décadas para torcerle por fin el
brazo a la maquinaria del PCI y que en ése 1999 dirigían sus ataques contra el
muy poco habitual gobierno de izquierdas de Italia. Concretamente contra Massino
D´Aleman, ex enfant prodige de las
juventudes del PCI, que había llegado a la presidencia del gobierno después de
que Romani Prodi cayera por tan sólo un voto, tras la traición de la facción de
Rifondazione Comunista de Fausto
Bertinotti, escisionista de los escisionistas del PCI: "Errejón, de hecho, no es como Iglesias.
Detrás de su fogosidad rebelde se esconde un calculador, una persona atenta a
no desvelar lo que piensa, un corredor de fondo que choca con el esprínter que
es Iglesias. Los dos provienen de familias diferentes. La de Iglesias, de
militantes de izquierdas, y la de Errejón de altos cargos proclives al cambio
de chaqueta. El padre del futuro número dos de Podemos, José Antonio Errejón,
por ejemplo, estuvo en los verdes en los ochenta; luego se pasó a
militar en IU, tras el acuerdo entre ambos partidos, hasta acabar a partir de
1993 en la corriente de Nueva Izquierda, que luego se convertirá en
partido y confluirá con el PSOE. En todos éstos años, fue alto cargo del
gobierno de Felipe González. Ésa diferencia de fondo entre Errejón e Iglesias
surgirá pronto. Mientras, como militante de base en IU, Iglesias destacará por
sus habilidades oratorias… Como Iglesias, también Montero es de las Juventudes
Comunistas, aunque el tertuliano comulga con más facilidad con algunos sectores
del activismo académico a los que los jóvenes comunistas miran de reojo. Son,
como los que ya señalamos, los de Juventud sin Futuro, en los que participa
Errejón, entonces con cresta y más radicalizado que Iglesias. Algunos miembros
de las Juventudes Comunistas consideran que el activismo se tiene que
desarrollar en las calles y no en los platós de televisión. Ésta reflexión
enfrenta al núcleo tradicional con los más modernos. Iglesias pertenece al
segundo grupo. Se siente un comunicador y sabe que la televisión es el vehículo
para alcanzar la fama, dinero y poder. El ejemplo italiano descansa siempre en
su mesa de noche. Así que encuentra en Mayoral, Tania Sánchez y luego en
Montero a personas dispuestas a concebir el medio televisivo como un
instrumento desligado de connotaciones morales. También lo piensa Errejón, con
quien, sin embargo, persiste latente una diferencia estratégica de fondo. Todos
consideran al PSOE como una izquierda traidora por socialdemócrata, pero en cuanto
a IU el juicio es diferente. Para el grupo proveniente de las Juventudes Comunistas
es posible reformar IU, después de tomar el control de la organización. Para
Errejón, en cambio, IU es un contenedor caduco, al que hay que aplastar y
sustituir con un amanecer nuevo y dorado: un proyecto nacionalpopulista que
busque la "transversalidad" y que renuncie, si hace falta, a
conceptos como izquierda y derecha. Un partido líquido y moldeable a partir de
las necesidades y esperanzas populares. En definitiva, un simple concepto de marketing, que Errejón ve claro antes
incluso de que nazca Podemos y al que no renunciará nunca"
(Costantini, pp. 35, 37, 42). "¿Me estás llamando errejonista? ¿Me
consideras un traidor?", le preguntó enfadado Ramón Espinar a Pablo Iglesias
antes de levantarse y marcharse cerrando la puerta de la nueva residencia del
líder de Podemos, en el verde y acomodado municipio de Galapagar, provincia de
Madrid. Era un día frío de enero. Más aún en las afueras de la capital, donde
el aire era limpio y fresco. Dos agentes de seguridad aguardaban a pocos metros
de la entrada de la residencia de Iglesias y su pareja, Irene Montero, número
dos de la formación. Ya avanzado el día, llegó al chalet una pequeña delegación
de dirigentes del partido. La encabezaba Espinar, hombre de confianza del
secretario general, además de compañero de mil batallas y protegido por el
propio Iglesias, incluso durante la polémica de especulación sobre un piso
social que en su día quitó una pátina de pureza a aquel proyecto que decía
poder cambiar por completo España. El grupo liderado por Espinar se dirigía a
una reunión muy delicada. En la residencia se encontraban Iglesias, Montero,
sus dos mellizos y la niñera. El encuentro era reservado y se celebraba en lo
que irónicamente varios dirigentes de Podemos llamaban el búnker. Éste era y es la residencia de la pareja
que lidera el partido: un chalet de piedra, protegido por bajos muros y alejado
de la jauría madrileña. El encuentro versaba sobre la estrategia a adoptar ante
la mayor traición hasta aquel momento conocida en Podemos. Uno de los
fundadores, Íñigo Errejón, acababa de anunciar a través de las redes sociales
su desafío máximo: entraba en la plataforma creada por Manuela Carmena, la
alcaldesa de Madrid, y concurría a las elecciones regionales fuera del partido. Errejón se
había limitado a enviar en aquella mañana del 17 de enero una breve llamada al
móvil de Iglesias. Le informaba de su decisión. Sin más. Minutos después había
aparecido al lado de Carmena, ella de 75 años, él de 35, para sellar la alianza
que suponía el comienzo de la semana más trágica de Podemos. La efeméride era
dramática: el partido estaba a punto de cumplir su quinto aniversario. En la
cocina del chalet de Iglesias, durante la reunión con Espinar, pronto se
delinearon dos posturas. La frentista y la aperturista. La primera, cómo no,
representada por Iglesias, ya ciego de venganza. La segunda, conciliadora,
defendida por Espinar, quien, como su interlocutor, acababa de ser padre.
"Ésta claro que Íñigo es un traidor, pero hoy por hoy no nos conviene
hacerle la guerra", era el argumento defendido por el hombre de mayor peso
de Podemos en Madrid. En una guerra siempre hay vencedores y vencidos, mientras
que en la guerrilla ésa dicotomía se difumina. Y resistir significa ganar
tiempo. La guerra de guerrilla era el enfoque defendido por Espinar. Una
táctica destinada a salvar los muebles, incluso si hacía falta apostando por un
preacuerdo electoral con Más Madrid, formación a la que todos ya apodaban "el
partido de Errejón". Iglesias llevaba pocas semanas de su baja de
paternidad autoimpuesta. Los meses anteriores habían sido duros. Un parto
prematuro y de alto riesgo le habían hecho reflexionar sobre el sentido de su
trayectoria, y en definitiva de su futuro. Errejón, el antiguo compañero y amigo del activismo
universitario y de las primeras tertulias en el programa La Tuerka, llevaba
meses sin visitarle. Si algo de amistad quedaba, aquel anuncio lanzado en
Facebook lo había quemado todo. "No podemos esperar. Tenemos que decir que
Íñigo ha creado un nuevo partido y dejarle al margen de Podemos por la vía de
los hechos", apostaba Iglesias, azuzado por Montero, siempre escéptica
sobre la lealtad de Errejón. Espinar resistía. Sobre todo en lo tocante a la
dura confrontación electoral. "Hay compañeros que se
irán con él, tenemos que impedirlo". No todo estaba perdido a su juicio.
El concepto de “traición" había calado en las crónicas de los medios de
comunicación y también entre los inscritos al partido. La fidelidad es una
cualidad muy apreciada en los ambientes políticos, así como en el ejército y en
los clanes de la malavida. Pero para Espinar había márgenes de negociación.
Sobre todo hacía falta evitar que en la periferia el partido se rompiera tal y
como estaba ocurriendo en la capital. Quería ganar tiempo y aislar a Errejón,
para demostrar el escaso recorrido de su plataforma, y relanzar un proyecto de
convergencia en el que podían caber todas las sensibilidades, sin que por ello
se perdiera el "espíritu fundacional" de Podemos. La conversación
subió de intensidad. Hasta niveles jamás imaginados por el entonces vicario
madrileño de Podemos. Iglesias empezó a dudar de él. Espinar era el encargado
de coordinar a los barones territoriales del partido; éso le otorgaba un poder
considerable, aunque el secretario de la Organización fuera Pablo Echenique, un
pablista de pura cepa. Hasta que la sangre llegó al río. Iglesias acusó a
Espinar de ser él también un errejonista, o sea, un conspirador que trabaja en
la sombra para desbancarle del trono de Podemos. Una ofensa a la cara. Algo así
como tildar en los años treinta a un comunista de trotskista. Y el anticipo de
una rápida condena del líder. "¿Me consideras un errejonista, un
traidor?", le preguntó enfadado Espinar. Se levantó y se marchó cerrando
la puerta del búnker. Aquella reunión
selló la segunda grave desavenencia en tan sólo cuatro días. Un punto de
inflexión, con Iglesias bloqueado en su vivienda e Irene Montero en el Congreso
de los Diputados, echando gasolina al fuego de la polémica. Hubo acusaciones a
Errejón de oportunismo y arribismo. Se le pidió que evitara acudir a las
reuniones (encuentros, por cierto, a los que llevaba un año sin ir). Hasta se
le reprochó no renunciar a su escaño, "porque hasta mayo (fecha de las
elecciones autonómicas y municipales) de algo tendrá que vivir", dijo
Echenique. El búnker, o fortaleza, adquirido por Iglesias para buscar un nicho de
relax, se estaba convirtiendo en casi una cárcel. Los dirigentes del partido le
acusaron de cerrarse a todo tipo de crítica y estar alejado de la realidad.
Todo éso tan sólo seis meses después de la feroz polémica sobre su compra. Fue
a mediados de 2018 cuando se filtró la información de que los Iglesias-Montero
se habían hipotecado a treinta años para comprar una vivienda en las afueras de
la capital, por un total de 660.000 euros. Una cifra ingente que chirriaba con
las acusaciones de especuladores que lanzaban contra sus contrincantes
políticos. Y una contradicción con sus promesas de cercanía a los "de
abajo", que zanjaron con un referéndum interno y a la búlgara que les
otorgó la legitimidad de seguir al mando del partido. El chalet dispone de
jardín, tiene 268 metros cuadrados, cuatro habitaciones y tres baños, además de
una piscina que en realidad es pequeña y poco profunda para poder nadar en
ella. Un defecto originario que alimentó el enfado de Montero, quien se quejó
en privado por el revuelo mediático generado por algo que en su opinión es
menor de lo que aparenta. Aun así, sobre el precio a pagar desde el sector
inmobiliario aseguran que la operación es un chollo. Que el valor del chalet es
de al menos un millón de euros. Mientras que sobre el antiguo propietario
sobrevuela un velo de misterio. Nadie sabe quién es. Algo peculiar para una ciudad
como Madrid, cuyo círculo de élites es reducido y muy cotilla. Sectores
influyentes de la izquierda madrileña van más allá. Aseguran que detrás de la
compra se encuentra el emprendedor y amigo de Iglesias, Jaume Roures. El
magnate catalán de la televisión fue quien en los días más duros del golpe a la
democracia en Cataluña, ofreció en su vivienda en Barcelona para celebrar un
encuentro entre Iglesias y Oriol Junqueras, líder de ERC. Él se define
"amigo" tanto de Iglesias, como de Juan Carlos Monedero y Ariel
Jerez, fundadores de Podemos" (Costantini, pp. 15, 16).
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El fracaso de la
izquierda.
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En algunas fotos
del portal Idealista, que retratan el interior de la vivienda antes de la
compraventa, se pueden apreciar en las paredes fotografías de los rostros de
históricos líderes del comunismo soviético y chino. Entre ellos, Mao. Rostros
del panteón comunista sin duda poco habituales para una residencia ubicada en
la sierra, a pocos kilómetros de las villas de la burguesía madrileña que sale
de la ciudad el fin de semana. Sobre aquella compra sobrevuela una tercera
versión, que apunta a los fondos recibidos desde países de América Latina y con
los que Podemos supuestamente había pagado las primeras campañas electorales. Pero ésa tesis, que circula en los
ambientes de la izquierda de la capital, carece de pruebas y los responsables
de Podemos siempre han negado tener vínculos financieros con los gobiernos
populistas de América Latina (Bolivia, Venezuela y Argentina, entre otros). Sea
como fuere, el chalet de Galapagar es importante no sólo por la incongruencia
ideológica, sino también por la iconografía. Ésa residencia para adinerados
está en las antípodas del barrio rojo de Vallecas, zona popular de la que
Iglesias juró no alejarse nunca. Su mudanza fue leída como el símbolo de la
hipocresía de los dirigentes crecidos como activistas en la lucha por la
vivienda digna y social. Como en las antiguas dachas de los secretarios comunistas soviéticos, Iglesias asume la
costumbre de invitar a su residencia a varios dirigentes para hablar de manera
confidencial sobre todo tipo de asuntos. Antes que Espinar, también Carmena le
había visitado para intentar cerrar la candidatura conjunta para el
Ayuntamiento, que finalmente fracasó. El chalet de Galapagar también se ha
convertido en el símbolo de la deriva personalista de Podemos. En una palabra:
hiperliderazgo. Con ése término se explica la degeneración de un instrumento
político pensado como colectivo, pero que ha acabado bajo el mando de un solo
hombre, o de una sola pareja. Una formación cuyo símbolo es el círculo y que se
ha reducido a entidad vertical, en la que el líder hace y deshace a su antojo. Ejemplos de éste tipo de formaciones se pueden
encontrar en varios partidos o movimientos de la época de la pos Guerra Fría.
En Italia, por ejemplo, con los partidos de Berlusconi y el Movimiento 5
Estrellas de Beppe Grillo y la familia Casaleggio, o en Francia, con Marine Le
Pen y Emmanuel Macron. También Ciudadanos, el otro actor de la nueva política
española, parece inclinado a ése tipo de dinámica. El personalismo exasperado
del líder político suele conducir a su aislamiento. La obsesión por el poder y
el temor a las traiciones le empujan a eliminar a todos los versos sueltos. Se rodea de personas de extrema confianza,
pero también de lacayos y de dirigentes intelectualmente modestos. Iglesias
comienza a tomar ésa deriva en enero de 2016, cuando estalla el escándalo de la
Operación Jaque Pastor. El Pastor es
una jugada del ajedrez pensada para ganar un partido en tan sólo cuatro
movimientos. Si el adversario no lo neutraliza de inmediato, quien lo practique
conseguirá un jaque mate en pocos minutos. En aquella época el partido estaba
dividido sobre apoyar o no al PSOE de Pedro Sánchez y su gobierno de coalición
con Ciudadanos. Iglesias rechazaba ésa postura. Quería dar el sorpasso al PSOE. Todo se precipita con
el hallazgo de un ordenador abierto en la sede del partido, y boom: se descubre
un chat liderado por Errejón en el canal encriptado Telegram con directrices para
crear lo que los pablistas llamaron el "partido
dentro del partido". Ven
que Errejón va buscando apoyos en los territorios, concretamente en el País
Vasco, Cataluña, Andalucía y Madrid, para plantar cara al líder de Podemos. En
el chat participan una decena de personas. Entre ellas hay dirigentes muy
destacados: Rita Maestre, Sergio Pascual, José Manuel López y Emilio Delgado,
entre otros. Éste grupo fija como primer objetivo tomar el control de la
federación madrileña. Y de ahí lanzar un ataque global a Iglesias. Empieza el
baile de acusaciones e Iglesias reacciona de inmediato. Cesa al secretario de Organización, Sergio Pascual,
amigo íntimo suyo y de Errejón. Llevaban años juntos en el activismo de
izquierda, pero el juego había acabado. Ahora la cuestión va de política y
poder. "Aquí ya no hay
amigos", sentenció el líder.
De aquel episodio a la reunión entre Iglesias y Espinar en Galapagar han pasado
tres años y el partido es irreconocible. El líder aparece cansado, exhausto,
desmotivado. El golpe asestado por Errejón y Carmena es demoledor. Algunos
empiezan a hablar de un Iglesias "paranoico". "Cuando
uno le va a visitar, tiene miedo a preguntarle dónde se encuentra el baño", ironizan. Desde su época de
activismo en la Universidad Complutense de Madrid, Iglesias ha crecido con la
idea de que la política es como al arte de la guerra. En Sun Tzu vallecano
practica un deporte en el que es esencial adelantarse a su enemigo. Errejón,
más hábil con la palabra, aprende de él. Y aplica ésa táctica sin
remordimientos para crearse un espacio político propio fuera de Podemos, y contra
él. Iglesias se siente sobrepasado. Ésta vez no ha visto llegar la jugada.
Cerrado en el búnker ha desoído a los que le habían alertado. "Hay un video de hace meses en el
que está Errejón abrazando a la masa como si fuera John Kennedy, y empieza a
versa la M", comentaban
ésos dirigentes. Son miembros de Podemos. Pero los más atentos son los de IU, a
menudo ninguneados por Iglesias y su círculo. "Decíamos que ojo, éste (Errejón) es capaz de hacer cualquier
cosa, pero nos decían que no, que no… hasta el día antes del anuncio. Pero los
de Madrid lo que estábamos percibiendo era ésto", añaden a posteriori. El fuego amigo es, además, cruzado.
En ésos mismos días, Carmena sale y ataca a Iglesias. Asegura que no contará en
la lista para el Ayuntamiento con ningún dirigente de Podemos. El tercer
partido a nivel nacional se acerca al abismo. Puede quedar fuera del
Consistorio y también de la Comunidad, donde hace falta recoger al menos un 5
por ciento de votos para tener representación. Las decenas y
decenas de trabajadores del partido, acostumbrados en éstos años a vivir con
sueldos que llegan hasta los 50.000 euros brutos al año, se echan las manos a
la cabeza. La conjura de Carmena y Errejón, también llamada de las
empanadillas, fue un movimiento cocinado y servido en primera persona por la
alcaldesa de la capital. Ella llevaba meses alejada de Iglesias y las
relaciones eran ya irreconciliables. Se habían reunido tres meses antes, de
forma confidencial. Debían debatir sobre los equilibrios de la candidatura mixta,
con políticos elegidos por la regidora y miembros de Podemos. Carmena había alertado a Iglesias de
que no quería celebrar primarias; que la lista tenía que ser redactada por ella
sola, para evitar desbandadas internas. Pero Iglesias le había recordado que
las primarias eran obligatorias, que así lo dictaminaban los reglamentos del
partido. Rápidamente se rompieron todos los puentes. Tras intuir el nivel de la
conspiración, Iglesias decide que necesita reflexionar y ganar tiempo. Ahora si
lo ve claro. La decisión de Errejón de sumarse a la plataforma de Carmena fue
todo menos extemporánea. Y en la operación colaboran tanto la todopoderosa
alcaldesa de Madrid, como Tania Sánchez, su excompañera, que había sido
relegada a una posición subalterna en el partido y en el Congreso por su
enfrentamiento con Montero. "Tania
está en el ajo desde el principio",
le aseguran los dirigentes más veteranos. Y el secretario de Organización de
Podemos, Echenique, así como Monedero, cargan la tinta de sus mensajes en
Internet contra el exnúmero dos. En la cabeza de Iglesias y de sus dirigentes
más afines rebota una idea: que Errejón movió ficha esperando a que Montero
volviera de su baja de maternidad, el 9 de enero, e Iglesias se cerrara en el
chalet. Prisionero de su decisión de alejarse de la política para dar "ejemplo", deja que Montero ataque: "Los puentes se han dinamitado", afirma en los pasillos del Congreso. En el partido crece
el malestar. Hasta que también Espinar tira la toalla. Nadie se lo esperaba. El madrileño no ve amago de acercamiento a Errejón y
renuncia a todos sus cargos: el interno y los sillones de senador y diputado de
la Asamblea de Madrid. Es un tsunami. Las paredes de la casa morada empiezan a
tambalearse. Iglesias convoca un Consejo Ciudadano extraordinario. Es una
reunión en la que la dirección se mide con los dirigentes territoriales. Todos
juntos en los poco más de cuarenta metros cuadrados de la sala principal de la
sede de Podemos en la calle princesa de Madrid, a los pies de la Gran Vía y a
la sombra del Edificio España. Fuera empieza a llover. Los dirigentes locales llegan
uno tras otro driblando a los periodistas y las cámaras. Por la mañana se
filtra un documento firmado por los barones de Podemos en el que se pide
acercarse a Errejón y la distensión. Quieren seguir la vía de Espinar de
apaciguamiento. Entre ellos hay pablistas como José García Molina, de Castilla
La Mancha, el único que desempeña un cargo de gobierno. Pero la cumbre se
cierra en falso. No hay destitución de Errejón ni una hoja de ruta clara a
favor de la creación de una plataforma conjunta con Más Madrid. Casi después de
siete horas, errejonistas (los pocos que quedan) y pablistas se cruzan en los
bares debajo de la sede del partido. No hablan entre ellos. "Ésto se ha atascado, no hemos
votado nada", comentan los
errejonistas. Creen que todavía hay margen para hablar. Pero se equivocan.
Iglesias, que había intervenido por Skype al finalizar el encuentro, ha
decidido su estrategia. Contratacará. Habrá guerra y el conflicto será sin cuartel.
Su plan no es nuevo y es conocido en los ambientes del comunismo español.
Consiste en evitar que Errejón se presente como víctima, para que no se
convierta en el ganador moral de la contienda. Es lo mismo que le ocurrió a
Santiago Carrillo, histórico líder del PCE, en los ochenta. "A Carrillo nunca se le expulsó,
ni hubo acta de la comisión de garantía en ése sentido: "Hubo una resolución
política del Comité Central que consideraba que las posiciones de Carrillo le
colocaban fuera de la disciplina y que quedaba autoexcluido del PCE. Ésto es lo
que ha hecho Íñigo y ésta es la respuesta que le ha dado la dirección", recordaba en ésos convulsos
días de enero uno de los dirigentes más veteranos de Podemos. Mientras, a pocos
metros de la calle Princesa, en la calle Ferraz, sede del PSOE, una dirigente
socialista comentaba: "Íñigo
no sabe la mierda que le va a caer encima". Ione Belarra,
miembro del entourage del secretario
general, da una ligera pista de lo que ocurrirá en los días siguientes: "El movimiento secreto de Íñigo
ha sido un error y nos ha hecho mucho daño. Pero ahora que se ha ido y ha
montado otro partido, toca pasar pantalla y habrá que ponerse de acuerdo con su
partido y otro más". La
idea del "nuevo partido" será repetida hasta la extenuación
por los dirigentes de Podemos. Es la expulsión de Errejón por la vía de los
hechos. Podemos ya no es su casa. Se activa la purga pablista. Todos los
asesores errejonistas vienen fulminados en pocas horas. Lo mismo le pasa a los
de Espinar. Incluso dirigentes de primera fila sospechosos de comulgar con
Errejón o Espinar son alejados. Personas involucradas en Podemos desde el
comienzo, que habían comido y hablado con Iglesias hasta hace apenas pocas
semanas, están apartadas. Algunos logran salvaguardar un pequeño espacio
interno. Pero la noche de los cuchillos largos ha comenzado. Hábilmente
Iglesias y Montero no han descubierto sus cartas hasta terminada la reunión con
los barones territoriales. Y sólo entonces han dado el primer paso de lo que pronto
se conocerá como la "respuesta
testosterónica" de Iglesias
a Errejón. Es decir, una declaración de guerra que si por un lado llama al
ostracismo contra el traidor, por el otro se convierte en la frase que Iglesias
empleará a partir de entonces para acallar todo tipo de críticas o debates
internos: "Aquí mando yo" (Costantini, pp. 24, 25). El análisis de Roger Bartra en "El regreso a la jaula. El fracaso de López
Obrador" (DEBATE, 2021) revela una reedición del
gobierno de Claudia Sheinbaum. La nueva policía militarizada ha sido ineficaz
para frenar la ola de violencia interior, pero ha sido usada como instrumento
de la política exterior con el objeto de complacer las exigencias de Donald
Trump y poner un muro a la inmigración de centroamericanos hacia Estados
Unidos. La política mexicana sobre temas migratorios ha sido dictada por
Washington. El problema migratorio se agudizó cuando la demagogia política de López
Obrador lo hizo caer en su propia trampa. Cuando era todavía presidente electo
proclamó imprudentemente que los migrantes centroamericanos serían bienvenidos.
Es increíble que López Obrador no viese lo evidente: que la migración era un
tema muy relevante para Trump, quien estaba obsesionado por construir un muro
en la frontera. No tardaron en organizarse grandes marchas de hondureños,
salvadoreños y guatemaltecos que invadieron México para dirigirse a la frontera
con Estados Unidos. El gobierno de Trump reaccionó agresivamente, amenazó con
aplicar aranceles, y López Obrador fue obligado a usar la mitad de los
efectivos de la Guardia Nacional para frenar la oleada de migrantes. Miles de
guardias fueron apostados en la frontera sur y norte para reprimir a los
inmigrantes extranjeros. La policía militarizada se convirtió en el gran
complemento del anhelado muro que Trump construía en la frontera. Hacía mucho
que México no tenía un gobierno tan complaciente ante la política imperial de
Washington. Como siempre, el presidente mexicano proclamó que había triunfado,
cuando evidentemente había sido aplastado. Para celebrarlo, convocó a un mitin
en Tijuana el 8 de junio de 2019, que fue una movilización del más puro estilo
priísta. El desenlace fue tragicómico. El gobierno mexicano había aceptado
dejar de insistir en que se modificaran las peores y agresivas aristas de las
leyes y normas migratorias de Estados Unidos. Supuestamente ahora se atacaba el problema en su raíz, bloqueando las
causas de la migración mediante la nueva política económica que pretende
construir un Estado de bienestar. Se impulsa la misma idea en los países
centroamericanos. Pero como el dichoso Estado de bienestar no llega, las causas
que impulsan la migración siguen operando. La solución: reprimir y detener con
la fuerza militar los flujos migratorios extranjeros. Éste fue el resultado de la consigna que
proclama que la mejor política exterior es la interior. Y si la política
interior es mala, tendremos la peor política exterior. Ésta
confusión entre la política interior y la exterior fue evidente cuando el
presidente encargó al secretario de Relaciones Exteriores el manejo y el
control de las fuerzas militares que debían atajar a los inmigrantes. El
resultado fue que Marcelo Ebrard tuvo que resignarse a aplicar la política de
Trump en el interior de México. Trump tal vez pensó que su mejor política
exterior hacia México había sido la continuación de su descabellada política
interior. Acaso el presidente mexicano quiso compensar su sumisión a la gran
potencia del norte con un acto simbólico de anticolonialismo. Con ello no hizo
más que el ridículo. El 1 de marzo de
2019 tuvo la ocurrencia de enviarle una carta al rey de España, Felipe VI,
pidiéndole que en nombre del Estado admitiese la responsabilidad histórica y
ofreciese una disculpa o resarcimiento por las ofensas cometidas durante la Conquista
y el proceso de colonización. Las ofensas y violaciones que denuncia la carta
de López Obrador fueron la violación del quinto real, la imposición de la fe
cristiana, la construcción de templos católicos sobre las antiguas pirámides,
la instauración de la esclavitud y las encomiendas, la usurpación de tierras
propiedad de los nativos, el saqueo de riquezas naturales, la imposición de la
lengua castellana y la destrucción sistemática de las culturas mesoamericanas. La carta asentaba que "en suma",
durante la Colonia se vulneraron derechos individuales y colectivos que con una
mirada contemporánea deben asumirse como atentados a los principios que rigen
ambas naciones". Se reconocía que,
si bien "en los años inmediatamente posteriores a la
Conquista los abusos fueron atribuibles a adelantados que actuaron por cuenta
propia", en contraste "los actos de
autoridad durante el largo período colonial fueron consecuencia de la
aplicación de políticas de Estado". En ésta lógica absurda, los
actos agresivos de Hernán Cortés durante la Conquista sólo eran atribuibles a
él, mientras que el Estado español debía responder por las atrocidades
cometidas durante los siglos coloniales. El propio presidente, según dijo en su carta, se
disponía a pedir perdón por las atrocidades y agravios cometidos por los
mexicanos después de la Independencia, como por ejemplo las políticas genocidas
contra los yaquis o mayas o la persecución de chinos. El gobierno pretendía una
"reconciliación histórica" con el pasado de México, un
gran acto de confesión y contrición por las antiguas culpas. Y pretendía que
ésa especie de inmolación simbólica participase el Estado español en un acto el
día 21 de septiembre de 2021, al cumplirse 200 años de vida independiente y 500
años de la caída de Tenochtitlán. De ésta actitud de López Obrador emana un
olor a sacristía poco apto para entender la historia y poco digno de un
político laico. Ningún español o mexicano de hoy tiene que sentirse culpable de
lo que ocurrió hace varios siglos. La disculpa, por lo tanto, no tiene sentido
más que, acaso, en términos religiosos. Por ello, cuando López Obrador le pidió
al papa lo mismo que al rey español, el pontífice católico le contestó que ya
se había disculpado, lo mismo que varios papas anteriores. La carta al rey no
se hizo pública de inmediato, pero alguien en el gobierno mexicano la filtró,
tal vez por instrucciones del presidente, que seguramente estaba molesto porque
el rey no le contestó: "Cuando se divulgó la carta, el gobierno español
rechazó con toda firmeza el contenido de la carta, y el ministro de Asuntos
Exteriores de España, Josep Borrell, declaró que no iban a pedir perdón a
México por los abusos durante la Conquista de México y la Colonia "del mismo modo que no vamos a
pedir a la República francesa que presente disculpas por lo que hicieron los
soldados de Napoleón cuando invadieron España; o los franceses van a pedir
disculpas a los italianos por la conquista de las Galias de Julio César". El presidente de México quedó en
ridículo; fracasó en su intento de montar un gran espectáculo de nacionalismo
anacrónico con la participación del rey español. Al parecer está peleado con el
pasado mexicano y necesita las bendiciones eclesiásticas y monárquicas para
reconciliare. Los zapatistas del EZLN se burlaron de la petición de disculpas
al rey de España en un comunicado del 5 de octubre de 2020. Al anunciar un
viaje por Europa, que llegará a Madrid en agosto de 2021, los zapatistas
proclamaron que "ya basta
de jugar con el pasado lejano para justificar, con demagogia e hipocresía, los
crímenes actuales y en curso (…) NO
queremos volver a ése pasado, ni solos, ni mucho menos de la mano de quien
quiere sembrar el rencor racial y pretender alimentar su nacionalismo
trasnochado con el supuesto esplendor de un imperio, el azteca, que creció a
costa de la sangre de sus semejantes, y que nos quiere convencer de que, con la
caída de ése imperio, los pueblos originarios de éstas tierras fuimos
derrotados". Los
zapatistas le estropearán a López Obrador la fiesta nacionalista desde Madrid.
El gobierno de la 4T hace muy poca política exterior. Es evidente que el
presidente no se mueve bien en la escena internacional y que no la entiende.
Por ello no le gusta salir del país. Otro episodio curioso fue el asilo que le
dio a Evo Morales, ex presidente de Bolivia, cuando fue obligado a dimitir en
noviembre de 2019. México incluso envió un avión militar
para rescatar a Evo Morales y sacarlo de su país. Fue muy bien recibido, pero
después de casi un mes de una aparente incómoda estancia en México, Morales
sorpresivamente y sin previo aviso tomó un avión que lo llevó a La Habana. De
allí el expresidente boliviano voló a Argentina. Su breve exilio en México
entusiasmó al ala supuestamente radical del partido oficial, Morena, pero no
hubo consecuencia notable de su paso por el país. Si acaso, dejó un poco de
olor a pólvora bolivariana, lo que alarmó a quienes temen una deriva radical al
estilo chavista del gobierno de López Obrador" (Bartra, pp. 81, 82).
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¿El pueblo contra
la casta?
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En lugar de desplazar al PSOE, repolarizando el campo político para enfrentar al "pueblo" contra la "casta" condensada en PSOE-PP-banqueros, como postulaba la hipótesis populista inicial de Errejón, Unidas Podemos formó gobierno con los socialistas. ¿Qué balance general puede extraerse del proyecto original de Podemos? ¿Cómo debe evaluarse su praxis posposmarxista en el gobierno? Sobre la primera cuestión, nuestra opinión es que, habiendo interpretado la coyuntura a través de las lentes lauclasianas, los puntos ciegos del edificio teórico de Laclau se convirtieron también en los de Podemos. Junto a Chantal Mouffe, ambos pensadores habían avanzado un "posmarxismo sin complejos" en su libro Hegemonía y estrategia socialista (1985) en el que se reelaboraba la tradición socialista de un modo decididamente posestructuralista: en vez de partir de la idea de que las relaciones materiales conforman las respectivas concepciones del mundo, ésta posición teórica afirma que el discurso –ideas y demandas sin vinculación necesaria con prácticas socioeconómicas- produce las distintas posiciones-sujeto. En La razón populista, Laclau explicaba que la intervención de un líder carismático podría contribuir a un pueblo insurgente y a movilizarlo contra el sistema institucional dominante. Como han señalado numerosos críticos, ésta exageración del aspecto significante de la práctica social no otorga el debido peso a las relaciones sociales históricas ni a los procesos económicos. En su "miedo excesivo a la reificación de las estructuras institucionales", Laclau y Mouffe "se colocan en el extremo opuesto y analizan las prácticas en un vacío institucional", escribió uno de ellos. El resultado era una ontología plana, que rechazaba cualquier análisis de la diferente profundidad histórica de procesos coevolutivos –las especificidades de las dinámicas capitalistas, que imprimen su tempo sobre la existencia social o la efectividad causal de las diferentes relaciones sociales- alegando que semejante investigación sería una tarea inherentemente "esencialista". Éste alejamiento era lo opuesto a la detallada descripción efectuada por Gramsci de las clases dominantes y sus modos de funcionamiento, así como de sus precisas delineaciones de las relaciones económicas y culturales. Para éstos posestructuralistas, el lenguaje del discurso populista era explícitamente "impreciso y fluctuante", como señalaba Laclau, no siendo necesario efectuar intento alguno de examinar el carácter del adversario de clase ni cartografiar el paisaje socioeconómico circundante. Los fundadores de Podemos nunca prestaron atención a éstas críticas ni al más concreto e intransigentemente revolucionario trabajo que publicó Laclau antes de su giro "posmarxista". En la medida en que adoptaron acríticamente el pensamiento de Laclau, también incorporaron éstos problemas teóricos en su práctica política. El diagnóstico de Errejón de la coyuntura del 15M se redujo a un relato de cariz impresionista, que no intentó de modo alguno diseccionar el diferente peso causal de los elementos constitutivos de la crisis, ni valorar sus respectivas temporalidades internas. Errejón interpretó la revuelta de 2011 en términos discursivos como una crisis de legitimación del "régimen de 1978", cuando lo que había entrado en crisis en 2008 eran, en realidad, los propios mecanismos a través de los cuales se había sostenido la reproducción social a lo largo de los últimos veinticinco años entre los que destacaban la explosión del endeudamiento privado y la creación de una enorme burbuja inmobiliaria, que entonces había llegado a su fin. Adoptar éste último marco analítico hubiera implicado reconocer que el horizonte de la crisis sería duradero, dominando los años enormemente duros que se avecinaban. Aunque incluía la deslegitimación de las élites españolas como uno de sus elementos, la crisis no podía reducirse solamente a éste hecho. El estado del capitalismo español apenas se mencionaba en los documentos teóricos de Podemos, de lo cual se derivó una errónea comprensión de la verdadera duración de la crisis –de la propia "ventana de oportunidad" a la que se enfrentaba Podemos- y de las estructuras institucionales que el partido intentaba derribar. Las condiciones sociales del país permanecieron esencialmente inalteradas: la inserción periférica en el seno del capitalismo europeo, la existencia de una amplia brecha generacional caracterizada por una endémica precariedad laboral entre los jóvenes y la persistencia de unas élites que ejercían una apabullante influencia gracias a su monopolio sobre sectores clave, siendo la banca, la energía y las telecomunicaciones paradigmáticas en éste aspecto. Las decisiones organizativas resultan claves para entender por qué, en unos pocos años, ésta fuerza política pasó de ser uno de los experimentos políticos más atrevidos e innovadores que surgieron de la Gran Recesión europea a encontrarse al borde de la disolución. ¿De qué sirve el éxito electoral si después de las elecciones el partido se disuelve? A éste respecto, las secuelas de la "hipótesis populista" han perseguido a Podemos hasta nuestros días, incapacitando orgánicamente al partido a la hora de confrontar a sus enemigos políticos y, sobre todo, económicos. Se suponía que Errejón iba a ser el candidato del partido en las elecciones autonómicas a la Comunidad de Madrid en 2019, pero el mínimo grado de autonomía que le concedieron a la hora de diseñar su campaña le llevó a lanzar una nueva iniciativa, ésta vez con Carolina Bescansa y Manuela Carmena, la alcaldesa de Madrid aupada a la alcaldía por los movimientos sociales madrileños y Podemos en 2015 que terminó vendiendo la ciudad a los fondos de inversión, para crear su propia plataforma regional, Más Madrid, y competir con Podemos en los siguientes comicios electorales. El acuerdo de Errejón con Carmena no consiguió ganar la presidencia de la Comunidad y además perdió el ayuntamiento de la ciudad después de cuatro años de mandato en las elecciones municipales de 2019. El abandono oficial de Podemos por parte de Errejón en enero de 2019, apenas cinco años después de su fundación, puso de manifiesto la total pérdida de fe en el partido que él mismo había diseñado. Al mismo tiempo, la táctica de Iglesias de alinear la "hipótesis populista" con una unidad más tradicional de la izquierda de la mano de su alianza con IU se vio parcialmente obstaculizada por la desconfianza del electorado de izquierda tradicional hacia el modelo hipermediatizado de Podemos, un factor importante en la pérdida del millón de votos de la nueva coalición entre las elecciones de diciembre de 2015 y las celebradas en junio de 2016. No obstante, Podemos seguía siendo, con diferencia, la fuerza más importante de la izquierda radical española. Los votos emitidos en mayo de 2016 durante la consulta interna sobre la formación de la alianza Unidos Podemos fueron una muestra de ello: votaron 144.540 miembros de Podemos, comparados con los 23.109 de Izquierda Unida y los 933 de Equo, un partido ecologista español. En España la actividad política local y regional es importante y valiosa, y los muchos afiliados regionales de Unidas Podemos han desarrollado sus propias formas de práctica política. Con la marcha de Iglesias en marzo de 2021 tras abandonar la vicepresidencia del gobierno de coalición, el partido emprendió una nueva reestructuración. En junio, su cuarta Asamblea Ciudadana aprobó una forma de "partido-movimiento" con una estructura bicéfala. El triunvirato formado por Ione Belarra, Irene Montero y Lilith Verstrynge encabezaría la organización nacional de Podemos. Al mismo tiempo, Yolanda Díaz, la actual ministra del Trabajo, representaría a Unidas Podemos en el Congreso. Díaz, una abogada laborista nacida en Galicia en 1971, es miembro del PCE, no de Podemos, y mantiene buenas relaciones con el PSOE. Sin embargo, su nueva plataforma, Sumar, no es un proyecto de partido, sino un proyecto declaradamente "tecnopopulista" en el que la propia Díaz "escucha" al país con la ayuda de su círculo de colaboradores más estrechos. Sin embargo, en última instancia, un proyecto político se juzga por lo que hace, no por lo que dice. Unidas Podemos ha sido parte del gobierno de Sánchez durante casi tres años. El acuerdo de coalición entre Sánchez e Iglesias dejó al PSOE con los cinco grandes Ministerios –Economía, Interior, Justicia, Asuntos Exteriores y Defensa- mientras que Unidas Podemos recibía las carteras de Derechos Sociales (primero en manos de Iglesias y después de Belarra), Trabajo (Díaz), Consumo (Alberto Garzón, líder de IU), Igualdad (Montero) y Universidades (primero en manos del sociólogo catalán Manuel Castells y después al politólogo Joan Subirats). Desde su formación en enero de 2020, el gobierno PSOEUP ha tenido que enfrentarse a la pandemia de la Covid-19, al plan de recuperación pospandémico de la Unión Europea (NGEU, por sus siglas en inglés), a la invasión rusa de Ucrania y al ascenso de la inflación. ¿Cuál ha sido su trayectoria y su comportamiento al respecto? … Más allá de éste intento de gestión keynesiana ocurrido durante el primer año de pandemia, caracterizada por la aplicación de medidas similares a las tomadas en 2020 por el gobierno conservador en Gran Bretaña, el gobierno del M5S y la Lega en Italia y la Gran Coalición en Alemania, la etapa de Unidos Podemos en el Gobierno de coalición produjo logros modestos. Entre sus principales triunfos se incluye el ataque a la reforma de la legislación laboral de 2012 aprobada por el gobierno de Rajoy bajo la presión de la Unión Europea. La nueva legislación fortalece la regulación de la negociación colectiva y pretende que los contratos indefinidos sean la opción por defecto, contrarrestando así el generalizado uso (y abuso) de la temporalidad en el mercado laboral español. La aprobación de un impuesto sobre los beneficios extraordinarios obtenidos por los bancos y grandes compañías eléctricas pretende recaudar 3 millardos de euros durante los próximos dos años. Aunque la medida se halla muy lejos de las políticas fiscales redistributivas que había prometido Unidas Podemos, incluso Sánchez se pavoneó diciendo, con un tono similar al empleado por Iglesias en sus inicios, que "si la señora Botín (Banco de Santander) y el señor Galán (Iberdrola) protestan, éso significa que vamos por buen camino". Podemos no consiguió el respaldo del PSOE para aprobar una nueva ley de vivienda que promueva la vivienda pública, introduzca controles sobre el precio de los alquileres y amplíe las protecciones para quienes se encuentran en peligro de desahucio. Tomando partido por las fracciones rentistas del capital español, José Luis Ábalos, exministro de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana del PSOE, puso fin a éste debate argumentando que "la vivienda es un bien de mercado". Uno de los principales puntos de disputa entre Podemos y el PSOE surgió alrededor del intento del Ministerio de Igualdad de aprobar la llamada "Ley Trans" (Ley para la igualdad real y efectiva de las personas trans y para la garantía de los derechos de las personas LGTBI), que permite a la gente cambiar el sexo especificado en su documento nacional de identidad sin necesidad de aprobación médica, disputa que desencadenó una batalla en la que el PSOE finalmente cedió, a expensas de promover una guerra cultural que dio a la retórica transexcluyente una amplia audiencia. La ley Orgánica 10/2022, de 6 de septiembre, de Garantía Integral de la Libertad Sexual -"ley del sólo sí es sí"-, propuesta por el Ministerio de Igualdad, sobre el consentimiento sexual también provocó la revuelta de los conservadores. Finalmente, a exigencia del PSOE, ésta deberá ser modificada para acentuar el carácter punitivista de la medida. La popular política de los ERTE implementada por el gobierno de coalición dependía de la permisividad fiscal sin precedentes, característica del primer año de la pandemia, tras la relajación de los criterios presupuestarios y de endeudamiento decidida por la Comisión Europea: "Durante un breve instante, la perspectiva económica parecía favorable al "Estado emprendedor", digital y verde, que propugnaban indistintamente Díaz, Errejón e Iglesias. Quizá ésta fuera una de las razones por las que Unidas Podemos dio la bienvenida a los Fondos Next Generation en 2021 sin cuestionar los acuerdos públicos-privados que se encontraban en el centro del programa, el cual iba acompañado de las habituales "reformas" neoliberales en las que insistía la Comisión Europea como condición para su desembolso. La aceptación del mercado como única solución a los problemas sociales y políticos ha sido asumida por Unidas Podemos para garantizar la estabilidad y la legitimidad del actual gobierno de coalición, hecho que por sí sólo demuestra el desenlace natural de la hipótesis populista. Más allá de la retórica ecológica y digital de los Next Generation European Funds, el plan de "recuperación" está diseñado como una inyección de energía para las grandes empresas. Las multinacionales españolas ya se habían beneficiado de la generosidad del BCE en 2020, y a una escala muy superior a la de los ERTE, mientras que el sector financiero se le permitía la cancelación de decenas de miles de millones que todavía debía del rescate de 2012. Lejos de que el Estado interviniera en los sectores de energía, las telecomunicaciones, la construcción y el turismo, las empresas privadas se subieron al carro de los Next Generation Funds impulsando planes para llevar a cabo cientos de proyectos sin consideración alguna por la rendición de cuentas democrática. Además, el gobierno PSOE-UP, con el Ministerio de Economía a la cabeza, ha recurrido a las cuatro grandes firmas de consultoría –Deloitte, PWC, KPMG y Ernst & Young- para que canalicen los miles de millones procedentes de los Next Generation Funds, las cuales asumen, pues, el papel de la Administración pública del Estado y sustituyen a la burocracia estatal mientras prestan sus servicios a sus clientes habituales, es decir, a las multinacionales españolas presentes en el núcleo de los acuerdos público-privados… Las actuales tensiones en el seno del ejecutivo reflejan hasta qué punto Podemos ha interiorizado las contradicciones del "modelo español": dependencia del crecimiento del mercado financiero e inmobiliario para fabricar consenso en una economía basada en los bajos salarios y la precariedad endémica, y una cultura reaccionaria en la que cualquier avance feminista reactiva los posos franquistas. Ésto coloca al partido en un callejón sin salida, siendo incapaz de revertir las relaciones contra las que supuestamente pelea" (Cancela & Rey-Araújo, pp. 162, 163, 164). Desde el surgimiento de Podemos como un partido antiausteridad, impulsado por las protestas masivas contra la crisis de la Eurozona, se ha puesto en marcha una suerte de revolución pasiva: cambiar todo para que nada cambie. ¿Comienza a parecerse el experimento populista –y su incapacidad para desafiar al mercado como elemento central de la vida española- a la Tercera Vía o a los partidos eurocomunistas y verdes, cuyo fracaso a la hora de contrarrestar los efectos de las políticas neoliberales durante las últimas cuatro décadas sirvió simplemente para legitimar las soluciones de la derecha populista? Extracto de la entrevista de María Castro a Rosa Cobo Bedía sobre el Ministerio de Igualdad de Irene Montero el 7 de diciembre de 2022, asesora en la Unidad de Mujeres y Ciencia (del Ministerio de Educación y Ciencia) y del Ministerio de Igualdad durante el gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero: Ésto es muy complicado en muchísimos sentidos. Yo creo que éste Ministerio y la ministra se han equivocado en algunas cosas. La pregunta es si las cuestiones en las que se ha equivocado justifican tanta virulencia; éso sería otra cuestión distinta. En el feminismo español (no solamente en el español) ha habido dos almas: Un alma mayoritaria, que era un alma fuertemente vindicativa, y otra alma que era mucho más minoritaria, ligada a partidos de izquierda (y aquí no meto a IU) que es la que está apoyando actualmente al Ministerio de Igualdad. El alma que tiene una posición crítica con el Ministerio de Igualdad ahora ha estado formada por dos sectores: uno en el que había muchas feministas vinculadas al Partido Socialista Obrero Español (PSOE) y otro en el que había grupos feministas, como era mi caso, que no estábamos vinculadas al PSOE. Compartíamos en buena medida la misma agenda. Tal vez donde las del PSOE veían unas políticas públicas potentes, otras veíamos unas políticas públicas débiles y no suficientemente transformadoras. Pero era una agenda en la que compartíamos muchas vindicaciones. Estábamos de acuerdo en la abolición de la prostitución, estábamos de acuerdo en la paridad, en la necesidad de políticas públicas de igualdad… Estábamos de acuerdo en muchas cosas. Había algunas, como en mi caso, que hacíamos mucho énfasis en la explotación económica capitalista sobre las mujeres. Pero en términos generales compartíamos una buena parte de la agenda. Éste era el alma mayoritaria. La segunda alma, minoritaria, tenía una agenda que era diferente. Era regulacionista de la prostitución, era anti-punitiva con los agresores sexuales y se pronunciaron críticamente contra la ley contra la violencia de género. Éstos dos sectores del feminismo también bebíamos de fuentes teóricas diferentes. En el alma minoritaria primaba la lucha contra el capitalismo neoliberal y el alma mayoritaria hacía más énfasis en la lucha contra el sistema patriarcal. Éste es uno de los motivos de fondo que nos separan. Lo que ha ocurrido es que éste Ministerio de Igualdad ha asumido, de una forma visible, la agenda de ése sector minoritario del feminismo. Éstos partidos se identifican fuertemente con la agenda de sectores de Podemos y de ése movimiento que ahora se ha medio transformando en otras siglas, Sumar. Las que militábamos en el sector mayoritario del feminismo éramos, fundamentalmente gente autónoma, gente del PSOE y gente de Izquierda Unida. Entonces, claro, desde el Ministerio de Igualdad se produce un desequilibrio porque asume una agenda que no es la nuestra. ¿Un Ministerio de Igualdad tiene que dar la batalla por la ley trans hasta convertirla casi en su emblema? La ley trans es una ley dirigida a un colectivo de la población cuyas reivindicaciones no son las del movimiento feminista. Éso no quiere decir que no sean reivindicaciones civilizatorias, muchas de ellas lo son, pero no son feministas. Ésto no quiere decir que no tenga que haber leyes que protejan al colectivo trans, lo que quiero decir es que el movimiento feminista y el movimiento LGBT no son lo mismo, no tienen las mismas agendas y el Ministerio de Igualdad fue concebido para defender la agenda feminista. El problema no es si las mujeres trans son mujeres o son mujeres trans. El problema es que nuestra agenda es diferente. El Ministerio de Igualdad se ha separado enormemente del feminismo cuando intenta hacer de la deconstrucción de la masculinidad un objetivo político para así asentar el anti-punitivismo con los varones agresores e implantar fórmulas de justicia restaurativa y reparadora. Y sabemos que la tasa de agresores sexuales que reinciden es mayoritaria. Imagino que razones electorales de no indisponerse con su base social masculina está en el origen de ésta posición. Creo que la mejor fórmula para desmontar la masculinidad hegemónica es empoderando a las chicas. Espero de un Ministerio de Igualdad que trabaje por empoderar a las chicas con campamentos, talleres culturales y otro tipo de actividades que deberían culminar en la coeducación. Y con otras muchas medidas como prohibir la pornografía. ¿Qué es lo que ha ocurrido en todo éste proceso político? Que se ha producido una ruptura. Lo que no sé es hasta dónde va a llegar éste destrozo. Quiero pensar que no va a llegar muy lejos. De todas formas, soy partidaria de bajar el tono de la discusión. Y, por supuesto, desterrar de nuestro movimiento lo insultos y las descalificaciones. Creo que Bibiana Aído tuvo dos grandes adversarios o críticos. Por una parte, la derecha, que vio en ella el mejor flanco por el que atacar a un Gobierno que no creían legítimo. A la derecha le pareció que podía golpear con más facilidad a una mujer joven y con poca experiencia política. Por otra parte, la ministra encontró oposición en algunas de sus propias compañeras, que no aceptaban que ellas, que se creían las depositarias de las esencias feministas, no fuesen escogidas para el puesto y se lo diesen a una mujer que venía de fuera. Hay similitudes, por tanto, en el procedimiento, pero aquí hay algo que es comparable: entonces no se discutía sobre la agenda, hoy la principal discusión es sobre la agenda política. No la compartimos. Dentro de algún tiempo podremos hacen un balance más sosegado porque éste debate ahora está muy contaminado por cuestiones que son ajenas al movimiento feminista. En mi opinión, el Ministerio de Igualdad ha tomado medidas correctas en diversos aspectos, pero otras acciones oscurecen lo bueno que ha hecho. Voy a poner un ejemplo: la ley del Sólo sí es sí era una ley necesaria, pero el error que supuso la rebaja de penas y la puesta en la calle de algunos agresores no fue aceptada por quienes habían hecho la ley. No entraron a negociar ni a discutir sobre cómo corregir éso. El movimiento feminista le advirtió de que ésa ley iba a tener ése efecto y no les pareció que había que escuchar. El resultado ha sido que Irene Montero está fuera del Parlamento. De la misma ley, otro ejemplo: el sector mayoritario del feminismo reclamó que la ley incluyese la penalización del proxenetismo. Y no hubo manera. Lo decía antes, el problema no son las mujeres trans. Algunas de ellas han militado en el feminismo durante décadas. Es el caso de Mar Cambrollé. El problema es que el colectivo LGBT tiene una agenda diferente, e incluso contrapuesta a veces, a la del feminismo. Los vientres de alquiler, la pornografía y la prostitución nos aleja mucho. Nadie que sea progresista puede impugnar la legitimidad de ciertas reivindicaciones del colectivo LGBT. Lo que sostenemos muchas feministas es que la igualdad entre hombres y mujeres es una cuestión diferente a la de la diversidad. Igual que la cuestión de la clase y de la raza tienen su propia especificidad, aunque después interseccionan en grupos de mujeres. De hecho, exigimos que haya organismos políticos exclusivamente de igualdad y otros de diversidad. No se niega la legitimidad de la diversidad sino el intento de fusión de ambos movimientos. Y que las instituciones de igualdad sean compartidas con la diversidad. Las feministas siempre hemos luchado por tener organismos de igualdad para las mujeres, no queremos estar colgadas de familia ni de asuntos sociales. Y resulta que ahora tenemos que compartir los recursos y la política con diversidad".
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Autor del texto: Armando Ossorio ©
※ XPOFERENS ※
"Antonio Gramsci utiliza el concepto de
hegemonía ideológica para comprender la unidad existente en toda formación
social concreta. Ésta considera que la ideología dominante en una situación
histórica y social puede llegar a organizar las rutinas del llamado "sentido común". Lo que quiere decir que ésa
ideología impone a sus seguidores unos significados y posibilidades de acción
de manera sutil, de tal modo que incluso formas de organización y de actuación
de una sociedad que contribuyen a mantener situaciones de injusticia, llegan a
ser percibidas como inevitables, naturales, sin posibilidad de modificación. La
dominación de una clase sobre otra se produce de una manera más eficaz cuando
se lleva a cabo a través de un proceso de hegemonía ideológica, mediante la
creación de ésta conciencia y de un sometimiento espontáneo en los miembros de
la clase social sometida, sirviéndose para ello del apoyo que le brinda su
control del Estado. La misión de ésta hegemonía es la de reproducir en el plano
ideológico las condiciones para la dominación de clase y la perpetuación de las
relaciones sociales de producción y distribución. Antonio Gramsci llega a
distinguir tres momentos en el desarrollo de la hegemonía ideológica. El
primero es la fase estrictamente económica, en la que los intelectuales
orgánicos exponen los intereses de su clase. En el segundo momento, el
político-económico, más o menos la totalidad de las clases apoya las exigencias
de la economía. Y el tercero, la etapa hegemónica que implica que los objetivos
económicos, políticos y morales de una clase concreta son asumidos por todas
las restantes clases y grupos sociales y se utilizan por parte del Estado para
determinar modelos de actuación y de relaciones de producción y distribución
acordes con tales objetivos (Gramsci, A., 1981)".
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"Es analíticamente posible distinguir diferentes niveles de legitimación. Un primer nivel es el de la legitimación incipiente que aparece tan pronto como se transmite un sistema de objetivaciones lingüísticas de la experiencia humana. Por ejemplo, la transmisión de un vocabulario de parentesco deja constancia ya de una estructura de parentesco. Éste es un nivel todavía "pre-teórico", basado más en evidencias automáticas que fruto de un esfuerzo de reflexión. Las "explicaciones" legitimadoras fundamentales entran, por así decir, a formar parte del vocabulario que se posee y pueden tener asimismo repercusiones en los comportamientos de ésas personas que lo utilizan. A éste primer nivel corresponden todas las sencillas afirmaciones tradicionales referentes al "así se hacen las cosas". El segundo nivel de legitimación contiene proposiciones teóricas en forma rudimentaria. Acostumbran a ser esquemas explicativos sumamente pragmáticos y se relacionan directamente con acciones concretas. En éste nivel son comunes los proverbios, las sentencias, las máximas morales, refranes, y también aquí podemos incluir las leyendas, los cuentos populares y fábulas, que suelen transmitirse en forma poética. El tercer nivel de legitimación corresponde a las teorías explícitas, en forma de un corpus de conocimiento diferenciado y que viene a ser el fundamento en el que cada grupo institucional se apoya para poder justificarse. Éstas legitimaciones proporcionan marcos de referencia bastante amplios para los comportamientos de los miembros que integran tales grupos. En razón de su complejidad y diferenciación, la transmisión y utilización de ésos conocimientos y destrezas suele encomendarse a personal especializado y con dedicación exclusiva que utiliza para ello procedimientos formalizados de iniciación".
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"De ésta manera la legitimación comienza a
trascender la aplicación pragmática y a convertirse en "teoría pura".
El cuarto nivel de legitimación lo constituyen los universos simbólicos. Son
modelos teóricos que integran zonas de significado diferentes y abarcan todos
los procesos que se desenvuelven en cada una de las instituciones existentes en
una sociedad. De ésta forma, la sociedad entera adquiere sentido. Los procesos
simbólicos son procesos de significación que se refieren a realidades que
trascienden las de la de la experiencia cotidiana; nos permiten ordenar la
historia y ubicar todos los acontecimientos colectivos dentro de una unidad
coherente que incluye el pasado, el presente y el futuro. El universo simbólico
se concibe como la matriz de todos los significados social y subjetivamente
reales; toda la sociedad histórica y la biografía de cada ser individual se ven
como hechos que ocurren dentro de ése universo (Berger y Luckman, TH., 1984,
pp. 122-125). En todo éste proceso de legitimación un papel crucial lo
desempeñan el cuerpo de especialistas;
es decir, aquellas personas poseedoras de conocimientos y destrezas
especializadas y que todo el mundo reconoce como tales. Ésta matización acerca
del reconocimiento público es importante, pues es a éstos especialistas a
quienes es normal recurrir para solicitar ayuda y consejo, y a los que se les
erige como fuente de legitimación pública para imponer o sancionar opciones
concretas. Cada sociedad a su vez no dudará en reforzar la autoridad de éstas
personas especialistas, si su trabajo puede ser rentabilizado por los grupos
económicos, culturales y políticos dominantes".
Jurjo Torres.
El curriculum oculto.
MORATA, 2005.
"Non nobis
Domine, non nobis, sed nomini tuo da gloriam".
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