Nana Kic © |
MONOPOLY.
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Joseph Stiglitz en "El
precio de la desigualdad. El 1% de la población tiene lo que el 99% necesita" (TAURUS,
2012), expone que hay dos formas de llegar a ser rico: crear riqueza o
quitársela a los demás. La primera añade algo a la sociedad. La segunda
habitualmente se lo resta, ya que, en el proceso de apropiarse de la riqueza,
una parte de ella se destruye. Un monopolista que cobra un precio excesivo por su
producto le quita el dinero a las personas a las que está cobrando de más, y al
mismo tiempo destruye valor. Para conseguir su precio de monopolio, no tiene
más remedio que restringir la producción. Adam Smith, el padre
de la teoría económica moderna, argumentaba que la búsqueda privada del interés
propio daría lugar, como a través de una mano invisible, al bienestar de todos.
Hoy en día, como consecuencia de la crisis financiera, nada sería capaz de
argumentar que la búsqueda de su propio interés por parte de los banqueros haya
conducido al bienestar de todos. A lo sumo, dio lugar al bienestar de los
banqueros, mientras que el resto de la sociedad tuvo que cargar con los costes.
Hay un motivo muy sencillo del por qué la búsqueda de su propio interés por
parte de los banqueros resultó desastrosa para el resto de la sociedad: los
incentivos de los banqueros no estaban bien alineados con la rentabilidad
social. Cuando los mercados funcionan bien
–de la forma postulada por Adam Smith- es porque la rentabilidad privada y lo
beneficios sociales están bien alienados, es decir, porque las recompensas
privadas y las contribuciones sociales se igualan, tal y como suponía la teoría
de la productividad marginal. En ésa teoría, la
contribución social de cada trabajador es exactamente igual a su remuneración
privada. Las personas con una productividad más alta –con una contribución
social mayor- reciben un salario más alto. Por sí mismos, los mercados a menudo
no producen resultados eficientes ni deseables, y ahí el gobierno tiene el
papel de corregir ésos fallos del mercado, es decir, de diseñar políticas que
vuelvan a alinear los incentivos privados y las rentabilidades sociales. La búsqueda de rentas asume muchas formas:
transferencias y subvenciones ocultas y públicas por parte del gobierno, leyes
que hacen menos competitivos los mercados, una aplicación laxa de las vigentes
leyes sobre la competencia y unos estatutos que permiten a las grandes empresas
aprovecharse de los demás, o trasladar sus costes al resto de la sociedad. El
término renta
originalmente servía para denominar el rendimiento de la tierra, ya que el
propietario de la tierra recibe esos pagos en virtud de su propiedad y no por
hacer algo. Ello contrasta con la situación de
los trabajadores, por ejemplo, cuyos salarios son una remuneración por el
esfuerzo que aportan. El término renta se amplió a los
beneficios monopolísticos, o las rentas de los monopolios, es decir, los
ingresos que uno recibe por el simple hecho de controlar un monopolio. Más
tarde, el concepto se amplió aún más, hasta incluir los ingresos por títulos de
propiedad similares. Si el gobierno concedía a una compañía el derecho
exclusivo de importar una cantidad limitada de un buen, como por ejemplo
azúcar, la rentabilidad adicional que generaba la propiedad de ése derecho se
denominaba renta por cuota.
Los países ricos en recursos
naturales son tristemente célebres por sus actividades de búsqueda de rentas.
En dichos países, resulta mucho más fácil hacerse rico a base de conseguir
acceder a los recursos en unos términos favorables que produciendo riqueza.
A menudo eso supone un juego de suma negativa, y a menudo es uno de los motivos
por los que, como media, ése tipo de países han crecido más despacio que otros
países de características similares que carecen del don de tales recursos. Y,
lo que es más inquietante, cabría esperar que la abundancia de recursos pudiera
ser usada para ayudar a los pobres, para garantizar a todo el mundo el acceso a
la educación y la sanidad. Gravar el
trabajo y los ahorros puede debilitar los incentivos; por el contrario, gravar
las rentas de la tierra, del petróleo o de otros recursos naturales no provoca
su desaparición. Los recursos seguirán estando ahí para su extracción, si no es
hoy, mañana. No existen efectos adversos sobre los incentivos. Eso
significa que, en principio, debería haber cuantiosos ingresos para financiar
tanto el gasto social como las inversiones públicas en, por ejemplo, sanidad y
educación. Sin embargo, entre los países con el máximo nivel de desigualdad
figuran aquellos que cuentan con más recursos naturales. Evidentemente,
en ésos países, unos pocos son más hábiles a la hora de buscar rentas que otros
(habitualmente son los que tienen poder político) y se aseguran de que la mayor
parte de los beneficios de los recursos vayan a parar a sus propios bolsillos.
En Venezuela, el mayor productor de petróleo de Latinoamérica, la mitad del
país vivía en la pobreza antes del ascenso de Hugo Chávez –y es precisamente
ése tipo de pobreza en medio de la abundancia lo que provoca la aparición de
líderes como él. Las actividades de búsqueda de rentas no son endémicas
únicamente en países ricos en recursos de Oriente Próximo, de África y de
Latinoamérica. También se ha vuelto un fenómeno endémico en las economías
modernas, incluida la estadounidense. En aquellas economías, la búsqueda de
rentas asume muchas formas, algunas de las cuales con muy similares a las de
los países ricos en petróleo: conseguir activos estatales (como petróleo o
minerales) por debajo del precio justo de mercado. No es difícil hacerse rico
cuando el gobierno le vende a uno por 500 millones de dólares una mina que vale
1.000 millones. Otra forma de buscar rentas consiste
justamente en lo contrario: venderlo al gobierno productos por encima de los
precios de mercado (abastecimiento no competitivo). Las compañías farmacéuticas
y los contratistas militares destacan en ésa modalidad de búsqueda de rentas. Las subvenciones
públicas del gobierno (como las destinadas a la agricultura), o las
subvenciones ocultas (restricciones al comercio que reducen la competencia, o
las subvenciones ocultas en el sistema tributario) son distintas formas de
obtener rentas del público. No todas las actividades de búsqueda de rentas
utilizan al gobierno para quitarle dinero a los ciudadanos corrientes. El sector
privado puede hacerlo muy bien él sólo, consiguiendo rentas del público, por
ejemplo, a través de prácticas monopolistas y a base de aprovecharse de los que
tienen un menor nivel de información y educación, cuyo máximo exponente son los
créditos abusivos de los bancos. Si
echamos un vistazo a los que ocupan el lugar más alto de la distribución de la
riqueza, podemos hacernos una idea de la naturaleza de ése aspecto de la
desigualdad de Estados Unidos. Muy pocos son inventores que hayan revolucionado
la tecnología o científicos que han cambiado nuestra forma de entender las
leyes de la naturaleza. Ninguna de éstas personas, que realizaron una
contribución tan grande a nuestro bienestar, están entre las mejor remuneradas
de nuestro sistema económico. Por el contrario, muchos de los individuos que
están en lo más alto del reparto de la riqueza son, de una forma u otra, genios
de los negocios. Un análisis más detallado de los
éxitos de los miembros de la parte más alta de la distribución de la riqueza
revela que algo más que una pequeña parte de su genio consiste en idear mejores
métodos de aprovecharse del poder de los mercados y de otras imperfecciones de
los mercados –y, en muchos casos, en encontrar
mejores formas de que la política trabaje para ellos en vez de para la sociedad
en general. En lo más alto, además de los financieros, están los monopolistas y
sus descendientes, quienes, mediante un mecanismo u otro, lograron obtener y
mantener el dominio del mercado. Después
de los magnates de los ferrocarriles del siglo XIX vinieron John D. Rockefeller
y Standard
Oil.
A finales del siglo XX hemos asistido al ascenso de Bill Gates y al dominio por
parte de la empresa Microsoft
de la industria de software para ordenadores personales. En otras partes del
mundo encontramos el caso de Carlos Slim, un empresario mexicano que figuraba
como la persona más rica del mundo en 2011 en la lista Forbes. Gracias a su
dominio de la industria telefónica en México, Slim consigue cobrar a sus
clientes unos precios muy superiores a los que se dan en mercados más
competitivos. Slim
se apuntó el tanto decisivo al adquirir una importante participación en el
sistema de telecomunicaciones de México cuando el país lo privatizó, una
estrategia que está detrás de muchas de las grandes fortunas del mundo. Como
hemos visto, es muy fácil enriquecerse consiguiendo un activo del Estado con un
fuerte descuento. Muchos de los actuales oligarcas
rusos, por ejemplo, consiguieron su patrimonio inicial comprando activos
estatales a precios por debajo del mercado y, a continuación, asegurándose unos
incesantes beneficios a través del poder monopolista. Por último, un importante
grupo de buscadores de rentas está formado por los abogados de máximo nivel,
incluyendo a aquellos que se han hecho ricos a base de ayudar a los demás de
dedicarse a la búsqueda de rentas con unos métodos que rayan en la ilegalidad
pero que habitualmente no los llevan a la cárcel. Ésos abogados ayudan a redactar las complejas leyes
tributarias donde se incluyen las lagunas jurídicas, de forma que sus clientes
pueden eludir los impuestos, y posteriormente diseñan los complejos acuerdos
que se aprovechan de ésos vacíos legales. Ellos ayudaron a diseñar las
disposiciones contractuales que generan el poder monopolista, aparentemente
dentro de la ley: "A
los economistas, las grandes fortunas les plantean un problema. Las leyes de la
competencia, como he apuntado, afirman que supuestamente los beneficios (más
allá de la rentabilidad normal del capital) tienden a reducirse a cero, y muy
deprisa. Pero, si los beneficios son cero, ¿cómo pueden amasarse las fortunas?
Los nichos donde no existe competencia, por un motivo u otro, son una de las
vías para lograrlo… La verdadera clave del éxito es asegurarse de que nunca
habrá competencia –o por lo menos de que no la habrá durante un tiempo lo
suficientemente largo como para forrarse con un monopolio mientras tanto-. La forma más sencilla de tener un monopolio sostenible es
conseguir que el gobierno te conceda uno. Entre el siglo XVII y el siglo XIX
los británicos le concedieron a la Compañía de las Indias Orientales el
monopolio del comercio con India. Hay
otras formas de obtener monopolios con el beneplácito del gobierno.
Normalmente, las patentes le dan al inventor un monopolio sobre ésa innovación
durante un tiempo, pero los pormenores de la legislación sobre patentes pueden
ampliar el plazo de la patente, reducir la entrada de nuevas empresas e
incrementar el poder monopolista. La legislación estadunidense sobre patentes
ha venido haciendo exactamente eso. Las leyes se diseñan no para maximizar el
ritmo de innovación, sino más bien para maximizar las rentas. Incluso sin una
concesión del gobierno o sin un monopolio, las empresas pueden crear barreras a
la entrada de competidores. Existe una amplia gama de prácticas que
desincentivan la entrada, como mantener un exceso de capacidad, de forma que la
empresa que entra sabe que el competidor que ya está en ése mercado puede
aumentar la producción, bajando los precios hasta un nivel que haría que la
entrada dejara de ser rentable… A
principios del siglo pasado, la preocupación por los monopolios que constituían
la base de muchas de las fortunas de aquella época, como la de Rockefeller,
llegó a ser tan grande que en tiempos del presidente Theodore Roosevelt, enemigo
de los grupos monopolistas, Estados Unidos promulgó un montón de leyes para
fragmentar dichos monopolios y evitar algunas de ésas prácticas. A lo largo de los
años siguientes, se deshicieron muchos monopolios –en la industria del
petróleo, en la industria tabacalera y en muchas otras-. Y sin embargo, hoy en
día, si echamos un vistazo a la economía estadounidense, podemos ver muchos
sectores, incluyendo algunos que son esenciales para su funcionamiento,
dominados por una o unas pocas empresas –como Microsoft en el ámbito de los
sistemas operativos para ordenadores, o AT&T, Verizon, T-Mobile y Sprint en el de
telecomunicaciones"
(Stiglitz, pp. 90, 91). A veces la magnanimidad del gobierno, en vez de
entregar recursos por un precio irrisorio, asume la forma de reescribir las
normas para incrementar los beneficios. Una sencilla forma de hacerlo es
protegiendo de la competencia extranjera a las empresas. Los aranceles, los
impuestos que pagan las empresas extranjeras pero no las nacionales, son a
todos los efectos un regalo a los productores del país. Dado que los aranceles
ponen en desventaja a los productores extranjeros, hacen posible que los
productores nacionales suban sus precios y aumenten sus beneficios. Las
subvenciones al etanol suponen un buen ejemplo de éste fenómeno. El plan para
reducir nuestra dependencia del petróleo a base de sustituirlo con la energía
del Sol encerrada en uno de los mejores productos de Estados Unidos, su maíz,
parecía irresistible. Pero transformar la energía de las plantas en una forma
capaz de suministrar energía a los coches en vez de a las personas resulta
carísimo. Además, resulta más fácil hacerlo con unas plantas que con otras.
Brasil ha tenido tanto éxito con sus investigaciones sobre el etanol a base de
azúcar que, para conseguir que Estados Unidos pudiera competir, durante años
tuvo que gravar con 54 centavos por galón el etanol brasileño a base de azúcar.
Cuarenta años después de su introducción, la subvención seguía en vigor para
apoyar una industria en estado embrionario que aparentemente no iba a crecer. Cuando
los precios del petróleo bajaron tras la recesión de 2008, muchas fábricas de
etanol quebraron, pese a las enormes subvenciones que recibían. Hasta
finales de 2011 no se permitió que venciera el plazo de las subvenciones y los
aranceles.
La persistencia de unas subvenciones tan distorsionadoras tiene su origen en
una única fuente: la política. El principal –y durante mucho tiempo, a todos los efectos
el único- beneficiario directo de aquellas subvenciones fue el sector de los
productores de etanol a base de maíz, dominado por la megaempresa Archer
Daniels Midland (ADM).
Al igual que muchos otros directivos,
los de ADM parecían más hábiles a la hora de gestionar la política que la
innovación. Hacían generosas donaciones a ambos partidos, de forma que, por
mucho que los parlamentarios despotriquen en contra de semejante magnanimidad
con las empresas, los legisladores no tuvieron demasiada prisa en tocar las
subvenciones al etanol. Como hemos señalado, las empresas casi siempre
argumentan que el verdadero beneficiario de los generosos regalos que reciben
está en otra parte. En éste caso, los defensores del etanol argumentaban que
los verdaderos beneficiarios eran los cultivadores de maíz de Estados Unidos. Pero,
en gran parte, eso no era cierto, sobre todo en los primeros tiempos de la
subvención. Naturalmente, resulta difícil entender porque los cultivadores
estadounidenses de maíz, que ya eran beneficiarios de las ingentes dadivas por
parte del gobierno, y que recibían de Washington casi la mitad de sus ingresos,
en vez de obtenerlos de la tierra, tuvieran que recibir aún más ayudas, y
resulta difícil conciliar ésa política con los principios de una economía de
libre mercado. (En realidad, la inmensa mayoría de los fondos del gobierno
destinados a subvencionar la agricultura no va a parar, como mucha gente cree,
a los agricultores pobres, si siquiera a las explotaciones familiares. El
diseño del programa revela su verdadero objetivo: redistribuir el dinero de todos
nosotros hacia las prósperas explotaciones agrícolas de las grandes
empresas). Muchos países, entre ellos
Estados Unidos, controlan enormes reservas de recursos naturales, como
petróleo, gas y concesiones mineras. Si el gobierno nos concede el derecho de
extraer esos recursos gratis, no hace falta ser un genio para ganar una
fortuna. Eso es, por supuesto, lo que hacía el
gobierno estadounidense en el siglo XIX, cuando cualquiera podía reclamar el
derecho a explotar los recursos naturales. Hoy en día, normalmente el gobierno
no regala sus recursos; lo más frecuente es que exija un pago, pero un pago
mucho menor del que debería ser. Se trata simplemente de otra forma menos
transparente de regalar dinero.
Si el valor del petróleo que hay debajo de una finca en particular vale 100
millones de dólares después de abonar los costes de extracción, y el gobierno
exige un pago de tan solo 50 millones, en realidad el gobierno ha regalado 50
millones de dólares. No tiene por qué ser así, pero unos
poderosos intereses se aseguran de que lo sea. En su forma más simple, las
rentas son tan solo redistribuciones desde nuestros bolsillos a los de los
buscadores de rentas. Eso es lo que ocurre cuando las compañías petrolíferas y
mineras consiguen los derechos de explotación del petróleo y los minerales a
unos precios muy inferiores a los que tendrían que tener. El principal derroche de recursos es únicamente en hacer
lobby: hay más de 3.100 miembros de grupos de presión trabajando para la
industria sanitaria (casi seis por cada parlamentario) y 2.100 trabajando para
las industrias de la energía y los recursos naturales. En total, se gastaron
más de 3.200 millones de dólares en actividades de lobby tan solo en 2011.
La principal distorsión es para nuestro sistema político; el principal perdedor
de nuestra democracia. Pero a menudo la búsqueda de rentas implica un verdadero
desperdicio de recursos que reduce la productividad y el bienestar del país.
Distorsiona la asignación de recursos y debilita la economía. Un efecto
secundario de los esfuerzos dirigidos a llevarse una porción más grande de la
tarta es que ésta se encoge. El poder monopolista y el trato de favor en
materia tributaria para los intereses especiales tiene precisamente ésos
efectos. La búsqueda de rentas distorsiona nuestra economía en muchos sentidos,
y uno de los más relevantes es la asignación del recurso más valioso de su
país: el talento. Antes, los jóvenes inteligentes se sentían atraídos hacia una
serie de profesiones: algunos a prestar servicio a los demás, como en la
medicina, en la enseñanza o en el servicio público; otros a ampliar las
fronteras del conocimiento. Siempre había algunos que se dedicaban a los
negocios, pero durante los años previos a la crisis un porcentaje cada vez
mayor de los mejores cerebros del país eligió las finanzas. Y con tantos jóvenes con talento dedicados a las finanzas,
no es de extrañar que hubiera innovaciones en ése sector. Pero muchas de esas
innovaciones financieras estaban diseñadas para saltarse la normativa, y de
hecho redujeron el rendimiento económico a largo plazo. Ésas
innovaciones financieras no pueden compararse con las innovaciones de verdad,
como el transistor o el láser, que mejoraron nuestro nivel de vida: "A veces las distorsiones de los buscadores de rentas son sutiles
y no se reflejan bien como una diminución del PIB. Eso se debe a que el PIB no refleja adecuadamente los costes para el medio
ambiente. No evalúa la sostenibilidad del crecimiento que está produciéndose.
Cuando el PIB
procede de extraer recursos del subsuelo, deberíamos apuntar que se reduce la
riqueza del país, a menos que esa riqueza se reinvierta en la superficie en
capital humano o físico. Pero nuestras mediciones no lo tienen en cuenta. El
crecimiento que procede de agitar las reservas pesqueras o las aguas
subterráneas es efímero, pero nuestras mediciones no nos lo dicen. Nuestro sistema de precios es defectuoso, porque no
refleja con exactitud la escasez de muchos de ésos recursos medioambientales. Y
dado que el PIB se basa en los precios del mercado, también nuestra forma de
medir el PIB es defectuosa. Hay industrias,
como la del carbón y la del petróleo, que quieren que las cosas sigan así. No
quieren que se ponga un precio a la escasez de los recursos naturales o el daño
a nuestro medio ambiente, y no quieren que se modifique nuestra forma de medir
el PIB
para que refleje la sostenibilidad. No
cobrar a ésas empresas el coste que están imponiendo al medio ambiente es, a
todos los efectos, una subvención oculta, comparable a los demás regalos que
recibe la industria, en forma de trato de favor en materia de impuestos y de
adquisición de recursos a unos precios por debajo de los precios justos de
mercado. Cuando fui presidente del Consejo de
Asesores Económicos durante la presidencia de Clinton, intenté que Estados
Unidos publicara una cuenta de PIB verde,
que reflejara el agotamiento de nuestros recursos y la degradación de nuestro
medio ambiente. Pero la industria del carbón sabía lo que habría significado
eso y utilizó su enorme influencia en el Congreso para amenazar con suspender
su financiación a quienes participaran en aquel intento de definir el PIB verde, y no solo la financiación a
aquel proyecto. Cuando la industria del petróleo presiona para conseguir
más permisos de perforación en alta mar, y al mismo tiempo presiona para que se
aprueben leyes que eximan a las empresas de asumir plenamente las consecuencias
de un derrame de petróleo, está, a todos los efectos, pidiendo una subvención
pública.
Y ése tipo de subvenciones hace algo más que proporcionar rentas; también
distorsiona la asignación de recursos. El PIB, y más en general, el bienestar social, se reduce –como
quedó en evidencia con el derrame de petróleo de la compañía BP en el golfo de
México en 2010-" (Stiglitz,
pp. 151, 152).
Nana Kic © |
PETROPOLY.
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Lee Billings en "Cinco
mil millones de años de soledad. La búsqueda de vida entre las estrellas" (CRÍTICA, 2014) analiza el impacto de los recursos energéticos
en la economía. El científico Harold Urey en el libro 2063 d.C., señaló
que entre 1900 y 1955 el consumo de combustible fósil de Estados Unidos se
había incrementado ocho veces, debido en buena parte a la necesidad de generar
electricidad. Además, el uso de energía eléctrica pasó de ser mínimo en 1900, a
cerca de 500 watts por persona para 1963. ¿Por cuánto tiempo podría continuar aumentando el uso de
energía para respaldar el crecimiento económico? El
químico Urey insinuó que ése tipo de lujos era insostenible. Según predijo,
mucho antes de 2063 nos enfrentaríamos a la potencialmente desagradable
necesidad de encontrar maneras de invertir la energía humana en algo más que no
fuera la fabricación de artefactos útiles. Con la aplicación de algunas
suposiciones reduccionistas, los límites energéticos para el crecimiento
económico se pueden calcular de una forma extraordinariamente directa. Tomemos
a Estados Unidos como ejemplo. Los datos
de la Administración Federal de la Información Energética muestran que el uso
total de energía del país ha crecido poco menos de 3 por ciento anual desde
mediados del siglo XVII. Como parte de una especie de
experimento mental, el físico Tom Murphy, profesor de la Universidad de
California de San Diego, calculó las consecuencias de ése crecimiento continuo
hacia el futuro. Primero lo extrapoló a todo el planeta y lo redujo a 2.3 por
ciento anual, lo que dio como resultado un incremento con un factor de diez en
el uso de energía por siglo. Empezando
con uso energético global de 12 teravatios en 2012, el mundo de 2112,
consumiría 120 teravatios, y el de 2212, 1200. Para 2287, el consumo global de
energía sería de 7000 teravatios, cantidad que en teoría podría generarse si se
cubriera toda la superficie del planeta con paneles solares fotovoltaicos que
operaran a 20 por ciento de su capacidad. A partir de ahí, la única forma de lograr que el
crecimiento de 2.3 por ciento anual en el uso de energía continuara por otros
125 años sería incrementar la eficiencia de los paneles fotovoltaicos a un
milagroso 1000 por ciento y cubrir todos los mares y continentes con ellos, lo
que llevaría a nuestra civilización –en crecimiento permanente- hasta el año
2412 d.C., momento en que superaríamos la cantidad total de luz solar que cae
sobre la Tierra. Otro tipo de fuente de energía como la fusión nuclear también
podría sostener un índice de crecimiento de 2.3 por ciento anual durante varios
siglos después o, por lo menos, hasta que el calor excedente de la enorme
cantidad de energía producida evapore los océanos y transforme la corteza
terrestre en un desecho resplandeciente. Para
una civilización atrapada en un planeta, como es la nuestra, los puntos de
ebullición del agua y del derretimiento de la roca y el metal suponen límites
insuperables en lo que se refiere a la expansión del uso de energía. En
1960, en un artículo para la revista Science,
el físico Freeman Dyson llevó al extremo el desmedido consumo reciente de
energía de la humanidad, y postuló que si algún día domináramos la vida y el
trabajo en el espacio, podríamos aprovechar prácticamente toda la luz del Sol
al construir un nube de colectores solares alrededor de nuestra estrella
central. Dyson no trabajó demasiado en lo que sólo le parecían detalles
técnicos relativamente menores, como la forma en que adquiriríamos las enormes
cantidades de materias primas requeridas. El físico insinuó que para el momento
en que necesitáramos toda la energía del Sol, ya seríamos más que capaces de
simplemente saquear un planeta o dos. Vista desde una distancia de varios años
luz, la emisión óptica del Sol se desvanecería y sería reemplazada por el
brillo infrarrojo del calor excedente que emanara del caparazón que lo cubre. Según Dyson, si los astrónomos alguna vez
llegaran a ver una estrella lejana particularmente débil y luego detectaran un
cambio total a emisiones infrarrojas, los más probable sería que estuvieran
observando la evidencia de otra civilización galáctica ansiosa de energía. Con la
operación absolutamente eficaz de ésta "Esfera de Dyson" podríamos capturar unos 400 000 millones de petavatios de
energía: el total de la producción radiante del Sol. Sin embargo, con base en
un crecimiento anual permanente de uso de energía de 2.3 por ciento, Murphy
calculó que la esfera dejaría de satisfacer nuestras crecientes necesidades
energéticas en apenas poco menos de un milenio. Naturalmente, hay
algunos cientos de miles de millones de estrellas en la Vía Láctea. Incluso
dando por hecho que la humanidad lograra encapsular de manera instantánea todas
las estrellas parecidas al Sol que hay en la Vía Láctea en esferas de Dyson
absolutamente eficientes, ése inexorable incremento de 2.3 por ciento en la
energía utilizada anualmente de todas formas nos conduciría a los límites de
nuestra capacidad galáctica en menos de otro milenio. Al inicio del periodo
jurásico, San Diego era vil piedra caliza en el lecho marino, al igual que el
resto de lo que más adelante se convertiría en el actual estado de California. En algún momento hace menos de 200 millones de años, las
placas tectónicas en colisión provocaron que vastos plutones batolíticos de magma
–burbujas viscosas de granito fundido del tamaño de ciudades enteras- surgieran
del manto hacia la corteza por debajo de ése antiguo océano costero. Los
plutones eran ricos en varios metales como cobre, plomo, plata, oro y otros, y
calentaron las rocas anegadas de la parte inferior. De ésta forma cocinaron la
piedra caliza y la transformaron en mármol. Cuando el magma se mezcló con el
agua que se filtraba hacia abajo, algunos de los metales de precipitaron hacia
afuera y formaron vetas minerales en las fisuras suprayacentes. Poco a poco y durante millones de años, la
permanente colisión tectónica empujó y levantó el antiguo lecho marino hasta
que éste se convirtió en tierra firme. Grandes bloques de la corteza fueron
volcados para extenderse y allanar la tierra en un orden estratigráfico
inverso. De hecho, la cima de una montaña de California podría estar formada
por granito de las profundidades subterráneas, y sus costados por regiones
intermedias de mármol y piedra caliza con vetas minerales. A lo largo de su
base habría un revoltijo esparcido de rocas superficiales más jóvenes mezcladas
con lutita no consolidada proveniente del antiguo lecho marino que se derrumbó.
La lluvia que cayó las montañas erosionó los costados, expuso las vetas
minerales y descargó hojuelas y fragmentos de metales preciosos en los ríos. El 24 de enero de 1848, mientras se construía un
aserradero a lo largo del Río de los Americanos para la flotación de troncos
hacia el pequeño asentamiento costero de San Francisco, un carpintero llamado
James Marshall encontró algunas piezas de oro que bajó con el deslave, y así
comenzó la Gran Fiebre del Oro de California. En
muy poco tiempo unas 300 000 personas de todo el mundo cubrieron la región como
enjambres en busca de fortuna y, de ésta manera incrementaron la población e
impulsaron aquel territorio desorganizado hasta que se convirtió oficialmente
en uno más de los Estados Unidos, con lo que proliferaron ciudades con un
repentino auge en todo el norte de California. San Francisco se convirtió en
una ciudad desbordante. Los bosques de secuoyas fueron desforestados para
alimentar los hornos que redujeron la piedra caliza extraída de las canteras
hasta transformarla en la cal que luego formó parte del cemento de los
edificios con fachadas de mármol. Para 1863 ya había un ferrocarril
transcontinental en construcción, y había comenzado la gran apertura del Oeste
Americano: Y todo por el oro que de
manera accidental cayó en una surgencia jurásica de magma debajo del mar. Después
de la Fiebre del Oro, el ferrocarril transcontinental garantizó que nunca
amainara realmente el flujo de colonizadores. La gente surcaba la tierra como un intenso oleaje en busca
de un auge tras otro, y al final de cada día, cuando el Sol se escondía por el
Pacífico, su luz bañaba la expresión más genuina del Sueño Americano. Al
parecer casi todos podían hacer una fortuna en los amplios espacios de
California. Los granjeros viajaron como parvadas al clima benigno y la fértil
tierra del Valle Central. Los
petroleros encontraron crudo ligero y dulce enterrado en los estratos del sur
del estado; los cineastas pudieron refugiarse en Hollywood de los montones de
abogados de patentes del Este que trabajaban para Thomas Edison. Los militares
de Estados Unidos construyeron bases, campos aéreos y astilleros a lo largo de
la frontera del Pacífico. Los tecnólogos dieron inicio a nuevas industrias de
alta tecnología en Silicon Valley. Y
mientras todo ésto sucedía, los especuladores de bienes raíces compraron
fraccionamientos, los subdividieron, los vendieron y se volvieron ricos. Los
precios de las viviendas y las necesidades de infraestructura se incrementaron
a medida que el capital continuó fluyendo hacia el estado y, por lo mismo,
también aumentaron los impuestos prediales a la par hasta que los californianos
bien establecidos y adinerados se rebelaron contra éste proceso en los 70. Los
ciudadanos votaron para que los impuestos prediales se mantuvieran bajos de
manera artificial y viraron el rumbo del estado hacia una cultura política disfuncional
en donde las "iniciativas de ley por votación"
promovidas por los votantes sirvieron para reservar el gasto una y otra vez,
mientras que eliminaban las fuentes de ingreso. El estado había permanecido en
una crisis presupuestal casi permanente desde el inicio del nuevo milenio. En 2007,
el estallido de la burbuja inmobiliaria desencadenó la Gran Recesión de 2008
que redujo el nivel de las arcas californianas a puntos catastróficamente
bajos. Asimismo, se recortó el financiamiento para la asistencia pública de los
pobres y discapacitados, el de universidades y cortes estatales, los servicios
municipales de emergencia y muchos más. Durante algún tiempo de 2009, el gobierno estatal de
California sólo pudo pagar sus deudas con sus propios pagarés oficiales
impresos" (Billings,
pp. 137, 138). Mike Arthur era geólogo sedimentario. Para él, observar muros de
roca con bandas alternantes de caliza, arenisca, esquisto y carbón era como
leer historias escritas en piedra. También era geoquímico. Con la ayuda de un
martillo, una bolsa para muestras y un poco de hechicería de laboratorio, podía
discernir las sutiles señales químicas de las capas de rocas que revelaban los
ambientes antiguos desparecidos tanto tiempo atrás: la flora y la fauna, el clima y la geografía, y la manera
en que cada mundo anterior se desarrolló, floreció y, finalmente, murió
olvidado casi por todos, excepto por quienes tenían memoria lítica. Los paleoclimas y los pasados cambios
climáticos eran el origen de Arthur, visto desde la perspectiva del área de
investigación en que se había especializado: la formación de esquistos negros. Éstos son compactaciones de arcilla, lodo y limo que se
formaron en aguas profundas y adquirieron el color azabache debido a las
grandes cantidades de carbono orgánico que contienen. Por
lo general, el carbono orgánico –la sustancia con que están hechos las plantas
y los animales- es devorado y reciclado con rapidez en una columna de agua. Sin
embargo, cuando los desechos vagan hasta llegar al fondo estancado de una
profunda masa de agua, la ausencia de luz solar y oxígeno puede mantener a raya
las criaturas que, de otra manera, se filtrarían y consumirían los desechos. Las capas de limo y lodo cargadas de
carbono permanecen en inactividad, se comprimen y se hunden bajo la superficie
de la Tierra todavía más; ahí un fuego lento geotérmico los cocina hasta
convertirlos en esquistos. Con el calor, la presión y el tiempo necesarios, una
fracción del carbono que se encuentra en el esquisto negro –rico en elementos
orgánicos- se transforma en petróleo y, si se le cocina más, puede descomponer
el petróleo en metano y un grupo de otros compuestos orgánicos volátiles que,
en conjunto, son conocidos coloquialmente como gas natural. Para
Arthur, las instancias de depositación de esquisto negro presentes en todo el
mundo eran señales de los ritmos pasados del calentamiento global: mientras las
temperaturas subieron y los niveles del agua se elevaron, los cada vez más
profundos y cálidos océanos habrían perdido buena parte de su capacidad para
mezclar el agua de la superficie, rica en oxígeno, con la del fondo. Así habría
dado inicio la anoxia, y los ecosistemas de las profundidades del mar se
habrían disuelto y transformado en negro lodo sulfuroso repleto de bacterias.
Supuestamente, el depósito de antracita más grande de la Tierra fue descubierto
en el noreste de Pensilvania en la segunda mitad del S. XVIII, cuando un
cazador incendió por accidente un afloramiento de rocas cristalinas negras
cercano, mientras preparaba una fogata. Para mediados del S. XIX, la antracita
de Pensilvania ya había reemplazado a la madera como método preferido para
calentar los hogares de Estados Unidos, y la minería de carbón se convirtió en
una industria fundamental en toda la meseta de Allegheny. Más o menos por el mismo tiempo, Pensilvania dio pie a una
industria petrolera global, gracias a que los perforadores en las minas de sal
se toparon con gruesas y viscosas surgencias de nafta mineral negra. La primera
refinería de petróleo se construyó en 1853 en Pittsburgh, y el primer pozo de
Estados Unidos se perforó cerca de Titusville, Pensilvania, en 1859. El petróleo encontró
su aplicación más importante en el Modelo T de Henry Ford, el vehículo que
salió por primera vez de una línea de ensamblaje de Michigan en 1908. En
realidad, la industria del gas natural de Estados Unidos nació justo al norte
de la línea estatal de Pensilvania, con un pozo que se perforó en Fredonia,
Nueva York. Sin embargo, el depósito de esquisto negro de donde provenía en su
mayor parte era del territorio de Pensilvania. La economía del estado entró en
un auge gracias al impulso del antiguo carbono. En poco tiempo los pozos
petroleros y las minas cubrieron la roca de Allegheny; y las refinerías,
oleoductos y ferrocarriles proliferaron por todo el estado como si fuera una
maleza. Tal como sucede con casi todos los
auges, éste duró poco. Para finales del S. XX, la
producción de los campos petroleros del estado ya había empezado a decaer y, de
manera progresiva, se vio opacada por los inmensos campos recién descubiertos
en Texas, Venezuela, Arabia Saudita, el Golfo de México y otros lugares. Para
la década de los cincuenta, la roca de Allegheny en Pensilvania todavía tenía
carbón y gas en abundancia, pero en un mundo cada vez más adicto al petróleo,
las fuerzas del mercado determinaron sencillamente que éstos combustibles, que
eran menos rentables, se quedarían en la tierra. La fortuna energética de
Pensilvania remontó con fuerza en la primera década del nuevo milenio. A medida
que la producción de petróleo a partir de reservas convencionales y de fácil
acceso llegó a su cúspide, las empresas energéticas desarrollaron nuevos
métodos para sacar más petróleo y gas de las rocas fuente "menos
convencionales" y más difíciles de alcanzar. El método más exitoso fue la fracturación hidráulica o
fracking, que exprimía gas natural –anteriormente inaccesible- de esquistos
profundamente enterrados. Cuando un esquisto que contiene gas se encuentra
debajo de kilómetros de roca, como sucede en toda la meseta de Allegheny, la
presión resultante puede encerrar gas dentro de la formación. Sin embargo, si se
inyectan millones de litros de agua sumamente presurizada y mezclada con
químicos a través de una perforación, es posible astillar la roca del esquisto y,
de esa manera, los granos de arena o cerámica que fueron añadidos al lodo
pueden abrir las fracturas. Así, el gas atrapado se libera, fluye a través de
las grietas y sube por la perforación. Una vez que llega a la superficie, es
posible recolectarlo, comprimirlo y venderlo. El fracking, combinado con
tecnología para taladrar pozos no solamente hacia abajo, sino también de manera
lateral a través de las distintas capas de roca, trajo consigo la posibilidad
de explotar la formación de esquisto negro más grande de la meseta de
Allegheny: Marcellus. Ésta formación fue
bautizada así en honor a un pequeño pueblo en el norte de Nueva York, en donde
sobresalía del suelo como peñascos descascarados y verticales de carbono, para
luego extenderse hacia el oeste desde los Lagos Finger de Nueva York, hasta la
mitad oriental de Ohio, y luego al sur hasta Maryland y West Virginia. No
obstante, el corazón carbónico concentrado de la formación Marcellus podía
encontrarse a dos kilómetros o más por debajo de la mayor parte de Pensilvania,
en donde convenientemente colindaba con las áreas metropolitanas más
importantes y necesitadas de energía en todo el noreste de Estados Unidos. Al
comparar las tasas de producción de las operaciones de fracking en la formación
Marcellus con la extensión, grosor, profundidad y porosidad del esquisto, el
geólogo Terry Engelder –uno de los colegas de Mike Arthur de Penn State-calculó
que la formación podría contener cerca de 500 billones de pies cúbicos de gas
recuperable. Eso sería suficiente para designar a Marcellus como el segundo
campo de gas más grande conocido de la Tierra: una formación capaz de cubrir
todas las necesidades energéticas de Estados Unidos por dos décadas. En cuanto se difundió la noticia de los
cálculos que hizo Engelder del Marcellus, empresas energéticas grandes y
pequeñas se abalanzaron para comprar concesiones por carretadas en las
comunidades rurales. Así fue como dio inicio el nuevo auge. Algunos granjeros
que poseían enormes trechos de tierra sobre secciones productivas del Marcellus
se volvieron millonarios de la noche a la mañana. De pronto surgieron
restaurantes, moteles y otros tipos de negocios para satisfacer las necesidades
del influjo de trabajadores nuevos. El auge, sin embargo, también tuvo su lado
oscuro. Grandes porciones de zonas rurales aisladas sucumbieron ante
aplastantes calzadas para dar paso a rudas caravanas de camiones pesados;
asimismo, muchos claros forestales desaparecieron bajo plataformas de concreto
para taladrar del tamaño de grandes estacionamientos y kilómetros de oleoductos
serpenteantes. El gas natural de las operaciones
cercanas de fracking encontró su camino hasta los pozos de agua, lo que aumentó
la preocupación sobre la probabilidad de que los cocteles químicos de ésta
técnica de explotación contaminaran los lagos, ríos y acuíferos de la región.
Por supuesto, la oposición pública no se hizo esperar, particularmente en las
ciudades más importantes que recibían agua de las vulnerables fuentes de
abastecimiento. Penn State, muy consciente de su largo y lucrativo vínculo con
la industria del petróleo y el gas, trató de quedarse justo en medio del apoyo
y la oposición. Por ello fundó el Centro Marcellus de Extensión e Investigación
en 2010, para entrar en contacto con todos los involucrados en la región e
informarles sobre las ventajas y desventajas de continuar desarrollando el
depósito de esquisto: "Los economistas se
han centrado en cómo aportar mejores incentivos para que los individuos y las
empresas tengan en cuenta sus externalidades: habría que obligar a los
productores de acero a pagar por la contaminación que generan, y quienes
provocan accidentes deberían pagar las consecuencias. Nosotros
encarnamos ésas ideas, por ejemplo, en el principio de "quien contamina, paga", que afirma que los que contaminan
deben asumir plenamente el coste de sus actos. No pagar en su totalidad las
consecuencias de nuestras propias acciones –por ejemplo, por la contaminación
provocada por la producción- es una subvención. Es equivalente a no
pagar íntegramente el precio de la mano de obra o del capital… Los frecuentes
éxitos que cosechan las grandes empresas a la hora de no tener que asumir todas
las consecuencias de sus actos son un ejemplo de cómo modelan a su favor las
reglas del juego económico. Como consecuencia
de unas leyes que limitan la cuantía de sus responsabilidades, las centrales
nucleares y las plataformas petrolíferas en alta mar están exentas de asumir
los costes íntegros en caso de que explotaran.
Y la consecuencia es que tenemos más centrales nucleares y más plataformas
petrolíferas en alta mar de las que tendríamos en otras circunstancias –de
hecho, es discutible que, en ausencia de las subvenciones del gobierno,
existiera siquiera una sola central nuclear… Un
principio básico en economía es que es mejor gravar las cosas malas que las
cosas buenas. En comparación con gravar el trabajo (un elemento productivo), es
mejor gravar la contaminación, ya sea el petróleo
que contamina nuestros mares por los vertidos de las compañías petrolíferas, o
los residuos tóxicos producidos por las empresas químicas, o los activos
tóxicos creados por las compañías financieras. Quienes contaminan no asumen los
costes que imponen al resto de la sociedad. El hecho de que quienes contaminan
el agua o el aire (incluyendo las emisiones de gases de efecto invernadero) no
paguen los costes sociales de sus actos es una importante distorsión en la
economía;
un
impuesto ayudaría a corregir esa distorsión, porque desincentivaría las
actividades que crean externalidades negativas y trasladaría recursos donde las
contribuciones sociales fueran mayores. Las empresas que no están pagando la totalidad de los
costes que imponen a los demás están siendo subvencionadas a todos los efectos"
(Stiglitz, pp. 248, 249, 275).
Nana Kic © |
Las Siete Hermanas.
¸¸¸¸¸
Los magnates del ferrocarril del siglo XIX proporcionaron
un importante servicio al construir los ferrocarriles, pero gran parte de su
riqueza era producto de su influencia política, ya que conseguían grandes
concesiones de tierra a ambos lados de la vía férrea. Hoy en
día, más de un siglo después de que los magnates ferroviarios dominaran la
economía, gran parte de la riqueza de la parte más alta de Estados Unidos –y
una parte del sufrimiento de los de abajo- tiene su origen en las transferencias
de riqueza en vez de la creación de riqueza. Friedrich Katz en "La
guerra secreta en México" (ERA, 2013) analiza el papel de la Pearson Trust y la Standard Oil en la
revolución mexicana de 1910. La única potencia que desafiaba seriamente el
predominio norteamericano en México era la Gran Bretaña. Su interés económico y
su presencia en éste país tenían una larga historia. Principal inversionista y
socio comercial de México durante la mayor parte del siglo XIX, había sido
desplazada de ése puesto por los Estados Unidos después de que se construyeron
los ferrocarriles que enlazaron a México con su vecino del norte. Durante algún
tiempo los británicos parecieron incluso resignados a perder su influencia y el
ministro alemán en México informó a su gobierno que corrían rumores según los
cuales la Gran Bretaña estaba considerando seriamente cerrar su consulado en la
Ciudad de México y concentrar todos sus esfuerzos en el intento de retener su
supremacía en América del Sur. Sin
embargo, ésta tendencia se invirtió hacia 1900 con el descubrimiento en México
de grandes depósitos de petróleo y con el ascenso vertiginoso de una de las
mayores compañías británicas que había en México, la Pearson Trust, relacionado
precisamente con el auge del petróleo mexicano. Weetman
Pearson, quien más tarde sería Lord Cowdray, fue por primera vez a México en
1889 como director de una compañía constructora británica. Realizó en México
extensas obras de irrigación y construcción de puertos y llegó a una posición
de gran importancia cuando su compañía compró y reconstruyó el ferrocarril de
Tehuantepec, que antes de la construcción del Canal de Panamá representaba un
enlace estratégico y económico crucial entre ambas costas del continente
americano. Pero la verdadera importancia de Pearson reside en el
hecho de que fundó la que llegó a ser la mayor productora de petróleo en
México, El Águila Oil Company, que para 1910 controlaba el 58% de la producción
petrolera del país.
Posteriormente ésta compañía adquirió una crucial importancia para el imperio
británico, ya que su flota estaba justamente entonces sustituyendo el carbón
por el petróleo como su combustible principal y sus propias reservas no le
bastaban para satisfacer sus crecientes necesidades de petróleo. La
compañía de Pearson también llegó a ser de decisiva importancia para México
cuando Porfirio Díaz decidió convertirla en la punta de lanza de su campaña
para limitar la influencia norteamericana e incrementar la de sus competidores
europeos. Los esfuerzos de Díaz se concentraron primordialmente en el monopolio
norteamericano de los ferrocarriles, un caso de predominio norteamericano que
los mexicanos resentían muy especialmente. A
principios del siglo XX la mayor parte de la red ferroviaria mexicana estaba en
manos de dos compañías: la Standard Oil y la casa bancaria norteamericana de
Speyer. En una conversación sostenida con el
ministro alemán en 1903, Díaz ya habría expresado su temor de que "México
llegara a encontrarse en la misma situación que los Estados Unidos, donde las
compañías ferroviarias han demostrado repetidas veces que tienen más poder que
el gobierno". El propio ministro alemán, Heyking,
expresó también temores similares: "Incluso
desde el punto de vista estrictamente económico, parecía problemático dejar
cuatro de las vías de comunicación de México con el resto del mundo en manos de
dos compañías norteamericanas, cuando hay que tomar en cuenta la probabilidad
de que éstas dos compañías, cansadas de la competencia, podría unirse o
fusionarse para explotar las tarifas de fletes y monopolizar todo el tráfico".
Y siguió diciendo: "Ya la Standard Oil Company, después
de comprar el ferrocarril que une a Tampico con Monterrey, está cobrando fletes
tan altos que el petróleo que se ha descubierto recientemente cerca de Tampico
no se puede transportar por tren. Puesto que la Standard Oil también controla las líneas
navieras que conectan a Nueva York y Nueva Orleans con Veracruz, debe temerse
que ésta compañía, junto con el consorcio Speyer, intente desviar todo el
tráfico mexicano hacia los Estados Unidos sobre la base de las tarifas que han
establecido, interrumpiendo así el comercio mexicano con Europa". Su sucesor en el
cargo, Wangenheim, opinó en el mismo sentido: "De
ésta manera, las tarifas ferroviarias mexicanas dependen por completo del gran
capital norteamericano, y las consecuencias efectivas de ésto es que las
tarifas se ajustan a lo que conviene a los intereses norteamericanos. En consecuencia, para subsidiar éste sistema, las tarifas
que se cobran por todos los embarques en el interior de la república son tan
superiores a las que se cobran por las importaciones, que los productos
nacionales no pueden competir con los norteamericanos debido a los costos de
transporte. En otras palabras, los ferrocarriles
están, en efecto, promoviendo el comercio, a saber, el comercio norteamericano,
pero impidiendo al mismo tiempo que se desarrolle la industria nacional".
Cada vez resultaba más evidente para el gobierno mexicano que su deseo de
orientar más hacia Europa su política comercial jamás tendría éxito sino hasta
que se rompiera el control norteamericano sobre los ferrocarriles. Mediante una serie de manipulaciones financieras se formó,
en 1907-1908, una nueva compañía, la de los Ferrocarriles Nacionales de México,
obteniendo así el gobierno mexicano el control de la mayoría de las vías
férreas. Los
puestos más importantes en la junta de directores de ésta nueva compañía fueron
confiados a algunos de los más altos miembros de la Pearson Trust. Con la bendición de Díaz, pero probablemente
por iniciativa de la Pearson Trust, Ferrocarriles Nacionales de México tomó entonces su
medida más antinorteamericana: canceló inmediatamente un contrato que sus
antecesores habían firmado con la Mexican Petroleum Company, de propiedad
norteamericana, para que le abasteciera de petróleo. Sin embargo, en todas las
demás áreas, Ferrocarriles Nacionales procedió con cautela. De hecho, algunas
medidas destinadas a debilitar la influencia norteamericana sobre los
ferrocarriles parecen no haber sido llevadas a la práctica.
En 1909 la compañía decidió disolver el monopolio norteamericano sobre la venta
de equipo ferroviario, pero, en la práctica, fue poco lo que cambió. En 1911 se
anunciaron cambios de precio que favorecieron a los productores europeos, pero
no se puede determinar con certeza si de hecho se introdujeron las nuevas
tarifas. La junta de directores de la nueva compañía solicitó que los empleados
norteamericanos aprendieran español, pero después de una protesta del embajador
norteamericano se hizo caso omiso de ésta disposición. En forma por demás
característica, las tremendas posibilidades que se ofrecían de consolidar la
independencia económica mexicana durante la nacionalización de los
ferrocarriles, jamás fueron aprovechadas por el gobierno de Porfirio Díaz. El principal beneficiario del nuevo control mexicano de
los ferrocarriles fue el Pearson Trust; la principal perdedora fue la Standard
Oil. Mientras que algunas compañías
norteamericanas apenas fueron afectadas por los nuevos acontecimientos, otras
llegaron incluso a aprovechar el hecho de que se hubiera evitado una súbita
alza en los fletes, pero la Standard
Oil definitivamente había perdido ante
el Pearson Trust.
A éste último le deba el gobierno mexicano una marcada preferencia respecto de
la Standard Oil
y de todas las demás compañías petroleras: "Se le otorgaron grandes concesiones de tierra propiedad
del gobierno en los estados de Veracruz, San Luis Potosí, Chiapas, Tamaulipas y
Tabasco, excluyendo de las mismas a todas las demás compañías petroleras. Como resultado
inicial de éstas medidas, Pearson obtuvo importantes contratos para abastecer a
Ferrocarriles Nacionales. La fundación en 1908 de una nueva compañía petrolera,
la Compañía
Mexicana de Petróleos El Águila,
fue una prueba de las fuertes ligas que unían a Pearson con el gobierno
mexicano. Entre los socios de ésta compañía, a
la cual se traspasaron todas las propiedades y bienes petroleros del Pearson Trust, se
contaban Pearson y algunos de los principales "científicos",
tales como el ministro de Relaciones Exteriores, Enrique Creel, y el hijo de
Porfirio Díaz. Todo ésto produjo, como era de preverse, un creciente
resentimiento de parte de los norteamericanos, que fue exacerbado por el hecho
de que México, entre 1905 y 1911, empezó a convertirse en un país petrolero de
primera línea. En 1910 era el séptimo productor de
petróleo en el mundo (3 352 807 barriles); al año siguiente la producción se
cuadruplicó con creces (14 051 643 barriles), con lo cual México pasó a ser el
tercer productor mundial de petróleo. Algunos
observadores estaban convencidos de que las mayores reservas del mundo estaban
situadas en México. En vista de oportunidades tan vastas, los intereses
comerciales norteamericanos en México estaban cada vez menos dispuestos a
tolerar la colaboración antinorteamericana del gobierno mexicano con el Pearson Trust y muy
pronto prevaleció la opinión de que la única manera de ponerle punto final a
esa colaboración era mediante un cambio de gobierno en México… La segunda categoría de miembros de la nueva burguesía era
la de los agentes que supervisaban la exportación de productos agrícolas a los
Estados Unidos y la importación de armas norteamericanas a México, y que
estaban íntimamente ligados, en su mayoría, a grandes compañías norteamericanas.
Éste
grupo incluía a hombres como Félix Sommerfeld y Lázaro de la Garza. Sommerfeld,
que había sido jefe del servicio de inteligencia de Madero en los Estados
Unidos, monopolizaba la importación de dinamita en las zonas controladas por
Villa y mantenía estrechas ligas con la Standard Oil. De la Garza,
comerciante de Torreón, era otro de los agentes financieros de Villa en los
Estados Unidos. Ambos hicieron una fortuna en la revolución y traicionaron a Villa"
(Katz, pp. 46, 173). Esteban Serrani en "Las
siete Hermanas. ¿Competencia capitalista u oligopolio petrolero?" (AESIAL,
2018) identifica que el nacimiento de la industria del petróleo está usualmente
asociado al descubrimiento hecho en 1859 por Adwin Drake en Tutusville, Estado
de Pensilvania (Estados Unidos). Éste hecho se realizó mientras se ejecutaban
perforaciones en búsqueda de productos para el desarrollo de la naciente
industria química. Sumergido en el entusiasmo inicial de las décadas de
1850-1870, el desarrollo productivo de la naciente industria iba mostrando sus
características distintivas respecto al resto de las actividades extractivas,
fundamentalmente la minería (Ellis Jones, 1988). Si bien la mayor proporción de la
inversión inicial para desarrollar el petróleo se centraba en los costos
relacionados a la perforación de los pozos, una vez cubiertos, los costos
marginales de operación eran significativamente decrecientes. Ésta
estructura de negocios la convertía en una atrayente industria para nuevos
inversores pero al mismo tiempo, en una actividad de alto riesgo por la elevada
inversión inicial requerida sin resultados garantizados de largo plazo. En éste
contexto inicial y con un mercado de potencial alta rentabilidad asociada,
apareció un singular empresario, John Rockefeller, quien en 1859 y a sus 20
años tuvo una temprana visión de las potencialidades de ésta industria. A tan
sólo seis años del primer descubrimiento, adquirió la participación de un
tercio de una pequeña refinadora en Cleveland, compró la parte que sus dos socios
iniciales tenían en Clark, Andrews & Co.
y expandió agresivamente sus inversiones, tanto a través de préstamos como de
una extensa red de acuerdos de asociación con empresas que desarrollaban la
etapa de la exploración (Ellis Jones, 1988, pp. 4). Rockefeller, a través de la Standard
Oil, empresa fundada en 1870 y con la cual había logrado absorber primero su
competencia en Ohio para luego avanzar sobre la costa noreste del país, evitó
invertir en exploración.
En
su filosofía, dejaba que los aventureros se encarguen de multiplicar las
perforaciones petroleras, porque su estrategia siempre fue la consolidarse en
la etapa de refinación, distribución y comercialización de derivados de
petróleo en Estados Unidos. Para
1890, la Standard Oil se había convertido en la petrolera más importante de
Norteamérica. Por el lado de la demanda, era un
monopsonio al ser el único comprador del mercado doméstico; desde la oferta, su
empresa era un monopolio de refinación y comercialización; finalmente, porque
para 1895 la Standard Oil
era quien anunciaba diariamente a qué compraría el crudo, situación que
reforzaba su doble posición dominante.
En los primeros años del siglo XX, comienza a discutirse
su rol monopólico en la comercialización de combustibles, insumo central para
el resto de los sectores productivos norteamericanos. Tanto es así que la sospecha sobre la empresa llevó a que
en 1911 la Corte Suprema de aquel país lo acusara de restringir irracional e
ilegalmente la competencia en el sector, y de desempeñar prácticas desleales al
suprimir a sus competidores a través de compras poco claras o de fusiones
inducidas. No era para menos. Para ésa fecha, la
Standard Oil
controlaba monopólicamente los segmentos de refinación y comercialización en
Estados Unidos, dos tercios del mercado británico, cuatro quintos del mercado
europeo continental, la mayoría del mercado latinoamericano, tres quintos del
canadiense y prácticamente todo del Lejano Oriente (Dada y García, 1984, pp.
38). Ésta sentencia de la Corte Suprema sobre las prácticas monopólicas de la Standard Oil llevó a
que la empresa sea desmembrada en no menos de 38 sociedades jurídicamente
independientes, la mayoría de las cuales terminaron asociadas a los estados que
pertenecían. Las más importantes
resultaron ser la Standard Oil de New York (SOCONY,
conocida luego en el mercado mundial como Mobil Oil), la Standard
Oil de California
(SOCAL, que actuó
internacionalmente durante muchos años bajo el nombre de Chevron) y la más grande de
todas las nuevas empresas originadas, la Standard Oil de New Jersey (que luego se llamó
Esso hasta que en 1979
se fusionó con la Corporación Exxon). No cabe dudas respecto a la efectividad de la intervención
estatal, la capacidad de disciplinar al capital y la división efectiva de
poderes que tuvo la sociedad norteamericana cuando los intereses más profundos
de su liberalismo económico, que es la competencia de mercado, estuvo en juego.
No sucedió lo mismo cuando el mercado
petrolero y los intereses oligopólicos de las empresas norteamericanas se
internacionalizaron. Mientras en Estados Unidos surgían
tres grandes empresas producto de la ruptura del monopolio de la Standard Oil (Chevron, Exxon y Mobil), iban
apareciendo otras firmas petroleras de relevancia. La primera es Gulf Oil, nacida en el estado
de Texas (Estados Unidos), único lugar donde la Standard
Oil no tenía control sobre las
operaciones petroleras. En las costas del Golfo de México (del que deriva su
nombre), en 1901 comenzó a operar el poco Spindletop, de gran caudal y extensas
reservas. Luego del éxito de explotación de ésta área, rápidamente se construyó
una refinería en Port Arthur y todo un sistema de tubos para transportarlo
desde el campo. Asimismo, se compraron algunos buques con los cuales comenzaron
a exportar sus productos refinados a Europa, articulando la comercialización
con la Dutch Royal Shell
(actual Shell).
La segunda de ellas también nació en Texas, producto del incentivo que había
causado el descubrimiento de Spindleton. La
Texas
Fuel Company
(conocida internacionalmente como Texaco desde 1959), era una modesta empresa fundada en 1902 por
Joe Cullinan, que en sus orígenes compraba crudo del campo Spindleton para
venderlo a otras compañías, incluida la Standard Oil. Pero a medida que
éste pozo de la Gulf Oil
comenzaba a declinar, Texaco
inició un programa de exploración petrolera para volver viable su
emprendimiento. Promediando la década de 1900 logró mayor éxito del esperado,
al descubrir varios yacimientos con un gran reservorio de crudo. Al mismo
tiempo, fuera de los Estados Unidos, nacían dos de las futuras siete mayores
empresas mundiales. Una de ellas es la empresa
angloholandesa Dutch Royal Shell,
fundada en 1907 a partir de la fusión de dos firmas que tenían como misión
competir internacionalmente con el poder que había adquirido la aún monopólica Standard Oil. La parte inglesa de la compañía tuvo su origen en una
empresa que durante el siglo XX comercializaba conchas marinas (shells) del
Lejano Oriente hacia Europa. La compañía de los
hermanos Samuels, rápidamente se había constituido en el referente del comercio
importador-exportador con la zona persa asiática. Si bien en los orígenes el
petróleo era usado para iluminación y lubricantes, cuando la industria fue
volviéndose más rentable, aprovecharon el aceitado comercio para iniciar el
transporte del petróleo ruso de Bakú hacia Europa. En base a su experiencia en
la navegación y comercialización, los hermanos Samuels revolucionaron el
transporte marítimo en 1892 al inaugurar el primer buque petrolero, llamado Murex,
y además, el primero en navegar el Canal de Suez. A partir de 1987 la empresa
fue denominada The Shell Transport and Trading
Company, con un singular comercio importador
de petróleo sobre todo en Europa continental:
"La parte holandesa
de la empresa estaba conformada por la Real Compañía Holandesa de Petróleos, que había sido
fundada a partir de otra empresa llamada Royal Dutch, a la cual se le
había otorgado una Carta Real (Royal Charter) para la exploración de petróleo en las Indias Orientales
Holandesas (Dutch East Indies), específicamente en Sumatra (Indonesia), en nombre de la
Corona Holandesa. Luego del éxito encontrado por la Royal
Dutch,
comenzaron a expandir su comercialización y su presencia hacia el Lejano
Oriente, zona que representaba una gran oportunidad para realizar negocios
petroleros. A principios de 1900, la Standard Oil
presionaba a los hermanos Samuels para comprar su compañía y así consolidar su
posición dominante dentro de la comercialización. Pero en vez de vender su empresa, éstos decidieron
fusionarse con la Real Compañía Holandesa de Petróleos para competir en el
plano internacional con la Standard Oil. De ésta fusión es original la Royal Dutch Shell (Shell),
que implementó una agresiva política de exploración en Egipto, Malasia (Sarawak
y Borneo), Rusia, Venezuela y México, como también de comercialización.
La última es la que actualmente se conoce como British
Petroleum, empresa que empezó su historia en
1908 bajo el nombre de Anglo-Persian Oil Company.
En 1901, el Gobierno de Persia le concede un contrato de concesión a William
D´Arcy para explorar y extraer petróleo. Sin embargo, fue tanta la inversión
inicial a realizarse durante esos primeros años que, asociado a los magros
resultados de aquellos años, necesitó del apoyo financiero de otros accionistas
y otras empresas como la Burmah Oil Company.
Finalmente, el contrato terminó siendo
transferido en 1909 a la Anglo-Persian Oil Company (luego conocida como Anglo-Iranian Oil Company, actual Bristih
Petroleum),
que había mostrado un notable rendimiento en la refinación y comercialización
de derivados, y que contaba con el apalancamiento del Reino Unido. Asimismo,
por su inversión financiera en años anteriores, la compañía Burmah pasó a ser uno de
los accionistas principales y William D´Arcy, miembro del directorio de la
naciente empresa" (Serrani,
pp. 102, 103).
Nana Kic © |
El Cartel Petrolero.
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Para el comienzo de la Primera Guerra
Mundial en 1914, las siete compañías más grandes del mundo, Exxon, Mobil,
Chevron, Gulf Oil, Texaco, Shell y British Petroleum, las futuras Siete
Hermanas, ya estaban en funcionamiento y con perspectivas expansionistas
asociado al crecimiento de la refinación de petróleo, que fue exponencial entre
1899 y 1926, presentando un ritmo de 10,6 por ciento anual acumulativo. Sin embargo, la
constitución del poder de mercado del cartel se concretaría varios años después
de la Primera Guerra Mundial, cuando se concretó el proceso de reemplazo del
fueloil (el refinado más usado en el inicio del siglo XX) por la gasolina, el
nuevo bien preciado de la industria moderna, y el querosene.
Mientras que el fueloil representaba más de la mitad de los barriles refinados
a comienzos de siglo, su participación cayó hasta 7,9 por ciento en 1926,
habiendo quedado estancada la cantidad de barriles refinados; por su lado la
gasolina tuvo un recorrido inverso y explicaba 37 por ciento de los barriles
adicionales refinados en 1926 respecto a 1899. El
dominio de las grandes petroleras privadas no estuvo exento de disputas,
confrontaciones y litigios por el control del comercio internacional. Fue a
partir de la desestructuración en 1911 del monopolio de la Standard Oil en
Estados Unidos que la competencia petrolera comenzó a cobrar vida en la arena
internacional. El creciente mercado urbano europeo
de principios de siglo XX, acompañado por el desarrollo industrial y el
incremento del transporte comercial de pasajeros, los convertía en mercados
atrayentes para disputar la creciente demanda de petróleo como de sus productos
derivados. Sin embargo, la forma de solucionar sus conflictos comerciales y de
posicionamiento geopolítico global estuvo lejos de pregonar la libre
competencia capitalista bajo los supuestos neoclásicos, buscando el óptimo de
crecimiento de la economía. Las siete petroleras decidieron elaborar una estrategia
concertada de concentración económica a nivel global a fin de resguardar sus
posiciones comerciales logradas, administrar sus disputas internas por los
nuevos mercados en Oriente y controlar los precios regulando la oferta global. Ésta sucedió a
través de dos de los más extensos acuerdos de asignación de cuotas de mercado
que se conozca en la historia del capitalismo moderno. El primero fue el Acuerdo
de la Línea Roja,
de 1927. Para evitar competir por las
posiciones de privilegio ya detentadas en Medio Oriente, en 1914 se formó la
Turkish Petroleum Company (Luego Irak Petroleum Company), que reunió a los
intereses de las empresas que por más de una década habían estado disputándose
el liderazgo en la zona. La empresa, formada para obtener
concesiones de exploración sobre los vastos recursos petroleros de Irak,
constituyó el primer consorcio de accionistas multinacionales que representaba
los intereses económicos de los países victoriosos en la Primera Guerra Mundial
(Al-Chalabi, 1984). El sistema de concesiones acordado por éste consorcio abogó
por una política de puertas abiertas, respondiendo a la búsqueda de
maximización de beneficios de los Estados Unidos, asumiendo que los negocios en
Medio Oriente debían estar abiertos a los intereses de todas las potencias que
habían contribuido a lograr la victoria aliada en la Primera Guerra Mundial. Ésta situación llevó a que las antiguas participaciones en
la Irak Petroleum Company fueran redistribuidas de la siguiente manera; 23,75
por ciento para cada uno de los países vencedores (Estados Unidos a distribuir
entre Exxon y Mobil; Francia para su Compañía Francesa de Petróleo –hoy Total-;
Inglaterra a compartir con British Petroleum; y Holanda con Shell) y un cinco
por ciento restante para el primer propietario de la empresa, el empresario
armenio Calouste Gulbekian (Sampson, 1979, pp. 66-69). De ésta manera, en
1927 los acuerdos colusivos y de connivencia entre las empresas accionistas de
la Irak
Petroleum Company
ayudaron a delimitar el área donde no había competencia entre las empresas que
ya operaban allí. El área delimitada en el mapa con una línea roja abarcaba la
mayor parte del antiguo Imperio Otomano (que incluía a Turquía,
Siria, Jordania, Irak, Yemen, Omán, Arabia Saudita, Qatar, excluyendo por
ésta línea sólo a través de la Iraq Petroleum Company (Blair, 1976), constituyéndose en una barrera a la entrada
de la competencia de mercado. El
segundo fue el Acuerdo de Achnacarry. Profundizado por la salida de la Primera
Guerra Mundial y la abundancia de petróleo, pero también por las oportunidades
que aparecían en Oriente como en Asia y en Europa, una competencia muy vivaz se
estableció entre las dos más grandes petroleras de aquel momento: Exxon y
Shell. Ésta disputa llegó a su máximo nivel
de tensión cuando en 1927 Shell
irrumpió en una guerra de precios contra Exxon
en India, ante la negativa de ésta última de cesar su compra de petróleo en
Bakú (mercado controlado originalmente por Shell)
(Durand, 1965). Como respuesta, la confrontación por adueñarse monopólicamente
de mercados con alta potencialidad a través de políticas de dumping llevó a que
Exxon
aplicara una rebaja del precio de las naftas en Inglaterra, atacando el centro
de operaciones logísticas, comerciales y financieras de Shell… En agosto de 1928, se reúnen en el castillo escocés de
Achnacarry, propiedad del presidente de Shell, los directores de aquella
empresa con los de Exxon y de British Petroleum. Luego de las deliberaciones,
que se explayaron por más de un mes en diversas reuniones y propuestas de
manuscritos, el acuerdo se firmó en septiembre de ése año y selló el nacimiento
del cartel petrolero; que en los próximos años y con la suma de las restantes
cuatro grandes petroleras (Texaco, Gulf Oil, Mobil Oil y Chevron), se
terminarían denominando las Siete Hermanas. Las Siete Hermanas excluyeron a Estados Unidos del área de aplicación del
acuerdo por las disposiciones legales antitrust de la legislación que aquel
país había aplicado a la Standard Oil en 1911 (Durand, 1965). Claramente, el acuerdo de connivencia
entre privados permitía sostener las participaciones porcentuales en los
distintos mercados y controlar los mecanismos de evolución tanto de la oferta
como de la demanda al tener control sobre las fases de refinación, del
transporte y la comercialización, y con ellos sobre los precios. Pero
tenía, por sobre todas las cosas, la función de evitar la competencia con la
finalidad de ampliar los resortes de la acumulación privilegiada de capital en
el mercado internacional. Exhibe, además, la capacidad de disciplinamiento del
capital que existe ahí donde la intervención estatal goza de autonomía relativa
respecto al capital, como lo fue en Estados Unidos en 1911 para desarmar el
monopolio de la Standard Oil
y para impedir que la política del cartel de las Siete
Hermanas se aplicara en aquel país. La
capacidad real de sanción ejecutada por la justicia norteamericana contra
prácticas económicas desleales y perjudiciales para su desarrollo capitalista
constituía una amenaza innegable a las aspiraciones monopólicas del naciente
cartel. El período posterior a la crisis económica de 1929 estuvo signado por
la conexión de factores económicos, políticos y tecnológicos que explican la
emergencia de un nuevo patrón de acumulación capitalista, centrado en la
aceleración del desarrollo industrial. En efecto, para asegurar su predominio sobre
el mercado mundial, las Siete Hermanas
tuvieron que integrar su producción global con la norteamericana a los fines de
controlar tanto la oferta como los precios internacionales. Para ello, durante la década de 1930 y 1940 los esfuerzos
del cartel estuvieron dirigidos a presionar a los Estados productores de
petróleo para regular su producción, buscando hacer coincidir la demanda
estimada de crudo con las cuotas asignadas entre las Siete Hermanas.
Al control oligopólico de la oferta ejercido por el cartel, se sumaba la
fijación discrecional de los precios de referencia, regido a partir del US Gulf Coast Price
(Kaufman, 1978). Así, y como un
mecanismo de regulación adicional, la presencia estatal norteamericana en su
propio mercado prohibía la compra de petróleo entre Estados, buscando que nadie
pudiera evitar el precio de referencia del barril. Debido a éste
sistema de control de las Siete Hermanas, los consumidores del mundo terminaron
siendo cargados con la estructura de costos y el precio de referencia del US
Gulf Coast Price, aun
cuando, por ejemplo en Irak, el crudo era extraído en ése mismo país a menor
costo que en Estados Unidos, era procesado en refinerías internas muy cercanas
al área del cual había sido extraído y los productos eran comercializados por
una empresa local (Alnasrawi, 1985, p. 21). Finalizada
la Segunda Guerra Mundial en 1945, el poderío de la diplomacia petrolera
norteamericana seguiría expandiéndose en busca de sostener no sólo su oferta
sino también para apuntalar los planes de reconstrucción de Europa y Japón (con
el Plan Marshall y la emergencia de una nueva arquitectura financiera
internacional originada en Bretton Woods). Así, en 1944 se firmó el Anglo-American Oil Agreement:
acuerdo entre Estados Unidos e Inglaterra, que habilitó el arribo de más
compañías en Medio Oriente al mismo tiempo que sugirió acoplar la oferta de
crudo a la demanda efectiva, como un mecanismo para promover el comercio internacional
(Alnasrawi, 1985). En efecto, al analizar la evolución de dos indicadores
cardinales de ésta industria (precio y cantidad) durante el periodo anterior y
posterior al Acuerdo de Achnacarry
de 1928, no quedan dudas de los efectos que tuvo el funcionamiento cartelizado
del sector. Mientras la producción mundial de petróleo casi se duplica entre
1920 y 1928 (crecimiento de 92,6%), en el mismo periodo los precios cayeron
61,9%, pasando de 3,07 en 1920 a 1,17 dólares por barril en 1928. Si bien inmediatamente después del Acuerdo
de 1928 se produce la crisis financiera de 1929, la cual impactó negativamente
tanto en una caída del comercio mundial como también en el precio internacional
del crudo, a partir de 1934 el precio se recupera (aunque por debajo del precio
fijado a partir del Acuerdo de Achnacarry), representando en promedio 87% del precio de 1929 y
manteniéndose estable por más de una década en un promedio de 1,10 dólares por
barril. Es a partir de 1947, y luego de 18 años, que el precio internacional se
incrementa por encima del precio de 1929, estableciéndose en promedio hasta
1951 en 1,81 dólares por barril (43% superior en promedio al precio de 1929). Éste
proceso se da al mismo tiempo de un incremento sostenido de la extracción
petrolera, que a excepción de los años posteriores a la crisis de 1929, crece
ininterrumpidamente entre 1934 y 1951 a una tasa anual acumulativa de 6,2%,
para que en 1951 represente un valor anual de extracción 190% superior a la de
1929, primer año de funcionamiento del cartel de las Siete Hermanas. En
síntesis, como surge de la lectura del Informe que el Senado de Estados Unidos
enviara a la Comisión Federal de Comercio sobre el Cartel Petrolero
Internacional, si bien para 1950 el 42 por ciento de
las reservas de petróleo se encontraban en el subsuelo de países de Medio
Oriente (Irán, Irak, Kuwait y Arabia Saudita), las compañías estadounidenses
controlaban aproximadamente 63 por ciento del total mundial.
Inversamente, 58 por ciento de la capacidad mundial de refinación se encontraba
en los Estados Unidos (tan sólo 9 por ciento en Medio Oriente): "En ése sentido, las Siete Hermanas controlaban 57 por
ciento de la capacidad mundial de refinación y, excluyendo la capacidad de los
Estados Unidos y la que estaba bajo control de la Unión Soviética, éstas
empresas poseían 77 por ciento del resto de la capacidad de refinación de
petróleo en el mundo. Asimismo, no sólo controlaban oligopólicamente la
refinación, sino que también poseían una posición dominante en otro segmento
aún más rentable que la refinación, como es del craqueo. Para
1950 poseían 17 por ciento de la capacidad de craqueo de los Estados Unidos, 53
por ciento del hemisferio occidental, 84 por ciento de la del hemisferio
oriental, lo que representa 55 por ciento de la capacidad de craqueo del mundo. Si
se excluye la capacidad de los Estados Unidos y Rusia (incluidos sus
satélites), éstas siete empresas tenían 85 por ciento de toda la capacidad de
craqueo en el resto del mundo, en comparación con el 77 por ciento de la
capacidad de refinación de crudo de la misma área. Por último, tenían una posición
dominante en el segmento de la comercialización, como se sostiene en el Informe
del Senado Norteamericano a la Comisión Federal de Comercio sobre el Cartel
Petrolero Internacional. En síntesis, a partir del control de
reservas, producción, refinación, craqueo y comercialización es que las Siete
Hermanas lograban imponer el precio norteamericano de referencia incluso a los
países productores de Oriente donde se alojaban las mayores reservas. Más allá
de la corta duración de la nacionalización del petróleo iraní de 1951, para
1954 las Siete Hermanas manejaban casi la totalidad de la producción en Irán
Irak, Kuwait y Arabia Saudita. Para 1960 tenían
el control estratégico sobre el mercado mundial al tener activos por 24.700
millones de dólares, representando sus utilidades 10 por ciento de sus activos
a fines de 1960. Incluso las Siete
Hermanas
tenían el control sobre 51 por ciento de la producción global de crudo y sobre
67 por ciento de las reservas, situación que ilustra las consecuencias
efectivas sobre el mercado global de la configuración de éste oligopolio no
innovador ni transitorio, surgido de los acuerdos de finales de la década de
1920. Sin embargo, durante la década de 1960, el dominio del cartel comenzaría
e henderse a medida que las condiciones estructurales de la economía
internacional cambiaban, sumado a la aparición de nuevas competencias en la
extracción de crudo por parte de las nacientes empresas estatales, nucleadas en
la emergente Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP)"
(Serrani, pp. 108, 109, 110). En 1959, y sin consulta con los países
productores, el cartel de las Siete
Hermanas redujo el precio internacional del
crudo en 18 centavos de dólar por barril, lo que significó una inmediata
reducción total de los ingresos para los países productores, estimada en 132
millones de dólares (García Silva, 1984, pp. 41). Incluso, en agosto de 1960
hubo una nueva reducción unilateral de otros 10 centavos, que siguió
deteriorando los términos de intercambio de los países productores ante la
incapacidad de incidir en la determinación de los precios internacionales. En septiembre de ése año algunos países productores
decidieron crear la OPEP, una organización que desde los orígenes buscó
oponerse a la toma discrecional de decisiones sobre los precios internacionales
del barril que llevaba adelante el cartel: Iraq, Irán, Kuwait, Arabia Saudita y
Venezuela. En su declaración inicial expresaron
que las reducciones de precios unilaterales llevadas a cabo por las Siete Hermanas debían
ser rescindidas y que los futuros cambios en los precios debían ser el
resultado de rondas de consultas con los diferentes actores involucrados en la
constitución del mercado internacional de petróleo, incluyendo a los países
productores. Más allá de éstas declaraciones iniciales, las mismas no fueron
tomadas en cuenta, en virtud de la dispar correlación de fuerzas entre los
Estados productores y las Siete
Hermanas. En efecto, la tendencia a la baja en
los precios del petróleo durante la década de 1960 no sólo deterioraba la
rentabilidad de los países productores, siendo un discrecional mecanismo de
transferencia de ingresos de los países pobres productores a los países
desarrollados importadores. En
el largo plazo, terminó afectando la rentabilidad de la industria petrolera
norteamericana, motivo por el cual el gobierno de aquel país dispuso medidas
intervencionistas (como severas restricciones a la importación de crudo), tanto
para cuidar su industria local como para satisfacer su demanda interna. Sin
embargo, debido al sostenimiento del precio interno y la reducción de las
cuotas de importación en Estados Unidos, el desfase producido en el precio del
barril entre ése país y sus competidores industriales directos, reforzó la
pérdida de competitividad de la economía norteamericana, que se sumó al crónico
déficit fiscal y la persistente inflación. Ésta situación llevó nuevamente a
que Estados Unidos presionara vigorosamente para impulsar una nueva suba de los
precios internacionales, situación que le permitía levantar sus cuotas de
importación y revertir los precios relativos de la energía entre Estados Unidos
y Japón (García Silva, 1984, pp. 20). En
definitiva, el resultado del derrumbe de la estructura petrolera de posguerra
erosionó el poder del cartel y agotó la subordinación de los países
productores, abriendo paso a la emergencia de las tensiones evidenciadas con la
política de precios bajos en el mercado internacional, sostenida durante más de
una década. Entre otros varios factores, ésta situación desembocó en las dos
crisis petroleras de la década de 1970.
El sistema de predominio del cartel de las Siete
Hermanas sobre el mercado petrolero mundial
duró aproximadamente cuarenta y cinco años, desde 1928 hasta por lo menos la
crisis petrolera de 1973. Sin embargo, cabe
preguntar cuáles fueron las condiciones internacionales que desgastaron la
lógica de funcionamiento de éste monopolio no innovador ni transitorio, y qué
incidencia tuvieron las disputas con los Estados productores en las crisis de
precios durante la década de 1970. Con respecto a la primera cuestión, a pesar
de que el intento de nacionalización petrolera llevada adelante por el gobierno
de Mohammad Mossadegh en Irán en 1951 fue rápidamente abortada, sí sentó las
bases respecto a cuáles serían los cambios en las políticas petroleras
ulteriores en la región. Una de
sus consecuencias más significativas fue la creciente tendencia a la creación
en Medio Oriente de petroleras estatales a fin de organizar sus mercados
locales. En 1951, se creó la National Iranian Oil Company
en Irán, que logró sobrevivir a la nacionalización truncada pero con escasa
incidencia sobre su propia industria durante los 60; en 1960, la Kuwait National Petroleum Company
en Kuwait, con la finalidad de administrar una de las refinerías más
importantes del país (la Shuaiba), cuyos productos eran mayoritariamente usados
para la exportación. En 1963, nació la Société
Nationale pour la Recherche, la Production, le Transport, la Transformation, et
la Commercialisation des Hydrocarbures en Argelia
y en 1966 la Iraq National Oil Company en
Iraq, que tuvo como finalidad desarrollar las áreas no explotadas por las
concesiones brindadas a la Iraq
Petroleum Company, que pasaron a manos de la nueva
empresa estatal. Finalmente, en 1970 se creó la National
Oil Company de Libia, la Abu Dhabi National Oil Company de los Emiratos Árabes
Unidos y en 1974, la Qatar Petroleum de Qatar. El
caso que rompe la regla en el Medio Oriente es Arabia Saudita. En 1933, los
intereses norteamericanos en aquel país llevaron a que se fundara una empresa
privada llamada Arabian American Oil Company (Aramco):
"Ésta empresa, que en
los 2000 fue la más importante del mundo en términos de reservas, permaneció
como una empresa privada hasta 1988, cuando el Estado Saudí la estatizó (luego
de una progresiva compra accionaria iniciada hacia finales de 1970),
rebautizándola con el nombre de Saudi Aramco. Con la aparición de nuevas petroleras estatales en Medio
Oriente (muchas de ellas producto de expropiaciones de activos de empresas del
cartel) y la irrupción de empresas independientes lentamente se iniciaron
nuevas relaciones por fuera de la hegemonía del cartel, sobre todo a partir de
sociedades de participación mixta. Definitivamente,
los países productores entendían la importancia de contar con empresas
estatales para ejercer el control sobre la actividad petrolera, los precios
locales y los márgenes de utilidad. A partir de varios acuerdos de precios
logrados a principios de 1970, como los de Teherán (1970) y de Trípoli (1971),
se logró implementar un aumento en los pecios del crudo para los países
importadores y para las compañías refinadoras, que sirvió para incrementar los
ingresos de los países productores. Sin
embargo, los acuerdos de precios, que suponían aumentos acordados con una
duración de cinco años, rápidamente se fueron deteriorando hasta llegar a los
episodios bélicos entre Egipto, Siria e Israel de 1973, conocido como la guerra
del Yom Kippur o guerra de Ramadán (Alnasrawi, 1985). En
definitiva, la baja en la extracción del crudo en Estados Unidos y el
enlentecimiento en el ritmo de los descubrimientos de nuevas zonas petroleras
volvieron a los países altamente industrializados cada vez más dependientes del
petróleo de Medio Oriente. Ésta sumatoria de acontecimientos precipitó la
demanda de los países productores por tener una mayor participación en los
beneficios de la industria. Así, rompiendo los acuerdos de Teherán y Trípoli, se dio
un primer aumento de precios a principios de 1973: el barril de petróleo pasó
de 2,60 dólares en enero a 3,07 en agosto, 5,18 en noviembre y 11,65 en enero
de 1974. En menos de un año, el valor del barril aumentó 348 por ciento. El
mecanismo que utilizaron para implementar ésta suba de precios fue la de
comprar el crudo en su país a un precio más barato que el internacional para
venderlo más caro en el exterior, y para eso, el embargo petrolero de 1973
producido durante la guerra árabe-israelita sirvió para captar una mayor
porción de la renta petrolera producto de las actividades exportadoras"
(Serrani, pp. 111, 112).
Nana Kic © |
El Lobby Petrolero.
¸¸¸¸¸
Mark Hertsgaard en "La sombra del águila. Por qué Estados
Unidos suscita odios y pasiones en el mundo" (PAIDÓS, 2003) expone que a Estados
Unidos le llevó un siglo y cuarto desde su fundación en 1776 convertirse en la
mayor economía del mundo. Al
acabar la Primera Guerra Mundial, en 1918, la economía estadounidense era mayor
que las de Gran Bretaña, Francia, Alemania y Rusia juntas. La
Segunda Guerra Mundial amplió enormemente su liderazgo: la de Estados Unidos
había sido la única economía que, en vez de ser destruida, había salido
reforzada de la guerra y eso sentó las bases en una era de prosperidad sin precedentes
en la historia humana.
La edad dorada de Estados Unidos duró
desde el final de la guerra en 1945 hasta el embargo petrolífero de la OPEP de 1973, la edad dorada estuvo
subvencionada por el petróleo de Medio Oriente, transfiriendo los recursos de
los países pobres productores a los países desarrollados importadores. Los
estadounidenses comenzaron a mostrar interés por los yacimientos petrolíferos
del mundo árabe en la década de 1920. Las
principales compañías que ganaron concesiones para buscar petróleo en Arabia
Saudita fueron cuatro: Standard Oil of California (Chevron), Standard Oil of
New Jersey (Esso), Standard Oil of New York (Mobil Oil) y Texaco. En 1938
descubrieron que había petróleo en ése país y en Bharéin. Una quinta compañía,
Gulf Oil –la hermana número cinco-, encontró petróleo unos meses más tarde en
Kuwait. Desde entonces los pozos de petróleo
han constituido uno de los principales recursos financieros del American way of life,
haciendo posible la electrificación y acondicionamiento del aire conducentes a
un derroche de energía sin precedentes. Controlar el flujo petrolífero y obtener
beneficios de la producción de crudo fueron el doble objetivo de la política
estadounidense de cara al mundo árabe. La emergencia de un nacionalismo árabe
en Oriente Próximo frustró el segundo de ellos. En efecto, los primeros en
nacionalizar el petróleo fueron los iraníes y ni siquiera un intento de golpe
de Estado apoyado por la CIA
y patrocinado por los Estados Unidos sirvió para detenerlos. El
siguiente en la fila era Irak, que hizo lo propio en 1958. En la península
Arábiga, las monarquías del petróleo dejaban más dinero en las cuentas de los
bancos nacionales que en las de las Cinco Hermanas. Si bien los
dividendos quedaban uniformemente repartidos entre los regímenes árabes y los
propietarios de las compañías petrolíferas estadounidenses, la cuestión es que
el petróleo seguía llegando a Estados Unidos. El lobby petrolero estadounidense
perdió su influencia cuando los Estados productores árabes declararon en 1973
su embargo. No fue casualidad que el mencionado
embargo clausurara ésa era: el petróleo barato y la historia de amor con el
automóvil a la que esos bajos precios habían dado lugar habían sido cruciales
para el hipercrecimiento de aquella época. Tras la
Segunda Guerra Mundial, el coche había consolidado su dominio en el sistema de
transporte nacional gracias a una combinación de vileza empresarial (un consorcio que incluía a la General Motors, la Standard
Oil y Firestone Tire and Rubber había comprado en secreto sistemas de
transporte por autobús y por tranvía en todo el país, y después había procedido
a su cierre con el fin de destruir la competencia que podían suponer para el
automóvil), subvenciones estatales (Washington
lanzó en 1956 lo que el presidente Dwight Eisenhower denominó "el
mayor programa de obras públicas de la historia"
para entrelazar la nación a través de superautopistas) y el propio atractivo
del coche como forma cómoda y emocionante de desplazarse. El aumento en el
número de automóviles hizo posible la aparición del mayor motor de crecimiento
económico de la época: la creación de los suburbios residenciales, un
acontecimiento de profundas implicaciones sociales, medioambientales y,
también, culturales. Las familias con dos coches se convirtieron en la norma:
un coche para el trabajo de papá y otro para los recados de mamá. De pronto
había aparatos que ahorraban trabajo por todas partes: lavavajillas,
aspiradoras, abrelatas eléctricos, lavadoras y secadoras de ropa. La radio se vio
eclipsada cuando la nación se enamoró de la televisión, cuyos anuncios no
hacían más que avivar el apetito por más productos de consumo. Al tiempo que
proliferaban todo tipo de comodidades, también lo hacían los estudios de
mercado: los estadounidenses pasaron a ser identificados más como consumidores
que como ciudadanos. Unos consumidores que no eran
conscientes que estaban siendo subvencionados por países productores pobres. La cuadruplicación de los precios del petróleo tuvo
profundas consecuencias sobre los países importadores, al incrementar la
estructura de costos de la producción industrial, deteriorar sus términos de
intercambio e impactar en la tasa general de rentabilidad y en el ritmo de
crecimiento de sus economías. Al mismo tiempo,
coadyuvó a elevar el incremento de las tasas de inflación y los índices de
desempleo. Sin embargo, lograron revertir los impactos negativos a partir de
una suba medianamente generalizada de precios de sus manufacturas y sus
productos básicos de exportación, situación que permitió en pocos años
recuperar los beneficios que las grandes empresas industriales de los países
desarrollados habían visto erosionarse con la crisis de 1973. A pesar de ello, el deterioro económico global persistió
durante los años sucesivos (1975-1978), reflejado en el crecimiento del
desempleo, la inflación y en la caída de los niveles de inversión, profundizando
la recesión mundial. Ésta situación llevó a una nueva suba
de precios desde enero de 1979 hasta enero de 1982, pronunciada fuertemente por
los múltiples sucesos bélicos que afectaban la región. Asimismo, la decisión en medio del conflicto iraní-iraquí de quitar de
circulación unos cuatro millones de barriles día impactó en el encarecimiento
del precio hacia mediados de 1980, situación que fue contenida con el aumento
de la extracción de la Aramco,
impidiendo que hacia finales de ése año diera otro salto abrupto. Sin
embargo, durante la Conferencia de Bali de diciembre de 1980, la OPEP resolvió
que cada país podía poner el precio del barril como quisiera en el rango de los
32 a los 36 dólares (nunca sobrepasando la barrera de los 41 dólares) (Dada y
García, 1984: 49). Durante todo 1981, la presión de
Arabia Saudí, a través de Aramco,
tuvo éxito y logró estancar el precio del barril en 34 dólares (representando
un aumento de 1.200 por ciento respecto enero de 1973, año en que comenzó la
crisis de precios del petróleo). Si bien se había contenido el precio, el mundo
entraba en una nueva fase de poder petrolero respecto al control de la oferta
de crudo, que repercutía en la capacidad de fijación de los precios. Con la consolidación de las estrategias nacionalistas de
las empresas estatales de los países miembros de la OPEP, el poder oligopólico
de las Siete Hermanas se fue erosionando al tiempo que se fueron agotando las
reservas de las viejas concesiones. Y ésto
queda reflejado en cómo la brecha entre el acceso y la necesidad de crudo para
satisfacer sus cuotas de mercado pasó de ser positivo entre 1960 y 1975
(incluso incrementándose a medida que pasaban los años) a ser negativo en 5,2
por ciento en 1980, luego de ambas crisis petroleras y la metamorfosis del
escenario geopolítico petrolero internacional. En
efecto, el papel creciente de las empresas petroleras nacionales en el sector
de la comercialización refleja la aparición de una nueva era petrolera marcada
mayoritariamente por el poder de mercado de las empresas estatales (o con
mayoría estatal) nucleadas en los países miembros de la OPEP,
quienes en 1980 detentaban 66 por ciento de las reservas petroleras y las
principales concesiones en las mismas, que permiten explicar 41 por ciento de
la producción mundial, al igual que el mundo estaba entrando una difícil década
para la actividad productiva global: "Cuando un grupo de trabajo del Pentágono publicó
en octubre de 2003 un informe sobre "Un escenario de cambio climático
brusco y sus implicaciones para la seguridad nacional estadounidense", sus
análisis y sus propuestas congeniaron mal con la administración Bush y fue
archivado. El informe
analizaba las consecuencias geopolíticas de un cambio climático brusco y en él
se hablaba de crisis de escasez de alimentos debidas a descensos en la
producción agrícola mundial neta, de una disminución de la disponibilidad y la
calidad del agua dulce en regiones de fundamental importancia, y de un
deterioro en el acceso a las reservas energéticas. El efecto
global de todos éstos cambios sería "una caída significativa de la
capacidad del entorno terrestre para sustentar la vida humana": en
resumidas cuentas, una reducción del nivel de población humana que el planeta
puede soportar… El informe del Pentágono suponía toda una innovación porque en él se
aceptaba por primera vez que el cambio climático brusco podría provocar una
caída en la capacidad del planeta para sustentar la vida humana… El análisis
asumía que serían conflictos racional-estratégicos en los que la religión no
desempeñaría papel alguno, pero buena parte del patrimonio petrolífero que aún
queda en el planeta yace en el subsuelo de países musulmanes y el conflicto por
los recursos podría verse intensificado por los antagonismos generados en torno
a la "guerra contra el terror". Existe el riesgo, pues, de que la
guerra por los recursos se entremezcle con las guerras de religión y de que una
teoría tan exagerada como la del choque de civilizaciones acabe cumpliéndose
por sí misma. A menos que sean capaces de encontrar alternativas al petróleo, los
Estados industrializados quedarán atrapados en esos conflictos durante un largo
período al que aún no se le adivina fin. El proceso de diversificación
sustitutiva del petróleo será mucho más difícil de lo que la mayoría de los
ecologistas creen. Si la producción petrolera mundial está próxima a su cenit (como
parece probable), la transición hacia otros tipos de energía es una necesidad
urgente, pero es posible que no existan alternativas fácilmente disponibles
para sustentar a la totalidad de la actual población humana mundial. Existe la opinión generalizada de que el
problema medioambiental básico no reside en el número de habitantes del
planeta, sino en el uso de los recursos per cápita que hacen dichos habitantes
(o, dicho de otro modo, en la forma en que vivimos las personas). Pero, en realidad, es probable que la humanidad
haya rebasado ya la capacidad de soporte del planeta)" (Gray, pp.
268, 269, 270). Siendo el mayor productor de petróleo del mundo, Arabia Saudí
ha dominado la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) y el mercado
mundial de crudo. Los precios del petróleo cayeron precipitadamente desde los atentados del
11 de septiembre, a medida que las proyecciones sobre una recesión en Estados
Unidos y una recesión económica mundial han reducido las expectativas de una
demanda futura de crudo. Como reacción, algunos miembros de la OPEP solicitaron que se ponga en
marcha planes para reducir su producción y así lograr un aumento de su precio. Estados
Unidos necesitaba mantener bajo el precio del crudo si deseaba recuperar su
crecimiento económico. Después del 11 de septiembre de 2001 la
administración Bush lanzó la guerra contra el terrorismo, asignando a Osama Bin
Laden y a sus secuaces el estatus de combatientes irregulares, gesto sin
precedentes por parte de un Estado, y que ha tenido consecuencias
institucionales importantes. Hasta el desplome de las Torres Gemelas era
potestad de la magistratura encargarse del terrorismo: la policía apresaba a
los terroristas y los tribunales los juzgaban; un tratamiento igual al
reservado a los delincuentes comunes. Bush lanza la guerra contra el terrorismo
y de un día para otro Osama Bin Laden se convierte en el enemigo número uno de
Estados Unidos, un adversario tan poderoso cuyo aniquilamiento requiere dos
conflictos, uno en Irak y otro en Afganistán. Nos consta que Al Qaeda no tenía
capacidad para representar amenaza alguna a la seguridad nacional americana, y
sabemos que ésta decisión escondía la determinación de la administración Bush
de reeditar la situación de potencia hegemónica de Estados Unidos en áreas
estratégicas del mundo, Irak una de ellas. En la mente de los neoconservadores se resolvía con
ello el problema de Washington para seguir al frente de un mundo no dividido ya
en las "cómodas" esferas de influencia de la Guerra Fría. Así,
el 11-S se convirtió en un casus belli para restablecer un orden mundial
producto del pasado, un objetivo imposible. Aleksandro
Palomo Garrido en "Balance en Irak tras la retirada de
Estados Unidos" (UNAM, 2012), ubica que durante los más de
10 años transcurridos desde la Guerra del Golfo (1991), Irak estuvo sometido a
un férreo bloqueo comercial. No se permitía la entrada y salida de mercancías
del país, excepto en el caso del intercambio de petróleo por alimentos y
medicinas. Ésta situación provocó la rápida degradación de las condiciones de vida de
los iraquíes hasta límites insospechables. Además, se había prolongado un
conflicto de baja intensidad en el que estadounidenses y británicos
bombardeaban con cierta frecuencia el territorio con la intención de impedir
que su ejército se recompusiera después del desastre de 1991. A pesar de ésas
lamentables circunstancias, el gobierno de Sadam Hussein logró permanecer en el
poder ése tiempo. La segunda guerra entre la Unión Americana e Irak puso fin a ésas
condiciones. Ésta vez el país fue invadido, a partir del 20 de marzo de 2003,
por las tropas del ejército estadounidense, que derrocaron al gobierno. Washington había
logrado reunir una pequeña coalición multinacional para que colaborase en la
operación militar, compuesta por unidades británicas y otros contingentes
simbólicos de diferentes Estados aliados. El
ataque se resolvió con la rápida derrota de las fuerzas iraquíes. El presidente
Hussein estuvo desaparecido durante algunos meses, hasta que fue capturado en
diciembre de 2003, más tarde fue juzgado y finalmente ejecutado en diciembre de
2006. Para legitimar el ataque,
el gobierno de Estados Unidos trató de movilizar a la opinión pública apelando
a principios fundamentales, como los derechos humanos de los iraquíes, la
justicia y la ley universales, de la misma forma que ya había hecho en la
Guerra del Golfo. Además como novedad, empleó el concepto de los intereses nacionales al
afirmar que Irak era una base de operaciones para organizaciones terroristas
islamistas. Otro argumento que tuvo más peso que el anterior entre la comunidad
internacional fue la afirmación desde Washington de que aquel país estaba
violando una resolución de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) de 1991 y
poseía armas de destrucción masiva que podían ser utilizadas contra Estados
Unidos. Ésta afirmación, basada en supuestos informes secretos, generó que el
organismo internacional referido aprobara el envío de misiones de inspección a
Irak en 2002 para corroborar si el dicho de la Unión Americana era cierto. Los
verificadores finalizaron su tarea excluyendo la posibilidad de que aquel país
poseyera armas de destrucción masiva. A pesar de todo, el gobierno
estadounidense siguió insistiendo y forzó al Consejo de Seguridad a convocar a
una votación para aprobar una resolución que legitimara el ataque contra Irak.
Sin embargo, Washington no obtuvo el respaldo de la ONU. Un día antes de
la invasión renunció a dicho ejercicio, ya que seguramente iba a tener que
enfrentarse a una derrota aplastante. Después de la invasión se
demostró que las supuestas armas de destrucción masiva en Irak nunca existieron
y que los informes estadounidenses estaban tergiversados para recabar la
sanción de las Naciones Unidas. En dicha manipulación colaboraron los gobiernos
de Estados Unidos y Reino Unido. Durante los preparativos para la invasión, la
vehemencia de Washington en atacar Irak provocó que la comunidad internacional
se dividiera. Si bien la Unión Americana
logró atraer algunos aliados a su causa, fue más potente el bloque que se formó
en su contra, mismo que estaba liderado por el eje París-Berlín-Moscú, y aunque
no adoptó una postura activa, su oposición pasiva fue solemne y desafió la
hegemonía estadounidense. Los verdaderos
motivos que llevaron a Washington a vulnerar la legalidad internacional estaban
relacionados con las reservas petrolíferas de Irak y el control del Golfo
Pérsico. El gobierno de George W, Bush, en connivencia con el lobby de las
corporaciones petroleras estadounidenses, buscaba ejercer una influencia
directa sobre la producción y, por consiguiente, sobre los precios del
combustible. Para lograrlo,
había que romper la disciplina de la Organización de Países Exportadores de
Petróleo (OPEP). Los planificadores de la táctica identificaron a Irak como el eslabón
más débil de la organización. Con la invasión a dicho país, las corporaciones
petroleras estadounidenses y británicas lograrían acceso directo a la
explotación del recurso. Además, un nuevo gobierno, bajo la influencia política
de Washington, podía desobedecer las instrucciones de la OPEP sobre las cuotas
de producción y mantener bajos los precios del crudo. Sería muy complicado para
Arabia Saudí y la OPEP recuperar el control de los niveles de producción, ya que las reservas
iraquíes de petróleo son de las más importantes. Otro motivo que
contribuyó a que Washington invadiera Irak fue el hecho de que, para sortear el
bloqueo internacional, el gobierno de éste último había firmado contratos con
corporaciones petrolíferas rusas (Lukoil) y europeas (Total) que les concedían
en exclusiva la explotación de importantes recursos fósiles del país. De inmediato, la presión
de las empresas estadounidenses y británicas competidoras (ExxonMobil, Chevron,
Shell, British Petroleum, etc.) se hizo sentir sobre Washington y Londres. Si se llevaban a cabo
las estipulaciones, las petroleras de Estados Unidos y de Reino Unido se
quedarían fuera del negocio relacionado con las terceras reservas del mundo. Éstos
acuerdos fueron denunciados por la Unión Americana, que consideraba que
vulneraban las sanciones impuestas al Estado Árabe. Desde el punto de vista estratégico, el gobierno de Bush tampoco veía con buenos
ojos los contratos. Si éstos se cumplían, permitirían a Rusia y la UE acceder
directamente a los recursos del Golfo Pérsico, sin recurrir a la intermediación
de Estados Unidos. Ésto significaría la pérdida de control de la región y la
merma de la hegemonía que ejercía la Unión Americana a nivel global, ya que el
área permite el dominio de la principal zona productora de crudo del mundo
desde la cual se abastecen las potencias, en especial la UE, Japón y China,
entre otros. Por si ésto fuera poco, el gobierno de Irak también anunció su intención de
negociar las transacciones comerciales de sus reservas de crudo en una divida
diferente al dólar, posiblemente en euros. El impacto en los mercados de ésta medida habría sembrado serias dudas
sobre el papel de la moneda estadounidense como medio de intercambio
internacional y, por tanto, para la hegemonía el país emisor. Si una proporción
significativa de los beneficios del petróleo de Oriente Medio pasara a
cotizarse en otra divisa, el cuestionamiento hubiera sido inevitable y habría
tornado claramente vulnerable a la economía norteamericana. Conceder dicho
poder político a Irak era algo impensable para el gobierno de George W. Bush.
Todos éstos factores, conjugados con los planes neoconservadores de expandir las
fronteras del proceso de globalización y ejercer un control definitivo sobre la
región, llevaron a Estados Unidos a trazar un plan de invasión del país
asiático. Éste contemplaba una rápida victoria militar y el respaldo a un
gobierno pro-estadounidense. La prosperidad del nuevo Irak, bajo la influencia
y protección de la Unión Americana y financiada con el petróleo, podría inducir
cambios de régimen en otros Estados de la zona adversos a Estados Unidos, como
Irán y Siria. Después de la invasión, Irak se convirtió en el centro de operaciones de
Estados Unidos para transformar toda la región, Washington anunció un plan de cuatro
fases para Oriente Medio: "La primera
implicaba la solución del conflicto palestino-israelí, de manera que
congraciara a la comunidad árabe con la potencia americana y no perjudicara los
intereses de Israel, su aliado. El segundo momento proponía la formación de una
alianza regional que fortaleciera la sociedad civil y encauzara los regímenes
locales hacia estructuras democráticas. La tercera fase consistía en integrar a
la zona en el proceso de globalización de manera absoluta. La cuarta etapa
buscaba reforzar las alianzas militares en la región para prevenir desafíos al
nuevo orden. Por tanto, la estabilidad y la prosperidad de Irak se convirtieron en los
objetivos prioritarios para alcanzar los objetivos de la estrategia regional.
Con la finalidad de atraer inversión que financiara la reconstrucción del país
y reactivara la moribunda producción petrolera, el gobierno de Estados Unidos
convocó a una conferencia internacional en Madrid para octubre de 2003. Según los
cálculos, sólo para resucitar el sector y alcanzar los niveles anteriores a la
guerra se necesitaban 5 mil millones de dólares. Si se pretendía duplicar la
producción petrolera de Irak y contrarrestar a la OPEP, la cifra ascendía a 40
mil millones de dólares. Sin embargo, la cantidad recaudada fue insignificante debido a la situación
de inestabilidad en el país. Las donaciones no llegaron ni a la octava parte
del objetivo previsto, fijado en 36 mil millones de dólares. En ésta ocasión,
la Unión Americana ni siquiera pudo desviar los costes de la guerra a sus
aliados, como en la Guerra del Golfo, y debió afrontar, casi de manera íntegra,
el pago de la factura. El gobierno de Estados Unidos administró Irak como un
país ocupado, con un mando militar y un plenipotenciario civil. La
autodenominada Autoridad Provisional de la Coalición confiscó los 30 mil
millones de dólares que constituían las reservas iraquíes y los gestionó según
su criterio. En mayo de 2003,
el Consejo de Seguridad de la ONU votó a favor de la aprobación de una
resolución para otorgar a la Unión Americana y Reino Unido el poder de gobernar
el país asiático y de utilizar sus recursos petroleros para la reconstrucción
del país. Se creó un
programa de fondos para el desarrollo de Irak a través del cual se manejarían
los ingresos obtenidos de la explotación del hidrocarburo. De inmediato se
reorganizó la gestión de éste energético y se hicieron concesiones a las corporaciones
británicas y estadounidenses" (Palomo Garrido, pp. 169,
171, 172).
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The Full Monty.
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Friedrich
Engels en "La situación de la clase obrera en Inglaterra" (1845) hace un
análisis de la industria. En el norte de Inglaterra, en los límites de los
condados de Northumberland y de Durham, se encontraban las minas de plomo de
Alston Moor. Los informes señalaban quejas sobre la falta de oxígeno, exceso de
polvo, de humo de pólvora, de ácido carbónico y de gas sulfuroso.
Los mineros de Cornwall eran de pequeña estatura y desde los 30 años sufrían
afecciones pulmonares. Los mineros de Alston Moor vivían un poco más de tiempo
que los de Cornwall porque no descendían al fondo sino a los 18 años, y los de
Cornwall comenzaban a los 12 años. Pero morían entre los 40 y los 50 años de
tuberculosis y asma. En las
localidades de Allendale, Stanhope y Middleton la longevidad minera alcanzaba
los 49, 48 y 47 años y los decesos por afecciones pulmonares alcanzaban el 54 y
56%. En las minas de
carbón y de hierro trabajaban los niños desde los 4, 5 y 7 años, con jornadas
laborales de 11 o 12 horas: expuestos al gas carbónico e hidrógeno carburado.
En Escocia llegaba hasta las 14
horas, y con frecuencia se duplicaba y triplicaba la jornada: 24 y 36 horas.
Los niños y los jóvenes que acarreaban el carbón y el mineral de hierro se
quejaban de una gran fatiga. Los niños apenas regresaban a su casa se acostaban
en el piso y se dormían instantáneamente, los padres tenían que lavarles la
cara y ponerlos en la cama, y buscarlos acostados en el camino y regresarlos a
la casa. Un número pequeño de niños mineros asistía a la Iglesia y a la
escuela, y los maestros se quejaban de su somnolencia y embotamiento. Los niños
desarrollaban los músculos de los brazos, las piernas, la espalda, los hombros
y el tórax; pero también una talla pequeña y comprimida. Existía un notable retraso
de la pubertad, los niños hasta los 18 años tenían el desarrollo de un muchacho
de 11 o 12 años: piernas torcidas, rodillas arqueadas, pies virados hacia afuera,
desviación de la columna vertebral y deformaciones. Las mineras desarrollaban
deformaciones de la pelvis. Como las niñas y los niños generalmente trabajaban
desnudos en la oscuridad y no iban a la escuela, estaban inmersos en la
miseria, la ignorancia y la inmoralidad de la revolución industrial. En las zonas mineras era alto el número de
embarazos infantiles y niños ilegítimos, que se veían obligados a continuar el
círculo. En general, los mineros tenían problemas médicos: dolores de estómago,
náuseas y vómitos, sed crónica, hernias, asma, reumas, opresión del pecho,
expectoración negra, respiración corta y silbante, pulso acelerado, tos seca,
hipertrofia cardiaca, inflamación del pericardio, espasmos de los orificios
aurículoventriculares y de la entrada de la aorta. Los mineros envejecían prematuramente y a los 40
años resultaban inadecuados para excavar carbón. Los cargadores envejecían
desde los 28 y los 30 años, surgiendo el siguiente proverbio: "Los cargadores
ya son viejos antes de haber sido jóvenes". En las regiones de Yorshire y Lancashire, Northumberland y Durham, los médicos podían a
reconocer a un minero por su cuerpo: baja estatura y chuecos. Como los mineros
envejecían prematuramente, eran común que los padres enfermos no tuvieran
trabajo y sus pequeños hijos mineros los mantuvieran. Al comienzo de la década
de 1840, había más de 200 escuelas de formación general e instrucción técnica
para formar obreros calificados. En 1842, los obreros del sur de Lancashire se rebelaron, 10.000
obreros marcharon a Manchester con el cartista Richard
Pilling "para negociar
con los industriales en la Bolsa de Manchester, y también para ver cómo se hacían las
transacciones en el mercado". El 31 de marzo de 1844 expiraron los contratos de
trabajo de los mineros de Northumberland y de Durham. Los mineros exigieron un nuevo contrato con
garantías laborales. Los patronos del carbón desconocieron la asociación minera
y 40.000 mineros se fueron a la huelga. En agosto de 1842, los obreros ingleses
trataron de realizar una huelga general en varios distritos industriales: Lancashire, Yorkshire, etc. En algunas ciudades
se produjeron enfrentamientos armados entre huelguistas, tropas y fuerzas de la
policía. Lancashire y Manchester se
volvieron los principales centros industriales y de resistencia del movimiento
obrero socialista. En 1888 se fundó el Sindicato Nacional Minero (National Union
of Mineworkes, NUM). Los obreros empezaron a
usar instrumentos explosivos de hierro y pólvora en los conflictos patronales
para causar explosiones en las fábricas en 1843 y 1844: Sheffield, Shales Moor,
Lancashire. Los campesinos adoptaron el incendio intencional de las fincas en
1844: Bedforshire, Cambridgeshire, Hertfordshire, Norfolk, Suffolk, Essex,
Cheshire, Lancashire, Berby, Lincoln: "Buena parte de lo que hoy
se considera terrorismo era considerado en el pasado como una forma de
insurrección y conflicto civil, y constituía un tipo de enfrentamiento al que
se le reconocía una naturaleza esencialmente local. Técnicas como la detonación
de artefactos explosivos contra edificios gubernamentales o el asesinato de
autoridades públicas forman parte del repertorio de los movimientos de
liberación nacional y han sido empleados en lugares tan diversos como Palestina y Malaca bajo ocupación británica,
en la Argelia francesa y en Vietnam durante la ocupación
estadounidense. Las técnicas
terroristas se utilizan porque son baratas y muy efectivas, Normalmente, sólo
se emplean a gran escala y durante un período prolongado de tiempo en
circunstancias de conflicto grave y cuando otros métodos han fracasado. Dicho
de otro modo, el terrorismo es una estrategia racional. Hoy forma ya parte del
discurso occidental vincular el terrorismo a la cultura árabe y al culto
islámico del martirio. Sin embargo, el Islam es una religión, no una cultura, y
la mayoría de los que viven en el "mundo islámico" no son árabes… Fueron los Tigres tamiles, un grupo
marxista-leninista que actúa dentro de una cultura hindú en Sri Lanka, los
primeros que idearon la técnica del atentado suicida con bomba (incluido el
chaleco con explosivos que luego adoptarían los palestinos). Hasta la guerra en
Irak, los Tigres tamiles habían cometido más atentados de ese tipo que ningún
otro movimiento en el mundo. Los pioneros de los
secuestros aéreos fueron los miembros de la Organización para la Liberación de
Palestina, de carácter laico, ayudados por grupos de ultraizquierda como la
Facción del Ejército Rojo.
Fue concretamente un miembro japonés del
Ejército Rojo quien llevó a cabo el primer atentado en Israel en 1972. Ya
fuera en Chechenia, Sri Lanka, Cachemira o Gaza, el objetivo era la
expulsión de una fuerza ocupante. Los orígenes étnicos y religiosos de quienes
perpetraron los atentados eran muy diversos. En el Líbano, Hezbolá organizó una
campaña contra objetivos franceses, estadounidenses e israelíes entre 1982 y
1986 en la que llevó a cabo 41 atentados suicidas… De éstos, sólo ocho fueron
cometidos por integrantes islámicos, 27 fueron obra de grupos políticos laicos
de izquierda (como el Partido
Comunista del Líbano) y otros tres
fueron atribuidos a cristianos" (Gray, pp. 234, 235, 236). En 1850, en su discurso
ante la Liga de los Comunistas de Londres, Marx y Engels dejaron claro que el
terror sería una parte integral de la revolución: "Durante el conflicto e
inmediatamente después de terminada la lucha, los obreros deben procurar, ante
todo y cuanto sea posible, contrarrestar los intentos contemporizadores de la
burguesía y obligar a los demócratas a llevar a cabo su actual fraseología
terrorista (…). Los obreros no
sólo no deben oponerse a los llamados excesos, a los actos de venganza popular
contra individuos odiados o contra edificios públicos que el pueblo sólo puede
recordar con odio, sino que deben tolerarlos y asumir la dirección de los
mismos". Loretta
Napoleoni en "Maonomics. La
amarga medicina china contra los escándalos de nuestra economía" (PAIDÓS, 2011) expone los
errores de la desindustrialización de la economía inglesa de Thatcher. En inglés, la expresión full monty
significa llegar hasta el final. Es un giro acuñado durante la segunda guerra
mundial para describir el enorme apetito del general Montgomery, apodado Monty,
que todas las mañanas devoraba un desayuno a la inglesa completo sin dejar una
brizna en el plato, aun en plena batalla de El Alamein.
Pero The Full Monty también es el título de una
película inglesa de gran éxito de la que todos conocemos la historia que
transcurre en Sheffield, al norte de Inglaterra, en los primeros años noventa y
que narra las vicisitudes de unos parados de la industria del acero –orgullo de
los Midlands- totalmente desmantelada en los años ochenta por la política
neoliberal de la señora Thatcher. Los seis personajes de la película, desesperados,
deciden convertirse en estríperes y llegar hasta el final, es decir, desnudarse
completamente. Dicha película
inspirará en México un espectáculo de striptease teatral a un grupo de actores
desempleados de Grupo Televisa en 1999 -en pleno
desmantelamiento de la industria estatal de los gobiernos neoliberales de
Carlos Salinas de Gortari y Ernesto Zedillo (PRI)-, encabezado por Sergio Mayer
-actual diputado de morena, ex cantante de Garibaldi, invitado habitual de reality´s
shows como Big Brother, La Isla y La Casa de los Famosos- y Alexis Ayala, Sólo para Mujeres (1999-2017): Edgar
Ponce, Ricardo Crespo, Xavier Ortiz, Eduardo Rivera, Armando González, Raúl
Magaña, Jorge Salinas, Jorge Aravera, Gabriel Soto, David Zepeda, Julián Gil,
Poncho de Nigris (otro invitado habitual de Big Brother, Master Chef
Celebrity y La Casa de los Famosos),
Roberto Asad, Manuel Landeta, Eduardo Rodríguez, José Ron, Bobby Larios,
Emmanuel Palomares. Al cual se unirían los luchadores Latin Lover (Víctor Manuel Reséndez Ruiz, stripper en
Monterrey y Estados Unidos antes de ser luchador, ganador del reality show
Bailando por un
Sueño, actor de
telenovelas y conductor de Televisa), Marco Corleone (Mark Robert Jindrak, ex luchador de WWE) y El Hijo del Perro Aguayo (Pedro Aguayo Ramírez,
hijo de la leyenda Perro Aguayo). El youtuber
Adrián Marcelo fue el primero en decir públicamente que La Casa de los Famosos es la Casa de los Desempleados, y que su participación en
2024 se debe a su situación de desempleo. Pero para quien
viviera en el norte de Inglaterra durante el régimen de Thatcher, "llegar hasta el
final" remite al belicoso lema de la Dama de Hierro de
hacer tabula rasa de la industria estatal. Es sabido que el norte,
cuna de la Revolución industrial, vivió el choque entre el gobierno conservador
y los trabajadores, precisamente en los Midlands. La batalla más larga y
dramática de Thatcher fue la que emprendió contra los mineros, guardia
pretoriana de los sindicatos dirigidos por Arthur Scargill, último fósil de la
extrema izquierda inglesa.
Fueron años dramáticos en los que el gobierno diezmó al pueblo trabajador y que
marcaron un futuro sin chimeneas humeantes, ni industria, ni astilleros, ni
pubs atiborrados de obreros, un futuro de paro y vida precaria. Todo ello mientras en China
ocurría exactamente lo contrario: el desmantelamiento de la industria del
Estado fue acompañada del nacimiento de fábricas y laboratorios particulares,
se inauguraron altos hornos y la emigración rural hizo cuerpo en una nueva
clase obrera. Con el petróleo
a 18 dólares el barril y cientos de millones de chinos dispuestos a trabajar
por un salario equivalente a una fracción del inglés, la producción industrial
en los Midlands no tenía sentido, fue el
razonamiento de Thatcher. La mujer que ha pasado a la historia como la Dama de
Hierro por su intransigencia frente a los mineros, plantó cara, en realidad, a
un adversario bien débil: una clase obrera lógicamente abatida por la abierta
hostilidad del gobierno, supuestamente paladín del país frente a la competencia
extranjera: una clase obrera que no entendía por qué ya no servía y que no
sabía qué hacer ante el hecho de quedarse sin trabajo. En resumen: la primera
ministra británica desafió precisamente a quienes debía proteger. La consecuencia del desmantelamiento de la
industria estatal fue el nacimiento de una clase de proletariado derrotado,
relegado a guetos urbanos castigados por el paro y en los que la delincuencia
menor favorece la formación de las bandas que hoy aterrorizan al país. Aún
son muy visibles en los Midlands los signos de la decadencia socio-económica;
el puerto de Hull en la costa este, antaño uno de los más importantes de la
Gran Bretaña para la industria pesquera y naval, es una landa desierta en la
que merodean zorros y perros vagabundos. Quien quiera ver una imagen más cruda y realista
del legado de la liquidadora británica que se acerque a sus muelles en ruinas y
a sus tinglados derruidos, instantánea alegórica de la revolución neoliberal en
Inglaterra y testimonio irrefutable de la incapacidad del mercado para
sustituir al Estado como núcleo principal de la sociedad. Pero el principal error
económico y político de Thatcher, y de Reagan, fue otro: no haber intuido que
la deslocalización en Asia de un gran sector de la producción, ya privatizada,
pondría fin a la primacía de Occidente, y particularmente a la de Inglaterra,
una posición puntera a la que había accedido merced a la Revolución industrial. La verdadera revolución
debía haber sido otra, que entre 1973 y 1974 hizo desvanecerse los beneficios
de la industria estatal, debía haberse acometido una reconversión energética
que a largo plazo hubiera incrementado la competividad occidental. Y aunque la
reconversión energética no hubiera salvado a los mineros, sí que habría evitado
la destrucción de la estructura industrial británica y de gran parte de la
occidental. La perplejidad de los mineros ante el ataque frontal de Thatcher y
la absoluta inflexibilidad de Arthur Scargill no es de extrañar: Inglaterra fue la cuna del
movimiento obrero y es una especie de justicia poética que haya acabado por ser
su lecho de muerte. El arma del delito es, naturalmente, la privatización. Entre 1979 y 1993 el gobierno británico
vendió al sector privado dos tercios de la industria pública. Al principio, el
experimento se circunscribió a las líneas aéreas, recientemente nacionalizadas,
y a la industria naval, pero no tardó en ampliarse a los grandes monopolios
estatales, entre ellos servicios básicos como la electricidad y la telefonía.
La política de privatización tuvo un enorme éxito porque la acompañó la
revolución social de la generación Loads-a-money. En 1984 dos millones
de personas, equivalentes al 5 por ciento de la población adulta, suscribieron
la venta de British Telecom, y de un día para otro se
multiplicó por dos el número de accionistas del país. En una sola década el gobierno se desembarazó
de los pilares industriales del Estado-nación: British Aerospace (1981), Cable and Wireless (1981), Amersham International (1982), Associated British Ports (1983), Enterprise Oil (1984), Jaguar (1984), British Telecom (1984), British Gas (1986), British Airways (1987), Roll Royce (1987), British Airports Authority (1987), British Steel (1988) y todas las empresas regionales de servicios de aguas (1989). Las
privatizaciones realizadas bajo la mirada embelesada de los supply-siders pasaron a la historia como
un legado de la señora Thatcher. Volvamos a la pregunta de Krugman: ¿cómo es
posible que un pueblo elija a quien con toda evidencia sirve a los intereses de
una élite? Pues bien, en el caso de
Gran Bretaña, particularmente afectada por la crisis energética, un país
paralizado por huelgas salvajes, una inflación galopante y un crecimiento
negativo, el gobierno laborista acabó siendo detestado por un electorado que no
entendía lo que sucedía y que pagaba impuestos elevados por servicios
mediocres. Cuando Thatcher apuntó
con el dedo a los sindicatos ya las industrias de alto consumo energético, como
la del acero, y de bajo rendimiento, como la minería, el electorado exasperado
se sintió satisfecho creyendo que eran realmente los culpables. La gente no sabía que la excepcional competividad de la industria
occidental de después de la guerra era un fenómeno extraordinario, ligado sobre
todo al bajísimo coste del petróleo, en torno a cuatro dólares el barril, mantenido
durante treinta años. Ningún político tuvo el valor de revelar a los obreros,
pero también particularmente a los industriales, que un acuerdo tácito entre
Estados Unidos y Arabia Saudita era la causa de ésta anomalía, pero el pacto
tocaba a su fin. Ciertamente, tanto los sindicatos como los
partidos tuvieron una grave responsabilidad en la crisis de los años setenta, y
en todo Occidente, pues también ellos abusaron del Estado del bienestar por
seguir ordeñando una vaca que ya no daba para más. Sin embargo, la solución al problema no era
ese choque directo entre el capital y el trabajo, ni la pulverización de uno de
los principales canales de comunicación entre los obreros y los empresarios, el
sindicato. Y fue precisamente lo que ocurrió. Mientras en China Deng ponía en marcha las primeras reformas y se iniciaba
el debate en el seno del Partido, a puerta cerrada y enconado a veces, sobre
cómo estructurarlas, en Europa, la lucha ideológica entre los conservadores y
los laboristas, los republicanos y los demócratas, entre derechas e izquierdas,
hacía su entrada en los hogares a través de los medios de comunicación. No hubo arbitraje ni comprensión entre ambos
bandos y fue una lástima porque ésta clase de política-propaganda no sólo daña
al país sino que descompone las instituciones del Estado democráticos: los
sindicatos y los partidos. Calificados los sindicatos de "enemigo", nadie se opuso en el Reino Unido a una serie
de leyes laborales que fueron acabando paulatinamente con la libertad de
intervención sindical: "Por una ley
de 1980 se prohibieron los piquetes fuera de la zona de trabajo; por otra de
1982, que lleva la firma de Norman Tebbit, mano derecha de Thatcher, se
concedió a los empresarios el despido libre, declarando ilegal la ocupación y
eliminando los convenios colectivos; una de 1984, obra de Tom King, en aquel
momento secretario de Estado del gobierno de Thatcher, amplía el número de
motivos que permiten llevar a juicio a los sindicatos, impone la votación
secreta de los afiliados y restringe el empleo de fondos sindicales en las
elecciones. Fueron las leyes que en los años noventa sirvieron de pauta a la
legislación europea. Paradójicamente, las
críticas más feroces de Occidente al régimen chino se centran en la dejadez del
gobierno para introducir convenios colectivos y hacerlos respetar. Una curiosa posición si consideramos que, en
los años ochenta, en la democrática Gran Bretaña la señora Thatcher anuló de
facto la contratación colectiva. La raíz de la retórica neoliberal no es otra
cosa que compensar el aumento del coste de capital, debido al recargo
energético, con la reducción de costes de trabajo. Pero ni Reagan ni Thatcher preveían que las
políticas antisindicales propiciarían el alejamiento de nuestra economía de la
esfera productiva, abriendo nuevos cauces a la competencia asiática. ¿Por qué? Estudios realizados en los años ochenta y
noventa por dos de los principales partidos ingleses muestran que en Occidente
disminuye la presencia de los sindicatos entre 1980 y 1990, un periodo en el
que la contratación colectiva se reduce al punto de ser, como actualmente
sucede en el sector privado, la excepción a la regla. Con ello desaparece un método de relaciones
colectivas que ofrecía al capital y al trabajo por medio de la representación
sindical, un sistema de reglas y un lenguaje común. Nuestra verdadera fuerza
era la combinación de capitalismo avanzado y clase trabajadora experimentada.
Interrumpido el diálogo, la industria se disgregó y con ella el tejido
productivo. Occidente se convirtió en suministrador de
servicios mientras en Oriente humeaban las chimeneas de las fábricas. Pero la
deslocalización únicamente dio a las empresas una breve pausa de respiro, ya
que las expuso a largo plazo a la competencia brutal de países como China. Hoy se
sabe, pero hay quien todavía se hace ilusiones creyendo que nos salvarán el
diseño y la creatividad por ser, en éstos ámbitos, superiores a los chinos. No
es así, y si no logramos cambiar el curso actual de la historia corremos el
peligro de acabar pidiendo limosna a los turistas asiáticos que viajen a
nuestras ciudades-museo" (Napoleoni,
pp. 227, 228, 229).
Nana Kic © |
Un Mundo
Maravilloso.
¸¸¸¸¸
En su visita a México el 9 de marzo de
2024, la diputada del PP, Cayetana Álvarez de Toledo, agradeció
en Twitter el respaldo de Xóchitl Gálvez y Felipe Calderón Hinojosa. En 2006,
el expresidente José María Aznar del PP
(1990-2004) pidió en México públicamente el voto por Felipe Calderón,
contraviniendo el artículo 33 de la Constitución mexicana. Felipe Calderón
obtuvo el reconocimiento inmediato del presidente José Luis Rodríguez Zapatero
del PSOE (2004-2011). En la misma semana de
Cayetana, la Internacional Socialista,
encabezada por el presidente Pedro Sánchez del PSOE (2018-2024), dio a conocer un comunicado aprobado
en la última semana de febrero en Madrid, en el que expresaba su preocupación
por el clima de violencia en México y la posible influencia del crimen
organizado en el proceso electoral. Felipe González, exsecretario del PSOE y expresidente (1982-1996), terminó como asesor de
Carlos Slim Helú. Mientras Felipe González, José María Aznar y Mariano Rajoy
pedían la destitución inmediata de Nicolás Maduro, el jefe del Grupo de Puebla, José Luis Rodríguez Zapatero, el mismo
que reconoció inmediatamente a Felipe Calderón; rechazó la detención inmediata
de Nicolás Maduro y jugó un papel clave en el exilio de Edmundo González
Urrutia en España. Oriol
Malló en "El Cartel español. Historia crítica de la reconquista económica
de México y América Latina (1898-2008)" (AKAL, 2011), explica que las
diferencias ideológicas entre el Partido Socialista Obrero
Español (PSOE) y el Partido Popular (PP) desaparecen cuando se trata de intereses: Iberdrola,
Endesa, Repsol YPF, Telefónica, BBVA, La Caixa, Grupo Santander. Mientras el
PP se arroga el papel de ser una derecha neoconservadora y aliada
incondicional de Estados Unidos, participando de cualquier tipo de maniobras
desestabilizadoras contra gobiernos. El PSOE se decanta
por una estrategia más fina. Articula una política menos agresiva y
conciliadora. Por encima de las ideologías, se sitúa como defensor de los
intereses de las empresas españolas asentadas en la zona. Por ésta razón apela
al entendimiento y el diálogo. El primero de los acuerdos
entre Adolfo Suárez (1976-1981) y José López Portillo (1976-1982) fue que PEMEX
asumiera el control, gestión y construcción de la refinería de Petróleos del
Norte (Petronor) en Muskiz, en las costas de Bilbao, tras la huida accionaria
de la norteamericana Gulf al perder sus reservas iraníes tras la Revolución
chií. Operación que involucró a toda la alta burocracia mexicana y al cuerpo de
ingenieros de PEMEX desde julio de 1979 y que inició la histórica alianza con
la industria petrolera española. A finales de
1978, el rey Juan Carlos Bourbon intercedió ante el gobierno de López Portillo
para que una pequeña parte de las abultadas reservas petroleras de México se invirtiera
en el sector español de los hidrocarburos, gravemente herido por la crisis
energética mundial y con secciones enteras en peligro de inminente bancarrota. El Ministerio
de Comercio y los funcionarios del Instituto Nacional de la Industria (INI)
lograron convencer al gobierno mexicano para que PEMEX invirtiera en Petronor,
una empresa de capital mixto dominada por el Banco de Bilbao, el Banco de
Vizcaya, la Caja de Ahorros Provincial y la Caja Municipal de Bilbao, un
rescate que se anunció como la plataforma definitiva para que PEMEX penetrara
en el mercado europeo. Gracias a ésta decisión, México compró
acciones de Petronor en 1979 y luego en 1981, el mayor paquete accionarial de ésta
refinería, un 34,29 por 100, u 81 millones de dólares. López Portillo recibió
el Premio Príncipe de Asturias de la Cooperación Internacional en 1981, antes de
que la deuda pública, la inflación y el desplome de los precios del petróleo
produjeran la devaluación de los años ochenta. La poca rentabilidad del rescate
de la refinería de Muskiz comportó que el gobierno de Miguel de la Madrid (1982-1988), ya en
1987, intentara sacar al mercado bursátil un paquete de 15 por 100 de las
acciones de Petronor a fin de capitalizarse e iniciar su expansión europea. Los directivos del Instituto
Nacional de Hidrocarburos, sucesor del INI, y Repsol, empresa pública todavía,
convencieron a los principales socios de Petronor, el Banco Bilbao Vizcaya
(BBV) y PEMEX para que les vendieran sus acciones en Petronor, incluida la
propiedad de la refinería de Bilbao, a cambio de que el banco vasco y la
paraestatal mexicana tuvieran un lugar en la junta de accionistas de Repsol. Acuerdo firmado en 1989 en el gobierno de Carlos
Salinas de Gortari, donde PEMEX tuvo que aclarar a Repsol que la adquisición de
su paquete accionario por parte de ésta empresa no significaba que adquiriera
derechos para realizar trabajos de exploración petrolera en México. Éste acuerdo
catapultó a la compañía pública Repsol en el
mercado mundial, pues tras adquirir el 34,4 por 100 que PEMEX poseía en Petronor, adquirió el
control completo de la refinería que la convirtió en un jugador del mercado
europeo del petróleo. El 18 y 19 de julio de 1991, en Guadalajara, Jalisco, se celebró la I
Cumbre Iberoamericana de Jefes de Estado y de Gobierno, reuniendo en torno a
los presidentes Carlos Salinas de Gortari (PRI) y Felipe González (PSOE), a las
naciones de no habla inglesa del continente, incluida Brasil, bajo la
presidencia de Juan Carlos Bourbon. La Declaración de
Guadalajara, el primer manifiesto conjunto de la Comunidad Iberoamericana de
Naciones, repetía los preceptos del Consenso de Washington. El 1991 surgió el
Instituto Cervantes y la Agencia Española de Cooperación Internacional para el
Desarrollo con la idea de implementar dos vías de influencia duradera en
América. Un armazón de becas, subvenciones, convenios con universidades y otros
proyectos que iban a generar un intercambio de estudiantes, profesores y gestores
hacia España, las próximas élites latinoamericanas del capitalismo. La
"batalla cultural" también librada por la fundación Cánovas del
Castillo del PP, la fundación Pablo Iglesias del PSOE, la fundación Carolina,
etc. Así como instituciones para el estudio y fomento de la democracia, la paz,
el desarrollo, la cooperación y negociación creadas por el PP y el PSOE. Las sociedades implosionan y se desintegran
porque quienes las administran no saben ponerse al ritmo de los tiempos, no
porque un grupo de fanáticos logre conquistar el poder durante unos años. El
bloque soviético, por ejemplo, se desintegró porque el Politburó y la
nomenclatura no comprendieron que un sistema que dio resultado durante las
primeras décadas de la URSS se había vuelto obsoleto y tenía que cambiar. El
KGB era consciente de ello y se preparó para el nuevo orden. Así, el hombre que
guía la nueva Rusia es Vladimir Putin, ex jerarca de los servicios secretos
soviéticos. En el caso de México el Partido Revolucionario Institucional (PRI) logró
fomentar un considerable crecimiento económico entre 1940 y 1974, que coincide
con el inicio de la Segunda Guerra Mundial y finaliza con la crisis petrolera
mundial de 1973: el embargo petrolífero de la OPEP. La clave de la estabilidad
política se basaba en la incorporación orgánica de los sectores populares: la Confederación de
Trabajadores de México (CTM), que controlaba a la clase obrera; la
Confederación Nacional Campesina (CNC), que controlaba a los campesinos, en su
mayoría en un sistema de uso comunal de la tierra de propiedad estatal; la
Confederación Nacional de Organizaciones Populares (CNOP), que trataba de
organizar a sectores populares. Un sistema de clientelismo político basado en la
entrega de puestos de trabajo, salarios, subsidios, bienes y servicios en un amplio
plan populista. Entre 1956 y 1969 la CIA reclutó agentes en los niveles más
altos del gobierno: LITENSOR (Adolfo López Mateos), LITEMPO-1 (Emilio Bolaños Cacho), LITEMPO-2 (Gustavo Díaz
Ordaz de Bolaños Cacho), LITEMPO-4 (Fernando Gutiérrez Barrios), LITEMPO-8 (Luis Echeverría
Álvarez). El PRI perdió el poder en la economía globalizada con el Tratado de Libre
Comercio de América del Norte (TLCAN), aunque Miguel de la Madrid, Carlos Salinas
de Gortari y Ernesto Zedillo Ponce de León facilitaron el proceso, el sistema revolucionario
estaba obsoleto con la globalización de la economía. Gilberto Calderón Ortiz en
"La privatización de la banca en México" (UAM, 1991), ubica que es la
continuación de un proceso emprendido por el gobierno a partir de 1982. A
finales de ese año, el número de paraestatales se consideraba cercano a 1,200,
incluida la Banca. En
septiembre, la participación del Estado en la economía, a través de las
empresas públicas, alcanzó su punto más elevado. Sin embargo, el universo de ésas
empresas aportaba el 15% del PIB y ocupaba el 5% de la población económicamente
activa, pero una sola empresa pública, PEMEX, aportaba el 10% del PIB. Una breve
síntesis nos lleva a señalar que fue el propio gobierno el que hizo posible,
con la autorización para el establecimiento de la Banca múltiple, en 1976, que
los grupos financieros bancarios elevaran su importancia en la economía
nacional, al concentrar la expansión del sistema bancario. Ésto trajo
como consecuencia que los banqueros acumularan un inmenso poder económico y
político. En 1981, dos instituciones bancarias –BANCOMER y BANAMEX- reunían
alrededor de la mitad de las sucursales, de los activos, de la captación
bancaria, las que, junto con otros tres grandes Bancos, menores en tamaño,
reunían el 75% del total de activos: mucho más que países similares como
Argentina y Brasil, e incluso de distinto nivel de desarrollo, como Estados
Unidos y Francia. Con el desplome de los precios del petróleo a nivel internacional, la
marcha de la economía mexicana entró en su crisis más aguda de aquella época y
alejó la utópica promesa de que debíamos prepararnos para administrar la
riqueza. Las devaluaciones del peso no se hicieron esperar y ya en 1981 la
expectativa de una fuerte devaluación hace que los especuladores adquieran
divisas para garantizar una ganancia cambiaria. En éste proceso, la Banca
privada se benefició en forma importante, pues fomentaba, operaba e
instrumentaba la especulación y la fuga de divisas. De una utilidad bruta de la Banca, al 31 de agosto de 1982 de cerca de
18,400 millones de pesos, más de 8,900 provenían de operaciones cambiarias. Si
calculamos el porcentaje, resulta que por especulación se llevaron cerca del
50%. Para protegerse de la hecatombe, una parte de la sociedad mexicana entró
en un proceso de transacciones donde sólo el dólar daba seguridad. La nacionalización de la Banca y el control de
cambios fueron las medidas que se aplicaron como las salidas más viables.
Ciertos sectores de los industriales y comerciantes amenazaron con parar sus
actividades, lo cual no tuvo éxito. Pasado el golpe traumático
de la Banca, había que satisfacer a los ahora ex-banqueros. Aunque mantenida en
secreto, se calcula que la indemnización fue de 1,200 millones de dólares, de
aquel entonces. Se pagaron con una emisión de los denominados Bonos de Indemnización
Bancaria, los que para 1984 ascendían, en valor, a los 1,453 millones de
dólares. A ello había que agregar el pago de los intereses que en 1987 eran ya
de 160% al año. La suma de todo ello fue amortizada totalmente en 1989. La
indemnización, que debía ser a 10 años, se hizo sólo en uno. En lugar de darle
19,845.6 millones al ex-dueño de BANCOMER, 20,301.3 al
ex-propietario de BANAMEX y por SERFIN 7,089.6, se dieron 52,724.9, 47,153.1 y 18,292.4, respectivamente.
Tenemos otros dos casos un poco especiales, los del Multibanco COMERMEX y Banca CREMI. En el caso
del primero, a su dueño –Eloy S. Vallina- se le detectaron serías anomalía e
irregularidades, por lo que sufrió fuertes descuentos al ser indemnizado, en
tanto que el dueño de CREMI, Alberto Bailleres no se le permitió entrar a la reciente puja por
adquirir el que fuera su Banco, logrando sólo comprar un asiento en el Consejo
de Administración de un Banco ibérico. Con la llegada al poder del régimen de
Miguel de la Madrid, el gobierno buscó congraciarse con la clase empresarial y,
en mayo de 1984, informó que regresaba las acciones de las empresas que obraban
en poder de los Bancos, por la vía de su venta. Pasado el 1º de mayo de 1990, Carlos Salinas de Gortari anunció que
privatizaría la Banca. Para el 17 de mayo, el Secretario de Hacienda, Pedro
Aspe, anunció que el gobierno se desprendía de la Banca porque no se
justificaba que el Estado poseyera esos cuantiosos recursos. Posteriormente, el
Subsecretario de esa misma dependencia, Guillermo Ortiz, declaró que la
privatización no obedecía a presiones de ninguna índole y que seguiría siendo
controlada por los mexicanos, declaración ésta que posteriormente fue
desmentida por otro funcionario público, el Director de SOMEX, quien dijo que
la privatización era un proceso íntimamente ligado a la firma del Tratado de
Libre Comercio. Se reconoció
que la privatización no se debió a la ineficiencia durante la administración
estatal, pues de 1986 a 1990 las utilidades aumentaron en 16.4%, según un estudio
de la Bolsa de Valores. A pesar de ello y para hacerla más codiciable, la
Secretaría de Hacienda estableció un programa para elevar su capitalización, en
10 de los 18 Bancos. Previamente, el Estado había alentado la conformación de grupos
corporativos (también denominados controladores), aunque éstos no necesitaban
mayormente de ese aliento. Así se pondría a la venta el 70% de las acciones
serie B, propiedad del Estado (pues recuérdese que con Miguel de la Madrid se
vendió, en serie B, un 30% a la iniciativa privada. En esa
situación se encontraban las Compañías de Seguros, de fianzas, arrendadoras,
Casas de Bolsa, etc.). Los grupos corporativos en puja podrían acceder sólo al
30% de las acciones puestas a la venta, en tanto un 20% de las acciones se ofrecerían
en subasta a los 900 empresarios del país, aglutinados en los denominados
consejos regionales. Y aquí viene lo interesante: si los consejos regionales no compraban
todo ese 20%, lo podría adquirir el grupo controlador: "Hasta el día
18 de agosto de 1991, se han vendido cuatro Bancos. El primero fue el Multibanco Mercantil, el 10 de junio. El representante de la Casa de
Bolsa PROBURSA (la sexta en importancia, por el monto de sus
operaciones y de empleados: cerca de 300 personas), José Maradiaga Lomelín,
pagó 611 200 millones de pesos para quedarse con el 77.19% del capital social.
(El restante ya estaba en poder de Gastón Azcárraga, Jacobo Zaidenweber, Boris
Sigal, etc., en la serie "B"). Se trata de un Banco múltiple regional, con
utilidades netas de enero a abril de 23 mil 51 millones de pesos. Sus
activos, para finales de junio, fueron 537 mil millones de pesos y su valor, a
precios de mercado para abril del año que corre, fue de 406 mil 715 millones.
Ocupa el lugar Nº 25 entre los intermediarios… La integración de los recursos
de PROBURSA y el Multibanco suman 7.5 billones de pesos, lo que lo coloca en el 2º lugar en
tamaño, después de BANAMEX… El segundo banco vendido –también asignado a una Casa de Bolsa- fue BANPAIS. Al frente
de 200 inversionistas se encuentra Julio César Villarreal, de la Casa de Bolsa INVERLAT y miembro
del grupo financiero MEXINVAL. Ocupa el lugar Nº 33 entre los intermediarios financieros, por sus
fondos (317 mil millones de pesos) y los recursos que maneja son del orden de los
142 mil millones de pesos. Por el Banco ofrecieron 544 mil 989 millones de
pesos, tres veces su valor en libros. Según el gobierno su capital era, en
abril, de 172 mil 300 millones. En los primeros cuatro meses del año obtuvo 8
mil 171 millones de pesos, por concepto de utilidades… El siguiente banco
privatizado fue Banca CREMI, vendido a la Casa de Bolsa MULTIVALORES,
representada por Hugo Villa Manzo. Su precio fue de 748 mil 291 millones,
equivalente a 3.4 veces su valor en libros. Administra fondos cercanos a los
666 mil millones de pesos, los que junto al billón de la Casa de Bolsa lo
coloca, automáticamente, en el lugar décimotercero… Hasta el momento de escribir éstas líneas, el último Banco en
privatizarse fue BANCA CONFIA, asignado al Grupo ABACO… Al frente del grupo que
compró BANCA CONFIA se encuentra Lankenau Rocha, respaldado por las principales
familias de Monterrey, como son los Garza Sada, Canales Clariond, Sada Zambrano
y Maíz Mier, entre otras… Próximamente se venderán los Bancos más importantes
del país, los gigantes del sistema bancario: BANAMEX y BANCOMER… BANAMEX es el
mayor Banco del país. El número de sus cuentahabientes es de 195 355, seguido
por BANCOMER con 151 649, SERFIN con 91 525, COMERMEX con 77 027 y SOMEX con 20
544" (Calderón
Ortiz, pp. 55, 56). En el Consejo de Administración del privatizado BANPAIS se encuentran
representantes de Grupo Alfa, Grupo Cydsa, Instituto Tecnológico de Monterrey,
industriales de Jalisco, Puebla y venezolanos, además de miembros del grupo
embotellador PepsiCola. En BANAMEX, consejeros en las siguientes industrias: Grupo
Industrial Atenquique, Corporación Industrial San Luis, Grupo Condumex,
Kimberly Clark, Grupo Alfa, Celanese Mexicana, etc. Ya en 1991 BANAMEX administra
cerca de 10 billones de pesos y sus activos son de más de 23 billones (en
1990). Durante el primer trimestre de 1990 obtuvo utilidades netas por 198 mil
93 millones de pesos. Le siguió BANCOMER, con 142 mil
552 millones, SERFIN, con 116 mil 178 millones y COMERMEX, con 42 mil
534. Al final de 1990, BANAMEX había ganado 1 billón, 4 mil 862 millones de pesos. Sus compradores
deberían ofrecer entre 2.4 (802 millones de dólares) a 5.4 (1 800 millones de
dólares), que representan de 2 a 4.5 veces el valor contable y el 31% de las
acciones. Dos connotados hombres de negocios van por ese Banco: por un lado,
Roberto Hernández Ramírez, en sociedad con Alfredo Harp Helú; y por el otro,
Manuel Senderos Irigoyen. BANCOMER, que opera en todos los Estados y cuenta con 36
mil 700 empleados, 756 sucursales, 1 150 cajeros automáticos, 4 agencias y 5
firmas en el extranjero, además de utilidades en los 5 primeros meses del
presente año por 399 mil millones de pesos, también ha sido puesto a la venta.
Para ello, ya desde octubre de 1990 se dijo que primero sería financieramente
saneado. Su ex-dueño, Manuel Espinosa Yglesias, quiere volver a ocupar la
presidencia del que fue su Banco. Declara que el gobierno no lo quiere dejar
entrar en la puja por razones políticas, sin aclarar cuáles serían esas razones. A los dueños
de los dos Bancos más poderosos del país, hasta antes de la nacionalización,
parece que el Estado les está cerrando las puertas durante el actual proceso de
privatización. A Espinosa Yglesias, por lo pronto, lo ha vetado y habrá que ver
si regresa a BANCOMER. A Agustín Legorreta no le dan acceso a la puja por BANAMEX y tampoco le
dejaron que comprara Banca CONFIA, aunque su postura estuvo debajo de la oferta de Jorge Lankenau, por
0.07 menos del 1%. Recuérdese que Espinosa Yglesias y Legorreta Chauvet son los
más grandes responsables públicos de lo que pasó en 1982. A Legorreta, junto a Manuel Somoza Alonso, se
les considera responsables del crack de la Bolsa de 1987. Así, parece que ambos
tendrán obstáculos para volver a ser banqueros. Hasta ahora, la intermediación
financiera extranjera no ha mostrado interés por incorporarse a la Banca
mexicana. Declarativamente, los americanos han dicho que sólo BANAMEX,
BANCOMER, SERFIN y COMERMEX, es decir, los Bancos mexicanos más grandes, son
atractivos para el City Bank, el Chase Manhattan Bank, el Firts International y Morgan. A su vez,
la banca canadiense no ha manifestado ningún interés, por lo menos
declarativamente. A pesar de
años de publicidad, a Grupo Financiero BBVA Bancomer lo seguimos llamando
BANCOMER (Banco de Comercio), al estadounidense Citigroup como BANAMEX (Banco
Nacional de México), al canadiense Scotiabank Inverlat como Multibanco COMERMEX
(Banco Comercial Mexicano), al inglés HSBC México como BITAL (Banco
Internacional), a Grupo Financiero Santander Mexicano como SERFÍN (Banca de
Servicios Financieros, Banco de Londres y de México): "El caso
particular de Cementos Mexicanos –que ya es empresa transnacional- no será la
excepción, sino la regla: se fusionó con cuatro empresas norteamericanas (entre
ellas, la Gulf Cast Portland Cement. Co. y la Houston Shell and Concret Co.). Así la
economía en México marcha inevitablemente hacia una mayor integración con los
E.U. y Canadá, en donde su fuerza de trabajo barata es un incentivo para una inversión
externa mayor… Tenemos el caso de privatización de la minera
Cananea, empresa que en julio de 1988 pasó a manos de Nacional
Financiera, pues Jorge Larrea, su dueño, se declaró en quiebra. Saneadas sus
finanzas, Cananea regresó 4 meses después a su antiguo dueño. Al ser propietario también
de la Minera Nacozari, Larrea se hizo del control del 6% del cobre mundial. Al momento de su
privatización, dicha empresa tenía ventas acordadas por 300 millones de
dólares. El caso de Teléfonos de México es ilustrativo, empresa con un valor de 3,900
millones de dólares y ganancias de 1,100 millones de dólares. Se vendió al
ahora amigo de Andrés Manuel López Obrador, Carlos Slim Helú, apoyado en
capitales de la South Western Bell y de la France Telecom. Con 400 millones, Slim compra el 5% de las
acciones y logra el control efectivo de tan prometedora empresa. Para recuperar
la inversión sólo le bastaba esperar tres años manteniendo las mismas tarifas;
sin embargo, no quiso esperar tanto tiempo y se optó por elevar el costo del
servicio en proporción tal, que no sólo protestó el ciudadano común. Es fácil
observar que no hay tal destrucción de monopolios sino su consolidación y que
las medidas que se toman no tienen ningún rasgo democrático, pues no hay
consultas ciudadanas ni mucho menos referéndum, que consulten a las grandes
mayorías" (Calderón Ortiz, pp. 42,
43).
Nana Kic © |
Mad Bomber &
Unabomber.
¸¸¸¸¸
Vicente
Garrido & Patricia López Lucio en "El
rastro del asesino: El perfil psicológico de los criminales en la investigación
policial" (ARIEL, 2010) analizan el perfil criminológico de Mad Bomber ("El loco de las bombas").
El 16 de noviembre de 1940 se descubrió una bomba –que no llegó a explotar- en
el edificio de la Edison Consolidated en Manhattan, Nueva York, la compañía encargada
de suministrar electricidad a la ciudad. Junto a la bomba había una nota
escrita a mano, en mayúsculas, que decía: "Con
Edison, ladrones –Ésto es para ti". Firmaba "F.P.". Después de otra
bomba fallida en 1941, el anónimo delincuente envió una carta a la policía
explicando que, debido a la entrada de los EE.UU. en guerra, se iba a abstener
de nuevos atentados durante el tiempo que durara la contienda. Y en efecto, una
tercera bomba se halló en la Estación Grand Central en 1950, sin que tampoco
llegara a explotar. Hasta que al cuarto intento llegara una bomba efectiva,
también en 1950, fulminando una cabina de teléfonos de la Biblioteca Pública de
Nueva York. Los atentados siguieron sucediéndose, resultando heridos de diversa
consideración, hasta que en 1956 un artefacto ubicado en el teatro Paramount,
de Brooklyn, hirió a seis personas gravemente, dando lugar a un ataque de
pánico entre el público, y a la movilización masiva de la policía en la captura
del que ya por entonces era conocido como Mad Bomber. Fue el momento en que el inspector Finney contactó con el Dr. James A.
Brussel, un psiquiatra consultor del sistema de salud mental de Nueva York.
Brussel desarrolló el siguiente perfil: Es un hombre. Paranoico. De mediana edad; de 40 a 50
años, introvertido. De constitución bien proporcionada. Es soltero, un
solitario, quizás vive con una mujer mayor, pariente suya. Es alguien muy
pulcro, aseado, de afectado apurado. No está interesado en las mujeres. De
buena educación, pero de extracción extranjera. Es un mecánico habilidoso,
cuidadoso con las herramientas.
Es eslavo. Religioso. Si es criticado en su trabajo, puede ser violento. Se
siente superior a los que le critican. El resentimiento sigue en aumento. Sus
cartas las envía desde Westchester, ya que no es tan estúpido de echarlas al
correo en la ciudad en la que reside. Probablemente envía las cartas en un
lugar que está en el camino que va desde su casa a la ciudad de Nueva York. Una
de las mayores concentraciones de polacos está en Bridgeport, Connecticut, y
para ir allí a Nueva York hay que pasar por Westchester. Ha tenido una
enfermedad grave, posiblemente algo del corazón. Cuando ustedes lo capturen,
llevará un traje cruzado con el chaleco abotonado. Cuando la policía
finalmente lo capturó, el 21 de enero de 1957 –después de buscar en los
archivos de la compañía a alguien que tuviera razones para estar resentido por
el trato recibido- observaron que Metesky tenía un taller arreglado para sus tareas
de preparar bombas. Había sido herido
en un accidente en 1930, y después de unos meses de subsidio, había sido
despedido al hallársele incapacitado para el trabajo sin una aparente
enfermedad física. Ante los ojos de
los investigadores apareció un hombre bien proporcionado, de 54 años de edad,
de origen polaco, soltero, que residía en una casa con sus dos hermanas
mayores, y llevaba un traje cruzado con el chaleco perfectamente abotonado. Mestesky admitió tranquilamente ser el Mad Bomber, y reveló que las iniciales "F.P."
significaban "Fair Play". Fue internado en un hospital psiquiátrico
en 1957, donde permaneció hasta su muerte. El Dr. James A. Brussel dijo que había empleado el
razonamiento deductivo, su experiencia y el cálculo de probabilidades. Su razonamiento fue el siguiente: ya
que la paranoia toma un tiempo largo para desarrollarse –con frecuencia hasta
diez años-, y el hecho de que la primera bomba había sido colocada en 1940,
entonces dedujo que la enfermedad debía de haberse iniciado en 1930, lo que
hacía que estuviera en la mediana edad en 1956, año en que desarrolló el perfil
para la policía. ¿Por qué supo que era un paranoico? Porque ellos son
capaces de mantener un resentimiento durante mucho tiempo, se sienten
superiores intelectualmente, son pulcros, obsesivos, y les gusta que todo esté
en orden, de ahí su letra meticulosa y la famosa chaqueta cruzada con el
chaleco como hábito de vestir. Aunque sus
notas sugerían un hombre educado, no empleaba el argot, de ahí que dedujera que
se trataba de alguien extranjero, que escribía como si estuviera traduciendo de
su idioma original. ¿Por qué de origen eslavo? Porque, históricamente las
bombas se han empleado sobre todo en Europa Central. Lo de bien proporcionado se deriva de los clásicos
estudios del psiquiatra alemán Kretschmer –en ése momento muy relevantes- el
cual sugirió que el 85% de los paranoicos tienen una constitución atlética.
¿Por qué dijo que era soltero? Aquí se basó en que, a diferencia de las otras letras, la W la escribía
inclinada, como si fueran dos U juntas, sugiriendo los pechos de una mujer, y
ello revelaba un problema sexual, que hacía improbable que hubiera contraído
matrimonio. El único punto
inexacto del perfil fue su predicción de la enfermedad cardíaca. Pero no erró
por mucho, ya que tenía tuberculosis pulmonar. El perfil de Brussel tuvo una
gran repercusión, y puso de relieve entre el público la necesidad de expandir
las fronteras de la investigación policial. El mensaje era que los policías
deberían preocuparse no sólo por la evidencia física de un caso, sino que
también tenían que atender a los restos conductuales o psicológicos de la
escena del crimen. Alston Chase en "Harvard y la creación del Unabomber" (The Atlantic, 2000) analiza la participación de
Ted Kaczynski en el experimento de Henry A. Murray. El número 7 de
Divinity Avenue es hoy un moderno edificio académico de varios pisos, que
alberga el Departamento de Biología Molecular y Celular de la universidad. En
1959, en el solar había una cómoda casa antigua, conocida como el Anexo, que
servía de laboratorio en el que los miembros del personal del Departamento de
Relaciones Sociales realizaban investigaciones con sujetos humanos. Allí, desde el otoño de 1959 hasta la
primavera de 1962, los psicólogos de Harvard, dirigidos por el profesor Henry
A. Murray, llevaron a cabo un experimento inquietante que ahora se consideraría
éticamente indefendible con veintidós estudiantes universitarios. Para
preservar el anonimato de éstos conejillos de indias, los experimentadores se
referían a los individuos sólo por su nombre en clave. Uno de éstos estudiantes, a quien
apodaron "Legal", fue Theodore John Kaczynski, quien un día sería
conocido como Unabomber, y quien más tarde enviaría por correo o entregaría
dieciséis paquetes bomba a científicos, académicos y otras personas durante
diecisiete años, matando a tres personas e hiriendo a veintitrés. Theodore John
Kaczynski nació en Chicago el 22 de mayo de 1942, fue un niño introvertido que
pronto mostró su gran dote para los números. Con una personalidad compleja
sufrió la presión de su madre por alcanzar el éxito y el acoso escolar de sus
compañeros de clase. Pese a esas dificultades, su habilidad le permitió
saltarse un curso en el Colegio Evergreen Park Central de Chicago y terminar
los estudios de bachillerato dos años antes. Con dieciséis años y un
coeficiente intelectual de 167, Kaczynski se graduó en la Universidad de
Harvard. Obtuvo un doctorado en matemáticas en la Universidad de Michigan en 1967
y luego se incorporó al Departamento de Matemáticas de la Universidad de Berkeley
como profesor. En 1971, Kaczynski se mudó a Great Falls, Montana; ése verano comenzó a
construir una cabaña cerca de la ciudad de Lincoln, ochenta millas al suroeste
de Great Falls, en un terreno que él y su hermano, David, habían comprado. Según la opinión
generalizada, Ted Kaczynski, un brillante ex profesor de matemáticas convertido
en un ermitaño de Montana y bombardeador de cartas, es, sencillamente, un
enfermo mental. Es un esquizofrénico paranoide y no hay nada más en él que nos
interese. Pero la opinión
generalizada está equivocada. Kaczynski no era el solitario extremo que se le
ha presentado ni un enfermo mental en ningún sentido clínico. Era un
intelectual y un asesino convicto, y para entender las conexiones entre éstos
dos hechos debemos volver a analizar su época en Harvard. En ése espacio conoció al psicólogo
Henry Murray, cuyos experimentos de aquella época estaban subvencionados por la
CIA y buscaban desarrollar nuevas técnicas para interrogar a los prisioneros
con el fin de que confesaran sus delitos. Murray era el fundador de la
sociedad psicoanalítica de Boston, realizaba estudios que entrañaban
humillación y tormento psicológico para provocar en los sujetos un estrés
severo. Ted Kaczynski tenía por entonces 16 años, ya que se había graduado dos
años antes que el resto de sus compañeros, y fue entonces cuando participó sin
saberlo en éste proyecto. Murray fue el hombre al que
el Gobierno de Estados Unidos recurrió para que hiciera un perfil psicológico
de Hitler antes de la Segunda Guerra Mundial. Y durante la contienda bélica
trabajó para la Oficina de Servicios Estratégicos (OSS), el antecedente de la
CIA por aquella época: ayudando a desarrollar pruebas de detección psicológica para los
solicitantes y supervisando experimentos militares sobre lavado de cerebro. Todo dentro del
programa de control mental de la CIA, llamado MK Ultra, inspirado en el uso de
técnicas de control mental sobre prisioneros de guerra estadounidenses en Corea
por parte de la Unión Soviética, China y Corea del Norte.
Antes de la guerra, Murray había sido director de la Clínica Psicológica de
Harvard. Después de la guerra, Murray regresó a Harvard, donde continuó
perfeccionando las técnicas de evaluación de la personalidad. En 1948 envió una
solicitud de subvención a la Fundación Rockefeller proponiendo "el
desarrollo de un sistema de procedimientos para probar la idoneidad de los
candidatos a oficiales de la marina".
En
1950, había reanudado estudios sobre estudiantes universitarios de Harvard que
había iniciado, en forma rudimentaria, antes de la guerra, titulados
Evaluaciones multiformes del desarrollo de la personalidad entre estudiantes
universitarios superdotados.
El experimento en el que participó Kaczynski fue el último y el más elaborado
de ellos. En su forma de posguerra, éstos experimentos se centraron en las
relaciones diádicas estresantes, diseñando enfrentamientos similares a los
simulacros de interrogatorio que había ayudado a orquestar para la OSS. El propio
Murray llegó a describir su experimento de Harvard como brutal y abusivo. En
1998 el propio Ted Kaczynski habló de los experimentos de Murray cuando un
tribunal federal de Sacramento lo condenó a cadena perpetua sin la posibilidad
de libertad condicional. El Centro de Investigación Henry A. Murray del Instituto
Radcliffe de Estudios Avanzados, aunque había facilitado a sus abogados algunos
datos brutos sobre él, pero se había negado a compartir información sobre el
análisis de ésos datos por parte del equipo de Murray. Kaczynski insinuó
sombríamente que el Centro Murray parecía sentir que tenía algo que ocultar.
Uno de los investigadores de su defensa informó que el centro había dicho a los
psicólogos participantes que no hablaran con su equipo de defensa. El experimento
de Murray tenía como objetivo medir cómo reaccionan las personas bajo estrés.
Murray sometió a sus estudiantes a intensos interrogatorios que atacaban el ego
de los sujetos y sus ideales y creencias más preciados. Kaczynski
había dicho que fue presionado para participar. Su vacilación resultó ser
sensata. Los investigadores no dieron a los voluntarios casi ninguna
información sobre el experimento en el que participarían. A cada uno de los
estudiantes superdotados se le pidió simplemente que respondiera
afirmativamente a la siguiente pregunta: "¿Estaría usted dispuesto a
contribuir a la solución de ciertos problemas psicológicos (partes de un
programa en curso de investigación sobre el desarrollo de la personalidad),
participando como sujeto de una serie de experimentos o realizando una serie de
pruebas (una media de unas dos horas a la semana) a lo largo del año académico?"
En realidad, nunca
se sabría con claridad cuáles eran esos "ciertos problemas psicológicos".
Y la prueba que sirvió como eje central de ésta tarea parece sorprendentemente
similar a la prueba de estrés de la OSS. Los estudiantes serían
sometidos al tercer grado. Pero mientras que los aspirantes a la OSS debían
saber que soportar interrogatorios desagradables podía ser parte de su trabajo,
éstos estudiantes no lo sabían. La intención era tomarlos por sorpresa,
engañarlos y brutalizarlos. Ésas experiencias se prolongarían durante tres
años. Se les hizo creer a los estudiantes que debatirían su filosofía de vida
con otro estudiante como ellos. De hecho, se enfrentaron a un títere bien
preparado: un abogado. Murray se ganaba la confianza de sus estudiantes y así conseguía conocer
en detalle a los sujetos de su experimento, pero tras unos meses las sesiones
cambiaron de escenario para pasar a una habitación iluminada donde sus alumnos
permanecían atados a una silla frente a un espejo unidireccional y conectados a
unos electrodos para monitorizar su frecuencia cardíaca y respiratoria,
mientras los quebraba psicológicamente. Una cámara cinematográfica
grabó todos sus movimientos y expresiones faciales a través de un agujero en la
pared. No es de extrañar que la mayoría de los participantes lo consideraran
muy desagradable y traumático. Durante el último año del experimento, Murray
puso a los estudiantes a disposición de sus ayudantes de posgrado para que
sirvieran como conejillos de indias para sus propios proyectos de
investigación. Cada estudiante había pasado aproximadamente 200 horas en la
investigación y había proporcionado cientos de páginas de información sobre sí
mismo, sus creencias, su vida pasada, su familia, su vida universitaria y su
desarrollo, sus fantasías, sus esperanzas y sueños, todo ello atacado en una
prueba de estrés. La evidencia apunta
a que el objetivo del experimento de Murray era ayudar a la CIA a determinar cómo
probar o destruir la capacidad de un individuo para resistir un interrogativo.
Es posible que los estudiantes hayan recibido drogas alucinógenas LSD durante
los interrogatorios sin su consentimiento. Poco después de que Murray comenzara a realizar sus experimentos
con Kaczynski y sus compañeros de clase, en 1969, Timothy Leary regresó a
Harvard y, con la bendición de Murray, comenzó sus experimentos como
psilocibina. En su autobiografía, Leary describió a Murray como "el mago
de la evaluación de la personalidad que, como psicólogo jefe de la OSS, había
supervisado experimentos militares sobre lavado de cerebro e interrogatorios
con amital sódico". Varios de los participantes recordaban el experimento
de Murray 25 años después. En 1987 "Cringe" recordaba la ira y la
vergüenza, la mampara de cristal, los electrodos y los cables. "Drill"
los electrodos, el medidor de presión arterial, los ataques psicológicos y la
rabia experimentada. "Locust" la silla con electrodos, los insultos y
la impotencia para responder. Se sintió engañado porque en lugar de asistir a
un debate fue a recibir ataques psicológicos. Se supone que ésos experimentos
están prohibidos, pero puedo dar fe que el Gobierno de México lo sigue
practicando. Fue una de las peores experiencias de mi vida. No porque alguien
intente quebrarte psicológicamente –es muy difícil que alguien pueda hacerlo en
condiciones normales, ya sea porque te puedes defender físicamente o elaborar
estrategias mentales-, sino porque no te permiten defenderte, te inducen la
impotencia. Esos experimentos se realizan bajo la fachada del examen de polígrafo,
pero una vez realizadas las preguntas inicia el ataque psicológico. En ése
momento me di cuenta que era un engaño, ¡una prueba de estrés de grado militar! Cuando
participó Ted Kaczynski tenía 16 años, era rechazado por sus compañeros de
clase debido a su edad (genio precoz), tenía problemas familiares (una madre
exigente) y un alto grado de introversión y aislamiento. Kaczynski se dio
cuenta del objetivo, pero durante tres años se sometió al experimento de Murray
para demostrar que no podía ser quebrado psicológicamente. Grave error, no sólo
existen técnicas psicológicas para quebrarte mentalmente o para que saltes de las
ventanas o los puentes (suicidios inducidos), sino para reducirte
psicológicamente a la infancia. Kaczynski era uno de los participantes más
vulnerables de Murray, estaba en Harvard gracias a una beca, uno de los más
jóvenes y pobres del grupo. Se
ha hablado de que Kaczynski era un "solitario" y de que el famoso esnobismo de Harvard lo había
aislado aún más. En aquella época, el esnobismo era algo generalizado en
Harvard. Un sólo paso en falso en el vestuario podía convertir a alguien en un
paria. Y Kaczysnki tenía
un aspecto desaliñado. Tenía sólo dos pares de pantalones y unas pocas camisas.
Aunque las lavaba todas las semanas en la máquina de monedas que había en el
sótano de la casa contigua al número 8 de Prescott, cada vez estaban más
desaliñadas. Los estudiantes
de primer año debían participar en deportes, por lo que Kaczynski se dedicó a
la natación y luego a la lucha libre. Tocaba el trombón, como en el instituto,
e incluso se unió a la banda de Harvard (que abandonó casi cuando se enteró de
que tendría que asistir a sesiones de ejercicios). Jugaba al baloncesto. Hizo
algunos amigos. Y de hecho, la mayoría de los informes de sus profesores, su
asesor académico, su director de la casa y el personal de los servicios de
salud sugieren que Kaczynski estaba en su primer año en Harvard completamente
equilibrado, aunque tendía a ser un solitario. Sally Johnson, la psiquiatra
forense que examinó al Unabomber empezó a preocuparse por su salud. El Unabomber tenía
pesadillas terribles. Empezó a fantasear con vengarse de una sociedad que veía
cada vez más como una fuerza maligna obsesionada con imponer el conformismo
mediante controles psicológicos. Hoy en día, la sociedad no toleraría los
engaños inherentes a los experimentos de Murray, pero entonces prevalecían
otros criterios y su ética era definitivamente aceptable en su época. Pero la
ética de la época era errónea y enmarcaba el primer encuentro de Kaczynski con
un sistema de valores científicos temerarios. Cuando Kaczynski empezó a preocuparse
por la posibilidad de un control mental, no estaba dando rienda suelta a
delirios paranoides. En vista del experimento de Murray, no sólo era racional,
sino que tenía razón. La universidad y el mundo psiquiátrico habían sido
cómplices voluntarios de un experimento que había tratado a seres humanos como
conejillos de indias y los había tratado brutalmente. He aquí una
base lógica poderosa para la convicción expresada posteriormente por Kaczynski
de que los académicos, en particular los científicos, eran servidores
completamente comprometidos del sistema, empleados en el desarrollo de técnicas
para el control del comportamiento de las poblaciones. Los
experimentos llevados a cabo en la Universidad de Harvard fueron cuestionados
tras los atentados de Kaczynski entre los años 1975 y 1995. Después de su arresto, la gente se dividió en dos grupos; los que
creyeron que estaba simplemente loco, y los que creían que estaba condicionado
y se había convertido en un monstruo después de los experimentos de Harvard. Kaczynski sintió que la
justicia exigía que se vengara de la sociedad, pero en ese momento carecía de
los recursos personales para hacerlo. Siempre había sido un bien chico. En
lugar de eso buscaba escapar. Comenzó a soñar con separarse de la sociedad y
vivir una vida primitiva. Kaczynski no tuvo un brote psicótico ni tenía esquizofrenia,
simplemente llegó a la conclusión de que el área de matemáticas era un pilar de
la sociedad tecnológica de control que odiaba y trabajó dos años sólo para reunir
el dinero suficiente para vivir al margen de la sociedad: "Por
lo tanto, y dentro del contraespionaje que llevaba a cabo la OSS, no es
casualidad que estuviesen muy interesados en las "contribuciones psicoanalíticas" según revela el informe de Donovan (1942b), y que
derivaron en el estudio del psicólogo de Harvard Henry Murray (1893-1988) sobre
la personalidad de Hitler. Murray estuvo presumiblemente en conexión con el
responsable de la OSS en Suiza Allen Dulles y éste con su consultor psicológico
–según refiere Bair (2003, p. 492)- el Dr. Carl Jung…
Jung ya había analizado en el año 1925 a Henry Murray durante la estancia del
psicólogo americano en Suiza cuando éste tenía 32 años y por lo tanto es obvio
que se conocían con anterioridad. Jung es citado como AGENTE 488 en la lista
desclasificada de códigos de agentes y colaboradores de la OSS (National
Archives, 1999). Por aquel entonces Jung había cautivado a Dulles con sus
interpretaciones sobre el inconsciente colectivo alemán… En la documentación de
Dulles también se cita al AGENTE
512 o su sobrenombre The Cub (el cachorro), que no otro que
el doble agente nazi Hans Bernd Gisevius (1904-1974), un militar nazi seducido
igualmente por la obra de Jung y que fue testigo clave en el proceso de
Núremberg (1945-1946) contra el mariscal nazi Göering. Henry Murray, a quien podemos situar históricamente como
el catalizador del psicoanálisis al servicio de la CIA, participó activamente
con la OSS y también con la CIA en el programa MKultra (Roazen, 2003). Además
de organizar y fundar la Sociedad Psicoanalítica de Boston, Murray es también
conocido por el Test de Apercepción Temática. Éste profesor y psicólogo norteamericano,
dirigió a finales de los años 60 un experimento vinculado a uno de los 149
subproyectos del programa MKultra. Dicho experimento estaba dirigido a
verificar la resistencia al stress y
fue realizado con alumnos de la Universidad de Harvard, quienes eran atados a
unas sillas y conectados a unos electrodos de registro de actividad nerviosa,
mientras recibían un ataque psicológico humillante e incesante (Chase, 2000)…
Finalmente encontramos otro autor alemán, Kurt Lewin, psicólogo de la gestalt y uno de los fundadores de la
psicología social norteamericana moderna…"
(Sánchez de Miguel, Iturbide e Izarne
Lizaso, pp. 44, 45).
Nana Kic © |
Manifiesto Kaczynski.
¸¸¸¸¸
La Revolución
industrial y sus consecuencias han sido un desastre para la raza humana. Han
aumentado enormemente la esperanza de vida de quienes vivimos en países "avanzados",
pero han desestabilizado la sociedad, han hecho que la vida sea
insatisfactoria, han sometido a los seres humanos a indignidades, han provocado
sufrimiento psicológico generalizado (en el Tercer Mundo hasta sufrimiento
físico también) y han infligido graves daños al mundo natural. El continuo
desarrollo de la tecnología empeorará la situación. Ciertamente someterá a los
seres humanos a mayores indignidades e infligirá mayores daños al mundo
natural, probablemente conducirá a una mayor perturbación social y sufrimiento
psicológico, y puede conducir a un mayor sufrimiento físico incluso en los
países "avanzados".
2. El sistema
tecnológico-industrial puede sobrevivir o colapsar. Si sobrevive, puede eventualmente
alcanzar un bajo nivel de sufrimiento físico y psicológico, pero sólo después
de pasar por un largo y muy doloroso período de adaptación y sólo al costo de
reducir permanente a los seres humanos y muchos otros organismos vivos a
productos diseñados y meros engranajes de la máquina social. Además, si el sistema sobrevive, las consecuencias
serán inevitables: no hay forma de reformar o modificar el sistema para evitar que
prive a las personas de dignidad y autonomía. 3. Si el sistema colapsa, las
consecuencias seguirán siendo muy dolorosas. Pero cuanto más grande crezca el
sistema, más desastrosos serán los resultados de su colapso, por lo que si va a
colapsar, será mejor que lo haga más temprano que tarde. 4. Por lo tanto, abogamos por una
revolución contra el sistema industrial. Ésta revolución puede o no hacer uso
de la violencia; puede ser repentino o puede ser un proceso relativamente
gradual que abarca algunas décadas. No podemos predecir nada de eso. Pero sí esbozamos de manera muy
general las medidas que aquellos que odian el sistema industrial deberían tomar
para preparar el camino para una revolución contra ésa forma de sociedad. Ésta
no será una revolución política. Su objetivo será derrocar no a los gobiernos
sino a la base económica y tecnológica de la sociedad actual… 6. Casi todo el mundo estará de acuerdo en que vivimos en una
sociedad profundamente perturbada. Una de las manifestaciones más extendidas de
la locura de nuestro mundo es el izquierdismo, por lo que una discusión sobre
la psicología del izquierdismo puede servir como introducción a la discusión de
los problemas de la sociedad moderna en general.
7. Pero, ¿qué es el izquierdismo? Durante la primera mitad del siglo XX el
izquierdismo prácticamente podría haberse identificado con el socialismo. Hoy
el movimiento está fragmentado y no está claro a quién se le puede llamar
propiamente izquierdista. Cuando
hablamos de izquierdistas en éste artículo, nos referimos principalmente a
socialistas, colectivistas, tipos "políticamente correctos", feministas, activistas homosexuales y de personas
con discapacidad, activistas por los derechos de los animales y similares. Pero
no todos los que están asociados con uno de éstos movimientos son
izquierdistas. Lo que intentamos alcanzar al discutir el izquierdismo no es
tanto un movimiento o una ideología como un tipo psicológico, o más bien una
colección de tipos relacionados… 9. Las dos tendencias psicológicas que subyacen al
izquierdismo moderno las llamamos "sentimientos de inferioridad" y "sobresocialización". Los sentimientos de inferioridad son
característicos del izquierdismo moderno en su conjunto, mientras que la
sobresocialización es característica sólo de un cierto segmento del
izquierdismo moderno; pero éste segmento es muy influyente. 10. Por "sentimientos de inferioridad" nos
referimos no sólo a sentimientos de inferioridad en sentido estricto sino a
todo un espectro de rasgos relacionados; baja autoestima, sentimientos de
impotencia, tendencias depresivas, derrotismo, culpa, odio a sí mismo, etc.
Argumentamos que los izquierdistas modernos tienden a tener algunos de ésos
sentimientos (posiblemente más o menos reprimidos) y que éstos sentimientos son
decisivos para determinar la dirección del izquierdismo moderno. 11. Cuando alguien interpreta como
despectivo casi cualquier cosa que se dice sobre él (o sobre grupos con los que
se identifica) concluimos que tiene sentimientos de inferioridad o baja
autoestima. Ésta tendencia es pronunciada entre los activistas por los derechos
de las minorías, pertenezcan o no a los grupos minoritarios cuyos derechos
defienden. Son hipersensibles
a las palabras utilizadas para designar a las minorías y a todo lo que se dice
sobre las minorías… Algunos activistas por los derechos de los animales han
llegado incluso a rechazar la palabra "mascota" e insisten en su
sustitución por "animal de compañía". Los
antropólogos izquierdistas hacen todo lo posible para evitar decir nada sobre
los pueblos primitivos que pueda interpretarse como negativo. Quieren
sustituir el mundo "primitivo" por el de "analfabetos".
Parecen casi paranoicos ante cualquier cosa que pueda sugerir que una cultura
primitiva es inferior a la nuestra. (No pretendemos dar a
entender que las culturas primitivas son inferiores a las nuestras. Simplemente
señalamos la hipersensibilidad de los antropólogos izquierdistas). 12. Quienes
son más sensibles a la terminología "políticamente incorrecta" no son
el habitante negro promedio de un gueto, el inmigrante asiático, la mujer
maltratada o la persona discapacitada, sino una minoría de activistas, muchos de los
cuales ni siquiera pertenecen a ningún grupo "oprimido", pero
provienen de estratos privilegiados de la sociedad. La corrección política
tiene su bastión entre los profesores universitarios, que tienen empleos
seguros con salarios cómodos y la mayoría de los cuales son hombres blancos
heterosexuales de familias de clase media a media alta. 13. Muchos
izquierdistas tienen una intensa identificación con los problemas de grupos que
tienen una imagen de débiles (mujeres), derrotados (indios americanos),
repelentes (homosexuales) o inferioridades en algún otro sentido. Los propios
izquierdistas sienten que éstos grupos son inferiores. Nunca admitirían ante sí mismos que
tienen ésos sentimientos, pero es precisamente porque ven a éstos grupos como
inferiores que se identifican con sus problemas. (No pretendemos sugerir que
las mujeres, los indios, etc., son inferiores; sólo estamos señalando algo
sobre la psicología izquierdista). 14. Las feministas están
desesperadamente ansiosas por demostrar que las mujeres son tan fuertes y
capaces como los hombres. Claramente les atormenta el temor de que las mujeres
no sean tan fuertes y capaces como los hombres. 15. Los izquierdistas tienen a
odiar todo lo que tenga una imagen de ser fuerte, bueno y exitoso. Odian a
Estados Unidos, odian la civilización occidental, odian a los hombres blancos,
odian la racionalidad. Las razones que dan los izquierdistas para odiar Occidente, etc.,
claramente no se corresponden con sus verdaderos motivos. Dicen que odian a
Occidente porque es belicoso, imperialista, sexista, etnocéntrico, etc., pero
cuando éstos mismos defectos aparecen en países socialistas o en culturas
primitivas, los izquierdistas encuentran excusas para ellos, o en el mejor de
los casos, a regañadientes admiten que existen; mientras que él señala con
entusiasmo (y a menudo exagera enormemente) éstos fallos allí donde aparecen en
la civilización occidental. Por tanto, está claro que éstos defectos no son el
verdadero motivo de los izquierdistas para odiar a Estados Unidos y Occidente.
Odian a Estados Unidos y Occidente porque son fuertes y exitosos. 17. Las formas de
arte que atraen a los intelectuales izquierdistas modernos tienden a centrarse
en la sordidez, la derrota y la desesperación, o bien adoptan un tono
orgiástico, deshaciéndose del control racional como si no hubiera esperanza de
lograr nada a través del cálculo racional y todo lo que quedara fuera
sumergirse en las sensaciones del momento. 21. Los izquierdistas
pueden afirmar que su activismo está motivado por la compasión o por principios
morales, y el principio moral juega un papel para el izquierdista del tipo
sobresocializado. Pero la compasión y los principios morales no pueden ser los
principales motivos del activismo de izquierda. La hostilidad es un componente demasiado
prominente del comportamiento izquierdista; también lo es el impulso por el
poder. Además gran parte del comportamiento izquierdista no está racionalmente
calculado para beneficiar a las personas a quienes los izquierdistas dicen
estar tratando de ayudar. Por ejemplo,
si uno cree que la acción afirmativa es buena para los negros, ¿tiene sentido
exigirla en términos hostiles o dogmáticos? Obviamente, sería más productivo
adoptar un enfoque diplomático y conciliador que hiciera al menos concesiones
verbales y simbólicas a los blancos que piensan que la acción afirmativa los
discrimina. Pero los activistas de izquierda no adoptan ése enfoque porque no
satisfaría sus necesidades emocionales. Ayudar a los negros no es su verdadero
objetivo. En cambio, los problemas raciales les sirven como excusa para
expresar su propia hostilidad y su frustrada necesidad de poder. Al hacerlo, en
realidad perjudican a los negros, porque la actitud hostil de los activistas
hacia la mayoría blanca tiende a intensificar el odio racial. 24. Los psicólogos utilizan el termino
socialización para designar el proceso mediante el cual se capacita a los niños
para pensar y actuar y como exige la sociedad. Se dice que una persona está
bien socializada si cree y obedece el código moral de su sociedad y encaja bien
como parte funcional de ésa sociedad. Puede parecer absurdo decir
que muchos izquierdistas están sobresocializados, ya que se les percibe como
rebeldes. Sin embargo, la posición se puede defender. Muchos izquierdistas no
son tan rebeldes como parecen. 27. Argumentamos que un segmento muy importante
e influyente de la izquierda moderna está sobresocializado y que su
sobresocialización es de gran importancia para determinar la dirección del
izquierdismo moderno. Los izquierdistas de tipo sobresocializado tienden a
ser intelectuales o miembros de la clase media alta. Nótese que los intelectuales
universitarios constituyen el segmento más socializado de nuestra sociedad y
también el segmento más de izquierda. 28. El izquierdista del tipo sobresocializado
intenta liberarse de su atadura psicológica y afirmar su autonomía rebelándose.
Pero normalmente no es lo suficientemente fuerte como para rebelarse contra los
valores más básicos de nuestra sociedad. En términos generales, los
objetivos de los izquierdistas de hoy no están en conflicto con la moralidad
aceptada. Por el contrario, la izquierda toma un principio moral aceptado, lo
adopta como propio y luego acusa a la sociedad en general de violar ése
principio. Ejemplos: igualdad racial, igualdad de sexos, ayuda a los pobres, paz en
lugar de guerra, no violencia en general, libertad de expresión, bondad hacia
los animales. Más fundamentalmente, el deber del individuo de servir a la
sociedad y el deber de la sociedad de cuidar del individuo. Todos éstos valores
han sido profundamente arraigados en nuestra sociedad (o al menos en sus clases
media y alta) durante mucho tiempo. Éstos valores están
expresados o presupuestos explícita o implícitamente en la mayor parte del
material que nos presentan los principales medios de comunicación y el sistema
educativo, especialmente aquellos del tipo sobresocializado, generalmente no se
rebelan contra éstos principios, sino que justifican su hostilidad hacia la
sociedad afirmando (con cierto grado de verdad) que la sociedad no está a la
altura de éstos principios. 29. He aquí un ejemplo de la forma en que el
izquierdista sobresocializado muestra su apego real a las actitudes
convencionales de nuestra sociedad mientras finge estar en rebelión contra
ella. Muchos izquierdistas presionan por la acción afirmativa, por trasladar a
los negros a empleos de alto prestigio, por una mejor educación en las escuelas
negras y más dinero para dichas escuelas; el modo de vida de la clase baja
negra lo consideran una vergüenza social. Quieren integrar al hombre negro en
el sistema, convertirlo en un ejecutivo de negocios, un abogado, un científico
como los blancos de clase media alta. Los izquierdistas responderán que lo
último que quieren es convertir al hombre negro en una copia del hombre blanco;
en cambio, quieren preservar la cultura afroamericana. Pero, ¿en qué consiste ésta
preservación de la cultura afroamericana? Difícilmente puede consistir en otra
cosa que comer comida al estilo negro, escuchar música al estilo negro, vestir
ropa al estilo negro e ir a una iglesia o mezquita al estilo negro. En otras
palabras, sólo puede expresarse en asuntos superficiales. En todos los aspectos
esenciales, la mayoría de los izquierdistas del tipo sobresocializado quieren
hacer que el hombre negro se ajuste a los ideales blancos de clase media. Quieren
obligarlo a estudiar materias técnicas, convertirse en ejecutivo o científico,
pasar la vida ascendiendo en la escala de estatus para demostrar que los negros
son tan buenos como los blancos. Quieren hacer responsables a los padres
negros, quieren que las pandillas negras se vuelvan no violentas, etc. Pero
éstos son exactamente los valores del sistema tecnológico industrial. Al sistema no le importa qué tipo de
música escucha un hombre, qué tipo de ropa usa o en qué religión cree, siempre
y cuando estudie en la escuela, tenga un trabajo respetable, ascienda en la
escala de estatus, sea un padre responsable, no violento, etc. En efecto, por
mucho que lo niegue, el izquierdista sobresocializado quiere integrar al hombre
negro en el sistema y hacerle adoptar sus valores. 40. En la sociedad industrial moderna
sólo es necesario un esfuerzo mínimo para satisfacer las necesidades físicas. Basta seguir
un programa de formación para adquirir alguna pequeña habilidad técnica, luego
llegar a trabajar a tiempo y realizar el modesto esfuerzo necesario para
conservar un empleo. Los únicos requisitos son una moderada cantidad de
inteligencia y, sobre todo, simple OBEDIENCIA. Si uno los
tiene, la sociedad se ocupa de uno desde la cuna hasta la tumba. (Sí, hay una
clase baja que no puede dar por sentadas las necesidades físicas, pero aquí
estamos hablando de la sociedad en general). Por lo tanto, no es
sorprendente que la sociedad moderna esté llena de actividades sustitutas. Éstos
incluyen el trabajo científico, los logros deportivos, el trabajo humanitario,
la creación artística y literaria, el ascenso en la escala corporativa, la
adquisición de dinero y bienes materiales más allá del punto en el que dejan de
brindar satisfacción adicional, y el activismo social cuando aborda cuestiones
que no son importantes para el activista personalmente, como en el caso de los
activistas blancos que trabajan por los derechos de las minorías no blancas. 47. Entre las
condicionales anomales presentes en la sociedad industrial moderna se
encuentran la excesiva densidad de población, el aislamiento del hombre de la
naturaleza, la excesiva rapidez del cambio social y la desintegración de
comunidades naturales en pequeña escala, como la familia extensa, la aldea o la
tribu. 48. Es bien sabido que el hacinamiento aumenta el estrés y la agresión.
El grado de hacinamiento que existe hoy y el aislamiento del hombre de la
naturaleza son consecuencias del progreso tecnológico. Todas las
sociedades preindustriales eran predominantemente rurales. La Revolución
Industrial aumentó enormemente el tamaño de las ciudades y la proporción de la
población que vive en ellas, y la tecnología agrícola moderna ha hecho posible
que la Tierra pueda sustentar una población mucho más densa que antes. Además,
la tecnología exacerba los efectos del hacinamiento porque pone en manos de las
personas mayores poderes disruptivos. Por ejemplo, una variedad de dispositivos
que producen ruido: cortadoras de césped, radios, motocicletas, etc. Si el uso de
éstos dispositivos no está restringido, las personas que quieren paz y
tranquilidad se sienten frustradas por el ruido, si se restringe su uso, las
personas que usan los dispositivos se sienten frustradas por las regulaciones,
pero si éstas máquinas nunca se hubieran inventado no habrían generado
conflicto ni frustración. 49. Para las sociedades primitivas, el mundo natural (que normalmente
cambia lentamente) proporcionaba un marco estable y, por tanto, una sensación
de seguridad. En el mundo moderno es la sociedad humana la que domina la
naturaleza y no al revés, y la sociedad moderna cambia muy rápidamente debido
al cambio tecnológico. Por tanto, no existe un marco estable. 50. Los
conservadores son tontos: se quejan de la decadencia de los valores
tradicionales, pero apoyan con entusiasmo el progreso tecnológico y el
crecimiento económico. Aparentemente nunca se les ocurre que no se pueden hacer cambios rápidos
y drásticos en la tecnología y la economía de una sociedad sin provocar también
cambios rápidos en todos los demás aspectos de la sociedad, y que esos cambios
rápidos inevitablemente destruyen los valores tradicionales. 51. La ruptura
de los valores tradicionales implica en cierta medida la ruptura de los
vínculos que mantienen unidos a los grupos sociales tradicionales de pequeña
escala. La desintegración de grupos sociales de pequeña escala también se ve
favorecida por el hecho de que las condiciones modernas a menudo exigen o
tientan a los individuos a trasladarse a nuevos lugares, separándose de sus
comunidades. Más allá de eso, una sociedad tecnológica tiene que debilitar
los lazos familiares y las comunidades locales para funcionar eficientemente. En la sociedad moderna, la lealtad de un
individuo debe ser primero hacia el sistema y sólo en segundo lugar hacia una
comunidad de pequeña escala, porque si las lealtades internas de las
comunidades de pequeña escala fueran más fuertes que la lealtad al sistema,
dichas comunidades buscarían su propia ventaja a expensas del sistema. 54. Algunas ciudades preindustriales
eran muy grandes y estaban superpobladas, pero sus habitantes no parecen haber
sufrido problemas psicológicos en la misma medida que el hombre moderno. Hoy en día en
Estados Unidos todavía hay zonas rurales poco pobladas y encontramos allí los
mismos problemas que en las zonas urbanas, aunque los problemas tienden a ser
menos agudos en las zonas rurales. Por tanto, el hacinamiento no parece ser el
factor decisivo. 58. Sería posible dar otros ejemplos de sociedades en las que
habido cambios rápidos y/o falta de vínculos comunitarios estrechos sin el tipo
de aberración conductual masiva que se observa en la sociedad industrial
actual. Sostenemos que la causa más importante de los problemas sociales y
psicológicos en la sociedad moderna es el hecho de que las personas no tienen
suficientes oportunidades de atravesar el proceso de poder de manera normal. No queremos
decir que la sociedad moderna sea la única en la que el proceso de poder se ha
visto perturbado. Probablemente la mayoría, si no todas las sociedades
civilizadas han interferido con el proceso de poder en mayor o menor medida.
Pero en la sociedad industrial moderna el problema se ha vuelto particularmente
grave. El izquierdismo, al menos en su forma reciente (de mediados de finales
del siglo XX), es en parte un sistema de privación con respecto al proceso de
poder. 59. Dividimos los
impulsos humanos en tres grupos: (1) Aquellos impulsos que pueden satisfacerse
con un mínimo esfuerzo; (2) aquellos que pueden satisfacerse pero sólo a costa
de un esfuerzo serio; (3) aquellos que no pueden satisfacerse adecuadamente por
mucho esfuerzo que se haga. El proceso de poder es el proceso de satisfacción de
los impulsos del segundo grupo. Cuanto más impulso hay en el tercer grupo, más
frustración, ira, eventualmente derrotismo, depresión, etc. 60. En la sociedad
industrial moderna, los impulsos humanos naturales tienden a ser empujados al
primer y tercer grupo, y el segundo grupo tiende a consistir cada vez más en
impulsos creados artificialmente. 61. En las sociedades
primitivas, las necesidades físicas generalmente pertenecen al grupo 2: pueden
obtenerse, pero sólo a costa de un gran esfuerzo. Pero la sociedad moderna
tiende a garantizar las necesidades físicas a todos a cambio de un esfuerzo
mínimo, por lo que las necesidades físicas se colocan en el grupo 1. (Puede
haber desacuerdo sobre si el esfuerzo necesario para mantener un trabajo es "mínimo";
pero, por lo general, en los trabajos de nivel bajo a medio, cualquier esfuerzo
que se requiera es simplemente OBEDIENCIA. Te sientas o
te paras donde te dicen que te sientes o te paras y haces lo que te dicen que
hagas de la manera que te dicen que lo hagas. Rara vez tienes que esforzarte
seriamente y, en cualquier caso, apenas tienes autonomía en el trabajo, por lo
que la necesidad del proceso de fuerza no está bien atendida). 62. Las
necesidades sociales, como el sexo, el amor y el estatus, a menudo permanecen
en el grupo 2 en la sociedad moderna, dependiendo de la situación del
individuo. Pero, excepto para las personas que tienen un impulso
particularmente fuerte por el estatus, el esfuerzo requerido para satisfacer
los impulsos sociales es insuficiente para satisfacer adecuadamente la
necesidad del proceso de poder. 63. Así pues, se han creado ciertas necesidades
artificiales que caen en el grupo 2 y, por tanto, sirven a la necesidad del
proceso de poder. Se han desarrollado técnicas de publicidad y marketing que
hacen que muchas personas sientan que necesitan cosas que sus abuelos nunca
desearon o ni siquiera soñaron. Se requiere un esfuerzo serio para ganar suficiente
dinero para satisfacer éstas necesidades artificiales, por lo que caen en el
grupo 2. El hombre moderno debe satisfacer su necesidad del proceso de poder en
gran medida mediante la búsqueda de necesidades artificiales creadas por el
poder de la industria de la publicidad y el marketing, y a través de
actividades sustitutas. 64.
Parece que para muchas personas, tal vez la mayoría, éstas formas artificiales
del proceso de poder son insuficientes. Un tema que aparece repetidamente en
los escritos de los críticos sociales de la segunda mitad del siglo XX es la
sensación de falta de propósito que aflige a muchas personas en la sociedad
moderna. (Ésta falta de propósito a menudo recibe otros nombres como
"anómica" o "vacuidad de clase media"). Sugerimos que la
llamada "crisis de identidad" es en realidad una búsqueda de un
sentido de propósito, a menudo de un compromiso con un objetivo adecuado o una
actividad sustituta".
White Anglo Saxon
Protestant.
¸¸¸¸¸
El Ku Klux Klan "Círculo del Clan" (KKK), The Extreme Right-Wing "La Extrema Ala Derecha" (XRW), Extremist White
Supremacism (ESW) "Supremacismo Blanco Extremista" o White Anglo Saxon Protestant
(WASP) "Blanco, Anglosajón Protestante" son sinónimos de anticatolicismo,
antiromanismo, antipapismo, antimasonismo, antimarxismo, anticomunismo,
antibolchevismo, antifeminismo, antisemitismo, etc. En éste saco nativista los "científicos sociales" (antropólogos y sociólogos) meten
conceptos disciplinarios como racismo, machismo, sexismo, misoginia,
patriarcado, homofobia, gordofobia, etc. El racismo es filosófico,
ilustrado y científico, no es producto de una pandilla de borrachos. En la
sociedad actual, la noción de que, para la mujer –y ahora para el lgbt- la
biología supone un destino se mira con horror. En tiempos asirios, era un hecho
evidente que las excluía de una humanidad plena, lo que ahora entendemos por
ciclos vitales: la menstruación, el embarazo, la lactancia, la menopausia, etc. Aristóteles
aceptaba que las mujeres poseían la facultad de deliberación, pero de una
forma incompleta. Y en los niños, la facultad era inmadura. Y en general, había
seres humanos cuyas facultades eran básicamente las del cuerpo. Con
anterioridad a la Ilustración, las actitudes racistas rara vez habían aspirado
a alcanzar la dignidad de teorías. Aristóteles nunca llegó a
desarrollar una teoría que postulara que la humanidad se componía de grupos
raciales distintos y desiguales. Pero si la creencia en una desigualdad innata
entre los individuos se remonta a la filosofía griega clásica, no es menos
cierto que dicha idea renació con fuerza en la Ilustración. Kant estaba
en primera fila de la ciencia de la antropología, que surgía por aquella época
en Europa, y sostenía que entre las razas existían diferencias innatas. Así,
del mismo modo que juzgaba que los blancos disponían de todos los atributos
necesarios para el progreso hacia la perfección, caracterizaba a los africanos
como individuos predispuestos a la esclavitud. En sus observaciones sobre
Lo bello y lo sublime (1764), señaló que "los negros de África carecen por
naturaleza de una sensibilidad que se eleve por encima de lo insignificante".
Los asiáticos, por su parte, eran, a su juicio, civilizados, aunque estáticos, una
opinión refrendada por John Stuart Mill cuando, en Sobre la libertad (1859), se
refirió a China calificándola de civilización estancada y sentenciando que "están
inmovilizados, y lo han estado durante tantos miles de años que, si alguna vez
mejoran, sólo podrá ser por la intervención de extranjeros". Mill se hacía
eco con éstas palabras de la visión que de la India tenía su padre, James Mill,
quien en su History of British India, indicó que los habitantes de aquel
subcontinente sólo podrían alcanzar el progreso si abandonaban sus lenguas y
religiones. Parecido panorama de aquel país fue el expuesto por Marx, quien
defendió el gobierno colonial como medio de superación del letargo de la vida
rural. Pero tanto si las discapacidades de otros pueblos eran innatas (como se
creía en el caso de los africanos) como eran atribuidas al atraso cultural
(como se suponía en el de los asiáticos), lo cierto es que el remedio que
aplicar era siempre el mismo: todos tenían que ser convertidos en europeos (y a
la fuerza, si era necesario). El racismo ilustrado tiene dos caras: el
determinismo biológico y el determinismo cultural. El Unabomber en su Manifiesto pudo
probar que la sociedad tecnológica se basa en el control psicológico de las
masas y que el izquierdismo progresista de finales del siglo XX es un racismo blando que intenta convertir a
negros y asiáticos en europeos civilizados. Ésto es evidente cuando los impulsores del
progresismo son las multinacionales y no las poblaciones agraviadas del
globalismo financiero. De hecho, desde las Gafas luditas la clase obrera es una clase alienada
de la sociedad tecnológica, a diferencia de los comunistas que ven a Marx como
un libertador, los luditas lo ven como un esclavista colonial tecnológico: la dictadura
del proletariado. Más aun, el Ku Klux Klan, el Nazismo y el Comunismo son movimientos
llustrados. El historiador Max Lerner postulaba que Estados Unidos
es la única gran nación de la era moderna cuya historia es también la historia
de las tres fuerzas determinantes del mundo occidental moderno: el industrialismo como tecnología, el capitalismo como
modo de organizarla y la democracia como modo de dirigir ambos. No
obstante, la agricultura fue lo primero en florecer. El algodón recogido por
esclavos negros fue el principal producto de exportación de la nación hasta que
la Guerra de Secesión puso fin a la esclavitud en 1865.
El surgimiento del Klan es una consecuencia directa del anhelo del viejo
proyecto sureño y las imposiciones legislativas de postguerra provenientes de
Washington. La Confederación había sido derrotada militarmente y se encontraba
agotada económicamente, pero tenía un acervo cultural fuerte, donde la
superioridad de los individuos blancos era incontrovertible bajo el prisma de
la mentalidad de la época. El racismo era
visto como algo natural por los teóricos suditas; las corrientes abolicionistas
significaban el mayor peligro para los individuos propietarios de origen
anglosajón de los estados sureños. La rápida expansión del Klan en los viejos
territorios de la Confederación fue clave para entender la verdadera influencia
institucional ejercida durante las décadas de 1860 y 1870.
La Unión implementó muchas reformas legislativas, que contravenían las
tradiciones y el estilo de vida en el mundo sureño, como las limitaciones a
portar y utilizar armas. Bedford Forrest llegó a afirmar que la insolencia de
la Unión era la responsable del surgimiento del Klan. El Partido Demócrata fue
capaz de canalizar éste malestar ciudadano en muchos de sus discursos, pero eso
no impidió que la presión supremacista tensionara la agenda demócrata en
Washington. Estallaron varios episodios de violencia
contra los planes de reordenación de postguerra y las nuevas imposiciones
políticas y judiciales en Carolina del Sur, donde las maniobras de los rebeldes
supremacistas llegaron a provocar serios problemas de orden público y tensión
social. Los agentes de la policía federal se vieron impotentes ante la
oleada de linchamientos y ejecuciones entre miembros de las comunidades negras.
Los miembros y los simpatizantes del Klan hacían una curiosa clasificación
ciudadana: "despreciables" y "honorables". Los
primeros eran antiguos esclavos, traidores de la cultura sureña o migrantes de
origen no anglosajón. Los segundos eran hombre de pleno derecho, que
generalmente se identificaban con los sagrados ideales de la supremacía blanca. Los líderes del Klan estaban obsesionados con los maestros
destinados en los antiguos territorios de la Confederación, que trataban de
consolidar un sistema de educación público y para todos los grupos
poblacionales. La alfabetización de los escolares negros se percibía cómo la
semilla que haría germinar nuevos alegatos contra la tradición.
El éxito de la nueva organización supremacista se extendió a todas las regiones
del país. El Klan tuvo una mayor incidencia sobre las áreas donde se
concentraba una mayor densidad de familias negras. Georgia estaba situado en un
cruce de caminos muy importante, aquí se daba una cobertura logística a todas
las operaciones del Klan, ésto puede explicar la rápida expansión estratégica. Paralelamente, el Klan consiguió infiltrarse entre las
instituciones y normalizar su presencia fuera de su hábitat natural. Los
derechos civiles de la población negra fueron neutralizados violentamente en
todas las regiones del país, empujando a la minoría negra a una situación
permanente de marginalidad y discriminación. La
Unión no alcanzaba a comprender el enraizamiento del Klan en los territorios
del Norte, donde los discursos de odio racial no habían tenido lugar con
anterioridad. Los funcionales federales
que eran destinados a los antiguos territorios de la Confederación se quedaban
sorprendidos del alto grado de pobreza, desorden y ausencia de derechos entre
los libertos. Los propietarios de plantaciones necesitaban la mano de obra de
la comunidad afroamericana, adecuándose al nuevo marco legislativo surgido tras
la abolición de la esclavitud, en los territorios conocidos como el cinturón
negro (Georgia, Misisipi, Alabama, Arkansas y Texas). El Klan se
encargó de que los libertos no se organizasen ni tuviesen cambios sustanciales
en su vida, empleando la violencia física, las amenazas y la difusión de los
mitos. Los
teóricos del supremacismo construyeron mitos sobre la influencia política de la
población negra, esas creencias fueron perpetuadas por los historiadores
locales hasta las décadas centrales del siglo XX. Las
alianzas socio-electorales del Partido Demócrata y el Partido Republicano son
la prueba de que la cultura supremacista acabó cristalizando
historiográficamente, hasta el punto de que los historiadores locales de
Florida apuntalaban algunos mensajes del Klan y negaban la violencia organizada
contra los libertos. Muchos historiadores y personalidades del
mundo académico simpatizaban con la vieja causa del Sur y fomentaron narrativas
pro-Klan. La Oficina de Libertos se convirtió en un símbolo del revanchismo político
de postguerra y en la institución más temida por las élites económicas blancas.
La existencia de dicha oficina finalizó en 1872, pero su memoria perduró hasta
la segunda mitad del siglo XX, contribuyendo a la conformación de un imaginario
colectivo supremacista muy fuerte. La interpretación política del Klan tuvo una
intensa correlación narrativa en los libros de historia, que acabó moldeando el
pensamiento de la ciudadanía estadounidense respecto a la cuestión de la
minoría negra. Históricamente, los estadounidenses han hecho una puesta en
valor de los conceptos de guerra revolucionaria y violencia liberadora, hasta
el punto de que ésta mitificación del uso de la fuerza armada se ha asociado
con idea de patriotismo. Las diferentes generaciones de ideólogos
del Klan han adaptado el patriotismo y su idea de guerra justa a la necesidad
del mantenimiento del orden social, en el que la mayoría blanca ejercería un
papel rector y administrador. Así pues, el Klan original se organizó para
defender el americanismo tal y como la mentalidad del Sur lo concebía:
"Entre 1886 y 1890 brotaron
como hongos las sociedades secretas anticatólicas: The American League (la Liga
Americana), The Minute Men (los Hombres Minuto), The Red, White and Blue (la
Roja, la Blanca y Azul), The American Patriot League (la Liga Patriota
Americana), The Loyal Men of American Liberty (los Leales de la Libertad
Americana), etcétera, brote que a su vez engendró sociedad católicas no tan
secretas (por la prohibición de Roma), como algunas hermandades de las cuales
una estaba destinada a un brillante futuro: los Caballeros de Colón. Cada
victoria demócrata en las elecciones era interpretada por los "nativos" como una agresión romana,
puesto que se traducía en la llegada al poder de políticos irlandeses y
católicos… Al anticatolicismo tradicional,
conservador y protestante, se sumó el de una izquierda nativista que denunciaba
a la Iglesia como instrumento del gran Capital y opio del pueblo. Ambas
corrientes apoyarían al presidente mexicano Plutarco Elías Calles en su
conflicto con la Iglesia de Roma… Luego, el nativismo encontró un enemigo
extranjero que sustituyó al papa: el emperador alemán. Entonces la germanofobia
desplazó al anticatolicismo. Después, al principio de los años veinte, una
nueva corriente racista cobró carácter pseudocientífico; ésta se orientaba
contra los inmigrantes orientales, los de los Balcanes y los de Europa
oriental, los judíos, los mexicanos… El
primer enemigo del Klan, antes que el negro, era el católico; y el tercero el
judío. Por eso el mexicano, víctima de linchamientos como el negro a lo largo
de los "tribal twenties", era doblemente odiado: como católico y como no blanco. Al casar
la tradición anticatólica con la tradición racista y el nuevo antisemitismo, el
Klan abrazaba toda la gama de nativismos de posguerra…
Entre 1921 y 1923 el Klan pasó de 100 mil a tres millones de miembros y en 1923
tuvo una expansión geográfica espectacular, alcanzando su apogeo en 1924 para
luego perder fuerza rápidamente hasta que la candidatura presidencial de
católico Al Smith, en 1928, le dio un segundo aire que no lo salvó de un
declive total. Los Caballeros de Colón
habían luchado contra el Ku Klux Klan al fundar en 1921 una comisión histórica
para combatir los prejuicios históricos en los libros de texto de las escuelas.
La comisión publicó así, en 1924: The Gift of Black Folk (El legado del pueblo
negro), de W. E. B. Du Bois; The jews in the Making of America (Los judíos en
la construcción de América), de George Cohen; The Germans in the Making of
America (Los alemanes en la construcción de América), de Frederick Franklin
Schrader. La llegada masiva, entre 1890 y 1924, de italianos, polacos,
ucranianos, bielorrusos, lituanos, eslovacos, húngaros, croatas, católicos
todos, mucho más extranjeros que los de por sí odiados irlandeses, contribuyó a
la periódica e histérica paranoia del nativismo anticatólico" (Meyer,
pp. 17, 19, 20, 21). Stieg Larsson en "La voz y la
furia. Las investigaciones periodísticas del creador de Millenium" (DESTINO, 2011)
hace un recorrido por los movimientos neonazis de Estados Unidos y Suecia. Una piedra
angular dentro de la extrema derecha la constituye la agrupación neonazi Aryan
Nations, creada a principios de los años 80. Dicha agrupación afirma que
Estados Unidos ha sido ocupado por el ZOG, la abreviatura inglesa de
"gobierno sionista de ocupación", una "conspiración judía"
que dirige al gobierno y las autoridades. El objetivo del ZOG es hacer desaparecer
a la raza aria incitando a la mezcla racial. Asimismo, el ZOG también intenta introducir una
legislación más restrictiva por lo que al derecho de poseer armas se refiere.
Los grupos militantes afirman que la única manera de luchar contra el ZOG es poniendo
en marcha la RAHOWA, acrónimo de Racial Holy War, la guerra santa racial. Con
ello, los objetivos del terrorismo se ven desplazados. Como ya vimos, el Cartel Petrolero y el
Lobby Petrolero dependen de la hegemonía estadounidense en Medio Oriente. Un segundo aspecto es la cuestión judía, a
Israel le conviene la hegemonía de Estados Unidos en Medio Oriente, a Estados
Unidos los conflictos de Israel –o eventos como el 11/S- para justificar su
intervención. Una mezcla de
geopolítica y economía cuyos objetivos son más complejos que la teoría del ZOG. Además, otro Cartel Petrolero es la OPEP y
China depende del petróleo de Arabia Saudí, Irán y Rusia. Israel fácilmente
puede destruir las bases petrolíferas de Irán, pero no lo va a hacer porque
Estados Unidos jamás lo va a permitir por los precios internacionales del
petróleo. De hecho, la Guerra del Yom Kippur fue la responsable de la crisis
petrolera mundial de 1973. El enemigo principal de la extrema derecha ya no es un
inmigrante cualquiera, sino la democracia y el propio poder estatal de Estados
Unidos y Europa occidental. Para protegerse, la raza blanca se ha visto
obligada a tener abiertos varios frentes de guerra. Lo primero que hay que
hacer es vencer al enemigo principal, el ZOG -el FBI y el gobierno-, en una
guerra civil. Luego los judíos y las razas no blancas serán borrados de la faz
de la tierra. Formalmente, Aryan Nations se esconde bajo la apariencia de una
organización cristiana. En su
momento álgido llegó a contar con más de cincuenta congregaciones y unos
cincuenta mil feligreses. Uno de los motivos que explica éste crecimiento es la
capacidad que tiene la iglesia para atraer extremistas de agrupaciones muy
dispares: el Ku Klux Klan, los neonazis, representantes del Survilalismo,
grupos paramilitares y anarquistas de extrema derecha. El movimiento organiza
cursos y seminarios. Las obras que se
estudian -aparte de las clásicas Mein
Kampf y los Protocolos de los sabios de Sión- son
las que incitan a la lucha armada y a la guerra de guerrillas contra el
gobierno, los judíos y los negros. Otros libros describen en detalle cómo se
debe llevar a cabo dicha guerra: The Turner Diaries (1978). El libro trata de
un grupo de resistencia ficticio que emprende una guerra santa racial mediante
asesinatos y atentados perpetrados en escala. Diez de las páginas del libro
describen con todo detalle cómo destruye La Orden un edificio federal. Así
es cómo se hace: se introducen cuarenta y cinco sacos de fertilizante
artificial –nitrato de amonio- en una furgoneta y el contenido de cada saco se
mezcla con un litro o dos de aceite para motor; lo que resulta es una carga
explosiva de una fuerza devastadora. Para detonarla, conectan un poco de carga
plástica a una bomba de acción retardada, dejan el coche aparcado y se marchan
de allí. En el atentado
mueren setecientas personas. Una victoria en la lucha contra el ZOG. En 1982 se fundó en Estados Unidos una
fuerza paramilitar que funcionó como el brazo armado de Aryan Nations: Silent
Brotherhood (La Hermandad Silenciosa). El FBI la llamó, simplemente, La Orden,
como el ficticio grupo de la novela "The Turner Diaries". El encarcelamiento de la mayor parte de La Orden
significó un revés para Aryan Nations, pero las sentencias condenatorias sólo
afectaron a los soldados. Desde hace
algunos años han centrado su interés en el movimiento de milicias, que para Stieg
Larsson, congrega a "paranoicos
comunes, conservadores desilusionados y personas obsesionadas con las armas". Lo que nos dice Larsson en ésa
falta de honestidad progresista, es que tanto la milicia estadounidense como el
movimiento patriota de los años noventa buscaban el levantamiento en armas
contra el Nuevo Orden Mundial o globalismo financiero. El equivalente de los
zapatistas chiapanecos encabezados por el icónico Subcomandante Marcos, a los
que a nadie se les ocurriría etiquetar de paranoicos, racistas, conservadores,
tradicionalistas o de extrema derecha. Es más, el Gobierno de México en teoría
les garantiza sus usos y costumbres y gobiernos comunitarios. William Pierce denuncia que en el Nuevo Orden Mundial
los niveles salariales de los trabajadores estadounidenses y europeos se harán
descender hasta el de los trabajadores del Tercer Mundo y las fronteras
nacionales dejarán de existir de facto con una inmigración masiva del Tercer
Mundo a Estados Unidos y Europa: una élite de financieros internacionales,
dueños de medios de comunicación de masas y gestores de compañías
multinacionales que se arropan el control global. El Gobierno Federal como
representante del Nuevo Orden Mundial, establecido contra la voluntad de los
ciudadanos. En el centro de éste nuevo sistema están la Organización Mundial
del Comercio, la Comisión Trilateral, el Fondo Monetario Internacional y la
ONU. Cuatro
acontecimientos parecieron confirmar ésta conspiración para los patriotas: la
aprobación del TLC en 1993; la aprobación de Bill Clinton a la ley Brady en
1994, que establecía controles limitados sobre la venta de algunos tipos de
armas automáticas; el cerco al partidario de la supremacía blanca Randy Weaver
en Idaho, que acabó con la muerte de su esposa a manos del FBI, en 1992; y el
asedio trágico de Waco, que llevó a la muerte de David Koresh y sus seguidores
en 1993. En México coincide con el levantamiento zapatista de 1994 en oposición
al TLC, los programas de desarme del ejército, las matanzas de Ocosingo, Aguas
Blancas y Acteal: 1994, 1995 y 1997. Éstos hechos condujeron a la convicción de
que el gobierno estaba procediendo a desarmar a los ciudadanos para subyugarlos,
sometiendo a los estadounidenses a un sistema de vigilancia de cámaras ocultas
–ahora de vigilancia global desde el 11/S, denunciado por Edward Snowden-. A
ésta amenaza global a los puestos de trabajo, la libertad, la intimidad y el
modo de vida americano, oponen la Biblia y la Constitución estadounidense
original, expurgada de sus enmiendas. De acuerdo con
éstos textos, ambos recibidos de Dios, afirman la soberanía de los ciudadanos y
su expresión directo en los gobiernos de los condados, y no reconocen la
autoridad del gobierno federal, sus leyes, sus tribunales, ni la validez del
Banco de la Reserva Federal. En palabras de la Milicia de Montana, creada en
febrero de 1994 e inspiración organizativa de todo el movimiento: "Únete al ejército y sirve a la
ONU o únete a la Milicia y sirve a América". Consideran que los agentes federales
ocupan la primera línea de la represión contra los estadounidenses en nombre
del gobierno mundial emergente. En resumen, el capital ha derrotado a la
política, la academia, el periodismo y el sentido común: "la
explosión de una camioneta cargada con explosivos hechos con fertilizantes en
Oklahoma City el 19 de abril de 1995, no sólo hizo saltar por los aires un
edificio del gobierno federal, matando a 169 personas, sino que también puso al
descubierto una poderosa corriente soterrada de la sociedad estadounidense,
hasta entonces relegada a los grupos propagadores de prejuicios y la
marginalidad política tradicionales. Timothy McVeigh, culpable de haber colocado la bomba,
acostumbraba a llevar con él la novela de William Pearce sobre una célula
clandestina, The Patriots, que coloca una bomba en un edificio federal: se dice
que McVeigh llamó al número privado de Pierce horas antes de la explosión real
de Oklahoma. Se descubrió que McVeigh y su compinche armado, Terry Nichols,
estaban relacionados con la Milicia de Michigan. La explosión ocurrió en el segundo aniversario del
asalto de Waco, en el que la mayoría de los miembros del culto davidiano y sus
niños resultaron muertos a consecuencia del asedio establecido por los agentes
federales, un acontecimiento denunciado, como llamada a las armas, por los
grupos de las milicias en todo Estados Unidos. Los grupos de la milicia no son
terroristas, pero algunos de sus miembros quizás estén organizados en una forma
de movimiento diferente pero relacionada ideológicamente, los "patriotas clandestinos". Se constituyen en células
autónomas y clandestinas que establecen sus blancos propios de acuerdo con
opiniones que dominan todo el movimiento. Se cree que entre 1994-1996 éstos grupos fueron
responsables de diversas explosiones de bombas, robos de bancos, sabotajes
ferroviarios y otros actos violentos, y la intensidad y capacidad mortífera de
sus acciones va en aumento. Se han robado toneladas de explosivos de los almacenes
comerciales y ha desaparecido armamento militar de los arsenales militares,
incluidos misiles portátiles Stinger. Se han descubiertos intentos para desarrollar armas
bacteriológicas. Y decenas de miles de "patriotas" a lo largo de todo Estados Unidos
están armados con armas de guerra y se someten a un entrenamiento regular en
tácticas de guerrilla. La milicia es el
ala más militante y organizada de un movimiento mucho más amplio,
autoproclamado "patriota", cuya galaxia ideológica
engloba organizaciones conservadoras extremistas, como la John Birch Society;
todo un conjunto de grupos tradicionales partidarios de la supremacía blanca,
neonazis y antisemitas, incluido el Ku Klux Klan y el Posse Comitatus; grupos
religiosos fanáticos como Christian Identity, una secta antisemita emanada del
British Israelism de la Inglaterra victoriana, y grupos contrarios al gobierno
federal, como los movimientos de los derechos de los condados, la coalición
antiecológica defensora del "uso
sensato de la naturaleza",
la National Taxpayers Union y los defensores de los tribunales de "derecho consuetudinario" (Castells, pp. 107, 108).
Nana Kic © |
La ultraderecha nórdica.
¸¸¸¸¸
Desde finales de la década de 1980,
Noruega, Suecia, Dinamarca e Islandia comenzaron a sufrir una serie de eventos
convulsos, los cuales fueron propiciados tras su ingreso al mundo neoliberal
globalizado y a los bloques de índole europeizante. De alguna
forma, todo ésto generó una serie de inconformidades al interior de dichas
naciones, lo que propició la regeneración de los discursos nacionalistas,
algunos de carácter xenofóbico, e incluso motivó la creación de ciertos
movimientos contraculturales como el viking metal.
A finales del siglo XIX y principios del XX (1890-1910), en buena parte de
Europa de gestaron una serie de movilizaciones y luchas obreras, éstas pugnas
derivaron en la implantación de medidas destinadas a la protección económica,
laboral y social del trabajador por parte de gobiernos y empresas. Todo ello,
bajo los postulados de Ferdinand Lasalle, la organización obrera de Eisenach
(1869), la reunión de Gotha (1875) y los postulados de Edouard Bernstein. En
los países nórdicos, las luchas sindicales y huelgas llevaron a cabo un proceso
que llevó alrededor de un siglo en consolidarse. Asimismo, el crecimiento
económico durante la posguerra (a partir de 1945) y el desarrollo de la
democracia parlamentaria fueron clave importante para la implementación del
sistema. A diferencias de modelos como el liberal-anglosajón y el
social-conservador, el modelo económico escandinavo se caracteriza por la
universalidad de derechos individuales y la garantía de beneficios mediante
programas "socializados",
los cuales son financiados por el Estado, organismo que suele fungir como el
principal empleador. Éste modelo económico y social se
sostiene mediante las altas tasas de ingresos públicos, principalmente los
impuestos. Tras una "larga tradición de empleo y provisión
universal de bienestar" (1950-1980), el modelo entra en
depresión durante las décadas de 1980-1990 debido, entre otras cosas, a la alta
liberalización de sus economías en las décadas de 1970 y 1980.
Consecuentemente, algunos de éstos gobiernos recortaron financieramente los
programas sociales, aumentaron las tasas de impuestos y privatizaron empresas
estatales. Noruega decidió apostar, en
gran medida, a la producción petrolífera, sin embargo, a mediados de la década
de 1980 la industria del petróleo sufrió los estragos del denominado "mal holandés",
ésto se debió a la caída del precio del petróleo en todo el mundo. A su vez, la
"deficiente" gestión bancaria local hizo reventar la burbuja
inflacionaria y en 1988 se desató la crisis financiera. ¿Por qué sucedió ésto? Noruega
vivió una importante producción petrolífera durante las décadas de 1970 y 1980,
sobre todo gracias al descubrimiento de grandes pozos en los años setenta, lo
que solventó enormemente su sistema de bienestar. Así, la gran cantidad de dinero vertida en los programas
sociales ayudó a inflar la burbuja inmobiliaria, la cual reventó en 1986. Debido
a la crisis, el gobierno subió las tasas de impuestos, lo que ayudó a financiar
los programas de bienestar, evitar el recalentado económico y pagar la deuda
externa. Afortunadamente, desde finales de la década de 1990 y hasta 2010, hubo
un incremento en el precio del hidrocarburo a nivel internacional, ésto
permitió sostener su sistema de bienestar y así mantener el alto nivel de vida
de sus ciudadanos. En 2005, Noruega alcanzó el segundo
PIB más rico del mundo, del cual, el 25% y la mitad del gasto público se
destinan al modelo benefactor. En Suecia se manifestaron problemas de índole
económica durante las décadas de 1970 y 1980, entre otras cosas, debido a las
consecuencias originadas por las crisis petroleras de 1973 y 1979. Sin embargo,
en la década de los noventa Suecia pasó por un crecimiento negativo del PIB, lo
que provocó un alto desempleo y fuerte déficit presupuestario, por lo que el
gobierno se vio obligado a aplicar un plan de saneamiento económico. Ésta
recesión de casi tres décadas se debió al aumento en gasto social por parte del
gobierno –lo cual repercutió en la inflación-, un alto grado de concentración
empresarial –lo que originó una mayor desigualdad social-, un descenso en la
tasa de inversión producido por la caída del beneficio empresarial, la baja
demanda interna de productos y la lentitud del cambio tecnológico. Ello
obligó a que el gobierno socialista de Palme ratificara una restricción del
consumo –un factor determinante fue la devaluación de la corona-, la reducción
del gasto público- entre otras cosas, se abandonó la política de subsidiar
empresas en crisis- y la liberación de recursos para favorecer la inversión. Desde
1994, la tasa de crecimiento del PIB sueco fue de medio punto por encima de la
media europea, en 1999 entró en vigor un sistema de pensiones "más completo" que el existente hasta entonces. En
2006, Friedrik Reinfeld aplicó una serie de reformas privatizadoras de empresas
estatales, ésto dio lugar a una economía mixta, es decir, con capital público y
privado. Por otro lado, Dinamarca gozó de una época de bienestar
social gracias al desarrollo de una industria "altamente especializada" y exportadora. Aparentemente,
las crisis de las décadas de 1970 y 1980 no lograron detener el avance del
estado de bienestar. Tras la explotación de sus recursos petrolíferos Dinamarca
tuvo una gran reserva energética sin precedentes, comparada con su bajo
requerimiento energético. Sin embargo, durante la primera década del siglo XXI
su PIB cayó al séptimo puesto a nivel mundial, debido principalmente a la caída
de sus exportaciones, en buena medida, debido a su dependencia a las
exportaciones alemanas. Hasta 2006, los daneses volvieron a registrar el tercer
PIB más alto a nivel mundial. Dos elementos a considerar son la flexiseguridad,
la cual es una política de integración laboral que consiste en la rotación de
empleados dentro de las empresas sin socavar su seguridad social; así como la
protección y capacitación a los desempleados, gracias al fondo de desempleo, y
los programas de formación laboral que permiten al mismo tiempo obtener un
trabajo de forma activa o su instrucción. Islandia
es el país de edad más reciente de la zona nórdica. Anteriormente su economía
dependía principalmente de la explotación agrícola, ganadera y pesquera.
Además, era regulada por una serie de medidas proteccionistas y de índole
socialista, entre ellas, fuertes restricciones a las importaciones
–principalmente agrícolas- y estrictas regulaciones monetarias. En 1990,
comenzó la privatización de empresas estatales y la introducción del sistema de
competencias en áreas como la banca, salud, educación, etc. En 1998, se
privatizó la banca nacional de Islandia, la cual fue vendida principalmente a
tres entidades financieras locales: Landsbanki, Kaupthing y Glitnir.
De ésta manera, la actividad financiera y la pesca dieron como resultado un
crecimiento de 10% del PIB, con lo que se financiaron obras de capital mixto,
entre ellas la central hidroeléctrica de Karahnjukar. A su vez los magnates
locales adquirieron propiedades inmuebles y empresas por toda Europa y las tres
entidades financieras invirtieron en paraísos fiscales. Gracias a ésto,
Islandia se colocó en el primer puesto del Índice de Desarrollo Humano de la
ONU en 2007, lugar que mantuvo hasta el inicio de la crisis que azotó a la isla
en el 2008. Para Stieg Larsson Estados Unidos no es un caso único, éstas mismas agrupaciones de extrema
derecha, con exactamente la misma ideología y mentalidad sectaria y los mismos
conocimientos sobre la fabricación de bombas, también existen, desde finales de
los años ochenta, en Suecia. Tampoco en Suecia la legislación prohíbe que los
"grupos de odio" se organicen. En determinados aspectos la
ley es, incluso más liberal que en Estados Unidos: en Suecia resulta
prácticamente imposible procesar a un neonazi sueco por terrorismo político ni
por delito contra la Constitución. Un racista sueco que tira una bomba en un
centro de refugiados puede ser condenado, en el mejor de los casos, a una pena
de unos cuantos meses por provocar un incendio. Y es que, en Suecia, el concepto
"terrorista político" está reservado exclusivamente a los
extranjeros. Desde finales de los años ochenta,
existe entre los neonazis suecos la corriente política Storms Nätverk. Entre
sus activistas se encuentran varias cabezas rapadas, pero también
representantes de grupos neonazis tradicionales, fanáticos de las armas y gente
perteneciente a grupos criminales. El nombre se ha inspirado en la revista Storm, que se publicó entre 1990 y
1993 y que luego fue sustituida por revistas hermanas como Blod och Ära, Gryning, Nordland
y Valhall. Lo que la revista
Storm y sus sucesoras hacen es propaganda de la ideología de Aryan Nations y el
grupo terrorista La Orden. La mayoría de los artículos de Storm son propaganda de
odio contra los judíos y los inmigrantes. Los miembros encarcelados de La Orden
forman parte de los corresponsales fijos de la revista. Storms Nätverk no es un
movimiento muy grande, se trata de una minoría con un núcleo duro de poco más
de cincuenta personas a las que hay que añadir unas doscientas o trescientas
más que se mueven en la periferia. En 1991, algunos de los más entusiastas crearon Vitt
Ariskt Motstand (VAM), con la idea de que constituir el ejército de liberación
clandestino. La corriente Storms Nätverk es conformada por una decena de
agrupaciones neonazis, entre ellas Riks-fronten (RF), Kreativistens Kyrka (KK)
o Nationalsocialisterna (NS) en Gotemburgo, o la organización de presos
Thuleringen. Al igual que
Aryan Nations, VAM se dedicó a saquear depósitos de armas militares y a robar
bancos para financiar la "guerra
santa racial". Desde
principios de los años noventa, varios activistas han sido procesados y
condenados por distintos delitos. Cuando el movimiento abandonó el concepto
propugnado por VAM, allá por el año 1993, la cuestión de cómo financiar la
lucha quedó sin resolver. Atracar bancos ya no era una opción y
muchos de los que luchaban por la raza acabaron convirtiéndose en "presos políticos". Cuando la música de supremacía
blanca empezó a tener éxito en 1993, la cuestión de la financiación quedó
resuelta. Las ventas de CD´s fueron una
lucrativa fuente de ingresos y varios de los grupos que preconizaban la lucha
armada se transformaron en productoras. La más importante se convirtió en Nordland,
cuya revista se imprimió a cuatro colores y con un cuidado diseño. Otra empresa es la Ragnarock Records de Helsingborg,
una de las productoras más grandes de Europa por lo que música de supremacía
blanca se refiere. La organización
política que está detrás de Ragnarock está compuesta por Blood & Honour/
Scandinavia y Combat 18 International. La propaganda racista fue mucho más
fácil de difundir a través de la música, pues el antisemitismo se volvió un
elemento importante de los textos. El sábado 8 de noviembre de 1997, 110 neonazis
suecos uniformados desfilaron por el centro de Estocolmo, desde Norra Bantorget
hasta Medborgarplatsen. La primera manifestación abiertamente antisemita
anunciada en Suecia tras la Segunda Guerra Mundial. El lema principal de la
marcha fue "Acaba con la
democracia". Un ejemplo de ello puede verse en la política
realizada por el gobierno danés después de que el Dansk Folkeparti se
convirtiera en partido bisagra. De pronto, opiniones que diez años antes habían
sido tachadas de xenófobas y propias de un burdo racismo se pudieron presentar
sin que nadie se escandalizara: "En 1997, Expo realizó un estudio país por país sobre la extrema derecha
europea. El resultado fue más que llamativo. En veinticinco de los treinta y
siete países analizados existían grupos de extrema derecha o de un nacionalismo
extremo que tenían representación parlamentaria. Siete partidos estaban en el
parlamento Europeo. En seis países del antiguo bloque del Este, la extrema
derecha tenía influencia sobre el gobierno. En la mayoría de las naciones
europeas existían grupos extraparlamentarios bien organizados. En nueve de
ellas, sobre todo en las que habían formado parte de la antigua Yugoslavia,
había grupos de terror armados más o menos en activo. Cuando se recopilaron los datos del
apoyo electoral obtenido en cada país, resultó que en varios de los que
contaban con una gran población la extrema derecha estaba igual de fuerte, si
no más, que en las últimas elecciones libres de los años treinta, antes de que las
dictaduras fascistas llegaran al poder… Pero la existencia de éstos grupos
antidemocráticos nos pone sobre aviso del estado en el que se halla la
democracia. El denominador
común de todos esos partidos es el cuestionamiento de la legitimidad de la
sociedad democrática. Su mensaje propagandístico más frecuente es la afirmación
de que, en cierto modo, los políticos democráticos no son más que unos villanos
que hacen chanchullos, se lucran a expensas del pueblo y, además, han "vendido" o "traicionado" al país. No cabe duda de que durante los últimos
veinte años las ideas nacionalistas extremas han crecido de forma espectacular.
Grupos que en una época tan relativamente reciente como la de los años setenta
no salían del sótano y que en las elecciones generales no recibían un ínfimo
porcentaje de votos, son hoy en día movimientos de masas apoyado por millones
de electores. Hemos asistido a un dramático cambio del clima político. Los
políticos democráticos han tenido grandes dificultades para definir y hacer frente
a la nueva extrema derecha. A diferencia de los activistas de los
años treinta, la nueva guardia no se viste con uniformes negros sino con
elegantes trajes de Armani. Entran en el Parlamento Europeo y en los gobiernos
nacionales mostrando sus afables sonrisas y asegurando que son partidos
completamente "democráticos". Los
políticos que pretenden atenuar la importancia del crecimiento de esos grupos
tienden a afirmar que la extrema derecha parlamentaria "se adapta" al
sistema democrático y queda así desarmada y se vuelve inofensiva. Sin embargo,
en realidad los partidos democráticos se adaptan en igual medida a la retórica
y al mensaje que proclama la extrema derecha" (Larsson, pp. 45, 46, 47). Antes del 11
de septiembre de 2001, el racismo y la xenofobia no eran un tema electoral en
Dinamarca. Muy pocos partidos se molestaban en escuchar las opiniones de Pia
Kjaersgaard y el Dansk Folkeparti. En las elecciones celebradas en noviembre,
Kjaersgaard obtuvo más del 12 % de los votos y su grupo se convirtió en el
partido que hizo posible la formación del nuevo gobierno. Dinamarca y el éxito
de Danks Folkeparti (DF) se han convertido rápidamente en un modelo para los
nacionalistas suecos de Sverigedemokraterna. Éstas son algunas de las
propuestas danesas que en Suecia provocaron el júbilo entre los partidarios de
Sverigedemokraterna: abolición del derecho de reagrupación familiar de los
refugiados. Se anula la posibilidad de reagruparse con progenitores mayores de
setenta años; al emigrante se le dificulta considerablemente la posibilidad de
obtener la nacionalidad danesa; un extranjero no puede obtener un permiso de
residencia permanente hasta que haya residido siete años en Dinamarca; con el
fin de disuadir a los extranjeros a que soliciten trabajo en el país, se reduce
considerablemente su retribución durante el primer año de trabajo; en caso de
que el extranjero solicite los beneficios sociales habituales, perderá el
permiso de residencia temporal; los inmigrantes que quieran casarse con una
persona extranjera no podrán hacerlo si son menores de veinticuatro años; si el
matrimonio dura menos de siete años, la parte extranjera puede ser obligada a
abandonar Dinamarca. Aparte de las modificaciones legales
arriba mencionadas, se propone un paquete de pequeñas medidas cuyo objetivo es
reducir la protección del inmigrante, su estatus jurídico y, en general, sus
posibilidades de hacer su vida en Dinamarca. El paquete incluye la abolición
del derecho a recibir enseñanza en su lengua materna, la revisión del sistema
de ayudas a colegios étnicos independientes y la exigencia de que se vuelva a
introducir la religión cristiana como asignatura obligatoria. Los
fuertes recortes del gobierno danés en la asignación presupuestaria, reciben
fuertes críticas de las organizaciones gubernamentales y no gubernamentales que
trabajan por los derechos humanos de los inmigrantes. Las organizaciones afectadas por los
recortes son la Dirección General para la Igualdad Étnica, que es el único
órgano estatal que lucha por acabar con la discriminación étnica en Dinamarca,
y el Centro Danés de Derechos Humanos, cuyo presidente, Morton Kjaerum, se ha
visto obligado a dimitir. El Consejo Danés para los Refugiados, la única institución
independiente que asiste a las víctimas de discriminación racista, se ha visto
obligado a despedir a sus empleados al haber comunicado el gobierno que va a
suprimir las ayudas estatales. El partido Nationaldemokraterna (ND) se fundó en
agosto de 2001 como resultado de la escisión de Sverigedemokraterna (SD). La
estrategia de SD fue la de establecerse como un partido "democrático".
El razonamiento es sencillo: para alcanzar el éxito político, SD necesitaba el
apoyo de ese grupo de votantes que estaban descontentos con los partidos
políticos del establishment, pero que
no se consideraban nazis ni "nacionales". Comportándose como un partido
neonazi tradicional, con sus cabezas rapadas con uniforme al frente, SD
ahuyentaba a la mayoría de sus potenciales votantes. Cuando Mikael Jansson
asumió el mando del partido en 1995, una de sus primeras medidas fue la de
prohibir que se llevara uniforme en los mítines públicos. De éste modo el
partido fue apartando poco a poco a los radicales para favorecer a trajeados
militantes formales. La propaganda
racista se suavizó por un programa poco controvertido. En 1998 el partido
aumentó el número de votos de 13 a 20 mil, y las elecciones de 2002 supusieron
su consagración electoral al conseguir 76 mil votos y 50 escaños municipales.
Con ello, Sverigedemokraterna se convirtió en el mayor partido de Suecia no
perteneciente al Riksdag. La parte negativa de la táctica estaba en que a
medida que el partido ganaba nuevos votantes se produjo un descontento en el
núcleo duro de veteranos y militantes que llevaban años redactando panfletos y distribuyendo
propaganda, pues éstos veteranos se habían afilado a un partido neonazi.
Nationaldemokraterna fue fundado para protestar por la excesiva "liberalización" de SD. ND reunió tanto a
veteranos del viejo partido y a fieles servidores como a los fundadores de SD,
Sven Davidsson, Tomas Johansson y Enrik Henmark. El anterior coordinador
nacional de SD, Tor Paulsson, fue la fuerza impulsora de la escisión, mientras
que Anders Steen se convirtió en la figura líder. Los disidentes también
recibieron el apoyo de una parte importante de las juventudes de
Sverigedemokraterna. Tanto en la propaganda oficial como en los comunicados de
prensa, ND se presenta como un partido "democrático". De puertas adentro, sus
miembros hablan de teorías conspirativas y oficialmente realizan campañas
dirigidas contra los homosexuales y los musulmanes. ND fue uno de los
principales organizadores de la marcha neonazi del mes de diciembre, que contó
con el líder del partido, Tor Paulsson. Le acompañaron Anders Arleskog, líder
de Nationalsocialistik Front (NSF), Magnus Söderman, unos de los líderes de
Svenska Motstandsrörelsen (NMR), y Thomas Ölund, de Blood Honour (BH). Fueron
la organización juvenil del partido Nationaldemokraternas Ungdomsförbund (NDU),
su líder, Marc Abramsson, y una selección de militantes neonazis, que se
reunieron en Slottsbacken, frente al Palacio Real, para celebrar una
contramanifestación contra la Marcha del Orgullo Gay: "Acaba con el lobby gay". El problema surgió en las elecciones de 2002.
Sverigedemokraterna se convirtió en el mayor partido extraparlamentario,
mientras que Nationaldemokraterna sólo obtuvo cuatro escaños municipales, sólo
una décima parte de los votos obtenidos por Sverigedemokraterna. En 2015 el
Dansk Folkeparti de Dinamarca obtuvo la mejor votación de su historia, que
coincide con la mayor inmigración de sirios e iraquíes. El triunfo de
Sveridgedemokraterna en 2022 hizo que fueran el segundo partido más grande en
el parlamento y el partido más grande en la base del gobierno de Kristersson.
Irónicamente, la acusación de que el terrorismo venía de la extrema derecha ha
sufrido un giro dialéctico, ahora son las bandas criminales de inmigrantes los
que proveen el terror en Suecia y la justificación de su exclusión: las
violaciones de niñas. Ningún grupo neonazi que pretenda sobrevivir
políticamente puede usar el odio antisemita, la palabra judío fue sustituida en
clave política por "cosmopolita", "internacionalista",
"iluminado", "masón" y
"sionista": "La creación de mitos sobre el
comportamiento, las opiniones, la forma de vida y la fiabilidad cultural de los
musulmanes, sobre todo de los árabes, ha sustituido a los judíos como el
principal blanco de la propaganda del odio. El antisemitismo se ha suavizado y
está hoy en día principalmente reservado a grupos abiertamente nazis como
Nationalsocialistisk Front, Blood & Honour y Nationell Ungdom. Es cierto
que el antisemitismo sigue existiendo entre los más "respetables",
sobre todo Nationaldemokraterna (ND), pero reconvertido ahora en teorías de la
conspiración que hablan de "masones", "iluminados",
"cosmopolitas" y términos similares. En
esa revisión del mundo que se cultiva en la ultraderecha, los que representan
la amenaza más importante son los árabes y los musulmanes… El ingrediente más
eficaz, propagandísticamente hablando, trata de describir a los inmigrantes
como una chusma criminal. Ésa es la razón de que tanto los miembros de
Sverigedemokraterna como los de Nationaldemokraterna llenen sus páginas web de
descripciones sobre cómo esos inmigrantes atracan, trapichean, se dedican al
contrabando, roban y cometen violentas agresiones. El comportamiento más
importante de ésta propaganda habla de las violaciones y de la violencia contra
las mujeres.
Sverigedemokraterna proclama descaradamente la consigna de que los inmigrantes
no tienen la misma "visión
ilustrada sobre la mujer"
que los suecos y la de que, debido a la inmigración, ahora existe una amenaza
contra las mujeres suecas, pues los inmigrantes no son capaces de controlar su
sexualidad y presentan una particular propensión a cometer violaciones en
solitario y en grupo. Por eso Sverigedemokraterna ha formulado lo que ha sido
su más exitoso lema: "Basta
ya de violaciones. Basta ya de inmigración". Al mismo tiempo,
Sverigedemokraterna se describe a sí mismo como el único partido que "defiende la inviolabilidad de la
mujer" y el "respeto sueco" por la mujer. El verdadero malo
de la película, sin embargo, no es el inmigrante sino "la élite del poder"
que es hostil a la patria y ha traicionado al pueblo sueco vendiendo el país a
un poder extranjero de ocupación: los inmigrantes. Ésta élite está compuesta
por políticos corruptos de todos los partidos, periodistas, autoridades,
feministas, homosexuales, marxistas, "creadores
de opinión de la izquierda radical"
y otras personas que han hecho posible que Suecia pase de una democracia a una
dictadura" (Larsson,
pp. 219, 220, 221).
Nana Kic © |
La cultura de la
desesperación.
¸¸¸¸¸
Alston
Chase en "Harvard y la creación del Unabomber" (The Atlantic, 2000) expone que en la década de 1950, todos los
estudiantes de primer año de Harvard estaban inmersos en lo que la universidad
describía como "educación general" y los estudiantes llamaban Gen Ed.
Éste programa de estudios, que ya se había implementado plenamente en 1950, era
parte de una reforma curricular nacional que buscaba inculcar un sentido de "valores
compartidos" entre los estudiantes universitarios a través de la
instrucción en la tradición judeocristiana. A diferencia de las ofertas
departamentales habituales, que se centraban en cuestiones metodológicas dentro
de una disciplina, los cursos de educación general estaban pensados para ser
interdisciplinarios, con material organizado para los estudiantes de manera
histórica (cronológica) en lugar de analítica. Los cursos obligatorios de
educación general se centraban en la ciencia, la literatura, la filosofía, la
historia y las instituciones occidentales. Por lo tanto, el plan de estudios de
pregrado se diseñó inicialmente para dividirse claramente en dos categorías,
una general y otra especializada, una que enfatizaba la historia y los valores,
y la otra que enfatizaba las metodologías libres de valores empleadas por los
académicos en los diversos campos académicos. Éste intento de equilibrio daría
lugar a una batalla en la larga guerra entre el humanismo y el positivismo. El
presidente de Harvard, James B. Conant, en su informe al comité que diseñaría
la educación general, escribió: "A menos que el proceso
educativo incluya en cada nivel de madurez algún contacto continuo con aquellos
campos en los que los juicios de valor son de importancia primordial, estará
muy lejos de alcanzar el ideal. El estudiante de secundaria,
de universidad y de posgrado debe preocuparse, al menos en parte, por las
palabras "correcto" e "incorrecto", tanto en el sentido
ético como en el matemático". El informe del comité, "La educación
general en una sociedad libre" (1945), fue conocido, por el color de su
portada, como el Libro Rojo. La solución que el comité del Libro Rojo ofreció
fue un programa de instrucción que, en palabras del historiador de la educación
Frederick Rudolph, "exigía una inmersión en la tradición y la herencia y
un cierto sentido de vinculo común lo suficientemente fuerte como para poner
bajo control el ego y la ambición desenfrenados". El programa de
reforma del Libro Rojo captó la imaginación de los educadores de todo el país.
A mediados de la década de 1950, más de la mitad de las universidades de
Estados Unidos ofrecían programas de educación general basados en los mismos
principios. En 1950 el
profesorado de Harvard estaba dividido entre aquellos que, escarmentados por su
experiencia en la Segunda Guerra Mundial y especialmente por los bombardeos de
Hiroshima y Nagasaki, veían la ciencia y la tecnología como una amenaza a los
valores occidentales e incluso a la supervivencia humana y aquellos –una
mayoría- que veían la ciencia como un liberador de la superstición y una vía
hacia el progreso. Ambas visiones
encontraron su lugar en el plan de estudios de Educación General. La facción
dominante tenía poca simpatía por la resolución del Libro Rojo de inculcar la
ética judeocristiana. Debido a la resistencia de la mayoría, muchas
recomendaciones del comité del Libro Rojo nunca se implementaron por completo.
Y aquellas recomendaciones que se incorporaron al plan de estudios fueron
rápidamente subvertidas por muchas de las personas que se esperaba que lo
enseñaran. De hecho, éstos profesores enfatizaron lo opuesto a la lección que Conant
pretendía. En lugar de inculcar valores tradicionales, trataron de socavarlos.
Pronto "No emitirás un juicio de valor" se convirtió en el mantra
para los estudiantes de primer año de Harvard, en las sesiones de debate en los
dormitorios, así como en los trabajos finales. El positivismo triunfó.
Superficialmente, el mensaje positivista parecía optimista, en cuanto a la
perfectibilidad de la ciencia y la inevitabilidad del progreso. Enseñaba que la
razón era una fuerza liberadora y la fe una mera superstición; el avance de la
ciencia produciría con el tiempo una comprensión completa de la naturaleza. Pero el positivismo también enseñaba que
todo el conocimiento no científico acumulado en el pasado, incluidas las
grandes religiones y filosofías, había sido, en el mejor de los casos, una mera
expresión de "costumbres culturales" y, en el peor, un sinsentido; la
vida no tenía propósito y la moral no tenía justificación. Por lo tanto, aunque el positivismo
predicaba el progreso, subliminalmente llevaba consigo –en total contradicción
con la intención de los redactores de Gen Ed- una implicación más inquietante:
que la razón absoluta conduce a la desesperación absoluta. Por lo tanto,
Gen Ed dio a los estudiantes universitarios en ésa época un doble golpe de
pesimismo. De los humanistas aprendieron que la ciencia amenaza a la
civilización. De los científicos aprendieron que la ciencia no se puede
detener. En conjunto, implicaban que no había esperanza. Gen Ed
habría creado en Harvard una cultura de la desesperación. Ésta cultura de la
desesperación, por supuesto, no se limitaba a Harvard: era parte de un fenómeno
más generalizado entre los intelectuales de todo el mundo occidental. Pero
existía en Harvard en una forma particularmente concentrada, y Harvard era el
lugar donde estudiaba Ted Kaczynski. Los cursos de educación
general en ciencias sociales y filosofía introdujeron rápidamente la
relatividad de la moral y la irracionalidad de la religión. Para establecer que
los estándares éticos eran meras expresiones de las costumbres culturales
occidentales, se leían las obras de antropólogos como Margaret Mead (Coming of
Age in Samoa) y Ruth Benedict (Patters of Culture). En
Humanidades 5, o "Ideas del hombre y del mundo en el pensamiento
occidental", la polémica de Sigmund Freud contra la fe religiosa, El
futuro de una ilusión, que descarta la creencia de que la vida tiene un
propósito como una mera expresión de deseos infantiles y como una confirmación
de que "el hombre es una criatura de inteligencia débil que se rige por
sus deseos instintivos". En los escritos expositivos la predicción de
Thorstein Veblen de que "mientras el proceso mecánico siga manteniendo su
lugar dominante como factor disciplinario en la cultura moderna, la vida
espiritual e intelectual de ésta era cultural deberá mantener el carácter que
el proceso mecánico le da". La lectura de Norbert Wiener advertía que a
menos que cambie la naturaleza humana, la "nueva revolución industrial…
(hace que sea) prácticamente seguro que tendremos que enfrentar una década o
más de ruina y desesperación". La de Lewis Mumford decía que el hombre
occidental ha agotado el sueño de la potencia mecánica que durante tanto tiempo
dominó su imaginación… ya no puede dejarse cautivar por ése sueño: debe
dedicarse a fines más humanos que los que ha asignado a la máquina. Ya no podemos
vivir, con las ilusiones del éxito, en un mundo entregado a mecanismos
desvitalizados, organismos desocializados y sociedades despersonalizadas: un
mundo que ha perdido el sentido de la dignidad última de la persona. En el curso de
alemán R (alemán intermedio con repaso de los fundamentos), que llevó
Kaczynski, brindaba todo un corpus de escritores pesimistas, desde Friedrich
Nietzsche (Dios ha muerto, La moral es el instinto gregario del individuo, La
idea de suicidio es una gran fuente de consuelo) hasta Oswald Spengler (Ésta técnica
de máquinas acabara con la civilización fáustica y un día quedará en
fragmentos, olvidada: nuestros ferrocarriles y barcos de vapor estarán tan
muertos como las calzadas romanas y la muralla china, nuestras ciudades
gigantes y nuestros rascacielos estarán en ruinas como las antiguas Menfis y
Babilonia). Joseph Conrad se convirtió en uno de los escritores favoritos de
Kaczynski, El agente secreto de Conrad es una sátira sobre anarquistas que
empuñan bombas y declaran la guerra a la ciencia: "Todos los
malditos profesores son radicales en el fondo. Que sepan que su gran panjadrum
también tiene que desaparecer… La manifestación debe ser contra el saber, la
ciencia… El ataque debe tener toda la espantosa insensatez de la blasfemia
gratuita… Siempre he soñado con un grupo de hombres absolutos en su resolución
de descartar todos los escrúpulos en la elección de los medios, lo
suficientemente fuertes como para darse a sí mismos francamente el nombre de
destructores, y libres de la mancha de ése pesimismo resignado que pudre el
mundo. Sin piedad por nada en la tierra, incluidos ellos mismos, y la muerte
alistada para el bien y todo al servicio de la humanidad: eso es lo que me
hubiera gustado ver". Sin duda, el clima intelectual generado por la
educación general influyó en las opiniones que Kaczynski fue desarrollando. La filosofía
de Unabomber tiene un parecido sorprendente con muchas partes del programa de
estudios de educación general de Harvard. Su mensaje anti-tecnología y su
descripción desesperanzada de las fuerzas siniestras que yacen bajo la
superficie de la civilización, su énfasis en la alienación del individuo y en
la amenaza que la ciencia representa para los valores humanos: todo ésto estaba
en las lecturas. Y éste tipo de ideas no sólo afectaron a Kaczynski: alcanzaron a toda
una generación, y más allá. La educación general tuvo más que un impacto
intelectual. Según un estudio de estudiantes de pregrado de Harvard y Radcliffe
que incluía a la clase de Kaczynski de 1962, realizado por William G. Perry
Jr., director de la Oficina de Asesoramiento de Estudios de la universidad, el
plan de estudios de pregrado tuvo un profundo impacto en las emociones, las
actitudes e incluso la salud de algunos estudiantes. Según Perry, el desarrollo
intelectual de los estudiantes de Harvard y Radcliffe abarcó típicamente una
progresión desde una visión simplista y "dualista" de la realidad a
una visión cada vez más relativista y "contingente". Los
estudiantes de primer año tienden a favorecer las soluciones simples en lugar
de las complejas y a dividir el mundo en verdad y falsedad, bien y mal, amigo y
enemigo. Sin embargo, en la mayoría de sus cursos universitarios, especialmente
en ciencias sociales y humanidades, se les enseña que la verdad es relativa. La mayoría lo acepta, pero algunos no
pueden. Reaccionan contra el relativismo aferrándose más ferozmente a una
visión absoluta del mundo. Para algunos de ésos estudiantes, en palabras de
Perry, "la ciencia y las matemáticas todavía parecen ofrecer esperanza".
Sin embargo, Perry escribió que "la regresión al dualismo" no es una
evolución feliz, ya que "requiere un enemigo". Los dualistas
en un entorno relativista tienden a verse rodeados; se vuelven cada vez más
solitarios y alienados. Ésta actitud requiere un rechazo igualmente absolutista
de cualquier "establishment" y "puede suscitar en su defensa el
odio, la proyección y la negación de todas las distinciones excepto una",
escribió Perry, "La tendencia… es hacia la paranoia". Como es
evidente en sus escritos, Kaczynski rechazó la complejidad y el relativismo que
encontró en las humanidades y las ciencias sociales. Adoptó tanto el estilo
cognitivo dualista de las matemáticas como el mensaje anti-tecnología de Gen
Ed. Y quizá lo más importante, absorbió el mensaje del positivismo, que exigía
un razonamiento neutral en cuanto a valores y predicaba que (como Kaczynski lo
expresaría más tarde en su diario) "no había justificación lógica para la
moralidad". En ésa parte me identificó, en la Universidad llevé un
currículo que oscilaba entre el control de grupos y la cultura de la
desesperación, ambas cosas son incompatibles a menos que seas un psicópata,
tuve el dilema moral y opté por rechazar el control de grupos. El relativismo
lo neutralicé con las ciencias duras, la resistencia me hizo más dogmático. El trabajo en la psicología moderna y en
la economía conductual ha observado que, en determinados ámbitos, hay
percepciones erróneas sistemáticas. Hay sesgos permanentes en las
apreciaciones. Y se ha propuesto explicar lo que determina esos sesgos y esas
percepciones erróneas: "Esas investigaciones han destacado lo mucho que afecta a nuestras
percepciones, por ejemplo, el "encuadre", el contexto en que se plantea
el análisis… Gran parte de la batalla política hoy en día se centra en el
encuadre. Los marcos sobre los que intentan centrar la atención los distintos
sectores de nuestra sociedad afectan a sus apreciaciones. Es posible manipular
los marcos y, por consiguiente, las percepciones y la conducta. Esos marcos y
esas percepciones pueden ser autorreafirmantes… Existe una segunda
proposición importante procedente de la investigación en psicología: los
individuos procesan la información acorde con sus convicciones previas de un
modo distinto a cómo procesan la información desacorde. La información que es
acorde se recuerda, se considera relevante y reafirma las convicciones. La información que es desacorde tiene
más probabilidades de ser ignorada, minimizada u olvidada. Esa distorsión se
denomina "sesgos de
confirmación". Las "ficciones sobre el equilibrio" que puedan surgir a
consecuencia de ese proceso son convicciones que se mantienen sólidamente
porque las evidencias que ve la gente –tal y como las percibe y las procesa-
son plenamente acordes con esas convicciones… Así pues, el principal objetivo de la publicidad no
es transmitir información, sino condicionar las percepciones… Las convicciones y las percepciones, estén o no basadas en la realidad, afectan a la
conducta… Pero, por muy importantes que sean las percepciones y las
convicciones a la hora de condicionar las conductas individuales, resultan aún
más importantes a la hora de condicionar la conducta colectiva, incluidas las
decisiones políticas que afectan a la economía… Existe un verdadero campo de batalla de
las ideas. Pero en su mayor parte, no presupone una batalla de ideas tal y como
la entenderían los profesores universitarios, donde se sopesan cuidadosamente
las evidencias y las teorías de ambos bandos. Es un campo de batalla de "convicciones", de "encuadre", donde no
necesariamente se intenta llegar a la verdad del asunto, sino comprender mejor
cómo se forman las percepciones de los ciudadanos corrientes e influir en
ellas… Sea cual sea la forma en que se difunden las ideas, gran parte de la batalla
se centra, como he apuntado, en la forma de encuadrarlas; y en esa batalla, las
palabras son cruciales. Las palabras que utilizamos pueden transmitir nociones
de equidad, legitimidad, sentimientos positivos; o también pueden transmitir
nociones de división, egoísmo e ilegitimidad" (Stiglitz, pp. 206, 207, 208, 220, 221). Después de
graduarse en Harvard, Kaczynski se encontró con un libro del filósofo francés
Jacques Ellul, La sociedad tecnológica (1954). Su mensaje era que la humanidad
ya no veía la tecnología como una mera herramienta, sino que ahora perseguía su
avance como un fin en sí mismo. La sociedad estaba al servicio de la tecnología, no
al revés. Los individuos eran valorados sólo en la medida en que servían a ése
fin. Su educación y la estructura de sus instituciones estaban diseñadas
únicamente con el propósito del progreso tecnológico. ¿Qué efectos había tenido
Harvard en Kaczynski? En 1998, cuando se enfrentaba a un juicio por asesinato,
Kaczynski fue examinado por Sally Johnson, una psiquiatra forense de la Oficina
de Prisiones de Estados Unidos, por orden de un tribunal. En su
evaluación, Johnson escribió que Kaczynski "ha entrelazado sus dos
sistemas de creencias, que la sociedad es mala y que debería rebelarse contra
ella, y su intensa ira hacia su familia por las injusticias percibidas".
El Unabomber fue creado cuando éstos dos sistemas de creencias convergieron. Y fue en
Harvard, sugirió Johnson, donde surgieron y se encontraron por primera vez: "Durante
sus años universitarios, fantaseaba con vivir una vida primitiva y se imaginaba
a sí mismo como "un agitador que incitaba a las multitudes a frenéticos
actos de violencia revolucionaria". Fue en Harvard donde Kaczynski se topó por primera vez
con las ideas sobre los males de la sociedad que justificarían y darían origen
a una ira que sentía desde la escuela secundaria. Fue en Harvard donde empezó a
desarrollar ésas ideas hasta convertirlas en su ideología revolucionaria
antitecnológica. Fue en Harvard donde Kaczynski empezó a tener fantasías de
venganza, empezó a soñar con escapar a la naturaleza. Y fue en Harvard, hasta
donde se puede determinar, donde se fijó en ideas dualistas del bien y del mal,
y en un estilo cognitivo matemático que lo llevó a pensar que podía encontrar
la verdad absoluta mediante la aplicación de su propia razón. ¿Nació en Harvard el
Unabomber, "el asesino en serie más intelectual que ha producido la nación",
como lo ha llamado un criminólogo? La historia de los crímenes de Kaczynski
comenzó hace más de veintidós años, pero la cadena de consecuencias que
desencadenaron aún no ha terminado. Apodado "el Unabomber" por el FBI
porque sus primeras víctimas estaban relacionadas con universidades o líneas
aéreas, Kaczynski llevó a cabo una campaña de terrorismo cada vez más letal que
comenzó el 26 de mayo de 1978, cuando su primera bomba hirió levemente a un
oficial de seguridad pública de la Universidad Northwestern, Terry Marker, y
terminó el 24 de abril de 1995, cuando una bomba que había enviado por correo
mató al presidente de la Asociación Forestal de California, Gilbert Murray. Sin
embargo, hasta 1993 Kaczynski permaneció en silencio y sus intenciones fueron
completamente desconocidas. En 1995 sus explosivos habían dado un salto en
sofisticación; ése año, de repente, se volvió locuaz y escribió cartas a
periódicos, revistas, objetivos y una víctima. Dos años después, The Washington
Post, en colaboración con The New York Times, publicó copias del ensayo de
35.000 palabras que Kaczynski tituló La sociedad industrial y su futuro, y que
la prensa llamó El Manifiesto. Su hermano David reconoció que El Manifiesto
era obra de Kaczynski y lo entregó al FBI, que lo arrestó en su cabaña de
Montana el 3 de abril de 1996. Más tarde en ése año, Kaczynski fue deportado a
California para ser juzgado por, entre otros delitos, dos asesinatos cometidos
en ése estado por el Unabomber. El 8 de enero de 1998, tras no haber logrado
disuadir a sus abogados de su intención de presentar una defensa basada en la
demencia y tras no haber logrado persuadir al juez que presidía el tribunal,
Garlan E. Burrel Jr., para que le permitiera elegir un nuevo abogado, Kaczynski
pidió permiso al tribunal para representarse a sí mismo. En respuesta,
Burrel ordenó a Sally Johnson que examinara a Kaczynski para determinar si era
competente para dirigir su propia defensa. Johnson ofreció un diagnóstico
"provisional" de esquizofrenia paranoide, pero concluyó que, no
obstante, Kaczynski era competente para representarse a sí mismo. Burrell se
negó a permitírselo. Ante la perspectiva de un juicio humillante en el que sus
abogados lo presentarían como un loco y su filosofía como los delirios de un
loco, Kaczynski capituló: a cambio de que el gobierno aceptara no pedir la pena
de muerte, se declaró culpable de trece delitos federales relacionados con
atentados con bombas que mataron a tres hombres e hirieron gravemente a otros
dos, y reconoció su responsabilidad en dieciséis atentados con bombas entre
1978 y 1995. El 4 de mayo de 1998, fue condenado a cadena perpetua sin
posibilidad de libertad condicional. Lo que impulsó éstos acontecimientos,
desde la primera bomba hasta el acuerdo de culpabilidad, fue el fuerte deseo de
Kaczynski de que sus ideas se tomaran en serio. "La Revolución industrial
y sus consecuencias", comienza el manifiesto de Kaczynski, "han sido
un desastre para la raza humana". Han conducido, sostiene, al crecimiento
de un sistema tecnológico dependiente de un orden social, económico y político
que suprime la libertad individual y destruye la naturaleza. "El
sistema no existe ni puede existir para satisfacer las necesidades humanas. En
cambio, es el comportamiento humano el que tiene que modificarse para adaptarse
a las necesidades del sistema". Al obligar a las personas a adaptarse a
las máquinas en lugar de a la inversa, afirma el Manifiesto, la tecnología crea
una sociedad enferma y hostil al potencial humano. Como la tecnología exige
un cambio constante, destruye las comunidades locales a escala humana. Como
requiere un alto grado de organización social y económico, fomenta el
crecimiento de ciudades abarrotadas e inhabitables y de megaestados
indiferentes a las necesidades de los ciudadanos: "El nombre
Unabomber procedía de la asociación de las letras iniciales de sus primeras
víctimas, las universidades y las líneas aéreas: "Un" (universities) "a" (airlines) y la palabra "bomber". Lo cierto es que el asesino quería
asegurarse de que la policía reconociera sus artefactos, así que en todas las
ocasiones las bombas llevaban escritas en una de sus partes metálicas las
iniciales FC. En una de sus cartas dijo que ésas letras significaban Club de la
Libertad (Freedom Club). Unabomber
colocaba las bombas en el lugar de la explosión, o bien las enviaba por correo,
pero después de 1987 ya todas fueron enviadas
por correo. Iban generalmente envueltas en papel marrón, con muchos sellos, y diseñadas
para explotar en la cara del destinatario. Sin embargo, en dos incidentes
diferentes –separados por cinco años entre sí- el asesino empleó otro sistema:
dentro del paquete, pero fuera de la caja, situó una hoja escrita a máquina
para convencer al destinatario de que abriera la caja, momento en que la bomba
explotaba. Éstas dos excepciones fueron muy importantes, porque resultaron ser
las primeras muestras de la escritura y, por extensión, de la psicología del
criminal. Por ejemplo, la segunda de ellas, enviada a un profesor de la
Universidad de Michigan en 1985, decía que se trataba de "una
versión inicial de mi tesis doctoral sobre historia de la ciencia". La
explosión hirió gravemente a la secretaria del profesor. Ésas cartas pasaron a
ser conocidas por el equipo de investigación como "cartas
trampa", pero los investigadores iban a tener que esperar otros ocho años para
disponer de más textos escritos de Unabomber. Las primeras
víctimas de Unabomber fueron profesores de universidad y ejecutivos de líneas
aéreas, pero a mediados de 1980 el rango de objetivos se amplió, y también
fueron destinatarios de las bombas gente tan dispar como un publicista, un
empleado de una tienda de informática, un genetista o diversos tipos de
investigadores. Después de un
hiato de siete años (entre 1987 y 1993), Unabomber empezó a enviar
bombas otra vez. Al principio se pensó
que podía estar muerto o gravemente enfermo, o quizá preso por otros delitos,
pero más tarde se supo que se asustó en 1987 y temió ser capturado (hubo un
retrato robot a partir de la descripción de un testigo). En su regreso homicida
un profesor de la Universidad de Yale perdió una mano al abrir el paquete. De
pronto Unabomber empezó a escribir cartas en las que explicaba su
ideología. Sus primeras tres cartas fueron remitidas al periódico más
influyente de Estados Unidos, el New York Times (NYT). Ése mismo
año el Departamento de Justicia creó el Grupo Especial de Investigación del caso Unabomber (Unabomber Task Force), liderado por el FBI, con sede en San
Francisco" (Garrido, pp.
162, 163).
Nana Kic © |
La corriente académica.
¸¸¸¸¸
El Manifiesto sostiene que ésta evolución hacia una
civilización cada vez más dominada por la tecnología y la estructura de poder
que le sirve no puede revertirse por sí sola, porque "la tecnología es una
fuerza social más poderosa que la aspiración a la libertad" y porque
"mientras que el progreso tecnológico en su conjunto reduce continuamente
nuestra esfera de libertad, cada nuevo avance técnico es considerado por sí
mismo deseable". Por lo tanto, la ciencia y la tecnología constituyen
"un movimiento de poder de masas, y muchos científicos satisfacen su
necesidad de poder identificándose con éste movimiento de masas". Por lo tanto,
"los tecnófilos nos están llevando a todos en un viaje totalmente
temerario hacia lo desconocido". Nuestra sociedad tiende a considerar como
una enfermedad cualquier modo de pensamiento o comportamiento que resulte inconveniente
para el sistema, y ésto es plausible porque cuando un individuo no encaja en el
sistema, le causa dolor a él mismo y problemas al sistema. Así, la
manipulación de un individuo para adaptarlo al sistema se considera una cura
para una enfermedad y, por lo tanto, algo bueno. Ésta exigencia, continúa el Manifiesto,
ha dado lugar a una infraestructura social dedicada a modificar la conducta. Ésta infraestructura
incluye una serie de agencias gubernamentales con poderes policiales cada vez
mayores, un sistema regulador fuera de control que alienta la multiplicación
ilimitada de leyes, un sistema educativo que enfatiza el conformismo, cadenas
de televisión omnipresentes cuyo contenido es esencialmente una forma
electrónica de Valium, y un sistema médico y psicológico que promueve el uso
indiscriminado de drogas que alteran la mente. Como el sistema amenaza la
supervivencia de la humanidad y no puede ser reformado, argumentó Kaczynski,
debe ser destruido. De hecho, el sistema probablemente se derrumbará por sí
solo, cuando el peso del sufrimiento humano que crea se vuelva insoportable.
Pero cuanto más persista, más devastador será el colapso final. Por lo tanto,
los "revolucionarios" como Unabomber "al acelerar el inicio del
colapso estarán reduciendo la extensión del desastre". "No nos hacemos ilusiones sobre la
viabilidad de crear una nueva forma ideal de sociedad", escribió
Kaczynski. "Nuestro objetivo es sólo destruir la forma existente de
sociedad". Pero éste movimiento tiene un objetivo más amplio: proteger la
"naturaleza salvaje", que es lo opuesto a la tecnología. Es cierto
que "eliminar la sociedad industrial" puede tener algunas
"consecuencias negativas", pero "bueno, no se puede comer el
pastel y tenerlo todo también". En 1995, muchas personas
reflexivas acogieron el manifiesto del Unabomber como una obra de un genio, o
al menos profunda, y como algo bastante sensato. En The New York Times, el
escritor ambiental Kirkpatrick Sale escribió que el Unabomber "es un
hombre racional y sus creencias principales son, si bien no muy comunes,
totalmente razonables". En The Nation, Sale declaró
que la primera frase del manifiesto "es absolutamente crucial para que el
público estadounidense la comprenda y debería estar en la primera línea de la
agenda política de la nación". El escritor científico Robert Wright
observó en la revista TIME: "Hay un poco del Unabomber en la mayoría de
nosotros". Un ensayo de Cynthia Ozick en The New Yorker describió al Unabomber como
el "propio Raskolnikov de Estados Unidos: el asesino atractivo, aterrador
y perturbadoramente visionario de Crimen y castigo, la obra maestra de
Dostoyevsky de 1866". Ozick llamó al Unabomber un "criminal filosófico
de inteligencia excepcional y propósito humanitario, que se ve impulsado a
cometer asesinatos por un idealismo intransigente". Los sitios
dedicados al Unabomber se multiplicaron en Internet: el Club de la Libertad de
la Iglesia de la Eutanasia; Unapack, el Comité de Acción Política Unabomber;
alt.fan.unabomber; La Iglesia Unabomber de Chuck; redacted.com; MetroActive y
Rest Stop de Steve Hau. La Universidad de Colorado organizó un papel titulado
"El Unabomber tenía razón". Sin embargo, en 1997, cuando se inició
el juicio de Kaczynski, la opinión había cambiado. Aunque los psiquiatras de la
acusación seguían citando el Manifiesto como prueba de la cordura de Kaczynski,
los expertos de la defensa y muchos en los medios de comunicación lo veían
ahora como un síntoma y un producto de una enfermedad mental grave. El
documento, sostenían, revelaba una mente paranoica. Durante el juicio, la prensa citó con
frecuencia a expertos legales que atestiguaron la locura de Kaczynski. Gerald
Lefcourt, entonces presidente de la Asociación Nacional de Abogados de Defensa
Penal, dijo que el acusado estaba "obviamente perturbado". Donald Heller,
un ex fiscal federal, dijo: "Éste tipo no está jugando con todas las
cartas". La escritora Maggie Scarf sugirió en The New Republic que
Kaczynski sufría de un "trastorno narcisista de la personalidad".
Michael Mello, profesor de la Facultad de Derecho de Vermont, es el autor de The United
States of America vs Theodore John Kaczynski. Él y William Finnegan,
escritor de The New Yorker, han sugerido que el hermano de Kaczynski, David, su madre, Wanda, y su
abogado, Tony Bisceglie, junto con los abogados defensores de Kaczynski,
persuadieron a muchos en los medios de comunicación para que presentaran a
Kaczynski como un esquizofrénico paranoide. Hasta cierto punto ésto es cierto. Ansiosos por
salvar a Kaczynski de la ejecución, David y Wanda dieron una sucesión de
entrevistas desde 1996 en adelante a The Washington Post, The New York Times y
Sixty Minutes, entre otros medios, en las que intentaron retratar a Kaczynski
como un perturbado mental y patológicamente antisocial desde la infancia. Mientras
tanto, en contra de sus deseos y sin su consentimiento, insiste Kaczynski, sus
abogados iniciaron una defensa de la salud mental para su cliente. Una experta en psicología de la defensa,
Karen Bronk Froming, concluyó que Kaczynski mostraba una "predisposición
de la esquizofrenia". Otro, David Vernon Foster, vio un "cuadro claro
y consistente de esquizofrenia, de tipo paranoide". Otro, Xavier F.
Amador, describió a Kaczynski como "típico de los cientos de pacientes con
esquizofrenia".
¿Cómo llegaron los expertos a sus conclusiones? Aunque las pruebas objetivas
por sí solas sugieren a Froming que las respuestas de Kaczysnki eran
"consistentes con" con la esquizofrenia, le dijo a Finnegan que
fueron los escritos de Kaczynski, en particular sus opiniones
"anti-tecnología", los que cimentaron ésta conclusión para ella. Foster, que se
reunió con Kaczynski algunas veces pero nunca lo examinó formalmente, citó sus
"temas delirantes" como evidencia de enfermedad. Amador, que nunca
conoció a Kaczynski en absoluto, basó su juicio en las "creencias
delirantes" que detectó en los escritos de Kaczynski. Y el diagnóstico
provisional de Sally Johnson –que Kaczynski sufría de esquizofrenia de tipo
"paranoide" –se basaba en gran medida en su convicción de que
albergaba "creencias delirantes" sobre las amenazas que planteaba la
tecnología. Los expertos también encontraron pruebas de la locura de Kaczynski
en su negativa a aceptar sus diagnósticos o a ayudarlos a alcanzarlos. La mayoría de
las denuncias de enfermedad mental se basaban en los diagnósticos de expertos
cuyos juicios, por tanto, se derivaban en gran medida de sus opiniones sobre la
filosofía de Kaczynski y sus hábitos personales (era un recluso, un hombre de
aspecto salvaje, un ama de casa desaliñada, célibe) y de su negativa a admitir
que estaba enfermo. Así, Froming citó la "falta de conciencia de su enfermedad"
de Kaczynski como una indicación de enfermedad. Foster se quejó de la
"falta de cooperación plena con la evaluación psiquiátrica basada en
síntomas" del acusado. Amador dijo que el acusado sufría "graves
déficits en la conciencia de la enfermedad". Pero Kaczynski no era más desaliñado que
muchas otras personas de nuestra calle. Su cabaña no estaba más desordenada que
las oficinas de muchos profesores universitarios. Las zonas salvajes de Montana
están llenas de escapistas como Kaczynski. El celibato y la misantropía no son
enfermedades. Kaczynski tampoco era realmente un recluso, no era el solitario
extremo que se ha dicho que era. Y sin duda la negativa a admitir que uno está
loco o cooperar con personas a las que se les paga para que declaren que uno
está loco no puede tomarse en serio como prueba de locura. ¿Por qué los medios de
comunicación y el público estaban tan dispuestos a tachar a Kaczynski de loco?
Kaczynski llevaba un diario voluminoso y en una entrada, aparentemente anterior
al atentado, se anticipó a ésta pregunta: "Tengo intención de empezar a
matar gente. Si lo logro, es posible que, cuando me atrapen (¡no vivo, espero
fervientemente!), haya alguna especulación en los medios de comunicación sobre
mis motivos para matar… Si se produce alguna especulación, es probable que me
presenten como un enfermo y me atribuyan motivos sórdidos o de tipo
"enfermo". Por supuesto, el término "enfermo" en un contexto así
representa un juicio de valor… los medios de comunicación pueden tener algo que
decir sobre mí cuando me maten o me atrapen. Y es probable que intenten
analizar mi psicología y me retraten como "enfermo". Éste poderoso
sesgo debe tenerse (en cuenta) al leer cualquier intento de analizar mi
psicología". Michael Mello sugiere que el público quería ver a Kaczynski
como un loco porque sus ideas son demasiado extremas para que podamos
contemplarlas sin sentirnos incómodos. Desafía nuestras creencias más
preciadas: "El Manifiesto
desafía las suposiciones básicas de prácticamente todos los grupos de interés
que estuvieron involucrados en el caso: los abogados, los expertos en salud
mental, la prensa y la política, tanto de izquierda como de derecha… El equipo
de defensa de Kaczynski convenció a los medios y al público de que Kaczynski
estaba loco, incluso en ausencia de evidencia creíble… (porque) necesitábamos
creerlo… Decidieron que
Unabomber estaba mentalmente enfermo y que sus ideas eran locas. Luego se
olvidaron del hombre y sus ideas y crearon una historia curativa". Mello sólo tiene razón a medias. Es cierto que
muchos creían que Kaczynski estaba loco porque necesitaban creerlo, pero lo
verdaderamente inquietante de Kaczynski y sus ideas no es que sean tan extrañas,
sino que nos resulten tan familiares. El Manifiesto no es obra de
un genio ni de un maniaco. Salvo su llamamiento a la violencia, las ideas que
expresa son perfectamente corrientes y nada originales, compartidas por muchos
estadounidenses. Su pesimismo sobre el rumbo de la civilización y su rechazo
del mundo moderno son compartidos especialmente por los más instruidos del país. El
Manifiesto es, en otras palabras, un cliché académico y popular. Y si unos
conceptos que muchos de nosotros aceptamos irreflexivamente pueden llevar a una
persona a cometer asesinatos en serie, ¿qué dice eso de nosotros? Tenemos que
ver a Kaczynski como un ser excepcional (un loco o un genio), porque la
alternativa es mucho más aterradora. En resumen, sus ideas no eran expresión de
una enfermedad mental, sino de una corriente académica dominante. Pero Kaczynski
tenía desajustes, a sus 54 años era célibe. Pero cuando se convirtió en un
preso famoso cautivó la atención de decenas de mujeres que le enviaban cartas
de amor. A finales de 1999 Joy Richards obtuvo un permiso para visitarlo y se
enamoraron. Kaczynski se comprometió con su primera y única novia, en una visita ella
empezó a toser sangre, fue diagnosticada con cáncer de pulmón y falleció en
2006. Kaczynski fue diagnosticado con cáncer de recto en marzo de 2021, rechazó
la quimioterapia en marzo de 2023, y en junio de 2023 se suicidó en la celda de
aislamiento del Centro Médico Federal: "En junio de 1995
se recibió en el NYT lo que a partir de ése momento iba a conocerse como el "Manifiesto". A mediados de
1995 el FBI disponía de catorce documentos pertenecientes a Unabomber. El primero
estaba fechado en 1980, y era una de las denominadas "carta-trampa". El número
catorce era el Manifiesto recibido por el NYT titulado: "Una sociedad industrial y su
futuro". La tesis del
Manifiesto se encontraba muy al comienzo del mismo: "La revolución
industrial y sus consecuencias han sido un desastre para la raza humana". El resto del
documento abundaba en ése análisis, así como en las medidas que habría que
tomar para enfrentarse a ése peligro. Los otros doce documentos procedían de la
otra "carta-trampa", y de cartas de contenido ideológico y de extorsión. Las de contenido
ideológico reflejaban su ideología básica, a saber, que la tecnología era un
peligro para la humanidad, y que la única solución era la vuelta a una sociedad
agraria, donde la gente viviera en grupos de no más de treinta o cuarenta
personas… ¿Qué obtuvo Fitzgerald del análisis del documento? El estilo era
áspero y carente de todo humor. Los resultados principales fueron: Unabomber
tenía un gran dominio del lenguaje, prácticamente no cometía errores al
escribir. El formato era propio de una tesis académica. Cada párrafo estaba
numerado (232 en total), y había notas a pie de página y referencias
bibliográficas al final del capítulo. A pesar del odio mostrado
contra las empresas tecnológicas, sólo se mencionaba la Sylvan Learning Center,
una empresa de poca relevancia. Sorprendía que no hiciera referencias a grandes
empresas como General Motors, IBM o Microsoft. En el Manifiesto subrayó algunas palabras y
frases, lo que sin duda revelaba que eran importantes para él. Algunas de las
palabras y frases más distintivas del escrito eran "quimérico",
"correligionario", "anomia", "vacuidad
de la clase media" y, sobre todo, "lógico de cabeza fría", expresión que luego tendría marcado
interés. El análisis de contenido mostró la frecuencia elevada
de determinadas palabras, como "sociedad" (254 veces), "poder"
(234), "tecnología" (198) y "libertad" y/o "autonomía"
(125). Otro elemento
importante del análisis lingüístico es averiguar los libros que se supone que
inspiran al autor del texto examinado. Unabomber citaba cinco obras, entre las que se hallaban varios números de
Scientific American y cuatro libros que a nosotros poco nos dicen pero cuyo
contenido era filosófico o sociológico, como El creyente auténtico, o Violencia
en América: Perspectivas históricas y comparativas. El Grupo Especial aprendió que las ideas de Unabomber no eran muy
originales, sino que muchas de ellas procedían de un libro de 1964 escrito por
Jacques Ellul titulado La sociedad
tecnológica, así como de la
doctrina de una secta conocida como Los Luditas, que se oponían a la Revolución
industrial de principios del siglo XIX en Inglaterra" (Garrido, pp. 164, 166,
167). ¿Pero los desajustes de Ted Kaczysnki son propios de un enfermo mental o
de los filósofos? El mismo Unabomber en su Manifiesto menciona que la sociedad
tecnológica disminuye la libertad personal y la autonomía: la pérdida del
control de la vida laboral se llena con actividades sustitutas que, si bien
cumplen la función de entretener, no satisfacen el proceso de poder. Una de las
actividades sustitutas por excelencia es el recogimiento intelectual: "Pero
incluso si la mayoría de la gente en la sociedad industrial-tecnológica
estuviera bien satisfecha, nosotros (Freedom Club, FC)
seguiríamos oponiéndonos a ésa forma de sociedad, porque (entre otras razones)
consideramos degradante satisfacer la propia necesidad del proceso de poder a
través de actividades sustitutas o a través de la identificación con una
organización, más que a través de la búsqueda de objetivos reales". En
resumen, para el Unabomber las actividades sustitutas (el trabajo científico,
los logros deportivos, el trabajo humanitario, la creación artística y
literaria, el ascenso en la escala corporativa, el activismo social impersonal,
la adquisición de dinero y bienes materiales más allá de la satisfacción) o la
pertenencia a organizaciones son una forma de alienación del proceso de poder.
Kaczynski era un intelectual alienado hasta que decidió ser el Unabomber y
pasar a la acción… Existe una
tendencia entre famosos filósofos que no tuvieron pareja ni hijos, como si la
vida familiar fuera contraproducente con la vida filosófica. En éste apartado
nos ayuda la filosofía de la ciencia. En la historia cultural de Occidente
anterior al siglo XVII predominó una determinada idea de ciencia, heredada en
gran parte del pensamiento griego y, en parte, reelaborada por los medievales.
La ciencia (episteme) se consideraba un saber seguro, apoyado en demostraciones
y ordenado en sus conocimientos, contrapuesto a la simple opinión (doxa). La filosofía
se consideraba como la síntesis y el ordenamiento de la episteme. En la Edad
Media, la teología fue la "reina de las ciencias" y la misma
filosofía era una ancilla theologiae.
En Grecia Platón no tuvo esposa, pero la sociedad griega brindaba a los
filósofos la compañía de las hetairas, mujeres de gran belleza y cultura. La soltería
intelectual se acentúa en la Antigüedad tardía, la Edad Media y el
Renacimiento, donde la mayoría de los filósofos eran también sacerdotes o
doctores de la Iglesia –Santo Tomás de Aquino y San Agustín de Hipona-, con
algunas excepciones que antes de entrar al clero pertenecían a sectas
orgiásticas –San Agustín de Hipona, ex miembro de los maniqueos-. El neoplatónico Plotino de
Alejandría no tuvo acceso a las hetairas, llevando al extremo su rechazo a lo
material como muestra de su integridad espiritual–el cristianismo es un
neoplatonismo-, al grado de negarse a ser retratado por la vergüenza de su forma
mortal. El siglo XVII ya puede ser considerado un punto de inflexión en la
historia del pensamiento, y las ideas que significó, un declive del
antropocentrismo, el antropomorfismo y la teología (Barnes, 1987). Se rechaza la
cosmología teológica y centrada en el hombre de Aristóteles y aparece una
visión del mundo fundamentalmente impersonal y mecánica. La base de la
Revolución industrial, la sociedad tecnológica y el control del comportamiento
de las poblaciones. La experiencia como fuente de conocimiento adquiere un
énfasis mayor. Francis Bacon y Galileo Galilei son
generadores de un nuevo método, distinto del filosófico, que une el experimento
empírico al cálculo matemático. El postulado de que el mundo estaba
matemáticamente organizado fue la base de toda la ciencia y la filosofía del
siglo XVII, pero en realidad ésta postura es un renacimiento pitagórico y
platónico despojado del neoplatonismo teológico cristiano. René Descartes es uno los
fundadores de la epistemología moderna, que desplaza la realidad como
fundamento del conocimiento por la razón. A partir del siglo XVII y
hasta la figura de Kant, los filósofos europeos se inscriben en dos grandes
corrientes: el racionalismo, que defiende que el criterio de verdad no es
sensorial, sino intelectual y deductivo; el empirismo, que defiende la
comprobación minuciosa de los hechos naturales mediante la observación. La
etapa crítica de la filosofía, centrada en Kant y Descartes, deja paso después
a la filosofía idealista romántica, de autores alemanes como Fichte, Schelling
y Hegel. En los siglos XVII y XVIII tenemos un ilustre Club de solteros: Hobbes,
Locke, Hume, Adam Smith, Descartes, Spinoza, Leibniz, Kant y Bentham. El obispo de
Berkeley se casó al final de su vida pero no tuvo hijos. Rousseau se casó y
tuvo hijos pero los abandonó. John Stuart Mill se casó tarde y no tuvo hijos.
Schopenhauer (el gran pesimista), Kierkegaard (quien renunció a su amor a una
mujer por su amor a Dios y a la filosofía, en una especie de martirio),
Nietzsche, Sartre y Wittgenstein, todos los cuales nunca se casaron ni tuvieron
hijos. Nietzsche forma parte del Club de
los hombres que nunca tuvieron novia, y no porque no quisiera, estaba
interesado en Cósima Wagner, Lou-Andreas Salomé y su hermana Elizabeth. Todos
los hombres hemos sido rechazados alguna vez porque ése es el costo de tomar la
iniciativa, pero existen hombres que nunca fueron aceptados. Además, debemos tomar en cuenta que no es lo mismo la soledad que la
desolación. La alienación de la vida moderna hace que mucha gente se sienta
sola e incomprendida, y busque la soledad de forma voluntaria. Es un hecho que, si manejas lenguajes especializados y tienes
preocupaciones poco comunes, tus opciones se reducen. Especialmente si ésas
preocupaciones teóricas son insoportables para la vida en sociedad: "Pensar, pues, es acarrear
la angustia de la pregunta ¿quién soy ahora que no creo en lo que creía? Y es
romper la tradición originando un nuevo sentido, lo que lleva a asumir el peso
de la soledad. Todo pensador piensa desde su soledad (aunque siempre busque
dirigirse al otro para que lo confirme), al punto que puede decirse que quien
no puede soportar su soledad no puede abrirse a la aventura de pensar. Pero ¿de
qué soledad se habla al decir que cuando se piensa se está solo? En todo caso
no es de aquella de la que se queja una buena parte de la gente en los tiempos
que corren. La
actual sociedad no deja de ser paradójica en éste tema: de un lado concentra de
manera multitudinaria a las personas, al punto que prácticamente no hay lugar
ni tiempo donde alguien no esté en presencia de otros, pero de otro lado la
queja más reiterada que se oye es la de la soledad, de tal manera que se puede
decir que nuestra sociedad bien podría caracterizarse por ser la de solitarios
que viven en muchedumbre. Sin embargo, precisemos: de una
parte quiere decir estar "solo" en el sentido de abandonado, de otra significa "estar a solas", en el sentido de recogerse en sí.
Ahora, decir soledad sea como abandono o como recogimiento es aludir a una
dimensión de la vida de una importancia más o menos constante a lo largo de
toda la historia occidental: la de ser individuo. La soledad se experimenta
siempre en el orden individual y ante ella, sea entendida como desamparo o como
un volcarse en sí, la modernidad ha promovido dos formas de individualización:
la del individuo personal, con una identidad centrada en la realización de su
singularidad y en la capacidad de pensar por sí mismo, y la del individuo
masificado y cuya identidad gira en torno al consumo y a los ideales enajenantes
de la masa. La soledad esencial del hombre se
puede vivir de forma voluntaria, como recogimiento, deparando así las
condiciones para pensar y para la formación de una identidad como
individuo-personal o de forma involuntaria, como abandono, propiciando una
salida a la enajenación y la constitución de una identidad como individuo-masa. La primera forma de soledad se puede llamar positiva, porque permite
avanzar en una exploración enriquecedora para el sujeto; la segunda se puede
llamar negativa, porque lo único que le acarrea al sujeto es una inútil y angustiante
experiencia de descomunización. La
soledad como desocialización se puede expresar a través de una quiebra del
valor de la amistad o como la exaltación de un individualismo a ultranza (cosa
por completo opuesta a la personalización) y puede ser promovida en nuestra
época por una tecnología (televisión, auto, teléfono, computador) que se
presenta como remedio contra ella cuando en realidad sólo promueve su forma
negativa: la del ser humano abandonado y sin comunicación efectiva y auténtica
con los demás" (González, pp.
147, 148).
Nana Kic © |
Autor del texto: Armando Ossorio ©
※ XPOFERENS
※
"La historia nunca se
escribe por aquellos que han perdido,
Los derrotados deben dar
testimonio de nuestra pérdida de memoria colectiva.
Con cada generación llega
otro lapso de memoria,
Mira las demostraciones del
fracaso en aprender de nuestro pasado.
Vivimos en el tiempo de los
sueños, nada parece durar,
¿Puedes realmente planificar
un futuro cuando ya no tienes un pasado?
Nana Kic © |
Si estamos sujetos a mentes
empíricas,
Me pregunto qué hay más allá
de los confines de nuestra memoria.
Si la memoria es lo
verdadero, la suma de lo que somos,
Puede que tus hijos sepan la
verdad, y resplandezcan como la estrella más brillante.
Memorias caen de los árboles
Memorias igual que hojas
otoñales.
Memorias, ayúdenme a
entender
Memorias, libérenme.
Todo mi amor y todos mis
besos.
Dulce Mnemosine".
Amnesia (2012).
Dead Can Dance.
"Non nobis
Domine, non nobis, sed nomini tuo da gloriam".
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