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La sociedad tecnológica.

 

Nana Kic ©

MONOPOLY.

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Joseph Stiglitz en "El precio de la desigualdad. El 1% de la población tiene lo que el 99% necesita" (TAURUS, 2012), expone que hay dos formas de llegar a ser rico: crear riqueza o quitársela a los demás. La primera añade algo a la sociedad. La segunda habitualmente se lo resta, ya que, en el proceso de apropiarse de la riqueza, una parte de ella se destruye. Un monopolista que cobra un precio excesivo por su producto le quita el dinero a las personas a las que está cobrando de más, y al mismo tiempo destruye valor. Para conseguir su precio de monopolio, no tiene más remedio que restringir la producción. Adam Smith, el padre de la teoría económica moderna, argumentaba que la búsqueda privada del interés propio daría lugar, como a través de una mano invisible, al bienestar de todos. Hoy en día, como consecuencia de la crisis financiera, nada sería capaz de argumentar que la búsqueda de su propio interés por parte de los banqueros haya conducido al bienestar de todos. A lo sumo, dio lugar al bienestar de los banqueros, mientras que el resto de la sociedad tuvo que cargar con los costes. Hay un motivo muy sencillo del por qué la búsqueda de su propio interés por parte de los banqueros resultó desastrosa para el resto de la sociedad: los incentivos de los banqueros no estaban bien alineados con la rentabilidad social. Cuando los mercados funcionan bien –de la forma postulada por Adam Smith- es porque la rentabilidad privada y lo beneficios sociales están bien alienados, es decir, porque las recompensas privadas y las contribuciones sociales se igualan, tal y como suponía la teoría de la productividad marginal. En ésa teoría, la contribución social de cada trabajador es exactamente igual a su remuneración privada. Las personas con una productividad más alta –con una contribución social mayor- reciben un salario más alto. Por sí mismos, los mercados a menudo no producen resultados eficientes ni deseables, y ahí el gobierno tiene el papel de corregir ésos fallos del mercado, es decir, de diseñar políticas que vuelvan a alinear los incentivos privados y las rentabilidades sociales. La búsqueda de rentas asume muchas formas: transferencias y subvenciones ocultas y públicas por parte del gobierno, leyes que hacen menos competitivos los mercados, una aplicación laxa de las vigentes leyes sobre la competencia y unos estatutos que permiten a las grandes empresas aprovecharse de los demás, o trasladar sus costes al resto de la sociedad. El término renta originalmente servía para denominar el rendimiento de la tierra, ya que el propietario de la tierra recibe esos pagos en virtud de su propiedad y no por hacer algo. Ello contrasta con la situación de los trabajadores, por ejemplo, cuyos salarios son una remuneración por el esfuerzo que aportan. El término renta se amplió a los beneficios monopolísticos, o las rentas de los monopolios, es decir, los ingresos que uno recibe por el simple hecho de controlar un monopolio. Más tarde, el concepto se amplió aún más, hasta incluir los ingresos por títulos de propiedad similares. Si el gobierno concedía a una compañía el derecho exclusivo de importar una cantidad limitada de un buen, como por ejemplo azúcar, la rentabilidad adicional que generaba la propiedad de ése derecho se denominaba renta por cuota. Los países ricos en recursos naturales son tristemente célebres por sus actividades de búsqueda de rentas. En dichos países, resulta mucho más fácil hacerse rico a base de conseguir acceder a los recursos en unos términos favorables que produciendo riqueza. A menudo eso supone un juego de suma negativa, y a menudo es uno de los motivos por los que, como media, ése tipo de países han crecido más despacio que otros países de características similares que carecen del don de tales recursos. Y, lo que es más inquietante, cabría esperar que la abundancia de recursos pudiera ser usada para ayudar a los pobres, para garantizar a todo el mundo el acceso a la educación y la sanidad. Gravar el trabajo y los ahorros puede debilitar los incentivos; por el contrario, gravar las rentas de la tierra, del petróleo o de otros recursos naturales no provoca su desaparición. Los recursos seguirán estando ahí para su extracción, si no es hoy, mañana. No existen efectos adversos sobre los incentivos. Eso significa que, en principio, debería haber cuantiosos ingresos para financiar tanto el gasto social como las inversiones públicas en, por ejemplo, sanidad y educación. Sin embargo, entre los países con el máximo nivel de desigualdad figuran aquellos que cuentan con más recursos naturales. Evidentemente, en ésos países, unos pocos son más hábiles a la hora de buscar rentas que otros (habitualmente son los que tienen poder político) y se aseguran de que la mayor parte de los beneficios de los recursos vayan a parar a sus propios bolsillos. En Venezuela, el mayor productor de petróleo de Latinoamérica, la mitad del país vivía en la pobreza antes del ascenso de Hugo Chávez –y es precisamente ése tipo de pobreza en medio de la abundancia lo que provoca la aparición de líderes como él. Las actividades de búsqueda de rentas no son endémicas únicamente en países ricos en recursos de Oriente Próximo, de África y de Latinoamérica. También se ha vuelto un fenómeno endémico en las economías modernas, incluida la estadounidense. En aquellas economías, la búsqueda de rentas asume muchas formas, algunas de las cuales con muy similares a las de los países ricos en petróleo: conseguir activos estatales (como petróleo o minerales) por debajo del precio justo de mercado. No es difícil hacerse rico cuando el gobierno le vende a uno por 500 millones de dólares una mina que vale 1.000 millones. Otra forma de buscar rentas consiste justamente en lo contrario: venderlo al gobierno productos por encima de los precios de mercado (abastecimiento no competitivo). Las compañías farmacéuticas y los contratistas militares destacan en ésa modalidad de búsqueda de rentas. Las subvenciones públicas del gobierno (como las destinadas a la agricultura), o las subvenciones ocultas (restricciones al comercio que reducen la competencia, o las subvenciones ocultas en el sistema tributario) son distintas formas de obtener rentas del público. No todas las actividades de búsqueda de rentas utilizan al gobierno para quitarle dinero a los ciudadanos corrientes. El sector privado puede hacerlo muy bien él sólo, consiguiendo rentas del público, por ejemplo, a través de prácticas monopolistas y a base de aprovecharse de los que tienen un menor nivel de información y educación, cuyo máximo exponente son los créditos abusivos de los bancos. Si echamos un vistazo a los que ocupan el lugar más alto de la distribución de la riqueza, podemos hacernos una idea de la naturaleza de ése aspecto de la desigualdad de Estados Unidos. Muy pocos son inventores que hayan revolucionado la tecnología o científicos que han cambiado nuestra forma de entender las leyes de la naturaleza. Ninguna de éstas personas, que realizaron una contribución tan grande a nuestro bienestar, están entre las mejor remuneradas de nuestro sistema económico. Por el contrario, muchos de los individuos que están en lo más alto del reparto de la riqueza son, de una forma u otra, genios de los negocios. Un análisis más detallado de los éxitos de los miembros de la parte más alta de la distribución de la riqueza revela que algo más que una pequeña parte de su genio consiste en idear mejores métodos de aprovecharse del poder de los mercados y de otras imperfecciones de los mercados –y, en muchos casos, en encontrar mejores formas de que la política trabaje para ellos en vez de para la sociedad en general. En lo más alto, además de los financieros, están los monopolistas y sus descendientes, quienes, mediante un mecanismo u otro, lograron obtener y mantener el dominio del mercado. Después de los magnates de los ferrocarriles del siglo XIX vinieron John D. Rockefeller y Standard Oil. A finales del siglo XX hemos asistido al ascenso de Bill Gates y al dominio por parte de la empresa Microsoft de la industria de software para ordenadores personales. En otras partes del mundo encontramos el caso de Carlos Slim, un empresario mexicano que figuraba como la persona más rica del mundo en 2011 en la lista Forbes. Gracias a su dominio de la industria telefónica en México, Slim consigue cobrar a sus clientes unos precios muy superiores a los que se dan en mercados más competitivos. Slim se apuntó el tanto decisivo al adquirir una importante participación en el sistema de telecomunicaciones de México cuando el país lo privatizó, una estrategia que está detrás de muchas de las grandes fortunas del mundo. Como hemos visto, es muy fácil enriquecerse consiguiendo un activo del Estado con un fuerte descuento. Muchos de los actuales oligarcas rusos, por ejemplo, consiguieron su patrimonio inicial comprando activos estatales a precios por debajo del mercado y, a continuación, asegurándose unos incesantes beneficios a través del poder monopolista. Por último, un importante grupo de buscadores de rentas está formado por los abogados de máximo nivel, incluyendo a aquellos que se han hecho ricos a base de ayudar a los demás de dedicarse a la búsqueda de rentas con unos métodos que rayan en la ilegalidad pero que habitualmente no los llevan a la cárcel. Ésos abogados ayudan a redactar las complejas leyes tributarias donde se incluyen las lagunas jurídicas, de forma que sus clientes pueden eludir los impuestos, y posteriormente diseñan los complejos acuerdos que se aprovechan de ésos vacíos legales. Ellos ayudaron a diseñar las disposiciones contractuales que generan el poder monopolista, aparentemente dentro de la ley: "A los economistas, las grandes fortunas les plantean un problema. Las leyes de la competencia, como he apuntado, afirman que supuestamente los beneficios (más allá de la rentabilidad normal del capital) tienden a reducirse a cero, y muy deprisa. Pero, si los beneficios son cero, ¿cómo pueden amasarse las fortunas? Los nichos donde no existe competencia, por un motivo u otro, son una de las vías para lograrlo… La verdadera clave del éxito es asegurarse de que nunca habrá competencia –o por lo menos de que no la habrá durante un tiempo lo suficientemente largo como para forrarse con un monopolio mientras tanto-. La forma más sencilla de tener un monopolio sostenible es conseguir que el gobierno te conceda uno. Entre el siglo XVII y el siglo XIX los británicos le concedieron a la Compañía de las Indias Orientales el monopolio del comercio con India. Hay otras formas de obtener monopolios con el beneplácito del gobierno. Normalmente, las patentes le dan al inventor un monopolio sobre ésa innovación durante un tiempo, pero los pormenores de la legislación sobre patentes pueden ampliar el plazo de la patente, reducir la entrada de nuevas empresas e incrementar el poder monopolista. La legislación estadunidense sobre patentes ha venido haciendo exactamente eso. Las leyes se diseñan no para maximizar el ritmo de innovación, sino más bien para maximizar las rentas. Incluso sin una concesión del gobierno o sin un monopolio, las empresas pueden crear barreras a la entrada de competidores. Existe una amplia gama de prácticas que desincentivan la entrada, como mantener un exceso de capacidad, de forma que la empresa que entra sabe que el competidor que ya está en ése mercado puede aumentar la producción, bajando los precios hasta un nivel que haría que la entrada dejara de ser rentable… A principios del siglo pasado, la preocupación por los monopolios que constituían la base de muchas de las fortunas de aquella época, como la de Rockefeller, llegó a ser tan grande que en tiempos del presidente Theodore Roosevelt, enemigo de los grupos monopolistas, Estados Unidos promulgó un montón de leyes para fragmentar dichos monopolios y evitar algunas de ésas prácticas. A lo largo de los años siguientes, se deshicieron muchos monopolios –en la industria del petróleo, en la industria tabacalera y en muchas otras-. Y sin embargo, hoy en día, si echamos un vistazo a la economía estadounidense, podemos ver muchos sectores, incluyendo algunos que son esenciales para su funcionamiento, dominados por una o unas pocas empresas –como Microsoft en el ámbito de los sistemas operativos para ordenadores, o AT&T, Verizon, T-Mobile y Sprint en el de telecomunicaciones" (Stiglitz, pp. 90, 91). A veces la magnanimidad del gobierno, en vez de entregar recursos por un precio irrisorio, asume la forma de reescribir las normas para incrementar los beneficios. Una sencilla forma de hacerlo es protegiendo de la competencia extranjera a las empresas. Los aranceles, los impuestos que pagan las empresas extranjeras pero no las nacionales, son a todos los efectos un regalo a los productores del país. Dado que los aranceles ponen en desventaja a los productores extranjeros, hacen posible que los productores nacionales suban sus precios y aumenten sus beneficios. Las subvenciones al etanol suponen un buen ejemplo de éste fenómeno. El plan para reducir nuestra dependencia del petróleo a base de sustituirlo con la energía del Sol encerrada en uno de los mejores productos de Estados Unidos, su maíz, parecía irresistible. Pero transformar la energía de las plantas en una forma capaz de suministrar energía a los coches en vez de a las personas resulta carísimo. Además, resulta más fácil hacerlo con unas plantas que con otras. Brasil ha tenido tanto éxito con sus investigaciones sobre el etanol a base de azúcar que, para conseguir que Estados Unidos pudiera competir, durante años tuvo que gravar con 54 centavos por galón el etanol brasileño a base de azúcar. Cuarenta años después de su introducción, la subvención seguía en vigor para apoyar una industria en estado embrionario que aparentemente no iba a crecer. Cuando los precios del petróleo bajaron tras la recesión de 2008, muchas fábricas de etanol quebraron, pese a las enormes subvenciones que recibían. Hasta finales de 2011 no se permitió que venciera el plazo de las subvenciones y los aranceles. La persistencia de unas subvenciones tan distorsionadoras tiene su origen en una única fuente: la política. El principal –y durante mucho tiempo, a todos los efectos el único- beneficiario directo de aquellas subvenciones fue el sector de los productores de etanol a base de maíz, dominado por la megaempresa Archer Daniels Midland (ADM). Al igual que muchos otros directivos, los de ADM parecían más hábiles a la hora de gestionar la política que la innovación. Hacían generosas donaciones a ambos partidos, de forma que, por mucho que los parlamentarios despotriquen en contra de semejante magnanimidad con las empresas, los legisladores no tuvieron demasiada prisa en tocar las subvenciones al etanol. Como hemos señalado, las empresas casi siempre argumentan que el verdadero beneficiario de los generosos regalos que reciben está en otra parte. En éste caso, los defensores del etanol argumentaban que los verdaderos beneficiarios eran los cultivadores de maíz de Estados Unidos. Pero, en gran parte, eso no era cierto, sobre todo en los primeros tiempos de la subvención. Naturalmente, resulta difícil entender porque los cultivadores estadounidenses de maíz, que ya eran beneficiarios de las ingentes dadivas por parte del gobierno, y que recibían de Washington casi la mitad de sus ingresos, en vez de obtenerlos de la tierra, tuvieran que recibir aún más ayudas, y resulta difícil conciliar ésa política con los principios de una economía de libre mercado. (En realidad, la inmensa mayoría de los fondos del gobierno destinados a subvencionar la agricultura no va a parar, como mucha gente cree, a los agricultores pobres, si siquiera a las explotaciones familiares. El diseño del programa revela su verdadero objetivo: redistribuir el dinero de todos nosotros hacia las prósperas explotaciones agrícolas de las grandes empresas).  Muchos países, entre ellos Estados Unidos, controlan enormes reservas de recursos naturales, como petróleo, gas y concesiones mineras. Si el gobierno nos concede el derecho de extraer esos recursos gratis, no hace falta ser un genio para ganar una fortuna. Eso es, por supuesto, lo que hacía el gobierno estadounidense en el siglo XIX, cuando cualquiera podía reclamar el derecho a explotar los recursos naturales. Hoy en día, normalmente el gobierno no regala sus recursos; lo más frecuente es que exija un pago, pero un pago mucho menor del que debería ser. Se trata simplemente de otra forma menos transparente de regalar dinero. Si el valor del petróleo que hay debajo de una finca en particular vale 100 millones de dólares después de abonar los costes de extracción, y el gobierno exige un pago de tan solo 50 millones, en realidad el gobierno ha regalado 50 millones de dólares. No tiene por qué ser así, pero unos poderosos intereses se aseguran de que lo sea. En su forma más simple, las rentas son tan solo redistribuciones desde nuestros bolsillos a los de los buscadores de rentas. Eso es lo que ocurre cuando las compañías petrolíferas y mineras consiguen los derechos de explotación del petróleo y los minerales a unos precios muy inferiores a los que tendrían que tener. El principal derroche de recursos es únicamente en hacer lobby: hay más de 3.100 miembros de grupos de presión trabajando para la industria sanitaria (casi seis por cada parlamentario) y 2.100 trabajando para las industrias de la energía y los recursos naturales. En total, se gastaron más de 3.200 millones de dólares en actividades de lobby tan solo en 2011. La principal distorsión es para nuestro sistema político; el principal perdedor de nuestra democracia. Pero a menudo la búsqueda de rentas implica un verdadero desperdicio de recursos que reduce la productividad y el bienestar del país. Distorsiona la asignación de recursos y debilita la economía. Un efecto secundario de los esfuerzos dirigidos a llevarse una porción más grande de la tarta es que ésta se encoge. El poder monopolista y el trato de favor en materia tributaria para los intereses especiales tiene precisamente ésos efectos. La búsqueda de rentas distorsiona nuestra economía en muchos sentidos, y uno de los más relevantes es la asignación del recurso más valioso de su país: el talento. Antes, los jóvenes inteligentes se sentían atraídos hacia una serie de profesiones: algunos a prestar servicio a los demás, como en la medicina, en la enseñanza o en el servicio público; otros a ampliar las fronteras del conocimiento. Siempre había algunos que se dedicaban a los negocios, pero durante los años previos a la crisis un porcentaje cada vez mayor de los mejores cerebros del país eligió las finanzas. Y con tantos jóvenes con talento dedicados a las finanzas, no es de extrañar que hubiera innovaciones en ése sector. Pero muchas de esas innovaciones financieras estaban diseñadas para saltarse la normativa, y de hecho redujeron el rendimiento económico a largo plazo. Ésas innovaciones financieras no pueden compararse con las innovaciones de verdad, como el transistor o el láser, que mejoraron nuestro nivel de vida: "A veces las distorsiones de los buscadores de rentas son sutiles y no se reflejan bien como una diminución del PIB. Eso se debe a que el PIB no refleja adecuadamente los costes para el medio ambiente. No evalúa la sostenibilidad del crecimiento que está produciéndose. Cuando el PIB procede de extraer recursos del subsuelo, deberíamos apuntar que se reduce la riqueza del país, a menos que esa riqueza se reinvierta en la superficie en capital humano o físico. Pero nuestras mediciones no lo tienen en cuenta. El crecimiento que procede de agitar las reservas pesqueras o las aguas subterráneas es efímero, pero nuestras mediciones no nos lo dicen. Nuestro sistema de precios es defectuoso, porque no refleja con exactitud la escasez de muchos de ésos recursos medioambientales. Y dado que el PIB se basa en los precios del mercado, también nuestra forma de medir el PIB es defectuosa. Hay industrias, como la del carbón y la del petróleo, que quieren que las cosas sigan así. No quieren que se ponga un precio a la escasez de los recursos naturales o el daño a nuestro medio ambiente, y no quieren que se modifique nuestra forma de medir el PIB para que refleje la sostenibilidad. No cobrar a ésas empresas el coste que están imponiendo al medio ambiente es, a todos los efectos, una subvención oculta, comparable a los demás regalos que recibe la industria, en forma de trato de favor en materia de impuestos y de adquisición de recursos a unos precios por debajo de los precios justos de mercado. Cuando fui presidente del Consejo de Asesores Económicos durante la presidencia de Clinton, intenté que Estados Unidos publicara una cuenta de PIB verde, que reflejara el agotamiento de nuestros recursos y la degradación de nuestro medio ambiente. Pero la industria del carbón sabía lo que habría significado eso y utilizó su enorme influencia en el Congreso para amenazar con suspender su financiación a quienes participaran en aquel intento de definir el PIB verde, y no solo la financiación a aquel proyecto. Cuando la industria del petróleo presiona para conseguir más permisos de perforación en alta mar, y al mismo tiempo presiona para que se aprueben leyes que eximan a las empresas de asumir plenamente las consecuencias de un derrame de petróleo, está, a todos los efectos, pidiendo una subvención pública. Y ése tipo de subvenciones hace algo más que proporcionar rentas; también distorsiona la asignación de recursos. El PIB, y más en general, el bienestar social, se reduce –como quedó en evidencia con el derrame de petróleo de la compañía BP en el golfo de México en 2010-" (Stiglitz, pp. 151, 152).

Nana Kic ©

PETROPOLY.

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Lee Billings en "Cinco mil millones de años de soledad. La búsqueda de vida entre las estrellas" (CRÍTICA, 2014) analiza el impacto de los recursos energéticos en la economía. El científico Harold Urey en el libro 2063 d.C., señaló que entre 1900 y 1955 el consumo de combustible fósil de Estados Unidos se había incrementado ocho veces, debido en buena parte a la necesidad de generar electricidad. Además, el uso de energía eléctrica pasó de ser mínimo en 1900, a cerca de 500 watts por persona para 1963. ¿Por cuánto tiempo podría continuar aumentando el uso de energía para respaldar el crecimiento económico? El químico Urey insinuó que ése tipo de lujos era insostenible. Según predijo, mucho antes de 2063 nos enfrentaríamos a la potencialmente desagradable necesidad de encontrar maneras de invertir la energía humana en algo más que no fuera la fabricación de artefactos útiles. Con la aplicación de algunas suposiciones reduccionistas, los límites energéticos para el crecimiento económico se pueden calcular de una forma extraordinariamente directa. Tomemos a Estados Unidos como ejemplo. Los datos de la Administración Federal de la Información Energética muestran que el uso total de energía del país ha crecido poco menos de 3 por ciento anual desde mediados del siglo XVII. Como parte de una especie de experimento mental, el físico Tom Murphy, profesor de la Universidad de California de San Diego, calculó las consecuencias de ése crecimiento continuo hacia el futuro. Primero lo extrapoló a todo el planeta y lo redujo a 2.3 por ciento anual, lo que dio como resultado un incremento con un factor de diez en el uso de energía por siglo. Empezando con uso energético global de 12 teravatios en 2012, el mundo de 2112, consumiría 120 teravatios, y el de 2212, 1200. Para 2287, el consumo global de energía sería de 7000 teravatios, cantidad que en teoría podría generarse si se cubriera toda la superficie del planeta con paneles solares fotovoltaicos que operaran a 20 por ciento de su capacidad. A partir de ahí, la única forma de lograr que el crecimiento de 2.3 por ciento anual en el uso de energía continuara por otros 125 años sería incrementar la eficiencia de los paneles fotovoltaicos a un milagroso 1000 por ciento y cubrir todos los mares y continentes con ellos, lo que llevaría a nuestra civilización –en crecimiento permanente- hasta el año 2412 d.C., momento en que superaríamos la cantidad total de luz solar que cae sobre la Tierra. Otro tipo de fuente de energía como la fusión nuclear también podría sostener un índice de crecimiento de 2.3 por ciento anual durante varios siglos después o, por lo menos, hasta que el calor excedente de la enorme cantidad de energía producida evapore los océanos y transforme la corteza terrestre en un desecho resplandeciente. Para una civilización atrapada en un planeta, como es la nuestra, los puntos de ebullición del agua y del derretimiento de la roca y el metal suponen límites insuperables en lo que se refiere a la expansión del uso de energía. En 1960, en un artículo para la revista Science, el físico Freeman Dyson llevó al extremo el desmedido consumo reciente de energía de la humanidad, y postuló que si algún día domináramos la vida y el trabajo en el espacio, podríamos aprovechar prácticamente toda la luz del Sol al construir un nube de colectores solares alrededor de nuestra estrella central. Dyson no trabajó demasiado en lo que sólo le parecían detalles técnicos relativamente menores, como la forma en que adquiriríamos las enormes cantidades de materias primas requeridas. El físico insinuó que para el momento en que necesitáramos toda la energía del Sol, ya seríamos más que capaces de simplemente saquear un planeta o dos. Vista desde una distancia de varios años luz, la emisión óptica del Sol se desvanecería y sería reemplazada por el brillo infrarrojo del calor excedente que emanara del caparazón que lo cubre. Según Dyson, si los astrónomos alguna vez llegaran a ver una estrella lejana particularmente débil y luego detectaran un cambio total a emisiones infrarrojas, los más probable sería que estuvieran observando la evidencia de otra civilización galáctica ansiosa de energía. Con la operación absolutamente eficaz de ésta "Esfera de Dyson" podríamos capturar unos 400 000 millones de petavatios de energía: el total de la producción radiante del Sol. Sin embargo, con base en un crecimiento anual permanente de uso de energía de 2.3 por ciento, Murphy calculó que la esfera dejaría de satisfacer nuestras crecientes necesidades energéticas en apenas poco menos de un milenio. Naturalmente, hay algunos cientos de miles de millones de estrellas en la Vía Láctea. Incluso dando por hecho que la humanidad lograra encapsular de manera instantánea todas las estrellas parecidas al Sol que hay en la Vía Láctea en esferas de Dyson absolutamente eficientes, ése inexorable incremento de 2.3 por ciento en la energía utilizada anualmente de todas formas nos conduciría a los límites de nuestra capacidad galáctica en menos de otro milenio. Al inicio del periodo jurásico, San Diego era vil piedra caliza en el lecho marino, al igual que el resto de lo que más adelante se convertiría en el actual estado de California. En algún momento hace menos de 200 millones de años, las placas tectónicas en colisión provocaron que vastos plutones batolíticos de magma –burbujas viscosas de granito fundido del tamaño de ciudades enteras- surgieran del manto hacia la corteza por debajo de ése antiguo océano costero. Los plutones eran ricos en varios metales como cobre, plomo, plata, oro y otros, y calentaron las rocas anegadas de la parte inferior. De ésta forma cocinaron la piedra caliza y la transformaron en mármol. Cuando el magma se mezcló con el agua que se filtraba hacia abajo, algunos de los metales de precipitaron hacia afuera y formaron vetas minerales en las fisuras suprayacentes. Poco a poco y durante millones de años, la permanente colisión tectónica empujó y levantó el antiguo lecho marino hasta que éste se convirtió en tierra firme. Grandes bloques de la corteza fueron volcados para extenderse y allanar la tierra en un orden estratigráfico inverso. De hecho, la cima de una montaña de California podría estar formada por granito de las profundidades subterráneas, y sus costados por regiones intermedias de mármol y piedra caliza con vetas minerales. A lo largo de su base habría un revoltijo esparcido de rocas superficiales más jóvenes mezcladas con lutita no consolidada proveniente del antiguo lecho marino que se derrumbó. La lluvia que cayó las montañas erosionó los costados, expuso las vetas minerales y descargó hojuelas y fragmentos de metales preciosos en los ríos. El 24 de enero de 1848, mientras se construía un aserradero a lo largo del Río de los Americanos para la flotación de troncos hacia el pequeño asentamiento costero de San Francisco, un carpintero llamado James Marshall encontró algunas piezas de oro que bajó con el deslave, y así comenzó la Gran Fiebre del Oro de California. En muy poco tiempo unas 300 000 personas de todo el mundo cubrieron la región como enjambres en busca de fortuna y, de ésta manera incrementaron la población e impulsaron aquel territorio desorganizado hasta que se convirtió oficialmente en uno más de los Estados Unidos, con lo que proliferaron ciudades con un repentino auge en todo el norte de California. San Francisco se convirtió en una ciudad desbordante. Los bosques de secuoyas fueron desforestados para alimentar los hornos que redujeron la piedra caliza extraída de las canteras hasta transformarla en la cal que luego formó parte del cemento de los edificios con fachadas de mármol. Para 1863 ya había un ferrocarril transcontinental en construcción, y había comenzado la gran apertura del Oeste Americano: Y todo por el oro que de manera accidental cayó en una surgencia jurásica de magma debajo del mar. Después de la Fiebre del Oro, el ferrocarril transcontinental garantizó que nunca amainara realmente el flujo de colonizadores. La gente surcaba la tierra como un intenso oleaje en busca de un auge tras otro, y al final de cada día, cuando el Sol se escondía por el Pacífico, su luz bañaba la expresión más genuina del Sueño Americano. Al parecer casi todos podían hacer una fortuna en los amplios espacios de California. Los granjeros viajaron como parvadas al clima benigno y la fértil tierra del Valle Central. Los petroleros encontraron crudo ligero y dulce enterrado en los estratos del sur del estado; los cineastas pudieron refugiarse en Hollywood de los montones de abogados de patentes del Este que trabajaban para Thomas Edison. Los militares de Estados Unidos construyeron bases, campos aéreos y astilleros a lo largo de la frontera del Pacífico. Los tecnólogos dieron inicio a nuevas industrias de alta tecnología en Silicon Valley. Y mientras todo ésto sucedía, los especuladores de bienes raíces compraron fraccionamientos, los subdividieron, los vendieron y se volvieron ricos. Los precios de las viviendas y las necesidades de infraestructura se incrementaron a medida que el capital continuó fluyendo hacia el estado y, por lo mismo, también aumentaron los impuestos prediales a la par hasta que los californianos bien establecidos y adinerados se rebelaron contra éste proceso en los 70. Los ciudadanos votaron para que los impuestos prediales se mantuvieran bajos de manera artificial y viraron el rumbo del estado hacia una cultura política disfuncional en donde las "iniciativas de ley por votación" promovidas por los votantes sirvieron para reservar el gasto una y otra vez, mientras que eliminaban las fuentes de ingreso. El estado había permanecido en una crisis presupuestal casi permanente desde el inicio del nuevo milenio. En 2007, el estallido de la burbuja inmobiliaria desencadenó la Gran Recesión de 2008 que redujo el nivel de las arcas californianas a puntos catastróficamente bajos. Asimismo, se recortó el financiamiento para la asistencia pública de los pobres y discapacitados, el de universidades y cortes estatales, los servicios municipales de emergencia y muchos más. Durante algún tiempo de 2009, el gobierno estatal de California sólo pudo pagar sus deudas con sus propios pagarés oficiales impresos" (Billings, pp. 137, 138). Mike Arthur era geólogo sedimentario. Para él, observar muros de roca con bandas alternantes de caliza, arenisca, esquisto y carbón era como leer historias escritas en piedra. También era geoquímico. Con la ayuda de un martillo, una bolsa para muestras y un poco de hechicería de laboratorio, podía discernir las sutiles señales químicas de las capas de rocas que revelaban los ambientes antiguos desparecidos tanto tiempo atrás: la flora y la fauna, el clima y la geografía, y la manera en que cada mundo anterior se desarrolló, floreció y, finalmente, murió olvidado casi por todos, excepto por quienes tenían memoria lítica. Los paleoclimas y los pasados cambios climáticos eran el origen de Arthur, visto desde la perspectiva del área de investigación en que se había especializado: la formación de esquistos negros. Éstos son compactaciones de arcilla, lodo y limo que se formaron en aguas profundas y adquirieron el color azabache debido a las grandes cantidades de carbono orgánico que contienen. Por lo general, el carbono orgánico –la sustancia con que están hechos las plantas y los animales- es devorado y reciclado con rapidez en una columna de agua. Sin embargo, cuando los desechos vagan hasta llegar al fondo estancado de una profunda masa de agua, la ausencia de luz solar y oxígeno puede mantener a raya las criaturas que, de otra manera, se filtrarían y consumirían los desechos. Las capas de limo y lodo cargadas de carbono permanecen en inactividad, se comprimen y se hunden bajo la superficie de la Tierra todavía más; ahí un fuego lento geotérmico los cocina hasta convertirlos en esquistos. Con el calor, la presión y el tiempo necesarios, una fracción del carbono que se encuentra en el esquisto negro –rico en elementos orgánicos- se transforma en petróleo y, si se le cocina más, puede descomponer el petróleo en metano y un grupo de otros compuestos orgánicos volátiles que, en conjunto, son conocidos coloquialmente como gas natural. Para Arthur, las instancias de depositación de esquisto negro presentes en todo el mundo eran señales de los ritmos pasados del calentamiento global: mientras las temperaturas subieron y los niveles del agua se elevaron, los cada vez más profundos y cálidos océanos habrían perdido buena parte de su capacidad para mezclar el agua de la superficie, rica en oxígeno, con la del fondo. Así habría dado inicio la anoxia, y los ecosistemas de las profundidades del mar se habrían disuelto y transformado en negro lodo sulfuroso repleto de bacterias. Supuestamente, el depósito de antracita más grande de la Tierra fue descubierto en el noreste de Pensilvania en la segunda mitad del S. XVIII, cuando un cazador incendió por accidente un afloramiento de rocas cristalinas negras cercano, mientras preparaba una fogata. Para mediados del S. XIX, la antracita de Pensilvania ya había reemplazado a la madera como método preferido para calentar los hogares de Estados Unidos, y la minería de carbón se convirtió en una industria fundamental en toda la meseta de Allegheny. Más o menos por el mismo tiempo, Pensilvania dio pie a una industria petrolera global, gracias a que los perforadores en las minas de sal se toparon con gruesas y viscosas surgencias de nafta mineral negra. La primera refinería de petróleo se construyó en 1853 en Pittsburgh, y el primer pozo de Estados Unidos se perforó cerca de Titusville, Pensilvania, en 1859. El petróleo encontró su aplicación más importante en el Modelo T de Henry Ford, el vehículo que salió por primera vez de una línea de ensamblaje de Michigan en 1908. En realidad, la industria del gas natural de Estados Unidos nació justo al norte de la línea estatal de Pensilvania, con un pozo que se perforó en Fredonia, Nueva York. Sin embargo, el depósito de esquisto negro de donde provenía en su mayor parte era del territorio de Pensilvania. La economía del estado entró en un auge gracias al impulso del antiguo carbono. En poco tiempo los pozos petroleros y las minas cubrieron la roca de Allegheny; y las refinerías, oleoductos y ferrocarriles proliferaron por todo el estado como si fuera una maleza. Tal como sucede con casi todos los auges, éste duró poco. Para finales del S. XX, la producción de los campos petroleros del estado ya había empezado a decaer y, de manera progresiva, se vio opacada por los inmensos campos recién descubiertos en Texas, Venezuela, Arabia Saudita, el Golfo de México y otros lugares. Para la década de los cincuenta, la roca de Allegheny en Pensilvania todavía tenía carbón y gas en abundancia, pero en un mundo cada vez más adicto al petróleo, las fuerzas del mercado determinaron sencillamente que éstos combustibles, que eran menos rentables, se quedarían en la tierra. La fortuna energética de Pensilvania remontó con fuerza en la primera década del nuevo milenio. A medida que la producción de petróleo a partir de reservas convencionales y de fácil acceso llegó a su cúspide, las empresas energéticas desarrollaron nuevos métodos para sacar más petróleo y gas de las rocas fuente "menos convencionales" y más difíciles de alcanzar. El método más exitoso fue la fracturación hidráulica o fracking, que exprimía gas natural –anteriormente inaccesible- de esquistos profundamente enterrados. Cuando un esquisto que contiene gas se encuentra debajo de kilómetros de roca, como sucede en toda la meseta de Allegheny, la presión resultante puede encerrar gas dentro de la formación. Sin embargo, si se inyectan millones de litros de agua sumamente presurizada y mezclada con químicos a través de una perforación, es posible astillar la roca del esquisto y, de esa manera, los granos de arena o cerámica que fueron añadidos al lodo pueden abrir las fracturas. Así, el gas atrapado se libera, fluye a través de las grietas y sube por la perforación. Una vez que llega a la superficie, es posible recolectarlo, comprimirlo y venderlo. El fracking, combinado con tecnología para taladrar pozos no solamente hacia abajo, sino también de manera lateral a través de las distintas capas de roca, trajo consigo la posibilidad de explotar la formación de esquisto negro más grande de la meseta de Allegheny: Marcellus. Ésta formación fue bautizada así en honor a un pequeño pueblo en el norte de Nueva York, en donde sobresalía del suelo como peñascos descascarados y verticales de carbono, para luego extenderse hacia el oeste desde los Lagos Finger de Nueva York, hasta la mitad oriental de Ohio, y luego al sur hasta Maryland y West Virginia. No obstante, el corazón carbónico concentrado de la formación Marcellus podía encontrarse a dos kilómetros o más por debajo de la mayor parte de Pensilvania, en donde convenientemente colindaba con las áreas metropolitanas más importantes y necesitadas de energía en todo el noreste de Estados Unidos. Al comparar las tasas de producción de las operaciones de fracking en la formación Marcellus con la extensión, grosor, profundidad y porosidad del esquisto, el geólogo Terry Engelder –uno de los colegas de Mike Arthur de Penn State-calculó que la formación podría contener cerca de 500 billones de pies cúbicos de gas recuperable. Eso sería suficiente para designar a Marcellus como el segundo campo de gas más grande conocido de la Tierra: una formación capaz de cubrir todas las necesidades energéticas de Estados Unidos por dos décadas. En cuanto se difundió la noticia de los cálculos que hizo Engelder del Marcellus, empresas energéticas grandes y pequeñas se abalanzaron para comprar concesiones por carretadas en las comunidades rurales. Así fue como dio inicio el nuevo auge. Algunos granjeros que poseían enormes trechos de tierra sobre secciones productivas del Marcellus se volvieron millonarios de la noche a la mañana. De pronto surgieron restaurantes, moteles y otros tipos de negocios para satisfacer las necesidades del influjo de trabajadores nuevos. El auge, sin embargo, también tuvo su lado oscuro. Grandes porciones de zonas rurales aisladas sucumbieron ante aplastantes calzadas para dar paso a rudas caravanas de camiones pesados; asimismo, muchos claros forestales desaparecieron bajo plataformas de concreto para taladrar del tamaño de grandes estacionamientos y kilómetros de oleoductos serpenteantes. El gas natural de las operaciones cercanas de fracking encontró su camino hasta los pozos de agua, lo que aumentó la preocupación sobre la probabilidad de que los cocteles químicos de ésta técnica de explotación contaminaran los lagos, ríos y acuíferos de la región. Por supuesto, la oposición pública no se hizo esperar, particularmente en las ciudades más importantes que recibían agua de las vulnerables fuentes de abastecimiento. Penn State, muy consciente de su largo y lucrativo vínculo con la industria del petróleo y el gas, trató de quedarse justo en medio del apoyo y la oposición. Por ello fundó el Centro Marcellus de Extensión e Investigación en 2010, para entrar en contacto con todos los involucrados en la región e informarles sobre las ventajas y desventajas de continuar desarrollando el depósito de esquisto: "Los economistas se han centrado en cómo aportar mejores incentivos para que los individuos y las empresas tengan en cuenta sus externalidades: habría que obligar a los productores de acero a pagar por la contaminación que generan, y quienes provocan accidentes deberían pagar las consecuencias. Nosotros encarnamos ésas ideas, por ejemplo, en el principio de "quien contamina, paga", que afirma que los que contaminan deben asumir plenamente el coste de sus actos. No pagar en su totalidad las consecuencias de nuestras propias acciones –por ejemplo, por la contaminación provocada por la producción- es una subvención. Es equivalente a no pagar íntegramente el precio de la mano de obra o del capital… Los frecuentes éxitos que cosechan las grandes empresas a la hora de no tener que asumir todas las consecuencias de sus actos son un ejemplo de cómo modelan a su favor las reglas del juego económico. Como consecuencia de unas leyes que limitan la cuantía de sus responsabilidades, las centrales nucleares y las plataformas petrolíferas en alta mar están exentas de asumir los costes íntegros en caso de que explotaran. Y la consecuencia es que tenemos más centrales nucleares y más plataformas petrolíferas en alta mar de las que tendríamos en otras circunstancias –de hecho, es discutible que, en ausencia de las subvenciones del gobierno, existiera siquiera una sola central nuclear… Un principio básico en economía es que es mejor gravar las cosas malas que las cosas buenas. En comparación con gravar el trabajo (un elemento productivo), es mejor gravar la contaminación, ya sea el petróleo que contamina nuestros mares por los vertidos de las compañías petrolíferas, o los residuos tóxicos producidos por las empresas químicas, o los activos tóxicos creados por las compañías financieras. Quienes contaminan no asumen los costes que imponen al resto de la sociedad. El hecho de que quienes contaminan el agua o el aire (incluyendo las emisiones de gases de efecto invernadero) no paguen los costes sociales de sus actos es una importante distorsión en la economía; un impuesto ayudaría a corregir esa distorsión, porque desincentivaría las actividades que crean externalidades negativas y trasladaría recursos donde las contribuciones sociales fueran mayores. Las empresas que no están pagando la totalidad de los costes que imponen a los demás están siendo subvencionadas a todos los efectos" (Stiglitz, pp. 248, 249, 275).

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Las Siete Hermanas.

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Los magnates del ferrocarril del siglo XIX proporcionaron un importante servicio al construir los ferrocarriles, pero gran parte de su riqueza era producto de su influencia política, ya que conseguían grandes concesiones de tierra a ambos lados de la vía férrea. Hoy en día, más de un siglo después de que los magnates ferroviarios dominaran la economía, gran parte de la riqueza de la parte más alta de Estados Unidos –y una parte del sufrimiento de los de abajo- tiene su origen en las transferencias de riqueza en vez de la creación de riqueza. Friedrich Katz en "La guerra secreta en México" (ERA, 2013) analiza el papel de la Pearson Trust y la Standard Oil en la revolución mexicana de 1910. La única potencia que desafiaba seriamente el predominio norteamericano en México era la Gran Bretaña. Su interés económico y su presencia en éste país tenían una larga historia. Principal inversionista y socio comercial de México durante la mayor parte del siglo XIX, había sido desplazada de ése puesto por los Estados Unidos después de que se construyeron los ferrocarriles que enlazaron a México con su vecino del norte. Durante algún tiempo los británicos parecieron incluso resignados a perder su influencia y el ministro alemán en México informó a su gobierno que corrían rumores según los cuales la Gran Bretaña estaba considerando seriamente cerrar su consulado en la Ciudad de México y concentrar todos sus esfuerzos en el intento de retener su supremacía en América del Sur. Sin embargo, ésta tendencia se invirtió hacia 1900 con el descubrimiento en México de grandes depósitos de petróleo y con el ascenso vertiginoso de una de las mayores compañías británicas que había en México, la Pearson Trust, relacionado precisamente con el auge del petróleo mexicano. Weetman Pearson, quien más tarde sería Lord Cowdray, fue por primera vez a México en 1889 como director de una compañía constructora británica. Realizó en México extensas obras de irrigación y construcción de puertos y llegó a una posición de gran importancia cuando su compañía compró y reconstruyó el ferrocarril de Tehuantepec, que antes de la construcción del Canal de Panamá representaba un enlace estratégico y económico crucial entre ambas costas del continente americano. Pero la verdadera importancia de Pearson reside en el hecho de que fundó la que llegó a ser la mayor productora de petróleo en México, El Águila Oil Company, que para 1910 controlaba el 58% de la producción petrolera del país. Posteriormente ésta compañía adquirió una crucial importancia para el imperio británico, ya que su flota estaba justamente entonces sustituyendo el carbón por el petróleo como su combustible principal y sus propias reservas no le bastaban para satisfacer sus crecientes necesidades de petróleo. La compañía de Pearson también llegó a ser de decisiva importancia para México cuando Porfirio Díaz decidió convertirla en la punta de lanza de su campaña para limitar la influencia norteamericana e incrementar la de sus competidores europeos. Los esfuerzos de Díaz se concentraron primordialmente en el monopolio norteamericano de los ferrocarriles, un caso de predominio norteamericano que los mexicanos resentían muy especialmente. A principios del siglo XX la mayor parte de la red ferroviaria mexicana estaba en manos de dos compañías: la Standard Oil y la casa bancaria norteamericana de Speyer. En una conversación sostenida con el ministro alemán en 1903, Díaz ya habría expresado su temor de que "México llegara a encontrarse en la misma situación que los Estados Unidos, donde las compañías ferroviarias han demostrado repetidas veces que tienen más poder que el gobierno". El propio ministro alemán, Heyking, expresó también temores similares: "Incluso desde el punto de vista estrictamente económico, parecía problemático dejar cuatro de las vías de comunicación de México con el resto del mundo en manos de dos compañías norteamericanas, cuando hay que tomar en cuenta la probabilidad de que éstas dos compañías, cansadas de la competencia, podría unirse o fusionarse para explotar las tarifas de fletes y monopolizar todo el tráfico". Y siguió diciendo: "Ya la Standard Oil Company, después de comprar el ferrocarril que une a Tampico con Monterrey, está cobrando fletes tan altos que el petróleo que se ha descubierto recientemente cerca de Tampico no se puede transportar por tren. Puesto que la Standard Oil también controla las líneas navieras que conectan a Nueva York y Nueva Orleans con Veracruz, debe temerse que ésta compañía, junto con el consorcio Speyer, intente desviar todo el tráfico mexicano hacia los Estados Unidos sobre la base de las tarifas que han establecido, interrumpiendo así el comercio mexicano con Europa". Su sucesor en el cargo, Wangenheim, opinó en el mismo sentido: "De ésta manera, las tarifas ferroviarias mexicanas dependen por completo del gran capital norteamericano, y las consecuencias efectivas de ésto es que las tarifas se ajustan a lo que conviene a los intereses norteamericanos. En consecuencia, para subsidiar éste sistema, las tarifas que se cobran por todos los embarques en el interior de la república son tan superiores a las que se cobran por las importaciones, que los productos nacionales no pueden competir con los norteamericanos debido a los costos de transporte. En otras palabras, los ferrocarriles están, en efecto, promoviendo el comercio, a saber, el comercio norteamericano, pero impidiendo al mismo tiempo que se desarrolle la industria nacional". Cada vez resultaba más evidente para el gobierno mexicano que su deseo de orientar más hacia Europa su política comercial jamás tendría éxito sino hasta que se rompiera el control norteamericano sobre los ferrocarriles. Mediante una serie de manipulaciones financieras se formó, en 1907-1908, una nueva compañía, la de los Ferrocarriles Nacionales de México, obteniendo así el gobierno mexicano el control de la mayoría de las vías férreas. Los puestos más importantes en la junta de directores de ésta nueva compañía fueron confiados a algunos de los más altos miembros de la Pearson Trust. Con la bendición de Díaz, pero probablemente por iniciativa de la Pearson Trust, Ferrocarriles Nacionales de México tomó entonces su medida más antinorteamericana: canceló inmediatamente un contrato que sus antecesores habían firmado con la Mexican Petroleum Company, de propiedad norteamericana, para que le abasteciera de petróleo. Sin embargo, en todas las demás áreas, Ferrocarriles Nacionales procedió con cautela. De hecho, algunas medidas destinadas a debilitar la influencia norteamericana sobre los ferrocarriles parecen no haber sido llevadas a la práctica. En 1909 la compañía decidió disolver el monopolio norteamericano sobre la venta de equipo ferroviario, pero, en la práctica, fue poco lo que cambió. En 1911 se anunciaron cambios de precio que favorecieron a los productores europeos, pero no se puede determinar con certeza si de hecho se introdujeron las nuevas tarifas. La junta de directores de la nueva compañía solicitó que los empleados norteamericanos aprendieran español, pero después de una protesta del embajador norteamericano se hizo caso omiso de ésta disposición. En forma por demás característica, las tremendas posibilidades que se ofrecían de consolidar la independencia económica mexicana durante la nacionalización de los ferrocarriles, jamás fueron aprovechadas por el gobierno de Porfirio Díaz. El principal beneficiario del nuevo control mexicano de los ferrocarriles fue el Pearson Trust; la principal perdedora fue la Standard Oil. Mientras que algunas compañías norteamericanas apenas fueron afectadas por los nuevos acontecimientos, otras llegaron incluso a aprovechar el hecho de que se hubiera evitado una súbita alza en los fletes, pero la Standard Oil definitivamente había perdido ante el Pearson Trust. A éste último le deba el gobierno mexicano una marcada preferencia respecto de la Standard Oil y de todas las demás compañías petroleras: "Se le otorgaron grandes concesiones de tierra propiedad del gobierno en los estados de Veracruz, San Luis Potosí, Chiapas, Tamaulipas y Tabasco, excluyendo de las mismas a todas las demás compañías petroleras. Como resultado inicial de éstas medidas, Pearson obtuvo importantes contratos para abastecer a Ferrocarriles Nacionales. La fundación en 1908 de una nueva compañía petrolera, la Compañía Mexicana de Petróleos El Águila, fue una prueba de las fuertes ligas que unían a Pearson con el gobierno mexicano. Entre los socios de ésta compañía, a la cual se traspasaron todas las propiedades y bienes petroleros del Pearson Trust, se contaban Pearson y algunos de los principales "científicos", tales como el ministro de Relaciones Exteriores, Enrique Creel, y el hijo de Porfirio Díaz. Todo ésto produjo, como era de preverse, un creciente resentimiento de parte de los norteamericanos, que fue exacerbado por el hecho de que México, entre 1905 y 1911, empezó a convertirse en un país petrolero de primera línea. En 1910 era el séptimo productor de petróleo en el mundo (3 352 807 barriles); al año siguiente la producción se cuadruplicó con creces (14 051 643 barriles), con lo cual México pasó a ser el tercer productor mundial de petróleo. Algunos observadores estaban convencidos de que las mayores reservas del mundo estaban situadas en México. En vista de oportunidades tan vastas, los intereses comerciales norteamericanos en México estaban cada vez menos dispuestos a tolerar la colaboración antinorteamericana del gobierno mexicano con el Pearson Trust y muy pronto prevaleció la opinión de que la única manera de ponerle punto final a esa colaboración era mediante un cambio de gobierno en México… La segunda categoría de miembros de la nueva burguesía era la de los agentes que supervisaban la exportación de productos agrícolas a los Estados Unidos y la importación de armas norteamericanas a México, y que estaban íntimamente ligados, en su mayoría, a grandes compañías norteamericanas. Éste grupo incluía a hombres como Félix Sommerfeld y Lázaro de la Garza. Sommerfeld, que había sido jefe del servicio de inteligencia de Madero en los Estados Unidos, monopolizaba la importación de dinamita en las zonas controladas por Villa y mantenía estrechas ligas con la Standard Oil. De la Garza, comerciante de Torreón, era otro de los agentes financieros de Villa en los Estados Unidos. Ambos hicieron una fortuna en la revolución y traicionaron a Villa" (Katz, pp. 46, 173). Esteban Serrani en "Las siete Hermanas. ¿Competencia capitalista u oligopolio petrolero?" (AESIAL, 2018) identifica que el nacimiento de la industria del petróleo está usualmente asociado al descubrimiento hecho en 1859 por Adwin Drake en Tutusville, Estado de Pensilvania (Estados Unidos). Éste hecho se realizó mientras se ejecutaban perforaciones en búsqueda de productos para el desarrollo de la naciente industria química. Sumergido en el entusiasmo inicial de las décadas de 1850-1870, el desarrollo productivo de la naciente industria iba mostrando sus características distintivas respecto al resto de las actividades extractivas, fundamentalmente la minería (Ellis Jones, 1988). Si bien la mayor proporción de la inversión inicial para desarrollar el petróleo se centraba en los costos relacionados a la perforación de los pozos, una vez cubiertos, los costos marginales de operación eran significativamente decrecientes. Ésta estructura de negocios la convertía en una atrayente industria para nuevos inversores pero al mismo tiempo, en una actividad de alto riesgo por la elevada inversión inicial requerida sin resultados garantizados de largo plazo. En éste contexto inicial y con un mercado de potencial alta rentabilidad asociada, apareció un singular empresario, John Rockefeller, quien en 1859 y a sus 20 años tuvo una temprana visión de las potencialidades de ésta industria. A tan sólo seis años del primer descubrimiento, adquirió la participación de un tercio de una pequeña refinadora en Cleveland, compró la parte que sus dos socios iniciales tenían en Clark, Andrews & Co. y expandió agresivamente sus inversiones, tanto a través de préstamos como de una extensa red de acuerdos de asociación con empresas que desarrollaban la etapa de la exploración (Ellis Jones, 1988, pp. 4). Rockefeller, a través de la Standard Oil, empresa fundada en 1870 y con la cual había logrado absorber primero su competencia en Ohio para luego avanzar sobre la costa noreste del país, evitó invertir en exploración. En su filosofía, dejaba que los aventureros se encarguen de multiplicar las perforaciones petroleras, porque su estrategia siempre fue la consolidarse en la etapa de refinación, distribución y comercialización de derivados de petróleo en Estados Unidos. Para 1890, la Standard Oil se había convertido en la petrolera más importante de Norteamérica. Por el lado de la demanda, era un monopsonio al ser el único comprador del mercado doméstico; desde la oferta, su empresa era un monopolio de refinación y comercialización; finalmente, porque para 1895 la Standard Oil era quien anunciaba diariamente a qué compraría el crudo, situación que reforzaba su doble posición dominante. En los primeros años del siglo XX, comienza a discutirse su rol monopólico en la comercialización de combustibles, insumo central para el resto de los sectores productivos norteamericanos. Tanto es así que la sospecha sobre la empresa llevó a que en 1911 la Corte Suprema de aquel país lo acusara de restringir irracional e ilegalmente la competencia en el sector, y de desempeñar prácticas desleales al suprimir a sus competidores a través de compras poco claras o de fusiones inducidas. No era para menos. Para ésa fecha, la Standard Oil controlaba monopólicamente los segmentos de refinación y comercialización en Estados Unidos, dos tercios del mercado británico, cuatro quintos del mercado europeo continental, la mayoría del mercado latinoamericano, tres quintos del canadiense y prácticamente todo del Lejano Oriente (Dada y García, 1984, pp. 38). Ésta sentencia de la Corte Suprema sobre las prácticas monopólicas de la Standard Oil llevó a que la empresa sea desmembrada en no menos de 38 sociedades jurídicamente independientes, la mayoría de las cuales terminaron asociadas a los estados que pertenecían. Las más importantes resultaron ser la Standard Oil de New York (SOCONY, conocida luego en el mercado mundial como Mobil Oil), la Standard Oil de California (SOCAL, que actuó internacionalmente durante muchos años bajo el nombre de Chevron) y la más grande de todas las nuevas empresas originadas, la Standard Oil de New Jersey (que luego se llamó Esso hasta que en 1979 se fusionó con la Corporación Exxon). No cabe dudas respecto a la efectividad de la intervención estatal, la capacidad de disciplinar al capital y la división efectiva de poderes que tuvo la sociedad norteamericana cuando los intereses más profundos de su liberalismo económico, que es la competencia de mercado, estuvo en juego. No sucedió lo mismo cuando el mercado petrolero y los intereses oligopólicos de las empresas norteamericanas se internacionalizaron. Mientras en Estados Unidos surgían tres grandes empresas producto de la ruptura del monopolio de la Standard Oil (Chevron, Exxon y Mobil), iban apareciendo otras firmas petroleras de relevancia. La primera es Gulf Oil, nacida en el estado de Texas (Estados Unidos), único lugar donde la Standard Oil no tenía control sobre las operaciones petroleras. En las costas del Golfo de México (del que deriva su nombre), en 1901 comenzó a operar el poco Spindletop, de gran caudal y extensas reservas. Luego del éxito de explotación de ésta área, rápidamente se construyó una refinería en Port Arthur y todo un sistema de tubos para transportarlo desde el campo. Asimismo, se compraron algunos buques con los cuales comenzaron a exportar sus productos refinados a Europa, articulando la comercialización con la Dutch Royal Shell (actual Shell). La segunda de ellas también nació en Texas, producto del incentivo que había causado el descubrimiento de Spindleton. La Texas Fuel Company (conocida internacionalmente como Texaco desde 1959), era una modesta empresa fundada en 1902 por Joe Cullinan, que en sus orígenes compraba crudo del campo Spindleton para venderlo a otras compañías, incluida la Standard Oil. Pero a medida que éste pozo de la Gulf Oil comenzaba a declinar, Texaco inició un programa de exploración petrolera para volver viable su emprendimiento. Promediando la década de 1900 logró mayor éxito del esperado, al descubrir varios yacimientos con un gran reservorio de crudo. Al mismo tiempo, fuera de los Estados Unidos, nacían dos de las futuras siete mayores empresas mundiales. Una de ellas es la empresa angloholandesa Dutch Royal Shell, fundada en 1907 a partir de la fusión de dos firmas que tenían como misión competir internacionalmente con el poder que había adquirido la aún monopólica Standard Oil. La parte inglesa de la compañía tuvo su origen en una empresa que durante el siglo XX comercializaba conchas marinas (shells) del Lejano Oriente hacia Europa. La compañía de los hermanos Samuels, rápidamente se había constituido en el referente del comercio importador-exportador con la zona persa asiática. Si bien en los orígenes el petróleo era usado para iluminación y lubricantes, cuando la industria fue volviéndose más rentable, aprovecharon el aceitado comercio para iniciar el transporte del petróleo ruso de Bakú hacia Europa. En base a su experiencia en la navegación y comercialización, los hermanos Samuels revolucionaron el transporte marítimo en 1892 al inaugurar el primer buque petrolero, llamado Murex, y además, el primero en navegar el Canal de Suez. A partir de 1987 la empresa fue denominada The Shell Transport and Trading Company, con un singular comercio importador de petróleo sobre todo en Europa continental:  "La parte holandesa de la empresa estaba conformada por la Real Compañía Holandesa de Petróleos, que había sido fundada a partir de otra empresa llamada Royal Dutch, a la cual se le había otorgado una Carta Real (Royal Charter) para la exploración de petróleo en las Indias Orientales Holandesas (Dutch East Indies), específicamente en Sumatra (Indonesia), en nombre de la Corona Holandesa. Luego del éxito encontrado por la Royal Dutch, comenzaron a expandir su comercialización y su presencia hacia el Lejano Oriente, zona que representaba una gran oportunidad para realizar negocios petroleros. A principios de 1900, la Standard Oil presionaba a los hermanos Samuels para comprar su compañía y así consolidar su posición dominante dentro de la comercialización. Pero en vez de vender su empresa, éstos decidieron fusionarse con la Real Compañía Holandesa de Petróleos para competir en el plano internacional con la Standard Oil. De ésta fusión es original la Royal Dutch Shell (Shell), que implementó una agresiva política de exploración en Egipto, Malasia (Sarawak y Borneo), Rusia, Venezuela y México, como también de comercialización. La última es la que actualmente se conoce como British Petroleum, empresa que empezó su historia en 1908 bajo el nombre de Anglo-Persian Oil Company. En 1901, el Gobierno de Persia le concede un contrato de concesión a William D´Arcy para explorar y extraer petróleo. Sin embargo, fue tanta la inversión inicial a realizarse durante esos primeros años que, asociado a los magros resultados de aquellos años, necesitó del apoyo financiero de otros accionistas y otras empresas como la Burmah Oil Company. Finalmente, el contrato terminó siendo transferido en 1909 a la Anglo-Persian Oil Company (luego conocida como Anglo-Iranian Oil Company, actual Bristih Petroleum), que había mostrado un notable rendimiento en la refinación y comercialización de derivados, y que contaba con el apalancamiento del Reino Unido. Asimismo, por su inversión financiera en años anteriores, la compañía Burmah pasó a ser uno de los accionistas principales y William D´Arcy, miembro del directorio de la naciente empresa" (Serrani, pp. 102, 103).

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El Cartel Petrolero.

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Para el comienzo de la Primera Guerra Mundial en 1914, las siete compañías más grandes del mundo, Exxon, Mobil, Chevron, Gulf Oil, Texaco, Shell y British Petroleum, las futuras Siete Hermanas, ya estaban en funcionamiento y con perspectivas expansionistas asociado al crecimiento de la refinación de petróleo, que fue exponencial entre 1899 y 1926, presentando un ritmo de 10,6 por ciento anual acumulativo. Sin embargo, la constitución del poder de mercado del cartel se concretaría varios años después de la Primera Guerra Mundial, cuando se concretó el proceso de reemplazo del fueloil (el refinado más usado en el inicio del siglo XX) por la gasolina, el nuevo bien preciado de la industria moderna, y el querosene. Mientras que el fueloil representaba más de la mitad de los barriles refinados a comienzos de siglo, su participación cayó hasta 7,9 por ciento en 1926, habiendo quedado estancada la cantidad de barriles refinados; por su lado la gasolina tuvo un recorrido inverso y explicaba 37 por ciento de los barriles adicionales refinados en 1926 respecto a 1899. El dominio de las grandes petroleras privadas no estuvo exento de disputas, confrontaciones y litigios por el control del comercio internacional. Fue a partir de la desestructuración en 1911 del monopolio de la Standard Oil en Estados Unidos que la competencia petrolera comenzó a cobrar vida en la arena internacional. El creciente mercado urbano europeo de principios de siglo XX, acompañado por el desarrollo industrial y el incremento del transporte comercial de pasajeros, los convertía en mercados atrayentes para disputar la creciente demanda de petróleo como de sus productos derivados. Sin embargo, la forma de solucionar sus conflictos comerciales y de posicionamiento geopolítico global estuvo lejos de pregonar la libre competencia capitalista bajo los supuestos neoclásicos, buscando el óptimo de crecimiento de la economía. Las siete petroleras decidieron elaborar una estrategia concertada de concentración económica a nivel global a fin de resguardar sus posiciones comerciales logradas, administrar sus disputas internas por los nuevos mercados en Oriente y controlar los precios regulando la oferta global. Ésta sucedió a través de dos de los más extensos acuerdos de asignación de cuotas de mercado que se conozca en la historia del capitalismo moderno. El primero fue el Acuerdo de la Línea Roja, de 1927. Para evitar competir por las posiciones de privilegio ya detentadas en Medio Oriente, en 1914 se formó la Turkish Petroleum Company (Luego Irak Petroleum Company), que reunió a los intereses de las empresas que por más de una década habían estado disputándose el liderazgo en la zona. La empresa, formada para obtener concesiones de exploración sobre los vastos recursos petroleros de Irak, constituyó el primer consorcio de accionistas multinacionales que representaba los intereses económicos de los países victoriosos en la Primera Guerra Mundial (Al-Chalabi, 1984). El sistema de concesiones acordado por éste consorcio abogó por una política de puertas abiertas, respondiendo a la búsqueda de maximización de beneficios de los Estados Unidos, asumiendo que los negocios en Medio Oriente debían estar abiertos a los intereses de todas las potencias que habían contribuido a lograr la victoria aliada en la Primera Guerra Mundial. Ésta situación llevó a que las antiguas participaciones en la Irak Petroleum Company fueran redistribuidas de la siguiente manera; 23,75 por ciento para cada uno de los países vencedores (Estados Unidos a distribuir entre Exxon y Mobil; Francia para su Compañía Francesa de Petróleo –hoy Total-; Inglaterra a compartir con British Petroleum; y Holanda con Shell) y un cinco por ciento restante para el primer propietario de la empresa, el empresario armenio Calouste Gulbekian (Sampson, 1979, pp. 66-69). De ésta manera, en 1927 los acuerdos colusivos y de connivencia entre las empresas accionistas de la Irak Petroleum Company ayudaron a delimitar el área donde no había competencia entre las empresas que ya operaban allí. El área delimitada en el mapa con una línea roja abarcaba la mayor parte del antiguo Imperio Otomano (que incluía a Turquía, Siria, Jordania, Irak, Yemen, Omán, Arabia Saudita, Qatar, excluyendo por ésta línea sólo a través de la Iraq Petroleum Company (Blair, 1976), constituyéndose en una barrera a la entrada de la competencia de mercado. El segundo fue el Acuerdo de Achnacarry. Profundizado por la salida de la Primera Guerra Mundial y la abundancia de petróleo, pero también por las oportunidades que aparecían en Oriente como en Asia y en Europa, una competencia muy vivaz se estableció entre las dos más grandes petroleras de aquel momento: Exxon y Shell. Ésta disputa llegó a su máximo nivel de tensión cuando en 1927 Shell irrumpió en una guerra de precios contra Exxon en India, ante la negativa de ésta última de cesar su compra de petróleo en Bakú (mercado controlado originalmente por Shell) (Durand, 1965). Como respuesta, la confrontación por adueñarse monopólicamente de mercados con alta potencialidad a través de políticas de dumping llevó a que Exxon aplicara una rebaja del precio de las naftas en Inglaterra, atacando el centro de operaciones logísticas, comerciales y financieras de ShellEn agosto de 1928, se reúnen en el castillo escocés de Achnacarry, propiedad del presidente de Shell, los directores de aquella empresa con los de Exxon y de British Petroleum. Luego de las deliberaciones, que se explayaron por más de un mes en diversas reuniones y propuestas de manuscritos, el acuerdo se firmó en septiembre de ése año y selló el nacimiento del cartel petrolero; que en los próximos años y con la suma de las restantes cuatro grandes petroleras (Texaco, Gulf Oil, Mobil Oil y Chevron), se terminarían denominando las Siete Hermanas. Las Siete Hermanas excluyeron a Estados Unidos del área de aplicación del acuerdo por las disposiciones legales antitrust de la legislación que aquel país había aplicado a la Standard Oil en 1911 (Durand, 1965). Claramente, el acuerdo de connivencia entre privados permitía sostener las participaciones porcentuales en los distintos mercados y controlar los mecanismos de evolución tanto de la oferta como de la demanda al tener control sobre las fases de refinación, del transporte y la comercialización, y con ellos sobre los precios. Pero tenía, por sobre todas las cosas, la función de evitar la competencia con la finalidad de ampliar los resortes de la acumulación privilegiada de capital en el mercado internacional. Exhibe, además, la capacidad de disciplinamiento del capital que existe ahí donde la intervención estatal goza de autonomía relativa respecto al capital, como lo fue en Estados Unidos en 1911 para desarmar el monopolio de la Standard Oil y para impedir que la política del cartel de las Siete Hermanas se aplicara en aquel país. La capacidad real de sanción ejecutada por la justicia norteamericana contra prácticas económicas desleales y perjudiciales para su desarrollo capitalista constituía una amenaza innegable a las aspiraciones monopólicas del naciente cartel. El período posterior a la crisis económica de 1929 estuvo signado por la conexión de factores económicos, políticos y tecnológicos que explican la emergencia de un nuevo patrón de acumulación capitalista, centrado en la aceleración del desarrollo industrial. En efecto, para asegurar su predominio sobre el mercado mundial, las Siete Hermanas tuvieron que integrar su producción global con la norteamericana a los fines de controlar tanto la oferta como los precios internacionales. Para ello, durante la década de 1930 y 1940 los esfuerzos del cartel estuvieron dirigidos a presionar a los Estados productores de petróleo para regular su producción, buscando hacer coincidir la demanda estimada de crudo con las cuotas asignadas entre las Siete Hermanas. Al control oligopólico de la oferta ejercido por el cartel, se sumaba la fijación discrecional de los precios de referencia, regido a partir del US Gulf Coast Price (Kaufman, 1978). Así, y como un mecanismo de regulación adicional, la presencia estatal norteamericana en su propio mercado prohibía la compra de petróleo entre Estados, buscando que nadie pudiera evitar el precio de referencia del barril. Debido a éste sistema de control de las Siete Hermanas, los consumidores del mundo terminaron siendo cargados con la estructura de costos y el precio de referencia del US Gulf Coast Price, aun cuando, por ejemplo en Irak, el crudo era extraído en ése mismo país a menor costo que en Estados Unidos, era procesado en refinerías internas muy cercanas al área del cual había sido extraído y los productos eran comercializados por una empresa local (Alnasrawi, 1985, p. 21). Finalizada la Segunda Guerra Mundial en 1945, el poderío de la diplomacia petrolera norteamericana seguiría expandiéndose en busca de sostener no sólo su oferta sino también para apuntalar los planes de reconstrucción de Europa y Japón (con el Plan Marshall y la emergencia de una nueva arquitectura financiera internacional originada en Bretton Woods). Así, en 1944 se firmó el Anglo-American Oil Agreement: acuerdo entre Estados Unidos e Inglaterra, que habilitó el arribo de más compañías en Medio Oriente al mismo tiempo que sugirió acoplar la oferta de crudo a la demanda efectiva, como un mecanismo para promover el comercio internacional (Alnasrawi, 1985). En efecto, al analizar la evolución de dos indicadores cardinales de ésta industria (precio y cantidad) durante el periodo anterior y posterior al Acuerdo de Achnacarry de 1928, no quedan dudas de los efectos que tuvo el funcionamiento cartelizado del sector. Mientras la producción mundial de petróleo casi se duplica entre 1920 y 1928 (crecimiento de 92,6%), en el mismo periodo los precios cayeron 61,9%, pasando de 3,07 en 1920 a 1,17 dólares por barril en 1928. Si bien inmediatamente después del Acuerdo de 1928 se produce la crisis financiera de 1929, la cual impactó negativamente tanto en una caída del comercio mundial como también en el precio internacional del crudo, a partir de 1934 el precio se recupera (aunque por debajo del precio fijado a partir del Acuerdo de Achnacarry), representando en promedio 87% del precio de 1929 y manteniéndose estable por más de una década en un promedio de 1,10 dólares por barril. Es a partir de 1947, y luego de 18 años, que el precio internacional se incrementa por encima del precio de 1929, estableciéndose en promedio hasta 1951 en 1,81 dólares por barril (43% superior en promedio al precio de 1929). Éste proceso se da al mismo tiempo de un incremento sostenido de la extracción petrolera, que a excepción de los años posteriores a la crisis de 1929, crece ininterrumpidamente entre 1934 y 1951 a una tasa anual acumulativa de 6,2%, para que en 1951 represente un valor anual de extracción 190% superior a la de 1929, primer año de funcionamiento del cartel de las Siete Hermanas. En síntesis, como surge de la lectura del Informe que el Senado de Estados Unidos enviara a la Comisión Federal de Comercio sobre el Cartel Petrolero Internacional, si bien para 1950 el 42 por ciento de las reservas de petróleo se encontraban en el subsuelo de países de Medio Oriente (Irán, Irak, Kuwait y Arabia Saudita), las compañías estadounidenses controlaban aproximadamente 63 por ciento del total mundial. Inversamente, 58 por ciento de la capacidad mundial de refinación se encontraba en los Estados Unidos (tan sólo 9 por ciento en Medio Oriente): "En ése sentido, las Siete Hermanas controlaban 57 por ciento de la capacidad mundial de refinación y, excluyendo la capacidad de los Estados Unidos y la que estaba bajo control de la Unión Soviética, éstas empresas poseían 77 por ciento del resto de la capacidad de refinación de petróleo en el mundo. Asimismo, no sólo controlaban oligopólicamente la refinación, sino que también poseían una posición dominante en otro segmento aún más rentable que la refinación, como es del craqueo. Para 1950 poseían 17 por ciento de la capacidad de craqueo de los Estados Unidos, 53 por ciento del hemisferio occidental, 84 por ciento de la del hemisferio oriental, lo que representa 55 por ciento de la capacidad de craqueo del mundo. Si se excluye la capacidad de los Estados Unidos y Rusia (incluidos sus satélites), éstas siete empresas tenían 85 por ciento de toda la capacidad de craqueo en el resto del mundo, en comparación con el 77 por ciento de la capacidad de refinación de crudo de la misma área. Por último, tenían una posición dominante en el segmento de la comercialización, como se sostiene en el Informe del Senado Norteamericano a la Comisión Federal de Comercio sobre el Cartel Petrolero Internacional. En síntesis, a partir del control de reservas, producción, refinación, craqueo y comercialización es que las Siete Hermanas lograban imponer el precio norteamericano de referencia incluso a los países productores de Oriente donde se alojaban las mayores reservas. Más allá de la corta duración de la nacionalización del petróleo iraní de 1951, para 1954 las Siete Hermanas manejaban casi la totalidad de la producción en Irán Irak, Kuwait y Arabia Saudita. Para 1960 tenían el control estratégico sobre el mercado mundial al tener activos por 24.700 millones de dólares, representando sus utilidades 10 por ciento de sus activos a fines de 1960. Incluso las Siete Hermanas tenían el control sobre 51 por ciento de la producción global de crudo y sobre 67 por ciento de las reservas, situación que ilustra las consecuencias efectivas sobre el mercado global de la configuración de éste oligopolio no innovador ni transitorio, surgido de los acuerdos de finales de la década de 1920. Sin embargo, durante la década de 1960, el dominio del cartel comenzaría e henderse a medida que las condiciones estructurales de la economía internacional cambiaban, sumado a la aparición de nuevas competencias en la extracción de crudo por parte de las nacientes empresas estatales, nucleadas en la emergente Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP)" (Serrani, pp. 108, 109, 110). En 1959, y sin consulta con los países productores, el cartel de las Siete Hermanas redujo el precio internacional del crudo en 18 centavos de dólar por barril, lo que significó una inmediata reducción total de los ingresos para los países productores, estimada en 132 millones de dólares (García Silva, 1984, pp. 41). Incluso, en agosto de 1960 hubo una nueva reducción unilateral de otros 10 centavos, que siguió deteriorando los términos de intercambio de los países productores ante la incapacidad de incidir en la determinación de los precios internacionales. En septiembre de ése año algunos países productores decidieron crear la OPEP, una organización que desde los orígenes buscó oponerse a la toma discrecional de decisiones sobre los precios internacionales del barril que llevaba adelante el cartel: Iraq, Irán, Kuwait, Arabia Saudita y Venezuela. En su declaración inicial expresaron que las reducciones de precios unilaterales llevadas a cabo por las Siete Hermanas debían ser rescindidas y que los futuros cambios en los precios debían ser el resultado de rondas de consultas con los diferentes actores involucrados en la constitución del mercado internacional de petróleo, incluyendo a los países productores. Más allá de éstas declaraciones iniciales, las mismas no fueron tomadas en cuenta, en virtud de la dispar correlación de fuerzas entre los Estados productores y las Siete Hermanas. En efecto, la tendencia a la baja en los precios del petróleo durante la década de 1960 no sólo deterioraba la rentabilidad de los países productores, siendo un discrecional mecanismo de transferencia de ingresos de los países pobres productores a los países desarrollados importadores. En el largo plazo, terminó afectando la rentabilidad de la industria petrolera norteamericana, motivo por el cual el gobierno de aquel país dispuso medidas intervencionistas (como severas restricciones a la importación de crudo), tanto para cuidar su industria local como para satisfacer su demanda interna. Sin embargo, debido al sostenimiento del precio interno y la reducción de las cuotas de importación en Estados Unidos, el desfase producido en el precio del barril entre ése país y sus competidores industriales directos, reforzó la pérdida de competitividad de la economía norteamericana, que se sumó al crónico déficit fiscal y la persistente inflación. Ésta situación llevó nuevamente a que Estados Unidos presionara vigorosamente para impulsar una nueva suba de los precios internacionales, situación que le permitía levantar sus cuotas de importación y revertir los precios relativos de la energía entre Estados Unidos y Japón (García Silva, 1984, pp. 20). En definitiva, el resultado del derrumbe de la estructura petrolera de posguerra erosionó el poder del cartel y agotó la subordinación de los países productores, abriendo paso a la emergencia de las tensiones evidenciadas con la política de precios bajos en el mercado internacional, sostenida durante más de una década. Entre otros varios factores, ésta situación desembocó en las dos crisis petroleras de la década de 1970. El sistema de predominio del cartel de las Siete Hermanas sobre el mercado petrolero mundial duró aproximadamente cuarenta y cinco años, desde 1928 hasta por lo menos la crisis petrolera de 1973. Sin embargo, cabe preguntar cuáles fueron las condiciones internacionales que desgastaron la lógica de funcionamiento de éste monopolio no innovador ni transitorio, y qué incidencia tuvieron las disputas con los Estados productores en las crisis de precios durante la década de 1970. Con respecto a la primera cuestión, a pesar de que el intento de nacionalización petrolera llevada adelante por el gobierno de Mohammad Mossadegh en Irán en 1951 fue rápidamente abortada, sí sentó las bases respecto a cuáles serían los cambios en las políticas petroleras ulteriores en la región. Una de sus consecuencias más significativas fue la creciente tendencia a la creación en Medio Oriente de petroleras estatales a fin de organizar sus mercados locales. En 1951, se creó la National Iranian Oil Company en Irán, que logró sobrevivir a la nacionalización truncada pero con escasa incidencia sobre su propia industria durante los 60; en 1960, la Kuwait National Petroleum Company en Kuwait, con la finalidad de administrar una de las refinerías más importantes del país (la Shuaiba), cuyos productos eran mayoritariamente usados para la exportación. En 1963, nació la Société Nationale pour la Recherche, la Production, le Transport, la Transformation, et la Commercialisation des Hydrocarbures en Argelia y en 1966 la Iraq National Oil Company en Iraq, que tuvo como finalidad desarrollar las áreas no explotadas por las concesiones brindadas a la Iraq Petroleum Company, que pasaron a manos de la nueva empresa estatal. Finalmente, en 1970 se creó la National Oil Company de Libia, la Abu Dhabi National Oil Company de los Emiratos Árabes Unidos y en 1974, la Qatar Petroleum de Qatar. El caso que rompe la regla en el Medio Oriente es Arabia Saudita. En 1933, los intereses norteamericanos en aquel país llevaron a que se fundara una empresa privada llamada Arabian American Oil Company (Aramco): "Ésta empresa, que en los 2000 fue la más importante del mundo en términos de reservas, permaneció como una empresa privada hasta 1988, cuando el Estado Saudí la estatizó (luego de una progresiva compra accionaria iniciada hacia finales de 1970), rebautizándola con el nombre de Saudi Aramco. Con la aparición de nuevas petroleras estatales en Medio Oriente (muchas de ellas producto de expropiaciones de activos de empresas del cartel) y la irrupción de empresas independientes lentamente se iniciaron nuevas relaciones por fuera de la hegemonía del cartel, sobre todo a partir de sociedades de participación mixta. Definitivamente, los países productores entendían la importancia de contar con empresas estatales para ejercer el control sobre la actividad petrolera, los precios locales y los márgenes de utilidad. A partir de varios acuerdos de precios logrados a principios de 1970, como los de Teherán (1970) y de Trípoli (1971), se logró implementar un aumento en los pecios del crudo para los países importadores y para las compañías refinadoras, que sirvió para incrementar los ingresos de los países productores. Sin embargo, los acuerdos de precios, que suponían aumentos acordados con una duración de cinco años, rápidamente se fueron deteriorando hasta llegar a los episodios bélicos entre Egipto, Siria e Israel de 1973, conocido como la guerra del Yom Kippur o guerra de Ramadán (Alnasrawi, 1985). En definitiva, la baja en la extracción del crudo en Estados Unidos y el enlentecimiento en el ritmo de los descubrimientos de nuevas zonas petroleras volvieron a los países altamente industrializados cada vez más dependientes del petróleo de Medio Oriente. Ésta sumatoria de acontecimientos precipitó la demanda de los países productores por tener una mayor participación en los beneficios de la industria. Así, rompiendo los acuerdos de Teherán y Trípoli, se dio un primer aumento de precios a principios de 1973: el barril de petróleo pasó de 2,60 dólares en enero a 3,07 en agosto, 5,18 en noviembre y 11,65 en enero de 1974. En menos de un año, el valor del barril aumentó 348 por ciento. El mecanismo que utilizaron para implementar ésta suba de precios fue la de comprar el crudo en su país a un precio más barato que el internacional para venderlo más caro en el exterior, y para eso, el embargo petrolero de 1973 producido durante la guerra árabe-israelita sirvió para captar una mayor porción de la renta petrolera producto de las actividades exportadoras" (Serrani, pp. 111, 112).

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El Lobby Petrolero.

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Mark Hertsgaard en "La sombra del águila. Por qué Estados Unidos suscita odios y pasiones en el mundo" (PAIDÓS, 2003) expone que a Estados Unidos le llevó un siglo y cuarto desde su fundación en 1776 convertirse en la mayor economía del mundo. Al acabar la Primera Guerra Mundial, en 1918, la economía estadounidense era mayor que las de Gran Bretaña, Francia, Alemania y Rusia juntas. La Segunda Guerra Mundial amplió enormemente su liderazgo: la de Estados Unidos había sido la única economía que, en vez de ser destruida, había salido reforzada de la guerra y eso sentó las bases en una era de prosperidad sin precedentes en la historia humana. La edad dorada de Estados Unidos duró desde el final de la guerra en 1945 hasta el embargo petrolífero de la OPEP de 1973, la edad dorada estuvo subvencionada por el petróleo de Medio Oriente, transfiriendo los recursos de los países pobres productores a los países desarrollados importadores. Los estadounidenses comenzaron a mostrar interés por los yacimientos petrolíferos del mundo árabe en la década de 1920. Las principales compañías que ganaron concesiones para buscar petróleo en Arabia Saudita fueron cuatro: Standard Oil of California (Chevron), Standard Oil of New Jersey (Esso), Standard Oil of New York (Mobil Oil) y Texaco. En 1938 descubrieron que había petróleo en ése país y en Bharéin. Una quinta compañía, Gulf Oil –la hermana número cinco-, encontró petróleo unos meses más tarde en Kuwait. Desde entonces los pozos de petróleo han constituido uno de los principales recursos financieros del American way of life, haciendo posible la electrificación y acondicionamiento del aire conducentes a un derroche de energía sin precedentes. Controlar el flujo petrolífero y obtener beneficios de la producción de crudo fueron el doble objetivo de la política estadounidense de cara al mundo árabe. La emergencia de un nacionalismo árabe en Oriente Próximo frustró el segundo de ellos. En efecto, los primeros en nacionalizar el petróleo fueron los iraníes y ni siquiera un intento de golpe de Estado apoyado por la CIA y patrocinado por los Estados Unidos sirvió para detenerlos. El siguiente en la fila era Irak, que hizo lo propio en 1958. En la península Arábiga, las monarquías del petróleo dejaban más dinero en las cuentas de los bancos nacionales que en las de las Cinco Hermanas. Si bien los dividendos quedaban uniformemente repartidos entre los regímenes árabes y los propietarios de las compañías petrolíferas estadounidenses, la cuestión es que el petróleo seguía llegando a Estados Unidos. El lobby petrolero estadounidense perdió su influencia cuando los Estados productores árabes declararon en 1973 su embargo. No fue casualidad que el mencionado embargo clausurara ésa era: el petróleo barato y la historia de amor con el automóvil a la que esos bajos precios habían dado lugar habían sido cruciales para el hipercrecimiento de aquella época. Tras la Segunda Guerra Mundial, el coche había consolidado su dominio en el sistema de transporte nacional gracias a una combinación de vileza empresarial (un consorcio que incluía a la General Motors, la Standard Oil y Firestone Tire and Rubber había comprado en secreto sistemas de transporte por autobús y por tranvía en todo el país, y después había procedido a su cierre con el fin de destruir la competencia que podían suponer para el automóvil), subvenciones estatales (Washington lanzó en 1956 lo que el presidente Dwight Eisenhower denominó "el mayor programa de obras públicas de la historia" para entrelazar la nación a través de superautopistas) y el propio atractivo del coche como forma cómoda y emocionante de desplazarse. El aumento en el número de automóviles hizo posible la aparición del mayor motor de crecimiento económico de la época: la creación de los suburbios residenciales, un acontecimiento de profundas implicaciones sociales, medioambientales y, también, culturales. Las familias con dos coches se convirtieron en la norma: un coche para el trabajo de papá y otro para los recados de mamá. De pronto había aparatos que ahorraban trabajo por todas partes: lavavajillas, aspiradoras, abrelatas eléctricos, lavadoras y secadoras de ropa. La radio se vio eclipsada cuando la nación se enamoró de la televisión, cuyos anuncios no hacían más que avivar el apetito por más productos de consumo. Al tiempo que proliferaban todo tipo de comodidades, también lo hacían los estudios de mercado: los estadounidenses pasaron a ser identificados más como consumidores que como ciudadanos. Unos consumidores que no eran conscientes que estaban siendo subvencionados por países productores pobres. La cuadruplicación de los precios del petróleo tuvo profundas consecuencias sobre los países importadores, al incrementar la estructura de costos de la producción industrial, deteriorar sus términos de intercambio e impactar en la tasa general de rentabilidad y en el ritmo de crecimiento de sus economías. Al mismo tiempo, coadyuvó a elevar el incremento de las tasas de inflación y los índices de desempleo. Sin embargo, lograron revertir los impactos negativos a partir de una suba medianamente generalizada de precios de sus manufacturas y sus productos básicos de exportación, situación que permitió en pocos años recuperar los beneficios que las grandes empresas industriales de los países desarrollados habían visto erosionarse con la crisis de 1973. A pesar de ello, el deterioro económico global persistió durante los años sucesivos (1975-1978), reflejado en el crecimiento del desempleo, la inflación y en la caída de los niveles de inversión, profundizando la recesión mundial. Ésta situación llevó a una nueva suba de precios desde enero de 1979 hasta enero de 1982, pronunciada fuertemente por los múltiples sucesos bélicos que afectaban la región. Asimismo, la decisión en medio del conflicto iraní-iraquí de quitar de circulación unos cuatro millones de barriles día impactó en el encarecimiento del precio hacia mediados de 1980, situación que fue contenida con el aumento de la extracción de la Aramco, impidiendo que hacia finales de ése año diera otro salto abrupto. Sin embargo, durante la Conferencia de Bali de diciembre de 1980, la OPEP resolvió que cada país podía poner el precio del barril como quisiera en el rango de los 32 a los 36 dólares (nunca sobrepasando la barrera de los 41 dólares) (Dada y García, 1984: 49). Durante todo 1981, la presión de Arabia Saudí, a través de Aramco, tuvo éxito y logró estancar el precio del barril en 34 dólares (representando un aumento de 1.200 por ciento respecto enero de 1973, año en que comenzó la crisis de precios del petróleo). Si bien se había contenido el precio, el mundo entraba en una nueva fase de poder petrolero respecto al control de la oferta de crudo, que repercutía en la capacidad de fijación de los precios. Con la consolidación de las estrategias nacionalistas de las empresas estatales de los países miembros de la OPEP, el poder oligopólico de las Siete Hermanas se fue erosionando al tiempo que se fueron agotando las reservas de las viejas concesiones. Y ésto queda reflejado en cómo la brecha entre el acceso y la necesidad de crudo para satisfacer sus cuotas de mercado pasó de ser positivo entre 1960 y 1975 (incluso incrementándose a medida que pasaban los años) a ser negativo en 5,2 por ciento en 1980, luego de ambas crisis petroleras y la metamorfosis del escenario geopolítico petrolero internacional. En efecto, el papel creciente de las empresas petroleras nacionales en el sector de la comercialización refleja la aparición de una nueva era petrolera marcada mayoritariamente por el poder de mercado de las empresas estatales (o con mayoría estatal) nucleadas en los países miembros de la OPEP, quienes en 1980 detentaban 66 por ciento de las reservas petroleras y las principales concesiones en las mismas, que permiten explicar 41 por ciento de la producción mundial, al igual que el mundo estaba entrando una difícil década para la actividad productiva global: "Cuando un grupo de trabajo del Pentágono publicó en octubre de 2003 un informe sobre "Un escenario de cambio climático brusco y sus implicaciones para la seguridad nacional estadounidense", sus análisis y sus propuestas congeniaron mal con la administración Bush y fue archivado. El informe analizaba las consecuencias geopolíticas de un cambio climático brusco y en él se hablaba de crisis de escasez de alimentos debidas a descensos en la producción agrícola mundial neta, de una disminución de la disponibilidad y la calidad del agua dulce en regiones de fundamental importancia, y de un deterioro en el acceso a las reservas energéticas. El efecto global de todos éstos cambios sería "una caída significativa de la capacidad del entorno terrestre para sustentar la vida humana": en resumidas cuentas, una reducción del nivel de población humana que el planeta puede soportar… El informe del Pentágono suponía toda una innovación porque en él se aceptaba por primera vez que el cambio climático brusco podría provocar una caída en la capacidad del planeta para sustentar la vida humana… El análisis asumía que serían conflictos racional-estratégicos en los que la religión no desempeñaría papel alguno, pero buena parte del patrimonio petrolífero que aún queda en el planeta yace en el subsuelo de países musulmanes y el conflicto por los recursos podría verse intensificado por los antagonismos generados en torno a la "guerra contra el terror". Existe el riesgo, pues, de que la guerra por los recursos se entremezcle con las guerras de religión y de que una teoría tan exagerada como la del choque de civilizaciones acabe cumpliéndose por sí misma. A menos que sean capaces de encontrar alternativas al petróleo, los Estados industrializados quedarán atrapados en esos conflictos durante un largo período al que aún no se le adivina fin. El proceso de diversificación sustitutiva del petróleo será mucho más difícil de lo que la mayoría de los ecologistas creen. Si la producción petrolera mundial está próxima a su cenit (como parece probable), la transición hacia otros tipos de energía es una necesidad urgente, pero es posible que no existan alternativas fácilmente disponibles para sustentar a la totalidad de la actual población humana mundial. Existe la opinión generalizada de que el problema medioambiental básico no reside en el número de habitantes del planeta, sino en el uso de los recursos per cápita que hacen dichos habitantes (o, dicho de otro modo, en la forma en que vivimos las personas). Pero, en realidad, es probable que la humanidad haya rebasado ya la capacidad de soporte del planeta)" (Gray, pp. 268, 269, 270). Siendo el mayor productor de petróleo del mundo, Arabia Saudí ha dominado la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) y el mercado mundial de crudo. Los precios del petróleo cayeron precipitadamente desde los atentados del 11 de septiembre, a medida que las proyecciones sobre una recesión en Estados Unidos y una recesión económica mundial han reducido las expectativas de una demanda futura de crudo. Como reacción, algunos miembros de la OPEP solicitaron que se ponga en marcha planes para reducir su producción y así lograr un aumento de su precio. Estados Unidos necesitaba mantener bajo el precio del crudo si deseaba recuperar su crecimiento económico. Después del 11 de septiembre de 2001 la administración Bush lanzó la guerra contra el terrorismo, asignando a Osama Bin Laden y a sus secuaces el estatus de combatientes irregulares, gesto sin precedentes por parte de un Estado, y que ha tenido consecuencias institucionales importantes. Hasta el desplome de las Torres Gemelas era potestad de la magistratura encargarse del terrorismo: la policía apresaba a los terroristas y los tribunales los juzgaban; un tratamiento igual al reservado a los delincuentes comunes. Bush lanza la guerra contra el terrorismo y de un día para otro Osama Bin Laden se convierte en el enemigo número uno de Estados Unidos, un adversario tan poderoso cuyo aniquilamiento requiere dos conflictos, uno en Irak y otro en Afganistán. Nos consta que Al Qaeda no tenía capacidad para representar amenaza alguna a la seguridad nacional americana, y sabemos que ésta decisión escondía la determinación de la administración Bush de reeditar la situación de potencia hegemónica de Estados Unidos en áreas estratégicas del mundo, Irak una de ellas. En la mente de los neoconservadores se resolvía con ello el problema de Washington para seguir al frente de un mundo no dividido ya en las "cómodas" esferas de influencia de la Guerra Fría. Así, el 11-S se convirtió en un casus belli para restablecer un orden mundial producto del pasado, un objetivo imposible. Aleksandro Palomo Garrido en "Balance en Irak tras la retirada de Estados Unidos" (UNAM, 2012), ubica que durante los más de 10 años transcurridos desde la Guerra del Golfo (1991), Irak estuvo sometido a un férreo bloqueo comercial. No se permitía la entrada y salida de mercancías del país, excepto en el caso del intercambio de petróleo por alimentos y medicinas. Ésta situación provocó la rápida degradación de las condiciones de vida de los iraquíes hasta límites insospechables. Además, se había prolongado un conflicto de baja intensidad en el que estadounidenses y británicos bombardeaban con cierta frecuencia el territorio con la intención de impedir que su ejército se recompusiera después del desastre de 1991. A pesar de ésas lamentables circunstancias, el gobierno de Sadam Hussein logró permanecer en el poder ése tiempo. La segunda guerra entre la Unión Americana e Irak puso fin a ésas condiciones. Ésta vez el país fue invadido, a partir del 20 de marzo de 2003, por las tropas del ejército estadounidense, que derrocaron al gobierno. Washington había logrado reunir una pequeña coalición multinacional para que colaborase en la operación militar, compuesta por unidades británicas y otros contingentes simbólicos de diferentes Estados aliados. El ataque se resolvió con la rápida derrota de las fuerzas iraquíes. El presidente Hussein estuvo desaparecido durante algunos meses, hasta que fue capturado en diciembre de 2003, más tarde fue juzgado y finalmente ejecutado en diciembre de 2006. Para legitimar el ataque, el gobierno de Estados Unidos trató de movilizar a la opinión pública apelando a principios fundamentales, como los derechos humanos de los iraquíes, la justicia y la ley universales, de la misma forma que ya había hecho en la Guerra del Golfo. Además como novedad, empleó el concepto de los intereses nacionales al afirmar que Irak era una base de operaciones para organizaciones terroristas islamistas. Otro argumento que tuvo más peso que el anterior entre la comunidad internacional fue la afirmación desde Washington de que aquel país estaba violando una resolución de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) de 1991 y poseía armas de destrucción masiva que podían ser utilizadas contra Estados Unidos. Ésta afirmación, basada en supuestos informes secretos, generó que el organismo internacional referido aprobara el envío de misiones de inspección a Irak en 2002 para corroborar si el dicho de la Unión Americana era cierto. Los verificadores finalizaron su tarea excluyendo la posibilidad de que aquel país poseyera armas de destrucción masiva. A pesar de todo, el gobierno estadounidense siguió insistiendo y forzó al Consejo de Seguridad a convocar a una votación para aprobar una resolución que legitimara el ataque contra Irak. Sin embargo, Washington no obtuvo el respaldo de la ONU. Un día antes de la invasión renunció a dicho ejercicio, ya que seguramente iba a tener que enfrentarse a una derrota aplastante. Después de la invasión se demostró que las supuestas armas de destrucción masiva en Irak nunca existieron y que los informes estadounidenses estaban tergiversados para recabar la sanción de las Naciones Unidas. En dicha manipulación colaboraron los gobiernos de Estados Unidos y Reino Unido. Durante los preparativos para la invasión, la vehemencia de Washington en atacar Irak provocó que la comunidad internacional se dividiera. Si bien la Unión Americana logró atraer algunos aliados a su causa, fue más potente el bloque que se formó en su contra, mismo que estaba liderado por el eje París-Berlín-Moscú, y aunque no adoptó una postura activa, su oposición pasiva fue solemne y desafió la hegemonía estadounidense. Los verdaderos motivos que llevaron a Washington a vulnerar la legalidad internacional estaban relacionados con las reservas petrolíferas de Irak y el control del Golfo Pérsico. El gobierno de George W, Bush, en connivencia con el lobby de las corporaciones petroleras estadounidenses, buscaba ejercer una influencia directa sobre la producción y, por consiguiente, sobre los precios del combustible. Para lograrlo, había que romper la disciplina de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP). Los planificadores de la táctica identificaron a Irak como el eslabón más débil de la organización. Con la invasión a dicho país, las corporaciones petroleras estadounidenses y británicas lograrían acceso directo a la explotación del recurso. Además, un nuevo gobierno, bajo la influencia política de Washington, podía desobedecer las instrucciones de la OPEP sobre las cuotas de producción y mantener bajos los precios del crudo. Sería muy complicado para Arabia Saudí y la OPEP recuperar el control de los niveles de producción, ya que las reservas iraquíes de petróleo son de las más importantes. Otro motivo que contribuyó a que Washington invadiera Irak fue el hecho de que, para sortear el bloqueo internacional, el gobierno de éste último había firmado contratos con corporaciones petrolíferas rusas (Lukoil) y europeas (Total) que les concedían en exclusiva la explotación de importantes recursos fósiles del país. De inmediato, la presión de las empresas estadounidenses y británicas competidoras (ExxonMobil, Chevron, Shell, British Petroleum, etc.) se hizo sentir sobre Washington y Londres. Si se llevaban a cabo las estipulaciones, las petroleras de Estados Unidos y de Reino Unido se quedarían fuera del negocio relacionado con las terceras reservas del mundo. Éstos acuerdos fueron denunciados por la Unión Americana, que consideraba que vulneraban las sanciones impuestas al Estado Árabe. Desde el punto de vista estratégico, el gobierno de Bush tampoco veía con buenos ojos los contratos. Si éstos se cumplían, permitirían a Rusia y la UE acceder directamente a los recursos del Golfo Pérsico, sin recurrir a la intermediación de Estados Unidos. Ésto significaría la pérdida de control de la región y la merma de la hegemonía que ejercía la Unión Americana a nivel global, ya que el área permite el dominio de la principal zona productora de crudo del mundo desde la cual se abastecen las potencias, en especial la UE, Japón y China, entre otros. Por si ésto fuera poco, el gobierno de Irak también anunció su intención de negociar las transacciones comerciales de sus reservas de crudo en una divida diferente al dólar, posiblemente en euros. El impacto en los mercados de ésta medida habría sembrado serias dudas sobre el papel de la moneda estadounidense como medio de intercambio internacional y, por tanto, para la hegemonía el país emisor. Si una proporción significativa de los beneficios del petróleo de Oriente Medio pasara a cotizarse en otra divisa, el cuestionamiento hubiera sido inevitable y habría tornado claramente vulnerable a la economía norteamericana. Conceder dicho poder político a Irak era algo impensable para el gobierno de George W. Bush. Todos éstos factores, conjugados con los planes neoconservadores de expandir las fronteras del proceso de globalización y ejercer un control definitivo sobre la región, llevaron a Estados Unidos a trazar un plan de invasión del país asiático. Éste contemplaba una rápida victoria militar y el respaldo a un gobierno pro-estadounidense. La prosperidad del nuevo Irak, bajo la influencia y protección de la Unión Americana y financiada con el petróleo, podría inducir cambios de régimen en otros Estados de la zona adversos a Estados Unidos, como Irán y Siria. Después de la invasión, Irak se convirtió en el centro de operaciones de Estados Unidos para transformar toda la región, Washington anunció un plan de cuatro fases para Oriente Medio: "La primera implicaba la solución del conflicto palestino-israelí, de manera que congraciara a la comunidad árabe con la potencia americana y no perjudicara los intereses de Israel, su aliado. El segundo momento proponía la formación de una alianza regional que fortaleciera la sociedad civil y encauzara los regímenes locales hacia estructuras democráticas. La tercera fase consistía en integrar a la zona en el proceso de globalización de manera absoluta. La cuarta etapa buscaba reforzar las alianzas militares en la región para prevenir desafíos al nuevo orden. Por tanto, la estabilidad y la prosperidad de Irak se convirtieron en los objetivos prioritarios para alcanzar los objetivos de la estrategia regional. Con la finalidad de atraer inversión que financiara la reconstrucción del país y reactivara la moribunda producción petrolera, el gobierno de Estados Unidos convocó a una conferencia internacional en Madrid para octubre de 2003. Según los cálculos, sólo para resucitar el sector y alcanzar los niveles anteriores a la guerra se necesitaban 5 mil millones de dólares. Si se pretendía duplicar la producción petrolera de Irak y contrarrestar a la OPEP, la cifra ascendía a 40 mil millones de dólares. Sin embargo, la cantidad recaudada fue insignificante debido a la situación de inestabilidad en el país. Las donaciones no llegaron ni a la octava parte del objetivo previsto, fijado en 36 mil millones de dólares. En ésta ocasión, la Unión Americana ni siquiera pudo desviar los costes de la guerra a sus aliados, como en la Guerra del Golfo, y debió afrontar, casi de manera íntegra, el pago de la factura. El gobierno de Estados Unidos administró Irak como un país ocupado, con un mando militar y un plenipotenciario civil. La autodenominada Autoridad Provisional de la Coalición confiscó los 30 mil millones de dólares que constituían las reservas iraquíes y los gestionó según su criterio. En mayo de 2003, el Consejo de Seguridad de la ONU votó a favor de la aprobación de una resolución para otorgar a la Unión Americana y Reino Unido el poder de gobernar el país asiático y de utilizar sus recursos petroleros para la reconstrucción del país. Se creó un programa de fondos para el desarrollo de Irak a través del cual se manejarían los ingresos obtenidos de la explotación del hidrocarburo. De inmediato se reorganizó la gestión de éste energético y se hicieron concesiones a las corporaciones británicas y estadounidenses" (Palomo Garrido, pp. 169, 171, 172).

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The Full Monty.

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Friedrich Engels en "La situación de la clase obrera en Inglaterra" (1845) hace un análisis de la industria. En el norte de Inglaterra, en los límites de los condados de Northumberland y de Durham, se encontraban las minas de plomo de Alston Moor. Los informes señalaban quejas sobre la falta de oxígeno, exceso de polvo, de humo de pólvora, de ácido carbónico y de gas sulfuroso. Los mineros de Cornwall eran de pequeña estatura y desde los 30 años sufrían afecciones pulmonares. Los mineros de Alston Moor vivían un poco más de tiempo que los de Cornwall porque no descendían al fondo sino a los 18 años, y los de Cornwall comenzaban a los 12 años. Pero morían entre los 40 y los 50 años de tuberculosis y asma. En las localidades de Allendale, Stanhope y Middleton la longevidad minera alcanzaba los 49, 48 y 47 años y los decesos por afecciones pulmonares alcanzaban el 54 y 56%. En las minas de carbón y de hierro trabajaban los niños desde los 4, 5 y 7 años, con jornadas laborales de 11 o 12 horas: expuestos al gas carbónico e hidrógeno carburado. En Escocia llegaba hasta las 14 horas, y con frecuencia se duplicaba y triplicaba la jornada: 24 y 36 horas. Los niños y los jóvenes que acarreaban el carbón y el mineral de hierro se quejaban de una gran fatiga. Los niños apenas regresaban a su casa se acostaban en el piso y se dormían instantáneamente, los padres tenían que lavarles la cara y ponerlos en la cama, y buscarlos acostados en el camino y regresarlos a la casa. Un número pequeño de niños mineros asistía a la Iglesia y a la escuela, y los maestros se quejaban de su somnolencia y embotamiento. Los niños desarrollaban los músculos de los brazos, las piernas, la espalda, los hombros y el tórax; pero también una talla pequeña y comprimida. Existía un notable retraso de la pubertad, los niños hasta los 18 años tenían el desarrollo de un muchacho de 11 o 12 años: piernas torcidas, rodillas arqueadas, pies virados hacia afuera, desviación de la columna vertebral y deformaciones. Las mineras desarrollaban deformaciones de la pelvis. Como las niñas y los niños generalmente trabajaban desnudos en la oscuridad y no iban a la escuela, estaban inmersos en la miseria, la ignorancia y la inmoralidad de la revolución industrial. En las zonas mineras era alto el número de embarazos infantiles y niños ilegítimos, que se veían obligados a continuar el círculo. En general, los mineros tenían problemas médicos: dolores de estómago, náuseas y vómitos, sed crónica, hernias, asma, reumas, opresión del pecho, expectoración negra, respiración corta y silbante, pulso acelerado, tos seca, hipertrofia cardiaca, inflamación del pericardio, espasmos de los orificios aurículoventriculares y de la entrada de la aorta. Los mineros envejecían prematuramente y a los 40 años resultaban inadecuados para excavar carbón. Los cargadores envejecían desde los 28 y los 30 años, surgiendo el siguiente proverbio: "Los cargadores ya son viejos antes de haber sido jóvenes". En las regiones de Yorshire y Lancashire, Northumberland y Durham, los médicos podían a reconocer a un minero por su cuerpo: baja estatura y chuecos. Como los mineros envejecían prematuramente, eran común que los padres enfermos no tuvieran trabajo y sus pequeños hijos mineros los mantuvieran. Al comienzo de la década de 1840, había más de 200 escuelas de formación general e instrucción técnica para formar obreros calificados. En 1842, los obreros del sur de Lancashire se rebelaron, 10.000 obreros marcharon a Manchester con el cartista Richard Pilling "para negociar con los industriales en la Bolsa de Manchester, y también para ver cómo se hacían las transacciones en el mercado". El 31 de marzo de 1844 expiraron los contratos de trabajo de los mineros de Northumberland y de Durham. Los mineros exigieron un nuevo contrato con garantías laborales. Los patronos del carbón desconocieron la asociación minera y 40.000 mineros se fueron a la huelga. En agosto de 1842, los obreros ingleses trataron de realizar una huelga general en varios distritos industriales: Lancashire, Yorkshire, etc. En algunas ciudades se produjeron enfrentamientos armados entre huelguistas, tropas y fuerzas de la policía. Lancashire y Manchester se volvieron los principales centros industriales y de resistencia del movimiento obrero socialista. En 1888 se fundó el Sindicato Nacional Minero (National Union of Mineworkes, NUM). Los obreros empezaron a usar instrumentos explosivos de hierro y pólvora en los conflictos patronales para causar explosiones en las fábricas en 1843 y 1844: Sheffield, Shales Moor, Lancashire. Los campesinos adoptaron el incendio intencional de las fincas en 1844: Bedforshire, Cambridgeshire, Hertfordshire, Norfolk, Suffolk, Essex, Cheshire, Lancashire, Berby, Lincoln: "Buena parte de lo que hoy se considera terrorismo era considerado en el pasado como una forma de insurrección y conflicto civil, y constituía un tipo de enfrentamiento al que se le reconocía una naturaleza esencialmente local. Técnicas como la detonación de artefactos explosivos contra edificios gubernamentales o el asesinato de autoridades públicas forman parte del repertorio de los movimientos de liberación nacional y han sido empleados en lugares tan diversos como Palestina y Malaca bajo ocupación británica, en la Argelia francesa y en Vietnam durante la ocupación estadounidense. Las técnicas terroristas se utilizan porque son baratas y muy efectivas, Normalmente, sólo se emplean a gran escala y durante un período prolongado de tiempo en circunstancias de conflicto grave y cuando otros métodos han fracasado. Dicho de otro modo, el terrorismo es una estrategia racional. Hoy forma ya parte del discurso occidental vincular el terrorismo a la cultura árabe y al culto islámico del martirio. Sin embargo, el Islam es una religión, no una cultura, y la mayoría de los que viven en el "mundo islámico" no son árabes… Fueron los Tigres tamiles, un grupo marxista-leninista que actúa dentro de una cultura hindú en Sri Lanka, los primeros que idearon la técnica del atentado suicida con bomba (incluido el chaleco con explosivos que luego adoptarían los palestinos). Hasta la guerra en Irak, los Tigres tamiles habían cometido más atentados de ese tipo que ningún otro movimiento en el mundo. Los pioneros de los secuestros aéreos fueron los miembros de la Organización para la Liberación de Palestina, de carácter laico, ayudados por grupos de ultraizquierda como la Facción del Ejército Rojo. Fue concretamente un miembro japonés del Ejército Rojo quien llevó a cabo el primer atentado en Israel en 1972. Ya fuera en Chechenia, Sri Lanka, Cachemira o Gaza, el objetivo era la expulsión de una fuerza ocupante. Los orígenes étnicos y religiosos de quienes perpetraron los atentados eran muy diversos. En el Líbano, Hezbolá organizó una campaña contra objetivos franceses, estadounidenses e israelíes entre 1982 y 1986 en la que llevó a cabo 41 atentados suicidas… De éstos, sólo ocho fueron cometidos por integrantes islámicos, 27 fueron obra de grupos políticos laicos de izquierda (como el Partido Comunista del Líbano) y otros tres fueron atribuidos a cristianos" (Gray, pp. 234, 235, 236). En 1850, en su discurso ante la Liga de los Comunistas de Londres, Marx y Engels dejaron claro que el terror sería una parte integral de la revolución: "Durante el conflicto e inmediatamente después de terminada la lucha, los obreros deben procurar, ante todo y cuanto sea posible, contrarrestar los intentos contemporizadores de la burguesía y obligar a los demócratas a llevar a cabo su actual fraseología terrorista (…). Los obreros no sólo no deben oponerse a los llamados excesos, a los actos de venganza popular contra individuos odiados o contra edificios públicos que el pueblo sólo puede recordar con odio, sino que deben tolerarlos y asumir la dirección de los mismos". Loretta Napoleoni en "Maonomics. La amarga medicina china contra los escándalos de nuestra economía" (PAIDÓS, 2011) expone los errores de la desindustrialización de la economía inglesa de Thatcher. En inglés, la expresión full monty significa llegar hasta el final. Es un giro acuñado durante la segunda guerra mundial para describir el enorme apetito del general Montgomery, apodado Monty, que todas las mañanas devoraba un desayuno a la inglesa completo sin dejar una brizna en el plato, aun en plena batalla de El Alamein. Pero The Full Monty también es el título de una película inglesa de gran éxito de la que todos conocemos la historia que transcurre en Sheffield, al norte de Inglaterra, en los primeros años noventa y que narra las vicisitudes de unos parados de la industria del acero –orgullo de los Midlands- totalmente desmantelada en los años ochenta por la política neoliberal de la señora Thatcher. Los seis personajes de la película, desesperados, deciden convertirse en estríperes y llegar hasta el final, es decir, desnudarse completamente. Dicha película inspirará en México un espectáculo de striptease teatral a un grupo de actores desempleados de Grupo Televisa en 1999 -en pleno desmantelamiento de la industria estatal de los gobiernos neoliberales de Carlos Salinas de Gortari y Ernesto Zedillo (PRI)-, encabezado por Sergio Mayer -actual diputado de morena, ex cantante de Garibaldi, invitado habitual de reality´s shows como Big Brother, La Isla y La Casa de los Famosos- y Alexis Ayala, Sólo para Mujeres (1999-2017): Edgar Ponce, Ricardo Crespo, Xavier Ortiz, Eduardo Rivera, Armando González, Raúl Magaña, Jorge Salinas, Jorge Aravera, Gabriel Soto, David Zepeda, Julián Gil, Poncho de Nigris (otro invitado habitual de Big Brother, Master Chef Celebrity y La Casa de los Famosos), Roberto Asad, Manuel Landeta, Eduardo Rodríguez, José Ron, Bobby Larios, Emmanuel Palomares. Al cual se unirían los luchadores Latin Lover (Víctor Manuel Reséndez Ruiz, stripper en Monterrey y Estados Unidos antes de ser luchador, ganador del reality show Bailando por un Sueño, actor de telenovelas y conductor de Televisa), Marco Corleone (Mark Robert Jindrak, ex luchador de WWE) y El Hijo del Perro Aguayo (Pedro Aguayo Ramírez, hijo de la leyenda Perro Aguayo). El youtuber Adrián Marcelo fue el primero en decir públicamente que La Casa de los Famosos es la Casa de los Desempleados, y que su participación en 2024 se debe a su situación de desempleo. Pero para quien viviera en el norte de Inglaterra durante el régimen de Thatcher, "llegar hasta el final" remite al belicoso lema de la Dama de Hierro de hacer tabula rasa de la industria estatal. Es sabido que el norte, cuna de la Revolución industrial, vivió el choque entre el gobierno conservador y los trabajadores, precisamente en los Midlands. La batalla más larga y dramática de Thatcher fue la que emprendió contra los mineros, guardia pretoriana de los sindicatos dirigidos por Arthur Scargill, último fósil de la extrema izquierda inglesa. Fueron años dramáticos en los que el gobierno diezmó al pueblo trabajador y que marcaron un futuro sin chimeneas humeantes, ni industria, ni astilleros, ni pubs atiborrados de obreros, un futuro de paro y vida precaria. Todo ello mientras en China ocurría exactamente lo contrario: el desmantelamiento de la industria del Estado fue acompañada del nacimiento de fábricas y laboratorios particulares, se inauguraron altos hornos y la emigración rural hizo cuerpo en una nueva clase obrera. Con el petróleo a 18 dólares el barril y cientos de millones de chinos dispuestos a trabajar por un salario equivalente a una fracción del inglés, la producción industrial en los Midlands no tenía sentido, fue el razonamiento de Thatcher. La mujer que ha pasado a la historia como la Dama de Hierro por su intransigencia frente a los mineros, plantó cara, en realidad, a un adversario bien débil: una clase obrera lógicamente abatida por la abierta hostilidad del gobierno, supuestamente paladín del país frente a la competencia extranjera: una clase obrera que no entendía por qué ya no servía y que no sabía qué hacer ante el hecho de quedarse sin trabajo. En resumen: la primera ministra británica desafió precisamente a quienes debía proteger. La consecuencia del desmantelamiento de la industria estatal fue el nacimiento de una clase de proletariado derrotado, relegado a guetos urbanos castigados por el paro y en los que la delincuencia menor favorece la formación de las bandas que hoy aterrorizan al país. Aún son muy visibles en los Midlands los signos de la decadencia socio-económica; el puerto de Hull en la costa este, antaño uno de los más importantes de la Gran Bretaña para la industria pesquera y naval, es una landa desierta en la que merodean zorros y perros vagabundos. Quien quiera ver una imagen más cruda y realista del legado de la liquidadora británica que se acerque a sus muelles en ruinas y a sus tinglados derruidos, instantánea alegórica de la revolución neoliberal en Inglaterra y testimonio irrefutable de la incapacidad del mercado para sustituir al Estado como núcleo principal de la sociedad. Pero el principal error económico y político de Thatcher, y de Reagan, fue otro: no haber intuido que la deslocalización en Asia de un gran sector de la producción, ya privatizada, pondría fin a la primacía de Occidente, y particularmente a la de Inglaterra, una posición puntera a la que había accedido merced a la Revolución industrial. La verdadera revolución debía haber sido otra, que entre 1973 y 1974 hizo desvanecerse los beneficios de la industria estatal, debía haberse acometido una reconversión energética que a largo plazo hubiera incrementado la competividad occidental. Y aunque la reconversión energética no hubiera salvado a los mineros, sí que habría evitado la destrucción de la estructura industrial británica y de gran parte de la occidental. La perplejidad de los mineros ante el ataque frontal de Thatcher y la absoluta inflexibilidad de Arthur Scargill no es de extrañar: Inglaterra fue la cuna del movimiento obrero y es una especie de justicia poética que haya acabado por ser su lecho de muerte. El arma del delito es, naturalmente, la privatización. Entre 1979 y 1993 el gobierno británico vendió al sector privado dos tercios de la industria pública. Al principio, el experimento se circunscribió a las líneas aéreas, recientemente nacionalizadas, y a la industria naval, pero no tardó en ampliarse a los grandes monopolios estatales, entre ellos servicios básicos como la electricidad y la telefonía. La política de privatización tuvo un enorme éxito porque la acompañó la revolución social de la generación Loads-a-money. En 1984 dos millones de personas, equivalentes al 5 por ciento de la población adulta, suscribieron la venta de British Telecom, y de un día para otro se multiplicó por dos el número de accionistas del país. En una sola década el gobierno se desembarazó de los pilares industriales del Estado-nación: British Aerospace (1981), Cable and Wireless (1981), Amersham International (1982), Associated British Ports (1983), Enterprise Oil (1984), Jaguar (1984), British Telecom (1984), British Gas (1986), British Airways (1987), Roll Royce (1987), British Airports Authority (1987), British Steel (1988) y todas las empresas regionales de servicios de aguas (1989). Las privatizaciones realizadas bajo la mirada embelesada de los supply-siders pasaron a la historia como un legado de la señora Thatcher. Volvamos a la pregunta de Krugman: ¿cómo es posible que un pueblo elija a quien con toda evidencia sirve a los intereses de una élite? Pues bien, en el caso de Gran Bretaña, particularmente afectada por la crisis energética, un país paralizado por huelgas salvajes, una inflación galopante y un crecimiento negativo, el gobierno laborista acabó siendo detestado por un electorado que no entendía lo que sucedía y que pagaba impuestos elevados por servicios mediocres. Cuando Thatcher apuntó con el dedo a los sindicatos ya las industrias de alto consumo energético, como la del acero, y de bajo rendimiento, como la minería, el electorado exasperado se sintió satisfecho creyendo que eran realmente los culpables. La gente no sabía que la excepcional competividad de la industria occidental de después de la guerra era un fenómeno extraordinario, ligado sobre todo al bajísimo coste del petróleo, en torno a cuatro dólares el barril, mantenido durante treinta años. Ningún político tuvo el valor de revelar a los obreros, pero también particularmente a los industriales, que un acuerdo tácito entre Estados Unidos y Arabia Saudita era la causa de ésta anomalía, pero el pacto tocaba a su fin. Ciertamente, tanto los sindicatos como los partidos tuvieron una grave responsabilidad en la crisis de los años setenta, y en todo Occidente, pues también ellos abusaron del Estado del bienestar por seguir ordeñando una vaca que ya no daba para más. Sin embargo, la solución al problema no era ese choque directo entre el capital y el trabajo, ni la pulverización de uno de los principales canales de comunicación entre los obreros y los empresarios, el sindicato. Y fue precisamente lo que ocurrió. Mientras en China Deng ponía en marcha las primeras reformas y se iniciaba el debate en el seno del Partido, a puerta cerrada y enconado a veces, sobre cómo estructurarlas, en Europa, la lucha ideológica entre los conservadores y los laboristas, los republicanos y los demócratas, entre derechas e izquierdas, hacía su entrada en los hogares a través de los medios de comunicación. No hubo arbitraje ni comprensión entre ambos bandos y fue una lástima porque ésta clase de política-propaganda no sólo daña al país sino que descompone las instituciones del Estado democráticos: los sindicatos y los partidos. Calificados los sindicatos de "enemigo", nadie se opuso en el Reino Unido a una serie de leyes laborales que fueron acabando paulatinamente con la libertad de intervención sindical: "Por una ley de 1980 se prohibieron los piquetes fuera de la zona de trabajo; por otra de 1982, que lleva la firma de Norman Tebbit, mano derecha de Thatcher, se concedió a los empresarios el despido libre, declarando ilegal la ocupación y eliminando los convenios colectivos; una de 1984, obra de Tom King, en aquel momento secretario de Estado del gobierno de Thatcher, amplía el número de motivos que permiten llevar a juicio a los sindicatos, impone la votación secreta de los afiliados y restringe el empleo de fondos sindicales en las elecciones. Fueron las leyes que en los años noventa sirvieron de pauta a la legislación europea. Paradójicamente, las críticas más feroces de Occidente al régimen chino se centran en la dejadez del gobierno para introducir convenios colectivos y hacerlos respetar. Una curiosa posición si consideramos que, en los años ochenta, en la democrática Gran Bretaña la señora Thatcher anuló de facto la contratación colectiva. La raíz de la retórica neoliberal no es otra cosa que compensar el aumento del coste de capital, debido al recargo energético, con la reducción de costes de trabajo. Pero ni Reagan ni Thatcher preveían que las políticas antisindicales propiciarían el alejamiento de nuestra economía de la esfera productiva, abriendo nuevos cauces a la competencia asiática. ¿Por qué? Estudios realizados en los años ochenta y noventa por dos de los principales partidos ingleses muestran que en Occidente disminuye la presencia de los sindicatos entre 1980 y 1990, un periodo en el que la contratación colectiva se reduce al punto de ser, como actualmente sucede en el sector privado, la excepción a la regla. Con ello desaparece un método de relaciones colectivas que ofrecía al capital y al trabajo por medio de la representación sindical, un sistema de reglas y un lenguaje común. Nuestra verdadera fuerza era la combinación de capitalismo avanzado y clase trabajadora experimentada. Interrumpido el diálogo, la industria se disgregó y con ella el tejido productivo. Occidente se convirtió en suministrador de servicios mientras en Oriente humeaban las chimeneas de las fábricas. Pero la deslocalización únicamente dio a las empresas una breve pausa de respiro, ya que las expuso a largo plazo a la competencia brutal de países como China. Hoy se sabe, pero hay quien todavía se hace ilusiones creyendo que nos salvarán el diseño y la creatividad por ser, en éstos ámbitos, superiores a los chinos. No es así, y si no logramos cambiar el curso actual de la historia corremos el peligro de acabar pidiendo limosna a los turistas asiáticos que viajen a nuestras ciudades-museo" (Napoleoni, pp. 227, 228, 229).

Nana Kic ©

Un Mundo Maravilloso.

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En su visita a México el 9 de marzo de 2024, la diputada del PP, Cayetana Álvarez de Toledo, agradeció en Twitter el respaldo de Xóchitl Gálvez y Felipe Calderón Hinojosa. En 2006, el expresidente José María Aznar del PP (1990-2004) pidió en México públicamente el voto por Felipe Calderón, contraviniendo el artículo 33 de la Constitución mexicana. Felipe Calderón obtuvo el reconocimiento inmediato del presidente José Luis Rodríguez Zapatero del PSOE (2004-2011). En la misma semana de Cayetana, la Internacional Socialista, encabezada por el presidente Pedro Sánchez del PSOE (2018-2024), dio a conocer un comunicado aprobado en la última semana de febrero en Madrid, en el que expresaba su preocupación por el clima de violencia en México y la posible influencia del crimen organizado en el proceso electoral. Felipe González, exsecretario del PSOE y expresidente (1982-1996), terminó como asesor de Carlos Slim Helú. Mientras Felipe González, José María Aznar y Mariano Rajoy pedían la destitución inmediata de Nicolás Maduro, el jefe del Grupo de Puebla, José Luis Rodríguez Zapatero, el mismo que reconoció inmediatamente a Felipe Calderón; rechazó la detención inmediata de Nicolás Maduro y jugó un papel clave en el exilio de Edmundo González Urrutia en España. Oriol Malló en "El Cartel español. Historia crítica de la reconquista económica de México y América Latina (1898-2008)" (AKAL, 2011), explica que las diferencias ideológicas entre el Partido Socialista Obrero Español (PSOE) y el Partido Popular (PP) desaparecen cuando se trata de intereses: Iberdrola, Endesa, Repsol YPF, Telefónica, BBVA, La Caixa, Grupo Santander. Mientras el PP se arroga el papel de ser una derecha neoconservadora y aliada incondicional de Estados Unidos, participando de cualquier tipo de maniobras desestabilizadoras contra gobiernos. El PSOE se decanta por una estrategia más fina. Articula una política menos agresiva y conciliadora. Por encima de las ideologías, se sitúa como defensor de los intereses de las empresas españolas asentadas en la zona. Por ésta razón apela al entendimiento y el diálogo. El primero de los acuerdos entre Adolfo Suárez (1976-1981) y José López Portillo (1976-1982) fue que PEMEX asumiera el control, gestión y construcción de la refinería de Petróleos del Norte (Petronor) en Muskiz, en las costas de Bilbao, tras la huida accionaria de la norteamericana Gulf al perder sus reservas iraníes tras la Revolución chií. Operación que involucró a toda la alta burocracia mexicana y al cuerpo de ingenieros de PEMEX desde julio de 1979 y que inició la histórica alianza con la industria petrolera española. A finales de 1978, el rey Juan Carlos Bourbon intercedió ante el gobierno de López Portillo para que una pequeña parte de las abultadas reservas petroleras de México se invirtiera en el sector español de los hidrocarburos, gravemente herido por la crisis energética mundial y con secciones enteras en peligro de inminente bancarrota. El Ministerio de Comercio y los funcionarios del Instituto Nacional de la Industria (INI) lograron convencer al gobierno mexicano para que PEMEX invirtiera en Petronor, una empresa de capital mixto dominada por el Banco de Bilbao, el Banco de Vizcaya, la Caja de Ahorros Provincial y la Caja Municipal de Bilbao, un rescate que se anunció como la plataforma definitiva para que PEMEX penetrara en el mercado europeo. Gracias a ésta decisión, México compró acciones de Petronor en 1979 y luego en 1981, el mayor paquete accionarial de ésta refinería, un 34,29 por 100, u 81 millones de dólares. López Portillo recibió el Premio Príncipe de Asturias de la Cooperación Internacional en 1981, antes de que la deuda pública, la inflación y el desplome de los precios del petróleo produjeran la devaluación de los años ochenta. La poca rentabilidad del rescate de la refinería de Muskiz comportó que el gobierno de Miguel de la Madrid (1982-1988), ya en 1987, intentara sacar al mercado bursátil un paquete de 15 por 100 de las acciones de Petronor a fin de capitalizarse e iniciar su expansión europea. Los directivos del Instituto Nacional de Hidrocarburos, sucesor del INI, y Repsol, empresa pública todavía, convencieron a los principales socios de Petronor, el Banco Bilbao Vizcaya (BBV) y PEMEX para que les vendieran sus acciones en Petronor, incluida la propiedad de la refinería de Bilbao, a cambio de que el banco vasco y la paraestatal mexicana tuvieran un lugar en la junta de accionistas de Repsol. Acuerdo firmado en 1989 en el gobierno de Carlos Salinas de Gortari, donde PEMEX tuvo que aclarar a Repsol que la adquisición de su paquete accionario por parte de ésta empresa no significaba que adquiriera derechos para realizar trabajos de exploración petrolera en México. Éste acuerdo catapultó a la compañía pública Repsol en el mercado mundial, pues tras adquirir el 34,4 por 100 que PEMEX poseía en Petronor, adquirió el control completo de la refinería que la convirtió en un jugador del mercado europeo del petróleo. El 18 y 19 de julio de 1991, en Guadalajara, Jalisco, se celebró la I Cumbre Iberoamericana de Jefes de Estado y de Gobierno, reuniendo en torno a los presidentes Carlos Salinas de Gortari (PRI) y Felipe González (PSOE), a las naciones de no habla inglesa del continente, incluida Brasil, bajo la presidencia de Juan Carlos Bourbon. La Declaración de Guadalajara, el primer manifiesto conjunto de la Comunidad Iberoamericana de Naciones, repetía los preceptos del Consenso de Washington. El 1991 surgió el Instituto Cervantes y la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo con la idea de implementar dos vías de influencia duradera en América. Un armazón de becas, subvenciones, convenios con universidades y otros proyectos que iban a generar un intercambio de estudiantes, profesores y gestores hacia España, las próximas élites latinoamericanas del capitalismo. La "batalla cultural" también librada por la fundación Cánovas del Castillo del PP, la fundación Pablo Iglesias del PSOE, la fundación Carolina, etc. Así como instituciones para el estudio y fomento de la democracia, la paz, el desarrollo, la cooperación y negociación creadas por el PP y el PSOE. Las sociedades implosionan y se desintegran porque quienes las administran no saben ponerse al ritmo de los tiempos, no porque un grupo de fanáticos logre conquistar el poder durante unos años. El bloque soviético, por ejemplo, se desintegró porque el Politburó y la nomenclatura no comprendieron que un sistema que dio resultado durante las primeras décadas de la URSS se había vuelto obsoleto y tenía que cambiar. El KGB era consciente de ello y se preparó para el nuevo orden. Así, el hombre que guía la nueva Rusia es Vladimir Putin, ex jerarca de los servicios secretos soviéticos. En el caso de México el Partido Revolucionario Institucional (PRI) logró fomentar un considerable crecimiento económico entre 1940 y 1974, que coincide con el inicio de la Segunda Guerra Mundial y finaliza con la crisis petrolera mundial de 1973: el embargo petrolífero de la OPEP. La clave de la estabilidad política se basaba en la incorporación orgánica de los sectores populares: la Confederación de Trabajadores de México (CTM), que controlaba a la clase obrera; la Confederación Nacional Campesina (CNC), que controlaba a los campesinos, en su mayoría en un sistema de uso comunal de la tierra de propiedad estatal; la Confederación Nacional de Organizaciones Populares (CNOP), que trataba de organizar a sectores populares. Un sistema de clientelismo político basado en la entrega de puestos de trabajo, salarios, subsidios, bienes y servicios en un amplio plan populista. Entre 1956 y 1969 la CIA reclutó agentes en los niveles más altos del gobierno: LITENSOR (Adolfo López Mateos), LITEMPO-1 (Emilio Bolaños Cacho), LITEMPO-2 (Gustavo Díaz Ordaz de Bolaños Cacho), LITEMPO-4 (Fernando Gutiérrez Barrios), LITEMPO-8 (Luis Echeverría Álvarez). El PRI perdió el poder en la economía globalizada con el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), aunque Miguel de la Madrid, Carlos Salinas de Gortari y Ernesto Zedillo Ponce de León facilitaron el proceso, el sistema revolucionario estaba obsoleto con la globalización de la economía. Gilberto Calderón Ortiz en "La privatización de la banca en México" (UAM, 1991), ubica que es la continuación de un proceso emprendido por el gobierno a partir de 1982. A finales de ese año, el número de paraestatales se consideraba cercano a 1,200, incluida la Banca. En septiembre, la participación del Estado en la economía, a través de las empresas públicas, alcanzó su punto más elevado. Sin embargo, el universo de ésas empresas aportaba el 15% del PIB y ocupaba el 5% de la población económicamente activa, pero una sola empresa pública, PEMEX, aportaba el 10% del PIB. Una breve síntesis nos lleva a señalar que fue el propio gobierno el que hizo posible, con la autorización para el establecimiento de la Banca múltiple, en 1976, que los grupos financieros bancarios elevaran su importancia en la economía nacional, al concentrar la expansión del sistema bancario. Ésto trajo como consecuencia que los banqueros acumularan un inmenso poder económico y político. En 1981, dos instituciones bancarias –BANCOMER y BANAMEX- reunían alrededor de la mitad de las sucursales, de los activos, de la captación bancaria, las que, junto con otros tres grandes Bancos, menores en tamaño, reunían el 75% del total de activos: mucho más que países similares como Argentina y Brasil, e incluso de distinto nivel de desarrollo, como Estados Unidos y Francia. Con el desplome de los precios del petróleo a nivel internacional, la marcha de la economía mexicana entró en su crisis más aguda de aquella época y alejó la utópica promesa de que debíamos prepararnos para administrar la riqueza. Las devaluaciones del peso no se hicieron esperar y ya en 1981 la expectativa de una fuerte devaluación hace que los especuladores adquieran divisas para garantizar una ganancia cambiaria. En éste proceso, la Banca privada se benefició en forma importante, pues fomentaba, operaba e instrumentaba la especulación y la fuga de divisas. De una utilidad bruta de la Banca, al 31 de agosto de 1982 de cerca de 18,400 millones de pesos, más de 8,900 provenían de operaciones cambiarias. Si calculamos el porcentaje, resulta que por especulación se llevaron cerca del 50%. Para protegerse de la hecatombe, una parte de la sociedad mexicana entró en un proceso de transacciones donde sólo el dólar daba seguridad. La nacionalización de la Banca y el control de cambios fueron las medidas que se aplicaron como las salidas más viables. Ciertos sectores de los industriales y comerciantes amenazaron con parar sus actividades, lo cual no tuvo éxito. Pasado el golpe traumático de la Banca, había que satisfacer a los ahora ex-banqueros. Aunque mantenida en secreto, se calcula que la indemnización fue de 1,200 millones de dólares, de aquel entonces. Se pagaron con una emisión de los denominados Bonos de Indemnización Bancaria, los que para 1984 ascendían, en valor, a los 1,453 millones de dólares. A ello había que agregar el pago de los intereses que en 1987 eran ya de 160% al año. La suma de todo ello fue amortizada totalmente en 1989. La indemnización, que debía ser a 10 años, se hizo sólo en uno. En lugar de darle 19,845.6 millones al ex-dueño de BANCOMER, 20,301.3 al ex-propietario de BANAMEX y por SERFIN 7,089.6, se dieron 52,724.9, 47,153.1 y 18,292.4, respectivamente. Tenemos otros dos casos un poco especiales, los del Multibanco COMERMEX y Banca CREMI. En el caso del primero, a su dueño –Eloy S. Vallina- se le detectaron serías anomalía e irregularidades, por lo que sufrió fuertes descuentos al ser indemnizado, en tanto que el dueño de CREMI, Alberto Bailleres no se le permitió entrar a la reciente puja por adquirir el que fuera su Banco, logrando sólo comprar un asiento en el Consejo de Administración de un Banco ibérico. Con la llegada al poder del régimen de Miguel de la Madrid, el gobierno buscó congraciarse con la clase empresarial y, en mayo de 1984, informó que regresaba las acciones de las empresas que obraban en poder de los Bancos, por la vía de su venta. Pasado el 1º de mayo de 1990, Carlos Salinas de Gortari anunció que privatizaría la Banca. Para el 17 de mayo, el Secretario de Hacienda, Pedro Aspe, anunció que el gobierno se desprendía de la Banca porque no se justificaba que el Estado poseyera esos cuantiosos recursos. Posteriormente, el Subsecretario de esa misma dependencia, Guillermo Ortiz, declaró que la privatización no obedecía a presiones de ninguna índole y que seguiría siendo controlada por los mexicanos, declaración ésta que posteriormente fue desmentida por otro funcionario público, el Director de SOMEX, quien dijo que la privatización era un proceso íntimamente ligado a la firma del Tratado de Libre Comercio. Se reconoció que la privatización no se debió a la ineficiencia durante la administración estatal, pues de 1986 a 1990 las utilidades aumentaron en 16.4%, según un estudio de la Bolsa de Valores. A pesar de ello y para hacerla más codiciable, la Secretaría de Hacienda estableció un programa para elevar su capitalización, en 10 de los 18 Bancos. Previamente, el Estado había alentado la conformación de grupos corporativos (también denominados controladores), aunque éstos no necesitaban mayormente de ese aliento. Así se pondría a la venta el 70% de las acciones serie B, propiedad del Estado (pues recuérdese que con Miguel de la Madrid se vendió, en serie B, un 30% a la iniciativa privada. En esa situación se encontraban las Compañías de Seguros, de fianzas, arrendadoras, Casas de Bolsa, etc.). Los grupos corporativos en puja podrían acceder sólo al 30% de las acciones puestas a la venta, en tanto un 20% de las acciones se ofrecerían en subasta a los 900 empresarios del país, aglutinados en los denominados consejos regionales. Y aquí viene lo interesante: si los consejos regionales no compraban todo ese 20%, lo podría adquirir el grupo controlador: "Hasta el día 18 de agosto de 1991, se han vendido cuatro Bancos. El primero fue el Multibanco Mercantil, el 10 de junio. El representante de la Casa de Bolsa PROBURSA (la sexta en importancia, por el monto de sus operaciones y de empleados: cerca de 300 personas), José Maradiaga Lomelín, pagó 611 200 millones de pesos para quedarse con el 77.19% del capital social. (El restante ya estaba en poder de Gastón Azcárraga, Jacobo Zaidenweber, Boris Sigal, etc., en la serie "B"). Se trata de un Banco múltiple regional, con utilidades netas de enero a abril de 23 mil 51 millones de pesos. Sus activos, para finales de junio, fueron 537 mil millones de pesos y su valor, a precios de mercado para abril del año que corre, fue de 406 mil 715 millones. Ocupa el lugar Nº 25 entre los intermediarios… La integración de los recursos de PROBURSA y el Multibanco suman 7.5 billones de pesos, lo que lo coloca en el 2º lugar en tamaño, después de BANAMEX… El segundo banco vendido –también asignado a una Casa de Bolsa- fue BANPAIS. Al frente de 200 inversionistas se encuentra Julio César Villarreal, de la Casa de Bolsa INVERLAT y miembro del grupo financiero MEXINVAL. Ocupa el lugar Nº 33 entre los intermediarios financieros, por sus fondos (317 mil millones de pesos) y los recursos que maneja son del orden de los 142 mil millones de pesos. Por el Banco ofrecieron 544 mil 989 millones de pesos, tres veces su valor en libros. Según el gobierno su capital era, en abril, de 172 mil 300 millones. En los primeros cuatro meses del año obtuvo 8 mil 171 millones de pesos, por concepto de utilidades… El siguiente banco privatizado fue Banca CREMI, vendido a la Casa de Bolsa MULTIVALORES, representada por Hugo Villa Manzo. Su precio fue de 748 mil 291 millones, equivalente a 3.4 veces su valor en libros. Administra fondos cercanos a los 666 mil millones de pesos, los que junto al billón de la Casa de Bolsa lo coloca, automáticamente, en el lugar décimotercero… Hasta el momento de escribir éstas líneas, el último Banco en privatizarse fue BANCA CONFIA, asignado al Grupo ABACO… Al frente del grupo que compró BANCA CONFIA se encuentra Lankenau Rocha, respaldado por las principales familias de Monterrey, como son los Garza Sada, Canales Clariond, Sada Zambrano y Maíz Mier, entre otras… Próximamente se venderán los Bancos más importantes del país, los gigantes del sistema bancario: BANAMEX y BANCOMER… BANAMEX es el mayor Banco del país. El número de sus cuentahabientes es de 195 355, seguido por BANCOMER con 151 649, SERFIN con 91 525, COMERMEX con 77 027 y SOMEX con 20 544" (Calderón Ortiz, pp. 55, 56). En el Consejo de Administración del privatizado BANPAIS se encuentran representantes de Grupo Alfa, Grupo Cydsa, Instituto Tecnológico de Monterrey, industriales de Jalisco, Puebla y venezolanos, además de miembros del grupo embotellador PepsiCola. En BANAMEX, consejeros en las siguientes industrias: Grupo Industrial Atenquique, Corporación Industrial San Luis, Grupo Condumex, Kimberly Clark, Grupo Alfa, Celanese Mexicana, etc. Ya en 1991 BANAMEX administra cerca de 10 billones de pesos y sus activos son de más de 23 billones (en 1990). Durante el primer trimestre de 1990 obtuvo utilidades netas por 198 mil 93 millones de pesos. Le siguió BANCOMER, con 142 mil 552 millones, SERFIN, con 116 mil 178 millones y COMERMEX, con 42 mil 534. Al final de 1990, BANAMEX había ganado 1 billón, 4 mil 862 millones de pesos. Sus compradores deberían ofrecer entre 2.4 (802 millones de dólares) a 5.4 (1 800 millones de dólares), que representan de 2 a 4.5 veces el valor contable y el 31% de las acciones. Dos connotados hombres de negocios van por ese Banco: por un lado, Roberto Hernández Ramírez, en sociedad con Alfredo Harp Helú; y por el otro, Manuel Senderos Irigoyen. BANCOMER, que opera en todos los Estados y cuenta con 36 mil 700 empleados, 756 sucursales, 1 150 cajeros automáticos, 4 agencias y 5 firmas en el extranjero, además de utilidades en los 5 primeros meses del presente año por 399 mil millones de pesos, también ha sido puesto a la venta. Para ello, ya desde octubre de 1990 se dijo que primero sería financieramente saneado. Su ex-dueño, Manuel Espinosa Yglesias, quiere volver a ocupar la presidencia del que fue su Banco. Declara que el gobierno no lo quiere dejar entrar en la puja por razones políticas, sin aclarar cuáles serían esas razones. A los dueños de los dos Bancos más poderosos del país, hasta antes de la nacionalización, parece que el Estado les está cerrando las puertas durante el actual proceso de privatización. A Espinosa Yglesias, por lo pronto, lo ha vetado y habrá que ver si regresa a BANCOMER. A Agustín Legorreta no le dan acceso a la puja por BANAMEX y tampoco le dejaron que comprara Banca CONFIA, aunque su postura estuvo debajo de la oferta de Jorge Lankenau, por 0.07 menos del 1%. Recuérdese que Espinosa Yglesias y Legorreta Chauvet son los más grandes responsables públicos de lo que pasó en 1982.  A Legorreta, junto a Manuel Somoza Alonso, se les considera responsables del crack de la Bolsa de 1987. Así, parece que ambos tendrán obstáculos para volver a ser banqueros. Hasta ahora, la intermediación financiera extranjera no ha mostrado interés por incorporarse a la Banca mexicana. Declarativamente, los americanos han dicho que sólo BANAMEX, BANCOMER, SERFIN y COMERMEX, es decir, los Bancos mexicanos más grandes, son atractivos para el City Bank, el Chase Manhattan Bank, el Firts International y Morgan. A su vez, la banca canadiense no ha manifestado ningún interés, por lo menos declarativamente. A pesar de años de publicidad, a Grupo Financiero BBVA Bancomer lo seguimos llamando BANCOMER (Banco de Comercio), al estadounidense Citigroup como BANAMEX (Banco Nacional de México), al canadiense Scotiabank Inverlat como Multibanco COMERMEX (Banco Comercial Mexicano), al inglés HSBC México como BITAL (Banco Internacional), a Grupo Financiero Santander Mexicano como SERFÍN (Banca de Servicios Financieros, Banco de Londres y de México): "El caso particular de Cementos Mexicanos –que ya es empresa transnacional- no será la excepción, sino la regla: se fusionó con cuatro empresas norteamericanas (entre ellas, la Gulf Cast Portland Cement. Co. y la Houston Shell and Concret Co.). Así la economía en México marcha inevitablemente hacia una mayor integración con los E.U. y Canadá, en donde su fuerza de trabajo barata es un incentivo para una inversión externa mayor… Tenemos el caso de privatización de la minera Cananea, empresa que en julio de 1988 pasó a manos de Nacional Financiera, pues Jorge Larrea, su dueño, se declaró en quiebra. Saneadas sus finanzas, Cananea regresó 4 meses después a su antiguo dueño. Al ser propietario también de la Minera Nacozari, Larrea se hizo del control del 6% del cobre mundial. Al momento de su privatización, dicha empresa tenía ventas acordadas por 300 millones de dólares. El caso de Teléfonos de México es ilustrativo, empresa con un valor de 3,900 millones de dólares y ganancias de 1,100 millones de dólares. Se vendió al ahora amigo de Andrés Manuel López Obrador, Carlos Slim Helú, apoyado en capitales de la South Western Bell y de la France Telecom. Con 400 millones, Slim compra el 5% de las acciones y logra el control efectivo de tan prometedora empresa. Para recuperar la inversión sólo le bastaba esperar tres años manteniendo las mismas tarifas; sin embargo, no quiso esperar tanto tiempo y se optó por elevar el costo del servicio en proporción tal, que no sólo protestó el ciudadano común. Es fácil observar que no hay tal destrucción de monopolios sino su consolidación y que las medidas que se toman no tienen ningún rasgo democrático, pues no hay consultas ciudadanas ni mucho menos referéndum, que consulten a las grandes mayorías" (Calderón Ortiz, pp. 42, 43).

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Mad Bomber & Unabomber.

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Vicente Garrido & Patricia López Lucio en "El rastro del asesino: El perfil psicológico de los criminales en la investigación policial" (ARIEL, 2010) analizan el perfil criminológico de Mad Bomber ("El loco de las bombas"). El 16 de noviembre de 1940 se descubrió una bomba –que no llegó a explotar- en el edificio de la Edison Consolidated en Manhattan, Nueva York, la compañía encargada de suministrar electricidad a la ciudad. Junto a la bomba había una nota escrita a mano, en mayúsculas, que decía: "Con Edison, ladrones –Ésto es para ti". Firmaba "F.P.". Después de otra bomba fallida en 1941, el anónimo delincuente envió una carta a la policía explicando que, debido a la entrada de los EE.UU. en guerra, se iba a abstener de nuevos atentados durante el tiempo que durara la contienda. Y en efecto, una tercera bomba se halló en la Estación Grand Central en 1950, sin que tampoco llegara a explotar. Hasta que al cuarto intento llegara una bomba efectiva, también en 1950, fulminando una cabina de teléfonos de la Biblioteca Pública de Nueva York. Los atentados siguieron sucediéndose, resultando heridos de diversa consideración, hasta que en 1956 un artefacto ubicado en el teatro Paramount, de Brooklyn, hirió a seis personas gravemente, dando lugar a un ataque de pánico entre el público, y a la movilización masiva de la policía en la captura del que ya por entonces era conocido como Mad Bomber. Fue el momento en que el inspector Finney contactó con el Dr. James A. Brussel, un psiquiatra consultor del sistema de salud mental de Nueva York. Brussel desarrolló el siguiente perfil: Es un hombre. Paranoico. De mediana edad; de 40 a 50 años, introvertido. De constitución bien proporcionada. Es soltero, un solitario, quizás vive con una mujer mayor, pariente suya. Es alguien muy pulcro, aseado, de afectado apurado. No está interesado en las mujeres. De buena educación, pero de extracción extranjera. Es un mecánico habilidoso, cuidadoso con las herramientas. Es eslavo. Religioso. Si es criticado en su trabajo, puede ser violento. Se siente superior a los que le critican. El resentimiento sigue en aumento. Sus cartas las envía desde Westchester, ya que no es tan estúpido de echarlas al correo en la ciudad en la que reside. Probablemente envía las cartas en un lugar que está en el camino que va desde su casa a la ciudad de Nueva York. Una de las mayores concentraciones de polacos está en Bridgeport, Connecticut, y para ir allí a Nueva York hay que pasar por Westchester. Ha tenido una enfermedad grave, posiblemente algo del corazón. Cuando ustedes lo capturen, llevará un traje cruzado con el chaleco abotonado. Cuando la policía finalmente lo capturó, el 21 de enero de 1957 –después de buscar en los archivos de la compañía a alguien que tuviera razones para estar resentido por el trato recibido- observaron que Metesky tenía un taller arreglado para sus tareas de preparar bombas. Había sido herido en un accidente en 1930, y después de unos meses de subsidio, había sido despedido al hallársele incapacitado para el trabajo sin una aparente enfermedad física. Ante los ojos de los investigadores apareció un hombre bien proporcionado, de 54 años de edad, de origen polaco, soltero, que residía en una casa con sus dos hermanas mayores, y llevaba un traje cruzado con el chaleco perfectamente abotonado. Mestesky admitió tranquilamente ser el Mad Bomber, y reveló que las iniciales "F.P." significaban "Fair Play". Fue internado en un hospital psiquiátrico en 1957, donde permaneció hasta su muerte. El Dr. James A. Brussel dijo que había empleado el razonamiento deductivo, su experiencia y el cálculo de probabilidades. Su razonamiento fue el siguiente: ya que la paranoia toma un tiempo largo para desarrollarse –con frecuencia hasta diez años-, y el hecho de que la primera bomba había sido colocada en 1940, entonces dedujo que la enfermedad debía de haberse iniciado en 1930, lo que hacía que estuviera en la mediana edad en 1956, año en que desarrolló el perfil para la policía. ¿Por qué supo que era un paranoico? Porque ellos son capaces de mantener un resentimiento durante mucho tiempo, se sienten superiores intelectualmente, son pulcros, obsesivos, y les gusta que todo esté en orden, de ahí su letra meticulosa y la famosa chaqueta cruzada con el chaleco como hábito de vestir. Aunque sus notas sugerían un hombre educado, no empleaba el argot, de ahí que dedujera que se trataba de alguien extranjero, que escribía como si estuviera traduciendo de su idioma original. ¿Por qué de origen eslavo? Porque, históricamente las bombas se han empleado sobre todo en Europa Central. Lo de bien proporcionado se deriva de los clásicos estudios del psiquiatra alemán Kretschmer –en ése momento muy relevantes- el cual sugirió que el 85% de los paranoicos tienen una constitución atlética. ¿Por qué dijo que era soltero? Aquí se basó en que, a diferencia de las otras letras, la W la escribía inclinada, como si fueran dos U juntas, sugiriendo los pechos de una mujer, y ello revelaba un problema sexual, que hacía improbable que hubiera contraído matrimonio. El único punto inexacto del perfil fue su predicción de la enfermedad cardíaca. Pero no erró por mucho, ya que tenía tuberculosis pulmonar. El perfil de Brussel tuvo una gran repercusión, y puso de relieve entre el público la necesidad de expandir las fronteras de la investigación policial. El mensaje era que los policías deberían preocuparse no sólo por la evidencia física de un caso, sino que también tenían que atender a los restos conductuales o psicológicos de la escena del crimen. Alston Chase en "Harvard y la creación del Unabomber" (The Atlantic, 2000) analiza la participación de Ted Kaczynski en el experimento de Henry A. Murray. El número 7 de Divinity Avenue es hoy un moderno edificio académico de varios pisos, que alberga el Departamento de Biología Molecular y Celular de la universidad. En 1959, en el solar había una cómoda casa antigua, conocida como el Anexo, que servía de laboratorio en el que los miembros del personal del Departamento de Relaciones Sociales realizaban investigaciones con sujetos humanos. Allí, desde el otoño de 1959 hasta la primavera de 1962, los psicólogos de Harvard, dirigidos por el profesor Henry A. Murray, llevaron a cabo un experimento inquietante que ahora se consideraría éticamente indefendible con veintidós estudiantes universitarios. Para preservar el anonimato de éstos conejillos de indias, los experimentadores se referían a los individuos sólo por su nombre en clave. Uno de éstos estudiantes, a quien apodaron "Legal", fue Theodore John Kaczynski, quien un día sería conocido como Unabomber, y quien más tarde enviaría por correo o entregaría dieciséis paquetes bomba a científicos, académicos y otras personas durante diecisiete años, matando a tres personas e hiriendo a veintitrés. Theodore John Kaczynski nació en Chicago el 22 de mayo de 1942, fue un niño introvertido que pronto mostró su gran dote para los números. Con una personalidad compleja sufrió la presión de su madre por alcanzar el éxito y el acoso escolar de sus compañeros de clase. Pese a esas dificultades, su habilidad le permitió saltarse un curso en el Colegio Evergreen Park Central de Chicago y terminar los estudios de bachillerato dos años antes. Con dieciséis años y un coeficiente intelectual de 167, Kaczynski se graduó en la Universidad de Harvard. Obtuvo un doctorado en matemáticas en la Universidad de Michigan en 1967 y luego se incorporó al Departamento de Matemáticas de la Universidad de Berkeley como profesor. En 1971, Kaczynski se mudó a Great Falls, Montana; ése verano comenzó a construir una cabaña cerca de la ciudad de Lincoln, ochenta millas al suroeste de Great Falls, en un terreno que él y su hermano, David, habían comprado. Según la opinión generalizada, Ted Kaczynski, un brillante ex profesor de matemáticas convertido en un ermitaño de Montana y bombardeador de cartas, es, sencillamente, un enfermo mental. Es un esquizofrénico paranoide y no hay nada más en él que nos interese. Pero la opinión generalizada está equivocada. Kaczynski no era el solitario extremo que se le ha presentado ni un enfermo mental en ningún sentido clínico. Era un intelectual y un asesino convicto, y para entender las conexiones entre éstos dos hechos debemos volver a analizar su época en Harvard. En ése espacio conoció al psicólogo Henry Murray, cuyos experimentos de aquella época estaban subvencionados por la CIA y buscaban desarrollar nuevas técnicas para interrogar a los prisioneros con el fin de que confesaran sus delitos. Murray era el fundador de la sociedad psicoanalítica de Boston, realizaba estudios que entrañaban humillación y tormento psicológico para provocar en los sujetos un estrés severo. Ted Kaczynski tenía por entonces 16 años, ya que se había graduado dos años antes que el resto de sus compañeros, y fue entonces cuando participó sin saberlo en éste proyecto. Murray fue el hombre al que el Gobierno de Estados Unidos recurrió para que hiciera un perfil psicológico de Hitler antes de la Segunda Guerra Mundial. Y durante la contienda bélica trabajó para la Oficina de Servicios Estratégicos (OSS), el antecedente de la CIA por aquella época: ayudando a desarrollar pruebas de detección psicológica para los solicitantes y supervisando experimentos militares sobre lavado de cerebro. Todo dentro del programa de control mental de la CIA, llamado MK Ultra, inspirado en el uso de técnicas de control mental sobre prisioneros de guerra estadounidenses en Corea por parte de la Unión Soviética, China y Corea del Norte. Antes de la guerra, Murray había sido director de la Clínica Psicológica de Harvard. Después de la guerra, Murray regresó a Harvard, donde continuó perfeccionando las técnicas de evaluación de la personalidad. En 1948 envió una solicitud de subvención a la Fundación Rockefeller proponiendo "el desarrollo de un sistema de procedimientos para probar la idoneidad de los candidatos a oficiales de la marina". En 1950, había reanudado estudios sobre estudiantes universitarios de Harvard que había iniciado, en forma rudimentaria, antes de la guerra, titulados Evaluaciones multiformes del desarrollo de la personalidad entre estudiantes universitarios superdotados. El experimento en el que participó Kaczynski fue el último y el más elaborado de ellos. En su forma de posguerra, éstos experimentos se centraron en las relaciones diádicas estresantes, diseñando enfrentamientos similares a los simulacros de interrogatorio que había ayudado a orquestar para la OSS. El propio Murray llegó a describir su experimento de Harvard como brutal y abusivo. En 1998 el propio Ted Kaczynski habló de los experimentos de Murray cuando un tribunal federal de Sacramento lo condenó a cadena perpetua sin la posibilidad de libertad condicional. El Centro de Investigación Henry A. Murray del Instituto Radcliffe de Estudios Avanzados, aunque había facilitado a sus abogados algunos datos brutos sobre él, pero se había negado a compartir información sobre el análisis de ésos datos por parte del equipo de Murray. Kaczynski insinuó sombríamente que el Centro Murray parecía sentir que tenía algo que ocultar. Uno de los investigadores de su defensa informó que el centro había dicho a los psicólogos participantes que no hablaran con su equipo de defensa. El experimento de Murray tenía como objetivo medir cómo reaccionan las personas bajo estrés. Murray sometió a sus estudiantes a intensos interrogatorios que atacaban el ego de los sujetos y sus ideales y creencias más preciados. Kaczynski había dicho que fue presionado para participar. Su vacilación resultó ser sensata. Los investigadores no dieron a los voluntarios casi ninguna información sobre el experimento en el que participarían. A cada uno de los estudiantes superdotados se le pidió simplemente que respondiera afirmativamente a la siguiente pregunta: "¿Estaría usted dispuesto a contribuir a la solución de ciertos problemas psicológicos (partes de un programa en curso de investigación sobre el desarrollo de la personalidad), participando como sujeto de una serie de experimentos o realizando una serie de pruebas (una media de unas dos horas a la semana) a lo largo del año académico?" En realidad, nunca se sabría con claridad cuáles eran esos "ciertos problemas psicológicos". Y la prueba que sirvió como eje central de ésta tarea parece sorprendentemente similar a la prueba de estrés de la OSS. Los estudiantes serían sometidos al tercer grado. Pero mientras que los aspirantes a la OSS debían saber que soportar interrogatorios desagradables podía ser parte de su trabajo, éstos estudiantes no lo sabían. La intención era tomarlos por sorpresa, engañarlos y brutalizarlos. Ésas experiencias se prolongarían durante tres años. Se les hizo creer a los estudiantes que debatirían su filosofía de vida con otro estudiante como ellos. De hecho, se enfrentaron a un títere bien preparado: un abogado. Murray se ganaba la confianza de sus estudiantes y así conseguía conocer en detalle a los sujetos de su experimento, pero tras unos meses las sesiones cambiaron de escenario para pasar a una habitación iluminada donde sus alumnos permanecían atados a una silla frente a un espejo unidireccional y conectados a unos electrodos para monitorizar su frecuencia cardíaca y respiratoria, mientras los quebraba psicológicamente. Una cámara cinematográfica grabó todos sus movimientos y expresiones faciales a través de un agujero en la pared. No es de extrañar que la mayoría de los participantes lo consideraran muy desagradable y traumático. Durante el último año del experimento, Murray puso a los estudiantes a disposición de sus ayudantes de posgrado para que sirvieran como conejillos de indias para sus propios proyectos de investigación. Cada estudiante había pasado aproximadamente 200 horas en la investigación y había proporcionado cientos de páginas de información sobre sí mismo, sus creencias, su vida pasada, su familia, su vida universitaria y su desarrollo, sus fantasías, sus esperanzas y sueños, todo ello atacado en una prueba de estrés. La evidencia apunta a que el objetivo del experimento de Murray era ayudar a la CIA a determinar cómo probar o destruir la capacidad de un individuo para resistir un interrogativo. Es posible que los estudiantes hayan recibido drogas alucinógenas LSD durante los interrogatorios sin su consentimiento. Poco después de que Murray comenzara a realizar sus experimentos con Kaczynski y sus compañeros de clase, en 1969, Timothy Leary regresó a Harvard y, con la bendición de Murray, comenzó sus experimentos como psilocibina. En su autobiografía, Leary describió a Murray como "el mago de la evaluación de la personalidad que, como psicólogo jefe de la OSS, había supervisado experimentos militares sobre lavado de cerebro e interrogatorios con amital sódico". Varios de los participantes recordaban el experimento de Murray 25 años después. En 1987 "Cringe" recordaba la ira y la vergüenza, la mampara de cristal, los electrodos y los cables. "Drill" los electrodos, el medidor de presión arterial, los ataques psicológicos y la rabia experimentada. "Locust" la silla con electrodos, los insultos y la impotencia para responder. Se sintió engañado porque en lugar de asistir a un debate fue a recibir ataques psicológicos. Se supone que ésos experimentos están prohibidos, pero puedo dar fe que el Gobierno de México lo sigue practicando. Fue una de las peores experiencias de mi vida. No porque alguien intente quebrarte psicológicamente –es muy difícil que alguien pueda hacerlo en condiciones normales, ya sea porque te puedes defender físicamente o elaborar estrategias mentales-, sino porque no te permiten defenderte, te inducen la impotencia. Esos experimentos se realizan bajo la fachada del examen de polígrafo, pero una vez realizadas las preguntas inicia el ataque psicológico. En ése momento me di cuenta que era un engaño, ¡una prueba de estrés de grado militar! Cuando participó Ted Kaczynski tenía 16 años, era rechazado por sus compañeros de clase debido a su edad (genio precoz), tenía problemas familiares (una madre exigente) y un alto grado de introversión y aislamiento. Kaczynski se dio cuenta del objetivo, pero durante tres años se sometió al experimento de Murray para demostrar que no podía ser quebrado psicológicamente. Grave error, no sólo existen técnicas psicológicas para quebrarte mentalmente o para que saltes de las ventanas o los puentes (suicidios inducidos), sino para reducirte psicológicamente a la infancia. Kaczynski era uno de los participantes más vulnerables de Murray, estaba en Harvard gracias a una beca, uno de los más jóvenes y pobres del grupo. Se ha hablado de que Kaczynski era un "solitario" y de que el famoso esnobismo de Harvard lo había aislado aún más. En aquella época, el esnobismo era algo generalizado en Harvard. Un sólo paso en falso en el vestuario podía convertir a alguien en un paria. Y Kaczysnki tenía un aspecto desaliñado. Tenía sólo dos pares de pantalones y unas pocas camisas. Aunque las lavaba todas las semanas en la máquina de monedas que había en el sótano de la casa contigua al número 8 de Prescott, cada vez estaban más desaliñadas. Los estudiantes de primer año debían participar en deportes, por lo que Kaczynski se dedicó a la natación y luego a la lucha libre. Tocaba el trombón, como en el instituto, e incluso se unió a la banda de Harvard (que abandonó casi cuando se enteró de que tendría que asistir a sesiones de ejercicios). Jugaba al baloncesto. Hizo algunos amigos. Y de hecho, la mayoría de los informes de sus profesores, su asesor académico, su director de la casa y el personal de los servicios de salud sugieren que Kaczynski estaba en su primer año en Harvard completamente equilibrado, aunque tendía a ser un solitario. Sally Johnson, la psiquiatra forense que examinó al Unabomber empezó a preocuparse por su salud. El Unabomber tenía pesadillas terribles. Empezó a fantasear con vengarse de una sociedad que veía cada vez más como una fuerza maligna obsesionada con imponer el conformismo mediante controles psicológicos. Hoy en día, la sociedad no toleraría los engaños inherentes a los experimentos de Murray, pero entonces prevalecían otros criterios y su ética era definitivamente aceptable en su época. Pero la ética de la época era errónea y enmarcaba el primer encuentro de Kaczynski con un sistema de valores científicos temerarios. Cuando Kaczynski empezó a preocuparse por la posibilidad de un control mental, no estaba dando rienda suelta a delirios paranoides. En vista del experimento de Murray, no sólo era racional, sino que tenía razón. La universidad y el mundo psiquiátrico habían sido cómplices voluntarios de un experimento que había tratado a seres humanos como conejillos de indias y los había tratado brutalmente. He aquí una base lógica poderosa para la convicción expresada posteriormente por Kaczynski de que los académicos, en particular los científicos, eran servidores completamente comprometidos del sistema, empleados en el desarrollo de técnicas para el control del comportamiento de las poblaciones. Los experimentos llevados a cabo en la Universidad de Harvard fueron cuestionados tras los atentados de Kaczynski entre los años 1975 y 1995. Después de su arresto, la gente se dividió en dos grupos; los que creyeron que estaba simplemente loco, y los que creían que estaba condicionado y se había convertido en un monstruo después de los experimentos de Harvard. Kaczynski sintió que la justicia exigía que se vengara de la sociedad, pero en ese momento carecía de los recursos personales para hacerlo. Siempre había sido un bien chico. En lugar de eso buscaba escapar. Comenzó a soñar con separarse de la sociedad y vivir una vida primitiva. Kaczynski no tuvo un brote psicótico ni tenía esquizofrenia, simplemente llegó a la conclusión de que el área de matemáticas era un pilar de la sociedad tecnológica de control que odiaba y trabajó dos años sólo para reunir el dinero suficiente para vivir al margen de la sociedad: "Por lo tanto, y dentro del contraespionaje que llevaba a cabo la OSS, no es casualidad que estuviesen muy interesados en las "contribuciones psicoanalíticas" según revela el informe de Donovan (1942b), y que derivaron en el estudio del psicólogo de Harvard Henry Murray (1893-1988) sobre la personalidad de Hitler. Murray estuvo presumiblemente en conexión con el responsable de la OSS en Suiza Allen Dulles y éste con su consultor psicológico –según refiere Bair (2003, p. 492)- el Dr. Carl Jung… Jung ya había analizado en el año 1925 a Henry Murray durante la estancia del psicólogo americano en Suiza cuando éste tenía 32 años y por lo tanto es obvio que se conocían con anterioridad. Jung es citado como AGENTE 488 en la lista desclasificada de códigos de agentes y colaboradores de la OSS (National Archives, 1999). Por aquel entonces Jung había cautivado a Dulles con sus interpretaciones sobre el inconsciente colectivo alemán… En la documentación de Dulles también se cita al AGENTE 512 o su sobrenombre The Cub (el cachorro), que no otro que el doble agente nazi Hans Bernd Gisevius (1904-1974), un militar nazi seducido igualmente por la obra de Jung y que fue testigo clave en el proceso de Núremberg (1945-1946) contra el mariscal nazi Göering. Henry Murray, a quien podemos situar históricamente como el catalizador del psicoanálisis al servicio de la CIA, participó activamente con la OSS y también con la CIA en el programa MKultra (Roazen, 2003). Además de organizar y fundar la Sociedad Psicoanalítica de Boston, Murray es también conocido por el Test de Apercepción Temática. Éste profesor y psicólogo norteamericano, dirigió a finales de los años 60 un experimento vinculado a uno de los 149 subproyectos del programa MKultra. Dicho experimento estaba dirigido a verificar la resistencia al stress y fue realizado con alumnos de la Universidad de Harvard, quienes eran atados a unas sillas y conectados a unos electrodos de registro de actividad nerviosa, mientras recibían un ataque psicológico humillante e incesante (Chase, 2000)… Finalmente encontramos otro autor alemán, Kurt Lewin, psicólogo de la gestalt y uno de los fundadores de la psicología social norteamericana moderna…" (Sánchez de Miguel, Iturbide e Izarne Lizaso, pp. 44, 45).

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Manifiesto Kaczynski.

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La Revolución industrial y sus consecuencias han sido un desastre para la raza humana. Han aumentado enormemente la esperanza de vida de quienes vivimos en países "avanzados", pero han desestabilizado la sociedad, han hecho que la vida sea insatisfactoria, han sometido a los seres humanos a indignidades, han provocado sufrimiento psicológico generalizado (en el Tercer Mundo hasta sufrimiento físico también) y han infligido graves daños al mundo natural. El continuo desarrollo de la tecnología empeorará la situación. Ciertamente someterá a los seres humanos a mayores indignidades e infligirá mayores daños al mundo natural, probablemente conducirá a una mayor perturbación social y sufrimiento psicológico, y puede conducir a un mayor sufrimiento físico incluso en los países "avanzados". 2. El sistema tecnológico-industrial puede sobrevivir o colapsar. Si sobrevive, puede eventualmente alcanzar un bajo nivel de sufrimiento físico y psicológico, pero sólo después de pasar por un largo y muy doloroso período de adaptación y sólo al costo de reducir permanente a los seres humanos y muchos otros organismos vivos a productos diseñados y meros engranajes de la máquina social. Además, si el sistema sobrevive, las consecuencias serán inevitables: no hay forma de reformar o modificar el sistema para evitar que prive a las personas de dignidad y autonomía. 3. Si el sistema colapsa, las consecuencias seguirán siendo muy dolorosas. Pero cuanto más grande crezca el sistema, más desastrosos serán los resultados de su colapso, por lo que si va a colapsar, será mejor que lo haga más temprano que tarde. 4. Por lo tanto, abogamos por una revolución contra el sistema industrial. Ésta revolución puede o no hacer uso de la violencia; puede ser repentino o puede ser un proceso relativamente gradual que abarca algunas décadas. No podemos predecir nada de eso. Pero sí esbozamos de manera muy general las medidas que aquellos que odian el sistema industrial deberían tomar para preparar el camino para una revolución contra ésa forma de sociedad. Ésta no será una revolución política. Su objetivo será derrocar no a los gobiernos sino a la base económica y tecnológica de la sociedad actual… 6. Casi todo el mundo estará de acuerdo en que vivimos en una sociedad profundamente perturbada. Una de las manifestaciones más extendidas de la locura de nuestro mundo es el izquierdismo, por lo que una discusión sobre la psicología del izquierdismo puede servir como introducción a la discusión de los problemas de la sociedad moderna en general. 7. Pero, ¿qué es el izquierdismo? Durante la primera mitad del siglo XX el izquierdismo prácticamente podría haberse identificado con el socialismo. Hoy el movimiento está fragmentado y no está claro a quién se le puede llamar propiamente izquierdista. Cuando hablamos de izquierdistas en éste artículo, nos referimos principalmente a socialistas, colectivistas, tipos "políticamente correctos", feministas, activistas homosexuales y de personas con discapacidad, activistas por los derechos de los animales y similares. Pero no todos los que están asociados con uno de éstos movimientos son izquierdistas. Lo que intentamos alcanzar al discutir el izquierdismo no es tanto un movimiento o una ideología como un tipo psicológico, o más bien una colección de tipos relacionados… 9. Las dos tendencias psicológicas que subyacen al izquierdismo moderno las llamamos "sentimientos de inferioridad" y "sobresocialización". Los sentimientos de inferioridad son característicos del izquierdismo moderno en su conjunto, mientras que la sobresocialización es característica sólo de un cierto segmento del izquierdismo moderno; pero éste segmento es muy influyente. 10. Por "sentimientos de inferioridad" nos referimos no sólo a sentimientos de inferioridad en sentido estricto sino a todo un espectro de rasgos relacionados; baja autoestima, sentimientos de impotencia, tendencias depresivas, derrotismo, culpa, odio a sí mismo, etc. Argumentamos que los izquierdistas modernos tienden a tener algunos de ésos sentimientos (posiblemente más o menos reprimidos) y que éstos sentimientos son decisivos para determinar la dirección del izquierdismo moderno. 11. Cuando alguien interpreta como despectivo casi cualquier cosa que se dice sobre él (o sobre grupos con los que se identifica) concluimos que tiene sentimientos de inferioridad o baja autoestima. Ésta tendencia es pronunciada entre los activistas por los derechos de las minorías, pertenezcan o no a los grupos minoritarios cuyos derechos defienden. Son hipersensibles a las palabras utilizadas para designar a las minorías y a todo lo que se dice sobre las minorías… Algunos activistas por los derechos de los animales han llegado incluso a rechazar la palabra "mascota" e insisten en su sustitución por "animal de compañía". Los antropólogos izquierdistas hacen todo lo posible para evitar decir nada sobre los pueblos primitivos que pueda interpretarse como negativo. Quieren sustituir el mundo "primitivo" por el de "analfabetos". Parecen casi paranoicos ante cualquier cosa que pueda sugerir que una cultura primitiva es inferior a la nuestra. (No pretendemos dar a entender que las culturas primitivas son inferiores a las nuestras. Simplemente señalamos la hipersensibilidad de los antropólogos izquierdistas). 12. Quienes son más sensibles a la terminología "políticamente incorrecta" no son el habitante negro promedio de un gueto, el inmigrante asiático, la mujer maltratada o la persona discapacitada, sino una minoría de activistas, muchos de los cuales ni siquiera pertenecen a ningún grupo "oprimido", pero provienen de estratos privilegiados de la sociedad. La corrección política tiene su bastión entre los profesores universitarios, que tienen empleos seguros con salarios cómodos y la mayoría de los cuales son hombres blancos heterosexuales de familias de clase media a media alta. 13. Muchos izquierdistas tienen una intensa identificación con los problemas de grupos que tienen una imagen de débiles (mujeres), derrotados (indios americanos), repelentes (homosexuales) o inferioridades en algún otro sentido. Los propios izquierdistas sienten que éstos grupos son inferiores. Nunca admitirían ante sí mismos que tienen ésos sentimientos, pero es precisamente porque ven a éstos grupos como inferiores que se identifican con sus problemas. (No pretendemos sugerir que las mujeres, los indios, etc., son inferiores; sólo estamos señalando algo sobre la psicología izquierdista). 14. Las feministas están desesperadamente ansiosas por demostrar que las mujeres son tan fuertes y capaces como los hombres. Claramente les atormenta el temor de que las mujeres no sean tan fuertes y capaces como los hombres. 15. Los izquierdistas tienen a odiar todo lo que tenga una imagen de ser fuerte, bueno y exitoso. Odian a Estados Unidos, odian la civilización occidental, odian a los hombres blancos, odian la racionalidad. Las razones que dan los izquierdistas para odiar Occidente, etc., claramente no se corresponden con sus verdaderos motivos. Dicen que odian a Occidente porque es belicoso, imperialista, sexista, etnocéntrico, etc., pero cuando éstos mismos defectos aparecen en países socialistas o en culturas primitivas, los izquierdistas encuentran excusas para ellos, o en el mejor de los casos, a regañadientes admiten que existen; mientras que él señala con entusiasmo (y a menudo exagera enormemente) éstos fallos allí donde aparecen en la civilización occidental. Por tanto, está claro que éstos defectos no son el verdadero motivo de los izquierdistas para odiar a Estados Unidos y Occidente. Odian a Estados Unidos y Occidente porque son fuertes y exitosos. 17. Las formas de arte que atraen a los intelectuales izquierdistas modernos tienden a centrarse en la sordidez, la derrota y la desesperación, o bien adoptan un tono orgiástico, deshaciéndose del control racional como si no hubiera esperanza de lograr nada a través del cálculo racional y todo lo que quedara fuera sumergirse en las sensaciones del momento. 21. Los izquierdistas pueden afirmar que su activismo está motivado por la compasión o por principios morales, y el principio moral juega un papel para el izquierdista del tipo sobresocializado. Pero la compasión y los principios morales no pueden ser los principales motivos del activismo de izquierda. La hostilidad es un componente demasiado prominente del comportamiento izquierdista; también lo es el impulso por el poder. Además gran parte del comportamiento izquierdista no está racionalmente calculado para beneficiar a las personas a quienes los izquierdistas dicen estar tratando de ayudar. Por ejemplo, si uno cree que la acción afirmativa es buena para los negros, ¿tiene sentido exigirla en términos hostiles o dogmáticos? Obviamente, sería más productivo adoptar un enfoque diplomático y conciliador que hiciera al menos concesiones verbales y simbólicas a los blancos que piensan que la acción afirmativa los discrimina. Pero los activistas de izquierda no adoptan ése enfoque porque no satisfaría sus necesidades emocionales. Ayudar a los negros no es su verdadero objetivo. En cambio, los problemas raciales les sirven como excusa para expresar su propia hostilidad y su frustrada necesidad de poder. Al hacerlo, en realidad perjudican a los negros, porque la actitud hostil de los activistas hacia la mayoría blanca tiende a intensificar el odio racial. 24.  Los psicólogos utilizan el termino socialización para designar el proceso mediante el cual se capacita a los niños para pensar y actuar y como exige la sociedad. Se dice que una persona está bien socializada si cree y obedece el código moral de su sociedad y encaja bien como parte funcional de ésa sociedad. Puede parecer absurdo decir que muchos izquierdistas están sobresocializados, ya que se les percibe como rebeldes. Sin embargo, la posición se puede defender. Muchos izquierdistas no son tan rebeldes como parecen. 27. Argumentamos que un segmento muy importante e influyente de la izquierda moderna está sobresocializado y que su sobresocialización es de gran importancia para determinar la dirección del izquierdismo moderno. Los izquierdistas de tipo sobresocializado tienden a ser intelectuales o miembros de la clase media alta. Nótese que los intelectuales universitarios constituyen el segmento más socializado de nuestra sociedad y también el segmento más de izquierda. 28. El izquierdista del tipo sobresocializado intenta liberarse de su atadura psicológica y afirmar su autonomía rebelándose. Pero normalmente no es lo suficientemente fuerte como para rebelarse contra los valores más básicos de nuestra sociedad. En términos generales, los objetivos de los izquierdistas de hoy no están en conflicto con la moralidad aceptada. Por el contrario, la izquierda toma un principio moral aceptado, lo adopta como propio y luego acusa a la sociedad en general de violar ése principio. Ejemplos: igualdad racial, igualdad de sexos, ayuda a los pobres, paz en lugar de guerra, no violencia en general, libertad de expresión, bondad hacia los animales. Más fundamentalmente, el deber del individuo de servir a la sociedad y el deber de la sociedad de cuidar del individuo. Todos éstos valores han sido profundamente arraigados en nuestra sociedad (o al menos en sus clases media y alta) durante mucho tiempo. Éstos valores están expresados o presupuestos explícita o implícitamente en la mayor parte del material que nos presentan los principales medios de comunicación y el sistema educativo, especialmente aquellos del tipo sobresocializado, generalmente no se rebelan contra éstos principios, sino que justifican su hostilidad hacia la sociedad afirmando (con cierto grado de verdad) que la sociedad no está a la altura de éstos principios. 29. He aquí un ejemplo de la forma en que el izquierdista sobresocializado muestra su apego real a las actitudes convencionales de nuestra sociedad mientras finge estar en rebelión contra ella. Muchos izquierdistas presionan por la acción afirmativa, por trasladar a los negros a empleos de alto prestigio, por una mejor educación en las escuelas negras y más dinero para dichas escuelas; el modo de vida de la clase baja negra lo consideran una vergüenza social. Quieren integrar al hombre negro en el sistema, convertirlo en un ejecutivo de negocios, un abogado, un científico como los blancos de clase media alta. Los izquierdistas responderán que lo último que quieren es convertir al hombre negro en una copia del hombre blanco; en cambio, quieren preservar la cultura afroamericana. Pero, ¿en qué consiste ésta preservación de la cultura afroamericana? Difícilmente puede consistir en otra cosa que comer comida al estilo negro, escuchar música al estilo negro, vestir ropa al estilo negro e ir a una iglesia o mezquita al estilo negro. En otras palabras, sólo puede expresarse en asuntos superficiales. En todos los aspectos esenciales, la mayoría de los izquierdistas del tipo sobresocializado quieren hacer que el hombre negro se ajuste a los ideales blancos de clase media. Quieren obligarlo a estudiar materias técnicas, convertirse en ejecutivo o científico, pasar la vida ascendiendo en la escala de estatus para demostrar que los negros son tan buenos como los blancos. Quieren hacer responsables a los padres negros, quieren que las pandillas negras se vuelvan no violentas, etc. Pero éstos son exactamente los valores del sistema tecnológico industrial. Al sistema no le importa qué tipo de música escucha un hombre, qué tipo de ropa usa o en qué religión cree, siempre y cuando estudie en la escuela, tenga un trabajo respetable, ascienda en la escala de estatus, sea un padre responsable, no violento, etc. En efecto, por mucho que lo niegue, el izquierdista sobresocializado quiere integrar al hombre negro en el sistema y hacerle adoptar sus valores. 40. En la sociedad industrial moderna sólo es necesario un esfuerzo mínimo para satisfacer las necesidades físicas. Basta seguir un programa de formación para adquirir alguna pequeña habilidad técnica, luego llegar a trabajar a tiempo y realizar el modesto esfuerzo necesario para conservar un empleo. Los únicos requisitos son una moderada cantidad de inteligencia y, sobre todo, simple OBEDIENCIA. Si uno los tiene, la sociedad se ocupa de uno desde la cuna hasta la tumba. (Sí, hay una clase baja que no puede dar por sentadas las necesidades físicas, pero aquí estamos hablando de la sociedad en general). Por lo tanto, no es sorprendente que la sociedad moderna esté llena de actividades sustitutas. Éstos incluyen el trabajo científico, los logros deportivos, el trabajo humanitario, la creación artística y literaria, el ascenso en la escala corporativa, la adquisición de dinero y bienes materiales más allá del punto en el que dejan de brindar satisfacción adicional, y el activismo social cuando aborda cuestiones que no son importantes para el activista personalmente, como en el caso de los activistas blancos que trabajan por los derechos de las minorías no blancas. 47. Entre las condicionales anomales presentes en la sociedad industrial moderna se encuentran la excesiva densidad de población, el aislamiento del hombre de la naturaleza, la excesiva rapidez del cambio social y la desintegración de comunidades naturales en pequeña escala, como la familia extensa, la aldea o la tribu. 48. Es bien sabido que el hacinamiento aumenta el estrés y la agresión. El grado de hacinamiento que existe hoy y el aislamiento del hombre de la naturaleza son consecuencias del progreso tecnológico. Todas las sociedades preindustriales eran predominantemente rurales. La Revolución Industrial aumentó enormemente el tamaño de las ciudades y la proporción de la población que vive en ellas, y la tecnología agrícola moderna ha hecho posible que la Tierra pueda sustentar una población mucho más densa que antes. Además, la tecnología exacerba los efectos del hacinamiento porque pone en manos de las personas mayores poderes disruptivos. Por ejemplo, una variedad de dispositivos que producen ruido: cortadoras de césped, radios, motocicletas, etc. Si el uso de éstos dispositivos no está restringido, las personas que quieren paz y tranquilidad se sienten frustradas por el ruido, si se restringe su uso, las personas que usan los dispositivos se sienten frustradas por las regulaciones, pero si éstas máquinas nunca se hubieran inventado no habrían generado conflicto ni frustración. 49. Para las sociedades primitivas, el mundo natural (que normalmente cambia lentamente) proporcionaba un marco estable y, por tanto, una sensación de seguridad. En el mundo moderno es la sociedad humana la que domina la naturaleza y no al revés, y la sociedad moderna cambia muy rápidamente debido al cambio tecnológico. Por tanto, no existe un marco estable. 50. Los conservadores son tontos: se quejan de la decadencia de los valores tradicionales, pero apoyan con entusiasmo el progreso tecnológico y el crecimiento económico. Aparentemente nunca se les ocurre que no se pueden hacer cambios rápidos y drásticos en la tecnología y la economía de una sociedad sin provocar también cambios rápidos en todos los demás aspectos de la sociedad, y que esos cambios rápidos inevitablemente destruyen los valores tradicionales. 51. La ruptura de los valores tradicionales implica en cierta medida la ruptura de los vínculos que mantienen unidos a los grupos sociales tradicionales de pequeña escala. La desintegración de grupos sociales de pequeña escala también se ve favorecida por el hecho de que las condiciones modernas a menudo exigen o tientan a los individuos a trasladarse a nuevos lugares, separándose de sus comunidades. Más allá de eso, una sociedad tecnológica tiene que debilitar los lazos familiares y las comunidades locales para funcionar eficientemente. En la sociedad moderna, la lealtad de un individuo debe ser primero hacia el sistema y sólo en segundo lugar hacia una comunidad de pequeña escala, porque si las lealtades internas de las comunidades de pequeña escala fueran más fuertes que la lealtad al sistema, dichas comunidades buscarían su propia ventaja a expensas del sistema. 54. Algunas ciudades preindustriales eran muy grandes y estaban superpobladas, pero sus habitantes no parecen haber sufrido problemas psicológicos en la misma medida que el hombre moderno. Hoy en día en Estados Unidos todavía hay zonas rurales poco pobladas y encontramos allí los mismos problemas que en las zonas urbanas, aunque los problemas tienden a ser menos agudos en las zonas rurales. Por tanto, el hacinamiento no parece ser el factor decisivo. 58. Sería posible dar otros ejemplos de sociedades en las que habido cambios rápidos y/o falta de vínculos comunitarios estrechos sin el tipo de aberración conductual masiva que se observa en la sociedad industrial actual. Sostenemos que la causa más importante de los problemas sociales y psicológicos en la sociedad moderna es el hecho de que las personas no tienen suficientes oportunidades de atravesar el proceso de poder de manera normal. No queremos decir que la sociedad moderna sea la única en la que el proceso de poder se ha visto perturbado. Probablemente la mayoría, si no todas las sociedades civilizadas han interferido con el proceso de poder en mayor o menor medida. Pero en la sociedad industrial moderna el problema se ha vuelto particularmente grave. El izquierdismo, al menos en su forma reciente (de mediados de finales del siglo XX), es en parte un sistema de privación con respecto al proceso de poder. 59. Dividimos los impulsos humanos en tres grupos: (1) Aquellos impulsos que pueden satisfacerse con un mínimo esfuerzo; (2) aquellos que pueden satisfacerse pero sólo a costa de un esfuerzo serio; (3) aquellos que no pueden satisfacerse adecuadamente por mucho esfuerzo que se haga. El proceso de poder es el proceso de satisfacción de los impulsos del segundo grupo. Cuanto más impulso hay en el tercer grupo, más frustración, ira, eventualmente derrotismo, depresión, etc. 60. En la sociedad industrial moderna, los impulsos humanos naturales tienden a ser empujados al primer y tercer grupo, y el segundo grupo tiende a consistir cada vez más en impulsos creados artificialmente. 61. En las sociedades primitivas, las necesidades físicas generalmente pertenecen al grupo 2: pueden obtenerse, pero sólo a costa de un gran esfuerzo. Pero la sociedad moderna tiende a garantizar las necesidades físicas a todos a cambio de un esfuerzo mínimo, por lo que las necesidades físicas se colocan en el grupo 1. (Puede haber desacuerdo sobre si el esfuerzo necesario para mantener un trabajo es "mínimo"; pero, por lo general, en los trabajos de nivel bajo a medio, cualquier esfuerzo que se requiera es simplemente OBEDIENCIA. Te sientas o te paras donde te dicen que te sientes o te paras y haces lo que te dicen que hagas de la manera que te dicen que lo hagas. Rara vez tienes que esforzarte seriamente y, en cualquier caso, apenas tienes autonomía en el trabajo, por lo que la necesidad del proceso de fuerza no está bien atendida). 62. Las necesidades sociales, como el sexo, el amor y el estatus, a menudo permanecen en el grupo 2 en la sociedad moderna, dependiendo de la situación del individuo. Pero, excepto para las personas que tienen un impulso particularmente fuerte por el estatus, el esfuerzo requerido para satisfacer los impulsos sociales es insuficiente para satisfacer adecuadamente la necesidad del proceso de poder. 63. Así pues, se han creado ciertas necesidades artificiales que caen en el grupo 2 y, por tanto, sirven a la necesidad del proceso de poder. Se han desarrollado técnicas de publicidad y marketing que hacen que muchas personas sientan que necesitan cosas que sus abuelos nunca desearon o ni siquiera soñaron. Se requiere un esfuerzo serio para ganar suficiente dinero para satisfacer éstas necesidades artificiales, por lo que caen en el grupo 2. El hombre moderno debe satisfacer su necesidad del proceso de poder en gran medida mediante la búsqueda de necesidades artificiales creadas por el poder de la industria de la publicidad y el marketing, y a través de actividades sustitutas. 64. Parece que para muchas personas, tal vez la mayoría, éstas formas artificiales del proceso de poder son insuficientes. Un tema que aparece repetidamente en los escritos de los críticos sociales de la segunda mitad del siglo XX es la sensación de falta de propósito que aflige a muchas personas en la sociedad moderna. (Ésta falta de propósito a menudo recibe otros nombres como "anómica" o "vacuidad de clase media"). Sugerimos que la llamada "crisis de identidad" es en realidad una búsqueda de un sentido de propósito, a menudo de un compromiso con un objetivo adecuado o una actividad sustituta".

Nana Kic ©

White Anglo Saxon Protestant.

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El Ku Klux Klan "Círculo del Clan" (KKK), The Extreme Right-Wing "La Extrema Ala Derecha" (XRW), Extremist White Supremacism (ESW) "Supremacismo Blanco Extremista" o White Anglo Saxon Protestant (WASP) "Blanco, Anglosajón Protestante" son sinónimos de anticatolicismo, antiromanismo, antipapismo, antimasonismo, antimarxismo, anticomunismo, antibolchevismo, antifeminismo, antisemitismo, etc. En éste saco nativista los "científicos sociales" (antropólogos y sociólogos) meten conceptos disciplinarios como racismo, machismo, sexismo, misoginia, patriarcado, homofobia, gordofobia, etc. El racismo es filosófico, ilustrado y científico, no es producto de una pandilla de borrachos. En la sociedad actual, la noción de que, para la mujer –y ahora para el lgbt- la biología supone un destino se mira con horror. En tiempos asirios, era un hecho evidente que las excluía de una humanidad plena, lo que ahora entendemos por ciclos vitales: la menstruación, el embarazo, la lactancia, la menopausia, etc. Aristóteles aceptaba que las mujeres poseían la facultad de deliberación, pero de una forma incompleta. Y en los niños, la facultad era inmadura. Y en general, había seres humanos cuyas facultades eran básicamente las del cuerpo. Con anterioridad a la Ilustración, las actitudes racistas rara vez habían aspirado a alcanzar la dignidad de teorías. Aristóteles nunca llegó a desarrollar una teoría que postulara que la humanidad se componía de grupos raciales distintos y desiguales. Pero si la creencia en una desigualdad innata entre los individuos se remonta a la filosofía griega clásica, no es menos cierto que dicha idea renació con fuerza en la Ilustración. Kant estaba en primera fila de la ciencia de la antropología, que surgía por aquella época en Europa, y sostenía que entre las razas existían diferencias innatas. Así, del mismo modo que juzgaba que los blancos disponían de todos los atributos necesarios para el progreso hacia la perfección, caracterizaba a los africanos como individuos predispuestos a la esclavitud. En sus observaciones sobre Lo bello y lo sublime (1764), señaló que "los negros de África carecen por naturaleza de una sensibilidad que se eleve por encima de lo insignificante". Los asiáticos, por su parte, eran, a su juicio, civilizados, aunque estáticos, una opinión refrendada por John Stuart Mill cuando, en Sobre la libertad (1859), se refirió a China calificándola de civilización estancada y sentenciando que "están inmovilizados, y lo han estado durante tantos miles de años que, si alguna vez mejoran, sólo podrá ser por la intervención de extranjeros". Mill se hacía eco con éstas palabras de la visión que de la India tenía su padre, James Mill, quien en su History of British India, indicó que los habitantes de aquel subcontinente sólo podrían alcanzar el progreso si abandonaban sus lenguas y religiones. Parecido panorama de aquel país fue el expuesto por Marx, quien defendió el gobierno colonial como medio de superación del letargo de la vida rural. Pero tanto si las discapacidades de otros pueblos eran innatas (como se creía en el caso de los africanos) como eran atribuidas al atraso cultural (como se suponía en el de los asiáticos), lo cierto es que el remedio que aplicar era siempre el mismo: todos tenían que ser convertidos en europeos (y a la fuerza, si era necesario). El racismo ilustrado tiene dos caras: el determinismo biológico y el determinismo cultural. El Unabomber en su Manifiesto pudo probar que la sociedad tecnológica se basa en el control psicológico de las masas y que el izquierdismo progresista de finales del siglo XX es un racismo blando que intenta convertir a negros y asiáticos en europeos civilizados. Ésto es evidente cuando los impulsores del progresismo son las multinacionales y no las poblaciones agraviadas del globalismo financiero. De hecho, desde las Gafas luditas la clase obrera es una clase alienada de la sociedad tecnológica, a diferencia de los comunistas que ven a Marx como un libertador, los luditas lo ven como un esclavista colonial tecnológico: la dictadura del proletariado. Más aun, el Ku Klux Klan, el Nazismo y el Comunismo son movimientos llustrados. El historiador Max Lerner postulaba que Estados Unidos es la única gran nación de la era moderna cuya historia es también la historia de las tres fuerzas determinantes del mundo occidental moderno: el industrialismo como tecnología, el capitalismo como modo de organizarla y la democracia como modo de dirigir ambos. No obstante, la agricultura fue lo primero en florecer. El algodón recogido por esclavos negros fue el principal producto de exportación de la nación hasta que la Guerra de Secesión puso fin a la esclavitud en 1865. El surgimiento del Klan es una consecuencia directa del anhelo del viejo proyecto sureño y las imposiciones legislativas de postguerra provenientes de Washington. La Confederación había sido derrotada militarmente y se encontraba agotada económicamente, pero tenía un acervo cultural fuerte, donde la superioridad de los individuos blancos era incontrovertible bajo el prisma de la mentalidad de la época. El racismo era visto como algo natural por los teóricos suditas; las corrientes abolicionistas significaban el mayor peligro para los individuos propietarios de origen anglosajón de los estados sureños. La rápida expansión del Klan en los viejos territorios de la Confederación fue clave para entender la verdadera influencia institucional ejercida durante las décadas de 1860 y 1870. La Unión implementó muchas reformas legislativas, que contravenían las tradiciones y el estilo de vida en el mundo sureño, como las limitaciones a portar y utilizar armas. Bedford Forrest llegó a afirmar que la insolencia de la Unión era la responsable del surgimiento del Klan. El Partido Demócrata fue capaz de canalizar éste malestar ciudadano en muchos de sus discursos, pero eso no impidió que la presión supremacista tensionara la agenda demócrata en Washington. Estallaron varios episodios de violencia contra los planes de reordenación de postguerra y las nuevas imposiciones políticas y judiciales en Carolina del Sur, donde las maniobras de los rebeldes supremacistas llegaron a provocar serios problemas de orden público y tensión social. Los agentes de la policía federal se vieron impotentes ante la oleada de linchamientos y ejecuciones entre miembros de las comunidades negras. Los miembros y los simpatizantes del Klan hacían una curiosa clasificación ciudadana: "despreciables" y "honorables". Los primeros eran antiguos esclavos, traidores de la cultura sureña o migrantes de origen no anglosajón. Los segundos eran hombre de pleno derecho, que generalmente se identificaban con los sagrados ideales de la supremacía blanca. Los líderes del Klan estaban obsesionados con los maestros destinados en los antiguos territorios de la Confederación, que trataban de consolidar un sistema de educación público y para todos los grupos poblacionales. La alfabetización de los escolares negros se percibía cómo la semilla que haría germinar nuevos alegatos contra la tradición. El éxito de la nueva organización supremacista se extendió a todas las regiones del país. El Klan tuvo una mayor incidencia sobre las áreas donde se concentraba una mayor densidad de familias negras. Georgia estaba situado en un cruce de caminos muy importante, aquí se daba una cobertura logística a todas las operaciones del Klan, ésto puede explicar la rápida expansión estratégica. Paralelamente, el Klan consiguió infiltrarse entre las instituciones y normalizar su presencia fuera de su hábitat natural. Los derechos civiles de la población negra fueron neutralizados violentamente en todas las regiones del país, empujando a la minoría negra a una situación permanente de marginalidad y discriminación. La Unión no alcanzaba a comprender el enraizamiento del Klan en los territorios del Norte, donde los discursos de odio racial no habían tenido lugar con anterioridad. Los funcionales federales que eran destinados a los antiguos territorios de la Confederación se quedaban sorprendidos del alto grado de pobreza, desorden y ausencia de derechos entre los libertos. Los propietarios de plantaciones necesitaban la mano de obra de la comunidad afroamericana, adecuándose al nuevo marco legislativo surgido tras la abolición de la esclavitud, en los territorios conocidos como el cinturón negro (Georgia, Misisipi, Alabama, Arkansas y Texas). El Klan se encargó de que los libertos no se organizasen ni tuviesen cambios sustanciales en su vida, empleando la violencia física, las amenazas y la difusión de los mitos. Los teóricos del supremacismo construyeron mitos sobre la influencia política de la población negra, esas creencias fueron perpetuadas por los historiadores locales hasta las décadas centrales del siglo XX. Las alianzas socio-electorales del Partido Demócrata y el Partido Republicano son la prueba de que la cultura supremacista acabó cristalizando historiográficamente, hasta el punto de que los historiadores locales de Florida apuntalaban algunos mensajes del Klan y negaban la violencia organizada contra los libertos. Muchos historiadores y personalidades del mundo académico simpatizaban con la vieja causa del Sur y fomentaron narrativas pro-Klan. La Oficina de Libertos se convirtió en un símbolo del revanchismo político de postguerra y en la institución más temida por las élites económicas blancas. La existencia de dicha oficina finalizó en 1872, pero su memoria perduró hasta la segunda mitad del siglo XX, contribuyendo a la conformación de un imaginario colectivo supremacista muy fuerte. La interpretación política del Klan tuvo una intensa correlación narrativa en los libros de historia, que acabó moldeando el pensamiento de la ciudadanía estadounidense respecto a la cuestión de la minoría negra. Históricamente, los estadounidenses han hecho una puesta en valor de los conceptos de guerra revolucionaria y violencia liberadora, hasta el punto de que ésta mitificación del uso de la fuerza armada se ha asociado con idea de patriotismo. Las diferentes generaciones de ideólogos del Klan han adaptado el patriotismo y su idea de guerra justa a la necesidad del mantenimiento del orden social, en el que la mayoría blanca ejercería un papel rector y administrador. Así pues, el Klan original se organizó para defender el americanismo tal y como la mentalidad del Sur lo concebía: "Entre 1886 y 1890 brotaron como hongos las sociedades secretas anticatólicas: The American League (la Liga Americana), The Minute Men (los Hombres Minuto), The Red, White and Blue (la Roja, la Blanca y Azul), The American Patriot League (la Liga Patriota Americana), The Loyal Men of American Liberty (los Leales de la Libertad Americana), etcétera, brote que a su vez engendró sociedad católicas no tan secretas (por la prohibición de Roma), como algunas hermandades de las cuales una estaba destinada a un brillante futuro: los Caballeros de Colón. Cada victoria demócrata en las elecciones era interpretada por los "nativos" como una agresión romana, puesto que se traducía en la llegada al poder de políticos irlandeses y católicos… Al anticatolicismo tradicional, conservador y protestante, se sumó el de una izquierda nativista que denunciaba a la Iglesia como instrumento del gran Capital y opio del pueblo. Ambas corrientes apoyarían al presidente mexicano Plutarco Elías Calles en su conflicto con la Iglesia de Roma… Luego, el nativismo encontró un enemigo extranjero que sustituyó al papa: el emperador alemán. Entonces la germanofobia desplazó al anticatolicismo. Después, al principio de los años veinte, una nueva corriente racista cobró carácter pseudocientífico; ésta se orientaba contra los inmigrantes orientales, los de los Balcanes y los de Europa oriental, los judíos, los mexicanos… El primer enemigo del Klan, antes que el negro, era el católico; y el tercero el judío. Por eso el mexicano, víctima de linchamientos como el negro a lo largo de los "tribal twenties", era doblemente odiado: como católico y como no blanco. Al casar la tradición anticatólica con la tradición racista y el nuevo antisemitismo, el Klan abrazaba toda la gama de nativismos de posguerra… Entre 1921 y 1923 el Klan pasó de 100 mil a tres millones de miembros y en 1923 tuvo una expansión geográfica espectacular, alcanzando su apogeo en 1924 para luego perder fuerza rápidamente hasta que la candidatura presidencial de católico Al Smith, en 1928, le dio un segundo aire que no lo salvó de un declive total. Los Caballeros de Colón habían luchado contra el Ku Klux Klan al fundar en 1921 una comisión histórica para combatir los prejuicios históricos en los libros de texto de las escuelas. La comisión publicó así, en 1924: The Gift of Black Folk (El legado del pueblo negro), de W. E. B. Du Bois; The jews in the Making of America (Los judíos en la construcción de América), de George Cohen; The Germans in the Making of America (Los alemanes en la construcción de América), de Frederick Franklin Schrader. La llegada masiva, entre 1890 y 1924, de italianos, polacos, ucranianos, bielorrusos, lituanos, eslovacos, húngaros, croatas, católicos todos, mucho más extranjeros que los de por sí odiados irlandeses, contribuyó a la periódica e histérica paranoia del nativismo anticatólico" (Meyer, pp. 17, 19, 20, 21). Stieg Larsson en "La voz y la furia. Las investigaciones periodísticas del creador de Millenium" (DESTINO, 2011) hace un recorrido por los movimientos neonazis de Estados Unidos y Suecia. Una piedra angular dentro de la extrema derecha la constituye la agrupación neonazi Aryan Nations, creada a principios de los años 80. Dicha agrupación afirma que Estados Unidos ha sido ocupado por el ZOG, la abreviatura inglesa de "gobierno sionista de ocupación", una "conspiración judía" que dirige al gobierno y las autoridades. El objetivo del ZOG es hacer desaparecer a la raza aria incitando a la mezcla racial. Asimismo, el ZOG también intenta introducir una legislación más restrictiva por lo que al derecho de poseer armas se refiere. Los grupos militantes afirman que la única manera de luchar contra el ZOG es poniendo en marcha la RAHOWA, acrónimo de Racial Holy War, la guerra santa racial. Con ello, los objetivos del terrorismo se ven desplazados. Como ya vimos, el Cartel Petrolero y el Lobby Petrolero dependen de la hegemonía estadounidense en Medio Oriente. Un segundo aspecto es la cuestión judía, a Israel le conviene la hegemonía de Estados Unidos en Medio Oriente, a Estados Unidos los conflictos de Israel –o eventos como el 11/S- para justificar su intervención. Una mezcla de geopolítica y economía cuyos objetivos son más complejos que la teoría del ZOG. Además, otro Cartel Petrolero es la OPEP y China depende del petróleo de Arabia Saudí, Irán y Rusia. Israel fácilmente puede destruir las bases petrolíferas de Irán, pero no lo va a hacer porque Estados Unidos jamás lo va a permitir por los precios internacionales del petróleo. De hecho, la Guerra del Yom Kippur fue la responsable de la crisis petrolera mundial de 1973. El enemigo principal de la extrema derecha ya no es un inmigrante cualquiera, sino la democracia y el propio poder estatal de Estados Unidos y Europa occidental. Para protegerse, la raza blanca se ha visto obligada a tener abiertos varios frentes de guerra. Lo primero que hay que hacer es vencer al enemigo principal, el ZOG -el FBI y el gobierno-, en una guerra civil. Luego los judíos y las razas no blancas serán borrados de la faz de la tierra. Formalmente, Aryan Nations se esconde bajo la apariencia de una organización cristiana. En su momento álgido llegó a contar con más de cincuenta congregaciones y unos cincuenta mil feligreses. Uno de los motivos que explica éste crecimiento es la capacidad que tiene la iglesia para atraer extremistas de agrupaciones muy dispares: el Ku Klux Klan, los neonazis, representantes del Survilalismo, grupos paramilitares y anarquistas de extrema derecha. El movimiento organiza cursos y seminarios. Las obras que se estudian -aparte de las clásicas Mein Kampf y los Protocolos de los sabios de Sión- son las que incitan a la lucha armada y a la guerra de guerrillas contra el gobierno, los judíos y los negros. Otros libros describen en detalle cómo se debe llevar a cabo dicha guerra: The Turner Diaries (1978). El libro trata de un grupo de resistencia ficticio que emprende una guerra santa racial mediante asesinatos y atentados perpetrados en escala. Diez de las páginas del libro describen con todo detalle cómo destruye La Orden un edificio federal. Así es cómo se hace: se introducen cuarenta y cinco sacos de fertilizante artificial –nitrato de amonio- en una furgoneta y el contenido de cada saco se mezcla con un litro o dos de aceite para motor; lo que resulta es una carga explosiva de una fuerza devastadora. Para detonarla, conectan un poco de carga plástica a una bomba de acción retardada, dejan el coche aparcado y se marchan de allí. En el atentado mueren setecientas personas. Una victoria en la lucha contra el ZOG. En 1982 se fundó en Estados Unidos una fuerza paramilitar que funcionó como el brazo armado de Aryan Nations: Silent Brotherhood (La Hermandad Silenciosa). El FBI la llamó, simplemente, La Orden, como el ficticio grupo de la novela "The Turner Diaries". El encarcelamiento de la mayor parte de La Orden significó un revés para Aryan Nations, pero las sentencias condenatorias sólo afectaron a los soldados. Desde hace algunos años han centrado su interés en el movimiento de milicias, que para Stieg Larsson, congrega a "paranoicos comunes, conservadores desilusionados y personas obsesionadas con las armas". Lo que nos dice Larsson en ésa falta de honestidad progresista, es que tanto la milicia estadounidense como el movimiento patriota de los años noventa buscaban el levantamiento en armas contra el Nuevo Orden Mundial o globalismo financiero. El equivalente de los zapatistas chiapanecos encabezados por el icónico Subcomandante Marcos, a los que a nadie se les ocurriría etiquetar de paranoicos, racistas, conservadores, tradicionalistas o de extrema derecha. Es más, el Gobierno de México en teoría les garantiza sus usos y costumbres y gobiernos comunitarios. William Pierce denuncia que en el Nuevo Orden Mundial los niveles salariales de los trabajadores estadounidenses y europeos se harán descender hasta el de los trabajadores del Tercer Mundo y las fronteras nacionales dejarán de existir de facto con una inmigración masiva del Tercer Mundo a Estados Unidos y Europa: una élite de financieros internacionales, dueños de medios de comunicación de masas y gestores de compañías multinacionales que se arropan el control global. El Gobierno Federal como representante del Nuevo Orden Mundial, establecido contra la voluntad de los ciudadanos. En el centro de éste nuevo sistema están la Organización Mundial del Comercio, la Comisión Trilateral, el Fondo Monetario Internacional y la ONU. Cuatro acontecimientos parecieron confirmar ésta conspiración para los patriotas: la aprobación del TLC en 1993; la aprobación de Bill Clinton a la ley Brady en 1994, que establecía controles limitados sobre la venta de algunos tipos de armas automáticas; el cerco al partidario de la supremacía blanca Randy Weaver en Idaho, que acabó con la muerte de su esposa a manos del FBI, en 1992; y el asedio trágico de Waco, que llevó a la muerte de David Koresh y sus seguidores en 1993. En México coincide con el levantamiento zapatista de 1994 en oposición al TLC, los programas de desarme del ejército, las matanzas de Ocosingo, Aguas Blancas y Acteal: 1994, 1995 y 1997. Éstos hechos condujeron a la convicción de que el gobierno estaba procediendo a desarmar a los ciudadanos para subyugarlos, sometiendo a los estadounidenses a un sistema de vigilancia de cámaras ocultas –ahora de vigilancia global desde el 11/S, denunciado por Edward Snowden-. A ésta amenaza global a los puestos de trabajo, la libertad, la intimidad y el modo de vida americano, oponen la Biblia y la Constitución estadounidense original, expurgada de sus enmiendas. De acuerdo con éstos textos, ambos recibidos de Dios, afirman la soberanía de los ciudadanos y su expresión directo en los gobiernos de los condados, y no reconocen la autoridad del gobierno federal, sus leyes, sus tribunales, ni la validez del Banco de la Reserva Federal. En palabras de la Milicia de Montana, creada en febrero de 1994 e inspiración organizativa de todo el movimiento: "Únete al ejército y sirve a la ONU o únete a la Milicia y sirve a América". Consideran que los agentes federales ocupan la primera línea de la represión contra los estadounidenses en nombre del gobierno mundial emergente. En resumen, el capital ha derrotado a la política, la academia, el periodismo y el sentido común: "la explosión de una camioneta cargada con explosivos hechos con fertilizantes en Oklahoma City el 19 de abril de 1995, no sólo hizo saltar por los aires un edificio del gobierno federal, matando a 169 personas, sino que también puso al descubierto una poderosa corriente soterrada de la sociedad estadounidense, hasta entonces relegada a los grupos propagadores de prejuicios y la marginalidad política tradicionales. Timothy McVeigh, culpable de haber colocado la bomba, acostumbraba a llevar con él la novela de William Pearce sobre una célula clandestina, The Patriots, que coloca una bomba en un edificio federal: se dice que McVeigh llamó al número privado de Pierce horas antes de la explosión real de Oklahoma. Se descubrió que McVeigh y su compinche armado, Terry Nichols, estaban relacionados con la Milicia de Michigan. La explosión ocurrió en el segundo aniversario del asalto de Waco, en el que la mayoría de los miembros del culto davidiano y sus niños resultaron muertos a consecuencia del asedio establecido por los agentes federales, un acontecimiento denunciado, como llamada a las armas, por los grupos de las milicias en todo Estados Unidos. Los grupos de la milicia no son terroristas, pero algunos de sus miembros quizás estén organizados en una forma de movimiento diferente pero relacionada ideológicamente, los "patriotas clandestinos". Se constituyen en células autónomas y clandestinas que establecen sus blancos propios de acuerdo con opiniones que dominan todo el movimiento. Se cree que entre 1994-1996 éstos grupos fueron responsables de diversas explosiones de bombas, robos de bancos, sabotajes ferroviarios y otros actos violentos, y la intensidad y capacidad mortífera de sus acciones va en aumento. Se han robado toneladas de explosivos de los almacenes comerciales y ha desaparecido armamento militar de los arsenales militares, incluidos misiles portátiles Stinger. Se han descubiertos intentos para desarrollar armas bacteriológicas. Y decenas de miles de "patriotas" a lo largo de todo Estados Unidos están armados con armas de guerra y se someten a un entrenamiento regular en tácticas de guerrilla. La milicia es el ala más militante y organizada de un movimiento mucho más amplio, autoproclamado "patriota", cuya galaxia ideológica engloba organizaciones conservadoras extremistas, como la John Birch Society; todo un conjunto de grupos tradicionales partidarios de la supremacía blanca, neonazis y antisemitas, incluido el Ku Klux Klan y el Posse Comitatus; grupos religiosos fanáticos como Christian Identity, una secta antisemita emanada del British Israelism de la Inglaterra victoriana, y grupos contrarios al gobierno federal, como los movimientos de los derechos de los condados, la coalición antiecológica defensora del "uso sensato de la naturaleza", la National Taxpayers Union y los defensores de los tribunales de "derecho consuetudinario" (Castells, pp. 107, 108).

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La ultraderecha nórdica.

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Desde finales de la década de 1980, Noruega, Suecia, Dinamarca e Islandia comenzaron a sufrir una serie de eventos convulsos, los cuales fueron propiciados tras su ingreso al mundo neoliberal globalizado y a los bloques de índole europeizante. De alguna forma, todo ésto generó una serie de inconformidades al interior de dichas naciones, lo que propició la regeneración de los discursos nacionalistas, algunos de carácter xenofóbico, e incluso motivó la creación de ciertos movimientos contraculturales como el viking metal. A finales del siglo XIX y principios del XX (1890-1910), en buena parte de Europa de gestaron una serie de movilizaciones y luchas obreras, éstas pugnas derivaron en la implantación de medidas destinadas a la protección económica, laboral y social del trabajador por parte de gobiernos y empresas. Todo ello, bajo los postulados de Ferdinand Lasalle, la organización obrera de Eisenach (1869), la reunión de Gotha (1875) y los postulados de Edouard Bernstein. En los países nórdicos, las luchas sindicales y huelgas llevaron a cabo un proceso que llevó alrededor de un siglo en consolidarse. Asimismo, el crecimiento económico durante la posguerra (a partir de 1945) y el desarrollo de la democracia parlamentaria fueron clave importante para la implementación del sistema. A diferencias de modelos como el liberal-anglosajón y el social-conservador, el modelo económico escandinavo se caracteriza por la universalidad de derechos individuales y la garantía de beneficios mediante programas "socializados", los cuales son financiados por el Estado, organismo que suele fungir como el principal empleador. Éste modelo económico y social se sostiene mediante las altas tasas de ingresos públicos, principalmente los impuestos. Tras una "larga tradición de empleo y provisión universal de bienestar" (1950-1980), el modelo entra en depresión durante las décadas de 1980-1990 debido, entre otras cosas, a la alta liberalización de sus economías en las décadas de 1970 y 1980. Consecuentemente, algunos de éstos gobiernos recortaron financieramente los programas sociales, aumentaron las tasas de impuestos y privatizaron empresas estatales. Noruega decidió apostar, en gran medida, a la producción petrolífera, sin embargo, a mediados de la década de 1980 la industria del petróleo sufrió los estragos del denominado "mal holandés", ésto se debió a la caída del precio del petróleo en todo el mundo. A su vez, la "deficiente" gestión bancaria local hizo reventar la burbuja inflacionaria y en 1988 se desató la crisis financiera. ¿Por qué sucedió ésto? Noruega vivió una importante producción petrolífera durante las décadas de 1970 y 1980, sobre todo gracias al descubrimiento de grandes pozos en los años setenta, lo que solventó enormemente su sistema de bienestar. Así, la gran cantidad de dinero vertida en los programas sociales ayudó a inflar la burbuja inmobiliaria, la cual reventó en 1986. Debido a la crisis, el gobierno subió las tasas de impuestos, lo que ayudó a financiar los programas de bienestar, evitar el recalentado económico y pagar la deuda externa. Afortunadamente, desde finales de la década de 1990 y hasta 2010, hubo un incremento en el precio del hidrocarburo a nivel internacional, ésto permitió sostener su sistema de bienestar y así mantener el alto nivel de vida de sus ciudadanos. En 2005, Noruega alcanzó el segundo PIB más rico del mundo, del cual, el 25% y la mitad del gasto público se destinan al modelo benefactor. En Suecia se manifestaron problemas de índole económica durante las décadas de 1970 y 1980, entre otras cosas, debido a las consecuencias originadas por las crisis petroleras de 1973 y 1979. Sin embargo, en la década de los noventa Suecia pasó por un crecimiento negativo del PIB, lo que provocó un alto desempleo y fuerte déficit presupuestario, por lo que el gobierno se vio obligado a aplicar un plan de saneamiento económico. Ésta recesión de casi tres décadas se debió al aumento en gasto social por parte del gobierno –lo cual repercutió en la inflación-, un alto grado de concentración empresarial –lo que originó una mayor desigualdad social-, un descenso en la tasa de inversión producido por la caída del beneficio empresarial, la baja demanda interna de productos y la lentitud del cambio tecnológico. Ello obligó a que el gobierno socialista de Palme ratificara una restricción del consumo –un factor determinante fue la devaluación de la corona-, la reducción del gasto público- entre otras cosas, se abandonó la política de subsidiar empresas en crisis- y la liberación de recursos para favorecer la inversión. Desde 1994, la tasa de crecimiento del PIB sueco fue de medio punto por encima de la media europea, en 1999 entró en vigor un sistema de pensiones "más completo" que el existente hasta entonces. En 2006, Friedrik Reinfeld aplicó una serie de reformas privatizadoras de empresas estatales, ésto dio lugar a una economía mixta, es decir, con capital público y privado. Por otro lado, Dinamarca gozó de una época de bienestar social gracias al desarrollo de una industria "altamente especializada" y exportadora. Aparentemente, las crisis de las décadas de 1970 y 1980 no lograron detener el avance del estado de bienestar. Tras la explotación de sus recursos petrolíferos Dinamarca tuvo una gran reserva energética sin precedentes, comparada con su bajo requerimiento energético. Sin embargo, durante la primera década del siglo XXI su PIB cayó al séptimo puesto a nivel mundial, debido principalmente a la caída de sus exportaciones, en buena medida, debido a su dependencia a las exportaciones alemanas. Hasta 2006, los daneses volvieron a registrar el tercer PIB más alto a nivel mundial. Dos elementos a considerar son la flexiseguridad, la cual es una política de integración laboral que consiste en la rotación de empleados dentro de las empresas sin socavar su seguridad social; así como la protección y capacitación a los desempleados, gracias al fondo de desempleo, y los programas de formación laboral que permiten al mismo tiempo obtener un trabajo de forma activa o su instrucción. Islandia es el país de edad más reciente de la zona nórdica. Anteriormente su economía dependía principalmente de la explotación agrícola, ganadera y pesquera. Además, era regulada por una serie de medidas proteccionistas y de índole socialista, entre ellas, fuertes restricciones a las importaciones –principalmente agrícolas- y estrictas regulaciones monetarias. En 1990, comenzó la privatización de empresas estatales y la introducción del sistema de competencias en áreas como la banca, salud, educación, etc. En 1998, se privatizó la banca nacional de Islandia, la cual fue vendida principalmente a tres entidades financieras locales: Landsbanki, Kaupthing y Glitnir. De ésta manera, la actividad financiera y la pesca dieron como resultado un crecimiento de 10% del PIB, con lo que se financiaron obras de capital mixto, entre ellas la central hidroeléctrica de Karahnjukar. A su vez los magnates locales adquirieron propiedades inmuebles y empresas por toda Europa y las tres entidades financieras invirtieron en paraísos fiscales. Gracias a ésto, Islandia se colocó en el primer puesto del Índice de Desarrollo Humano de la ONU en 2007, lugar que mantuvo hasta el inicio de la crisis que azotó a la isla en el 2008. Para Stieg Larsson Estados Unidos no es un caso único, éstas mismas agrupaciones de extrema derecha, con exactamente la misma ideología y mentalidad sectaria y los mismos conocimientos sobre la fabricación de bombas, también existen, desde finales de los años ochenta, en Suecia. Tampoco en Suecia la legislación prohíbe que los "grupos de odio" se organicen. En determinados aspectos la ley es, incluso más liberal que en Estados Unidos: en Suecia resulta prácticamente imposible procesar a un neonazi sueco por terrorismo político ni por delito contra la Constitución. Un racista sueco que tira una bomba en un centro de refugiados puede ser condenado, en el mejor de los casos, a una pena de unos cuantos meses por provocar un incendio. Y es que, en Suecia, el concepto "terrorista político" está reservado exclusivamente a los extranjeros. Desde finales de los años ochenta, existe entre los neonazis suecos la corriente política Storms Nätverk. Entre sus activistas se encuentran varias cabezas rapadas, pero también representantes de grupos neonazis tradicionales, fanáticos de las armas y gente perteneciente a grupos criminales. El nombre se ha inspirado en la revista Storm, que se publicó entre 1990 y 1993 y que luego fue sustituida por revistas hermanas como Blod och Ära, Gryning, Nordland y Valhall. Lo que la revista Storm y sus sucesoras hacen es propaganda de la ideología de Aryan Nations y el grupo terrorista La Orden. La mayoría de los artículos de Storm son propaganda de odio contra los judíos y los inmigrantes. Los miembros encarcelados de La Orden forman parte de los corresponsales fijos de la revista. Storms Nätverk no es un movimiento muy grande, se trata de una minoría con un núcleo duro de poco más de cincuenta personas a las que hay que añadir unas doscientas o trescientas más que se mueven en la periferia. En 1991, algunos de los más entusiastas crearon Vitt Ariskt Motstand (VAM), con la idea de que constituir el ejército de liberación clandestino. La corriente Storms Nätverk es conformada por una decena de agrupaciones neonazis, entre ellas Riks-fronten (RF), Kreativistens Kyrka (KK) o Nationalsocialisterna (NS) en Gotemburgo, o la organización de presos Thuleringen. Al igual que Aryan Nations, VAM se dedicó a saquear depósitos de armas militares y a robar bancos para financiar la "guerra santa racial". Desde principios de los años noventa, varios activistas han sido procesados y condenados por distintos delitos. Cuando el movimiento abandonó el concepto propugnado por VAM, allá por el año 1993, la cuestión de cómo financiar la lucha quedó sin resolver. Atracar bancos ya no era una opción y muchos de los que luchaban por la raza acabaron convirtiéndose en "presos políticos". Cuando la música de supremacía blanca empezó a tener éxito en 1993, la cuestión de la financiación quedó resuelta. Las ventas de CD´s fueron una lucrativa fuente de ingresos y varios de los grupos que preconizaban la lucha armada se transformaron en productoras. La más importante se convirtió en Nordland, cuya revista se imprimió a cuatro colores y con un cuidado diseño. Otra empresa es la Ragnarock Records de Helsingborg, una de las productoras más grandes de Europa por lo que música de supremacía blanca se refiere. La organización política que está detrás de Ragnarock está compuesta por Blood & Honour/ Scandinavia y Combat 18 International. La propaganda racista fue mucho más fácil de difundir a través de la música, pues el antisemitismo se volvió un elemento importante de los textos. El sábado 8 de noviembre de 1997, 110 neonazis suecos uniformados desfilaron por el centro de Estocolmo, desde Norra Bantorget hasta Medborgarplatsen. La primera manifestación abiertamente antisemita anunciada en Suecia tras la Segunda Guerra Mundial. El lema principal de la marcha fue "Acaba con la democracia". Un ejemplo de ello puede verse en la política realizada por el gobierno danés después de que el Dansk Folkeparti se convirtiera en partido bisagra. De pronto, opiniones que diez años antes habían sido tachadas de xenófobas y propias de un burdo racismo se pudieron presentar sin que nadie se escandalizara: "En 1997, Expo realizó un estudio país por país sobre la extrema derecha europea. El resultado fue más que llamativo. En veinticinco de los treinta y siete países analizados existían grupos de extrema derecha o de un nacionalismo extremo que tenían representación parlamentaria. Siete partidos estaban en el parlamento Europeo. En seis países del antiguo bloque del Este, la extrema derecha tenía influencia sobre el gobierno. En la mayoría de las naciones europeas existían grupos extraparlamentarios bien organizados. En nueve de ellas, sobre todo en las que habían formado parte de la antigua Yugoslavia, había grupos de terror armados más o menos en activo. Cuando se recopilaron los datos del apoyo electoral obtenido en cada país, resultó que en varios de los que contaban con una gran población la extrema derecha estaba igual de fuerte, si no más, que en las últimas elecciones libres de los años treinta, antes de que las dictaduras fascistas llegaran al poder… Pero la existencia de éstos grupos antidemocráticos nos pone sobre aviso del estado en el que se halla la democracia. El denominador común de todos esos partidos es el cuestionamiento de la legitimidad de la sociedad democrática. Su mensaje propagandístico más frecuente es la afirmación de que, en cierto modo, los políticos democráticos no son más que unos villanos que hacen chanchullos, se lucran a expensas del pueblo y, además, han "vendido" o "traicionado" al país. No cabe duda de que durante los últimos veinte años las ideas nacionalistas extremas han crecido de forma espectacular. Grupos que en una época tan relativamente reciente como la de los años setenta no salían del sótano y que en las elecciones generales no recibían un ínfimo porcentaje de votos, son hoy en día movimientos de masas apoyado por millones de electores. Hemos asistido a un dramático cambio del clima político. Los políticos democráticos han tenido grandes dificultades para definir y hacer frente a la nueva extrema derecha. A diferencia de los activistas de los años treinta, la nueva guardia no se viste con uniformes negros sino con elegantes trajes de Armani. Entran en el Parlamento Europeo y en los gobiernos nacionales mostrando sus afables sonrisas y asegurando que son partidos completamente "democráticos". Los políticos que pretenden atenuar la importancia del crecimiento de esos grupos tienden a afirmar que la extrema derecha parlamentaria "se adapta" al sistema democrático y queda así desarmada y se vuelve inofensiva. Sin embargo, en realidad los partidos democráticos se adaptan en igual medida a la retórica y al mensaje que proclama la extrema derecha" (Larsson, pp. 45, 46, 47). Antes del 11 de septiembre de 2001, el racismo y la xenofobia no eran un tema electoral en Dinamarca. Muy pocos partidos se molestaban en escuchar las opiniones de Pia Kjaersgaard y el Dansk Folkeparti. En las elecciones celebradas en noviembre, Kjaersgaard obtuvo más del 12 % de los votos y su grupo se convirtió en el partido que hizo posible la formación del nuevo gobierno. Dinamarca y el éxito de Danks Folkeparti (DF) se han convertido rápidamente en un modelo para los nacionalistas suecos de Sverigedemokraterna. Éstas son algunas de las propuestas danesas que en Suecia provocaron el júbilo entre los partidarios de Sverigedemokraterna: abolición del derecho de reagrupación familiar de los refugiados. Se anula la posibilidad de reagruparse con progenitores mayores de setenta años; al emigrante se le dificulta considerablemente la posibilidad de obtener la nacionalidad danesa; un extranjero no puede obtener un permiso de residencia permanente hasta que haya residido siete años en Dinamarca; con el fin de disuadir a los extranjeros a que soliciten trabajo en el país, se reduce considerablemente su retribución durante el primer año de trabajo; en caso de que el extranjero solicite los beneficios sociales habituales, perderá el permiso de residencia temporal; los inmigrantes que quieran casarse con una persona extranjera no podrán hacerlo si son menores de veinticuatro años; si el matrimonio dura menos de siete años, la parte extranjera puede ser obligada a abandonar Dinamarca. Aparte de las modificaciones legales arriba mencionadas, se propone un paquete de pequeñas medidas cuyo objetivo es reducir la protección del inmigrante, su estatus jurídico y, en general, sus posibilidades de hacer su vida en Dinamarca. El paquete incluye la abolición del derecho a recibir enseñanza en su lengua materna, la revisión del sistema de ayudas a colegios étnicos independientes y la exigencia de que se vuelva a introducir la religión cristiana como asignatura obligatoria. Los fuertes recortes del gobierno danés en la asignación presupuestaria, reciben fuertes críticas de las organizaciones gubernamentales y no gubernamentales que trabajan por los derechos humanos de los inmigrantes. Las organizaciones afectadas por los recortes son la Dirección General para la Igualdad Étnica, que es el único órgano estatal que lucha por acabar con la discriminación étnica en Dinamarca, y el Centro Danés de Derechos Humanos, cuyo presidente, Morton Kjaerum, se ha visto obligado a dimitir. El Consejo Danés para los Refugiados, la única institución independiente que asiste a las víctimas de discriminación racista, se ha visto obligado a despedir a sus empleados al haber comunicado el gobierno que va a suprimir las ayudas estatales. El partido Nationaldemokraterna (ND) se fundó en agosto de 2001 como resultado de la escisión de Sverigedemokraterna (SD). La estrategia de SD fue la de establecerse como un partido "democrático". El razonamiento es sencillo: para alcanzar el éxito político, SD necesitaba el apoyo de ese grupo de votantes que estaban descontentos con los partidos políticos del establishment, pero que no se consideraban nazis ni "nacionales". Comportándose como un partido neonazi tradicional, con sus cabezas rapadas con uniforme al frente, SD ahuyentaba a la mayoría de sus potenciales votantes. Cuando Mikael Jansson asumió el mando del partido en 1995, una de sus primeras medidas fue la de prohibir que se llevara uniforme en los mítines públicos. De éste modo el partido fue apartando poco a poco a los radicales para favorecer a trajeados militantes formales. La propaganda racista se suavizó por un programa poco controvertido. En 1998 el partido aumentó el número de votos de 13 a 20 mil, y las elecciones de 2002 supusieron su consagración electoral al conseguir 76 mil votos y 50 escaños municipales. Con ello, Sverigedemokraterna se convirtió en el mayor partido de Suecia no perteneciente al Riksdag. La parte negativa de la táctica estaba en que a medida que el partido ganaba nuevos votantes se produjo un descontento en el núcleo duro de veteranos y militantes que llevaban años redactando panfletos y distribuyendo propaganda, pues éstos veteranos se habían afilado a un partido neonazi. Nationaldemokraterna fue fundado para protestar por la excesiva "liberalización" de SD. ND reunió tanto a veteranos del viejo partido y a fieles servidores como a los fundadores de SD, Sven Davidsson, Tomas Johansson y Enrik Henmark. El anterior coordinador nacional de SD, Tor Paulsson, fue la fuerza impulsora de la escisión, mientras que Anders Steen se convirtió en la figura líder. Los disidentes también recibieron el apoyo de una parte importante de las juventudes de Sverigedemokraterna. Tanto en la propaganda oficial como en los comunicados de prensa, ND se presenta como un partido "democrático". De puertas adentro, sus miembros hablan de teorías conspirativas y oficialmente realizan campañas dirigidas contra los homosexuales y los musulmanes. ND fue uno de los principales organizadores de la marcha neonazi del mes de diciembre, que contó con el líder del partido, Tor Paulsson. Le acompañaron Anders Arleskog, líder de Nationalsocialistik Front (NSF), Magnus Söderman, unos de los líderes de Svenska Motstandsrörelsen (NMR), y Thomas Ölund, de Blood Honour (BH). Fueron la organización juvenil del partido Nationaldemokraternas Ungdomsförbund (NDU), su líder, Marc Abramsson, y una selección de militantes neonazis, que se reunieron en Slottsbacken, frente al Palacio Real, para celebrar una contramanifestación contra la Marcha del Orgullo Gay: "Acaba con el lobby gay". El problema surgió en las elecciones de 2002. Sverigedemokraterna se convirtió en el mayor partido extraparlamentario, mientras que Nationaldemokraterna sólo obtuvo cuatro escaños municipales, sólo una décima parte de los votos obtenidos por Sverigedemokraterna. En 2015 el Dansk Folkeparti de Dinamarca obtuvo la mejor votación de su historia, que coincide con la mayor inmigración de sirios e iraquíes. El triunfo de Sveridgedemokraterna en 2022 hizo que fueran el segundo partido más grande en el parlamento y el partido más grande en la base del gobierno de Kristersson. Irónicamente, la acusación de que el terrorismo venía de la extrema derecha ha sufrido un giro dialéctico, ahora son las bandas criminales de inmigrantes los que proveen el terror en Suecia y la justificación de su exclusión: las violaciones de niñas. Ningún grupo neonazi que pretenda sobrevivir políticamente puede usar el odio antisemita, la palabra judío fue sustituida en clave política por "cosmopolita", "internacionalista", "iluminado", "masón" y "sionista": "La creación de mitos sobre el comportamiento, las opiniones, la forma de vida y la fiabilidad cultural de los musulmanes, sobre todo de los árabes, ha sustituido a los judíos como el principal blanco de la propaganda del odio. El antisemitismo se ha suavizado y está hoy en día principalmente reservado a grupos abiertamente nazis como Nationalsocialistisk Front, Blood & Honour y Nationell Ungdom. Es cierto que el antisemitismo sigue existiendo entre los más "respetables", sobre todo Nationaldemokraterna (ND), pero reconvertido ahora en teorías de la conspiración que hablan de "masones", "iluminados", "cosmopolitas" y términos similares. En esa revisión del mundo que se cultiva en la ultraderecha, los que representan la amenaza más importante son los árabes y los musulmanes… El ingrediente más eficaz, propagandísticamente hablando, trata de describir a los inmigrantes como una chusma criminal. Ésa es la razón de que tanto los miembros de Sverigedemokraterna como los de Nationaldemokraterna llenen sus páginas web de descripciones sobre cómo esos inmigrantes atracan, trapichean, se dedican al contrabando, roban y cometen violentas agresiones. El comportamiento más importante de ésta propaganda habla de las violaciones y de la violencia contra las mujeres. Sverigedemokraterna proclama descaradamente la consigna de que los inmigrantes no tienen la misma "visión ilustrada sobre la mujer" que los suecos y la de que, debido a la inmigración, ahora existe una amenaza contra las mujeres suecas, pues los inmigrantes no son capaces de controlar su sexualidad y presentan una particular propensión a cometer violaciones en solitario y en grupo. Por eso Sverigedemokraterna ha formulado lo que ha sido su más exitoso lema: "Basta ya de violaciones. Basta ya de inmigración". Al mismo tiempo, Sverigedemokraterna se describe a sí mismo como el único partido que "defiende la inviolabilidad de la mujer" y el "respeto sueco" por la mujer. El verdadero malo de la película, sin embargo, no es el inmigrante sino "la élite del poder" que es hostil a la patria y ha traicionado al pueblo sueco vendiendo el país a un poder extranjero de ocupación: los inmigrantes. Ésta élite está compuesta por políticos corruptos de todos los partidos, periodistas, autoridades, feministas, homosexuales, marxistas, "creadores de opinión de la izquierda radical" y otras personas que han hecho posible que Suecia pase de una democracia a una dictadura" (Larsson, pp. 219, 220, 221).

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La cultura de la desesperación.

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Alston Chase en "Harvard y la creación del Unabomber" (The Atlantic, 2000) expone que en la década de 1950, todos los estudiantes de primer año de Harvard estaban inmersos en lo que la universidad describía como "educación general" y los estudiantes llamaban Gen Ed. Éste programa de estudios, que ya se había implementado plenamente en 1950, era parte de una reforma curricular nacional que buscaba inculcar un sentido de "valores compartidos" entre los estudiantes universitarios a través de la instrucción en la tradición judeocristiana. A diferencia de las ofertas departamentales habituales, que se centraban en cuestiones metodológicas dentro de una disciplina, los cursos de educación general estaban pensados para ser interdisciplinarios, con material organizado para los estudiantes de manera histórica (cronológica) en lugar de analítica. Los cursos obligatorios de educación general se centraban en la ciencia, la literatura, la filosofía, la historia y las instituciones occidentales. Por lo tanto, el plan de estudios de pregrado se diseñó inicialmente para dividirse claramente en dos categorías, una general y otra especializada, una que enfatizaba la historia y los valores, y la otra que enfatizaba las metodologías libres de valores empleadas por los académicos en los diversos campos académicos. Éste intento de equilibrio daría lugar a una batalla en la larga guerra entre el humanismo y el positivismo. El presidente de Harvard, James B. Conant, en su informe al comité que diseñaría la educación general, escribió: "A menos que el proceso educativo incluya en cada nivel de madurez algún contacto continuo con aquellos campos en los que los juicios de valor son de importancia primordial, estará muy lejos de alcanzar el ideal. El estudiante de secundaria, de universidad y de posgrado debe preocuparse, al menos en parte, por las palabras "correcto" e "incorrecto", tanto en el sentido ético como en el matemático". El informe del comité, "La educación general en una sociedad libre" (1945), fue conocido, por el color de su portada, como el Libro Rojo. La solución que el comité del Libro Rojo ofreció fue un programa de instrucción que, en palabras del historiador de la educación Frederick Rudolph, "exigía una inmersión en la tradición y la herencia y un cierto sentido de vinculo común lo suficientemente fuerte como para poner bajo control el ego y la ambición desenfrenados". El programa de reforma del Libro Rojo captó la imaginación de los educadores de todo el país. A mediados de la década de 1950, más de la mitad de las universidades de Estados Unidos ofrecían programas de educación general basados en los mismos principios. En 1950 el profesorado de Harvard estaba dividido entre aquellos que, escarmentados por su experiencia en la Segunda Guerra Mundial y especialmente por los bombardeos de Hiroshima y Nagasaki, veían la ciencia y la tecnología como una amenaza a los valores occidentales e incluso a la supervivencia humana y aquellos –una mayoría- que veían la ciencia como un liberador de la superstición y una vía hacia el progreso. Ambas visiones encontraron su lugar en el plan de estudios de Educación General. La facción dominante tenía poca simpatía por la resolución del Libro Rojo de inculcar la ética judeocristiana. Debido a la resistencia de la mayoría, muchas recomendaciones del comité del Libro Rojo nunca se implementaron por completo. Y aquellas recomendaciones que se incorporaron al plan de estudios fueron rápidamente subvertidas por muchas de las personas que se esperaba que lo enseñaran. De hecho, éstos profesores enfatizaron lo opuesto a la lección que Conant pretendía. En lugar de inculcar valores tradicionales, trataron de socavarlos. Pronto "No emitirás un juicio de valor" se convirtió en el mantra para los estudiantes de primer año de Harvard, en las sesiones de debate en los dormitorios, así como en los trabajos finales. El positivismo triunfó. Superficialmente, el mensaje positivista parecía optimista, en cuanto a la perfectibilidad de la ciencia y la inevitabilidad del progreso. Enseñaba que la razón era una fuerza liberadora y la fe una mera superstición; el avance de la ciencia produciría con el tiempo una comprensión completa de la naturaleza. Pero el positivismo también enseñaba que todo el conocimiento no científico acumulado en el pasado, incluidas las grandes religiones y filosofías, había sido, en el mejor de los casos, una mera expresión de "costumbres culturales" y, en el peor, un sinsentido; la vida no tenía propósito y la moral no tenía justificación. Por lo tanto, aunque el positivismo predicaba el progreso, subliminalmente llevaba consigo –en total contradicción con la intención de los redactores de Gen Ed- una implicación más inquietante: que la razón absoluta conduce a la desesperación absoluta. Por lo tanto, Gen Ed dio a los estudiantes universitarios en ésa época un doble golpe de pesimismo. De los humanistas aprendieron que la ciencia amenaza a la civilización. De los científicos aprendieron que la ciencia no se puede detener. En conjunto, implicaban que no había esperanza. Gen Ed habría creado en Harvard una cultura de la desesperación. Ésta cultura de la desesperación, por supuesto, no se limitaba a Harvard: era parte de un fenómeno más generalizado entre los intelectuales de todo el mundo occidental. Pero existía en Harvard en una forma particularmente concentrada, y Harvard era el lugar donde estudiaba Ted Kaczynski. Los cursos de educación general en ciencias sociales y filosofía introdujeron rápidamente la relatividad de la moral y la irracionalidad de la religión. Para establecer que los estándares éticos eran meras expresiones de las costumbres culturales occidentales, se leían las obras de antropólogos como Margaret Mead (Coming of Age in Samoa) y Ruth Benedict (Patters of Culture). En Humanidades 5, o "Ideas del hombre y del mundo en el pensamiento occidental", la polémica de Sigmund Freud contra la fe religiosa, El futuro de una ilusión, que descarta la creencia de que la vida tiene un propósito como una mera expresión de deseos infantiles y como una confirmación de que "el hombre es una criatura de inteligencia débil que se rige por sus deseos instintivos". En los escritos expositivos la predicción de Thorstein Veblen de que "mientras el proceso mecánico siga manteniendo su lugar dominante como factor disciplinario en la cultura moderna, la vida espiritual e intelectual de ésta era cultural deberá mantener el carácter que el proceso mecánico le da". La lectura de Norbert Wiener advertía que a menos que cambie la naturaleza humana, la "nueva revolución industrial… (hace que sea) prácticamente seguro que tendremos que enfrentar una década o más de ruina y desesperación". La de Lewis Mumford decía que el hombre occidental ha agotado el sueño de la potencia mecánica que durante tanto tiempo dominó su imaginación… ya no puede dejarse cautivar por ése sueño: debe dedicarse a fines más humanos que los que ha asignado a la máquina. Ya no podemos vivir, con las ilusiones del éxito, en un mundo entregado a mecanismos desvitalizados, organismos desocializados y sociedades despersonalizadas: un mundo que ha perdido el sentido de la dignidad última de la persona. En el curso de alemán R (alemán intermedio con repaso de los fundamentos), que llevó Kaczynski, brindaba todo un corpus de escritores pesimistas, desde Friedrich Nietzsche (Dios ha muerto, La moral es el instinto gregario del individuo, La idea de suicidio es una gran fuente de consuelo) hasta Oswald Spengler (Ésta técnica de máquinas acabara con la civilización fáustica y un día quedará en fragmentos, olvidada: nuestros ferrocarriles y barcos de vapor estarán tan muertos como las calzadas romanas y la muralla china, nuestras ciudades gigantes y nuestros rascacielos estarán en ruinas como las antiguas Menfis y Babilonia). Joseph Conrad se convirtió en uno de los escritores favoritos de Kaczynski, El agente secreto de Conrad es una sátira sobre anarquistas que empuñan bombas y declaran la guerra a la ciencia: "Todos los malditos profesores son radicales en el fondo. Que sepan que su gran panjadrum también tiene que desaparecer… La manifestación debe ser contra el saber, la ciencia… El ataque debe tener toda la espantosa insensatez de la blasfemia gratuita… Siempre he soñado con un grupo de hombres absolutos en su resolución de descartar todos los escrúpulos en la elección de los medios, lo suficientemente fuertes como para darse a sí mismos francamente el nombre de destructores, y libres de la mancha de ése pesimismo resignado que pudre el mundo. Sin piedad por nada en la tierra, incluidos ellos mismos, y la muerte alistada para el bien y todo al servicio de la humanidad: eso es lo que me hubiera gustado ver". Sin duda, el clima intelectual generado por la educación general influyó en las opiniones que Kaczynski fue desarrollando. La filosofía de Unabomber tiene un parecido sorprendente con muchas partes del programa de estudios de educación general de Harvard. Su mensaje anti-tecnología y su descripción desesperanzada de las fuerzas siniestras que yacen bajo la superficie de la civilización, su énfasis en la alienación del individuo y en la amenaza que la ciencia representa para los valores humanos: todo ésto estaba en las lecturas. Y éste tipo de ideas no sólo afectaron a Kaczynski: alcanzaron a toda una generación, y más allá. La educación general tuvo más que un impacto intelectual. Según un estudio de estudiantes de pregrado de Harvard y Radcliffe que incluía a la clase de Kaczynski de 1962, realizado por William G. Perry Jr., director de la Oficina de Asesoramiento de Estudios de la universidad, el plan de estudios de pregrado tuvo un profundo impacto en las emociones, las actitudes e incluso la salud de algunos estudiantes. Según Perry, el desarrollo intelectual de los estudiantes de Harvard y Radcliffe abarcó típicamente una progresión desde una visión simplista y "dualista" de la realidad a una visión cada vez más relativista y "contingente". Los estudiantes de primer año tienden a favorecer las soluciones simples en lugar de las complejas y a dividir el mundo en verdad y falsedad, bien y mal, amigo y enemigo. Sin embargo, en la mayoría de sus cursos universitarios, especialmente en ciencias sociales y humanidades, se les enseña que la verdad es relativa. La mayoría lo acepta, pero algunos no pueden. Reaccionan contra el relativismo aferrándose más ferozmente a una visión absoluta del mundo. Para algunos de ésos estudiantes, en palabras de Perry, "la ciencia y las matemáticas todavía parecen ofrecer esperanza". Sin embargo, Perry escribió que "la regresión al dualismo" no es una evolución feliz, ya que "requiere un enemigo". Los dualistas en un entorno relativista tienden a verse rodeados; se vuelven cada vez más solitarios y alienados. Ésta actitud requiere un rechazo igualmente absolutista de cualquier "establishment" y "puede suscitar en su defensa el odio, la proyección y la negación de todas las distinciones excepto una", escribió Perry, "La tendencia… es hacia la paranoia". Como es evidente en sus escritos, Kaczynski rechazó la complejidad y el relativismo que encontró en las humanidades y las ciencias sociales. Adoptó tanto el estilo cognitivo dualista de las matemáticas como el mensaje anti-tecnología de Gen Ed. Y quizá lo más importante, absorbió el mensaje del positivismo, que exigía un razonamiento neutral en cuanto a valores y predicaba que (como Kaczynski lo expresaría más tarde en su diario) "no había justificación lógica para la moralidad". En ésa parte me identificó, en la Universidad llevé un currículo que oscilaba entre el control de grupos y la cultura de la desesperación, ambas cosas son incompatibles a menos que seas un psicópata, tuve el dilema moral y opté por rechazar el control de grupos. El relativismo lo neutralicé con las ciencias duras, la resistencia me hizo más dogmático. El trabajo en la psicología moderna y en la economía conductual ha observado que, en determinados ámbitos, hay percepciones erróneas sistemáticas. Hay sesgos permanentes en las apreciaciones. Y se ha propuesto explicar lo que determina esos sesgos y esas percepciones erróneas: "Esas investigaciones han destacado lo mucho que afecta a nuestras percepciones, por ejemplo, el "encuadre", el contexto en que se plantea el análisis… Gran parte de la batalla política hoy en día se centra en el encuadre. Los marcos sobre los que intentan centrar la atención los distintos sectores de nuestra sociedad afectan a sus apreciaciones. Es posible manipular los marcos y, por consiguiente, las percepciones y la conducta. Esos marcos y esas percepciones pueden ser autorreafirmantes… Existe una segunda proposición importante procedente de la investigación en psicología: los individuos procesan la información acorde con sus convicciones previas de un modo distinto a cómo procesan la información desacorde. La información que es acorde se recuerda, se considera relevante y reafirma las convicciones. La información que es desacorde tiene más probabilidades de ser ignorada, minimizada u olvidada. Esa distorsión se denomina "sesgos de confirmación". Las "ficciones sobre el equilibrio" que puedan surgir a consecuencia de ese proceso son convicciones que se mantienen sólidamente porque las evidencias que ve la gente –tal y como las percibe y las procesa- son plenamente acordes con esas convicciones… Así pues, el principal objetivo de la publicidad no es transmitir información, sino condicionar las percepciones… Las convicciones y las percepciones, estén o no basadas en la realidad, afectan a la conducta… Pero, por muy importantes que sean las percepciones y las convicciones a la hora de condicionar las conductas individuales, resultan aún más importantes a la hora de condicionar la conducta colectiva, incluidas las decisiones políticas que afectan a la economía… Existe un verdadero campo de batalla de las ideas. Pero en su mayor parte, no presupone una batalla de ideas tal y como la entenderían los profesores universitarios, donde se sopesan cuidadosamente las evidencias y las teorías de ambos bandos. Es un campo de batalla de "convicciones", de "encuadre", donde no necesariamente se intenta llegar a la verdad del asunto, sino comprender mejor cómo se forman las percepciones de los ciudadanos corrientes e influir en ellas… Sea cual sea la forma en que se difunden las ideas, gran parte de la batalla se centra, como he apuntado, en la forma de encuadrarlas; y en esa batalla, las palabras son cruciales. Las palabras que utilizamos pueden transmitir nociones de equidad, legitimidad, sentimientos positivos; o también pueden transmitir nociones de división, egoísmo e ilegitimidad" (Stiglitz, pp. 206, 207, 208, 220, 221). Después de graduarse en Harvard, Kaczynski se encontró con un libro del filósofo francés Jacques Ellul, La sociedad tecnológica (1954). Su mensaje era que la humanidad ya no veía la tecnología como una mera herramienta, sino que ahora perseguía su avance como un fin en sí mismo. La sociedad estaba al servicio de la tecnología, no al revés. Los individuos eran valorados sólo en la medida en que servían a ése fin. Su educación y la estructura de sus instituciones estaban diseñadas únicamente con el propósito del progreso tecnológico. ¿Qué efectos había tenido Harvard en Kaczynski? En 1998, cuando se enfrentaba a un juicio por asesinato, Kaczynski fue examinado por Sally Johnson, una psiquiatra forense de la Oficina de Prisiones de Estados Unidos, por orden de un tribunal. En su evaluación, Johnson escribió que Kaczynski "ha entrelazado sus dos sistemas de creencias, que la sociedad es mala y que debería rebelarse contra ella, y su intensa ira hacia su familia por las injusticias percibidas". El Unabomber fue creado cuando éstos dos sistemas de creencias convergieron. Y fue en Harvard, sugirió Johnson, donde surgieron y se encontraron por primera vez: "Durante sus años universitarios, fantaseaba con vivir una vida primitiva y se imaginaba a sí mismo como "un agitador que incitaba a las multitudes a frenéticos actos de violencia revolucionaria". Fue en Harvard donde Kaczynski se topó por primera vez con las ideas sobre los males de la sociedad que justificarían y darían origen a una ira que sentía desde la escuela secundaria. Fue en Harvard donde empezó a desarrollar ésas ideas hasta convertirlas en su ideología revolucionaria antitecnológica. Fue en Harvard donde Kaczynski empezó a tener fantasías de venganza, empezó a soñar con escapar a la naturaleza. Y fue en Harvard, hasta donde se puede determinar, donde se fijó en ideas dualistas del bien y del mal, y en un estilo cognitivo matemático que lo llevó a pensar que podía encontrar la verdad absoluta mediante la aplicación de su propia razón. ¿Nació en Harvard el Unabomber, "el asesino en serie más intelectual que ha producido la nación", como lo ha llamado un criminólogo? La historia de los crímenes de Kaczynski comenzó hace más de veintidós años, pero la cadena de consecuencias que desencadenaron aún no ha terminado. Apodado "el Unabomber" por el FBI porque sus primeras víctimas estaban relacionadas con universidades o líneas aéreas, Kaczynski llevó a cabo una campaña de terrorismo cada vez más letal que comenzó el 26 de mayo de 1978, cuando su primera bomba hirió levemente a un oficial de seguridad pública de la Universidad Northwestern, Terry Marker, y terminó el 24 de abril de 1995, cuando una bomba que había enviado por correo mató al presidente de la Asociación Forestal de California, Gilbert Murray. Sin embargo, hasta 1993 Kaczynski permaneció en silencio y sus intenciones fueron completamente desconocidas. En 1995 sus explosivos habían dado un salto en sofisticación; ése año, de repente, se volvió locuaz y escribió cartas a periódicos, revistas, objetivos y una víctima. Dos años después, The Washington Post, en colaboración con The New York Times, publicó copias del ensayo de 35.000 palabras que Kaczynski tituló La sociedad industrial y su futuro, y que la prensa llamó El Manifiesto. Su hermano David reconoció que El Manifiesto era obra de Kaczynski y lo entregó al FBI, que lo arrestó en su cabaña de Montana el 3 de abril de 1996. Más tarde en ése año, Kaczynski fue deportado a California para ser juzgado por, entre otros delitos, dos asesinatos cometidos en ése estado por el Unabomber. El 8 de enero de 1998, tras no haber logrado disuadir a sus abogados de su intención de presentar una defensa basada en la demencia y tras no haber logrado persuadir al juez que presidía el tribunal, Garlan E. Burrel Jr., para que le permitiera elegir un nuevo abogado, Kaczynski pidió permiso al tribunal para representarse a sí mismo. En respuesta, Burrel ordenó a Sally Johnson que examinara a Kaczynski para determinar si era competente para dirigir su propia defensa. Johnson ofreció un diagnóstico "provisional" de esquizofrenia paranoide, pero concluyó que, no obstante, Kaczynski era competente para representarse a sí mismo. Burrell se negó a permitírselo. Ante la perspectiva de un juicio humillante en el que sus abogados lo presentarían como un loco y su filosofía como los delirios de un loco, Kaczynski capituló: a cambio de que el gobierno aceptara no pedir la pena de muerte, se declaró culpable de trece delitos federales relacionados con atentados con bombas que mataron a tres hombres e hirieron gravemente a otros dos, y reconoció su responsabilidad en dieciséis atentados con bombas entre 1978 y 1995. El 4 de mayo de 1998, fue condenado a cadena perpetua sin posibilidad de libertad condicional. Lo que impulsó éstos acontecimientos, desde la primera bomba hasta el acuerdo de culpabilidad, fue el fuerte deseo de Kaczynski de que sus ideas se tomaran en serio. "La Revolución industrial y sus consecuencias", comienza el manifiesto de Kaczynski, "han sido un desastre para la raza humana". Han conducido, sostiene, al crecimiento de un sistema tecnológico dependiente de un orden social, económico y político que suprime la libertad individual y destruye la naturaleza. "El sistema no existe ni puede existir para satisfacer las necesidades humanas. En cambio, es el comportamiento humano el que tiene que modificarse para adaptarse a las necesidades del sistema". Al obligar a las personas a adaptarse a las máquinas en lugar de a la inversa, afirma el Manifiesto, la tecnología crea una sociedad enferma y hostil al potencial humano. Como la tecnología exige un cambio constante, destruye las comunidades locales a escala humana. Como requiere un alto grado de organización social y económico, fomenta el crecimiento de ciudades abarrotadas e inhabitables y de megaestados indiferentes a las necesidades de los ciudadanos: "El nombre Unabomber procedía de la asociación de las letras iniciales de sus primeras víctimas, las universidades y las líneas aéreas: "Un" (universities) "a" (airlines) y la palabra "bomber". Lo cierto es que el asesino quería asegurarse de que la policía reconociera sus artefactos, así que en todas las ocasiones las bombas llevaban escritas en una de sus partes metálicas las iniciales FC. En una de sus cartas dijo que ésas letras significaban Club de la Libertad (Freedom Club). Unabomber colocaba las bombas en el lugar de la explosión, o bien las enviaba por correo, pero después de 1987 ya todas fueron enviadas por correo. Iban generalmente envueltas en papel marrón, con muchos sellos, y diseñadas para explotar en la cara del destinatario. Sin embargo, en dos incidentes diferentes –separados por cinco años entre sí- el asesino empleó otro sistema: dentro del paquete, pero fuera de la caja, situó una hoja escrita a máquina para convencer al destinatario de que abriera la caja, momento en que la bomba explotaba. Éstas dos excepciones fueron muy importantes, porque resultaron ser las primeras muestras de la escritura y, por extensión, de la psicología del criminal. Por ejemplo, la segunda de ellas, enviada a un profesor de la Universidad de Michigan en 1985, decía que se trataba de "una versión inicial de mi tesis doctoral sobre historia de la ciencia". La explosión hirió gravemente a la secretaria del profesor. Ésas cartas pasaron a ser conocidas por el equipo de investigación como "cartas trampa", pero los investigadores iban a tener que esperar otros ocho años para disponer de más textos escritos de Unabomber. Las primeras víctimas de Unabomber fueron profesores de universidad y ejecutivos de líneas aéreas, pero a mediados de 1980 el rango de objetivos se amplió, y también fueron destinatarios de las bombas gente tan dispar como un publicista, un empleado de una tienda de informática, un genetista o diversos tipos de investigadores. Después de un hiato de siete años (entre 1987 y 1993), Unabomber empezó a enviar bombas otra vez. Al principio se pensó que podía estar muerto o gravemente enfermo, o quizá preso por otros delitos, pero más tarde se supo que se asustó en 1987 y temió ser capturado (hubo un retrato robot a partir de la descripción de un testigo). En su regreso homicida un profesor de la Universidad de Yale perdió una mano al abrir el paquete. De pronto Unabomber empezó a escribir cartas en las que explicaba su ideología. Sus primeras tres cartas fueron remitidas al periódico más influyente de Estados Unidos, el New York Times (NYT). Ése mismo año el Departamento de Justicia creó el Grupo Especial de Investigación del caso Unabomber (Unabomber Task Force), liderado por el FBI, con sede en San Francisco" (Garrido, pp. 162, 163).

Nana Kic ©

La corriente académica.

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El Manifiesto sostiene que ésta evolución hacia una civilización cada vez más dominada por la tecnología y la estructura de poder que le sirve no puede revertirse por sí sola, porque "la tecnología es una fuerza social más poderosa que la aspiración a la libertad" y porque "mientras que el progreso tecnológico en su conjunto reduce continuamente nuestra esfera de libertad, cada nuevo avance técnico es considerado por sí mismo deseable". Por lo tanto, la ciencia y la tecnología constituyen "un movimiento de poder de masas, y muchos científicos satisfacen su necesidad de poder identificándose con éste movimiento de masas". Por lo tanto, "los tecnófilos nos están llevando a todos en un viaje totalmente temerario hacia lo desconocido". Nuestra sociedad tiende a considerar como una enfermedad cualquier modo de pensamiento o comportamiento que resulte inconveniente para el sistema, y ésto es plausible porque cuando un individuo no encaja en el sistema, le causa dolor a él mismo y problemas al sistema. Así, la manipulación de un individuo para adaptarlo al sistema se considera una cura para una enfermedad y, por lo tanto, algo bueno. Ésta exigencia, continúa el Manifiesto, ha dado lugar a una infraestructura social dedicada a modificar la conducta. Ésta infraestructura incluye una serie de agencias gubernamentales con poderes policiales cada vez mayores, un sistema regulador fuera de control que alienta la multiplicación ilimitada de leyes, un sistema educativo que enfatiza el conformismo, cadenas de televisión omnipresentes cuyo contenido es esencialmente una forma electrónica de Valium, y un sistema médico y psicológico que promueve el uso indiscriminado de drogas que alteran la mente. Como el sistema amenaza la supervivencia de la humanidad y no puede ser reformado, argumentó Kaczynski, debe ser destruido. De hecho, el sistema probablemente se derrumbará por sí solo, cuando el peso del sufrimiento humano que crea se vuelva insoportable. Pero cuanto más persista, más devastador será el colapso final. Por lo tanto, los "revolucionarios" como Unabomber "al acelerar el inicio del colapso estarán reduciendo la extensión del desastre". "No nos hacemos ilusiones sobre la viabilidad de crear una nueva forma ideal de sociedad", escribió Kaczynski. "Nuestro objetivo es sólo destruir la forma existente de sociedad". Pero éste movimiento tiene un objetivo más amplio: proteger la "naturaleza salvaje", que es lo opuesto a la tecnología. Es cierto que "eliminar la sociedad industrial" puede tener algunas "consecuencias negativas", pero "bueno, no se puede comer el pastel y tenerlo todo también". En 1995, muchas personas reflexivas acogieron el manifiesto del Unabomber como una obra de un genio, o al menos profunda, y como algo bastante sensato. En The New York Times, el escritor ambiental Kirkpatrick Sale escribió que el Unabomber "es un hombre racional y sus creencias principales son, si bien no muy comunes, totalmente razonables". En The Nation, Sale declaró que la primera frase del manifiesto "es absolutamente crucial para que el público estadounidense la comprenda y debería estar en la primera línea de la agenda política de la nación". El escritor científico Robert Wright observó en la revista TIME: "Hay un poco del Unabomber en la mayoría de nosotros". Un ensayo de Cynthia Ozick en The New Yorker describió al Unabomber como el "propio Raskolnikov de Estados Unidos: el asesino atractivo, aterrador y perturbadoramente visionario de Crimen y castigo, la obra maestra de Dostoyevsky de 1866". Ozick llamó al Unabomber un "criminal filosófico de inteligencia excepcional y propósito humanitario, que se ve impulsado a cometer asesinatos por un idealismo intransigente". Los sitios dedicados al Unabomber se multiplicaron en Internet: el Club de la Libertad de la Iglesia de la Eutanasia; Unapack, el Comité de Acción Política Unabomber; alt.fan.unabomber; La Iglesia Unabomber de Chuck; redacted.com; MetroActive y Rest Stop de Steve Hau. La Universidad de Colorado organizó un papel titulado "El Unabomber tenía razón". Sin embargo, en 1997, cuando se inició el juicio de Kaczynski, la opinión había cambiado. Aunque los psiquiatras de la acusación seguían citando el Manifiesto como prueba de la cordura de Kaczynski, los expertos de la defensa y muchos en los medios de comunicación lo veían ahora como un síntoma y un producto de una enfermedad mental grave. El documento, sostenían, revelaba una mente paranoica. Durante el juicio, la prensa citó con frecuencia a expertos legales que atestiguaron la locura de Kaczynski. Gerald Lefcourt, entonces presidente de la Asociación Nacional de Abogados de Defensa Penal, dijo que el acusado estaba "obviamente perturbado". Donald Heller, un ex fiscal federal, dijo: "Éste tipo no está jugando con todas las cartas". La escritora Maggie Scarf sugirió en The New Republic que Kaczynski sufría de un "trastorno narcisista de la personalidad". Michael Mello, profesor de la Facultad de Derecho de Vermont, es el autor de The United States of America vs Theodore John Kaczynski. Él y William Finnegan, escritor de The New Yorker, han sugerido que el hermano de Kaczynski, David, su madre, Wanda, y su abogado, Tony Bisceglie, junto con los abogados defensores de Kaczynski, persuadieron a muchos en los medios de comunicación para que presentaran a Kaczynski como un esquizofrénico paranoide. Hasta cierto punto ésto es cierto. Ansiosos por salvar a Kaczynski de la ejecución, David y Wanda dieron una sucesión de entrevistas desde 1996 en adelante a The Washington Post, The New York Times y Sixty Minutes, entre otros medios, en las que intentaron retratar a Kaczynski como un perturbado mental y patológicamente antisocial desde la infancia. Mientras tanto, en contra de sus deseos y sin su consentimiento, insiste Kaczynski, sus abogados iniciaron una defensa de la salud mental para su cliente. Una experta en psicología de la defensa, Karen Bronk Froming, concluyó que Kaczynski mostraba una "predisposición de la esquizofrenia". Otro, David Vernon Foster, vio un "cuadro claro y consistente de esquizofrenia, de tipo paranoide". Otro, Xavier F. Amador, describió a Kaczynski como "típico de los cientos de pacientes con esquizofrenia". ¿Cómo llegaron los expertos a sus conclusiones? Aunque las pruebas objetivas por sí solas sugieren a Froming que las respuestas de Kaczysnki eran "consistentes con" con la esquizofrenia, le dijo a Finnegan que fueron los escritos de Kaczynski, en particular sus opiniones "anti-tecnología", los que cimentaron ésta conclusión para ella. Foster, que se reunió con Kaczynski algunas veces pero nunca lo examinó formalmente, citó sus "temas delirantes" como evidencia de enfermedad. Amador, que nunca conoció a Kaczynski en absoluto, basó su juicio en las "creencias delirantes" que detectó en los escritos de Kaczynski. Y el diagnóstico provisional de Sally Johnson –que Kaczynski sufría de esquizofrenia de tipo "paranoide" –se basaba en gran medida en su convicción de que albergaba "creencias delirantes" sobre las amenazas que planteaba la tecnología. Los expertos también encontraron pruebas de la locura de Kaczynski en su negativa a aceptar sus diagnósticos o a ayudarlos a alcanzarlos. La mayoría de las denuncias de enfermedad mental se basaban en los diagnósticos de expertos cuyos juicios, por tanto, se derivaban en gran medida de sus opiniones sobre la filosofía de Kaczynski y sus hábitos personales (era un recluso, un hombre de aspecto salvaje, un ama de casa desaliñada, célibe) y de su negativa a admitir que estaba enfermo. Así, Froming citó la "falta de conciencia de su enfermedad" de Kaczynski como una indicación de enfermedad. Foster se quejó de la "falta de cooperación plena con la evaluación psiquiátrica basada en síntomas" del acusado. Amador dijo que el acusado sufría "graves déficits en la conciencia de la enfermedad". Pero Kaczynski no era más desaliñado que muchas otras personas de nuestra calle. Su cabaña no estaba más desordenada que las oficinas de muchos profesores universitarios. Las zonas salvajes de Montana están llenas de escapistas como Kaczynski. El celibato y la misantropía no son enfermedades. Kaczynski tampoco era realmente un recluso, no era el solitario extremo que se ha dicho que era. Y sin duda la negativa a admitir que uno está loco o cooperar con personas a las que se les paga para que declaren que uno está loco no puede tomarse en serio como prueba de locura. ¿Por qué los medios de comunicación y el público estaban tan dispuestos a tachar a Kaczynski de loco? Kaczynski llevaba un diario voluminoso y en una entrada, aparentemente anterior al atentado, se anticipó a ésta pregunta: "Tengo intención de empezar a matar gente. Si lo logro, es posible que, cuando me atrapen (¡no vivo, espero fervientemente!), haya alguna especulación en los medios de comunicación sobre mis motivos para matar… Si se produce alguna especulación, es probable que me presenten como un enfermo y me atribuyan motivos sórdidos o de tipo "enfermo". Por supuesto, el término "enfermo" en un contexto así representa un juicio de valor… los medios de comunicación pueden tener algo que decir sobre mí cuando me maten o me atrapen. Y es probable que intenten analizar mi psicología y me retraten como "enfermo". Éste poderoso sesgo debe tenerse (en cuenta) al leer cualquier intento de analizar mi psicología". Michael Mello sugiere que el público quería ver a Kaczynski como un loco porque sus ideas son demasiado extremas para que podamos contemplarlas sin sentirnos incómodos. Desafía nuestras creencias más preciadas: "El Manifiesto desafía las suposiciones básicas de prácticamente todos los grupos de interés que estuvieron involucrados en el caso: los abogados, los expertos en salud mental, la prensa y la política, tanto de izquierda como de derecha… El equipo de defensa de Kaczynski convenció a los medios y al público de que Kaczynski estaba loco, incluso en ausencia de evidencia creíble… (porque) necesitábamos creerlo… Decidieron que Unabomber estaba mentalmente enfermo y que sus ideas eran locas. Luego se olvidaron del hombre y sus ideas y crearon una historia curativa". Mello sólo tiene razón a medias. Es cierto que muchos creían que Kaczynski estaba loco porque necesitaban creerlo, pero lo verdaderamente inquietante de Kaczynski y sus ideas no es que sean tan extrañas, sino que nos resulten tan familiares. El Manifiesto no es obra de un genio ni de un maniaco. Salvo su llamamiento a la violencia, las ideas que expresa son perfectamente corrientes y nada originales, compartidas por muchos estadounidenses. Su pesimismo sobre el rumbo de la civilización y su rechazo del mundo moderno son compartidos especialmente por los más instruidos del país. El Manifiesto es, en otras palabras, un cliché académico y popular. Y si unos conceptos que muchos de nosotros aceptamos irreflexivamente pueden llevar a una persona a cometer asesinatos en serie, ¿qué dice eso de nosotros? Tenemos que ver a Kaczynski como un ser excepcional (un loco o un genio), porque la alternativa es mucho más aterradora. En resumen, sus ideas no eran expresión de una enfermedad mental, sino de una corriente académica dominante. Pero Kaczynski tenía desajustes, a sus 54 años era célibe. Pero cuando se convirtió en un preso famoso cautivó la atención de decenas de mujeres que le enviaban cartas de amor. A finales de 1999 Joy Richards obtuvo un permiso para visitarlo y se enamoraron. Kaczynski se comprometió con su primera y única novia, en una visita ella empezó a toser sangre, fue diagnosticada con cáncer de pulmón y falleció en 2006. Kaczynski fue diagnosticado con cáncer de recto en marzo de 2021, rechazó la quimioterapia en marzo de 2023, y en junio de 2023 se suicidó en la celda de aislamiento del Centro Médico Federal: "En junio de 1995 se recibió en el NYT lo que a partir de ése momento iba a conocerse como el "Manifiesto". A mediados de 1995 el FBI disponía de catorce documentos pertenecientes a Unabomber. El primero estaba fechado en 1980, y era una de las denominadas "carta-trampa". El número catorce era el Manifiesto recibido por el NYT titulado: "Una sociedad industrial y su futuro". La tesis del Manifiesto se encontraba muy al comienzo del mismo: "La revolución industrial y sus consecuencias han sido un desastre para la raza humana". El resto del documento abundaba en ése análisis, así como en las medidas que habría que tomar para enfrentarse a ése peligro. Los otros doce documentos procedían de la otra "carta-trampa", y de cartas de contenido ideológico y de extorsión. Las de contenido ideológico reflejaban su ideología básica, a saber, que la tecnología era un peligro para la humanidad, y que la única solución era la vuelta a una sociedad agraria, donde la gente viviera en grupos de no más de treinta o cuarenta personas… ¿Qué obtuvo Fitzgerald del análisis del documento? El estilo era áspero y carente de todo humor. Los resultados principales fueron: Unabomber tenía un gran dominio del lenguaje, prácticamente no cometía errores al escribir. El formato era propio de una tesis académica. Cada párrafo estaba numerado (232 en total), y había notas a pie de página y referencias bibliográficas al final del capítulo. A pesar del odio mostrado contra las empresas tecnológicas, sólo se mencionaba la Sylvan Learning Center, una empresa de poca relevancia. Sorprendía que no hiciera referencias a grandes empresas como General Motors, IBM o Microsoft. En el Manifiesto subrayó algunas palabras y frases, lo que sin duda revelaba que eran importantes para él. Algunas de las palabras y frases más distintivas del escrito eran "quimérico", "correligionario", "anomia", "vacuidad de la clase media" y, sobre todo, "lógico de cabeza fría", expresión que luego tendría marcado interés. El análisis de contenido mostró la frecuencia elevada de determinadas palabras, como "sociedad" (254 veces), "poder" (234), "tecnología" (198) y "libertad" y/o "autonomía" (125). Otro elemento importante del análisis lingüístico es averiguar los libros que se supone que inspiran al autor del texto examinado. Unabomber citaba cinco obras, entre las que se hallaban varios números de Scientific American y cuatro libros que a nosotros poco nos dicen pero cuyo contenido era filosófico o sociológico, como El creyente auténtico, o Violencia en América: Perspectivas históricas y comparativas. El Grupo Especial aprendió que las ideas de Unabomber no eran muy originales, sino que muchas de ellas procedían de un libro de 1964 escrito por Jacques Ellul titulado La sociedad tecnológica, así como de la doctrina de una secta conocida como Los Luditas, que se oponían a la Revolución industrial de principios del siglo XIX en Inglaterra" (Garrido, pp. 164, 166, 167). ¿Pero los desajustes de Ted Kaczysnki son propios de un enfermo mental o de los filósofos? El mismo Unabomber en su Manifiesto menciona que la sociedad tecnológica disminuye la libertad personal y la autonomía: la pérdida del control de la vida laboral se llena con actividades sustitutas que, si bien cumplen la función de entretener, no satisfacen el proceso de poder. Una de las actividades sustitutas por excelencia es el recogimiento intelectual: "Pero incluso si la mayoría de la gente en la sociedad industrial-tecnológica estuviera bien satisfecha, nosotros (Freedom Club, FC) seguiríamos oponiéndonos a ésa forma de sociedad, porque (entre otras razones) consideramos degradante satisfacer la propia necesidad del proceso de poder a través de actividades sustitutas o a través de la identificación con una organización, más que a través de la búsqueda de objetivos reales". En resumen, para el Unabomber las actividades sustitutas (el trabajo científico, los logros deportivos, el trabajo humanitario, la creación artística y literaria, el ascenso en la escala corporativa, el activismo social impersonal, la adquisición de dinero y bienes materiales más allá de la satisfacción) o la pertenencia a organizaciones son una forma de alienación del proceso de poder. Kaczynski era un intelectual alienado hasta que decidió ser el Unabomber y pasar a la acción… Existe una tendencia entre famosos filósofos que no tuvieron pareja ni hijos, como si la vida familiar fuera contraproducente con la vida filosófica. En éste apartado nos ayuda la filosofía de la ciencia. En la historia cultural de Occidente anterior al siglo XVII predominó una determinada idea de ciencia, heredada en gran parte del pensamiento griego y, en parte, reelaborada por los medievales. La ciencia (episteme) se consideraba un saber seguro, apoyado en demostraciones y ordenado en sus conocimientos, contrapuesto a la simple opinión (doxa). La filosofía se consideraba como la síntesis y el ordenamiento de la episteme. En la Edad Media, la teología fue la "reina de las ciencias" y la misma filosofía era una ancilla theologiae. En Grecia Platón no tuvo esposa, pero la sociedad griega brindaba a los filósofos la compañía de las hetairas, mujeres de gran belleza y cultura. La soltería intelectual se acentúa en la Antigüedad tardía, la Edad Media y el Renacimiento, donde la mayoría de los filósofos eran también sacerdotes o doctores de la Iglesia –Santo Tomás de Aquino y San Agustín de Hipona-, con algunas excepciones que antes de entrar al clero pertenecían a sectas orgiásticas –San Agustín de Hipona, ex miembro de los maniqueos-. El neoplatónico Plotino de Alejandría no tuvo acceso a las hetairas, llevando al extremo su rechazo a lo material como muestra de su integridad espiritual–el cristianismo es un neoplatonismo-, al grado de negarse a ser retratado por la vergüenza de su forma mortal. El siglo XVII ya puede ser considerado un punto de inflexión en la historia del pensamiento, y las ideas que significó, un declive del antropocentrismo, el antropomorfismo y la teología (Barnes, 1987). Se rechaza la cosmología teológica y centrada en el hombre de Aristóteles y aparece una visión del mundo fundamentalmente impersonal y mecánica. La base de la Revolución industrial, la sociedad tecnológica y el control del comportamiento de las poblaciones. La experiencia como fuente de conocimiento adquiere un énfasis mayor. Francis Bacon y Galileo Galilei son generadores de un nuevo método, distinto del filosófico, que une el experimento empírico al cálculo matemático. El postulado de que el mundo estaba matemáticamente organizado fue la base de toda la ciencia y la filosofía del siglo XVII, pero en realidad ésta postura es un renacimiento pitagórico y platónico despojado del neoplatonismo teológico cristiano. René Descartes es uno los fundadores de la epistemología moderna, que desplaza la realidad como fundamento del conocimiento por la razón. A partir del siglo XVII y hasta la figura de Kant, los filósofos europeos se inscriben en dos grandes corrientes: el racionalismo, que defiende que el criterio de verdad no es sensorial, sino intelectual y deductivo; el empirismo, que defiende la comprobación minuciosa de los hechos naturales mediante la observación. La etapa crítica de la filosofía, centrada en Kant y Descartes, deja paso después a la filosofía idealista romántica, de autores alemanes como Fichte, Schelling y Hegel. En los siglos XVII y XVIII tenemos un ilustre Club de solteros: Hobbes, Locke, Hume, Adam Smith, Descartes, Spinoza, Leibniz, Kant y Bentham. El obispo de Berkeley se casó al final de su vida pero no tuvo hijos. Rousseau se casó y tuvo hijos pero los abandonó. John Stuart Mill se casó tarde y no tuvo hijos. Schopenhauer (el gran pesimista), Kierkegaard (quien renunció a su amor a una mujer por su amor a Dios y a la filosofía, en una especie de martirio), Nietzsche, Sartre y Wittgenstein, todos los cuales nunca se casaron ni tuvieron hijos. Nietzsche forma parte del Club de los hombres que nunca tuvieron novia, y no porque no quisiera, estaba interesado en Cósima Wagner, Lou-Andreas Salomé y su hermana Elizabeth. Todos los hombres hemos sido rechazados alguna vez porque ése es el costo de tomar la iniciativa, pero existen hombres que nunca fueron aceptados. Además, debemos tomar en cuenta que no es lo mismo la soledad que la desolación. La alienación de la vida moderna hace que mucha gente se sienta sola e incomprendida, y busque la soledad de forma voluntaria. Es un hecho que, si manejas lenguajes especializados y tienes preocupaciones poco comunes, tus opciones se reducen. Especialmente si ésas preocupaciones teóricas son insoportables para la vida en sociedad: "Pensar, pues, es acarrear la angustia de la pregunta ¿quién soy ahora que no creo en lo que creía? Y es romper la tradición originando un nuevo sentido, lo que lleva a asumir el peso de la soledad. Todo pensador piensa desde su soledad (aunque siempre busque dirigirse al otro para que lo confirme), al punto que puede decirse que quien no puede soportar su soledad no puede abrirse a la aventura de pensar. Pero ¿de qué soledad se habla al decir que cuando se piensa se está solo? En todo caso no es de aquella de la que se queja una buena parte de la gente en los tiempos que corren. La actual sociedad no deja de ser paradójica en éste tema: de un lado concentra de manera multitudinaria a las personas, al punto que prácticamente no hay lugar ni tiempo donde alguien no esté en presencia de otros, pero de otro lado la queja más reiterada que se oye es la de la soledad, de tal manera que se puede decir que nuestra sociedad bien podría caracterizarse por ser la de solitarios que viven en muchedumbre. Sin embargo, precisemos: de una parte quiere decir estar "solo" en el sentido de abandonado, de otra significa "estar a solas", en el sentido de recogerse en sí. Ahora, decir soledad sea como abandono o como recogimiento es aludir a una dimensión de la vida de una importancia más o menos constante a lo largo de toda la historia occidental: la de ser individuo. La soledad se experimenta siempre en el orden individual y ante ella, sea entendida como desamparo o como un volcarse en sí, la modernidad ha promovido dos formas de individualización: la del individuo personal, con una identidad centrada en la realización de su singularidad y en la capacidad de pensar por sí mismo, y la del individuo masificado y cuya identidad gira en torno al consumo y a los ideales enajenantes de la masa. La soledad esencial del hombre se puede vivir de forma voluntaria, como recogimiento, deparando así las condiciones para pensar y para la formación de una identidad como individuo-personal o de forma involuntaria, como abandono, propiciando una salida a la enajenación y la constitución de una identidad como individuo-masa. La primera forma de soledad se puede llamar positiva, porque permite avanzar en una exploración enriquecedora para el sujeto; la segunda se puede llamar negativa, porque lo único que le acarrea al sujeto es una inútil y angustiante experiencia de descomunización. La soledad como desocialización se puede expresar a través de una quiebra del valor de la amistad o como la exaltación de un individualismo a ultranza (cosa por completo opuesta a la personalización) y puede ser promovida en nuestra época por una tecnología (televisión, auto, teléfono, computador) que se presenta como remedio contra ella cuando en realidad sólo promueve su forma negativa: la del ser humano abandonado y sin comunicación efectiva y auténtica con los demás" (González, pp. 147, 148).

Nana Kic ©

Autor del texto: Armando Ossorio ©

XPOFERENS

 

"La historia nunca se escribe por aquellos que han perdido,

Los derrotados deben dar testimonio de nuestra pérdida de memoria colectiva.

 

Con cada generación llega otro lapso de memoria,

Mira las demostraciones del fracaso en aprender de nuestro pasado.


Vivimos en el tiempo de los sueños, nada parece durar,

¿Puedes realmente planificar un futuro cuando ya no tienes un pasado?


Nana Kic ©

Si estamos sujetos a mentes empíricas,

Me pregunto qué hay más allá de los confines de nuestra memoria.

 

Si la memoria es lo verdadero, la suma de lo que somos,

Puede que tus hijos sepan la verdad, y resplandezcan como la estrella más brillante.

 

Memorias caen de los árboles

Memorias igual que hojas otoñales.

 

Memorias, ayúdenme a entender

Memorias, libérenme.

 

Todo mi amor y todos mis besos.

Dulce Mnemosine".

 

Amnesia (2012).


Dead Can Dance.

 


"Non nobis Domine, non nobis, sed nomini tuo da gloriam".

Nana Kic ©
 

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Foto: Escudo Ossario en Turienzo de los Caballeros. Autor: Jim Anzalone. CC BY-SA 2.0 Casa de Astorga, Altamira y Montemar:  Siglo XVII-XXI. Marqués de Cerralbo y Virrey de la Nueva España, Rodrigo Pacheco Ossorio y Álvarez de Toledo (1624). Autor: Francisco Antonio Vallejo. Virrey de Nápoles y marqués de Astorga, Antonio Pedro Sancho Dávila y Ossorio y Colonna (1652). Autor: Alonso Cano. Inquisidor y Vicario General de la diócesis de Toledo, Obispo de Puebla y Virrey de la Nueva España, Diego Osorio Escobar y Llamas (1664).  Marqués de Astorga y Grande de España, Vicente Joaquín Ossorio de Moscoso y Guzmán (1756-1816). Autor: Francisco de Goya.  Marqués de Astorga y 13 veces Grande de España, Vicente Ferrer Isabel Ossorio de Moscoso y Álvarez de Toledo (1777-1837). Autor: Francisco de Goya.  Don Manuel Ossorio Manrique de Zúñiga (1787). Autor: Francisco de Goya. María Ignacia Álvarez de Toledo y Gonzaga, conde...

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Autor: Elena Tkachenlo. CC BY-SA 4.0 El Libro de Enki. אבגדהוזחטיךכלםמןנסעףפץצקרשתװױ El Libro de Enoc es en realidad una colección de textos conocidos como Libros de Henoc en el período III a.C.-VI d.C. El corpus compuesto por el Libro Etiópico de Henoc (Henoc 1), El Libro Eslavo de Henoc (Henoc 2), El Libro Hebreo de Henoc o Sefer Hekalot “Palacios Celestiales” (Henoc 3), los fragmentos arameos y coptos de Henoc del siglo VII y VIII (basados en Henoc 1). ¿Dónde surge el nombre Henoc? Los hebreos hacen descender el nombre de la raíz hebrea חנך hnk “dedicar” o hanikim “dedicar, celebrar, vasallo” en Gn 14, Dt 20:5, 1Re 8:63 y 2Crón 7:5. No comparto la raíz hebrea, la kemita HN “hierba” y K “duna” producen Heneke “hierba de la duna”, pero si al final agregas una T “torta”, produce la cerveza HNKT (Heineken). Las palabras kemitas que terminan con T son femeninas, torta es el equivalente de “pan” y duna de “pecho”: hitita PEDA “lugar”, latín OPPIDA “colina, meseta”, nipón OPPAI “t...

Pedonomics Vol. 2

Gluttonouslop © #PedoNiveles.  あかがか゚さざただなはばぱまぱ   El Proyecto COmbating Paedophile Information Networks in Europe o “COPINE” (1997) fue desarrollado por el profesor Max Taylor y la profesora Rachel O´Connell del Departamento de Psicología de la Universidad de Cork en Irlanda. Usaron una colección de pornografía infantil en Internet (70,000 imágenes) para rastrear a los pedófilos. La información fue usada por la Policía de Irlanda (GARDAÍ), la Unidad de Pedófilos de Scotland Yard y la INTERPOL. La Escala COPINE (1997) fue desarrollada con la finalidad de categorizar la gravedad de las imágenes de abuso sexual infantil. La Escala está dividida en 10 niveles según la gravedad de la victimización del menor. El nivel 1 es el menos grave y el 10, el de mayor gravedad. La colaboración de la Unidad de Pedofilia de la Policía Metropolitana de Londres la convirtió en una tipología. El Panel Asesor de Sentencias (2002) en Inglaterra y Gales aconsejó al Tribunal de Apelación sobre delitos...

La era del simulacro.

Nana Kic © Ciudad Mito & Bienestar. ¸¸¸¸¸ Steven Forti es historiador y analista político. Profesor asociado en Historia contemporánea en la Universitat Autònoma de Barcelona e investigador del Instituto de Historia Contemporánea de la Universidade Nova de Lisboa. Miembro del consejo editorial de CTXT, Política & prosa e Il Mulino. Co-autor de "Patriotas indignados. Sobre la nueva ultraderecha en la Posguerra Fría" (ALIANZA, 2019) y autor de "Extrema derecha 2.0. Qué es y cómo combatirla" (SIGLO XXI DE ESPAÑA, 2021). En el artículo "Posverdad, fake news y extrema derecha contra la democracia" (NUSO Nº298, 2022) parte de la definición de posverdad del Diccionario de Oxford, que la eligió como la palabra del año 2016: "circunstancias en que los hechos objetivos influyen menos en la formación de la opinión pública que las referencias a emociones o creencias personales". Según Lee McIntyre, "la posverdad no es tanto la afirmación de...